abejarano, El mundo despuВs de USA

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El mundo después de USA

The post-american world


Julio César Roballo Albarracín*

Autor: Fareed Zakaria


Editorial: Espasa Libros
Ciudad: España
Año: 2004
Número de páginas: 34 páginas

El autor del texto Fareed Zakaria, nació en Bombay, en 1965,


vivió en India hasta los 18 años. Posteriormente se estableció en
Estados Unidos, donde realizó sus estudios universitarios y obtuvo el
grado de doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard.
Gran conocedor del islam y riguroso analista político y de relaciones
internacionales. (Zakaria, 2008)
El libro de El mundo después de USA del autor Fareed Zakaria, es
un libro que plantea desde el comienzo un debate académico sobre la
forma en que Estados Unidos ha perpetrado en todas las esferas de las
relaciones internacionales, un mecanismo que en general ha estado
basado en la geopolítica internacional y la configuración del nuevo
orden mundial. Zakaria es un analista político de tendencia liberal
o moderada, conservadora según algunos, aunque desconocido para
algunos pero en su materia, uno de los más reconocidos especialistas
en relaciones internacionales.
Para comenzar, a futuro, desde el 11-S ha florecido en Occidente,
sobre todo en Estados Unidos una industria de alarmismo, los mercados
*
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financieros globales se han venido derrumbando y se han perdido


importantes actividades económicas, sobre todo las provenientes del
turismo. Cuando George Bush habló de un «nuevo orden mundial», se
refería solamente a que el viejo orden occidental se extendería a todo el
mundo y de paso iba encaminado a afirmar que Estados Unidos ocupa
el vértice en el sistema emergente, pero de una u otra manera, también
es el país más cuestionado por ese nuevo orden.
En el plano político-militar, seguimos en el mundo de una única
superpotencia, pero en todas las dimensiones restantes: industrial,
financiera, educativa, social, y cultural, tal y como lo menciona
el autor en uno de sus capítulos. La distribución del poder está
cambiando, mudándose fuera del dominio norteamericano. Esto no
significa que estemos entrando en un mundo antiestadounidense,
nos estamos mudando a un mundo posamericano, definido y
dirigido desde muchos lugares y por mucha gente. (Zakaria, 2008)
El hecho de que las nuevas potencias estén afirmando sus
intereses con mayor firmeza es la realidad del mundo posamericano.
Según el viejo modelo de hacer las cosas, Estados Unidos y unos
pocos aliados occidentales dirigían la función, mientras que el Tercer
Mundo seguía el juego o se quedaba fuera, con lo cual continuaba
careciendo de importancia. Ahora se divisan las vías de desarrollo
cada vez más fuertes y con más estructuras que dimensionan el
sistema internacional.
A ciencia cierta, el sistema internacional de predominación
de Estados Unidos en todos los ámbitos ha sido, permanente y
continuo, desde que se dio a conocer, el concepto de economías
emergentes, con China a la cabeza, Norteamérica ha visto un desafío
en las relaciones internacionales, ha construido escenarios bajo
cualquier excusa, y aquí podríamos hablar de las revoluciones en
el mundo árabe, que representaron un eslabón fuerte que frenó, no
solamente el crecimiento económico y sustancial de Estados Unidos,

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sino que también estaba sacudiendo el orden mundial, pero en este


contexto, la única cosa capaz de ofrecer una fortaleza de estabilidad
para las próximas décadas era una visión nueva y ampliada de que los
fenómenos han traspasado fronteras, y que la religión por su parte,
ha jugado un papel relevante, que no debe olvidarse.
En materia de política exterior, y quizás con bastante crítica
como la que establece Fareed, Estados unidos se ha visto involucrado
en el proceso político e ideológico del nacionalismo, derivado de su
capacidad de sentimiento nacional y de pertenencia. Puede resultar
paradójico que la globalización y la modernización económica estén
alimentado el nacionalismo político, pero solo si consideramos dicho
nacionalismo una ideología atrasada que, sin duda, será borrada por
el avance imparable del progreso.
El nacionalismo siempre ha desconcertado a los estadounidenses,
pues cuando participan en asuntos exteriores, creen que de verdad
están intentando ayudar a mejorar a otros países. (Zakaria, 2008).
A nivel histórico, la política exterior de la administración de
Bush ofrece una ilustración perfecta sobre la necesidad práctica de
tener legitimidad, y más allá de los fracasos, la ilustración perfecta
sigue siendo la misma, la de necesitar cooperación de muchos países
para hacer las cosas. Para comprender la política de administración de
Bush no basta con centrarse en el impulso y orígenes de la conspiración
neoconservadora, el factor crucial que posibilitó tal política fue el 11-S.
Pues, una década antes de los ataques, Estados Unidos se movía
sin obstáculos en el escenario mundial, pero varias restricciones
internas dificultaron a Washington seguir una política exterior
unilateral y combativa. Las intervenciones militares y la ayuda
exterior gozaban de escasa popularidad, pues tras los rigores de la
guerra fría, los ciudadanos deseaban que Estados Unidos se retirara
del mundo. Pero el 11-S lo cambio todo, haciendo pedazos las
limitaciones internas a la política exterior.

