Guías 7 de Historia, Sociedad Diversidad

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GUIA DE APRENDIZAJE: Semana

N ° 7PROGRAMA DE ESTUDIO EDUCACIÓN INICIAL

Sesión Nro.7 Analizamos y reflexionamos sobre Cultura y


Sociedad desde una concepción crítica y ética

ÁREA CURRICULAR/ CURSO /


MÓDULO

CRITERIO DE DESEMPEÑO
Como se generan y reproducen las desigualdades a partir del análisis de
situaciones problemáticas actuales y cómo estas repercuten en el futuro.

TEMAS
 Cultura y Sociedad
 Identidad Nacional
 Crisis de Identidad Cultural

 Educación Inicial II ciclo


Programa:
Fecha: 18 de octubre al 22 de octubre de
2021
Horas de estudio semanal: 4 horas

DOCENTE
BARBARA ADELINA CONTRERAS ZAVALETA
INTRODUCCIÓN
Estimadas estudiantes en esta oportunidad les presento la guía N° 07 cuya finalidad es garantizar la
calidad de enseñanza y lograr la competencia y capacidad correspondiente a la segunda unidad.

ORGANIZACIÓN DE LOS APRENDIZAJES

Competencia 3
Crea un clima propicio para el aprendizaje, la convivencia democrática y la
vivencia de la diversidad en todas sus expresiones con miras a formar
ciudadanos críticos e interculturales

Capacidad:

* Genera un ambiente de respeto, confianza y empatía con base en la


valoración de la diversidad.

Esta guía de aprendizaje corresponde a la sesión de aprendizaje N° 07 denominado “Analizamos y


reflexionamos sobre Cultura y Sociedad desde una concepción crítica y ética”
que corresponde al curso de Historia, Sociedad y Diversidad con estudiantes de educación inicial del II ciclo.
Asimismo, se encuentra direccionado bajo un enfoque por competencias y se encuentra planificado y
estructurado en:

Inicio que comprende las actividades de diagnóstico. Donde estas actividades forman parte de
la motivación interactiva que realizan los estudiantes para luego utilizar sus conocimientos previos en
preguntas formuladas y de esta forma resolver preguntas desafiantes con sustento epistemológico del
tema.

Desarrollo de contenidos son actividades de estudio que debe realizar mediante el trabajo
autónomo utilizando plataforma virtual Moodle de la institución y la guía de aprendizaje diseñada para
realizar diferentes actividades de trabajo como cuadro de doble entrada y otros. Luego encontramos
actividades de aplicación de lo aprendido aplicando una matriz de ABp.

En esta guía se utiliza como estrategia metodológica el Aprendizaje basado en problemas (ABp)
partiendo de situación problemática para luego analizar la información, planificar, elaborar hipótesis,
síntesis y autoevaluación. Utilizan para enviar sus productos o evidencia de aprendizaje las Tic como
plataforma Moodle de la EESPP Indoamérica y el correo electrónico para aquellas personas que no
tienen acceso a internet.

Cierre son actividades de evaluación que realiza el estudiante como fase de reflexión del tema la
autoevaluación y Metacognición de sus aprendizajes.
Concluida la actividad de aprendizaje se evaluará las evidencias con instrumentos de evaluación guía
de observación, rúbricas, con criterios establecidos que le ayudarán al logro de sus aprendizajes.

INICIO – ACTVIDADES DE DIAGNÓSTICO

1.1 Motivación:
https://www.youtube.com/watch?v=CLLVIFA6dJM

1.2. Recuperación de saberes previos


¿Cuál es su opinión sobre el video observado? (4líneas)
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1. DESARROLLO DEL CONTENIDO

PROCESOS DE DEMOCRATIZACIÓN
Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA

 Cultura y Sociedad
 Identidad Nacional
 Crisis de Identidad Cultural
CULTURA Y SOCIEDAD
CULTURA
Es un concepto cargado de implicaciones y clave para la Antropología, como que es
la materia sobre la cual trabajan los antropólogos culturales.
Hay muchas definiciones de cultura, pero entre las más conocidas están la de
Eduardo B. Tylor (antropólogo inglés, 1823- 1917) que dice “Es el conjunto complejo que
incluye conocimiento, arte, moral, Ley, costumbres y otras capacidades y hábitos
adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad”. O la de Ralph Linton
(antropólogo norteamericano), quien afirma: “La cultura es la herencia social del hombre”.
Clyde Klukhohn, también antropólogo norteamericano dice que por “cultura la Antropología
quiere significar la manera total de vivir de un pueblo, el legado social que el individuo recibe de
su grupo. O bien puede considerarse la cultura como aquella parte del medio ambiente que ha
sido creada por el hombre” (Mendoza, H. 1987, p.278).
Cultura Y Sociedad
La cultura es el conjunto de todas las formas y expresiones de una sociedad
determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera
de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias.
Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades
que posee el ser humano. El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se
encargan del estudio de la sociedad, en especial para la antropología y la sociología. La
UNESCO, en 1982, declaró: ...que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí
mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y
éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A
través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un
proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente
nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden. (UNESCO, 1982: Declaración de
México) Aunque muchas de las concepciones sobre cultura en el lenguaje común tienen su
origen en el debate de las ciencias sociales, o bien, existieron primero en el habla cotidiana y
luego fueron retomadas por las segundas, aquí se presenta un repaso sobre la construcción
histórica del concepto de cultura en las disciplinas sociales.

La sociedad es el conjunto de individuos que comparten fines, conductas y cultura, y


