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Miño Worobiej, Ariel.

Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del Barrio


San Alfonso del Pilar - Paraguay. Informe final del concurso: Democracia, derechos sociales y
equidad; y Estado, política y conflictos sociales. Programa Regional de Becas CLACSO.
Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/1999/mino.rtf

BIBLIOTECA VIRTUAL DE CIENCIAS SOCIALES DE AMERICA LATINA Y EL


CARIBE, DE LA RED DE CENTROS MIEMBROS DE CLACSO
http://www.clacso.org.ar/biblioteca

“ESTRATEGIAS DE SUPERVIVIENCIA Y
REPRODUCCIÓN SOCIAL: EL CASO DEL BARRIO SAN
ALFONSO DE PILAR - PARAGUAY”

Ariel Miño Worobiej

Concurso para Jóvenes Investigadores


Programa de Becas CLACSO – Asdi
de promoción de la investigación social
1998 - 1999

C.E.R.I.

Asunción - Paraguay
2000
INDICE

1. LAS ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA Y LA REPRODUCCIÓN SOCIAL...............

2. EL BARRIO SAN ALFONSO.......................................................................................................


2.1. EL CONTEXTO: EL DEPARTAMENTO DE ÑEEMBUCÚ Y SU CAPITAL PILAR...........
2.2. ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL BARRIO............................................
2.3. ALGUNOS INDICADORES SOCIODEMOGRÁFICOS..........................................................
2.4. EL CAMPO ECONÓMICO: LAS ESTRATEGIAS OCUPACIONALES Y DE
SATISFACCIÓN DE NECESIDADES......................................................................................
2.5. LA ACCION SOLIDARIA COLECTIVA..................................................................................
2.5.1 MECANISMOS COMUNITARIOS INFORMALES DE PRÁCTICAS SOLIDARIAS.
2.5.2. MECANISMOS FORMALES DE PRÁCTICAS SOLIDARIAS Y ACCESO A
BIENES Y SERVICIOS....................................................................................................
2.6. LA ARTICULACIÓN CONTROL SOCIAL Y REPRODUCCIÓN DE LAS RELACIONES
SOCIALES...................................................................................................................................
3. CONCLUSIONES..........................................................................................................................

BIBLIOGRAFÍA......................................................................................................................................

ANEXO METODOLÓGICO..................................................................................................................
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

“ESTRATEGIAS DE SUPERVIVIENCIA Y
REPRODUCCIÓN SOCIAL: EL CASO DEL BARRIO SAN
ALFONSO DE PILAR - PARAGUAY”

Ariel Miño Worobiej1


CERI, Paraguay

1. LAS ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA Y LA


REPRODUCCIÓN SOCIAL

Las décadas de los años 70 y en especial de los 80 fueron testigos del auge de las
investigaciones sociodemográficas en torno al concepto de “estrategias de supervivencia
familiares” en América Latina, donde fuera utilizado por primera vez por Duque y Pastrana
(1973), y posteriormente incorporado como elemento central en la orientación de un
conjunto de investigaciones realizadas en la región en el marco del Programa de
Investigaciones Sociales sobre Población en América Latina (PISPAL) (Torrado, 1980: 1)2.

Según uno de los investigadores del PISPAL, el concepto de estrategias de


supervivencia pretende aprehender

[...] Un proceso social particular compuesto de un conjunto de factores estructurales, de sus


representaciones y de comportamientos de un grupo social que soporta la
institucionalización de un sistema de desigualdades sociales derivadas de un determinado
estilo de desarrollo. Dentro de este conjunto de elementos y comportamientos, y junto a
acciones en el campo económico, social y cultural, se incluyen diversos componentes
demográficos como fecundidad, migraciones, mortalidad y morbilidad. Sin embargo, el
conjunto de este proceso está orientado por una estrategia de obtener los recursos para
satisfacer las necesidades consideradas socialmente como básicas y adecuadas a la
preservación de la dignidad humana. (Argüello, 1980: 4)

El interés primordial consiste en desentrañar las correlaciones entre el “estilo de


desarrollo” implementado en la región y las conductas del nivel micro —esencialmente de
las unidades familiares— vinculadas con la reproducción de los agentes sociales. Así, las
estrategias fueron entendidas como un conjunto de comportamientos socialmente
condicionados a través de los cuales los agentes sociales aseguran su reproducción y
optimizan sus condiciones materiales y no materiales de existencia (Torrado, 1980: 13).

1 Egresado de carrera de Sociología en la Universidad Católica de Asunción. Investigador del Centro de


Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) de Asunción del Paraguay.
2 Una discusión acerca de otras perspectivas de abordaje de las estrategias de supervivencia y reproducción
social se desarrolla en Espín Díaz, 1999: 19-22.

3
Mientras por un lado ciertos investigadores del PISPAL se inclinaban a aplicar el
concepto a las sociedades globales (Torrado, 1980), otros sostenían que sólo existen
estrategias de supervivencia, propiamente dichas, en determinados grupos sociales cuyas
respuestas se hallan constreñidas por una peculiar situación estructural, de suerte que el
campo de aplicación del concepto se limitaría a aquellos grupos que soportan las
desigualdades sociales, soslayando a otros cuyas estrategias familiares apuntan a la
conservación o mejoramiento de sus logros económicos y de sus privilegios sociales
(Argüello, 1980: 2 y ss.).

Desde esta perspectiva, las estrategias de supervivencia constituyen un tipo


específico de estrategias de reproducción social, que incluye tanto a la reproducción de la
vida cotidiana como la reproducción intergeneracional de los agentes sociales,
normalmente concebidos en términos de unidades familiares y que, en última instancia,
redunda en la reproducción social.

Así, en esta investigación las estrategias de supervivencia serán abordadas en el


ámbito más amplio de la reproducción social, en el sentido atribuido al concepto en el
abordaje de Pierre Bourdieu. Hablar de estrategias de reproducción social exige el análisis
de otros tantos conceptos centrales en el corpus teórico elaborado por Bourdieu, aun
cuando esto comporte el riesgo de simplificación de su extremada riqueza conceptual.

La ontología social de Bourdieu (y podría añadirse, la modalidad de su construcción


teórico-conceptual) descansa en cierta perspectiva —inspirada pensamiento “relacional o
estructural característico de las matemáticas y física modernas” (Bourdieu, 1994: 9)—
consistente en la identificación de la realidad social con relaciones: “lo real es lo
relacional” (Bourdieu, 1997: 13). Para Bourdieu “lo que existe en el mundo social son
relaciones; no interacciones o vinculaciones intersubjetivas entre agentes, sino relaciones
objetivas que existen independientemente de la conciencia y la voluntad individuales”
(Bourdieu y Wacquant, 1995: 64).

El espacio social —expresión que evoca una concepción pluridimensional de lo


social exenta del carácter unívoco que denota el término “sociedad”— es definido en
términos relacionales: los agentes y grupos sociales se hallan inscritos o ubicados en cierto
“punto” del espacio social en virtud de sus posicionamientos ante y oposición a otros
agentes y grupos. Estas relaciones conforman el espacio social o un campo, que es siempre
un campo de relaciones posibles en el que los agentes se hallan en contradicción con otros
agentes, “armados” de diferentes tipos de capital —económico, social y cultural, a los que
se añade el capital simbólico, como la forma que pueden asumir aquellos cuando son
reconocidos como legítimos (Bourdieu, 1997: 107-108, 151-152; 1996: 131)— con el
objetivo de consolidar y, eventualmente, mejorar posiciones (Bourdieu, 1997: 49; Saint
Martin, 1983: 386).

La disponibilidad y combinación de los diversos tipos de capital conforman el


"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

posicionamiento de los agentes sociales, o lo que es decir, definen las diferentes clases y
fracciones de clase3.

[...] a pesar de que la clase [...] no es otra cosa que el conjunto de ocupantes de la misma
posición en el espacio, esos agentes están de tal forma afectados en su ser social, por los
efectos de la condición y de los condicionamientos correspondientes a su posición; están
definidas [definidos] intrínsecamente (esto es, por una cierta clase de condiciones
materiales de existencia, de experiencia primaria del mundo social, etc.) y relacionalmente
(esto es, de acuerdo a su relación con otras posiciones, como estando encima o debajo de
ellos, o entre ellos como en el caso de aquellas posiciones que están “en el medio”,
intermediarias, neutras, ni dominantes ni dominadas). (Bourdieu, 1994: 11-12)

La pertenencia a determinada clase social o mejor, la posición en el espacio social de


la distribución del poder, fundamenta dos de los conceptos centrales de Bourdieu y
estrechamente ligados entre sí: el habitus y la práctica. El habitus es entendido como “un
sistema socialmente constituido de disposiciones estructuradas y estructurantes, adquirido
[por los agentes] mediante la práctica y siempre orientado hacia funciones prácticas”
(Bourdieu y Wacquant, 1995: 83. Cursivas añadidas). El habitus genera u orienta las
prácticas y, a su vez, las prácticas generan y consolidan ciertos habitus, históricamente
constituidos.