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Después de ese ataque, Bush contó con un país unido y un


mundo en su mayoría comprensivo. La guerra afgana elevó el aura
de la omnipotencia americana, envalentonando a los elementos
de la línea más dura del Gobierno, que utilizaron ese éxito como
argumento para ir a la guerra contra Irak de inmediato y hacerlo de
una forma prácticamente unilateral. Lo que en el libro se menciona
como «la muerte del viejo orden».
Es decir, Estados Unidos no necesitaba al resto del mundo,
ni los viejos mecanismos de legitimidad y cooperación. Sería el
nuevo imperio global el que crearía una nueva realidad. La fórmula,
para explicar la política exterior de Bush es sencilla: Unipolaridad,
más, 11-S, más Afganistán, igual a unilateralismo más Irak. Mejor
resumido no puede estar por el autor.
Quizás la parte negativa de todo el contenido terrorista, de
cambio, de estrategia, de política y hasta de discurso para ese nuevo
orden naciente, se centre más en las comunidades que mayormente
se vieron afectadas en Estados Unidos, como la musulmana, donde
se impuso un tema negativo sobre esa religión, basado en lo que hizo
la red Al Qaeda en nombre del islam. Si bien esto, no representaba a
todos los musulmanes ni a todas sus ramas, despertó un sentimiento
en esa comunidad de comenzar a verse como sujetos de la seguridad,
pero también por primera vez como musulmanes-estadounidenses en
donde surge a su vez una voz en el debate de libre autodeterminación.
El debate local pasa del terrorismo al imperialismo estadounidense.
El terrorismo islamista, que ocupa la primera plana de los diarios,
es un problema importante y persistente, pero que atañe a un número
reducido de fanáticos. Se alimenta de las disfunciones del mundo
musulmán, el sentimiento de humillación a manos de Occidente y el
fácil acceso a las tecnologías de la violencia. (Zakaria, 2008)
Otro de los temas importantes mencionados en el libro El mundo
después de USA, es sobre el ascenso del resto de países, aunque es real, es

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un proceso lento y largo, y asegura a Estados Unidos un papel vital, si


bien diferente, muchos de estos países emergentes mantienen aspectos
históricos, disputas fronterizas y peleas mutuas contemporáneas,
en la mayoría de los casos, el nacionalismo crecerá junto con la talla
económica y geopolítica. Al ser una potencia distante Estados Unidos
es con frecuencia un socio conveniente para muchas naciones regionales,
preocupadas por el ascenso de una hegemonía en su entorno.
«Lo que se está desvaneciendo en los países emergentes es
la vieja cultura elevada y el orden tradicional, erosionados por el
ascenso de un público masivo al que han dado poder el capitalismo
de la democracia». (Zakaria, 2008).
Un aspecto relacionado de esta nueva era es la traslación del
poder de los Estados a otros actores. Entre los «demás» que están
ascendiendo se incluyen muchos actores no estatales. Grupos e
individuos han cobrado poder y están socavando la jerarquía,
la centralización y el control. Funciones que antes controlaba el
Gobierno ahora son compartidas con entidades internacionales
como la Organización Mundial del Comercio o la Unión Europea.
Se multiplican los grupos no gubernamentales todos los días sobre
temas diversos en todos los países. Las empresas y el capital se
trasladan de un lugar a otro en busca de mejor localización para hacer
negocios, recompensando a algunos Gobiernos mientras castigan a
otros. Terroristas como AlQaeda, carteles de drogas, insurgentes y
milicias de todo tipo, encuentran espacio para operar dentro de los
recovecos del sistema internacional.
El poder está abandonando a los Estados-nación para dirigirse
hacia arriba, hacia abajo y hacia los márgenes. En tal atmosfera las
aplicaciones tradicionales del poder nacional, tanto económica como
militar, han perdido efectividad.
No solo fue el contenido de la política americana lo que cambió
en la era unipolar, también lo hizo el estilo que se ha vuelto imperial