que se relacionan interactuando entre sí, cooperativamente, para formar un grupo o una
comunidad. Existen sociedades de animales cuyo estudio lo realiza la sociobiología o la
etología social, como las sociedades de hormigas o las de primates (esta fuente no sería muy
confiable porque para que exista una sociedad se debe tener un conocimiento de las causas
que motivan a la colectividad a consagrarse como tal, es decir, involucra razonamiento y en el
caso de los animales solo se vive en forma gregaria a causa de su instinto, lo que implica que
no es por convicción, no es racional). Las sociedades de humanos estudian las llamadas
disciplinas sociales, principalmente la sociología y otras como la antropología y la economía.
Modernamente, existe un interés de la física, desde la perspectiva de sistemas complejos, por
el estudio de fenómenos sociales, y este esfuerzo ha dado lugar a disciplinas como la
sociofísica y la econofísica. Mª del Pilar Cisneros Britto Sociedad y cultura Universidad
Complutense de Madrid.
. El hombre no es sólo un aprendiz y reproductor de valores es también un constructor
y elector de los mismos. En la más pura tradición fenomenológica, el individuo, ser racional,
ejercita su conocimiento en interacción con los otros hombres, es origen pero también
adecuación. El individuo reproduce patrones culturales y perpetua el sistema social. Ambas
áreas, la social y la cultural, están formando parte del individuo configurando su mundo y
suelen estar en armonía, no solo causal-funcional sino también lógico-significativa. Los actos
con significación social no pueden ir por un lado y su justificación o valoración por otro. Existe
por tanto, una integración de los individuos en el sistema y su cooperación en el mismo,
cuando éstos se mantienen en sus conductas colaborando en él y reproduciéndolo, la
integración de los individuos dista de ser siempre o pretender mantenerse por la coacción. La
cultura es el área de justificación de lo social pero no se agota en ésta. Precisamente porque la
cultura tiene un soporte cognoscitivo-valorativo, que el individuo posee en forma de ideas, no
de objetos, los mensajes pueden ser expresados de distinta forma y vueltos a evocar con
independencia de las formas sociales, es más, forman parte del componente critico del
individuo y por tanto, este puede utilizar los contenidos culturales para enfrentarlos y criticar la
quot;estructura socialquot.
LA NUEVA SITUACION CULTURAL.
Si estamos en una nueva época de la historia humana: hemos de tomar conciencia de esta
novedad, hemos de proyectar el mundo hacia el futuro, hemos de adaptar los valores
permanentes a las nuevas situaciones.
Causas de esta nueva situación:
Se encuentran en los nuevos medios para perfeccionar la cultura y para comunicarla. Entre los
medios que han favorecido y están sustentando la nueva situación cultural señalamos:
 el enorme progreso de las ciencias naturales y de las ciencias sociales.
 El desarrollo de la técnica.
 Los avances en el uso y recta organización de los medios que ponen al hombre
en comunicación con los demás

IDENTIDAD NACIONAL

Comprendiendo la identidad nacional

Si comprender lo que es una nación es complicado, entender qué es la identidad nacional es


incluso más difícil. Esto se debe a que existen todavía menos trabajos que aborden el tema de
la identidad nacional y existen autores, como Marcel Detienne, que hablan del enigma que
encierra esta noción (Detienne, 2010). Se puede aclarar un poco esta noción considerando
que, cuando hablamos de identidad nacional, hablamos de la identidad colectiva de un país
(Smith, 1997). Se trata de un fenómeno colectivo que debe ser explicado y comprendido
correctamente. Todos los seres humanos tenemos múltiples identidades que forjamos a lo
largo de nuestras vidas y que utilizamos según las circunstancias en las que nos encontramos.
Un individuo puede reclamar, en un momento dado, su identidad de género, su identidad
regional, su identidad lingüística, su identidad cultural, su identidad religiosa, su identidad
racial, su identidad económica, etc. Podríamos continuar con otras identidades individuales
posibles, sin embargo, lo que queremos resaltar es que, en el caso peruano, existe una sola
identidad nacional dominante: ser peruano. Todas nuestras identidades culturales se reclaman
de una misma nación, de un mismo país. Ello no ocurre necesariamente en todos los demás
países —como en el caso de los mapuches, en Chile; los catalanes, en España; los kurdos, en
Turquía; los chechenos, en Rusia; los tibetanos, en China, entre otros, donde al interior de esos
Estados existen naciones subyugadas que reclaman su autonomía y su independencia. Esta
primera constatación nos permite vislumbrar las fortalezas de nuestra identidad nacional; sobre
ella podemos terminar de forjar una identidad nacional “sólida”.

Según la Real Academia de la Lengua, la palabra “identidad” presenta cinco entradas. La


primera se refiere a la cualidad de ser idéntico. La segunda, al conjunto de rasgos propios de
un individuo o una colectividad que la caracteriza frente a los demás. La tercera, a la
conciencia que una persona tiene de ser ella misma y de ser distinta a las demás. La cuarta
entrada la define como el hecho de ser alguien o algo que se supone o que se busca. Por
último, la quinta se refiere, en matemáticas, a la igualdad algebraica que se verifica siempre,
cualquiera que sea el valor de sus variables (RAE, 2016). La tercera entrada de la definición de
identidad de la RAE, interesa particularmente a los científicos políticos que consideran que
tener una “identidad civil” es tener la garantía de ser igual a uno mismo. Por ello, en la mayoría
de países desde mediados del siglo XIX existe un registro nacional de identidad que fabrica un
documento nacional de identidad (DNI), que sirve para identificar a sus ciudadanos, a través de
algunos rasgos individuales distintivos como los nombres, la forma de la nariz, el color de los
ojos, la talla, el sexo, etc. La identidad del individuo se construye, de esta manera, a partir de
ciertos criterios que permiten certificar su igualdad a sí mismo. Es por ello que, en este proceso
de certificación, todas las identidades personales son sometidas a un proceso de identificación
por parte del Estado. La partida de nacimiento y el documento nacional de identidad abren
acceso a ser parte de una comunidad nacional que brinda, a su vez, una serie de derechos
ciudadanos como elegir a sus gobernantes, recibir ayudas sociales, residir libremente en el
territorio nacional, etc. Por otro lado, el proceso individual de identificación con un Estado-
nación permite también que se produzca aquella extraña alquimia donde un individuo se
apropia afectivamente de una serie de tradiciones culturales e históricas, que hacen que este
se identifique entrañablemente con su patria. Desde el psicoanálisis, se cree que el tener una
identidad individual o colectiva bien afirmada permite a un ciudadano o a un país identificar
claramente su misión y su destino histórico. He ahí la importancia de que el Perú cuente con
una identidad nacional afirmada.

