El Fin Del Pensamiento Debil Gianni Vatt

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E F

E
191
STUDIOS ILOSÓFICOS
ESTUDIOS FILOSÓFICOS
BILDUNG Y SENTIDO DE LA VIDA
SIXTO J. CASTRO
LA CONCEPCIÓN DE “ALMA BELLA” EN EL PENSAMIENTO DE ROUSSEAU Y SU
DIFERENCIA CON LA CONCEPCIÓN DE “ALMA BELLA” EN LA FILOSOFÍA DE HEGEL
CARLOS ALFARO
LO QUE DAN A ENTENDER (Y TAMBIÉN OCULTAN) LAS TRADUCCIONES
DE LOS TÍTULOS DE ALGUNAS OBRAS FILOSÓFICAS
PEDRO J. CHAMIZO DOMÍNGUEZ
EL FIN DEL PENSAMIENTO DÉBIL. GIANNI VATTIMO:
NIHILISMO Y VIOLENCIA GLOBAL
VÍCTOR SAMUEL RIVERA
TRES REFLEXIONES A PROPÓSITO DE FRIEDRICH HÖLDERLIN
LORENZO MARTÍNEZ ÁNGEL
LEYES CAUSALES EN LA CAUSALIDAD MÚLTIPLE CONVERGENTE. SOBRE LA
CONVERGENCIA Y COOPERACIÓN DE VARIAS CAUSAS AGENTES (I)

E F
LORENZO VICENTE BURGOA
SER PROFETA DEL SER: GARCÍA BACCA LEE A M. HEIDEGGER
ALBERTO FERRER GARCÍA

STUDIOS ILOSÓFICOS
UNA LIBERTAD RELIGIOSA PARA TODOS. POLÍTICA DEL MIEDO E INTOLERANCIA
RELIGIOSA EN EL PENSAMIENTO DE MARTHA NUSSBAUM
JUAN MANUEL ALMARZA MEÑICA
CIENCIA Y CREDULIDAD
FERNANDO MUÑOZ BOX

AÑO 2017 ENERO-ABRIL VOL. LXVI Nº 191


E La Revista ESTUDIOS FILOSÓFICOS, S
fundada en 1952, es una publicación cuatrimestral del Instituto Superior de Filosofía, de Valladolid.

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Fernando Vela López (Instituto Superior de Filosofía)
Justino López Santamaría, OP (Instituto Superior de Filosofía)
Bernardo Fueyo Suárez (Facultad de Teología de San Esteban,
conseJo editoRial
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Valladolid)
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5. Todo artículo o nota deberá estar irmado por el autor, que indicará también la institución a la
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culum del autor que incluya una dirección de contacto, preferentemente de correo electrónico.
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Fco. Javier Martínez Contreras (Universidad de Deusto)
Joaquín Esteban Ortega (Universidad Europea Miguel de Cervantes)
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2. El autor recibirá un ejemplar de la revista y una copia electrónica de su artículo.
Estudios Filosóficos LXVI (2017) 59 ~ 84

EL FIN DEL PENSAMIENTO DÉBIL. GIANNI


VATTIMO: NIHILISMO Y VIOLENCIA GLOBAL
THE END OF THE WEAK THOUGHT. GIANNI VATTIMO:
NIHILISM AND GLOBAL VIOLENCE

Víctor Samuel Rivera


Universidad Nacional Federico Villarreal (Lima)

Resumen: La presente contribución es una crítica al desarro-


llo reciente de la ilosofía política de Gianni Vattimo. Se hace
aquí una oposición entre la obra de Vattimo de las décadas de
1980-1990 y la posterior a 2006, constatando una evolución que
trastoca e incluso invierte el interés y el discurso de la hermenéu-
tica; de una ilosofía del debilitamiento del Ser y el nihilismo se
habría pasado a un discurso sobre los cambios sociales violen-
tos, deudor de la ilosofía de la ciencia de Thomas Kuhn. Detrás
de esto se hallaría una modiicación del espacio de experiencia de
la hermenéutica (la realidad), retada por un contexto de violen-
cia planetaria generalizada. Se concluye denunciando en Vatti-
mo una tentación de irrealidad: Vattimo insistiría en un discurso
general de debilidad y nihilismo, incompatible con la realidad
violenta a la que la hermenéutica debe hoy corresponder.
Palabras clave: Gianni Vattimo, hermenéutica nihilista, on-
tología del evento, Pensamiento débil, violencia política.
Abstract: This contribution is a criticism to the recent devel-
opment of Gianni Vattimo’s political philosophy. It shows an
opposition between Vattimo’s work from the 1980-1990’s decade
and the period after 2006, conirming an evolution that disrupts
and even reverses the interest and discourse of hermeneutics;
from a philosophy of the weakening of the Being and nihilism
he moves to a discourse of the social violent changes, related
to the philosophy of science of Thomas Kuhn. Behind this there
would be a modiication of the space of experience of hermeneu-
tics (the reality), challenged by a context of generalized plane-
tary violence. The paper concludes by denouncing a temptation

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VÍCTOR SAMUEL RIVERA

of unreality: Vattimo would insist on a general discourse of


weakness and nihilism, incompatible with the violent reality to
which hermeneutics must correspond today.
Keywords: Gianni Vattimo, nihilistic hermeneutics, ontolo-
gy of the event, weak thought, political violence.

I’M HAPPY!

Un pequeño personaje, de manera algo inoportuna para su edad, daba de


saltos de alegría sobre un podio. Luego de un prolongado discurso sobre por
qué es tan importante ser felices en la vida, Ban Ki-moon se cogía con empeño
las rodillas para impulsarse después a un brinco con las manos alzadas al techo
del escenario. Era 20 de marzo de 2015. Si le hubiera preguntado al Presidente
de las Naciones Unidas por qué actuaba entonces de esa manera tan extraña, ya
tenía la respuesta lista: estaba bailando I’m happy, la banda sonora para el Día
Internacional de la Felicidad. Pero el hombre inocente que veía estos hechos ese
20 de marzo en los noticieros debía sentirse perplejo. Terroristas chiítas inten-
taban tomar Tikrit, la segunda ciudad más grande del reino Estado Islámico,
cuyas huestes harían volar meses después París y Bruselas. Nominalmente, al
menos, su Emir se halla en guerra contra unas sesenta naciones, incluido el Ja-
pón. Días más, días menos, una veintena de turistas europeos eran asesinados
en Túnez. Estados Unidos subía el tono contra los regímenes de izquierda en
Sudamérica, mientras Rusia disputaba con la OTAN el control del Este de Ucra-
nia, luego de haber ocupado la península de Crimea. En Siria se reportarían a
inal del año unos 300 mil muertos, con varios millones de desplazados que
buscaban asilo en Europa, Líbano y Jordania. El cambio climático devastaba la
Argentina, Chile y el Perú. El inocente que hubiera visto a Ban Ki-moon bailan-
do enfático I’m happy, pudo sospechar allí una carencia de sentido de la realidad.
Antes que en la Tierra, el pequeño hombre estaba en la Luna.
Ban Ki-moon, saltando de felicidad en un mundo lleno de sangre, sufría de
algo que puede llamarse “tentación de irrealidad”. Es la tentación por la cual uno
hace de cuenta que una historia política y social planetaria plagada de violencia
no puede ser, pensándolo seriamente, una realidad tan terrible. La realidad que se
veía en los noticieros de marzo de 2015 sería entonces banal y sin importancia;
habría sido la realidad de siempre, inexpresiva y vacía de todo interés ilosóico.
Pero sabemos que esto es falso. Justamente este aumento virtual de la violencia y
su escalamiento a nivel planetario es uno de los temas centrales en la hermenéuti-
ca ilosóica orientada a la comprensión de las realidades sociales, en particular en
Gianni Vattimo1; de esto ha dado testimonio el giro político de su pensamiento de

1
Biografía del ilósofo de Turín, cfr. Santiago Zabala, “Gianni Vattimo y la ilosofía débil”,
en Santiago Zabala (ed.), Debilitando la ilosofía. Ensayos en honor de Gianni Vattimo [2007],
Barcelona, Anthropos, 2009, pp. 11-50; exposición más autorizada de su ilosofía Giovanni
Giorgio, Il pensiero di Gianni Vattimo, Milano, Franco Angeli, 2006.

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la última década, marcado, justamente, por la inmensa violencia que se ha apo-


derado del mundo histórico-social planetario. Esta incursión de la violencia en el
discurso hermenéutico tiene por nudo, por razones que veremos más adelante,
la clase de concepto de “realidad” que es propio de la hermenéutica. Es conocido
que la hermenéutica es una ilosofía del diálogo; es así como fue concebida por
su fundador, Hans-Georg Gadamer, quien hizo de la experiencia del Ser la tarea
y la práctica de una conversación inacabable2. El Vattimo de las décadas de 1980
y 1990 seguía esa impronta claramente3. Uno se pregunta si una perspectiva tan
pacíica de la ontología es lo suicientemente realista cuando se halla ante una
escalada imparable de violencia histórica y social a nivel planetario.
El ilósofo de Turín, reconociendo el carácter problemático, e incluso el in-
terés ético, político, y aun religioso de la violencia, sugirió desde 2006-2008 un
desplazamiento del foco central de la hermenéutica desde el diálogo (gadame-
riano) al conlicto; este desplazamiento concluyó en la sugerencia de una nueva
versión de la hermenéutica, que llamaremos “ontología del evento”. Esto pre-
suponía un alcance teórico de mayor alcance para la realidad que era temati-
zada conlictivamente (y no dialógicamente), lo cual tuvo lugar en su libro De
la realidad (2012)4. Vattimo, sin embargo, no parece haber resuelto de manera
consistente este viraje, cuyo desarrollo obliga a sacriicar tesis centrales (y las
subsecuentes consecuencias sociales, éticas, religiosas y políticas) de su versión
original de la hermenéutica, el pensamiento débil, basado en esta idea de la
ontología del diálogo procedente de Gadamer. Adoptar la ontología del evento,
que en gran medida es un reconocimiento de la realidad de la violencia presente
como de interés para la ilosofía, es y debe signiicar, si se ha de ser consecuente,
el in del pensamiento débil. Lo contrario no es más que tentación de irrealidad.

EVENTO Y REALIDAD
Como se sabe, Vattimo es creador de una versión de la hermenéutica que
se designa como “hermenéutica nihilista”5. El ilósofo de Turín es famoso por
haber acuñado para designar su ilosofía expresiones como “pensamiento dé-
bil”, “ontología débil”, “ontología del declinar” o “hermenéutica nihilista”;
con De la realidad, como vamos a ver ahora, parece haber dado partida de naci-
miento a una versión nueva de la hermenéutica, cuyo despliegue y sentido, y con

2
Cfr. Jean Grondin, Introducción a la hermenéutica ilosóica [1991], Barcelona, Herder, 1999, pp.
179 y ss.
3
Cfr. (a modo de ejemplo) Gianni Vattimo, Más allá de la interpretación [1994], Barcelona, Pai-
dós, 1995, pp. 128 y ss.
4
Gianni Vattimo, Della realtà. Fini della ilosoia. Milano, Garzanti, 2012; en español, Gianni
Vattimo, De la realidad. Fines de la ilosofía, Barcelona, Herder, 2013. En adelante se cita siempre
la versión española.
5
Cfr. Franco Volpi, El nihilismo [1996], Buenos Aires, Biblos, 2004, pp. 155-167; Carlos Pairetti,
Introducción al pensamiento de Gianni Vattimo: Nihilismo y hermenéutica, Córdoba, Editorial de la
Universidad Católica de Córdoba, 2009, cap. I.