En efecto, la posición en el mundo social es asumida y expresada por el agente a


través de la participación en determinado habitus, que condiciona o, cuando menos,
“sugiere” su práctica. En palabras de nuestro autor:

[...] un conjunto de agentes que, por el hecho de ocupar posiciones similares en el espacio
social (eso es, en la distribución de poderes), están sujetos a condiciones de existencia y
factores condicionantes similares y, como resultado, están dotados de disposiciones
similares [habitus] que los dirigen a desarrollar prácticas similares. (Bourdieu, 1994: 12.
Cursivas añadidas)4

En cualquier caso, los habitus son también definidos por Bourdieu en términos

3 Clases teóricas, o al decir de Bourdieu, “clases en el papel”: “las clases sociales [...] son sólo clases lógicas,
determinadas en teoría y, si decirse se puede, sobre el papel, por la delimitación de un conjunto homogéneo
—relativamente homogéneo— de agentes que ocupan una posición idéntica en el espacio social; y sólo
pueden convertirse en clases movilizadas y actuantes, en el sentido de la tradición marxista, a costa de una
labor propiamente política de construcción, de fabricación [...], cuyo éxito puede ser propiciado, pero no
determinado, por la pertenencia a la misma clase socio-lógica.” (Bourdieu, 1997: 28). A más de ésta, otra
diferencia con el pensamiento marxista sobre clases sociales consiste en el sentido intrínsecamente
pluridimensional de la definición de Bourdieu —que implica posiciones en el espacio social en razón de la
disponibilidad de varias formas de capital—, y no sólo instituida en función a la inserción de los individuos y
grupos en las relaciones de producción.
4 Si bien Marx no prestó mucha relevancia a este tópico, una idea aproximada al planteamiento de Bourdieu
acerca de la relación entre clase social y representaciones y conducta individual es referida en un pasaje del
18 Brumario: “En la medida en que millones de familias viven bajo condiciones económicas que las
distinguen por su modo de vivir, sus intereses y su cultura de otras clases y las oponen a éstas de un modo
hostil aquéllas forman una clase” (130. Cursivas añadidas).

5
relacionales, por cuanto a la vez que diferentes ponen en marcha principios de
diferenciación esencialmente concebidos como categorías sociales de percepción
(Bourdieu, 1997: 19-20).

Los “sujetos” son en realidad agentes actuantes y conscientes dotados de un sentido


práctico [...], sistema adquirido de preferencias, de principios de visión y de división (lo que
se suele llamar un gusto), de estructuras cognitivas duraderas (que esencialmente son fruto
de la incorporación de estructuras objetivas) y de esquemas de acción que orientan la
percepción de la situación y la respuesta adaptada. El habitus es esa especie de sentido
práctico de lo que hay que hacer en una situación determinada [...]. (Bourdieu, 1997: 40)

La práctica se define como la mediación entre el habitus y el mundo social. En otras


palabras, la práctica es el producto de la interacción entre uno y otro; de un lado el habitus
se crea a través de la práctica y, de otro lado, el mundo social se crea y reproduce a resultas
de la práctica.

La práctica nos remite al concepto de estrategias, un conjunto coherente de


representaciones y prácticas en determinado campo, cuya coherencia está dada por su
condicionamiento o sugerencia por parte del habitus. Estas estrategias, a la cual
erróneamente puede atribuirse una connotación racionalista en su sentido sustantivo (de
hecho no refieren a actos racionales “con arreglo a fines”, a modo de la acción típica en la
teoría de la acción racional) sino a una racionalidad práctica inscrita en el nivel
subconciente. Así, pese a que las conductas pueden estar orientadas a fines sin por ello
estar conscientemente dirigidas hacia ellos, es decir, los agentes tienen estrategias que muy
pocas veces se fundamentan en una verdadera intención estratégica (Bourdieu, 1997: 145-
147); “la noción de habitus fue inventada [...] para dar cuenta de esa paradoja” (Bourdieu,
1996: 22)

Como puede apreciarse, en esta definición las estrategias se constatan empíricamente


como la articulación de la prácticas orientadas hacia cierto campo del mundo social y
condicionada por el habitus. Específicamente, las estrategias de reproducción aluden a

[...] el conjunto de prácticas empíricamente diferentes a través de las cuales los individuos o
sus familias tienden, conciente o inconcientemente, a conservar o aumentar su patrimonio
y, correlativamente, a mantener o mejorar su posición en la estructura de las relaciones de
clase, constituyendo efectivamente un sistema [global de estrategias de reproducción
biológica, cultural y social]. (Saint Martin, 1983: 386. Mi traducción)

En este punto pretendemos descender en un nivel más operativo del concepto de


estrategias de reproducción. En efecto, asumimos que en función de los diferentes
posicionamientos y disposiciones de los agentes y colectivos sociales, las estrategias de
reproducción se traducen en el nivel de las prácticas en diferentes modalidades. En efecto,
las estrategias de reproducción se inscriben dentro de las posibilidades abiertas por la
pertenencia a determinada clase social, el cual es el marco en el que se desarrollan y al que
reproducen, teniendo como efecto agregado la reproducción de la sociedad en su conjunto.
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

De acuerdo a esto, las estrategias de reproducción pueden ser clasificadas en5:

a) Estrategias de supervivencia: organizadas fundamentalmente para satisfacer


necesidades básicas dadas en unidades familiares con escasa disponibilidad de
diferentes tipos de capital, principalmente económico.

b) Estrategias de mejoramiento del nivel de consumo (o estrategias de ascenso


social): su finalidad es mejorar el nivel de vida. Aluden a unidades familiares que
iniciaron un proceso de ascenso social, vale decir, grupos con disponibilidad de
capital relativamente (a la anterior categoría) abundantes.

c) Estrategias de crecimiento del capital familiar (acumulación): en las cuales lo


importante es entrar en un proceso de acumulación y consolidar posiciones de
privilegio en la estructura social.

Concretamente, las estrategias de supervivencia refieren a aquellas prácticas


observables, que configuran y son configuradas por los habitus —en la medida que éste
“constituye el principio unificador y generador de todas las conductas y de todas las
estrategias de los miembros de una misma clase o grupo social” (Saint Martin, 1983: 380.
Mi traducción)—, entre las que cobran especial relevancia aquellas formas de organización
de los recursos —de índole material y simbólico— para la reproducción de la vida
cotidiana, es decir, de la conservación biológica.

Las estrategias de reproducción comprenden por lo tanto, aquellas prácticas y


representaciones, racionalizadas o inconscientes, ejercidas por los actores sociales cuyo fin
inmediato —aunque puede no ser exclusivo— es la conservación de la vida, en particular a
través de la obtención de ingresos y medios alternativos para la satisfacción de las
necesidades humanas básicas, dicho lo cual sólo puede hablarse de estrategias de
“supervivencia” en aquellos grupos sociales cuya satisfacción de tales necesidades se halle
en entredicho por efecto del eventualmente insuficiente acceso a recursos económicos. Se
asume que dichas estrategias se ejercen en el ámbito de las unidades familiares 6, por cuanto
en torno a ella se realiza normalmente la reproducción cotidiana e intergeneracional en
nuestras sociedades (Borsotti, 1981: 5), pese a lo cual no se excluyen aquellas estrategias y
prácticas que involucran al nivel grupal o colectivo, como las que dimos en llamar “acción
solidaria colectiva” (ver sección 5). A su vez, al interior de las unidades familiares, la
mujer cumple el rol fundamental en la elaboración y ejecución de las estrategias de
supervivencia en virtud de la división del trabajo sexual en nuestras sociedades que ubica a
la mujer como organizadora del consumo cotidiano en función de los recursos con los que
puede contar (Jelin y Feijoó, 1980: 6, 11).
5 Esta clasificación está inspirada en el estudio de Rodríguez Doig (1999: 194).
6 Aún reconociendo las diversas modalidades que existen en la conformación de las unidades de residencia,
optamos por denominar “unidades familiares” a aquellas que integran a un grupo de personas, estén o no
ligados por lazos de parentesco en sentido estricto, bajo un mismo techo —hogar—, por cuanto
“generalmente” sí existen tales lazos.

7
Con base en esta observación la mujer se constituye en informante clave, aunque no
exclusivo, a los objetivos de este ensayo, cual es el de identificar los diversos componentes
de las estrategias de supervivencia desarrolladas por las unidades familiares de la
comunidad de San Alfonso de la ciudad de Pilar. Específicamente, nos proponemos:

a) Determinar y describir la dinámica de los diversos campos intervinientes en las


estrategias de supervivencia;

b) Identificar las diversas prácticas que configuran esas estrategias; y

c) Señalar los tipos y subtipos de capital que operan en los campos económico y
social, cuáles son los más eficientes en cada uno de ellos y cuáles sus posibles
combinaciones.

2. EL BARRIO SAN ALFONSO

2.1.EL CONTEXTO: EL DEPARTAMENTO DE ÑEEMBUCÚ Y


SU CAPITAL PILAR

Ñeembucú es el duodécimo departamento de los 17 en los que se divide


administrativamente el Paraguay; con una extensión de 12.147 km 2, se encuentra
localizado en el sudoeste del país, limítrofe con las provincias argentinas de Formosa,
Chaco y Corrientes.

El último censo señala que su población ascendía en 1992 a 69.770 personas,


equivalente al 1,7% de la población del Paraguay. La región presenta una densidad
poblacional de 5,7 habitantes por km2, una de las más bajas del país. El 45% de su
población, al momento del censo, residía en áreas urbanas, a lo que hay que agregar que
salvo la ciudad de Pilar, el concepto “urbano” designa a pequeños poblados en las
cabeceras distritales (DGEEC, 1995).

