Podcast Desamor
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Seguimos buscándola.
Queremos quedarnos.
¿A qué?
¿A seguir sufriendo?
No sabemos.
Pero no podemos soltar.
Es más fuerte que nosotros.
Quiero contarte que se puede dejar ir.
Se puede soltar.
Hasta la relación más tóxica, más dañina, y más idealizada posible.
Se puede.
No es fácil, pero se puede.
¿Cómo soltamos una relación que quisimos mucho?
¿Qué herramientas concretas podemos usar?
Acompañame a averiguarlo.
Hay relaciones en las que parece que irnos es la muerte misma.
Sentimos que si cortamos el vínculo, todo nuestro mundo se va a caer a pedazos.
Nos da miedo quedar destrozados.
Entonces nos quedamos.
Nos detiene el terror al vacío, el miedo intensísimo a separarnos y a tener que sentir la
angustia de la soledad.
Nos mantenemos cautivos de una relación que nos desangra.
Al parecer, es mejor que estar solos.
Pero, ¿sabés qué?
Ese terror al vacío no tiene nada que ver con esa relación o al menos no completamente.
Tiene que ver con otra cosa con tu historia.
Probablemente, con escenas de tu pasado con traumas, dolores no sanados, heridas.
Es lo que llamamos en psicología apego inseguro.
Es dificilísimo soltar una relación en la que sentís que te ahogás si la otra persona
se va.
Y también sé que quedarse aferrado o aferrada a un amor que te hace mal es una
tortura a largo plazo.
Es cavar tu propia tumba: de agonía, de malestar, de angustia. Irte duele, sí, pero
tiene un final.
En algún momento, después de atravesar el dolor, el malestar frena. Pero si te quedar
no. Si te quedás no hay duelo, no hay cierre.
En el episodio anterior, te conté lo que siente tu cerebro frente a una ruptura de
pareja.
En este, te voy a explicar cómo salir del espiral de malestar que esa ruptura genera.
Y lo primero que tengo que decirte es que para salir vas a tener que renunciar a algo.
¿A qué?
A algo que te hace sentir bien de a ratos.
Un mal llamado amor, que funciona como una curita a tu lastimadura.
Te alivia cada tanto, pero la herida vuelve a sangrar después.
Quedar atada a una relación es equiparable a cualquier adicción.
Hay una rama en psicología que estudia las drogodependencias.
En el terreno de las adicciones, existen las llamadas adicciones a comportamientos, o
adicciones sin sustancias.
Y desde este paradigma decimos que quedar aferrada a una relación nos convierte
en adictos al mal amor.
Y hablamos de adicción porque cuando dejamos ir a una pareja, nuestro cerebro
activa exactamente los mismos mecanismos de abstinencia que si estuviéramos
hablando de la cocaína, del alcohol, o del tabaco.
Ninguna persona deja el alcohol o el tabaco porque se cansó del bienestar que le
produce, o porque le genera rechazo.
La verdad es que las personas dejan esas sustancias o esos comportamientos aún
queriendo seguir con el consumo.
Y con los vínculos es igual.
Si alguien deja de tomar o de fumar lo hace porque las consecuencias para su salud
pueden ser terribles.
Si no hubiera consecuencias, probablemente seguiría fumando, comiendo o tomando
alcohol en exceso.
Exactamente lo mismo pasa en estas relaciones.
Sí, vas a renunciar a momentos lindos que en tu cabeza justifican el quedarte ahí.
Pero la verdad es que en las relaciones poco sanas, el bienestar es cada vez más
efímero.
Más corto.
Más lejano.
Lo que predomina es el malestar.
Te pido que te mires.
Frená.
Un minuto.
Vamos a pensar en tu relación de pareja.
La que tenés hoy o la que dejaste atrás.
Mirate.
Mirá la persona que sos.
¿Cómo te ves?
¿Te gusta quién sos hoy?
¿Te gusta lo que estás permitiendo?
Si tu respuesta es no, y te das cuenta que te perdiste en el otro, es momento de
frenar.
De hacer una pausa.
Y de tomar cartas en el asunto para irte de ahí.
Para volver a vos.
¿Cuándo deberías considerar la idea de tomar distancia de una relación?
¿Cuándo deberías considerar la idea de tomar distancia de una relación?
Cuando estás en pareja con una persona narcisista que no puede amarte, ni mirarte, ni
darte lo que necesitas.
Cuando estás con alguien infantil que no puede construir un vínculo adulto.
Si estás con una persona con la cual te sentís engañada o estafada todo el tiempo.
Si no te sentís mimada.
Mimado.
Cuidada.
Protegida.
A salvo.
Si algo de todo sucede, lo mejor es irte.
Y para irte, hay una estrategia clara que hoy por hoy las neurociencias explican
muy bien.
Se llama contacto cero.
¿A qué le llamamos "contacto cero"?
Sí, el modo de llamarlo es nuevo.
Pero en realidad es un concepto tan viejo como la humanidad.
A partir de ahora, vamos a hablar del momento posterior a haber tomado la decisión de
alejarte de esa persona.
Si aún no estás seguro, segura, quizás haga falta tomarte un tiempo más para pensar.
Es el número 78 y se llama “Cuando el amor se va…”
Así que vamos a definir el concepto de “contacto cero”.
Desde siempre las personas terminaron relaciones y dejaron de hablarse y de verse.
Sólo que ahora, en el mundo globalizado de las redes sociales, hacer a un lado la
información de los otros se vuelve más difícil.