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VÍCTOR SAMUEL RIVERA

certeza también su desarrollo más allá de Vattimo, hará cuestionables las expre-
siones anteriores; será hermenéutica, pero se constituirá también como un pensar
menos nihilista, menos declinante y –sobre todo- menos débil. Este resultado se ha
dado –con certeza sin el expreso deseo de su autor, que se aferra a la terminología
anterior6– precisamente en correspondencia (no epistemológica, sino “ontológi-
ca”, léase: ética y política) con la realidad. Vattimo parece haber inaugurado, ante
la nueva experiencia de una realidad político-social violenta, una versión de la
hermenéutica que corresponda con ella. El autor, casi de pasada, la denomina
“ontología del evento”, habiéndose valido de esa expresión muy ocasionalmen-
te7. Esto sugiere que la idea que esa expresión signiica se halla aún en desarrollo,
o bien que el maestro de Turín oscila entre una nueva hermenéutica, que acoja y
dé lugar al conlicto como matriz de sentido. Resistirse a esa violencia, insistiendo
en la vertiente débil o nihilista, a nuestro juicio, puede conducir en Vattimo mis-
mo a lo que hemos llamado “tentación de irrealidad”.
¿Por qué la ontología del evento no habría de ser una etiqueta más en una
lista de expresiones retóricas que, en gran medida, son sinónimas? La onto-
logía del evento enfatiza que la hermenéutica tiene como aspecto más impor-
tante, antes que el declinar, el nihilismo o la debilidad ontológica, el evento,
esto es, la realidad. Esta realidad del evento es ontológica, pero no es nihilista
ni débil ni declinante. Antes que una deinición teórica, resulta decisivo el
uso que se hace de estas expresiones en las obras de Vattimo mismo. Expre-
siones como “pensamiento débil”, “ontología del declinar”, “hermenéutica
nihilista” hacen sentido siempre en la obra de Vattimo respecto de procesos
históricos de largo plazo: tienen que ver con la historia de la modernidad o
la de la ilosofía y el mundo social del Occidente como un todo, algo que se
alude preferentemente con la expresiones como “historia del Ser” o “historia
de la metafísica”8. Algo muy distinto ocurre con “evento”; “evento” es un
término cuyo signiicado se reiere a acontecimientos históricos determina-
dos, éste o aquél, a los que se adjudica contenido ontológico pero –y esto es
lo decisivo– que no se hallan ligados a procesos narrativos de largo plazo del
estilo “historia de la metafísica”, etc., y que pueden ser pensados incluso in-
dependientemente de ellos9. El evento así deinido, pace Vattimo, que pretende

6
Un buen resumen de la ilosofía del autor en las décadas de 1980 y 1990: Miguel Ángel Polo,
“La hermenéutica ontológica de Gianni Vattimo”, en Escritura y pensamiento, IV/7 (2001) 75-97.
7
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 226. Cfr. Gianni Vattimo y Santiago Zabala, Hermeneutic
Communism. From Heidegger to Marx, New York, Columbia University Press, 2011, p. 89.
8
Cfr. Gianni Vattimo, “La vocación nihilista de la hermenéutica”, en Más allá de la interpreta-
ción [1994], Barcelona, Paidós, 1995, pp. 37-52. Cfr. Jesús Conill Sancho, “Ética hermenéuti-
ca crítica en Gianni Vattimo”, en Gianni Vattimo et alii (comps.), El mito del Uno. Horizontes de
Latinidad, Madrid, Dickynson, 2005, pp. 54 y ss.
9
Vattimo parece reconocerlo así, adjudicándole la idea a Heidegger, en Gianni Vattimo, De la
realidad, pp. 86-87.

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argumentar ocasionalmente lo contrario10, no es la realidad como normalmen-


te la entiende la hermenéutica, o bien como Vattimo la había entendido en
sus obras más signiicativas de las décadas de 1980 y 1990: “algo” dentro de un
diálogo que le coniere rango ontológico.
De una forma grosera y bastante simpliicada, puede decirse que la reali-
dad en la hermenéutica ilosóica es el Ser en la medida que es interpretado11;
mejor aún, es el Ser como interpretación. Interpretar, aunque es una actividad
ontológica (ya que referida al Ser), no deja de ser una actividad humana; pre-
supone por tanto un dominio instalado en un horizonte que es más amplio
que la mera voluntad y la capacidad humanas particulares pero que, en ge-
neral, tiene por límite la condición humana misma, su initud, su carácter lin-
güístico y su articulación en un orden histórico de pertenencia que da sentido
al interpretar12. La realidad en el Vattimo anterior a la ontología del evento es
el resultado de los procesos de largo plazo aludidos arriba más las característi-
cas que la realidad tiene de manera general para la hermenéutica. Concedién-
dose lo anterior, la ontología del evento se diferencia de la hermenéutica de
Vattimo en sus otras denominaciones porque coloca el punto de partida del
discurso hermenéutico en una realidad anterior al concurso del hombre; esta
realidad anterior descontinúa los procesos históricos, los altera o los termina.
Y si esto es así, vale también para aquellos procesos en base a los cuales se
diagnostica el carácter débil, declinante o nihilista de la actividad ilosóica13.
Permítasenos revisar ahora brevemente cómo entiende Vattimo “evento” en
De la realidad, pero también antes, en textos algo anteriores en que se fue ges-
tando la ontología del evento.
El evento en De la realidad ya no es, como en la famosa fórmula de Gada-
mer, “el ser que puede ser comprendido”14 sino, por el contrario, es el ser en la
medida en que resulta incomprensible. Puede ser pensado, como los noúmenos
kantianos, pero no es ya más comprendido15. Esto implica una deinición de
la realidad cuyo ser no es ya la interpretación, sino el (incomprensible) evento
que la desencadena. Como subraya en De la realidad, pero ya antes en Del diálo-
go al conlicto (2008), el evento es deinido por ser “discontinuo con respecto de

10
Cfr. Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto. Lección magistral de despedida de la enseñan-
za”, en Teresa Oñate, et alii (eds.), El compromiso del espíritu actual. Con Gianni Vattimo en Turín,
Cuenca, Aldebarán, 2010, p. 24; Gianni Vattimo, De la realidad, p. 240.
11
Dice incidentalmente Hans-Georg Gadamer en 1967: “(no hay) realidad social, con todas sus
presiones reales, que no se exprese en una conciencia lingüísticamente articulada. La realidad
no acontece ‘a espaldas del lenguaje’”. Hans-Georg Gadamer, “Retórica y hermenéutica y
crítica de la ideología. Comentarios metacríticos a Verdad y Método (1967)”, en Verdad y Método
II, Salamanca, Sígueme, 1992, p. 237.
12
Cfr. Jean Grondin, Introducción a Gadamer, Barcelona, Herder, 2003, pp. 227 y ss.
13
Cfr. Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto”, p. 30.
14
Hans-Georg Gadamer, Verdad y Método I [1960], Salamanca, Sígueme, 1993, p. 567.
15
Cfr. Gianni Vattimo, De la realidad, p. 116.

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VÍCTOR SAMUEL RIVERA

lo que precede” –escribe Vattimo–, no es “lógico” ni “dialógico”16. De un lado,


se rechaza la dependencia de evento respecto de narrativas de largo plazo,
como la “historia del Ser” o la “historia de la metafísica”; de otro, se subraya
su carácter ontológico desde fuera de la esfera del diálogo, esencial para la
debilidad del pensamiento débil y el nihilismo de la hermenéutica nihilista.
Como en el evento se trata de algo que se sigue pensando en función de la
capacidad humana de comprender históricamente, Vattimo llama a esto de
modo heideggeriano “llamado del Ser”17. En este esquema, el evento es la
fuente del llamado, la parte ontológica enviada, y la interpretación es la res-
puesta humana al llamado del evento.
El evento es una realidad que se abre en el mundo del hombre; aparece y
se instala en ese mundo, que es siempre un mundo histórico. En ese mundo
el encuentro con el evento sorprende y admira, porque distorsiona o altera
el horizonte presente de interpretación de ese mundo. Lo llena de “desorien-
tación”; Vattimo mismo airma que es “el acontecer (que) perturba”18. Como
es en la tradición hermenéutica, toda distorsión o alteración es emocional;
conmociona y altera lo que podríamos llamar una sociedad: genera en ella
bullicio, movimiento y, en ese contexto, la conmoción se realiza socialmente:
modiica instituciones, creencias y prácticas o crea otras de la nada. Es necesa-
rio subrayar que el evento, que así considerado actúa en el mundo del hombre
sin poder ser comprendido, no sólo no es diálogo, sino que es violencia. Lo es
porque fuerza al hombre a modiicar, alterar y acomodarse en su sentido la
existencia histórica; ante la sorpresa del hombre, el evento aparece como algo
nuevo en su historia, en un sentido radical que evidencia una procedencia
no humana, esto es, ontológica. Al hombre le está vedado no acogerse a esa
fuerza o violencia de la instalación de su mundo. Todo esto fue expuesto de
manera incipiente y vaga por primera vez en 2008, en la Lezione di congedo,
esto es, la lección de despedida de la enseñanza que dio el autor en la Univer-
sidad de Turín para pasar al retiro de la docencia. Si hubiera que retraerse a
esta perspectiva del evento como una dimensión anterior donde el Ser llama,
es difícil encontrar antecedente más maniiesto que este texto.

LA LEZIONE DI CONGEDO: DEL DIÁLOGO AL EVENTO

La Lezione di congedo, conocida después de su publicación como Del diálogo


al conlicto, maniiesta ya un desplazamiento en la concepción general de la
hermenéutica; el Ser pasa, de estar ligado a la comprensión y al diálogo, a
deinirse como conlicto. De allí el sugestivo título conferido a la Lezione di con-
gedo. Como veremos, este texto es el referente programático para este cambio

16
Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto”, p. 32; Gianni Vattimo, De la realidad, p. 248.
17
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 245.
18
Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto”, p. 32; Gianni Vattimo, De la realidad, p. 248.