La superficie del departamento de Ñeembucú corresponde al ecosistema constituido


por la confluencia de los ríos Paraguay y Paraná. El 85% de la superficie del departamento
está formado por humedales, que suman más de un millón de hectáreas (Fogel, 1998: 6),
vale decir, suelos muy frágiles y con severos problemas de drenaje, no aptos para el
desarrollo agropecuario intensivo (Fogel, 1998: 37). Pese a este hecho, las principales
actividades económicas son la ganadería y la agricultura; entre los rubros agrícolas de renta
resaltan el algodón, la caña de azúcar y el maíz. En efecto, la principal actividad
económica del departamento corresponde al sector primario, incluyendo al 49,9% de los
ocupados.
Cuadro 1
PEA por rama de actividad – Pilar, 1992
Rama de actividad
Absoluto
% Cuadro 2
ndustrias manufactureras PEA por categor?a ocupacional – Pilar, 1992
2.043 Categor?a
28,11 Absoluto
Construcciones %
Electricidad, agua y servicio sanitario 4,85
Trabajador60independiente
0,83 2.447
Transporte y comunicaciones 33,43
Empleado315
4,33 1.316
Comercio 17,98- Paraguay"
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar
Obrero 1.197
o jornalero
16,47
Ariel Miño Worobiej
2.581
Finanzas, seguros y bienes inmuebles Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI)
35,26 - Paraguay
Empleado 32
dom?stico
0,44 474
Hoteles y restaurantes 6,48
Un indicador de Trabajo
las condiciones
77
familiar
de deterioro socioeconómico de la región,
no remunerado
fuertemente asociado a procesos 1,06 de deterioro ambiental como efecto de 65 grandes
Servicios 0,89
emprendimientos de ingeniería (Fogel, 1998: 16) en un ecosistema por demás sensible, es
1.831
No informa
el relativo al crecimiento poblacional
25,20 de la región: este departamento es el único 29 del país
Agricultura 0,40
que presenta una tasa negativa de crecimiento,
633 empleo
Busca primer
que en el período intercensal 1982-1992 fue
de –0,1%. El departamento presentó 8,71 entre los años 1987 y 1992 una tasa de migración 52 neta
Ganader?a 0,71
de –12,77 por mil, constituyéndose
Total PEA114
en una de las regiones de mayor expulsión de
población. Por cuanto no hay indicios
1,57 que permitan afirmar que estas tendencias 7.319 se hayan
Silvicultura, caza y pesca 100,00
modificado, estos datos pueden considerarse vigentes.
187 Censo 1992. Sistema Estad?stico Nacional, Paraguay, 1997 (En soporte magn?tico)
Fuente: DGEEC,
2,57
Explotaci?n minas y canteras Por otro lado, en lo que a infraestructura de transporte se refiere, en estos momentos
2
se halla en la última fase de construcción
0,03 la única ruta pavimentada del departamento, que
No informado unirá a su capital, Pilar, con una de las principales vías terrestres del país. La existencia de
109
una vía de todo tiempo favorecerá
1,50 la superación del histórico aislamiento de la región.
Busca primer empleo
52
La ciudad de Pilar aglomera 0,72
a 21.870 personas, el 31,3% del total del departamento.
Total En lo concerniente a indicadores socioeconómicos, puede notarse en el Cuadro 1 que el
28,11% de su PEA se hallaba en 7.267
1992 ocupada en el sector industrial 7, frente a un 57,51%
100,00
PEA inserta en el sector comercio y servicios8. Este es un rasgo típico de la economía
paraguaya, dado por la debilidad 7.319del sector industrial, frente a un crecimiento de los

uente: DGEEC, Censo 1992. sectores


Sistema Estad?sticocomercio y servicios
Nacional, Paraguay, 1997 (En soporte (Enciso,
magn?tico) 1998: 52). Por otro lado, las actividades extractivas9
ocupan al 12,88% de la PEA, porción harto significativa si tenemos en cuenta que nos
referimos a un área urbana.

La distribución de la PEA por categoría ocupacional en 1992 puede apreciarse en el


Cuadro 2. Nótese que existe una virtual paridad entre las categorías de “Trabajador
independiente” y “Obrero o Jornalero”, lo que nos brinda una idea de la escasa absorción
de mano de obra por parte del sector industrial, reflejo del escaso nivel de desarrollo de las
fuerzas productivas de la zona.

En lo que se refiere a los índices de pobreza registrados en la ciudad, de acuerdo a


datos arrojados por la medición de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)10 registrada en
1992 (DGEEC, 1995), el 65,76% de los hogares y un porcentaje similar (67,95%) de sus
habitantes posee al menos una NBI. En lo que a la NBI más relevante a los objetivos de

7 De hecho en la región existe sólo una empresa del sector terciario de importancia por la magnitud de
absorción de mano de obra asalariada —Manufactura de Pilar S.A.—, que emplea a aproximadamente 1.500
personas.
8 Construcciones; electricidad, agua y servicio sanitario; transporte y comunicaciones; comercio; finanzas,
seguros y bienes inmuebles; hoteles y restaurantes; servicios varios.
9 Agricultura; ganadería; silvicultura, caza y pesca; explotación de minas y canteras.
10 Esta ha sido la única fuente disponible para una aproximación a la incidencia de la pobreza en la región.
Las cuatro variables utilizadas para medir las NBI fueron: a) la calidad de la vivienda, b) la infraestructura
sanitaria, c) el acceso a educación y d) la capacidad de subsistencia.

9
Pilar

San Alfonso

Río Ñeembucú

este estudio se refiere, la Capacidad de Subsistencia11, un total de 686 hogares, que

Rca. Argentina
representa el 12,72% del total, tiene dificultades para cubrir sus necesidades básicas.

Río Pareaguay
2.2.ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL
BARRIO Residencia típica de la zona 1

En el norte de la ciudad de Pilar (ver mapa, abajo) se encuentra el barrio San


Alfonso, comunidad con acentuados rasgos de pobreza y que refleja atributos típicos de las Referencias:
a) Sanitarios

condiciones de existencia de las comunidades menos favorecidas de una región con b)

c)
Cocina y
dormitorio
Pasillo

indicadores socioeconómicos históricamente bastante deprimidos. 1


d) Dormitorio

Obs.: 2 y 4

La urbanización San Alfonso fue planificada y construida por iniciativa de una corresponden a la
utilización del
espacio por parte

organización religiosa12 como respuesta ante la gran crecida del río Paraguay que afectó a de uno de nuestros
entrevistados.

Pilar en 1983 y 1984. En efecto, la mayor parte de las familias de la comunidad proviene
de zonas ribereñas a la sazón afectadas cíclicamente por las crecientes.
Las viviendas fueron concedidas con amplias facilidades de financiación: ínfimas
cuotas mensuales de G. 2.50013 a 10 años de plazo, ya fenecido. El hecho que la
2 3 4

urbanización haya sido asentada en tierras con una condición jurídica ambigua determinó
que sus habitantes no posean hasta el presente sus respectivos títulos de propiedad, siendo
los recibos de pago el único respaldo legal con que cuentan. La aludida ambigüedad
jurídica persiste y se refleja en las diferentes versiones que atribuyen la propiedad de las
tierras al Ministerio del Interior (o la Policía Nacional), a las Fuerzas Armadas o a
particulares.

El barrio está compuesto por unos 91 hogares que albergan a unas 450 personas.
Debemos aclarar que si bien en sentido estricto el barrio San Alfonso está integrado por 69
viviendas con características similares y ubicadas en propiedades de 11x22m (242m2)
(plano de las viviendas, a la derecha), a las que incluimos en la “zona 1”, hemos incluido
una fracción adyacente al barrio constituida por dos manzanas con terrenos cuyas
dimensiones, pese a ser más heterogéneas que en la zona 1, promedian los 350m2. A esta
zona asignamos el número “2”, y la incluimos en cualquier referencia al barrio San
Alfonso.

Vista parcial de la zona 1 Vista parcial de la zona 2

11 La variable Capacidad de subsistencia da cuenta de la “Probabilidad de insuficiencia de ingresos; Hogar


que carece de perceptor o cuyo jefe cuenta con una educación inferior a 3 años de primaria, y con más de 3
personas en promedio por perceptor. (Perceptores: Ocupados, jubilados o pensionados o rentistas)”.
(DGEEC, 1995).
12 Fundación Redentorista de Obras Sociales y Educativas de Pilar (FROSEP).
13 Al tipo de cambio actual (US$ 1= G. [guaraníes] 3.500), aproximadamente US$ 0,71 mensuales.
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
00098000000990000009a0000009b0000009c0000009d0000009e0000009f000000a0000000a1000000a2000000a3000000a4000000a5000000a60
Ariel Miño Worobiej
9010c000000240304002202b2016902b2016902bf012202bf010c0000002403040022029901340299013402b2012202b2010c00000024030400570
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay
10c0000002403040003034a0113034a011303fe010303fe0107000000fc020000fffff4000000040000002d01060004000000f0010d000c000000240
000099a4ff000000040000002d010c0004000000f0010d000c000000240304004a0270025502700255028d024a028d0207000000fc02000099a2ff0
302f601530207000000fc02000099adff000000040000002d010c0004000000f0010d000c0000002403040003023602100236021002530203025302
0fc02000099c4ff000000040000002d010c0004000000f0010d000c000000240304005b02df015f02df015f02fc015b02fc0107000000fc02000099c3
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Foto 1 Foto 2

2.3.ALGUNOS INDICADORES SOCIODEMOGRÁFICOS

La pirámide muestra una población bastante joven: cerca del 54,5% está por debajo
de los 20 años de edad y casi el 63% cuenta con menos de 30 (Gráfico 1), situación que se
corresponde ciertamente con la estructura demográfica del Paraguay14. La edad promedio
en el barrio es de 25,8 años y 18 la edad mediana.

Sin embargo, puede notarse una desproporción entre los grupos menores y mayores
de 20 años, la cual presumiblemente responde a un proceso de expulsión de población de
este último grupo, que eventualmente conforma familias neolocales ante el efecto de la
presión demográfica sobre las viviendas familiares. Sobre el punto Liza15 afirma:

R: [...] Después nomás se casaron todo, algunos se fueron [...].


P: ¿Muchos jóvenes se fueron?
R: De éstas casa se fueron toditos luego casi.
P: ¿Acá a Pilar nomás?
R: En Asunción. Esta señora tenía dos hijas y se casaron. Se fueron todos.
P: ¿Cuándo uno se casa no se queda en la casa; no es común eso acá?
R: No. Ese muchacho por ejemplo se fue luego a trabajar en Asunción y por ahí consiguió
para su señora, se casó y se quedó por ahí. [...]

