El documento resume el libro "El mundo después de USA" del autor Fareed Zakaria. Zakaria argumenta que aunque Estados Unidos sigue siendo la única superpotencia militar, el poder global se está distribuyendo a otros países. La economía y cultura estadounidense ya no dominan el mundo como antes. El sistema internacional está cambiando a uno "posamericano" dirigido desde muchos lugares. Zakaria también examina cómo los ataques terroristas del 11 de septiembre afectaron la política exterior unilateralista de Estados Unidos y la percepción del Islam en Occ
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El documento resume el libro "El mundo después de USA" del autor Fareed Zakaria. Zakaria argumenta que aunque Estados Unidos sigue siendo la única superpotencia militar, el poder global se está distribuyendo a otros países. La economía y cultura estadounidense ya no dominan el mundo como antes. El sistema internacional está cambiando a uno "posamericano" dirigido desde muchos lugares. Zakaria también examina cómo los ataques terroristas del 11 de septiembre afectaron la política exterior unilateralista de Estados Unidos y la percepción del Islam en Occ
El documento resume el libro "El mundo después de USA" del autor Fareed Zakaria. Zakaria argumenta que aunque Estados Unidos sigue siendo la única superpotencia militar, el poder global se está distribuyendo a otros países. La economía y cultura estadounidense ya no dominan el mundo como antes. El sistema internacional está cambiando a uno "posamericano" dirigido desde muchos lugares. Zakaria también examina cómo los ataques terroristas del 11 de septiembre afectaron la política exterior unilateralista de Estados Unidos y la percepción del Islam en Occ
El documento resume el libro "El mundo después de USA" del autor Fareed Zakaria. Zakaria argumenta que aunque Estados Unidos sigue siendo la única superpotencia militar, el poder global se está distribuyendo a otros países. La economía y cultura estadounidense ya no dominan el mundo como antes. El sistema internacional está cambiando a uno "posamericano" dirigido desde muchos lugares. Zakaria también examina cómo los ataques terroristas del 11 de septiembre afectaron la política exterior unilateralista de Estados Unidos y la percepción del Islam en Occ
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El mundo después de USA
The post-american world
Julio César Roballo Albarracín*
Autor: Fareed Zakaria
Editorial: Espasa Libros Ciudad: España Año: 2004 Número de páginas: 34 páginas
El autor del texto Fareed Zakaria, nació en Bombay, en 1965,
vivió en India hasta los 18 años. Posteriormente se estableció en Estados Unidos, donde realizó sus estudios universitarios y obtuvo el grado de doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard. Gran conocedor del islam y riguroso analista político y de relaciones internacionales. (Zakaria, 2008) El libro de El mundo después de USA del autor Fareed Zakaria, es un libro que plantea desde el comienzo un debate académico sobre la forma en que Estados Unidos ha perpetrado en todas las esferas de las relaciones internacionales, un mecanismo que en general ha estado basado en la geopolítica internacional y la configuración del nuevo orden mundial. Zakaria es un analista político de tendencia liberal o moderada, conservadora según algunos, aunque desconocido para algunos pero en su materia, uno de los más reconocidos especialistas en relaciones internacionales. Para comenzar, a futuro, desde el 11-S ha florecido en Occidente, sobre todo en Estados Unidos una industria de alarmismo, los mercados * (VWXGLDQWHGH5HODFLRQHV,QWHUQDFLRQDOHV8QLYHUVLGDGGH6DQ%XHQDYHQWXUDRFWDYRVHPHVWUH
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financieros globales se han venido derrumbando y se han perdido
importantes actividades económicas, sobre todo las provenientes del turismo. Cuando George Bush habló de un «nuevo orden mundial», se refería solamente a que el viejo orden occidental se extendería a todo el mundo y de paso iba encaminado a afirmar que Estados Unidos ocupa el vértice en el sistema emergente, pero de una u otra manera, también es el país más cuestionado por ese nuevo orden. En el plano político-militar, seguimos en el mundo de una única superpotencia, pero en todas las dimensiones restantes: industrial, financiera, educativa, social, y cultural, tal y como lo menciona el autor en uno de sus capítulos. La distribución del poder está cambiando, mudándose fuera del dominio norteamericano. Esto no significa que estemos entrando en un mundo antiestadounidense, nos estamos mudando a un mundo posamericano, definido y dirigido desde muchos lugares y por mucha gente. (Zakaria, 2008) El hecho de que las nuevas potencias estén afirmando sus intereses con mayor firmeza es la realidad del mundo posamericano. Según el viejo modelo de hacer las cosas, Estados Unidos y unos pocos aliados occidentales dirigían la función, mientras que el Tercer Mundo seguía el juego o se quedaba fuera, con lo cual continuaba careciendo de importancia. Ahora se divisan las vías de desarrollo cada vez más fuertes y con más estructuras que dimensionan el sistema internacional. A ciencia cierta, el sistema internacional de predominación de Estados Unidos en todos los ámbitos ha sido, permanente y continuo, desde que se dio a conocer, el concepto de economías emergentes, con China a la cabeza, Norteamérica ha visto un desafío en las relaciones internacionales, ha construido escenarios bajo cualquier excusa, y aquí podríamos hablar de las revoluciones en el mundo árabe, que representaron un eslabón fuerte que frenó, no solamente el crecimiento económico y sustancial de Estados Unidos,