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en la hermenéutica nihilista que, virtualmente, podría signiicar también su


propia distorsión, trastocamiento o reemplazo; es a modo de evento para la
hermenéutica nihilista misma. El hombre se conlictúa ante una experiencia
intensa de dislocación y discontinuidad histórica de origen no humano (ya
que incomprensible), y es esta experiencia la que da lugar a que el hombre se
transforme en intérprete de lo que no entiende19. Antes de la interpretación, se
halla el evento; éste se caracteriza como un inicio a la vez histórico y compren-
sivo en la misma medida en que todo inicio es ininterpretable20. En este sen-
tido, Del diálogo al conlicto es en gran medida una relexión del evento como
origen o inicio en un sentido traumático, como un “cambio catastróico”21; el
“evento del Ser” –sostiene allí– tiene una “naturaleza conlictiva”22.
La Lezione di congedo realiza una operación de gran interés para lo que se
ha recogido como “ontología del evento”, así como para las perspectivas que
conlleva esto para la hermenéutica futura. Vattimo subraya allí un lenguaje
sobre el evento para insertar la perspectiva del conlicto (y no del diálogo)
como punto de partida para la relexión ilosóica: la realidad primera, on-
tológicamente hablando, es el evento. Esta perspectiva se introduce a través
del comentario de un texto que en la ilosofía del turinés guarda un rol fun-
damental: se trata del ensayo El origen de la obra de arte, de Martin Heidegger
(1934); Heidegger explica allí que la verdad de la obra de arte (Vattimo va a
traducir eso por “evento”) aparece como un conlicto acontecido histórica-
mente23. La estrategia para hacer traducir la verdad del arte como un evento
social conlictivo, esto es, como algún tipo de violencia social históricamente
acontecida, consiste en subrayar la oposición que Heidegger hace en la con-
ferencia de 1934 entre Mundo y Tierra como elementos ontológicos gestores
de un mundo social24. En este contexto, la idea anterior es reforzada con la
escueta referencia a la verdad como “la fundación de un Estado” que el texto
de Heidegger contiene y donde hay que subrayar, como adecuadamente hizo
el propio turinés, la intención de Heidegger de instalar la relexión sobre el
arte en un contexto de compromiso ético-político25. Sabemos que la estrategia
argumentativa de Vattimo para exponer “evento” en la Lezione di congedo no

19
Cfr. Víctor Samuel Rivera, “Evento, novum y violencia fundante. Bagua (Perú), 2009”, en
Estudios Filosóicos LXIII, n. 183 (2014), pp. 328 y ss.
20
Cfr. Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto”, pp. 29-31.
21
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 248.
22
Cfr. Daniel Mariano Leiro, “Hacia una hermenéutica de la escucha. Comentario a la última
lección de Gianni Vattimo en la Universidad de Turín”, en Teresa Oñate et alii (comps.), El
compromiso del espíritu actual, pp. 56 y ss.; Gianni Vattimo, De la realidad, p. 246.
23
Cfr. Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto”, pp. 27 y ss.
24
Cfr. Ibíd., pp. 31 y ss.; Cfr. Giorgio Agamben, “Mundo y Tierra”, en Lo abierto [2002], Buenos
Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2007, pp. 134 y ss.
25
Cfr. Ibíd., p. 31; Gianni Vattimo, Esperando a los bárbaros, Buenos Aires, Fedun, 2014, pp. 38-40,
50 y ss.; cfr. Víctor Samuel Rivera, op. cit., p. 331.

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VÍCTOR SAMUEL RIVERA

es gratuita y que debe ser referida a la intervención de la hermenéutica en un


contexto de ampliación de la conlictividad en la política internacional y la
vida social en el tiempo precedente.
Un testimonio anterior de lo que se ha comentado en Lezione di congedo, que
va en la misma dirección, es el volumen Ecce comu (2006), una colección de ar-
tículos de prensa y relexiones que precede al texto de 2008, que fue publicado
para respaldar el compromiso político radical en la izquierda latinoamericana
de esas fechas. Lo que cuenta aquí es el rol central que juegan en el folleto temas
explícitos de política internacional ligados a la violencia; se cita entonces el te-
rrorismo islámico26, el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York27 o la
invasión de Estados Unidos a Irak28. El tema es, pues, la incorporación del con-
licto, y aun de la violencia en el mundo histórico, en la dimensión del quehacer
propio de la hermenéutica. Se trata, como aclara la Lezione di congedo, de atender
“la condición general del mundo”29. Lo débil de la debilidad del Ser parece ir
recuperando energías pasadas. Si el evento del que parte la interpretación no
es una obra de arte en un museo, o una charla virtual en un café-internet, sino
el atentado contra las Torres Gemelas –por ejemplo– resulta altamente sospe-
choso todo diagnóstico (y menos un pronóstico) de algo basado en una versión
del pensamiento hermenéutico como un diálogo interminable. Sería motivo de
especial atención una constante del discurso político de Vattimo en que se hace
diagnósticos del presente sobre la base de una lectura del largo plazo como un
“hilo conductor de reducción de la violencia” o un “debilitamiento de las estruc-
turas fuertes del Ser”; un proceso de paciicación social y reducción al diálogo
que, a lo largo de la historia de la metafísica tendría su lugar precisamente hoy30.

“REALIDAD” Y HERMENÉUTICA NIHILISTA

Hasta De la realidad, la disolución progresiva de la adhesión y la vigencia


social de instituciones, prácticas y creencias articuladoras del sentido de la
existencia humana ha sido el presupuesto fundamental de la hermenéutica
nihilista; en base a este espacio de experiencia, la hermenéutica nihilista se
ha presentado como un diagnóstico histórico ilosóico de esa disolución; su
discurso del declinar o la debilidad correspondía a una dimensión fáctica. Del
mismo modo que Ecce comu, y con mayor consistencia y claridad, la Lezione di
congedo, corresponden ambos a un espacio de experiencia de eventos violen-
tos, como el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York o la guerra de

26
Cfr. Gianni Vattimo, Ecce comu, La Habana, Ciencias Sociales, 2006, p. 73.
27
Cfr. Ibíd., pp. 67-68, 73.
28
Cfr. Ibíd., pp. 47 y ss., 73, 78.
29
Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto”, p. 27.
30
Cfr. Gianni Vattimo, “Metafísica y violencia”, en Santiago Zabala (ed.), Debilitando la iloso-
fía. Ensayos en honor a Gianni Vattimo, Barcelona, Ánthropos, 2009, pp. 451 y ss.

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Estados Unidos y las democracias capitalistas contra los pueblos de Oriente


Medio, tras los textos anteriores del turinés y el pensamiento débil o nihi-
lismo, subyace también una correspondencia con una realidad histórica31; la
debilidad o el “hilo reductor de la violencia” no sólo son pensamientos, son
expresiones de un mundo histórico efectivo. Como se trata de un núcleo duro
del pensamiento del turinés, hemos de ocuparnos de ello ahora.
Es de este núcleo duro de una realidad que es ya desde siempre nihilista
que se desprende la agenda discursiva entera de la hermenéutica nihilista; de
ese núcleo duro, que es la evidencia de un mundo histórico real, que adquiere
presunta raíz ontológica como “reducción paulatina de la violencia”, “debili-
tamiento de las estructuras fuertes del Ser”, “pensamiento débil”, etc. Es noto-
rio que las expresiones antes aludidas funcionan en la obra de Vattimo como
diagnósticos de lo que es la hermenéutica y, en ese marco, incluso el norte de
sentido de la ilosofía del diálogo misma. Escribe Vattimo, por ejemplo, en un
texto de 1990: “La realidad, para nosotros, es más bien el resultado de cruzarse
y “contaminarse” las múltiples imágenes, interpretaciones, re-construcciones
que distribuyen los medios de comunicación en competencia mutua y sin coor-
dinación alguna”32. En un contexto análogo, escribió en 1985 que “El evento del
ser es cabalmente el anuncio de una época de debilidad”33; el “nihilismo consu-
mado” de ese tiempo débil “nos llama a vivir una experiencia fabulizada de la
realidad”34. El turinés acentuó radicalmente estas tesis en 1989 en su famoso
libro La sociedad transparente; es sintomático que el tema central de ese ensayo
–en su momento muy exitoso– es la “realidad” en un mundo integrado por la
comunicación virtual, esto es, el mundo fabulizado y estetizante que parecía
profundizarse gracias a las (entonces) nuevas tecnologías de la comunicación35.
Por paradójico que pueda sonar, la posición débil o nihilista de Vattimo en
las décadas de 1980 y 1990 se sustenta en el presupuesto del carácter banal de
una cierta realidad política y social, esta “experiencia fabulizada” (del internet
y la TV por cable) en la que se reconocen tanto el autor como sus lectores36.
Desde este ángulo, la hermenéutica de Vattimo ha llegado a ser nihilista en la
experiencia presupuesta de un mundo donde la adhesión al realismo cien-
tiicista resulta algo poco realista; es a partir de esta evidencia (que no es un

31
Cfr. Gianni Vattimo, “Metafísica, violencia, secularización”, en Gianni Vattimo, La seculari-
zación de la ilosofía. Hermenéutica y posmodernidad, Barcelona, Gedisa, 2001, pp. 63 y ss.; Gianni
Vattimo, “Metafísica y violencia”, en Santiago Zabala (ed.), Debilitando la ilosofía, pp. 451-475.
32
Gianni Vattimo, “Posmodernidad: ¿una sociedad transparente?”, en Gianni Vattimo et alii
(comps.), En torno a la posmodernidad, Barcelona, Ánthropos, 1994, p. 15 (adaptado).
33
Gianni Vattimo, El in de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en la ilosofía contemporánea,
Barcelona, Gedisa, 2000, p. 31.
34
Ibíd., p. 32.
35
Gianni Vattimo, La società trasparente. Milano, Garzanti, 1989.
36
Cfr. Gianni Vattimo, “Sociedad, tecnología, ontología” [1990], en Santiago Zabala (comp.),
Nihilismo y emancipación. Ética, Política, Derecho [2003], Buenos Aires, Paidós, 2004, pp. 32 y ss.