En cuanto a la composición de la población por sexo, existe cierta predominancia


numérica del sexo masculino, con el 53,1% del total (46,9% del sexo femenino). El índice

14 En 1990 la población menor a 15 años representada al 40,4%. De hecho, el Paraguay se encuentra en los
primeros tramos de la transición demográfica, con un descenso de la mortalidad aunque con aún
relativamente elevados niveles de fecundidad.
15 En este y todos los casos se utilizan seudónimos.

11
de masculinidad es de 113 varones por cada 100 mujeres.

El barrio presenta un nivel de escolaridad bastante cercano al registrado en el censo


de 1992 en la ciudad de Pilar (93,5%): cerca del 95,7% de los niños y niñas en edad escolar
(6-18 años) asiste a un establecimiento educativo. Este nivel es levemente inferior a la
media nacional, de 94,2% en 1992. No se aprecian diferencias relevantes en la escolaridad
según sexo. El 6,5% de la población mayor de 18 años nunca asistió a un establecimiento
de enseñanza, mientras que el 42% no superó la educación básica o primaria, y un 88,7%
no lo hizo con la educación secundaria. Entretanto, sólo un 4,7% alcanzó la universidad.

El tamaño medio de los hogares encuestados es de 4,9 miembros. La mayor


frecuencia se observa en los hogares con 4 miembros (28%), seguidos por aquellos con 5
(17%) y 6 miembros (15%). El 66,7% de los adultos de más de 19 años se encuentra en la
actualidad conformando una pareja estable, en calidad de casado o unido, frente a un
22,5% de solteros, (principalmente pertenecientes al grupo de 20 a 24 años, con un 44% de
solteros). Por su parte, a la categoría “Separado/divorciado” corresponde el 10,8% (la
incidencia de separación y divorcio es mucho más significativa en los grupos de edad
superiores a los 44 años).

Un total de 6 familias indicaron que al menos uno de los miembros que actualmente
reside en la misma vivienda se trasladó temporalmente a otras ciudades por motivos
laborales (3 a Asunción, 5 a Buenos Aires y 1 a Corrientes), afectando esto a 9 personas —
4 de ellas de una sola familia que se trasladó íntegramente a Buenos Aires por espacio de 5
meses—. La duración de estas migraciones fluctúa entre 1 mes y casi 3 años. De hecho,
puede notarse una baja prevalencia de este tipo de migraciones, lo cual indicaría la poco
difundida práctica de las migraciones laborales temporales, al menos en los últimos 10
años (período cubierto por la encuesta). Por otro lado, 15 familias —16,5% de las familias
encuestadas— poseía al momento de la encuesta al menos 1 miembro en otras ciudades por
motivos laborales. El destino más frecuente de estas personas lo constituyen: Asunción
(19), Buenos Aires (12) y otros (3) —Ciudad del Este, Caaguazú y Corrientes (Argentina),
con 1 caso respectivamente—. La duración de estas migraciones oscila entre los 2 y 9
meses —en los cuales no se puede asumir la calidad de migración, temporal o permanente
—, hasta los casos, mayoritarios, de entre 3 y 42 años (66% de los migrantes actuales). La
duración de estas últimas hace suponer que se trataría de migrantes de carácter permanente.
De estas 15 familias con familiares migrantes, 12 reciben remesas que pueden ser
esporádicas o, como sucede en la mayoría de los casos, regulares. Los montos de estas
remesas, pese a variar de una a otra de acuerdo a las posibilidades del remitente,
normalmente rondan los G. 150.000 y en ningún caso supera los G. 500.000. En algunos
casos, las remesas de los familiares migrantes constituyen la principal fuente de ingresos
familiar. De cualquier manera, la migración no implica la desvinculación económica de los
actores con la unidad familiar original, y por tanto no alude a una opción exclusivamente
individual sino que responde a una estrategia elaborada en el ámbito de la unidad familiar.

Cuadro 3
Ingreso persona total — San Alfonso, Pilar — 1999
Cuadro
Ingresos (En4 G.)
Ingreso familiar per c?pitaAbs.
— San Alfonso, Pilar — 1999
Ingresos% (en G.)
Cuadro 5 % Abs.
acum.
%
mano de obra seg?n sector de actividad – San Alfonso,1 Pilar — 1999 % acum.
Menos de 100.000
Menos de 100.000 18,7
Abs.
% 18,7 13
2 28,9
1
Entre 100.000 y 300.000 28,9
do
2 32
4 Entre 100.000 y 300.000 35,2
4,0
2 53,9 25
"Estrategias de supervivencia y reproducción
3 social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar
55,6 - Paraguay"
Entre 300.001 y 500.000 84,5
Ariel Miño Worobiej
7 3 17
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay
6,9 Entre 300.001 y 500.000 18,7
3
72,5 6
4 13,3
14 97,8
2.4.EL
13,9 CAMPO ECONÓMICO: 4
Entre 500.001 y 700.000 LAS ESTRATEGIAS 12
4
OCUPACIONALES Y DE Entre 500.001 y 700.000 SATISFACCIÓN DE 13,2
85,7 0
1
1,0
NECESIDADES
001f010000200100002101000022010000230100002401000025010000260100002701000028010000290100002a0100002b0100002c0100002d0100002e0100002f010000300100003
5 0,0
Entre 700.001 y 900.000 97,8
5
b3b34cfedc4c042c25b3feb3874c87875f4c6bb3dcb3feb32525fe4ca1b34cb3b3a1a1a1a1a14c0404a1b3fe4c252cb3a1b3b3fea1044cb34c25b3b3feb34c4cb3fe25b3b3b3b3b34c4c4
5 9
En este punto presentamosM?s de 700.000
una aproximación a la dinámica del campo económico en
9,9
12
dc6b4c4ca1b3a1a14cb3b34cb3fe6bb387b34c6ba1b3b3a16bb3b3b3a1a1a1feb3b3a14ca1a1a16ba14c6bb3b3dca1a1a1b3dc6bb3b3b3dc4c4cb36bb3b3b36b4c254ca1b30425a1fe
95,6 1
el barrio San Alfonso, referida al
11,9
6 ingreso de las unidades familiares, a las condiciones 2,2 de
6
b3a1a1b3b3a14c4c4c6bfe4cb3b3feb3feb36bb3feb3b3b3a12125fea1046ba1a1fe25feb3dc4ca14c6b0404b3b36ba1feb3fe2504fefefe2ca1b3a16bb3b3a1a1a1fedca1feb34cfefea1
trabajo, y particularmente a la discriminación
Entre 900.001 y analítica
1.100.000 de los tipos de 100,0
capital que se
n
Totales 2
presentan como eficientes a la hora de la búsqueda de soluciones a las 2,2
0 dificultades
45 de
0,0
obtención7 de recursos satisfactores de necesidades básicas. 100,0
97,8
nta propia 7
48 Entre 1.1000.001 y 1.500.000
En
47,5
lo concerniente a los niveles de ingreso (Cuadro 3), el 72,5% de los1 encuestados
16 1,1
ocupados 8 manifestó que su ingreso mensual no supera los G. 500.00098,9 mensuales (el
o
sueldo15 mínimo legal, establecido 8 según índices de precios de la canasta familiar, es
actualmente
14,9 M?s de 1.500.000
de G. 680.162), y un 53,9% recibe menos de G. 300.000. 1
Totales 1,1
99Entretanto, el 23,1% percibe entre G. 500.001 y 900.000 y sólo el100,0 4,3% supera los
Totales
G. 1.500.000 mensuales.
100,0
91
100,0
Una apreciación más ajustada de las condiciones de existencia de estas familias
resulta del análisis del ingreso familiar total per cápita, es decir, el total del ingreso
mensual de las unidades familiares dividido la cantidad de sus miembros (Cuadro 4).

Así, el 84,5% de las familias percibe un ingreso que no supera los G. 300.000 por
persona: el 28,9% percibe menos de G. 100.000 y el 55,6% entre 100.000 y 300.00017. Por
su parte, un 13,3% entre G. 300.001 y 500.000 y sólo una familia (2,2%) recibe más de G.
700.000 mensuales por cada miembro, lo cual indica un nivel de vida relativamente
bastante elevado.

En lo que atañe a la distribución de la mano de obra según sector de actividad, se


observa que un significativo 11,9% de la mano de obra está inserto en el sector industrial
(Obrero privado), absorbido en el barrio exclusivamente por la Manufactura de Pilar S.A
(Cuadro 5; Gráfico 2). En estos casos se observa un ingreso superior al salario mínimo y
acceso al sistema de seguridad social.

16 El 11% de ellos manifestó poseer más de una ocupación, en cuyo caso se sumaron los ingresos.
17 Señalemos que este estudio se ha concentrado en aquellas unidades familiares con ingresos per cápita
inferiores a los G. 300.000, que engloba al 84,5% de las familias encuestadas, asumiendo que en virtud de los
recursos financieros disponibles en ellas se ponen en práctica estrategias que difícilmente se hallen orientadas
al ascenso social o la acumulación.

13
En contrapartida, existe una alta prevalencia de ocupaciones vinculadas con lo que se
da en llamar sector informal (Trabajador por cuenta propia), que afecta al 47,5% de la
mano de obra18. La percepción de la precariedad laboral y la inseguridad que ella reviste es
vivamente retratada por Ana19 al referirse a su marido ya fallecido:

R: Mi marido 13 años trabajó en la parrillada.


P: ¿Era parrillero?
R: Sí. Trabajaba... con el mismo sueldo que entró, con ese salió otra vez. No tenía aumento,
aguinaldo, nada.
P: ¿Seguro social tenía?
R: Nada, nada. Ni cuando estaba enfermo no le vienen a decir si le falta algún remedio,
médico. Por su medio se tiene que hacer curar otra vez. Durante que trabajó 13 años allí,
nada. Ni una sidra no le regalaban a fin de año. Le sacó todito el jugo.