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sino que también estaba sacudiendo el orden mundial, pero en este
contexto, la única cosa capaz de ofrecer una fortaleza de estabilidad para las próximas décadas era una visión nueva y ampliada de que los fenómenos han traspasado fronteras, y que la religión por su parte, ha jugado un papel relevante, que no debe olvidarse. En materia de política exterior, y quizás con bastante crítica como la que establece Fareed, Estados unidos se ha visto involucrado en el proceso político e ideológico del nacionalismo, derivado de su capacidad de sentimiento nacional y de pertenencia. Puede resultar paradójico que la globalización y la modernización económica estén alimentado el nacionalismo político, pero solo si consideramos dicho nacionalismo una ideología atrasada que, sin duda, será borrada por el avance imparable del progreso. El nacionalismo siempre ha desconcertado a los estadounidenses, pues cuando participan en asuntos exteriores, creen que de verdad están intentando ayudar a mejorar a otros países. (Zakaria, 2008). A nivel histórico, la política exterior de la administración de Bush ofrece una ilustración perfecta sobre la necesidad práctica de tener legitimidad, y más allá de los fracasos, la ilustración perfecta sigue siendo la misma, la de necesitar cooperación de muchos países para hacer las cosas. Para comprender la política de administración de Bush no basta con centrarse en el impulso y orígenes de la conspiración neoconservadora, el factor crucial que posibilitó tal política fue el 11-S. Pues, una década antes de los ataques, Estados Unidos se movía sin obstáculos en el escenario mundial, pero varias restricciones internas dificultaron a Washington seguir una política exterior unilateral y combativa. Las intervenciones militares y la ayuda exterior gozaban de escasa popularidad, pues tras los rigores de la guerra fría, los ciudadanos deseaban que Estados Unidos se retirara del mundo. Pero el 11-S lo cambio todo, haciendo pedazos las limitaciones internas a la política exterior.
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Después de ese ataque, Bush contó con un país unido y un
mundo en su mayoría comprensivo. La guerra afgana elevó el aura de la omnipotencia americana, envalentonando a los elementos de la línea más dura del Gobierno, que utilizaron ese éxito como argumento para ir a la guerra contra Irak de inmediato y hacerlo de una forma prácticamente unilateral. Lo que en el libro se menciona como «la muerte del viejo orden». Es decir, Estados Unidos no necesitaba al resto del mundo, ni los viejos mecanismos de legitimidad y cooperación. Sería el nuevo imperio global el que crearía una nueva realidad. La fórmula, para explicar la política exterior de Bush es sencilla: Unipolaridad, más, 11-S, más Afganistán, igual a unilateralismo más Irak. Mejor resumido no puede estar por el autor. Quizás la parte negativa de todo el contenido terrorista, de cambio, de estrategia, de política y hasta de discurso para ese nuevo orden naciente, se centre más en las comunidades que mayormente se vieron afectadas en Estados Unidos, como la musulmana, donde se impuso un tema negativo sobre esa religión, basado en lo que hizo la red Al Qaeda en nombre del islam. Si bien esto, no representaba a todos los musulmanes ni a todas sus ramas, despertó un sentimiento en esa comunidad de comenzar a verse como sujetos de la seguridad, pero también por primera vez como musulmanes-estadounidenses en donde surge a su vez una voz en el debate de libre autodeterminación. El debate local pasa del terrorismo al imperialismo estadounidense. El terrorismo islamista, que ocupa la primera plana de los diarios, es un problema importante y persistente, pero que atañe a un número reducido de fanáticos. Se alimenta de las disfunciones del mundo musulmán, el sentimiento de humillación a manos de Occidente y el fácil acceso a las tecnologías de la violencia. (Zakaria, 2008) Otro de los temas importantes mencionados en el libro El mundo después de USA, es sobre el ascenso del resto de países, aunque es real, es
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un proceso lento y largo, y asegura a Estados Unidos un papel vital, si
bien diferente, muchos de estos países emergentes mantienen aspectos históricos, disputas fronterizas y peleas mutuas contemporáneas, en la mayoría de los casos, el nacionalismo crecerá junto con la talla económica y geopolítica. Al ser una potencia distante Estados Unidos es con frecuencia un socio conveniente para muchas naciones regionales, preocupadas por el ascenso de una hegemonía en su entorno. «Lo que se está desvaneciendo en los países emergentes es la vieja cultura elevada y el orden tradicional, erosionados por el ascenso de un público masivo al que han dado poder el capitalismo de la democracia». (Zakaria, 2008). Un aspecto relacionado de esta nueva era es la traslación del poder de los Estados a otros actores. Entre los «demás» que están ascendiendo se incluyen muchos actores no estatales. Grupos e individuos han cobrado poder y están socavando la jerarquía, la centralización y el control. Funciones que antes controlaba el Gobierno ahora son compartidas con entidades internacionales