67
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

postulado ilosóico, sino un acontecimiento histórico y social del que se tiene


la experiencia) que las denominaciones “pensamiento débil”, “ontología dé-
bil”, “ontología del declinar”, “hermenéutica nihilista”, etc. han hecho sentido
para el interlocutor e, incluso, el simple lector de sus obras, que comparte
–en expresión de Reinhart Koselleck– el mismo espacio de experiencia que su
autor37. Ese contexto, sea como fuere, corresponde a un ser-contemporáneo.
Vattimo encontró la expresión de ese ser-contemporáneo con lo que en la época
de la formulación de su lenguaje se identiicó con lo que se llamaba “posmoder-
nidad”, al menos en el sentido que Jean-François Lyotard había dado a esa ex-
presión hacia ines de la década de 197038. Vattimo defendió esto, por ejemplo,
en el Fin de la modernidad (1985)39; argumentaba entonces que, frente al diálogo
“no hay otra experiencia, otro modo de darse del Ser”40. El “diálogo” nihilista de
1985 consistía, justamente, en una “experiencia fabulizada de la realidad”. Era
la realidad, no como postulado, sino como espacio de experiencia.
Es interesante observar que Vattimo trata acerca del horizonte nihilista que
justiica y otorga sentido a su versión “débil” de la hermenéutica (la expe-
riencia del Ser y la racionalidad humana) como el resultado de un proceso
histórico, que se resume en la expresión heideggeriana “historia del Ser”41.
Un diagnóstico histórico del presente (de 1985 o 1989, por ejemplo) es hecho
descansar en una narrativa de largo plazo, de tal manera que el nihilismo,
esto es, el carácter débil del Ser débil, acontecería como un el efecto en el largo
plazo de un proceso, del que se desprende ya no sólo diagnósticos, sino también
predicciones y recomendaciones de lo que es la tarea y la esencia de la herme-
néutica. Este debilitamiento parece consistir en la disolución paulatina de “las
estructuras fuertes del Ser”, esto es –para decirlo amablemente–, de las prác-
ticas, instituciones y creencias que dan sentido a la pertenencia social y que, a
no dudarlo, se vieron afectadas por las circunstancias del ser-contemporáneo en
cuyo diagnóstico se situaban. El nihilismo que se atribuye a un diagnóstico de
la experiencia presente del tiempo histórico termina siendo un efecto, el resul-
tado de un despliegue de sentido que se realiza a la manera de una larguísima
epopeya de la insigniicancia. Una desaparición paulatina y milenaria del Ser
habría tenido su consumación en el relieve actual de la historia de la existen-
cia humana, así como de sus contrapartidas institucionales y normativas.
“La historia del Ser”: una narración de largo plazo justiica un diagnós-
tico del presente y lo certiica como su efecto. Se trata de una manera de

37
Reinhart Koselleck, Futuro pasado, para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona,
Paidós, 1993.
38
Cfr. Jean-François Lyotard, La condición posmoderna. Informe sobre el saber [1979], Madrid,
Cátedra, 1994, cap. 10.
39
Cfr. Gianni Vattimo, El in de la modernidad, pp. 133 y ss.
40
Ibíd., p. 134.
41
Cfr. Gianni Vattimo, Ética de la interpretación, Buenos Aires, Paidós, 1992, pp. 68-71.

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E L F I N D E L P E N S A M I E N T O D É B I L . G I A N N I VAT T I M O : N I H I L I S M O . . .

argumentar cuyo origen en Heidegger o Nietzsche no cabe en esta exposición.


Una versión resumida de este argumento que es emblemática en este sentido,
por ejemplo, puede hallarse en una famosa conferencia dictada en Bogotá en
199042; como vemos esto, lejos de ser esto primero una teoría ilosóica, debía
ser antes una experiencia histórica del tiempo presente, como ser-contemporá-
neo. Dada la experiencia fáctica de la debilidad, todo lo demás, que rigurosa-
mente hablando no puede servir de explicación, recoge un sentido narrado
como la pertenencia a una suerte de envío arcaico.
¿En qué consiste ese nihilismo que se hallaría al inal de la historia del Ser?
Para expresarlo de manera sencilla, se entiende que es una experiencia de debili-
tamiento, el aligeramiento y la inal banalización “del Ser” en el ser-contemporáneo;
como diagnóstico, nihilismo es una manera algo grandilocuente para referirse a
las exigencias que hacen posible la convivencia social humana en tanto que, para
el ser-contemporáneo justamente, han devenido inoperantes43. Por otra parte, como
hemos visto en la cita de 1990, el ser-contemporáneo que presupone el turinés es
también el mundo de la tecnología, en particular de la comunicación, que difun-
de y universaliza (democratiza) un conocimiento, antes reservado a los sabios y
hoy disuelto en apariencia en la mera opinión virtual de los ignorantes44. Vattimo
comprende de este modo las exigencias éticas, religiosas y políticas del presente,
omitiendo quirúrgicamente la dimensión económica de su realidad inoperante;
Vattimo no parece relacionar la debilidad y el nihilismo del conjunto de sentido
que hacen con el consumo irracional de los recursos planetarios o el incremento
de las desigualdades económicas en las democracias capitalistas avanzadas; es en
esas sociedades donde la debilidad acontece como relieve y geografía, en el senti-
do en que usaba ese término la famosa Geografía de Estrabón: un relieve territorial
humano abarca la historia, prácticas y creencias cuyos habitantes se autoatribu-
yen; allí donde los que viven no se atribuyen a sí mismos los caracteres de una
democracia capitalista avanzada o prácticas y creencias nihilistas no hay lugar
para debilidad o nihilismo tampoco, como ocurre en los países andinos, de donde
esta relexión procede, aunque sí ocurra en el Vaticano, Turín o Nueva York.
Habría que preguntarse si la disolución de las exigencias éticas, religio-
sas, etc., que resulta ser el espacio de experiencia de la ilosofía débil no co-
rresponde, como en el caso de la economía capitalista, a una cierta geografía
limitada. Los chinos, los namibios o los rumanos, los iraníes o los butaneses
no parecerían corresponder con el mundo signiicado por esa geografía, sino
los neoyorkinos, los californianos, los madrileños y los bonaerenses. Hay que

42
Cfr. Gianni Vattimo, “Hermenéutica, democracia y emancipación”, en Gianni Vattimo (ed.),
Filosofía, política, religión. Más allá del “pensamiento débil”, Oviedo, Ediciones Nobel, 1995, pp.
56-57.
43
Cfr. Gianni Vattimo, El in de la modernidad, pp. 17 y ss.; 26 y ss.
44
Cfr. –a modo de ejemplo– Gianni Vattimo, “¿Comunicación o interpretación?”, en Ética de la
interpretación, pp. 221-224.

69
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

preguntarse también, en nuestro ser-contemporáneo, si el nihilismo de 1990 no


hacía involuntario compromiso con realidades que le fueron paralelas y que
Vattimo oblitera, como la corrupción a gran escala de las democracias avanza-
das, el manejo inanciero global irresponsable o la expansión de la violencia mi-
litar de las mismas democracias avanzadas, nihilistas y corruptas. Dejando de
lado estas preguntas, que se responden solas, vayamos a una cita del Vattimo
anterior a la ontología del evento: “Como se ve, estamos en lo casi trivial: es la si-
tuación del espíritu en la que todos de hecho vivimos”45. Una ilosofía débil para
una débil realidad, allí donde vive de hecho gente debilitada ontológicamente;
cuesta creer que nuestro ser-contemporáneo habita en ella en la extensión e intensi-
dad que Vattimo parece asignarle. El “hecho” de “todos” parecería ser más bien
el espacio de experiencia de las democracias capitalistas avanzadas, de donde
habría que excluir, por ejemplo, a la China, Europa Oriental, Rusia, el África
subsahariana, el Islam y el sudoeste de Asia, que no es decir poca cosa; “lo casi
trivial”, antes que una cuestión ontológica, parece ser una cuestión hegemónica.
Puede obsequiarse al lector ahora con una breve sugerencia. No hay nin-
gún motivo ilosóico, como tampoco social o político, para creer que la débil
realidad posmoderna de 1990, que es casi la realidad noratlántica de las socie-
dades capitalistas avanzadas, tuviera que continuar débilmente para siempre.
Y éste es el nudo de la cuestión. El mundo social que Vattimo presupone como
espacio de experiencia de la que la hermenéutica nihilista, ontología débil, etc.
pretendía dar cuenta ha sido y quizá es todavía, una realidad social e histórica
que bien podría no haber sido nunca, o que bien podría dejar de ser lo que
era. Como se ha observado, Vattimo refuerza su pronóstico del ser-contemporá-
neo en una narrativa de largo plazo, en un “hilo reductor de la violencia” que
maniiesta una suerte de intención del Ser por acontecer-se banalmente, que
insinúa la idea de una dirección del Ser hacia la autodisolución. Pero hemos in-
tentado sugerir que esta lectura del largo plazo tiene dos defectos, que pasamos
a enumerar: 1. sobreinterpreta el espacio de experiencia del diagnóstico que
trae consigo; 2. deliberadamente aparta de ese diagnóstico los aspectos malos
del ser-contemporáneo, su compromiso con el mundo económico capitalista, su
acontecer solidario con la destrucción del hábitat terrestre o la corrupción gene-
ralizada de las democracias, ya que en todo eso hay debilidad y nihilismo, y se
trata sin embargo de realidades atroces que están muy lejos de ser banalidades,
opiniones efímeras o meras imágenes en el intercambio virtual en Facebook.

¿SOBREVIVE EL PENSAMIENTO DÉBIL AL SER-CONTEMPORÁNEO?

Supongamos que la hermenéutica nihilista, en efecto, expresó la verdad


de una época, su realidad como un conlicto de interpretaciones. ¿A qué se

45
Gianni Vattimo, “Hermenéutica, democracia y emancipación”, p. 60.

70
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refería esto en 1990? Se trataba de un diálogo posmoderno de opiniones frag-


mentarias y caóticas, sin propósito ni sentido alguno. No se desplomaban
Torres Gemelas entonces. El espacio de experiencia al que la Lezione di conge-
do pretendió atender en 2008 aparece, al contrario, como una dimensión de
búsqueda de sentido, donde el ser-contemporáneo debe ser interpretado en
su carácter violento. Una pregunta muy básica, que hasta un lector inocente
podría hacerse, es qué consecuencias se siguen para la hermenéutica nihilis-
ta si su mundo presupuesto fuera sacudido, ya no por una, sino por varias
catástrofes; es más, si las catástrofes fueran literalmente los encabezados de
los noticieros; los mismos noticieros globales de 1990. Si un meteorito se
estrellara con la Tierra, por ejemplo, y luego dos o tres. Si Zeus arrojara sus
rayos implacables contra un semanario chistoso de París, si unos terroristas
asolaran un buen día el área de los locales administrativos de la Unión Eu-
ropea o si un nuevo soberano islámico fundara una monarquía medieval en
el Oriente dedicada a la guerra santa planetaria. ¿Qué ocurre si lo que está
presupuesto, la realidad empobrecida y débil de la posmodernidad, es sacu-
dida de manera regular por fenómenos-evento que en absoluto se parecen a
algo débil o nihilista?
De pronto el inocente reconoce a su alrededor todos los síntomas de una
guerra civil universal, de una Tercera Guerra Mundial de baja intensidad.
¿No sugiere esto que tenemos por espacio de experiencia una nueva reali-
dad a la que el pensamiento débil no corresponde? El inocente sufriría lo
que es el punto central en la argumentación en De la realidad de Vattimo: la
“tentación del realismo”, del realismo ilosóico. Se sentiría inclinado tal vez
a buscar respuestas en una ilosofía realista, bajo la ilusión de que ésta le
hablaría de los hechos y no de meras interpretaciones, como la hermenéutica
nihilista ha venido haciendo desde la década de 1980. Veamos qué pasaría
en ese escenario.
El inocente, aturdido por catástrofes, sentiría que le hace falta una clave de
lectura. Que requiere de una ilosofía que hiciera posible pensar un ámbito de
interpretación que nunca es ya más tan apacible como una airada e inútil discu-
sión ininita con la computadora o el Smartphone. Podría padecer de tentación
de realismo. Pero esta tentación lo conduciría a un error; esto por una razón
muy simple: el realismo ilosóico no ha sido creado para comprender catástro-
fes, sino para pensar regularidades idénticas: un mundo donde las catástrofes
no existen. Un mundo realista es armonioso y estable y puede (y debe) expli-
carse con las leyes invariables de la ciencia. Cuando en un mundo realista se
admite que hay una catástrofe, ésta debe estar ya justiicada; sería efecto cola-
teral y permisible en “la marcha triunfal del liberalismo en el mundo entero”46,
por ejemplo. Pero es evidente que la realidad que le preocupa al inocente no