Siguiendo al autor inglés Antony Smith (1997), la identidad nacional es una construcción social
que tiene implicancias multidimensionales. Es una construcción, pues responde a
clasificaciones y roles que la misma sociedad ha ido forjando a lo largo de los vaivenes de su
historia nacional (Hobsbawm & Ranger, 2006). Ello significa que, por un lado, es bastante
sólida y, por otro lado, es bastante flexible. La identidad nacional, como toda construcción
mental, puede ser modificada o destruida por pequeños cambios constantes o por eventos
traumáticos (Habermas, 1989). El ejemplo clásico es cuando una identidad nacional explota en
varios pequeños países. Sus diversos elementos, estando en permanente interacción, se
influencian constantemente para consolidar, trastocar, o destruir categorías conocidas de
nuestra identidad colectiva (Castoriadis, 1999). La identidad nacional se encuentra de esta
manera en permanente movimiento, realizando pequeños cambios influidos por nuevas ideas y
nuevos descubrimientos (Habermas, 1989). Podemos comentar el caso de la gastronomía
como un ejemplo del movimiento constante de la identidad nacional. La profesionalización de
los restaurantes y cocineros peruanos, que ha convertido a la comida peruana en un concepto
culinario de exportación mundial, se ha visto acompañada de un sentimiento de “orgullo” por
parte de los ciudadanos peruanos, que ha significado también un fortalecimiento de la identidad
nacional. Ahora los peruanos, dentro de los motivos de orgullo de su país, incluyen su deliciosa
comida, considerada entre las mejores del mundo.

La identidad nacional es, siguiendo también a Smith, multidimensional, pues se combinan en


ella elementos cívicos, territoriales, étnicos, genealógicos, históricos, y culturales (Smith, 1997).
Esta compleja mezcla permite que esta sea extremadamente flexible y que pueda convertirse
en un catalizador de filiaciones étnicas, culturales e históricas. Esta filiación nacional permite
que los individuos de una sociedad no solo sientan lealtad por su familia, su pueblo o su
ciudad, sino también por otras comunidades culturales del país, con quienes mantiene
diferentes niveles de “identificación”. Es por aquella filiación nacional que un ciudadano limeño
de la Molina siente suficiente empatía para considerar como su connacional a un habitante
Shipibo Conibo de Junín. Es necesario, por ello, que el gobierno busque fortalecer los lazos
existentes entre los habitantes de diferentes regiones del país. Si recordamos las conclusiones
del Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR, 2003), los ciudadanos
peruanos fueron acusados por esta comisión de “indiferencia” en el conflicto interno vivido en
las últimas décadas del siglo XX, pues no prestaron atención ni tomaron conciencia de la
cantidad de conciudadanos peruanos fallecidos en esta guerra interna. Esta indiferencia,
apuntó la CVR, se debió, entre otras cosas, a la procedencia étnica y lingüística de las
víctimas, que se calculaba que eran aproximadamente 75% campesinos quechua hablantes
(CVR, 2003). Esto pone seriamente en manifiesto que todavía existen vastas diferencias
sociales, culturales y de clase en nuestro país, que se reflejan en la existencia de ciudadanías
de menor valor que otras. El pensador Jean Jacques Rousseau había llamado la atención, en
el siglo XVIII, sobre la necesidad de desarrollar dos sentimientos fuertes en el interior de un
individuo: el amor propio y la empatía (1754). El primero permite velar por su propia integridad
física y trabajar duro para lograr su bienestar individual, y enriquecer, al mismo tiempo,
económica y materialmente al país. El segundo permite crear ese sentimiento de fraternidad
que hace que cualquier ciudadano se identifique con otro, que se pueda poner en el lugar del
otro. Es necesario que el gobierno peruano trabaje sobre la sensibilización del sentimiento de
empatía entre los ciudadanos peruanos a través de la educación y de campañas en los medios
de comunicación para fortalecer la cohesión entre las diferentes clases sociales.

La flexibilidad que permite los contenidos de la identidad nacional explica también por qué es
tan resistente frente a los estragos de su historia política. La identidad nacional, siendo una
construcción intelectual que funciona como un credo civil, logra agrupar lealtades de un cuerpo
político para superar colectivamente los obstáculos que se puedan presentar. Esta flexibilidad
le permite además combinarse con ideologías político-económicas y credos religiosos sin
perder su carácter propio. La identidad nacional refleja elementos inmateriales complejos de un
pueblo, su historia, sus principios, sus costumbres y sus creencias. Esto obviamente tiene una
influencia interna en su vida política, económica, social y moral. Parafraseando al pensador
alemán Fichte, la identidad de una nación reflejaría la manera de pensar y actuar de un pueblo
(1807). El comportamiento y los resultados obtenidos por la clase política o económica son
también un reflejo de su identidad nacional; son el reflejo de su cultura política y su cultura
económica (Noiriel, 2007). Algunos autores hablan del carácter o genio nacional de un pueblo;
ello representaría las características particulares que presentan los ciudadanos de una nación
para construir su futuro y conducir su destino. Según este punto de vista, toda nación tiene un
genio particular, una propia manera de pensar, de actuar, de comunicarse y de auto regularse.
De esto se desprende que los inventores o constructores de naciones se han preocupado por
rescatar el folklore, las tradiciones, los mitos, los saberes ancestrales y la música de un pueblo
(Thièsse, 1999; Andersen, 1993). Todos estos elementos sirven de materia prima para
construir un origen mítico donde el pueblo se convierte en el constructor de su propio destino
(Smith, 1997).

La identidad nacional alude también a un sentido de continuidad entre sucesivas generaciones.


Aquí es donde la deuda con los muertos se hace importante. Todos los muertos nacionales,
destacando los héroes de la patria, forman parte de una sola comunidad nacional donde
conviven los peruanos vivos y los peruanos muertos. Es por ello que la nación está compuesta
tanto por las glorias como por las derrotas de los hombres y mujeres del pasado y del presente.
Hay una continuidad inquebrantable (una herencia genética, cultural e histórica) entre los
antepasados y los hombres del presente (Detienne, 2010). El francés Maurice Barres, por ello,
afirmaba que “para hacer una nación, para forjar una consciencia nacional, se necesitaba de
cementerios y de una buena enseñanza de historia nacional” (Detienne, 2010, p.65). Muchos
elementos que componen la identidad nacional son creados y recreados permanentemente por
la creatividad de sus diferentes clases sociales. Los guardianes de la tradición, los
intelectuales, políticos, militares, escritores, burócratas, artistas, sacerdotes e historiadores
registran, modifican y transmiten una gran cantidad de mitos, símbolos, recuerdos, valores y
creencias, que se convierten en tradiciones veneradas por los ciudadanos de un país.

