Cap - Libro-Dinámica de La Equidad (Págs. 365-380) - Páginas-365-380
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Resumen
La clásica teoría de la equidad, propuesta por Stacey Adams, es frecuentemente considerada como uno de los
enfoques más fructíferos e interesantes para explicar la motivación de las personas en las organizaciones. Empleando
este enfoque, se abordará el estudio de la equidad desde una perspectiva dinámica. Se recurrirá a la simulación con
ordenador de los comportamientos de un conjunto de agentes inmersos en la búsqueda de la justicia. El modelo
supondrá que el comportamiento de los agentes se verá influenciado por la fuerza de la motivación y la tensión
ocasionada por la inequidad y que éstos buscarán restablecer la equidad con procesos iterados. Finalmente, se
discutirá la influencia de fenómenos como la existencia de ruido, modelizado mediante números borrosos, en la
equidad percibida por los distintos agentes.
Palabras clave: Teoría de la equidad, Modelo dinámico, Procesos iterados, Simulación, Números
borrosos, Ruido.
Abstract
The classical Equity Theory, proposed by Stacey Adams, is often considered as one of the most fruitful
and interesting points of view to explain human motivation within organizations. Employing this
approach, we study equity through a dynamic perspective. We used computer simulations of the
behaviour of a group of agents involved in looking for fairness. The model supposes that the agents’
behaviour is influenced by the strength of the motivation and the stress caused by inequity, and that they
will try to reestablish equity by iterated processes. Finally, we discuss the influence of phenomenon such
as the existence of noise, modelled by fuzzy numbers, in the equity perceived by each agent.
Keywords: Equity theory, dynamic model, iterated processes, simulation, fuzzy numbers, noise.
1. Introducción
El estudio de la equidad y la justicia tienen un gran interés práctico. Cualquier persona
desea sistemas más justos y equitativos, aunque los estudiosos, entre los que se
encuentran filósofos y economistas, no coincidan ni sobre la forma concreta de alcanzar
este objetivo, ni probablemente sobre otros muchos asuntos aparentemente técnicos
como, por ejemplo, la forma de valorar la equidad de un sistema social. Sin embargo, la
falta de justicia de muchos sistemas organizativos parece indiscutible y este hecho
justificará los esfuerzos adicionales que se realicen en este campo de estudio. Es
interesante adquirir una mejor comprensión sobre la equidad, ya sea para promover la
justicia social o, más modestamente, para reducir las desventajas económicas que
genera el malestar de inequidad (Adams, 1963a).
Históricamente han existido corrientes de pensamiento enfrentadas a la hora de sugerir
cómo se deben repartir los recursos en la sociedad. Algunas han defendido que las
personas deben aportar en función de sus capacidades y recibir en función de sus
necesidades. Otras suponen que las personas han de recibir recursos en función de sus
aportaciones. El problema del reparto de recursos es un asunto de capital importancia
que supera con creces la miope visión de permitir repartos con el único criterio de
“optimalidad de Pareto” (Rawls, 1994; Sen, 1976, 1989).
De la gran variedad de asuntos relativos a la equidad que se pueden abordar, nos vamos
a ocupar de un aspecto muy concreto de la equidad, relacionado con la justicia
distributiva. Para esto retomaremos la teoría de la equidad de Stacey Adams (1963a,
1963b, 1965). Se puede considerar una de las teorías de intercambio más explícitas y
rigurosas (Mowday, 1983) y que recibe un impresionante respaldo de la investigación si
bien no carece de problemas (Robbins, 1994). Desde nuestro punto de vista se trata de
una interesante visión de la justicia distributiva que analiza la equidad de un reparto de
una forma muy precisa, simple y susceptible de análisis económico en términos de
eficiencia.
El objetivo este trabajo es estudiar la dinámica de la equidad percibida según el
planteamiento de Stacey Adams mediante simulación por ordenador. En el primer
epígrafe se describirá brevemente la teoría de la equidad. Posteriormente, se perfilará el
modelo que se empleará para simular la búsqueda de la equidad. Finalmente, se
mostrarán los resultados y se enunciarán las principales conclusiones.