46
Miguel Giusti, Tras el consenso. Entre la utopía y la nostalgia, Madrid, Dickynson, 2006, p. 238.

71
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

aparece a la experiencia histórica como el resultado esperable de expectativas


racionales, o semejantes a algo racional; se trata de una experiencia social que
es objeto de terror y ansiedad, de bullicio y trastorno institucional; apelar a la
racionalidad y la objetividad de la ciencia debe decirle muy poco.
Vattimo y Santiago Zabala han observado que el realismo, bajo la idea de
que describe una realidad invariable, objetiva y cientíica, lleva a cabo una ope-
ración de resistencia: se resiste a aceptar (irrealistamente) lo que traen consigo
las catástrofes: cambios dramáticos en el mundo político y social47. El realismo
es, así considerado, un pensamiento socialmente reactivo y, lo más importante,
no sirve para nada. Es solicitar el auxilio de la ilosofía para detener los rayos de
Zeus, o agarrar al meteorito con la fuerza objetiva y racional de la mente.
De todo lo anterior se deriva un diagnóstico interesante para la hermenéu-
tica nihilista tal y como la han conocido sus lectores hasta tiempo reciente. Si
ocurre que la realidad de la que la hermenéutica ha sido ontología débil se su-
bleva, de pronto la entera ilosofía de Vattimo, con todos sus nombres, debía
reformularse, así como las consecuencias tanto teóricas y ilosóicas como so-
ciales y políticas que de esa misma ilosofía Vattimo y sus lectores han sacado.
Éste era el diagnóstico, a manera de esbozo, de la Lezione di congedo, y también
el motivo de enfatizar la noción de evento, que antes del giro de 2008 era un
ingrediente menor en la ilosofía de Vattimo. Enfatizar la noción de evento, y
ligarla a conlicto-violencia histórica, es ya el reconocimiento de que la her-
menéutica debe afrontar –aunque confusamente– el carácter problemático de
la fuerza del Ser en un diagnóstico de debilidad. Si algo nos lleva a sospechar
que la realidad no es ella misma débil se requiere algo diferente que una her-
menéutica débil para hacer comprensible esa misma realidad. El pensamiento
débil debía dejar de ser débil y la hermenéutica nihilista debía dejar de ser
demasiado nihilista. Pero hay una tentación de la que los lectores de Vattimo
con pretensiones teóricas ortodoxas, o incluso Vattimo mismo, podrían ser
víctimas: la tentación de irrealidad, esto es, la pretensión de que la realidad de
la que la hermenéutica es lenguaje sigue siendo la misma eternamente, pase
lo que pase, y el meteorito o el Califa de todos los musulmanes pueden ser
conjurados, esta vez no por la fuerza, sino por la debilidad de la mente. La
mente les dice: la historia del Ser es un hilo reductor de la violencia, y el Califa
o el meteorito se ponen en cintura.
Consideramos que De la realidad, precisamente, presenta una relexión para
la pregunta del lector inocente, perplejo en medio del bullicio y la violencia
universales. En lugar de continuar pensando que, porque el Ser es interpreta-
ción, debe por ello llevarse a cabo una ontología débil, declinante o nihilista,
hay que redeinir el concepto de lo que es la realidad para la hermenéutica.

47
Cfr. Gianni Vattimo y Santiago Zabala, Hermeneutic Communism. From Heidegger to Marx,
New York, Columbia University Press, 2011, cap. I.

72
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Los rayos de Zeus generan conlicto, sin duda, y despertar a una realidad
nueva requiere de una idelidad que, en hermenéutica, es de exigencia del Ser
mismo que llama. De la realidad asume el reto esbozado en la Lezione di congedo
y lo desarrolla, a la misma vez que, sin embargo, sucumbe a la tentación de
irrealidad. Veamos ahora cómo enfrenta De la realidad el tema de la realidad
advenida y de la que es responsable.

DE LA REALIDAD (Y THOMAS KUHN)

De la realidad es una colección de diversas conferencias a las que Vattimo


ha agregado un apéndice con otros textos adicionales. Los que propiamente
constituyen el libro, esto es, las conferencias, corresponden a dos ciclos dic-
tados uno en 1998, otro en 2010; uno en la era del diálogo, el otro en la del
conlicto; el contraste entre ambos va a servir para iluminar el paso de la or-
todoxia nihilista a la ontología del evento, así como la tentación de irrealidad
de Vattimo, que se esmera en conservar el vocabulario de las décadas de 1980
y 1990 incluso al tratar la ontología en términos de evento. El primero de ellos
fue ofrecido en Lovaina, en el contexto de la Cátedra Cardenal Mercier; el se-
gundo ciclo corresponde a las Gifford Lectures, que dictó en Glasgow en 2010.
El uso de “evento”, término tomado de Heidegger, acompaña al autor desde
su obra temprana, incluso desde 196348, pero ha sufrido desde la Lezione di con-
gedo una mutación notoria, acercándose más a lo que puede considerarse una
interpretación ontológica de las discontinuidades históricas. Vattimo parece
no comprender que este nuevo énfasis en el evento que “cambia el mundo”
no es compatible con una narrativa del “hilo reductor de la violencia”, debi-
litamiento del Ser y el nihilismo con lo que, persistir con ese diagnóstico es
inconsecuente con sus propias premisas49. Por otro lado, exponer De la realidad
permite traer sobre el tapete un tema de interés: el reemplazo de la argumen-
tación narrativa de largo plazo para justiicar el nihilismo por herramientas
que articulen la idea de evento de manera no heideggeriana ni nietzscheana,
esto es, que permiten diagnosticar ontológicamente el ser-contemporáneo de-
jando atrás debilidad y nihilismo.
Los doce años que separan las lecciones de Lovaina, la época del diálogo, de
las de Glasgow, la del conlicto, parecen tener la pretensión de dar testimonio
de una continuidad entre la hermenéutica nihilista y la actualidad; es evidente
para el lector frecuente del turinés que una ruptura radical media entre am-
bas y que el autor desea aligerarla, consciente, como debe ser, de lo que este
cambio supone a la hora de recuperar las consecuencias de su obra anterior
y sus diferentes matices en términos de nihilismo activo en ética, religión y

48
Cfr. Gianni Vattimo, Essere, storia e linguaggio in Heidegger, Torino, Filosoia, 1963, p. 18.
49
Cfr. Gianni Vattimo y Piergiorgio Paterlini, Non Essere Dio. Un’autobiograia a quattro mani,
Reggio Emilia, Aliberti Editore, 2006, pp. 135-137, 129-130.

73
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

política. Un elemento decisivo es la introducción en términos argumentativos


de conceptos sustraídos de la ilosofía de la ciencia y los cambios dramáticos
en los lenguajes sociales de Thomas Kuhn. Sirve en particular para (re)deinir
“evento” de una manera para la que quizá los referentes heideggerianos o
nietzscheanos nihilistas son menos oportunos y es la forma en cómo la nue-
va hermenéutica presenta la “realidad”. Es fundamental comprender la for-
ma kuhniana de referirse a la realidad pues, aunque se halla traslapada con
expresiones del tipo “hermenéutica nihilista” y pretende estar a su servicio,
signiica en realidad la representación conceptual del desplazamiento del diá-
logo al conlicto, y justiica técnicamente qué es “evento”, esto es, conlicto
histórico y social (y no más ya la pacíica charla gadameriana de 1980 o el
diálogo virtual por computadora de 1990).
Las Lecciones de Lovaina parecen haberse diseñado en su versión original
como una apología de lo que era entonces la “hermenéutica nihilista” y sus ven-
tajas frente al “realismo”. Esto tiene consecuencias interesantes, pues explica en
gran medida una cierta precariedad que estas lecciones a veces presentan con
el objeto más amplio de la publicación. El texto se divide en tres partes: “Efecto
Nietzsche”, “Efecto Heidegger” y “La época de la imagen del mundo”; se da
cuenta así de las fuentes de la hermenéutica nihilista (Nietzsche y Heidegger) y
del vínculo entre ambas, que es la realidad que signiican: el mundo es imagen,
esto es, para decirlo con inocencia y crudeza, decadencia de la epistemología,
desconianza en la racionalidad cientíica y el rol que desempeña en la actua-
lidad la alta tecnología de la comunicación; el núcleo de la argumentación es
mostrar “(el in de) la realidad”50. Como ya puede sospechar el lector, su signi-
icado viene marcado por algo que desde el inicio se denomina “tentación del
realismo”, “resistencia del realismo” o la “necesidad de realidad”51, que en la
versión original debe haber sido la resistencia de los realistas a aceptar el mun-
do nihilista y débil que la hermenéutica nihilista tematizaba.
Como ya sabemos, el “realismo” en De la realidad no es simplemente una
vertiente de la ilosofía académica, sino un acontecimiento social innegable
que afecta las pretensiones de la hermenéutica como discurso, al que Vattimo
tomaba como koiné de la cultura en las décadas anteriores. Es el acontecimien-
to de que, después de la hermenéutica, haya gente que preiera expresarse
acerca de la realidad como conocimiento (de “hechos”) y no como interpreta-
ciones banales en conlicto. “Hablo de realidad –escribe Vattimo– porque creo
responder así a una pregunta generalizada”. Es, sin duda, la pregunta del ino-
cente lector posmoderno y afín al pensamiento débil que se ve asaltado por la
guerra civil universal. El planteamiento central es la presencia de una realidad
que afecta la pretendida hermenéutica-koiné; esta realidad es “una experiencia