Por su parte, el 13,9% de los trabajadores se halla en la categoría de “Empleado


privado”, destacándose actividades en comercios de pequeña escala como despensas y
panaderías. Este sector puede asimilarse a la categoría de “trabajo informal” por cuanto
comúnmente no implican la percepción del salario mínimo legal ni inscripción en el seguro
social20, pese a diferir del “Trabajador por cuenta propia” por el hecho de tratarse de
asalariados, lo cual determina una diferencia menos de tipo cuantitativo —ya que
normalmente perciben salarios inferiores al mínimo legalmente establecido— que
cualitativo —por el hecho de tratarse de ocupaciones con ingresos regulares—.

Un porcentaje similar —14,9%, compuesto casi totalmente por mujeres— desarrolla


labores en calidad de “Empleados domésticos”, cuyas condiciones de trabajo son similares
a las señaladas con respecto a los anteriores (Empleados privados). La escasa calificación
de la mano de obra sumada a la escasez de fuentes de trabajo, determina que muchas
mujeres desarrollen tareas de servicio doméstico como forma de obtención de “ingresos
complementarios” —con salarios de aproximadamente G. 150.000— de acuerdo a lo
señalado por Silvia21:

P: ¿Por qué trabajas como empleada doméstica, porque es lo que sabés hacer o porque o es
lo único que hay?

18 Son inusitadamente diversas las actividades incluidas en este sector. Pueden citarse, entre otros:
pescadores, albañiles, costureras, “changadores”, mecánicos automotrices y de bicicletas, hojalateros,
peluqueras, zapateros, recolectores y vendedores de hierbas medicinales, fabricantes y vendedores de
alimentos, así como vendedores de artículos de variada índole.
19 50 años, viuda y con 6 hijos. Vive con dos de ellos y dos nietos, cuya madre se encuentra hace casi seis
meses trabajando en Buenos Aires como empleada doméstica. Ella también desempeña ésta actividad, por el
ínfimo salario de G. 40.000. (En este y todos los casos se utilizan seudónimos).
20 En el Paraguay la cobertura del sistema de seguridad sólo alcanza aproximadamente al 19% de la
población, restringida al sector formal y principalmente al medio urbano.
21 31 años, casada y con dos hijos. Silvia percibe un salario aproximado a los G. 100.000.
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

R: Por un lado es lo único que sé hacer, porque tengo pocos estudios. Para ayurdarle a mi
marido, porque eso es lo que me corresponde [...]. (T22)

Elena23 nos dice algo parecido:

R: [...] Hace poco nomás que yo trabajé, cuando él [su hijo] estudiaba, para ayudarle porque
el estudio es caro. El sueldo de mi marido no da para que uno estudie, comida...

La aludida búsqueda de obtención de ingresos complementarios del trabajo de las


mujeres referida por Silvia y Elena es la que justifica el trabajo de los menores. La
observación ha dado cuenta de la frecuente ocupación de niños en venta ambulante (venta
de empanadas, chipas24, huevos, etc.), en general circunscripta al barrio, estableciéndose
así una especie de reducido circuito económico intra-barrial.

Así, el trabajo del jefe de familia varón, de la esposa y del o los hijos, es decir, los
ingresos provenientes de la estrategia consistente en la utilización intensiva de mano de
obra familiar se integran el capital mínimo indispensable para la supervivencia cotidiana de
la unidad, y claramente no responde a una estrategia orientada a la acumulación. No
obstante, cierta percepción de extraordinariedad del ingreso de la utilización de mano de
obra femenina y menor se corresponde con la tradicional atribución del rol de proveedor
exclusivo al jefe de familia varón.

En algunos casos, el trabajo de los menores se halla determinado por la necesidad de


recursos financieros destinados a los gastos de educación formal.

P: ¿No tienes a alguien que atienda a tus hijos? ¿Alguien que te ayude?
R: No, yo sola. El otro trabaja para estudiar, mi hija desde los 9 años ya trabajaba. Fue de
niñera y después entró en el colegio [escuela] y terminó el sexto grado. Después trabajó
para ir al colegio, hasta ahora trabaja. (Cristina25. T)

En efecto, las entrevistadas señalaron al acceso a niveles relativamente superiores de


educación formal o técnica como una ventaja en las oportunidades laborales. Esto equivale
a decir que el capital escolar o educativo (formal o técnico) es percibido por algunos
agentes como uno de los más eficientes en el campo económico. A este hecho alude
María26:

R: [...] yo valoro el estudio. Yo antes no quería estudiar para ser modista, pero ahora veo la

22 La letra “T” indica la traducción de las entrevistas efectuadas en lengua guaraní.


23 Elena es una ama de casa de 44 años, está casada y tiene dos hijos.
24 Alimento típico del Paraguay.
25 Cristina tiene 40 años de edad, está unida y tiene 4 hijos. Se refiere en la entrevista a su hija que
actualmente cuenta con 24 años; otro de sus hijos trabaja en “changas” y pesca.
26 María tiene 34 años y está unida; tiene 3 hijos.

15
realidad, la modista, la peluquera, vale también. Ellos ganan plata, pero yo antes no me
había dado cuenta. (T)

En otro extremo, se encuentran quienes perciben las restricciones estructurales del


mercado laboral son extremadamente limitantes, de manera que los estudios no garantizan
el acceso a niveles superiores de ingreso, como lo indica lapidariamente Elena:

P: ¿Pero no hay luego muchas fuentes de trabajo, verdad?


R: Eso lo que es. Estudiás de valde [en vano] acá.

Se constató además la recurrencia a otros tipos de capital —fuera del económico y


educativo— de peso en el campo económico. Entre ellos destacan el capital social (más
precisamente relacional, vr.gr. amistad y compadrazgo) y el político (nos referimos
particularmente al capital político-partidario, dado por la adscripción a cierta organización
política).

En efecto, el capital relacional es una especie de “as bajo la manga” en determinadas


situaciones, como lo sugiere Elena al señalar que su hijo “quiere entrar en la fábrica y no
puede, tiene que haber alguien que te ayuda, que es de ahí”.

A su vez el capital relacional de los actores es relevante en la búsqueda de soluciones


alternativas ante necesidades específicas. Este capital es tanto más efectivo cuanto mayor
el poder relativo, la capacidad de toma de decisiones y la posesión de recursos económicos
posea el otro agente. Es el caso de Jorge27, quien hace alarde de sus vinculaciones:

P: ¿Tenés muchos amigos vos entonces eh?


R: Por todos lados. [...]
P: ¿Y te ayudan ellos don Jorge cuando vos necesitás?
R: A patadas hay eso. Hay mi amigo que yo voy, le digo “esto y esto es mi problema, si se
puede solucionar”, casi no hay luego imposible para mí. [...]

El mismo entrevistado nos ilustra toda una serie de prácticas destinadas a la


consecución de “favores” por parte de amigos, uno de los cuales le había ofrecido algunas
vacas “para tomar leche, para vender, lo que sobra podés vender... después te queda para
tus hijos...”. Las entrevistas realizadas con este informante evidencian la existencia de una
especie de red en torno a otros actores a quienes recurre en procura de recursos para la
supervivencia. Para destinarla a la cría de los animales cedidos por el amigo y para
cultivarla, Jorge se propuso conseguir una parcela de tierra en las adyacencias del barrio,

27 Jorge, de 51 años, es separado y vive con 9 de sus 12 hijos y con una nieta. Jorge se dedica a la
recolección y venta de hierbas medicinales (“pohá ñaná” en guaraní, utilizados para el consumo de tereré y
mate). Uno de los hijos lo asiste en la extracción de las hierbas y tres de ellos se dedican a su venta en la
ciudad de Pilar. El caso de esta persona es sumamente interesante, ya que nos da cuenta de múltiples
prácticas de superviencia.
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

en una propiedad de la Policía Nacional. Sin embargo, puede notarse que estas prácticas no
siempre resultan efectivas:

R: Y claro, el jefe de policía, que me fui dos [o] tres veces . Yo me fui y le hablé bien...
primero me fui junto al gobernador, le conté. Me dice que no estaba a su alcance pero
que el me quería ayudar. Yo le conté bien como, qué era lo que quería hacer y me dijo
que está muy bien, que le gusta lo que yo le digo pero que no está a su alcance, que está
al alcance del jefe de policía. Andate junto a él y decile que me había dicho así, así
como vos me contaste andá a contarle, es un señor de bien, te va a ayudar, no va a haber
problema. Me fui y no pasa nada. Pero él mismo [el gobernador] si me quería ayudar
tenía que dar un telefonazo y le hubiese dicho: “mirá, acá se va un ‘esto y aquello’ y a
ver si le podía hacer una ‘gauchada’, una mano”, qué se yo. El mismo si me quería
hacer esa gauchada me podía hacer, pero el me dijo “andá y hablá con él”, y me fui pero
no pasa nada, ese es el problema [...] y eso que le conté bien cuántos hijos tengo, y le
conté en qué trabajaba, cuál es mi problema y por eso que me voy a molestarle, que yo
soy un tipo que nunca he amenazado a nadie porque sí nomás, y ahora que necesito y
por eso nomás que me voy, para plantar esto y esto y aquello. Y le gustó, pero ahí
terminó, no pasa nada.

En esta red lo político se integra como un capital recurrentemente explotado, lo cual


se refleja en la pertinencia del capital político en el caso de obtención de ocupación y la
satisfacción de necesidades. Con relación a lo primero, Jorge nos relata una experiencia
reciente:

P: ¿En la época de Cubas es que casi conseguiste un trabajo, verdad?