2
2. Teoría de la equidad de Adams
Desde el punto de vista de la teoría de la organización, la teoría de la equidad se
considera una teoría de motivación humana en las organizaciones, si bien ha sido
aplicada a asuntos tan diversos como la equidad en las relaciones de intercambio entre
comprador y vendedor (Huppertz; Arenson y Evans, 1978) o el análisis de los dilemas
sociales desde la perspectiva de teoría de juegos (Joireman, Kuhlman y Okuda, 1994).
Supone que la persona percibe la equidad comparando el conjunto de sus aportaciones -
entradas, como esfuerzos, capacidades, etc.- al puesto de trabajo con el conjunto de
resultados que la organización proporciona -salidas: sueldo, estatus, autorrealización,
etc.- y que se reciben por el trabajo realizado. Posteriormente, la persona realizará la
comparación de la relación entre los resultados y aportaciones propias, con la relación
entre los resultados y aportaciones del “otro” (Adams, 1963), que desde ahora
denominaremos referente. Éste será la persona, grupo, institución, sistema, etc. que es
elegida por la persona para realizar la comparación.
La teoría de la equidad presupone la existencia de tres situaciones claramente
diferenciadas. Dos de inequidad o injusticia relativa y una de equidad o equilibrio. Se
presentará esta última siempre que:
Op OR
≅
Ip IR
Op OR
>
Ip IR
3
Op OR
<
Ip IR
Naturalmente, la valoración de cada una de estas variables lleva implícito cierto grado
de subjetividad, de tal manera que podemos hablar de outputs e inputs percibidos y,
consecuentemente, de equidad percibida por la persona.
Esta subjetividad podría modelarse mediante la consideración de un grado de
incertidumbre en el conocimiento del cociente O/I. Tal circunstancia podría ser
introducida en el modelo representando ambos cocientes (el del sujeto y el del referente)
como números borrosos, de tal forma que la comparación sería una comparación
borrosa. En realidad, si la descripción borrosa se mantiene razonablemente sencilla, la
operatoria resultante no introduce una gran complicación extra en el modelo.
Las ratios se pueden considerar indicadores de eficiencia que, como en cualquier
eficiencia, relacionan las salidas y las entradas de un sistema. En el espacio de inputs y
outputs de la figura 1 cada par de entradas y salidas de la persona dará lugar a una
posición valorable en términos de equidad respecto del par correspondiente al referente.
A cada ratio le corresponderá un ángulo, de tal manera que en las situaciones de equidad
los ángulos de la persona y del referente serán idénticos a efectos prácticos, es
decir, α p ≅ α R y, aunque no sean exactamente iguales, la persona los considerará
O ( I R , OR )
αR
(I p , Op )
αp
4
Desde la perspectiva de la teoría de la equidad, el agente que sufre tanto
sobregratificación como subgratificación busca restablecer la situación de equilibrio,
iniciando las acciones oportunas para equilibrar las pendientes de las rectas.
Un esquema tan minimalista como el que se ha presentado -que renuncia a los
problemas de las valoraciones de los outputs e inputs y de la selección de referentes-,
permitirá abordar el estudio de la dinámica de los comportamientos, que buscan
restablecer la equidad, de la forma más concisa y simple.
3. Modelo
Como se ha descrito, en la teoría de la equidad se parte de la comparación de las ratios
correspondientes a la persona y su referente en un momento determinado de tiempo. Se
supone que, cuando existe inequidad, la persona actuará para restablecer la situación de
equilibrio. Para Adams (1965) la fuerza motivacional para alcanzar la equidad será
proporcional a la tensión generada por las diferencias en las ratios. La idea anterior se
plasma mediante la expresión para la fuerza motivacional del momento t:
Mt = β ' T [1]
⎛ Op ⎞ ⎛ OR ⎞
Tt = β ⎜ ⎟ −⎜ ⎟⎟ [2]
⎜I ⎟ ⎜I
⎝ p ⎠t ⎝ R ⎠t
Cosier y Danton (1983) suponen que la persona será influenciada por los sentimientos
de tensión experimentados en los n periodos previos en los que se produjeron
intercambios o existieron relaciones. Los autores parten de que la fuerza de motivación
en el momento t será influenciada por los niveles de tensión actual y pasados de una
forma geométricamente decreciente según las potencias sucesivas de un parámetro
lambda ( 0 < λ < 1 ).