Elementos que componen la identidad nacional

Dentro de la identidad nacional, coexisten varios elementos; entre ellos, se encuentran la


población y el territorio. Ambos elementos están íntimamente entrelazados, pues la
coexistencia y la suma de las identidades regionales conforman y modifican el imaginario de la
identidad nacional. La población nacional se encuentra compuesta por los ciudadanos de un
país. El ser ciudadano significa pertenecer a una patria, donde uno es considerado como un
connacional, lo que el antropólogo B. Anderson define como pertenecer a una comunidad
imaginada, donde se puede reclamar sus derechos y cumplir sus deberes (1993). Ser
ciudadano de un país incluye el respeto de instituciones comunes y de leyes que organicen a
los miembros de esta comunidad nacional. El territorio, por su lado, cumple una función de
cordón umbilical entre el individuo y el Estado, de tal forma que el individuo debe defender la
tierra que lo vio nacer, su pacha mama (madre tierra). Existe una dimensión emocional entre el
ciudadano y su tierra, ella representa el escenario donde se ha desarrollado su historia, donde
se encuentran enterrados sus muertos, donde deberán crecer sus hijos y donde el individuo
encuentra su identidad geográfica (Detienne, 2010).

Las identidades nacionales, además, se componen de un origen mítico común, o lo que Anne-
Marie Thièsse llama escoger a sus ancestros fundadores (1999). Las naciones, en tanto
comunidades de nacimiento, deben determinar quiénes son sus ancestros fundadores. El
pueblo juega, en este proceso, una suerte de museo viviente donde se pueden encontrar sus
rasgos genéticos y su cultura original. Este proceso de escoger las raíces de la nación se hace
de una manera que tiene que ver con la historia del territorio, con los mitos fundadores y con
los nuevos descubrimientos científicos (sobre todo, arqueológicos). Anthony Smith lo llama
buscar el origen étnico de las identidades nacionales (1886). La idea es que existe una sopa
genética común, que es compartida por todo el cuerpo nacional. Hablar de diferentes razas que
componen la sopa genética es un tema delicado, pues puede confundirse con las ideas
racistas defendidas por el darwinismo social de finales del siglo XIX. Es por eso que debemos
ser precavidos y precisar que se trata de una mitología inventada con la finalidad de fabricar
una tradición común que incluya las múltiples mezclas genéticas producidas en la historia de
un país. Se trata de un linaje inventado, una filiación fraterna entre los ciudadanos que
pertenecen a una misma comunidad imaginada. La idea de la invención del origen étnico es,
sin embargo, un aspecto importante a utilizar en una construcción de una identidad nacional
como la peruana, que presenta una extraordinaria profundidad histórica. Una profundidad
histórica que se remonta a unos 14 000 años, cuando este hombre sudamericano pobló esta
parte del territorio y estableció, posteriormente, sus primeras sociedades organizadas como
Caral, ciudad que data de unos 5000 años (León, 2013). Se trata pues de la historia larga de
un hombre profundamente adaptativo, religioso, colectivista e intercultural. Insistir en la
profundidad histórica es necesario, pues, según autores como el alemán Heinz Wismann, la
profundidad histórica de una nación brinda a sus ciudadanos una forma de pensamiento que
ayuda a la innovación y creación. La responsabilidad histórica de pertenecer a una tradición, a
una civilización antigua, lleva a sus ciudadanos a ser más maduros, más graves, más
complejos y más cuidadosos en sus creaciones históricas (Wismann, 2012). Es necesario que
los peruanos integremos este elemento de una manera más explícita en nuestra identidad
nacional. Otro elemento importante a resaltar en la construcción de esta identidad nacional es
que el redescubrimiento de este hombre antiguo, creador de sociedades y hábitos complejos,
relativiza un poco el peso que le acordamos a la época colonial española. Es decir, que los 300
años de colonia española, en una historia de 14 mil años, tiene que ser relativizada en el
tiempo. Es necesario, como lo defiende el filósofo peruano Edgar Montiel, que tomemos
conciencia de que la colonia española corresponde solo a una capa de polvo en la historia de
este hombre sudamericano (2016). En la misma línea, la filósofa peruana Rivara de Tuesta
sostiene que hay que integrar este largo pasado pre colonial y entender que estos pobladores,
desde tiempos muy antiguos, practican la interculturalidad para integrar nuevos conocimientos
y nuevos grupos culturales (2000). El trabajo de definir quiénes son los grandes ancestros de la
nación peruana (si nos remitimos a nuestros 14 mil años de historia) está todavía pendiente.
Nuestros investigadores deben integrar cuidadosamente a todas las culturas prehispánicas y
sus diversos mitos fundadores, a Manco Cápac, Mama Ocllo, los Hermanos Ayar, a los jefes
pre-incas e incas, en el discurso nacional de la colonia y de la república.

El tema de la lengua y las costumbres es otro elemento importante de la identidad nacional. La


lengua ha sido un pilar fundamental en el proceso de construcción de identidades nacionales
europeas, pues estos países optaron por constituir lenguas nacionales que unificaran a todos
sus ciudadanos. En ese proceso se perdieron muchos idiomas regionales que fueron relegados
a un segundo plano. Si seguimos la idea del alemán Johann Gottfried Herder, quien considera
que el alma de la nación residía en el genio de su lengua (1774), entonces, es fácil entender
por qué los europeos optaron por privilegiar una lengua propia sobre las otras. Ese proceso
significó en muchos casos un trabajo filológico monumental. El caso de la lengua nacional en el
Perú es complicado, pues nosotros utilizamos, principalmente, un idioma importado de España.
El genio creador del pueblo peruano no se encuentra totalmente representado en este idioma
creado para otra realidad cultural. El quechua, el aymara, y muchas otras lenguas autóctonas,
son idiomas antiguos que han sido relegados de la administración gubernamental. Existe una
contradicción en este punto de la lengua, que debe ser resuelta por los futuros constructores
de la identidad nacional peruana, que deben buscar brindarnos un idioma o varios idiomas que
representen la amplitud del alma y el genio nacional. Otra manera de apropiarse del espíritu o
del genio nacional es catalogar sus múltiples expresiones culturales. Es por esta razón que
filólogos, folkloristas, lexicógrafos e historiadores desempeñan un papel fundamental en la
composición del contenido de la cultura nacional. Se trata, al igual que sucede con la
profundidad étnica del hombre peruano, de recrear una cultura creada por los pobladores
antiguos que representan los gérmenes de nuestra nacionalidad, de resucitar lenguas y
costumbres, que todavía forman parte de los estratos profundos de nuestra conciencia y de
nuestra manera de comprender el mundo. Los trajes típicos, las danzas, las costumbres, la
música, la pintura, las artesanías, los textiles, las cerámicas, la joyería y la cocina expresan
este genio creador. La catalogación de nuestras lenguas, costumbres y tradiciones asegura, en
este sentido, la originalidad de nuestra identidad nacional en comparación con otras
identidades colectivas.