R: Si. Me iban a dar un trabajo y justo vino eso... no se entendió lo que pasó 28 y primera
vez que en mi partido se ve que una persona que viene y ofrece un trabajo. [...] Después
de un tiempo, no sé si me faltaba un mes para resolverme, para conseguir para mi laburo
y justo se empezó a desmoronarse la parte alta, el edificio se vino abajo y yo me quedé
bajo los escombros. No conseguí nada. A mi me gustó, ¿sabés por qué? Porque la
primera vez que un político que es de mi partido viene y me ofrece un trabajo y que yo
pueda elegir adonde quiero trabajar y en qué quiero trabajar y qué quiero desempeñar.
P: ¿Qué le pediste?
R: Sonaba tan bien, y pensé. Me dijo que el va a dar la resolución, era un plazo de 3 meses,
faltaba un mes nomás ya. Como yo trabajaba antes de jardinero allí donde ahora está
ANDE29, ahí era la casa de los Pérez, había hermosos jardines y como tengo experiencia
en jardinería pedí ahí en la CORPOSANA30 a ver si me podía acomodar de jardinero
[...]

Juana, ama de casa de 23 años, nos presenta un caso parecido:

P: ¿Y han recibido algún beneficio [del partido]?

28 Se refiere a la destitución del presidente Raúl Cubas en marzo de 1999 a consecuencia del asesinato del
vicepresidente de la República Luis María Argaña.
29 Administración Nacional de Electricidad.
30 Corporación de Obras Sanitarias, proveedora estatal de agua potable.

17
R: Nada, nadita.
P: ¿Y han solicitado alguna ayuda?
R: Ahora no. Antes le pedía algún trabajo, un puesto, de limpiadora aunque sea en
cualquier lado. En tiempo de elecciones pues siempre prometen, hay lugar para todos y
entonces yo solicité un trabajo y nada.

Estos relatos aluden a posibilidades de obtención de trabajo en virtud de la adhesión


a determinado partido político, pese a no haber resultado exitosos. Sin embargo este hecho
no impide asumir que eventualmente el capital político sea capaz de generar beneficios en
el campo económico y laboral, y en esa medida se reconocen como capital efectivo e
integrante de las estrategias de supervivencia.

2.5.LA ACCION SOLIDARIA COLECTIVA

Analíticamente, las estrategias y prácticas colectivas de supervivencia pueden ser


divididas en dos tipos de la acción solidaria, según su “formalidad”, valer decir, según su
conexión o independencia de instancias burocráticas, políticas y comunitarias. Así,
coexisten mecanismos formales e informales de acción solidaria y orientadas al acceso a
bienes y servicios.

2 MECANISMOS COMUNITARIOS INFORMALES DE PRÁCTICAS


SOLIDARIAS
Existe evidencia de diversas prácticas que involucran el espacio comunitario
encaminadas a la supervivencia de sus miembros, sobre todo cuando la vida de los
individuos se halla amenazada por razones de enfermedad. Ante estas estas amenazas el
grupo responde con ciertas prácticas como colectas de dinero y la organización de rifas, de
las cuales dieron cuenta varios entrevistados, entre ellos María:

P: ¿Y usted hace algún trabajo de ayuda, para los más pobres o para los enfermos?
R: No hay trabajo, no hay compromiso pero ayer fuimos a rezar y llevamos un aporte a
voluntad. Entonces, eventualmente hay necesitados de ayuda. Eventualmente estás
enfermo y no tenés [dinero] ni para el taxi, entonces en esos casos se habla. Es muy útil,
están los fallecidos, los que se internan y se les da a ellos para que salgan también. (T)

Rosa nos dice algo similar:

P: ¿En caso de enfermedad hay alguna ayuda entre ustedes también?


R: Si por supuesto, eso si que cuando uno no puede; 1.000, 500 guaraní, lo que sea si
puede, no hay obligación; cuando alguien se muere o está muy enfermo y necesita
realmente salimos, hacemos una notita y pedimos en cada casa. No hay ningún
problema en eso. Acá en el barrio no nos quejamos de eso.
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

Puede notarse que las citas refieren el carácter no obligatorio de las donaciones, lo
que sugiere que la participación o colaboración voluntaria en dichas iniciativas del grupo
constituye una forma de inversión. En otros términos, al participar en el “juego” como
donante se busca el reconocimiento como tal y, eventualmente, ser favorecido por prácticas
similares: Rosa nos dice: “yo también no sé si mañana qué me puede pasar y voy a querer
salir y pedir”.

Otra práctica frecuente está dada por la utilización del seguro médico del Instituto de
Previsión Social (IPS) en la provisión de medicamentos a terceros, es decir, no titulares. El
mecanismo utilizado es descrito por Ana:

P: ¿Cuándo usted está enferma vienen [sus vecinas]?


R: Sí, ellos me traen remedio. Si no tengo para pagar taxi ellos pagan. Casi todos son
asegurados del IPS entonces nos retiran remedio.
P: ¿Ellos retiran el remedio a nombre de ellos o cómo es el asunto?
R: Yo me voy al Hospital, y pido la receta para retirar de la Previsión [IPS]. Allá no te
preguntan nada. Después ellos te dan su carnet o ellos mismos se van a retirarte.
P: Figura como que es para ellos, porque ellos presentan su carnet.
R: Como te digo ellos no preguntan nada. Solamente le pedís la receta como para poder
retirar en la Previsión y tiene todo luego el papelito.
P: ¿En la receta que a usted le dieron figura su nombre?
R: No, no figura.

La solidaridad del grupo también se manifiesta comúnmente en caso de muerte de


algún vecino, a través de prácticas similares a las anteriormente mencionadas (colectas y
rifas) encaminadas a la asistencia a los familiares de la persona fallecida. Es el caso de una
de nuestras entrevistadas que refirió que ante la reciente muerte de un hermano su familia
recibió fondos recaudados por los vecinos, que fueron destinados a la cobertura de parte de
los gastos de sepelio.

La acción solidaria entre vecinos no se restringe a aportes financieros, comprende


además la provisión e intercambio de bienes y servicios. En relación a lo primero, se
constató que los intercambios de alimentos se realizan especialmente en un contexto que
implica:

a) Proximidad: normalmente involucran a familias con propiedades


lindantes, es decir, estas prácticas normalmente se corresponden con la
proximidad física, y

b) Disponibilidad de excedente: son más comunes los intercambios de


alimentos no adquiridos directamente del mercado, sino excedentes de
actividades extractivas, principalmente la pesca y la producción agrícola en
pequeña escala.

19
Sin embargo, es de notar que estas prácticas son menos frecuentes que en el pasado,
lo cual responde al sensible empeoramiento de las condiciones de vida, como nos afirma
Elena:

R: Y antes antes nos convidábamos con cualquier cosa, pero ahora recelamos ya también
para dar
P: ¿Y por qué eso, por qué puede ser eso?
R: Está más difícil la vida

Cuando el excedente no existe o disminuye drásticamente y la supervivencia de la


propia unidad familiar no se halla garantizada, se reduce la posibilidad de realizar
intercambios. En tal sentido, las condiciones de pobreza extrema restringen las
posibilidades de las redes de ayuda de solidaridad, o en otras palabras, la acentuación de la
pobreza a niveles extremos coarta las redes de solidaridad entre los actores, toda vez que la
disponibilidad de recursos para el autoconsumo familiar es insuficiente.

2.5.2. MECANISMOS FORMALES DE PRÁCTICAS SOLIDARIAS Y


ACCESO A BIENES Y SERVICIOS
En este punto nos referiremos a las prácticas que, por estar mediadas por diversas
formas de organización comunitaria merecen el calificativo de “formales”, las cuales se
conectan con algunas consideraciones acerca del ejercicio del liderazgo comunitario y su
contribución en la obtención de bienes y servicios. Las estrategias concertadas orientadas a
la obtención de éstos cobran relevancia en la medida en que el Estado, en particular las
instancias públicas locales y departamentales, no satisfacen la demanda de servicios
públicos.

Las diversas organizaciones que a nivel barrial responden a esas demandas pueden
ser clasificadas en:

a) Político-partidarias: que corresponden a delegaciones de los


principales partidos políticos del país, a saber, Colorado, Liberal y
Encuentro Nacional. Entre ellos, cobra mayor relevancia tanto por el
número de afiliados en el barrio como por su “presencia” efectiva la
Subseccional del Partido Colorado.

b) Comunitarias: las organizaciones comunitarias existentes son la


“Comisión Pro Desarrollo”, la “Cooperadora Escolar” y diversas
comisiones orientadas a la realización de obras públicas. Estas últimas,
que normalmente involucraban a los vecinos sobre una misma calle, se
crearon con el fin de ejecutar obras de infraestructura, como la
provisión de agua potable y alcantarillado, que una vez realizadas
fueron desarticuladas.
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

Hay que notar que la discriminación analítica en torno al liderazgo político y


comunitario contrasta con la consubstanciación fáctica de ambos niveles, cuyo indicador
principal radica en el hecho que la dirección de la Subseccional Colorada local, de la
Comisión Pro Desarrollo y de la Cooperadora Escolar sea ejercido por una misma persona.
En esa medida puede afirmarse que la acción solidaria formal está teñida por la mediación
política.

De hecho, el líder político colorado de referencia nos hizo notar que si bien
inicialmente existía en el barrio una cantidad considerable de adherentes de otros partidos,
ésta se redujo sustancialmente:

R: Entonces, ese fue lo que nos llevó a nosotros, yo como presidente de seccional, afiliarle
a casi la mayoría de... cuando nosotros habíamos llegado acá había 36 liberales, de los
cuales han quedado 3, verdad, después toditos fueron afiliándose al partido colorado,
porque al fin y al cabo el partido es el que le está dando solución a los problemas
que ellos...

Una de las acciones comunes realizadas a nivel político consiste en la distribución de


víveres, sobre todo el épocas de elecciones. Elena nos comenta:

P: ¿Recibió alguna ayuda del partido?


R: Si. Del partido si... provisiones, así.
P: ¿Uno va a pedir o como es?
R: Ellos nomás luego traen. González pues es el presidente del barrio y el nos manda.
P: ¿A todos los afiliados o a algunos nomás?
R: Yo creo que a todo el barrio. No importa el color.