(
M t = δ λ0Tt + λ Tt −1 + ... + λnTt − n )
5
Se trataría de un modelo con memoria en el que el actor recordaría la historia de los
acontecimientos transcurridos. Tras plantear esta idea, la simplifican, despreciando un
sumando que "probablemente es muy pequeño" (Cosier y Danton, 1983: 314), hasta
considerar que la fuerza de la motivación del momento t será:
M t = δ Tt + λ M t −1 [3]
6
outputs recibidos. En este sentido, sería preferible estudiar la adaptación de los
comportamientos de los jugadores sin suposiciones previas sobre los outputs y los
inputs.
Teniendo en cuenta el planteamiento de Adams (1963a, 1963b y 1965) y Cosier y
Danton (1983), para el presente trabajo vamos a sugerir una modificación simple al
modelo. En vez de trabajar con cocientes o tangentes, vamos a hacerlo con ángulos
como los que se representan en la figura 1. De esta manera, para nosotros la tensión
dependerá de la diferencia de los ángulos de las posiciones de ambos jugadores para el
momento t:
⎧β1 (α P − α R ), si α P ≤ α R
Tt = ⎨
⎩β 2 (α P − α R ), si α P > α R
Para conservar la forma del modelo original mantenemos beta como el parámetro
característico de la tensión. Si bien, en principio, adoptará valores comprendidos entre 0
y 1, se podría llegar a ajustar con otros valores según las necesidades de la simulación.
De hecho, en nuestras simulaciones se adoptarán dos betas distintas, β1 para las
relaciones de subgratificación y β 2 para las relaciones de sobregratificación, de tal
forma que: β 1 ≥ β 2 .
7
2. Se establecen 100 parejas de jugadores. Cada par estará formado por el jugador 1 y el
jugador 2, que serán alternativamente persona y referente, es decir, el jugador 2 será
referente del jugador 1 y el jugador 1 será el referente del jugador 2.
3. Se supone que la sobregratificación produce menos tensión que la subgratificación
con lo que, como ya se ha apuntado, β 1 ≥ β 2 .
90
80
80
70
70
60
60
50
50
40
40
30
30
20
20
10
10
0 0
Jugador 1 Jugador 2 Jugador 1 Jugador 2
8
relaciones de outputs e inputs de cada uno de los jugadores. Como se observa, tras el
proceso iterativo se ha producido un cierto acercamiento de las posiciones que supone
una mejora considerable sobre la situación inicial, sin embargo, sigue existiendo un
evidente desorden.
En la tabla siguiente se muestran las medias de las diferencias entre posiciones de los
jugadores de la situación de partida y la situación final, así como sus desviaciones
típicas. Con esta información se sintetiza numéricamente una parte de la información
gráfica de la figura 2.
Inicial Final
Media 29,17 9,56
Desv.Típica 20,69 6,78
Tabla 1. Medias y desviaciones típicas de las diferencias de posiciones.
En la segunda simulación se buscará observar qué pasa con una dinámica en la que la
fuerza de motivación de un periodo depende también de la del periodo anterior. Por
tanto se mantienen las condiciones de la primera simulación, con la excepción de que la
fuerza de motivación del periodo t dependerá de la tensión de ese mismo periodo y de la
fuerza de motivación del periodo anterior, es decir, para la simulación se aplicará la
expresión [3], utilizándose como parámetro δ , β 1 y β 2 . El valor de λ será de 1/2.
