Luis Vigo

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERDAD NACIEONAL EXPERIMENTAL DEL MAGISTERIO
“SAMUEL ROBINSON”
ALTAGRACIA DE ORITUCO ESTADO GUARICO

ENSAYO

INTEGRANTE:
FLOR NUÑEZ
C.I V-11.933.918

ALTAGRACIA DE ORITUCO, OCTUBRE DE 2023


NEOCOLONIZACIÓN DEL DOCENTE

El libro que nos ocupa, El educador neocolonizado, de Luis Antonio Bigott, es


uno de esos espejos que sin ser mágicos tienen la excepcional cualidad de reflejar no
solo el presente sino el futuro. Se mira alguien en ellos y no se ve solo como es en su
ahora y ahí mismito, sino que mira también su futuro. Su rostro y su cuerpo proyectan,
como en un boceto, lo que será y que apenas se dibuja o se asoma en el presente. El
Educador Neocolonizado, desde nuestro modesto punto de vista, puede considerarse
como el barrunto venezolano de los estudios decoloniales, porque desmonta los
mecanismos culturales (educativos, comunicacionales, etc.) que mantienen y
reproducen la conciencia colonial (eurocentrica) bajo un manto de naturalidad, como si
fuese consecuencia de factores de origen étnicos, geográficos, culturales, etc.
Apuntamos “barrunto”, porque ni en 1975, año de su primera edición en Venezuela, ni
en 1978, año de la tercera, se había creado el termino decolonial y habría que esperar
hasta los años 90 para que se constituyera el grupo de estudios sobre la colonialidad
en América Latina.
Cualquier conservador o educador “correctamente político” diría: ¡Ese Luis
Antonio Bigott, siempre con sus exageraciones de comunista radical! Pero no, amigo
lector. Todo lo contrario. ¡Es espeluznante! ¡Cuánta clarividencia tuvo! porque
veinticinco (25) años después, el 13 de abril de 2002, apareció en el diario El Nacional,
página D-5, un remitido con muchas firmas en apoyo entusiasta al golpe de Estado
fascista perpetrado por Pedro Carmona Estanga y su camarilla cívico-militar y el
segundo en firmarlo es Leonardo Carvajal, un profesor en la Escuela de Educación de
la UCV y directivo de una ONG denominada “Asamblea de Educación”, de la que su
otra “presidenta”, Olga Ramos (que no es educadora) aparece en el puesto Nº 13 de la
misma lista… Por cierto, ¿cuántos serán en esa ONG y quiénes la financiarán? Y para
que no quepa la menor duda sobre la verosimilitud del hecho y siguiendo el precepto
revolucionario de “prohibido olvidar”, lo reproducimos aquí y ahora.
CONTEXTO SOCIOCRÍTICO

Desde el ámbito de la investigación, un paradigma es un cuerpo de creencias,


presupuestos, reglas y procedimientos que definen cómo hay que hacer ciencia; son
los modelos de acción para la búsqueda del conocimiento. Los paradigmas, de hecho,
se convierten en patrones, modelos o reglas a seguir por los investigadores de un
campo de acción determinado (Martínez, 2004). Por lo tanto, también asumen un
carácter normativo.
El paradigma socio-crítico tiene su fundamento principal en la teoría crítica.
Ésta se inicia con la creación, en los años veinte, del Instituto de Investigaciones
Sociales afiliado a la Universidad de Frankfort y con la agrupación de pensadores
alemanes como Max Horkheimer y Fredrich Pollock, entre otros. Los mismos estaban
interesados en entender las formas de dominación que acompañaban los cambios del
capitalismo, lo que quiere decir que los estudios iniciales tuvieron como objetivo la
economía capitalista y la historia del movimiento obrero.
Por otra parte, su propósito común era teorizar la clase de valores, individual
y colectiva en las sociedades liberales posindustriales. El tema central de su trabajo fue
el análisis del papel de las ciencias y la tecnología en las sociedades modernas y su
vinculación con el poder. Esos pensadores también trataron de reconsiderar la relación
teoría-práctica desde posiciones contrarias al positivismo, entendido como la base
ideológica de la cultura del siglo XX.
Es así como este enfoque investigativo surge como una alternativa a las
tradiciones positivistas e interpretativas que pretende superar el reduccionismo del
paradigma positivista y el conservadurismo del paradigma interpretativo.
De acuerdo con Arnal (1992), el paradigma socio-crítico adopta la idea de que la
teoría crítica es una ciencia social que no es puramente empírica ni sólo interpretativa,
sus contribuciones se originan de los estudios comunitarios y de la investigación
participante. Tiene como objetivo promover las transformaciones sociales y dar
respuestas a problemas específicos presentes en el seno de las comunidades, pero
con la participación de sus miembros.
PRAXI DOCENTE Y SOCIAL

Hoy en día, se hace cada vez más necesario pensar y repensar si el sentido que
los docentes universitarios le asignan a su accionar pedagógico se acompasa a la
visión, innovación y creación de soluciones a los problemas y desafíos educativos de
esta era.