como la Organización Mundial del Comercio o la Unión Europea. Se multiplican los grupos no gubernamentales todos los días sobre temas diversos en todos los países. Las empresas y el capital se trasladan de un lugar a otro en busca de mejor localización para hacer negocios, recompensando a algunos Gobiernos mientras castigan a otros. Terroristas como AlQaeda, carteles de drogas, insurgentes y milicias de todo tipo, encuentran espacio para operar dentro de los recovecos del sistema internacional. El poder está abandonando a los Estados-nación para dirigirse hacia arriba, hacia abajo y hacia los márgenes. En tal atmosfera las aplicaciones tradicionales del poder nacional, tanto económica como militar, han perdido efectividad. No solo fue el contenido de la política americana lo que cambió en la era unipolar, también lo hizo el estilo que se ha vuelto imperial
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e imperioso, tanto así que algunos países europeos se oponen a la
política exterior americana y llegan a afirmar que Estados Unidos es la mayor amenaza para la paz mundial. En estos días, Estados Unidos cuenta con una amplia provisión de todo tipo de poder, menos uno y es la legitimidad, pues en el mundo actual se trata de una deficiencia critica. La legitimidad permite establecer la agenda, definir una crisis y movilizar apoyo para medidas entre países y fuerzas no gubernamentales como empresas privadas y organizaciones de base. (Zakaria, 2008) Norteamérica conserva una capacidad considerable para establecer la agenda y de este modo conferir legitimidad a lo que constituye un problema o crisis, las ideas e ideales americanos siguen dominados por debates sobre armas nucleares, apoyo público internacional, poder, relaciones públicas, etc. La doctrina Bush será recordada como la doctrina del giro imperial. Este giro será duradero si Estados Unidos logra asegurar no solo su poder material sino también una representación del mundo que demanda un nuevo lenguaje para su comprensión y para tratar con él Es cuestión de que Washington sea más persuasivo, podría decirse que todo consistió y está fundamentado en una estrategia política que maneja Estados Unidos muy técnica y práctica, que al nivel de las relaciones internacionales representa un modelo de nueva geografía mundial, bajo la integración política e influencia de la mutación radical de la fuerzas armadas, que en el futuro se puede predecir un total avance tecnológico de las mismas, nuevos métodos de ataque y nuevos servicios de inteligencia, cada vez más militarizados, es decir, que se pasa de una esfera (económica, política, social, cultural, tecnológica, ambiental, etc.) a otra con la intención de crear dinamismo en los cambios que va proponiendo la globalización. Finalmente, y habiendo tocado la mayoría de los temas plasmados en el libro El mundo después de USA de Fareed Zakaria, nos damos cuenta de que existen críticas que son totalmente
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contundentes a la hora de analizar el proceso histórico de Estados
Unidos, no solo como superpotencia sino también el escenario del sistema internacional en el que se mueve, teniendo en cuenta que esas relaciones de poder le han causado en cierta medida un re direccionamiento de su política exterior, aun sin saber si para bien o para mal, pero la mayoría de los países en subdesarrollo o en vía de desarrollo giran su mirada a Norteamérica como un lugar de esperanzas y de nuevas estrategias para alcanzar un nivel de calidad de vida por lo menos considerable. Y es precisamente esto lo que hace que Estados Unidos pueda moverse a su antojo en el nuevo orden mundial, puede tener la competencia de la Eurozona pero haya allí el componente financiero global que hace que cobre legitimidad a la hora de tener cualquier desfalco institucional, una rapidez en su accionar y en su agenda global que hace que se recupere rápido su posición geoestratégica, social, militar, cultura, etc. Es decir, con crecimiento económico, se consigue la estabilidad mundial, en palabras más sencillas es una realidad de la que se ha beneficiado Estados Unidos, ya sea gracias a sus fuerzas de modernización, a su capacidad de acción a su interacción global, a su comercio avanzado, a la buena gobernanza, o a la defensa contundente de los derechos humanos, pero lo ha catalogado como un país que tiene una absoluta actividad competente. Por otro lado, es complejo entender muchos de los puntos de vista que toma el autor precisamente por su lugar de origen, aunque haber vivido en las dos partes hace que tenga una mirada muy crítica y respetable sobre el tema, quizás es uno de los puntos más interesantes que hacen que el lector se mantenga concentrado en las líneas del libro. La característica más llamativa de la India actual es su capital humano, una población vasta y creciente de emprendedores, gestores e individuos con sentido común para los negocios.
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Siempre deja abierta la pregunta y las afirmaciones de las que
el lector se quiere hacer dueño, encontrando o viendo a Estados Unidos como una amenaza, como una posibilidad, como alguien irrevocable de su poder o como un país que tiene una soberanía imperial sobre el resto del globo, lo que sí es cierto es que las nuevas reglas para una nueva era deben ser estudiadas y analizadas con total autonomía y libertad.
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