9
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
50 50
40 40
30 30
20 20
10 10
0 0
Jugador 1 Jugador 2 Jugador 1 Jugador 2
Inicial Final
Media 33,42 2,51
Desv.Típica 22,94 1,72
Tabla 2. Medias y desviaciones típicas de las diferencias de posiciones.
Histogram of x
3.0
2.5
2.0
Density
1.5
1.0
0.5
0.0
10
El tercer conjunto de simulaciones busca analizar el efecto del ruido sobre la dinámica
del acercamiento de las posiciones entre las partes. Se mantienen las condiciones de la
simulación anterior. Se introducen distintos niveles de ruido. El ruido se ha considerado
que perjudica la ubicación exacta de la posición que ocupa el referente, de forma que
con el primer nivel de ruido, éste será inexistente e irá incrementándose mientras
aumentan el valor del parámetro. En su nivel máximo existirá una gran incertidumbre
sobre la pendiente que caracteriza la posición del referente.
La introducción del factor "ruido" en este conjunto de simulaciones está relacionado con
la borrosidad perceptiva que se ha comentado anteriormente en el presente trabajo.
Tales borrosidades se manifestarían en la acción de un individuo concreto, en un
momento concreto, como una reducción de la borrosidad perceptiva a un valor concreto
entre los posibles de su conjunto borroso. Es decir, se considera que la percepción del
individuo (que es borrosa en términos generales) toma un valor concreto en el momento
de tomar la decisión de actuar. La percepción se modela en estas simulaciones mediante
un número borroso rectangular y su realización concreta (reducción determinística o
colapso de la borrosidad) se ha modelizado mediante una variable aleatoria uniforme
asociada.
También se han repetido, como en los casos anteriores, para cada nivel de ruido 100
veces las simulaciones para calcular los valores medios de la diferencia y de las
desviaciones típicas más homogéneos. Con esto se ha buscado reducir las oscilaciones
del perfil de la figura 5. Como se puede observar, la media de las diferencias aumenta
de forma casi lineal. En el tramo superior, con elevados niveles de ruido, las
oscilaciones son mayores y el crecimiento de las diferencias parece ralentizarse.
Con niveles muy bajos de ruido las partes alcanzan el equilibrio sin gran dificultad. A
medida que crece, aumenta el desorden y el equilibrio es más complejo. En la figura 6 y
en la tabla 3 se muestran, a título de ejemplo, los resultados de la simulación que se
obtendrían con un nivel medio-bajo de ruido de algo más de un 10%, medido como la
relación entre parámetro de ruido y el total de los puntos de la escala de ruido empleada
(20/180).
11
30
25
20
Media de 100 M
15
Media de 100 DT
10
0
1 11 21 31 41 51 61 71 81 91 101 111 121 131 141 151 161 171
Figura. 5. Influencia del ruido sobre las diferencias entre los jugadores.
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
50 50
40 40
30 30
20 20
10 10
0 0
Jugador 1 Jugador 2 Jugador 1 Jugador 2
Inicial Final
Media 30,06 5,48
Desv.Típica 21,36 4,62
Tabla 3. Medias y desviaciones típicas de las diferencias de posiciones.
12
Finalmente, la última simulación realizada ha tratado de describir el efecto que el
cambio de los referentes tiene sobre el acercamiento de las partes o la equidad conjunta.
En la teoría de la equidad se admite que la persona cambie su referente incluso con la
intención de tratar de justificar, por ejemplo, una situación de sobregratificación. El
cambio de referente será posible también en las situaciones de subgratificación. La
simulación parte de la situación estándar ya comentada, en el que se utiliza la expresión
[3]. En este tipo de situaciones la convergencia de las partes era más intensa, sin
embargo, tras el cambio de los referentes la situación final implica menores niveles de
equidad que en la situación en la que los referentes se mantienen fijos durante toda la
simulación. El cambio de referentes actúa “desordenando” la tendencia de las
simulaciones hacia el equilibrio. En la figura 7 se muestran la situación inicial y final de
dos grupos de jugadores considerados personas y referentes. Los referentes, que son 100
jugadores, cambian con una probabilidad simulada o pseudo-aleatoria de un 20%.