Tanto las políticas públicas educativas internacionales como nacionales,


demandan un docente universitario comprometido en la búsqueda de alternativas
innovadoras de enseñanza y de aprendizaje, que permita una praxis pedagógica
dinámica y transformadora, perfilada no sólo desde la interdisciplinariedad de las
ciencias sino también desde la pertinencia del contexto donde impacta socialmente.
Hargreaves (citado por Márquez, 2000) sostiene que “las reglas del juego están
cambiando y es hora de que las pautas, prácticas, estrategias y reglas de la enseñanza
y del trabajo de los docentes, varíen con los cambios” (p. 100).

Este acontecer invita a pensar y repensar cuál es el papel protagónico de los


docentes universitarios, por ser actores fundamentales en estos procesos de
transformación educativa; actores creadores de nuevos retos y posibilidades de acción
pedagógica, propósito fundamental de la vida del docente universitario. Y por ser
nuestra vida, hay que vivirla y disfrutarla, hasta que llegué el momento de apartarnos
como docentes y seguir siendo docente y aunque se nos termine el tiempo, es un estilo
de vida, es una convicción, es una sociedad, es la manera de ver las cosas.

Aseveración y acontecimientos sociales que generan grandes interrogantes e


inquietudes en mí como docente investigadora de una Universidad formadora de
docentes. Como docente formadora estoy convencida que somos nosotros, quienes
debemos propiciar los cambios en la formación de los docentes, según las necesidades
sociales venezolanas en los inicios del siglo XXI.
La educación es un fenómeno social transformador en el que la praxis de los
docentes formadores debe evidenciar posturas antropagógicas en cuanto al qué y para
qué del proceso de aprendizaje de los educandos, con una visión humanista y
transformadora del hecho educativo, que permita accionar un proceso de aprendizaje
orientado a la pertinencia social del mismo. Asunto que entraña una pregunta: ¿De qué
manera se explicitan los significados que los docentes formadores develan de su praxis
pedagógica? ¿Qué nuevas significaciones paradigmáticas relacionadas con el ser,
hacer y convivir su praxis pedagógica los formadores revelan en su discurso cotidiano?

NARRATIVA COLONIZADORA

Existe una narrativa muy añeja sobre lo que ha sucedido en estos cinco siglos
desde el inicio de la invasión. Un discurso basado en mentiras y calumnias, repetido
millones de veces, y que, se ha convertido en la historia oficial de los poderosos de
este país, y la santa verdad de los pudientes. La esencia del discurso es, que los
descubiertos no piensan, que fueron y siguen siendo primitivos y salvajes. En efecto, a
partir de la agresión injustificada, hombres desalmados, asesinos y ladrones, llegaron a
tomar lo que no era suyo y a tratar de destruir una de las civilizaciones más antiguas de
la humanidad. Destruyeron las instituciones, las leyes y las autoridades ancestrales,
que se habían creado a lo largo de milenios y que, daban la más alta calidad de vida
alcanzada para todos los pueblos a través de los aportes en la alimentación, la salud, la
educación y la organización. Esta calidad de vida, la urbanidad y la democracia
participativa, no las tenía Europa que estaba saliendo de la oscura Edad Media.

Por el contrario, la narrativa colonial a través de sus tres dogmas, nos habla de
que los descubiertos no eran seres humanos, porque no tenían alma, eran violentos,
agresivos y peligrosos, y finalmente, eran demoniacos e idólatras, lo cual justifica la
invasión. El discurso iniciado desde Cristóbal Colón y Hernán Cortés, así como todos
los invasores de espada y crucifijo, nos describen como caníbales, ignorantes,
hablantes de dialectos primitivos, sin escritura, sin las armas de acero y la rueda. Que
se la pasaban en sangrientas guerras entre ellos, adorando cientos de dioses,
construyendo adoratorios y centros ceremoniales para conocer el ciclo de la siembra,
adorar al sol, el viento y el agua. Por tanto, la conquista, como la llaman ellos, fue
necesaria y se tuvo que pagar un precio muy alto por ella, para civilizar, cristianizar e
integrar a estos pueblos salvajes y primitivos al mundo civilizado y cristiano.

Esta narrativa, por supuesto que se encuentra en todos los textos del siglo XVI,
escritos por los invasores de espada y crucifijo, que, además, pretendían borrar o
justificar el abuso, el despojo, el epistemicidio y el genocidio a una escala descomunal.
Hasta ese momento, nunca se había realizado un hecho de estas dimensiones y
proporciones en la historia de la humanidad, en el Anáhuac comenzó la creación del
colonialismo, el capitalismo, la modernidad y el llamado Sistema Mundo.

También podría gustarte