Disponer de una historia nacional es otro componente fundamental de la identidad nacional. En


este proceso, participan historiadores, científicos sociales, escritores, artistas, filósofos,
políticos, sacerdotes, héroes, deportistas, etc. El tener una historia nacional es una necesidad
profunda que estructura la forma y el fondo de nuestra identidad nacional. Lo que Marcel
Detienne llama dotarse de una “historicidad” que permita integrar a los muertos y los vivos en lo
que se conoce como la “conciencia nacional” (2010). Ella debe poner en evidencia tanto las
continuidades como las rupturas de nuestra historia, de nuestras victorias y derrotas, nuestras
obras pasadas y nuestros proyectos futuros, nuestros valores y nuestros defectos. Poseer una
narración nacional nos otorga una singularidad como nación y en el caso peruano nos permite
afirmarnos como una civilización antigua. La identidad nacional está compuesta, también, por
una memoria histórica que debe ser cuidadosamente elaborada por nuestros intelectuales y
difundida sistemáticamente en la mente de nuestros niños, a través de los manuales escolares.
La enseñanza de nuestra historia persigue crear un sentimiento de identificación lo
suficientemente fuerte como para que los peruanos en momentos cruciales de su historia estén
dispuestos a entregar su vida por amor a la patria. Esta historicidad nacional se compone de
nuestra historia, geografía, sociología, política, literatura, poesía, pintura, cine, etc. La creación
de museos, de monumentos nacionales, de calles, parques y avenidas, que conmemoran a
nuestros héroes o eventos críticos de nuestra historia, tiene también un rol destacado en el
mantenimiento de nuestra memoria. El Museo de la Nación, los museos regionales, el Museo
de Arte de Lima, el Museo de la Memoria y la Reconciliación, la Casa de Garcilaso, el Palacio
de Gobierno, el Palacio de Justicia, las catedrales, Machu Picchu, Sacsayhuamán, los
monumentos a los héroes caídos en las guerras, el Monumento a la Independencia en la
Pampa de Quinua, los arcos del triunfo, los monumentos a artistas, a poetas, a incas, los
nombres de las calles, plazas, parques y avenidas, sirven para recordar y mantener viva la
memoria de nuestra identidad nacional.

La nación (su territorio y su sociedad) encarna, como vimos, esa patria donde nuestros
antepasados forjaron su historia y nos heredaron una tradición. La nación se convierte en el
depósito de nuestros recuerdos históricos y asociaciones mentales, que son compartidos por
nuestros conciudadanos en un proyecto social: el “proyecto nacional”. La identidad nacional
con su historia, tradiciones, mitos, principios y símbolos garantizan que una población esté de
acuerdo en momentos críticos sobre cierto número de principios esenciales. Este acuerdo
sobre principios fundamentales ayuda también a forjar el famoso destino nacional. Es por ello
que es necesario continuar, en el Perú, con la creación de una cultura de ciudadanía activa que
permita que sus pobladores cumplan con sus deberes morales y cívicos para asegurar la
viabilidad del país, por ejemplo, educar al pago obligatorio de los impuestos, única forma viable
para que el Estado cuente con los recursos necesarios para cumplir con sus funciones.

Algunos aspectos a trabajar para fortalecer la identidad nacional peruana

1. Identificar y reestructurar los elementos deficitarios de la Identidad Nacional Peruana.

Es necesario continuar con más estudios, como este, para desmenuzar los elementos que
componen la identidad nacional e identificar los aspectos que deben ser corregidos,
reformulados o remplazados. Es necesario, además, fijar un zócalo de valores comunes para la
nación peruana. Con ello se hace referencia a un conjunto de valores que deban ser
promovidos por la república para componer una ética ciudadana peruana, que asegure a
mediano plazo un comportamiento virtuoso de los ciudadanos frente al Estado y la sociedad.
Nuestros ciudadanos deben tener un comportamiento ético y moral, que corresponda a los
estándares internacionales fijados por los filósofos políticos, lo que significa, en términos de
políticas de Estado, lo siguiente: la enseñanza y la promoción, desde todos los espacios
sociales posibles, de aquella ética civil peruana, donde los ciudadanos sean honestos,
trabajadores, innovadores, respetuosos de la ley, empáticos con sus conciudadanos,
defensores de los valores modernos (libertad, igualdad, justica), respetuosos de los derechos
humanos, etc. La formulación de la ética civil peruana para el siglo XXI debe ser una
concepción colectiva, en la que nuestros intelectuales y políticos confeccionen el mapa moral
con el que nuestros ciudadanos deben desenvolverse éticamente tanto en la sociedad peruana
como en la comunidad de naciones. Aquella ética civil peruana para el siglo XXI debe, también,
tomar en cuenta la profunda herencia histórica y social de la cultura peruana, inspirarse, por
ejemplo, en la ética colectiva inca con sus principios del ama sua, ama lluya, ama quella (no
seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso).

Este primer elemento de fondo nos permitirá contar con mejores ciudadanos. Esto tendrá un
impacto considerable en todos los aspectos de la vida social, pues el factor humano cumple un
rol central en el buen gobierno de un país, ya que son sus ciudadanos quienes crean las
nuevas ideas e innovaciones que enriquecen al país, quienes brindan los funcionarios públicos,
que tendrán un comportamiento probo ante cualquier circunstancia (para ayudar, así,
progresivamente a reducir la corrupción en todos los niveles), quienes otorgan recursos al
Estado a través del pago de los impuestos, quienes aseguran el respeto sincero entre los
ciudadanos de diversas clases sociales, etc. Esta reformulación a mediano plazo de la
identidad nacional es una tarea difícil, pero fundamental, ya que ataca al corazón de varios
problemas de fondo, lo cual lleva a recordar a Jean Jacques Rousseau, quien afirmaba que
todas las virtudes de un país provenían del corazón de sus ciudadanos (Rousseau, 1774).