50
Cfr. Ibíd., p. 23.
51
Cfr. Ibíd., pp. 23, 43, 49.

74
E L F I N D E L P E N S A M I E N T O D É B I L . G I A N N I VAT T I M O : N I H I L I S M O . . .

a la que la ilosofía ha de responder, y corresponder”52. Ha de verse ahora


cómo se trata esto en las lecciones de 1998.
Comencemos con “Efecto Nietzsche”. Aparece allí la primera andanada de
argumentos contra la “tentación del realismo”, cuyo núcleo es la célebre fra-
se de Nietzsche que ya conocemos, “no hay hechos, sólo interpretaciones”53.
Vattimo hace cita de esta frase, justamente, como “una experiencia a la que la
ilosofía ha de corresponder”, esto es, como una realidad cumplida de la cual
la hermenéutica es lenguaje. “Efecto Nietzsche” identiica “la realidad” con
aquello de lo que la “ontología nihilista” trataría “explícita y coherentemen-
te”54; se trata, sin embargo, de una petición de principio. Esto se halla plena-
mente justiicado si el espacio de experiencia es idéntico con el discurso que
da lugar a su diagnóstico y, en un sentido que es completamente razonable,
incluso es una aserción verdadera. Esta respuesta, por otra parte, no responde
al asunto del texto mismo: oblitera el carácter efectivo de la “experiencia” que
el realismo es como una realidad en los términos de la hermenéutica misma.
La conferencia concluye de esta manera, que no por efectista es menos inei-
caz: “La necesidad de realismo es, en el fondo, un efecto de ressentiment, del
vicio del perro envejecido encadenado”55. Es maniiesto que Vattimo no se ve
afectado por ningún evento que sugiera la incapacidad del discurso nihilista
para acoger “llamados del Ser”. El 11 de setiembre aún no ha acontecido: di-
fícilmente el vicio del perro envejecido, quizá la indeseada virtud de un can
impensado y lamantemente juvenil.
“Efecto Heidegger” es sin duda una de las secciones más claras, notables
y sugestivas de De la realidad y argumenta a favor de la hermenéutica nihilista
en lo que tiene de más perdurable para su paso a ontología del evento: la fu-
sión, propia de la tradición de la hermenéutica ilosóica, entre racionalidad
y compromiso histórico: justamente la razón por la que sostenemos que la
ontología del evento debe renunciar a las consecuencias nihilistas del pensa-
miento débil. El texto se inicia reclamando cualquier “exigencia lógica”, a la
que se caliica de “resistencia neurótica”56. Vattimo argumenta que el lenguaje
ilosóico sobre la realidad no es “nunca neutral” y “depende de una deci-
sión –del individuo y / o de una cultura”: No hay saber desinteresado57. Cita
entonces Vattimo Sein und Zeit de Heidegger (1927): “En cuanto existentes
estamos siempre bestimmt, entonados, orientados según preferencias y repul-
siones, activamente situados y comprometidos”; es lo que llama “la existencia

52
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 23.
53
Cfr. Ibíd., p. 28.
54
Cfr. Ibíd., p. 28.
55
Cfr. Ibíd., p. 46.
56
Cfr. Ibíd., p. 49.
57
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 51; cfr. Gianni Vattimo, Ética de la interpretación, pp. 67 y ss.;
Gianni Vattimo y Santiago Zabala, Hermeneutic Communism, pp. 76-79.

75
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

como proyecto”58; Vattimo extiende la argumentación en el contexto, social y


polémico que presidió la elaboración y el sentido de las deiniciones atribui-
das a Sein und Zeit59, un lugar común para defender la hermenéutica nihilista,
aunque también el inal del pensamiento débil. Se trata de la historicidad de
la comprensión en Sein und Zeit, que presupone una idea de la realidad como
“carácter histórico según su cumplimiento activo”60. Aplicando esto a la débil
realidad de las democracias capitalistas avanzadas de 1990, es un apoyo inne-
gable al pensamiento débil como agenda del nihilismo cumplido; pasándolo a
la atmósfera de la Lezione di congedo, que es la del ser-contemporáneo, conduce,
en cambio, a su cuestionamiento.
La tercera conferencia de 1998 es “La época de la imagen del mundo”, el
título de uno de los ensayos más famosos de Heidegger (1938)61 traza la tesis
del “carácter interpretativo de toda experiencia del mundo”62, algo que en
su contexto original debía haber remitido al carácter fragmentario y débil de
la comunicación al que correspondía la koiné hermenéutica nihilista. Y hasta
aquí todo sería redundante y reiterativo si no fuera porque, inesperadamen-
te, donde se esperaría una refutación del cientiicismo desde la hermenéutica
nihilista (vale decir, desde Nietzsche y Heidegger), el lector se halla con la
obra central de Thomas Kuhn The Structure of Scientiic Revolutions63. Es im-
portante subrayar que ésta desempeña un rol articulador decisivo en el libro,
que en gran medida reemplaza y sustituye el interés en Nietzsche, y aun en
Heidegger64. Hay testimonio de esto que podemos llamar “giro kuhniano”
desde 2006; éste se desarrolla en la Lezione di congedo y, sin duda, alcanza su
punto máximo en las conferencias de Glasgow. Como el texto de 1998 ha sido
modiicado para su impresión en 2012, inferimos que se trata de una relexión
añadida, que no corresponde con los textos originales de 1998. Como sea,
como sospecha el lector, Kuhn es parte de la estrategia para la introducción de
“evento”, donde lo relevante es el conlicto y no el diálogo. Como en 2008, se
interpreta la “lucha” entre Tierra y Mundo65, pero la aproximación kuhniana
subraya de manera más sencilla y comprensible el carácter irracional que se
quiere adjudicar al evento como un conlicto. El costo de despedirse de la rea-
lidad en este contexto es poner en la garita de los adioses también a la realidad
como debilidad.

58
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 51.
59
Cfr. Ibid., pp. 53 y ss.
60
Cfr. Ibid., pp. 55.
61
Martin Heidegger, “La época de la imagen del mundo” [1938], en Sendas perdidas [Holzwege],
Buenos Aires, Losada, 1960, pp. 68-99.
62
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 69.
63
Ibid., pp. 71 y ss. Cfr. Thomas Samuel Kuhn, La estructura de las revoluciones cientíicas [1962],
México, FCE, 1985.
64
Cfr. Gianni Vattimo, Ecce comu, pp. 62, 52 y ss.
65
Gianni Vattimo, De la realidad, pp. 247 y ss.

76
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“Evento” se deine en términos de cambios bruscos en la historia, y la fuente


del sentido de la deinición no es más Heidegger o Nietzsche, sino Thomas
Kuhn. Como en el texto de 2008, el evento aparece como algo “imprevisible”,
“no guiado por ninguna regla” en la historia66. Nada hay aquí que sugiera un
proceso histórico de largo plazo cuyo cumplimiento fuera la debilidad o el ni-
hilismo, como no hay tal cosa como una narrativa de largo plazo en la obra de
Kuhn donde, es preciso decirlo, eso sencillamente no es posible. Siguiendo la
línea kuhniana, Vattimo deduce de esta deinición que no hay “una mirada neu-
tral y chata, como un libro no habla más que a quien busca algo en él”67; de la
mano con Heidegger destaca que no hay nunca “razones puramente teóricas”
sino desde la pertenencia a un “mundo social”68. En un marco kuhniano, donde
los cambios (eventos) históricos son “imprevisibles” y sin “ninguna regla”, esto
signiica que se ligan a intereses arbitrarios que surgen sin la mediación de un
horizonte comprensivo, es decir, sin nada que se parezca a una narrativa de
largo plazo como la de la “historia del Ser” o algo análogo, y donde carece de
sentido sentar el presente bajo un diagnóstico que lo instale como efecto de un
pasado narrativo. ¿Responde esto a la realidad de que haya realistas? Sí. Los
realistas de hecho son, como se ha visto antes, negadores del cambio, algo que,
siendo incomprensible en la hermenéutica nihilista, tiene en cambio mucho
sentido con el evento deinido kuhniananente, pues eso también acontece de
modo no narrativo y dentro de un horizonte de conlicto.
Entre el primer y segundo ciclo de conferencias se halla un “Intermedio”:
“La tentación del realismo”. “Si queremos ser verdaderamente ‘realistas’, por
así decir, debemos tener presente la realidad de esta permanente tentación”69.
La argumentación se despliega interpretando la noción de evento según el es-
quema de los “paradigmas kuhnianos”; “el evento” debe ser tomado como
cesura y discontinuidad, también “como desplazamiento y angustia”; no ad-
mitirlo (como ocurre en la hermenéutica nihilista y la idea de que el Ser es
interpretación) conduce al “esteticismo”70, esto es, a lo que hemos denominado
tentación de irrealidad; no se fatigue el lector si se le insiste con que esto consti-
tuye una ruptura grave con la concepción de la hermenéutica anterior a 2006,
que sí era esteticista, pues respondía a una realidad social donde el Ser aconte-
cía debilitado como en un museo. Luego del interludio sobre la “tentación de
realismo”, siguen las Gifford Lectures que, junto a la sección inal del apéndice
de Del diálogo al conlicto, son a nuestro juicio la fuente que articula la relexión

66
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 71. Sobre el uso de “evento” en la hermenéutica contem-
poránea, cfr. E. Readelli, “Evento”, en Filosoia teoretica. Un’introduzione, E. Ronchi (ed.),
Torino, UTET, 2009, pp. 21-45; Modesto Berciano, “Heidegger, Vattimo y la deconstrucción”,
en Anuario Filosóico 26 (1993) 9-45.
67
Cfr. Gianni Vattimo, De la realidad, p. 72.
68
Ibíd., p. 73.
69
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 91.
70
Ibid., p. 92.

77
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

entera del libro. Esta ontología deine el evento como discontinuidad en la his-
toria bajo el esquema kuhniano de un conlicto de paradigmas71, esto es, como
una pugna de interpretaciones que debe tomarse más como un conlicto histó-
rico social de intereses incompatibles que como una conversación “esteticista”
y académica. Lo que sea que Vattimo haya comprendido antes por “evento”
sólo hace sentido aquí como “lucha violenta” o, simplemente, como violencia.
La primera de las conferencias Gifford, “Tarski y las comillas” se deine
como un conjunto de relexiones sobre “el inal de la realidad” que mostra-
ría, de pasada la “inutilidad de cierto tipo de ilosofía” (la analítica) donde
“nos enredamos en una serie de cuestiones que no resuelven nada”72 y todo es
“charlatanería”, ya que su supuesto realismo no corresponde propiamente a
ninguna realidad73. Esto sirve de enlace para un exordio extenso sobre Kuhn74.
La segunda lección de Glasgow, “Más allá de la fenomenología”, pretende
una vez más, como se hizo en la Lezione di congedo, describir la posición fren-
te al evento desde Heidegger, aunque el lector avieso descubre pronto que
Heidegger es al inal aclarado y aun reemplazado por Kuhn, es decir, fuera
de toda narrativa de largo plazo (“historia del Ser”) que circunscriba y ije
el contenido del “evento”. En cierto sentido, se trata del tópico del realismo
como resistencia ante las catástrofes, frente al cual la hermenéutica aparece
como razonable apertura. El tema es aquí de qué se valdría la hermenéutica
para ser ella misma más caliicada para afrontar cambios catastróicos que el
realismo, cosa que no es posible en la narrativa del nihilismo como efecto de la
“Historia del Ser” que se debilita hasta llegar a internet. Detrás está la realidad
como evento, el cambio como realidad. Todo el tiempo se da por supuesta una
ilosofía de los cambios sociales, las revoluciones y los cambios de paradigma
antes que algo semejante a una historia del Ser o un “nihilismo difundido”75;
aunque Kuhn no sea mencionado en esta sección, es evidente que es a partir
de su ilosofía, antes que de la de Heidegger o Nietzsche, de donde procede el
horizonte de sentido para el uso de “cambio” (esto es: evento).
La tercera conferencia Gifford es “El Ser y el evento”. Siendo como es la
sección más relevante para efectos de presentar la ontología del evento, rei-
tera temas y posiciones que ya se ha documentado y explicado (y criticado)
antes, por lo que será innecesario ser exhaustivos. Para comenzar, “El Ser y
el evento” conirma lo que ya se puede conjeturar de todo lo anterior: la via-
bilidad de la ontología del evento radicaría en su compromiso con las trans-
formaciones históricas, aunque sería mejor decir, porque hace posible pensar

71
Cfr. Gianni Vattimo, ”Del diálogo al conlicto”, pp. 24-25.
72
Cfr. Gianni Vattimo, De la realidad, pp. 109-110.
73
Ibíd., p. 111.
74
Ibíd., pp. 113-118.
75
Ibíd., p. 93.

