Analisis de Caso

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN


ESCUELA DE PSICOLOGÍA; MATERIA: PERSONALIDAD
ANÁLISIS DE CASO: CATALINA
Rosanny Larez, María Alejandra Perez, Ivanhy Romero, Ilusión Sanchez

SÍNTESIS DE CASO
El siguiente caso, expuesto en “Estudios sobre la histeria” de Sigmund Freud, nos
presenta a Catalina, una chica entre los 17-18 años ubicada en una hostería en la montaña.
Presenta un cuadro de histeria de angustia descrito por la sujeto como dificultad para respirar.
Los síntomas son: sensación de ahogo, presión en el pecho, pesadez en los ojos y frente,
zumbidos, mareos, temor a la muerte y sensación de que alguien la vigila o persigue. Además,
presenta alucinaciones con una cara masculina que describe con “ojos terribles”; no logra
identificar al hombre. El primer ataque se registra medio año atrás (16 años), en casa de una
tía tras ver a su tío y prima teniendo relaciones sexuales. Los ahogos continuaron dos días
consecutivos y al tercero presentó vómitos repetidos. Seguido a esto, Catalina revela lo
acontecido a la tía, desencadenandose peleas entre la pareja que desembocó en el traslado de
vivienda.
Se suma la revelación de 2 eventos traumáticos de Catalina con su tío 2 o 3 años antes
de la presentación de síntomas. El primero es la persecución del tío con fines sexuales cuando
Catalina tiene 14 años, descrito por ella como la interrupción del sueño por el rozamiento del
cuerpo de su tío con el suyo, agregando intentos de convencerla. Este primer acto mantuvo a la
paciente con un intento de huir, pero el tío desistió. Agregó que no había entendido las
intenciones de su tío hasta mucho después. Tal agresión se repitió y ambos se dieron con el
hombre en estado de ebriedad. Tras la reflexión, la sujeto logra dar seguridad de haber
experimentado la sensación de peso en los ojos y opresión del pecho de los ataques recientes,
aunque la intensidad fuera menor.
Finalmente, también relata una serie de ocasiones en las que advierte encuentros entre
su prima y tío. Siempre se ve despertada por ruidos inusuales y seguido de ello, la separación
de las personas implicadas o el intento del tío en alcanzar el lugar dónde se encuentra la prima.
También advierte que estos eventos no levantaron sospecha de otras intenciones y no puede
dar seguridad de haber sentido temor. Así pues, lo que repugna Catalina es que la vista de la
pareja la llevó al recuerdo de las agresiones que su tío tuvo con ella. Esto llevó a la paciente a
la solución de la alucinación con la cara del hombre: sería la de su tío con expresión de ira,
luego de ella haber revelado los eventos con su prima.
CARACTERÍSTICAS PSÍQUICAS A LA LUZ DE TÓPICA I
Manifestación del inconsciente
Lo inconsciente abarca la elaboración de la experiencia mediante el proceso de
representación con el uso de energía libidinal y es lo que conocemos como la dinámica
psíquica (Freud, 1923). Dichas representaciones, entran en el sistema gracias a la experiencia
directa en un momento particular. Por ello, la manifestación más clara del inconsciente se
puede ver a través de los sueños, alucinaciones e incluso actos fallidos (Freud, 1915). En el
caso presente, tal como lo plantea el autor, el nódulo de manifestación del inconsciente es la
alucinación con la cara de un hombre de “ojos terribles”, que además, es el principal detonante
de la sensación persecutoria.

Hechos traumáticos
La sintomatología en suma de la imagen del hombre viene dada por una sucesión de
hechos, de los cuales, el último y más cargado de energía libidinal, es dado porque Catalina
observa a su prima y tío en el acto sexual. Se destacan luego una serie de discusiones por la
pareja que desembocan en una ruptura y trámite legal. Esto conlleva a una serie de amenazas
y agresiones verbales por parte del tío hacía la chica, sin contar con la inclusión que tiene
Catalina como testigo en las riñas en la corte (se asume por el relato de la tía).
Sin embargo, toda la carga libidinal que se va acumulando en estos eventos parte de un
hecho traumático mucho más antiguo, en el que el tío intenta agredir sexualmente a Catalina
en más de una ocasión y que, con menor fuerza sintomática, provocaron la primera huella
mnémica (Orígen del trauma). A partir de este momento comienza el proceso de condensación
y se va gestando el malestar olvidado (reprimido) que estalla ante la escena a los 16 años de
Catalina, cuando encuentra a la pareja en el acto sexual.