Aquí encontramos una contradicción, más aparente que real: por un lado señalamos
que la acción solidaria a nivel formal se halla condicionada por el campo político-
partidario; sin embargo, Elena nos señaló la indiscriminación partidaria de parte del señor
González. Esto, en palabras de Jorge se debe a una táctica política orientada a la
cooptación de actores de otras nucleaciones:

R: [...] Ellos [los colorados] brindan preferencia a los liberales porque dicen “hay muchos
liberales y por eso hay muchos colorados que se enojan. Hay que dar a los opositores para
que voten por nosotros”. (T)

En cualquier caso, la mediación política es relevante en la acción solidaria


comunitaria, por la eventual utilización de recursos canalizados por el partido y por la
mediación del interés político en la distribución de bienes y servicios.

21
2.6. LA ARTICULACIÓN CONTROL SOCIAL Y
REPRODUCCIÓN DE LAS RELACIONES SOCIALES

En este punto haremos referencia a uno de los aspectos involucrados en la


reproducción de las relaciones sociales en la comunidad: los procesos comunicativos
informales. No obstante, deseamos señalar algunas precisiones:

a) No asumimos que los procesos aquí señalados respondan precisamente


a una estrategia (en la medida de que, a modo de ejemplo, los actores
reconocen los objetivos de las estrategias laborales. En esa medida los
procesos comunicativos poseen las características de lo que Robert
Merton dio en llamar funciones latentes, en oposición a las funciones
manifiestas).

b) Tampoco asumimos que sea privativo de comunidades “marginales”


(en este sentido, sería interesante realizar una comparación de los
procesos de comunicación informales en grupos con disposición de
diferentes volúmenes de capital, vale decir, grupos de agentes con
diferente posicionamiento en el espacio social).

Luego de estas aclaraciones estamos en condiciones de afirmar que en el ámbito de


las relaciones sociales mantenidas por los agentes en el campo comunitario, cobran
relevancia aquellos aspectos vinculados con procesos comunicativos informales de control
social. Nuestra perspectiva pretende aprehender la ambigüedad analítica de tales procesos,
opuesta a la concatenación empírica del control y el conflicto micro-social. Se parte de la
premisa de que para que exista reproducción de las relaciones sociales del grupo o, si se
prefiere, reproducción del grupo, deben mantenerse “constantes” los rasgos característicos
de los agentes participantes.

Afirmamos que existe una ambivalencia de los procesos comunicativos informales se


presenta porque: a) aluden a prácticas tendientes a la homogeneización de la conducta,
ejercidas cuando comportan la censura en caso que la conducta de los agentes sea
desaprobada desde el punto de vista “moral” o sean percibidos indicios de movilidad social
(fundamentalmente ascendente, aparente o real) por parte de otros agentes del grupo; y b)
en contrapartida a lo anterior, los procesos comunicativos son, a la vez, fuente de conflicto
originados por la injerencia en la vida privada de los agentes.

En cuanto a lo primero, el grupo ejerce control de las desviaciones de la conducta,


medidas en términos de los que es aceptable o reprochable por el grupo (o determinados
agentes del grupo) y, en ese sentido, puede hablarse de una orientación a la
homogeneización de la conducta. Esto es lo que nos sugiere Elena:
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

P: ¿Es frecuente que la gente hable de la otra gente?


R: Eso si hay.
P: ¿Y habla mal de la otra gente?
R: Así es. Eso es común.
P: ¿Por qué usted cree que se da eso?
R: Mucha gente se preocupa por sus vecinos. No somos todos iguales, cada uno somos
diferentes y como vos sos querés que sea tu vecino también y ahí lo que es la
confusión.
P: ¿Y por ese lado usted creo que puede ser?
R: No sé, a mí me parece que es así.
P: Muy interesante lo que dice.
R: Cada uno tiene que ser como es pues, no podés decirle a tu vecino “así que andá, así
que hacé”. Cada uno sabe lo que hace.

Una conducta típicamente percibida como desviada tiene que ver con la sexualidad y
la reproducción: la promiscuidad y la maternidad fuera de uniones. Esto es lo que nos
señala Juana al comentarnos su experiencia con algunos vecinos:

P: ¿Y con tus vecinos como se llevan?


R: Y bien nomás. Con algunos ni hablo porque son chismosos, malos, de todo un poco
hay. Preferimos luego no hablar mas vale.
P: ¿Hay chismes?
R: Sí, bastante si que. Alrededor luego casi.
P: ¿Me podrías dar algún ejemplo?
R: La señora de la esquina, la de ahí, la de al lado. Toditas son así. Si de chisme vamos a
hablar vamos a llenar el barrio, demasiado mucho. Son gente de doble cara, eso lo que
hay. Algunos disfrutan de la desgracia ajena, algunos se preocupan. Como que soy
soltera piensan que con cualquiera nomás me voy a entremeter y empiezan a
hablar barbaridades [...].

Por otro lado, hemos señalado que el control social también es aplicado en casos de
que los agentes presenten señales de alteración de las condiciones de vida. En efecto, el
acceso de niveles relativamente superiores de consumo es reconocido como indicio de
movilidad social. En esas circunstancias también se ponen en marcha los mecanismos de
control social.

El control social ejercido a través de procesos comunicativos conlleva


implícitamente, una sanción: la invasión de la vida privada. Esto es lo que percibe Claudia:

P: ¿Cómo se lleva usted con sus vecinos, en general así, hay problemas, conflictos?
R: Con mis vecinos, más o menos nomás también porque...
P: Ahá
R: No me suelo luego ir en la casa de mis vecinos, muy cerca pues tengo la casa de mi
mamá y ahí nomás suelo ir
P: Ah, ya. ¿No hay mucha relación, digamos, con sus vecinos?
R: Yo no tengo tanto, no me gustan parece
P: ¿No le gustan ellos?

23
R: Eh, no me gustan porque demasiado chismosos son
P: Ah
R: Eso es lo que tienen
P: ¿Hablan así de la gente?
R: Hablan...
P: Usted se enteró de que dijeron algo de usted o algo
R: Si... muchas veces, de otras vecinas así que hablan, cada vez que nos encontramos ya
hablan de otra vecina, igual co va a hablar por mí también

Así el mecanismo de control social deviene en conflictivo. Juana continúa el relato


anterior de la siguiente manera:

R: Entonces prefiero evitar nomás luego, no le saludo. La señora de acá antes llegaba a mi
casa, no salía de ahí y por ahora empieza a hablar de nosotros. Mi hermana tuvo su
bebé recientemente y se fue a traer leche, le llevó a mi hija. De venida le derramó una
latonada de agua en la calle, se cayó mi hermana con la criatura y todo. Nosotros nunca
le maltratamos a su hijo, siempre viene acá, aún después ella de haberse enojado. No sé
por qué se enojó con nosotros y empezó a salir a hablar por nosotros. Cosas dice que no
tiene pie ni cabeza... al principio me callé porque no soy muy ignorante, pero después
ya me dio bronca porque ella también hizo cosas que yo veía y entonces le canté todito
también. Uno se ataja pero después no aguanté mas y le dije y nunca mas hablamos. Es
mala luego. Después que nosotros le dábamos para comer y eso, para su hijo. Ahora
empieza a hablar por nosotros. Cortamos nomás luego, abrimos una puerta otro lado y
la puerta de ahí clausuramos luego, para evitar problemas.

En síntesis, los procesos comunicativos a la vez que integradores, como componente


de los mecanismos de control social en el nivel micro, son desintegradores, en la medida
que generan conflictos interpersonales.

3. CONCLUSIONES

La insuficiencia en los ingresos frente a la demanda de consumo de las unidades


familiares —a lo que se agrega las inexistentes prestaciones sociales—, incluido el acceso
a servicios (principalmente la inversión en educación de los menores), condiciona la
recurrencia a la utilización de mano de obra definida como secundaria, por tratarse de
complementaria al trabajo del principal proveedor del hogar, normalmente el varón: tal el
caso de las mujeres y menores insertos en actividades productivas. En este sentido, podría
señalarse que la intensidad de la utilización de la mano de obra familiar es función de la
cantidad de recursos financieros necesarios para la cobertura de las necesidades básicas
que asegura la reproducción de la unidad familiar. Esto cobra sentido si volvemos a
considerar que dicha reproducción es el “objetivo” primario de las estrategias de
supervivencia.
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

Es relevante la vinculación entre las estrategias laborales y las estrategias educativas,


dadas las peculiaridades que éstas revisten. La reconversión de capital económico en
capital educativo (Saint Martin, 1983: 387) responde a inversiones a largo plazo, en la
medida que la “acumulación” de capital educativo es reconocida como condicionante del
ascenso social, vale decir, de vía de escape del círculo de la pobreza. Por tal motivo, podría
señalarse que pese a que la orientación central de la mayoría de las prácticas sea el corto
plazo, no se excluyen inversiones de la unidad familiar que eventualmente redunden a
futuro en procesos de ascenso social. Así, el hecho que la educación sea asumida como una
inversión cuyos resultados se efectivizan en el largo plazo lo sugiere que pese a que
algunos entrevistados resalten que el relativamente elevado nivel educativo es escasamente
efectivo en presencia de un mercado laboral restringido, efectúen inversiones en la
educación de sus hijos.

En otro orden, recalquemos que las estrategias y prácticas en el campo económico se


presentan de manera algo difusa si se tienen en cuenta los diversos tipos de capital
intervinientes en la procura de la obtención de ingresos, ocupaciones y satisfacción de
necesidades básicas. Las relaciones sociales, es decir, el capital social y el capital provisto
por la pertenencia a determinada agrupación política atraviesan el campo e inciden en las
estrategias y prácticas en busca de recursos. En ese sentido, la obtención de bienes y
servicios en muchos casos se halla mediada por vinculaciones políticas, reproduciendo así
las relaciones de dependencia de parte de los agentes hacia las formas más estructuradas
del poder. La red de dependencias, coacciones y servicios prebendarios se alimenta
constantemente y los agentes participantes se ven compelidos a participar en ella.
Evidencia de ello es la opción de muchos agentes por afiliarse al partido en el poder, el
cual dispone de mayor cantidad de recursos y el control de la burocracia (nacional y local)
y en esa medida de presencia activa en el barrio.