2. Demostrar que la identidad nacional peruana es profundamente mestiza.

Es necesario, en este punto, responder adecuadamente al problema de la falta de autoestima


que presenta la región latinoamericana frente a los países occidentales como Estados Unidos o
Europa. Esto tiene, por supuesto, múltiples causas (como el desarrollo económico); sin
embargo, la herencia cultural de la colonia tiene también un peso considerable. El peso colonial
hizo que los latinoamericanos (al igual que otras regiones del mundo) sobreestimáramos el
estereotipo blanco de belleza e inteligencia, convirtiéndolo en modelo a seguir, intentando ser
como los blancos (o parte de ellos). El choleo o el desprecio del quechua (como la lengua
materna)reflejan la actualidad de este problema de autoestima, pues constituyen
estigmatizaciones negativas de menosprecio, que afectan a la identidad individual de muchos
de nuestros conciudadanos. Todo ello expresa una situación insostenible, una realidad
histórica que no puede durar, pues es imposible pretender ser algo que no se es. Debemos
integrar en nuestro imaginario nacional que los peruanos nunca seremos europeos, pues
somos latinoamericanos. Esta es una constatación simple que debemos incorporar a la
definición de nuestra identidad nacional. Debemos, entonces, revalorar con urgencia las
particularidades culturales y genéticas de nuestro país. Se debe revalorar la riqueza que
implica que nuestra población sea profundamente mestiza e intercultural. Debemos, además,
considerar que el elemento autóctono representa el elemento principal de nuestra identidad
nacional. Es necesario, por ello, revalorarlo y brindar todas las condiciones que sean
indispensables para su pronto fortalecimiento, para que la población indígena ocupe
rápidamente el rol que le corresponde.

3. Resaltar que la identidad peruana contiene una formidable profundidad histórica.

Este aspecto, de alguna manera, está ligado al punto anterior y significa que es fundamental
tomar conciencia de la verdadera amplitud de nuestra identidad. Se trata de una identidad muy
antigua y muy rica en innovaciones culturales, de un pueblo (antiguo) con capacidades
excepcionales de creatividad, innovación, adaptación y cooperación. Muchas de estas
características todavía subsisten en nuestros días. El periodo colonial, en esta revisión nuestra
identidad, corresponde a un lapso bastante corto de nuestra historia nacional. Tal como lo
sugieren Edgar Montiel y María Luisa Rivara de Tuesta, es fundamental cuestionarnos sobre la
profundidad de nuestra conciencia histórica, cuestionarnos sobre nosotros mismos, sobre
quiénes somos y de dónde venimos. Otro aspecto importante es que, según ciertos estudios,
como el del alemán Heinz Wismann, la profundidad histórica (combinada con una educación de
alta calidad) favorece la creatividad y la innovación de un país. Esto puede tal vez explicar en
parte porque el Perú siempre ha sido una potencia cultural importante en el planeta.

4. Potenciar políticas públicas dirigidas a fortalecer la identidad nacional.

Es necesario continuar emprendiendo políticas públicas destinadas, entre otras cosas, a


fortalecer la identidad nacional peruana. Nuestras políticas públicas deben ser innovadoras, de
tal forma que respondan adecuadamente a nuestra realidad. Los diferentes programas sociales
vividos en las últimas décadas han sido un formidable medio para contribuir a disminuir la
exclusión social y a fortalecer la identidad nacional. Ello responde a la necesidad de llevar al
Estado a todo el territorio peruano, lo cual vigoriza el nivel de identificación de la población rural
con la nación. También podemos inspirarnos en políticas públicas emprendidas por otros
países como la acción afirmativa para que ciertos sectores sociales excluidos puedan servirse
también del ascensor social. Es fundamental que en toda sociedad moderna exista un zócalo
de igualdad de condiciones, que permita que todos puedan forjarse un mejor futuro, a través de
la educación, el trabajo duro, el respeto de las leyes, el emprendimiento, etc. Es absolutamente
fundamental que el gobierno asegure el funcionamiento de mecanismos que permitan que
quienes más se esfuerzan puedan obtener resultados de sus emprendimientos y progresar,
así, económica, moral, individual y socialmente. Todas las políticas públicas emprendidas para
fortalecer la identidad nacional deben apuntar a forjar una sociedad más libre, más igualitaria,
más solidaria y más justa. Todo esto responde a un proyecto nacional que en nuestro país, a
pesar de los esfuerzos del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico y del Acuerdo
Nacional, aún no está claramente formulado. Se podría intentar entregar el encargo de
fortalecer la identidad nacional peruana al Ministerio de Cultura para que este, dentro de sus
atribuciones, se encargue de formular acciones que permitan avanzar en este propósito y de
fortalecer cada uno de los elementos que hemos descrito brevemente en páginas anteriores.

5. Continuar reforzando los derechos ciudadanos efectivos a través de la ampliación de


servicios estatales y políticas sociales que ayuden a los más desfavorecidos del país.
Este punto está ligado al anterior; se trata de multiplicar la igualdad al acceso de los servicios
estatales, por ejemplo, el acceso a la justicia, a la educación, a la salud, a los servicios básicos,
a la infraestructura, etc. Es fundamental extender los servicios del Estado por todo el territorio
para fortalecer la relación entre los ciudadanos y el Estado peruano, y mostrar, de esta manera,
que el Estado existe y que busca garantizar su desarrollo personal y social. Los derechos
ciudadanos no deben ser letra muerta, sino que estos deben ser claramente palpables por
todos los peruanos, sin importar su condición social, religión, género, cultura, etnicidad,
orientación sexual, etc. El robustecimiento de la ciudadanía efectiva es fundamental para exigir
también que los ciudadanos cumplan con sus obligaciones ante el Estado.

6. Fortalecer los deberes ciudadanos en el Perú.

Es necesario que los ciudadanos tengan acceso a diversos servicios del Estado, que estos
sepan cuáles son sus derechos, sepan elegir, ser elegidos, respetar las leyes y respetar a sus
conciudadanos. De igual modo, es fundamental reforzar los deberes cívicos que tienen los
peruanos hacia la nación y el Estado. Para empezar, se debe pagar obligatoriamente los
impuestos; una de las razones del déficit de institucionalidad en el Perú es la falta de recursos
económicos para poder asegurarse que el Estado haga su trabajo. La evasión masiva de
impuestos a la renta es una de las principales causas de la calidad de Estado que tenemos, un
Estado débil que es incapaz de hacer respetar el imperio de la ley sobre todo su territorio. Es
imposible construir un Estado fuerte si no se cuenta con los recursos económicos que peritan
contratar a los funcionarios públicos adecuados y comprar los medios materiales necesarios
para que estos funcionarios realicen adecuadamente su trabajo. Las deficiencias de
funcionamiento del Estado peruano crea un círculo vicioso que conlleva a la pérdida de
principio de autoridad del Estado y a la multiplicación de todos los delitos, que se ven
potenciados con la corrupción. Todos los ciudadanos (que tengan la obligación por su nivel de
ingresos y su edad) deben pagar impuestos y deben ser conscientes de que esto forma parte
de sus obligaciones ciudadanas ante el Estado y la nación. Entre otras obligaciones
ciudadanas que se deben reforzar también están la defensa de la nación frente a los peligros
que se puedan presentar, la creación de un cierto patriotismo económico y cultural para
potenciar el desarrollo nacional, el saber elegir democráticamente a los mejores gobernantes,
el luchar por su patria ante un conflicto bélico, el hacer lo correcto en todo momento, el respeto
absoluto de las leyes peruanas, el hacer respetar los principios de la república peruana, el
respeto en todo momento de sus conciudadanos, el saber concertar y cooperar en democracia,
etc.