Formación complementaria
Recordando que la finalidad de la represión es evitar que se desarrolle el afecto o el
factor cuantitativo del impulso instinto (Freud, 1915), partimos del hecho traumático. En el
momento en que el tío agrede sexualmente a Catalina a los 14 años se dispara la energía
libidinal en un momento presexual de la sujeto. Esta reacciona con despertar del sueño, y la
representación, debido a la ignorancia de la etapa, hace que la energía se desplace con mayor
facilidad. El contenido no solo queda reprimido mediante el olvido, sino que la energía se
manifiesta con menor intensidad en los síntomas de la presión en el pecho y ojos en las
repeticiones consecutivas de las agresiones (primero en la insistencia con ella cuando el tío
está en estado de ebriedad y luego cuando el tío cambia de objeto, ahora enfocándose en la
prima). Esto explicaría el hecho que el estado de alerta se active en esas otras ocasiones,
despertándola y notando las incursiones nocturnas del tío.

CARACTERÍSTICAS PSÍQUICAS A LA LUZ DE TÓPICA II


Estructura yoica
Partiendo de las premisas de Freud (1923), el yo, además de estar conformado por una
estructura coherente y un contenido disociado (lo reprimido), se trata de una organización de
los procesos psíquicos que integran a la conciencia. En este sentido, podemos decir que, para
el periodo adolescente que atraviesa Catalina, esta estructura va consolidándose en términos
normales. En primer lugar, porque la chica logra dar una percepción de sí misma antes del
cuadro de afección histérica y después de ella con detalles diferenciados. Esto se evidencia
cuando menciona que en el día a día suele ser “valiente”, aunque existen ciertas actividades
que sí le causan temor (ejemplo: entrar en una cueva). Sin embargo, agrega que a raíz de las
afecciones, la seguridad que percibe en el entorno se ve vulnerada (no se siente cómoda en
ningún lugar cuando se presentan los síntomas).
Así pues, cuando se suscita el primer ataque de histeria, ocurre la disociación de la
imagen del tío con la prima en la habitación. Esto lo podemos desglosar de la siguiente
manera: En principio existe una huella mnémica anterior (las agresiones sexuales del tío con
Catalina) al evento que suscitan los síntomas. Cuando esta huella entra en contacto con la
imagen del tío y la prima, ocurre una nueva censura. Esta se manifiesta con el olvido, pero
además, partiendo de que el yo ocupa un sector de la superficie del ello, emplea una descarga
emocional (el susto que hace que Catalina se retire de la ventana) y comienza la serie de
manifestaciones en la motilidad (el mareo, ahogo y los repetidos vómitos que imposibilitan sus
actividades diarias). Este último punto nos recuerda que la función primordial del yo es
precisamente aquella ligada a la movilidad del cuerpo.
Lo que Freud llama el nódulo de la acción del yo para el presente caso, vendría a ser la
manifestación de la alucinación. La imagen de “la cara de un hombre con ojos terribles” sería
un contenido latente, pero, al llegar al sistema preconsciente se encuentra con la censura que
vuelve el rostro del tío irreconocible. En este caso, tal censura va ligada a las amenazas que el
tío infunda en Catalina luego que esta expone lo que vio a su tía.

Mecanismos de defensa
Los mecanismos de defensa son cualidades adaptativas que posee el yo para poder
lidiar con las exigencias de la vida (Freud, 1920). Entendiéndose por “Defensa” al conjunto de
operaciones que tienen la finalidad de reducir o suprimir toda modificación susceptible de poner
en peligro la integridad del individuo (Freud, 1896).
Catalina converge en su cuadro sintomatológico los siguientes mecanismos de defensa;
en primer lugar, la represión (la cual subyace a todos los demás mecanismos de defensa),
evidenciándose al bloquear la imagen de su tío durante sus alucinaciones, imposibilitando por
tanto, su expresión de forma consciente, y el desagrado de recordarlo al dormir a su lado con
deseos sexuales hacia ella. En segundo lugar encontramos la conversión haciéndose presente
en los síntomas somáticos que presenta la paciente, estos constituyen ahogamiento, mareos,
peso en los ojos y frente, compresión torácica y vómitos, transpocisionando así el conflicto
psíquico y su tentativa de resolución a malestares corporales. En tercer lugar Catalina presenta
disociación ideo-afectiva, puesto que al relatar su discurso lo elabora desde su parte racional,
en ningún momento integra en su relato la carga afectiva que dichos eventos constituyeron su
trauma.
Se puede distinguir que el conflicto intra psíquico de Catalina es manifiesto, ya que es
mediante la evocación de sus temores hacia el tío de agredirla sexualmente, que ella desarrolla
un proceso de representación persecutoria, y la externalización de sus defensas e instancias
psíquicas en síntomas somáticos de purga y ansiedad. Por lo tanto, la oposición de exigencias
internas contrarias que se presentan en el caso, son conducidas por la culpa que siente
Catalina al confesar el coito entre su tío y su prima, y mantener la lealtad a su tía, aun sabiendo
que dichos eventos pudo haberlos compartido con anterioridad de haber entendido la situación,
ligada al hecho de que también estuvo expuesta en carne propia a dicho abuso.