También el capital de tipo relacional es relevante para la obtención de trabajo: las


relaciones primarias son fundamentales, y la lógica del desempeño es desvirtuada por la
adscripción. En este caso, la inversión en relaciones sociales señala una ventaja; son
establecidas relaciones de amistad y compadrazgo asimétricas, en el sentido de que se
busca la vinculación con personas con mayor disponibilidad de capital global de tal modo
que en algunos casos estas relaciones se inscriben en una situación de subordinación e
incluso dependencia.

Además de los factores descritos contribuyen con la supervivencia las redes


comunitarias informales de obtención de bienes y servicios. Así, las iniciativas privadas
son seguidas por los agentes generando un mecanismo que, en alguna medida, busca
garantizar la conservación de la vida de los mismos. Hemos descrito este tipo de prácticas
como una forma de inversión, y lo es por cuanto se busca el reconocimiento de los agentes
participantes en ellas y ser eventualmente beneficiario. También hemos notado que, en la
medida en que las condiciones de vida sufren un deterioro y la supervivencia de la propia
unidad familiar no se halla asegurada, las redes de solidaridad como las descritas y

25
C.RS S.RP.
C.E.
1 E.S.

Habitus
aquellas más restringidas que comprenden a los agentes individuales y unidades familiares,
tienden a debilitarse. Así, la agudización de la pobreza reduce la potencialidades de las
relaciones sociales tradicionales y con ellas las fortalezas organizativas de la comunidad,
ante la atomización social. Esta situación, por su parte, induce a los actores a vincularse
con formas más organizadas y globales de asociación, entre las cuales destacan los partidos
políticos (en este casos, esencialmente el partido en el poder en Paraguay hace varias
décadas), con su consabida carga de clientelismo.

Un modelo resumido de lo expuesto en este trabajo podría ser representado


gráficamente de la siguiente manera:

El espacio social (E.S.) es el espacio social total, es decir, la combinación de los


diversos campos, contituyendo él mismo un campo en este caso constituido por la
comunidad. Los diversos subcampos que constituyen el espacio social están dados por el
campo económico (C.E.), el campo de las relaciones sociales (C.RS.) y el campo de las
relaciones políticas (C.RP.). Las flechas de derecha a izquierda representan la
internalización (habitus) de la estructura de los campos (nivel inconciente) y las de
izquierda a derecha representan las prácticas (la objetivación de los habitus), constituídas
en estrategias en cada uno de los campos del espacio social y en los cuales se invierten
diversos tipos, subtipos y combinaciones de capital. El conjunto de dichas estrategias
configuran las estrategias de supervivencia. Nuestra investigación ha pretendido dar cuenta
de la articulación de las diferentes prácticas en virtud de diversos tipos de capital
(representada en el gráfico por la intersección de los diversos campos [1]). Además de
implicar prácticas en varios campos de la realidad social, las estrategias de supervivencia
afectan a diferentes niveles de la realidad social: en nuestro caso, el nivel más básico de las
unidades familiares, el nivel intermedio del espacio barrial o comunitario y el nivel más
abarcativo de las instituciones burocráticas y políticas de alcance nacional. En el
"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

reconocimiento de la multidimensionalidad de la vida cotidiana de los agentes radica la


extremada riqueza del concepto de estrategias de supervivencia.

Señalemos finalmente que junto con las estrategias de supervivencia cotidiana de los
agentes coexisten procesos tendientes a la reproducción del grupo, fundamentalmente
orientados por el control social ejercido por los agentes ante amenazas de desintegración,
tanto en el nivel de la conducta como de la coparticipación en las mismas características
económicas. Justamente estos factores son los que informan la homogeneidad (relativa) del
grupo y permiten su reproducción. Sin embargo, recíprocamente el control social ejercido a
través de la censura ejerce de generador de conflictos en la medida que la sanción,
devenida por la violación de la privacidad, es reconocida por los afectados como
indeseable.

27
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"Estrategias de supervivencia y reproducción social: el caso del barrio San Alfonso de Pilar - Paraguay"
Ariel Miño Worobiej
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios (CERI) - Paraguay

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_____ 1982. El enfoque de las estrategias familiares de vida en América latina. (Buenos Aires:
Cuadernos del CEUR Nº 2).

29
ANEXO METODOLÓGICO

El estudio ha combinado diversas técnicas metodológicas, cuantitativas y


cualitativas, aunque en ella predominas las segundas. Durante el trabajo de campo las
técnicas
Poblaci?n seg?n edad yseñaladas
sexo — Sanmás abajoPilar
Alfonso, se complementaron
— 1999 con observación participante.
Grupos de edad
Hombres
En primer
Mujeres término se ejecutó una encuesta sociodemográfica con fines descriptivos
que permitió un acercamiento a las características estructurales del barrio. El mismo se
Totales
% acum.
De 0 a 4 a?os abocó a la presentación de:
9
47,4
a) Algunas características sociodemográficas
10
generales del barrio (analizadas en la
introducción): 52,6
19
8,5
a.1.) Composición por
8,5 sexo y edad
De 5 a 9 a?os
a.2.) Educación 17
63,0
a.3.) Conformación10de las unidades familiares
37,0
27
b) Las estrategias ocupacionales
12,1 y de satisfacción de necesidades (analizadas en la
sección analítica): 20,5
De 10 a 14 a?os
27
b.1.) Ocupación de69,2
la mano de obra
12
b.2.) Distribución 30,8
del ingreso
39
b.3.) Migraciones 17,4
laborales
37,9
De 15 a 19 a?os
b.4.) Estrategias alternativas
20
de satisfacción de necesidades alimentarias.
54,1
17
45,9
La encuesta fue realizada en una37muestra de 46 de los 91 hogares —35 de la zona 1 y
11 de la zona 2— que conforman el barrio,
16,5 lo que representa al 50,6% del total. Algunas de
54,5
De 20 a 24 a?os sus resultados se exponen a continuación.
4
En lo que a las técnicas cualitativas
44,4 utilizadas se refiere, las entrevistas semi-
estructuradas y entrevistas en profundidad buscaron una aproximación a las prácticas de
5
55,6
los actores sociales involucrados y sus 9 representaciones acerca de la “lógica” de los
diferentes campos de la vida social de la comunidad, aunque fundamentalmente referidos a
4,0
58,5
De 25 a 29 a?os la dinámicas económica y social (incluida la política “interna”), vinculadas con las
estrategias de supervivencia y la reproducción
4 social. Fueron entrevistadas 20 personas,
40,0
incluidos 2 líderes locales y un informante
6 clave. Los resultados de las entrevistas fueron
somentidos a “contrastaciones” con los
60,0resultados derivados de la observación participante.
10
4,5
Cantidad de personas por hogar
A continuación se presentan otros
62,9 cuadros San Alfonso —
resultantes dePilar — 1999 y
la encuesta que no fueron
De 30 a 34 a?os Cantidad de
incluidos en el corpus de la investigación:
6 personas
50,0 Frecuencia
6 %
50,0 % ac.
12 1
5,4 2
68,3 4
De 35 a 39 a?os 4
4 2
Estado civil de mayores de 19 a?os 4
36,4
San Alfonso — Pilar — 1999 9
Abs. 11 3
% 4,9 4
Soltero 73,2 9
De 40 a 44 a?os 23 22
22,5 10 4
Casado/Unido 58,8 13
68 7 28
"Estrategias de supervivencia
66,7 y reproducción
41,2
social: el caso del barrio San Alfonso de
50 Pilar - Paraguay"
Separado/divorciado 17 Ariel
5 Miño Worobiej
11 Centro
7,6 de Estudios Rurales Interdisciplinarios 8(CERI) - Paraguay
10,8 80,8 17
De 45 a 49 a?os Totales 67
102 5 6
100,0 41,7 7
7 15
58,3 83
12 7
5,4 3
86,2 7
De 50 a 54 a?os 89
3 8
30,0 3
7 7
70,0 96
10 11
4,5 1
90,6 2
De 55 a 59 a?os 98
4 12
57,1 1
3 2
42,9 100
7
3,1 46
93,8 100
De 60 a 64 a?os
1
33,3
2
66,7
3
1,3
95,1
De 65 a 69 a?os
Nivel educativo según categorías de edad
3 (grupos seleccionados) — San Alfonso, Pilar — 1999
Nivel educativo 0-5 años 50,0 6-18 años 19 y más Totales
Abs. % 3 Abs. % Abs. % Abs. %
0 Ninguno 24 50,0
92,3 4 4,4 7 6,5 35 15,6
1 Primario incompleto 2 7,76 38 41,8 38 35,5 78 34,8
2 Primario completo 0 2,7
0,0 10 11,0 29 27,1 39 17,4
3 Secundario incompleto 97,8 35 38,5 21 19,6 56 25,0
De 70 a 74 a?os 4 Secundario completo 4 4,4 7 6,5 11 4,9
5 Terciario incompleto 0 3 2,8 3 1,3
6 Terciario completo 0,0 2 1,9 2 0,9
Totales 26 100,02 91 100,0 107 100,0 224 100,0
100,0
2
0,9
98,7
De 75 a 79 a?os
0
0,0
0
0,0
0
0,0
98,7
De 80 a 84 a?os
1
50,0
1
50,0
2
0,9
99,6
De 85 y m?s a?os
1
100,0
0
0,0
1
31
0,4
100,0
Totales
119

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