78
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en esas transformaciones de modo ilosóico y no solamente moral o político.


Para efecto de nuestra argumentación, se trata de un traslado de la idea de
realidad desde la interpretación a una dimensión anterior, que es un conlicto
histórico-social entendido ontológicamente como “llamado del Ser”; se trata
de un llamado en el que toda interpretación es política, pues tiene por res-
puesta un vuelco hacia el evento que interviene en la historia humana. “Tho-
mas Kuhn nos ayuda aquí” –escribe Vattimo–76. Se trata de una traducción
del vocabulario de Heidegger en un esquema argumentativo relativo a los
cambios violentos en los lenguajes sociales. Este texto, pues, conirma y sella
algo que se ha venido haciendo todo el tiempo en el libro. Pasa luego a un
tópico comprensivo del concepto de evento, la verdad en El origen de la obra de
arte de Heidegger (1935)77, un tema que resume en otros términos la Lezione di
congedo78. A pesar de este exordio heideggeriano, para que el lector no tenga
dudas sobre el rol que juega Kuhn en la deinición de evento que el libro ex-
hibe, el turinés remite acto seguido a estas expresiones, del todo kuhnianas y
tan poco heideggerianas:

“La verdad, esto es, el nuevo mundo que se instituye abriendo nuevos para-
digmas… Pero el evento de la verdad no releja sólo el suceder natural de las
generaciones. Este sucederse es ante todo conlicto: entre las generaciones
mismas, quizá, pero en general entre interpretaciones que se excluyen unas a las
otras, y que no se diferencian sólo por como “estilos” artísticos, donde reina
la paz de los valores “estéticos”. Se trata, por lo general, de grandes luchas
históricas, de sistemas sociales que quieren sustituir a otros”79.

Las páginas que siguen y culminan esta tercera y decisiva lección de 2010 se
cierran con una fascinante mención del atentado contra las Torres Gemelas del
11 de setiembre de 2011. Esto sugiere el alcance de la conlictividad a la que esta
versión kuhniana de la hermenéutica conduce; sugiere lo que hay que tener en
la mente cuando uno se pregunta qué entiende coherentemente la ontología del
evento por una “realidad”80. La última conferencia, “La disolución ética de la
realidad”, advierte contra la banalización de la hermenéutica como ilosofía del
diálogo81, una prueba de la diferencia que media entre la hermenéutica nihilista
y la ontología del evento, cuyo ejemplo ha sido el atentado del 11 de setiembre.

76
Cfr. Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto”, cit., 24: “como se sabe, para Heidegger el ser
es evento, apertura de aquellas perspectivas históricas que Kuhn llama paradigmas” (adap-
tado); Gianni Vattimo, De la realidad, pp. 135-136.
77
Martin Heidegger, “La época de la imagen del mundo” [1938], pp. 13-67; cfr. Víctor Samuel
Rivera, op. cit., pp. 331-332.
78
Cfr. Gianni Vattimo, De la realidad, pp. 137-139.
79
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 141, el subrayado es nuestro; cfr. Ibíd, pp. 145-146..
80
Ibíd., p. 142.
81
Cfr. Ibid., pp. 145-146.

79
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

TENTACIÓN DE IRREALIDAD

Hacia 1998, para las Lecciones de Lovaina, un resurgir del “realismo” en el


mundo analítico planteó un genuino problema ilosóico para la hermenéutica.
Haber airmado, como había hecho Nietzsche –en un fragmento de 1887 que
ha sido un tópico de la hermenéutica –: que “no hay hechos, sino sólo interpre-
taciones”, no signiica que la realidad no existe; presupone una idea diferente
de la realidad de la que sostuvieron los cientiicistas de inales del siglo XIX,
y al parecer también ahora sostienen los realistas. Quizá el tema no es tanto
cómo enfrentar teóricamente al realismo desde la hermenéutica, sino asumir
la interpretación de ese realismo, de qué signiica en el ser-contemporáneo que
el realismo haya intervenido en el cómodo espacio fabulizado y estetizante de
experiencia de la hermenéutica como koiné. La actualidad del realismo hacia
ines de 1990 puso así en cuestión la hermenéutica tal y como Vattimo la enten-
dería hasta 2006, como correspondencia con una realidad social débil del Ser, una
realidad nihilista donde la verdad (de la ciencia y la lógica, por ejemplo) debían
jugar un rol espectral respecto de rivalidad entre interpretaciones banales y las
exigencias empobrecidas de las “nuevas” tecnologías de la comunicación82. Se
trataba de una primera sacudida que afectaba y distorsionaba el ser-contempo-
ráneo sobre cuya facticidad el pensamiento débil y la hermenéutica nihilista se
habían gestado. Pero pronto el capítulo habría de ampliarse: El 11 de setiembre
primero, y luego las guerras de las democracias capitalistas avanzadas en una
virtual guerra civil universal han forzado la hermenéutica nihilista a devenir en
ontología del evento. El gran problema son los costos de asumir (corresponder)
con la realidad.
La “realidad” que en cada caso hay que interpretar dice muchas cosas. No
es lo mismo hacer hermenéutica desde un diagnóstico de relaciones virtuales
globales, esencialmente pacíicas e inocuas, como solía hacer el Vattimo de 1980
y 1990, en gran medida deudor y suscriptor de presuntos “consensos” sobre la
reducción general de la violencia social y militar y su reemplazo por el diálogo.
Esto era conigurado en un espacio de experiencia –quizá para una localidad
más reducida de lo que Vattimo se imaginaba– donde acontecía la efectividad
social de lo que entonces se denominaba “nuevas tecnologías de la comunica-
ción” (y no nuevas tecnologías de la violencia). Pero si el hermeneuta se halla ante
un escenario de violencia universal, el carácter de la hermenéutica misma como
respuesta a los “llamados del Ser” (esto es, a qué en efecto acontece), al obligar
a un diagnóstico diverso, afecta el esquema entero de la pretendida situación
de la hermenéutica nihilista, así como el diagnóstico de la historia del Occidente
como un “debilitamiento” progresivo de las estructuras estables del Ser83.

82
Cfr. Gianni Vattimo, Ibid., pp. 39 y ss.
83
Cfr. Gianni Vattimo, “La responsabilidad de la ilosofía. A propósito del ocaso de Occidente”,
en Manuel Cruz y Gianni Vattimo (eds.), Pensar en el siglo, Madrid, Taurus, 1998, pp. 165-184;
Gianni Vattimo, Más allá de la interpretación, pp. 48 y ss.

80
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En cierto sentido, la hegemonía del realismo metafísico encarada desde


Lovaina era ya un “evento”, un mensaje del Ser en términos de la hermenéu-
tica misma y que, según toda sugerencia, parece desaprobar la hermenéutica
nihilista, el pensamiento débil y el diagnóstico de debilitamiento de las estruc-
turas estables del Ser, así como su soporte en una narrativa de largo plazo de la
cual el presente resultaría efecto. El realismo de 1998 era un evento “fuerte”, y
nada débil, y poco vale caliicar a sus mentores como “perros” o “neuróticos”,
pues eso no reduce la magnitud del evento mismo, ilosóicamente hablando,
y en el que los agentes son meros nombres irresponsables. Y, como hemos
visto, desde 2006 en adelante se diseña una estrategia de argumentación que
atiende, justamente, a la fortaleza renovada de los llamados del Ser en térmi-
nos de “evento”, de acontecer que no es parte de ninguna historia nihilista
de largo plazo, y cuyo contenido es impredecible, arbitrario y “no lógico”. El
atentado del 11 de setiembre de 2001 es citado por Vattimo mismo como una
muestra de lo que es ahora un evento; si bien ese sanguinario atentado terro-
rista no releja ninguna estructura estable ontológica, es obvio que tampoco es
una endeble charla gadameriana de cafetín. El conjunto del horizonte político
social desde el 11 de setiembre, que cualquiera puede constatar repasando la
historia social reciente, sugiere diagnosticar un Ser altamente excitado antes
que uno en estado de coma.
Debe insistirse en el rol determinante que se ha concedido, primero en Ecce
comu, luego en la Lezione di congedo, y de manera más explícita en De la realidad
a la ilosofía de la ciencia de Thomas Kuhn; es bajo cuya óptica que Vattimo le
da un carácter más pragmático y amable a un pensamiento cuyos precedentes
dependían originalmente –en la era nihilista, por así decirlo– más de la auda-
cia poética de Nietzsche y los abismos semánticos de Heidegger, cuya negra
selva de metáforas Vattimo coniesa ahora haber “urbanizado”84. A esto pode-
mos denominarlo “el giro kuhniano” de Vattimo; el conlicto, que en el texto
de Heidegger sirve para expresar el carácter ontológico (y no cientiicista o
epistemológico) de la verdad como una realidad, es resemantizado y alterado
de tal modo que adquiere las características de una revolución cientíica de
Kuhn, sólo que aplicada a las transformaciones del mundo político y social.
Con el interés de lo que se podría llamar una re-semantización de “evento”
bajo un ser-contemporáneo diferente al de 1990, Vattimo trastoca la ontología de
la verdad del Heidegger de 1934-1935 de tal manera que termina adquiriendo
las características de lo que Kuhn denominaba un “cambio de paradigmas”.
Esto presupone dos cosas: 1. Hay interpretaciones en conlicto que no pueden
entrar en diálogo (con lo cual, el diálogo que la hermenéutica solía ser pasa a
un plano secundario frente al conlicto, como en Lezione di congedo) y 2. Esta

84
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 200; sobre la inluencia de Kuhn en la articulación del con-
cepto “evento” cfr. Ibid., pp. 240, 247-248; Gianni Vattimo, “Del diálogo al conlicto”, pp.
24-25, 31-32.