7. Servirse de la herramienta económico-cultural en el fortalecimiento de la identidad


nacional.

El Perú debe servirse de la ventaja comparativa de ser una potencia cultural para fortalecer su
desarrollo económico y su identidad colectiva. La cultura contiene un soft power que puede ser
desplegado en las relaciones internacionales, económicas, políticas y sociales. Nuestras
numerosas creaciones culturales contienen un importante valor agregado que deben servirnos
como una herramienta para fortalecer nuestro desarrollo sostenible. El actual boom de la
cocina peruana en el extranjero es un ejemplo claro de los beneficios que puede significar el
utilizar nuestro vasto know-how cultural. El turismo es otra fuente de ingreso y de prestigio
nacional que puede ser aun vigorosamente potenciado. De igual manera, se puede mencionar
a la artesanía, la joyería, la textilería, los productos orgánicos, las plantas medicinales, los
productos agrícolas, las bebidas locales, las lenguas nativas, las tradiciones antiguas, las
danzas, entre muchas otras expresiones culturales, que pueden ser fuentes de desarrollo y
orgullo nacional. Nosotros tenemos una riqueza cultural que muy pocos países tienen: tanto su
profundidad histórica como su fabulosa historia nos ubican como una de las cunas de la
civilización mundial. Esta formidable herencia debe ser correctamente utilizada para fomentar
nuestras industrias productivas y para fortalecer nuestra identidad nacional.

8. Inculcar los valores nacionales en todos los niveles de nuestra educación

La escuela es uno de los lugares claves donde se fabrican los futuros ciudadanos peruanos
(junto a la familia y la sociedad). Es fundamental que los valores nacionales peruanos sean
profundamente enraizados en el corazón de nuestros niños, para que estos no reproduzcan los
mismos errores que sus padres y puedan vivir en conformidad con la ética nacional. Se debe
invertir más recursos en educación pública para que esta mejore su calidad; también, se debe
otorgar una cantidad importante de becas en el extranjero (en áreas estratégicas) para
enriquecer nuestros recursos humanos y robustecer nuestras clases dirigentes. Los
ciudadanos peruanos que cuentan con una educación de primer nivel son muy útiles (por sus
acciones) en el fortalecimiento de la identidad nacional. Mario Vargas Llosa, Hernando de Soto,
Javier Pérez de Cuellar, Juan Diego Flores, Mario Testino, Gustavo Gutiérrez, entre otros
forman parte de nuestros motivos de orgullo nacional. Se debe, además, aplicar los
procedimientos de educación intercultural propuestos por el Ministerio de Cultura para formar a
los funcionarios públicos y a las futuras generaciones en el manejo de las herramientas de la
interculturalidad para su trato con las diversas culturas del país (de manera que todos los
ciudadanos puedan manejarse interculturalmente). Es importante continuar vigorosamente en
este camino para asegurar la recuperación de nuestras lenguas y tradiciones autóctonas. Este
proceso de interculturalidad puede servir también para corregir la desigualdad entre culturas y
ayudarnos a no perder elementos fundamentales de nuestra identidad nacional.

9. Atacar a la desigualdad, a la corrupción, a la inseguridad, a las reformas del Estado,


de tal forma que los peruanos puedan sentir que viven en un Estado-nación que
funciona.
El Perú, como otros países de la región, presenta niveles de desigualdad que superan
largamente a la de otras regiones del planeta. El mantenimiento de esta gran desigualdad es
tierra de cultivo de toda clase de conflictos que reavivan diferencias sociales históricamente
ancladas en el ideario de los distintos grupos sociales. La nación, como hemos visto, es una
comunidad de recuerdos compartidos y una voluntad de compartir un futuro en común. Esta
definición significa también que la nación debe garantizar la igualdad y fraternidad entre sus
ciudadanos. Construir una nación con los niveles alarmantes de desigualdad existentes en el
Perú es una tarea casi imposible. Si queremos construir una nación digna de ese nombre,
debemos avanzar en la igualdad efectiva de todos los ciudadanos del país. Debemos, además,
luchar frontalmente contra la corrupción, la inseguridad ciudadana, el tráfico ilícito de drogas, el
crimen organizado y la minería informal, los cuales ponen a prueba la capacidad del Estado
peruano para asegurar el Estado de derecho, lo que influye también directamente sobre el
autoestima de nuestra identidad nacional. Debemos reformar el Estado para mejorar su
funcionamiento y restablecer su autoridad, de tal forma que los peruanos sintamos que vivimos
en una sociedad organizada por un Estado que funciona y que asegura nuestro desarrollo
individual.

10. Terminar el cheking list de la afirmación de la Identidad Nacional.

Los peruanos contamos con una herencia histórica excepcional (que se encuentra en el
inconsciente de todas las naciones del planeta). Ello nos permite construir una identidad
nacional única y muy rica. Esta formidable ventaja comparativa no ha sido, sin embargo,
totalmente aprovechada. En la construcción de las identidades nacionales. Es necesario
trabajar sostenidamente en cada uno de estos puntos. La originalidad del Perú (en tanto
nación) se encuentra sobre la base de su extraordinaria riqueza cultural, geográfica, histórica y
humana. Debemos terminar de afirmar la identidad nacional y afinar el proyecto nacional para
recuperar (lo más pronto posible) nuestro lugar entre las principales civilizaciones del planeta.