En esta simulación, cuando cambia el referente, lo hace por la posición ocupada por un
jugador “cercano” -en el vector de posiciones- al que se sustituye.
En esta situación se produce cierta convergencia entre las partes, pero la diferencia
media no desciende tan intensamente como debería ocurrir cuando la fuerza de
motivación depende a la vez de la tensión y de la fuerza de motivación del periodo
anterior.
Cuando se repiten los cálculos para distintos niveles de probabilidad de cambio de
referente, se observa cómo se incrementa la media de las diferencias entre las partes en
interacción. Para el cálculo de cada punto de la figura 8 se ha calculado la media de las
diferencias de cien iteraciones para cada conjunto de cien pares de jugadores que
“mueven” sus posiciones en cinco pasos sucesivos.
Cuando la probabilidad de cambio de referente aumenta, también lo hacen las medias y
las desviaciones típicas. Si en el mundo real las personas tienden a cambiar con
frecuencia sus referentes de comparación, la convergencia hacia la equidad se torna
mucho más difícil.
13
100 100
90 90
80 80
70 70
60 60
50 50
40 40
30 30
20 20
10 10
0 0
Jugador 1 Jugador 2 Jugador 1 Jugador 2
Inicial Final
Media 27,91 5,88
Desv.Típica 19,70 7,30
Tabla 4. Medias y desviaciones típicas de las diferencias de posiciones.
14
12
10
8
Media de 100 M
6
0
0
6
04
08
12
16
24
28
32
36
44
48
52
56
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
0,
14
5. Conclusiones
De las simulaciones realizadas se desprenden unas conclusiones razonables que parecen
suficientemente fundadas pero que deben acogerse con cautela, ya que un modelo de
esta naturaleza es necesariamente simple y no tiene en cuenta muchos aspectos que
podrían ser relevantes a la hora de tomar decisiones en nuestras organizaciones.
Si fueran posibles aproximaciones sucesivas encaminadas a la búsqueda de la equidad,
las actuaciones privadas de cada uno de los agentes involucrados en las transacciones
permitirían un aumento de la equidad.
Para el rango de los parámetros dados, cuando la percepción de equidad depende de la
tensión exclusivamente, el proceso de acercamiento entre las partes es más lento que
cuando se hace depender también de la fuerza de motivación de un periodo anterior.
En un modelo basado en procesos iterados en el que se permite que las personas inicien
acciones encaminadas a incrementar la equidad, existen razones que justificarían una
política de transparencia en cuanto a los outputs e inputs, recibidos y aportados por las
personas. La reducción del ruido, y por tanto de los niveles de incertidumbre sobre la
posición real de las partes en interacción, beneficiaría la búsqueda de la justicia
distributiva. Cuando los niveles de ruido (incertidumbre) son elevados, se torna
imposible alcanzar niveles razonables de equidad. Niveles muy altos de ruido
perjudican de forma decisiva la consecución de la equidad, mientras que los niveles
muy bajos de ruido no parecen tener efectos significativos.
Finalmente, la posibilidad de modificar los referentes incorpora distorsiones en el
proceso de acercamiento entre las partes que dificulta de forma intensa la consecución
práctica de la equidad.
Tras las simulaciones realizadas, y dada la naturaleza hasta cierto punto optimista del
modelo planteado, se nos plantea un interrogante desalentador: ¿Es verdaderamente
posible que se alcancen niveles elevados de equidad en una organización social en los
términos planteados por Stacey Adams? Si las intuiciones de los modelos son correctas,
quizás todo dependa de aspectos como la dificultad real de percibir las relaciones de
outputs e inputs, o de la tendencia natural del ser humano a cambiar su referente. Parece
increíble que la justicia distributiva de una sociedad pueda llegar a depender de asuntos
tan sombríos.
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Bibliografía
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