81
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

imposibilidad de comprenderse desemboca en situaciones donde el conlicto


puede fácilmente interpretarse como situaciones de violencia social efectiva,
como en efecto ocurre en la obra de Kuhn. Esta violencia es el evento mismo
como acontecer del Ser y es, en último término, la deinición de “realidad”
sobre la que descansa la “ontología del evento”.
En el contexto del conlicto entre realismo y hermenéutica se trataría de inter-
pretaciones en conlicto kuhniano, donde junto con la argumentación ilosóica,
y anterior a ella, se halla intereses políticos y sociales antagónicos, que a su vez
son la realidad ontológicamente entendida. De hecho, esta conclusión es subra-
yada y sirve de fundamento al libro de 2011 que Vattimo redactó con Santiago
Zabala, Hermeneutic Communism85, del cual las kuhnianas Gifford Lectures, tanto
como la Lezione di congedo sirven de fuente. Es obvio que no hay aquí un espa-
cio cómodo para una ilosofía de la historia como reductora de la violencia o
hilo conductor del nihilismo como pensamiento débil, que en la década de 1990
Vattimo colocaba como “telos” e “ideal” de la hermenéutica86. Por el contrario, si
la verdad y la realidad son conlicto-violencia antes que diálogo, la conclusión
que se sigue es que hay que subrayar el aspecto violento de la verdad o del acon-
tecer del Ser, esto es, del evento. De esto se desprende una conclusión en bene-
icio de la vitalidad y la permanencia de la hermenéutica como un pensamiento
una de cuyas premisas más elementales es la imposibilidad de separar la teoría
de la praxis. Junto con un adiós a la realidad, una hermenéutica radical signiica
también un adiós al nihilismo y al pensamiento débil.
Tal vez del mismo modo que la tentación del realismo es la primera res-
puesta que uno imagina en el lector inocente ante el horizonte político y social
de violencia contemporánea, también la tentación de irrealidad sea la primera
respuesta de una hermenéutica que asume el evento como compromiso con la
realidad, que sin duda, como el lector inocente, desearía experimentar como
una conversación entre amigos antes que como una tercera guerra mundial
de baja intensidad87. Y esa es la tentación más acuciante y peligrosa en la que
Vattimo cae. En efecto. En De la realidad, después de un largo esfuerzo por
actualizar y renovar la hermenéutica en las Gifford Lectures (por colocar tan
sólo un ejemplo) aparece un extenso exordio donde la tentación de irrealidad
es más que maniiesta. Ante acontecimientos históricos que rompen el diag-
nóstico y las expectativas del hilo reductor de la violencia, el pensamiento
débil, el nihilismo, etc., el autor sugiere “desconiar del Mesías”. Caliica allí
de “fundamentalistas” a quienes tienen un compromiso con los cambios his-
tóricos dramáticos que sacuden el orbe débil del “nihilismo difundido”. Pero
el lector sabe ya que esto no se condice en absoluto con la exposición que se ha

85
Gianni Vattimo y Santiago Zabala, Hermeneutic Communism, cap. I.
86
Cfr. Gianni Vattimo, “Hermenéutica, democracia y emancipación”, p. 61.
87
Cfr. Gianni Vattimo, De la realidad, pp. 232-235.

82
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hecho de la hermenéutica kuhniana del evento y lo que ésta presupone como


realidad: el conlicto social y político, a cuyo sentido responde y debe corres-
ponder. De la realidad concluye, así, sucumbiendo a la tentación de irrealidad.
Increíblemente, después de todo lo que se ha leído, Vattimo suscribe aún
esta idea que más pareciera de la década de 1980 que de 2010:

“Reducir la violencia y el carácter ineludible del ente que se hace pasar por
el verdadero Ser –advierte el de Turín–, por ejemplo, asumiendo ’principios
no negociables‘ es el camino que lleva a la disolución de la realidad”88.

El inocente lector se pregunta, ¿cómo es esto de “hacerse pasar por el ver-


dadero ser” (esto es, acontecer)? ¿Cómo podría algo camularse como even-
to si es, en efecto, una discontinuidad en la historia? ¿Qué sentido tendría
diferenciar aquí apariencia de realidad? Por otro lado, que haya eventos de
choques de “principios no negociables” ¿no es algo esperable en los cambios
de paradigma kuhnianos sobre los cuales Vattimo ha articulado su libro y su
obra desde 2006? ¿No era acaso el evento “lucha violenta”? Más aún. ¿No ha
(re)deinido Vattimo mismo el evento en ese esquema de Kuhn para acceder
a una realidad que es conlicto antes que diálogo? Seguir a Vattimo tomando
esa relexión inal como la conclusión de sus lecciones signiicaría anteponer
al evento, al acontecer del Ser, un principio rector externo a la esencia histórica
del Ser mismo. Sería decirle a la realidad cómo debería ser, cómo tendría que
ser para no “hacerse pasar” por el evento. Desde la tercera lección de Lovaina
y antes, desde la Lezione di congedo, la ontología del evento (re)deine “evento”
en función de los cambios de paradigmas inconmensurables de Kuhn, donde
la última referencia de la experiencia social y política es, precisamente, la im-
posibilidad del diálogo. Una vez más: el evento es ante todo ahora discontinui-
dad en la historia. Podemos asumir que el Ser ha acontecido desde Platón como
destino de debilidad ontológica precisamente hasta ayer. ¿Por qué no admitir
que el Ser puede esta mañana amanecer más fuerte?
El tema de fondo indica lo que es en último término la realidad para la her-
menéutica89. En todo caso, en medio de la violencia del evento esa realidad ya
no es más la “estetización general de la vida”90, como en 1980 o 1990, no es un
museo para interpretar en el ordenador o por teléfono, sino una violencia im-
ponente y admirable cuya experiencia fuerza al hombre y lo lanza al acontecer.
Vattimo insiste, sin embargo, en textos posteriores a la Lezione di congedo y otros
textos de ilosofía política y de religión en airmar, a la misma vez que se adopta

88
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 150; compárese, por ejemplo, con Gianni Vattimo, “Dialéc-
tica, diferencia y pensamiento débil”, en Gianni Vattimo y Aldo Rovatti (eds.), El pensamien-
to débil, Madrid, Cátedra, 1995, pp. 41-42.
89
Cfr. Gianni. Vattimo, “Dialéctica, diferencia y pensamiento débil”, pp. 18-20.
90
Gianni Vattimo, El in de la modernidad, p. 52.

83
VÍCTOR SAMUEL RIVERA

un enfoque de la realidad como conlicto o violencia, que la realidad es “nihilis-


mo difundido”91 o que “el Ser es un coloquio” 92: tentación de irrealidad.
La tentación de irrealidad es tan poco recomendable y tan poco útil como
práctica hermenéutica como lo es la tentación de realismo. No es la verdad de
la hermenéutica; al contrario, puede llegar a ser su falseamiento y su desigu-
ración en la misma “charlatanería” académica adjudicada a los realistas ana-
líticos. Cumple además el mismo propósito que el realismo: decir que “allá
afuera”, aunque la sangre entera del universo parezca decir todo lo contrario,
no pasa ni puede pasar nada, salvo un debilitamiento de las estructuras fuertes
del Ser o una constante reducción de la violencia93. Si la ontología del evento
–siguiendo al propio ilósofo de Turín– está llamada a ponerse “en correspon-
dencia con lo que acontece, con el evento”94, debe librarse de la tentación de
realismo, pero debe desechar también, si es el Ser acontecido lo que atiende,
la tentación opuesta: la tentación de irrealidad. Es el in, pues, esta ontología
del evento, el in del pensamiento débil; una hermenéutica consecuente con el
acontecer, ya que no está en condiciones de debilitar desde el discurso lo que
es conlicto y violencia en la realidad, habrá de acoger la realidad conlictiva que
el acontecer mismo es, con la fuerza de la violencia que lo porta. Permítasenos
ahora volver al 20 de marzo de 2015. Un hombre inocente ve los noticieros de
la televisión. La sangre y la muerte cubren el orbe terrestre. El Presidente de la
ONU salta de felicidad en medio del dolor universal. Zeus, mientras tanto, o
quizá un Califa del Oriente, desde un origen insondable, zarandea el mundo
de los hombres con el relampagueo de sus rayos.

Víctor Samuel Rivera


Universidad Nacional Federico Villarreal
Facultad de Humanidades
Av. Nicolás de Piérola N° 351, Lima / Anexo 10
[email protected]
[email protected]

91
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 93.
92
Gianni Vattimo y Carmelo Dotolo, Dios: la posibilidad buena. Un coloquio en el umbral entre
ilosofía y teología [2009], Barcelona, Herder, 2012, p. 21.
93
Cfr. –a modo de ejemplo– Gianni Vattimo, “Hacia un humanismo no religioso”, en Gian-
ni Vattimo y John Caputo, Después de la muerte de Dios. Conversaciones sobre religión, políti-
ca y cultura [2007], Buenos Aires, Paidós, 2010, pp. 66-67; René Girard y Gianni Vattimo,
¿Verdad o fe débil? Diálogo sobre cristianismo y relativismo [2006], Buenos Aires, Paidós, 2011,
pp. 100-101.
94
Gianni Vattimo, De la realidad, p. 199.

84
Recepción de oRiginales
1. Los estudios y notas presentados para su inclusión en Estudios Filosóicos han de ser inéditos y
La Revista ESTUDIOS FILOSÓFICOS,
no pueden ser publicados parcial o totalmente en ninguna otra publicación sin la autorización
fundada en 1952, es una publicación cuatrimestral del Instituto Superior de Filosofía, de Valladolid.
expresa de la revista.
2. Se enviarán a la dirección de la revista por correo electrónico.
Eladio Chávarri 3. Los estudios no deben sobrepasar las 12000 palabras y las notas las 4000.
Fernando Vela López 4. Sólo se aceptan originales en castellano.
Justino López Santamaría, OP Paulus Engelhardt
Mauricio Beuchot 5. Todo artículo o nota deberá estar irmado por el autor, que indicará también la institución a la
(Pontiicia Universidad Santo Tomás que está vinculado, y deberá ir acompañado de un resumen en castellano y otro en inglés, de no
(Universidad Pontiicia de Salamanca) más de cien palabras, así como de cinco palabras clave en español y en inglés, y de un breve currí-
Jesús A. Díaz Sariego culum del autor que incluya una dirección de contacto, preferentemente de correo electrónico.
Guido Vergauwen
Juan Manuel Almarza Meñica Esteban Pérez Delgado 6. Los autores recibirán un acuse de recibo de su original.
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Joaquín Esteban Ortega
8. Por el hecho de enviar un original a Estudios Filosóicos, el autor se compromete a no enviarlo a
otra publicación hasta haber recibido el dictamen de la comisión de evaluación.
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44 (1995) 453-486.
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Tel.: 923 215 000 ~ Fax: 923 265 480 Álvarez y otros, El pensamiento alemán contemporáneo. Hermenéutica y teoría crítica, Salamanca, San
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