CRISIS DE IDENTIDAD CULTURAL

Grass, A. “Nada más terrible para los hombres y para los pueblos que no tener rostro, no tener
imagen, no tener esa parte tan importante que nos define, que nos caracteriza, que nos permite
identificarnos y nos da un sello distintivo ante los demás hombres y los demás pueblos”. (se
citó en Gonzales, 1987).
Definición
La crisis de identidad cultural son todos los acontecimientos que afectan a un individuo, el cual
está sujeto a un conjunto de personas dentro de la cultura, generando grandes cambios en su
sistema cultural. Es decir, la pérdida de identidad cultural consiste en el deterioro, pérdida y
cambios que se pueden presentar en la herencia cultural que se ha venido dando en una
sociedad.
Como surge
Esta crisis se debe a la falta de interés por conservar su cultura, es decir las personas de hoy
ya no valoran su historia como antes, no tienen interés por seguir conservándolo.
La falta de interés por parte de la comunidad indígena en conservar su cultura ha provocado la
pérdida de su identidad, lo que ha llevado esta situación a un progresivo deterioro de sus
formas de vida. Esta crisis se da principalmente por los procesos sociales y políticos, donde la
realidad socioeconómica de las regiones andinas ha motivado que muchos de los pobladores
salgan a distintos lugares, este fenómeno a mayor grado o menor grado afecta a la identidad
cultural de los pueblos. Haciendo que cambien y aprendan nuevas culturas. Esto daría pase a
los procesos migratorios que es otra causa de esta crisis, donde los pobladores viajan del
campo a la ciudad, y en otros casos salen del país. Es ahí donde aparecen nuevas culturas y
tienen que afrontar y adaptarse a esas culturas, en unos casos se ven influenciadas por estas y
van perdiendo su propia cultura y en otros casos la persona siempre tendrá presente su
cultura.
La crisis de identidad cultural se produce cuando por alguna razón (en este caso migración) se
deja de pertenecer al grupo con el cual se compartía el mismo idioma, los mismos valores,
tradiciones y costumbres y la persona se halla inmersa en una cultura que tiene que aprender a
descifrar. Allí es cuando comienza, entonces, el proceso de aculturación. ( recopilados de
Sentido Latino, 2018). Frente a esto es posible que se dé la discriminación donde por ejemplo
el desprecio de su lengua como es el quechua, ocasionan problemas de autoestima, donde la
persona se siente menos y trata de ocultar su lengua u otros aspectos que lo identifican
haciendo que ya no evidencian parte de su cultura, porque constituyen estigmatizaciones
negativas de menosprecio, que afectan a la identidad individual de muchos de nuestros
conciudadanos. Ocasionando que se pierda parte de su identidad. Otra causa de la crisis de
identidad cultural se debe al proceso de globalización donde los ciudadanos optan por lo
demás en vez de lo suyo. La estandarización cultural básicamente impone costumbres con
otras ya existentes, de esta manera se crea un ideal que es aceptado en la sociedad y deja a
un lado la individualidad. Hoy y como respuesta a la globalización, crece entre los pueblos una
necesidad de autoafirmación de sus identidades que lucha por preservar, conservar y
recuperar aquellos elementos simbólicos de su ayer que les sirven para entenderse en una
recuperación que sólo a ellos les corresponde decidir y realizar. Mac, J. Latinoamérica vive
intensos procesos culturales como parte del fenómeno globalizador de las economías que, al
homogeneizar patrones de consumo, afecta a las culturas locales (principalmente a las
populares e indígenas), así como a los mecanismos a través de los cuales los portadores de
estas culturas construyen, modifican y redefinen sus propias identidades.
La pérdida de la identidad cultural da como origen el surgimiento de nuevas culturas y estilos
de vidas multiculturales, que se desarrolla en el tiempo, formando nuevas sociedades. Si la
sociedad mayor o global, discrimina, desconoce, margina al indígena, a sus comunidades, a
sus organizaciones, a su realidad, cualquier acción de cambio, de desarrollo va a conducir a la
aculturación, a la asimilación, a la desaparición del indígena, ya que ello supone
inevitablemente la pérdida de identidad (Berdichewsky y Vives, 1970; Bengoa, 1994)

ACTIVIDADES DE ESTUDIO

Actividad N° 1
Trabajo autónomo:
Lectura individual utilizando el subrayado lineal identificando las ideas principales y
secundarias (Aula virtual)
Trabajo colaborativo:
b) En grupo de 4 alumnos (as) organizar la información para la exposición, fomentando el
diálogo y debate en aula virtual:

NOTA: LA COORDINADORA SUBE EL TRABAJO A LA PLATAFORMA (PPT)


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Arróspide de la Flor, C. (Coord.). (1979) Identidad Nacional. Lima: CEDEP


 Clifford, J. (2001), Dilemas de la cultura. Antropología, literatura y arte en la perspectiva
posmoderna. Gedisa, Barcelona.
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culturales. Edt. Paidós,
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 Klaren, P. (2004). Nación y sociedad en la Historia del Perú Lima: IEP
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 Ministerio de Educación. (2016). Currículo Nacional de la Educación Básica. Lima: Ministerio de
Educación.

 Mascareño, A. (2007b), “Sociología de la cultura. La deconstrucción de lo mapuche”, en


Estudios Públicos. Núm. 105, Chile: Centro de Estudios Públicos, pp.61–112.

 Perrenoud, P. (2007). Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de enseñar: Profesionalización y


razón pedagógica. México D.F.: Editorial GRAO.

 Rojas, J. (2010). Contexto nacional y local (social, político, económico y fiscal).Módulo 5. Edición
Héctor Cuya Chumpitaz

 Rojas, J. y Plleri, R. (2008). Contexto nacional y local (social, político, económico y fiscal).Módulo
Edición Héctor Cuya Chumpitaz
 Silva, F. (1977). Antropología. Editorial Universidad de Lima..
 Vilchez, A, Gil Pérez, D. Toscano, J.C.y Macías, O. (2014). “ Diversidad Cultural” http:

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724B14F44EA54588052582BE00770AD7/%24FILE/ART4-G-Pastor.pdf
FICHA DE EVALUACIÓN

ALUMNO (A) CRITERIOS DE EVALUACIÓN

USO DEL DOMINIO DEL EJEMPLIFICA SÍNTESIS DE LA PROMUEVE LA


NOMBRES Y TIEMPOO TEMA INFORMACIÓN PARTICIPACIÓN
DE SUS
COMPAÑERAS
APELLIDOS
2 ptos. 4 pts. 4 pts. 5 ptos. 5 ptos.

1.

2.

3.

4.

5.

6.

TOTAL

NOTA GRUPAL

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