Carácteres de la conciencia moral


Según Freud (1923), el superyó posee dos instancias, el yo ideal y la conciencia moral.
Mientras que el ideal representa el desarrollo de las relaciones con los padres (heredero del
complejo de Edipo), este a su vez nutre las normas sociales como advertencias y prohibiciones.
En este caso, pareciera que poco podemos decir del complejo de Edipo, pero podemos hacer
algunas inferencias a través de los procesos inconscientes del contenido moral. De esta forma,
como bien señala el autor, los vómitos repetidos que presenta Catalina son una muestra de
repugnancia moral. Sin embargo, cabe explicar que la repugnancia viene de la imagen del
padre. La conciencia moral, le dice entonces a la chica que el padre (en este caso el tío) no
debe ser objeto de deseo. Por ello, al suscitarse los siguientes días tras haber visto al tío junto
a su prima, se acentuan los malestares físicos ante el intento de callar una violación a las
normas. Esta formación reactiva, además, está sujeta a un proceso de gestación en los
ataques sexuales que el tío intenta con Catalina. Sí bien su compresión sexual no alcanza un
gran entendimiento en ese momento, Los síntomas de ahogo, pesadez en los ojos e
incomodad por la interrupción repetida del dormir denotan la acción del superyó.
Finalmente, también podemos ver la acción del sentimiento de culpa y la manifestación
de la ansiedad no solo por el malestar físico. Los síntomas se sostienen incluso después de
haber cambiado de vivienda (sin la presencia del tío) por ello. Tras el comunicado de los
eventos, la presencia de Catalina en la serie de discusiones familiares conllevan a una presión
adicional. Se suman las amenazas del tío como un castigo directo de la imagen de autoridad y,
por otra parte, las exigencias de la tía por los testimonios que puedan servir en la corte para
castigar, de una forma más directa, las infracciones de ley que ha hecho el tío. Cada uno
vuelca en al yo como objeto de escrutinio por la energía del superyó, encontrándose con el
procesamiento de la contradicción moral (por parte del tío) y que, aún con esta, mantiene a
Catalina como la culpable del quiebre familiar.

Tipo de personalidad o cuadro según el psicoanálisis clásico


Según los estadios psicosexuales desarrollados por Freud, en Pervin (1997) Catalina se
sitúa en un tipo de personalidad oral, el autor sostiene que esta etapa comprende asuntos
acerca de tomar cosas dentro, hacia y para uno mismo, las personalidades tienen tendencia
narcisista, por lo que las demás personas son vistas en términos de lo que les pueden
contribuir o dar (alimentar). La energía instintiva que desarrolla Catalina sintomatológicamente
gira en torno a una tensión corporal del área bucal, presentando ahogo, vómitos y mareos. Se
presume que en su niñez pudieron haber influido frustraciones de índole nutricionales o
lactantes, generando emociones desagradables o aungustiosas por la falta o carencia de dicho
requerimiento. Si bien no se hace alusión en el texto a los hábitos y prácticas de gratificación
oral que posee Catalina, se observan rasgos de privación corporal, pues exterioriza su malestar
y ansiedad por medio de los ahogos, el acto de vomitar y mareos; los cuales dan a entender
que durante esta fase dejó una mayor carga energética, somatizando por esta vía sus
síntomas. Es decir, Catalina experimentó una fijación de catexia en la fase oral, desarrollando
en su juventud características particulares de personalidad, en este caso ansiosas y purgantes.

Referencias Bibliográficas
Freud, S. (1896). Nuevas observaciones sobre la neuropsicosis de defensa (1era ed.).
NoBooks Editorial, Colección prosa, 1197.
Freud S. (1895). Estudios sobre la histeria. Escuela de filosofía, Universidad ARCIS, Chile.
Freud, S. (1920). Más allá del principio del placer (1era ed.). Internationales Psychoanalytischer
Verlag, Viena.
Pervin, L. (1997). La ciencia de la personalidad (1era ed.). McGraw-Hill.

También podría gustarte