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e imperioso, tanto así que algunos países europeos se oponen a la


política exterior americana y llegan a afirmar que Estados Unidos es
la mayor amenaza para la paz mundial.
En estos días, Estados Unidos cuenta con una amplia provisión
de todo tipo de poder, menos uno y es la legitimidad, pues en el
mundo actual se trata de una deficiencia critica. La legitimidad permite
establecer la agenda, definir una crisis y movilizar apoyo para medidas
entre países y fuerzas no gubernamentales como empresas privadas y
organizaciones de base. (Zakaria, 2008) Norteamérica conserva una
capacidad considerable para establecer la agenda y de este modo conferir
legitimidad a lo que constituye un problema o crisis, las ideas e ideales
americanos siguen dominados por debates sobre armas nucleares,
apoyo público internacional, poder, relaciones públicas, etc.
La doctrina Bush será recordada como la doctrina del giro
imperial. Este giro será duradero si Estados Unidos logra asegurar no
solo su poder material sino también una representación del mundo que
demanda un nuevo lenguaje para su comprensión y para tratar con él
Es cuestión de que Washington sea más persuasivo, podría decirse
que todo consistió y está fundamentado en una estrategia política que
maneja Estados Unidos muy técnica y práctica, que al nivel de las
relaciones internacionales representa un modelo de nueva geografía
mundial, bajo la integración política e influencia de la mutación radical
de la fuerzas armadas, que en el futuro se puede predecir un total
avance tecnológico de las mismas, nuevos métodos de ataque y nuevos
servicios de inteligencia, cada vez más militarizados, es decir, que se
pasa de una esfera (económica, política, social, cultural, tecnológica,
ambiental, etc.) a otra con la intención de crear dinamismo en los
cambios que va proponiendo la globalización.
Finalmente, y habiendo tocado la mayoría de los temas
plasmados en el libro El mundo después de USA de Fareed Zakaria,
nos damos cuenta de que existen críticas que son totalmente

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contundentes a la hora de analizar el proceso histórico de Estados


Unidos, no solo como superpotencia sino también el escenario
del sistema internacional en el que se mueve, teniendo en cuenta
que esas relaciones de poder le han causado en cierta medida un re
direccionamiento de su política exterior, aun sin saber si para bien
o para mal, pero la mayoría de los países en subdesarrollo o en vía
de desarrollo giran su mirada a Norteamérica como un lugar de
esperanzas y de nuevas estrategias para alcanzar un nivel de calidad
de vida por lo menos considerable.
Y es precisamente esto lo que hace que Estados Unidos pueda
moverse a su antojo en el nuevo orden mundial, puede tener la
competencia de la Eurozona pero haya allí el componente financiero
global que hace que cobre legitimidad a la hora de tener cualquier
desfalco institucional, una rapidez en su accionar y en su agenda
global que hace que se recupere rápido su posición geoestratégica,
social, militar, cultura, etc.
Es decir, con crecimiento económico, se consigue la estabilidad
mundial, en palabras más sencillas es una realidad de la que se
ha beneficiado Estados Unidos, ya sea gracias a sus fuerzas de
modernización, a su capacidad de acción a su interacción global,
a su comercio avanzado, a la buena gobernanza, o a la defensa
contundente de los derechos humanos, pero lo ha catalogado como
un país que tiene una absoluta actividad competente.
Por otro lado, es complejo entender muchos de los puntos de
vista que toma el autor precisamente por su lugar de origen, aunque
haber vivido en las dos partes hace que tenga una mirada muy
crítica y respetable sobre el tema, quizás es uno de los puntos más
interesantes que hacen que el lector se mantenga concentrado en las
líneas del libro. La característica más llamativa de la India actual es su
capital humano, una población vasta y creciente de emprendedores,
gestores e individuos con sentido común para los negocios.

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Siempre deja abierta la pregunta y las afirmaciones de las que


el lector se quiere hacer dueño, encontrando o viendo a Estados
Unidos como una amenaza, como una posibilidad, como alguien
irrevocable de su poder o como un país que tiene una soberanía
imperial sobre el resto del globo, lo que sí es cierto es que las nuevas
reglas para una nueva era deben ser estudiadas y analizadas con total
autonomía y libertad.

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