Le llamamos contacto cero a la restricción del contacto con otra persona.
El acto de cortar toda comunicación.
Significa cortar el vínculo y dejar de comunicarse con la otra persona a través de
cualquier vía.
Es decir:
No hablar con esa persona, no contestar sus llamadas ni sus whatsapps, no
escribirle ni responder sus mensajes, no espiar cuan detective sus redes sociales y
su última hora de conexión.
Tampoco hablar de esa persona con terceros y evitar su presencia en todo
contexto.
Se trata de hacer como si esa persona ya no existiera para nosotros.
Y comenzar a vivir nuestra vida sin él o ella.
Significa no darle a nuestro cerebro ningún tipo de estímulo que tenga que ver con esa
persona.
Esta herramienta se usa cuando necesitamos tomar distancia de nuestra ex pareja, ya sea
porque nos hace mal seguir teniendo contacto con esa persona; o porque nos costó
mucho
terminar esa relación y cada recuerdo nos hace dudar de una decisión que sabemos que
es la correcta.
O cuando nos damos cuenta que tenemos una extrema dependencia del otro que no
nos deja construir una rutina propia y nos sentimos débiles, presos de una vida que
reconocemos como ajena.
NO usamos el contacto cero para hacernos los misteriosos, ni para que nos
extrañen, ni
para lograr que la persona valore todo eso que fuimos y que no supo valorar.
No es una estrategia para recuperar a la otra persona.
Solo la usamos cuando necesitamos dejar ir una relación que cumplió su ciclo.
Daniel Goleman, explica algo muy interesante.
Dice que cuando estamos en el proceso de una ruptura, basta nada más que un
pensamiento, una foto, un comentario de otras personas, o cualquier estímulo
similar para que se desencadene una nueva avalancha de pensamientos, que se van
enganchando unos a otros como en un efecto dominó.
Una vez que la secuencia de pensamientos obsesivos se puso en marcha, es muy difícil
detener el proceso de asociaciones mentales que se desencadena.
Es como un tren de pensamientos imparable.
Juan nunca quiso ir a comer con mi familia → no estaba feliz conmigo → Nunca me
amó en realidad → por eso subió solo una foto conmigo en su instagram y nada más →
y nunca me llevó a su reunión de los jueves con sus amigos → Y así.
Pensamientos encadenados al infinito que sólo generan más y más sufrimiento
inútil.
Cuantas más vueltas demos a los motivos que nos llevaron a terminar con esa relación,
más “buenas razones” y justificaciones vamos a encontrar para seguir enganchados a
esa persona.
Por eso, según las neurociencias, el contacto cero es una herramienta poderosa
para romper el enganche poco sano.
¿Qué beneficios tiene el contacto cero?
Dejar de auto-engañarnos.
Muchas veces, tras una ruptura reciente, solemos mentirnos a nosotros mismos
diciendo que “podemos
ser sólo amigos” o que “podemos mantener algún tipo de relación saludable y
cercana”.
La verdad es que cuando la ruptura es reciente, por muy sana que haya sido,
difícilmente esa "amistad" no tenga otros intereses de parte de alguno de los
miembros de la pareja.
Eso puede llevarnos a confusiones emocionales.
Vuelve más difícil el proceso de duelo y la posibilidad de rehacer nuestra vida con
alguien más.
La técnica de contacto cero puede dar un espacio para elaborar la ruptura
de la relación y construir una "nueva vida" sin tu ex pareja.
Aclarar la mente: El contacto cero nos da espacio para pensar y evaluar la
decisión de haber terminado.
El tomar distancia permite pensar en lo que querés y lo que no querés.
Salir de dinámicas tóxicas o dañinas: Las relaciones que se mantienen por
dependencia emocional necesitan del contacto cero sí o sí.
Salir de ellas es muy difícil, por el componente adictivo que tienen.
En estos casos, romper el vínculo de manera definitiva es una tarea difícil de
sostener, pero te aseguro que es lo único que te puede ayudar a salir de eso que te
daña.
Recomendación acá: Antes de volver con alguien que te hace mal, buscá ayuda
profesional.
Es dificilísimo romper con el enganche de una relación adictiva.
En general no podemos solos.
Buscá ayuda de un psicólogo.
Fortalecernos emocionalmente: Un tiempo de distancia total puede ser útil y muuuuy
necesario
para fortalecerte emocionalmente y empoderarte.
Cuando tomamos distancia de las emociones iniciales, podemos pensar en frío y
evitar
actuar por impulso o porque somos presos de lo que sentimos en el momento.
La distancia nos ayuda a eliminar las dependencias, a tranquilizar nuestros
pensamientos y emociones.
Además, la distancia nos puede servir para darle una lectura diferente a la relación que
se terminó y empezar descubrir patrones o dinámicas que quizás no veíamos.
Priorizarnos: A veces, en vez de pensar en nosotros, hacemos cosas por los demás.
Hay dinámicas de dependencia que se sostienen por culpa, lástima o miedo a dañar
al otro.
Es necesario reconectar con nosotros.
La toma de distancia del contacto cero es como una fase de abstinencia.
Una abstinencia en la que vos, voluntariamente, te privás de un objeto que te genera o
generó deseo.
Y del que probablemente te está costando separarte.
Y sí, no es algo fácil.
Muy probablemente exista un impulso de búsqueda, una resistencia al contacto
cero, porque tu cerebro siempre quiere volver al alivio de lo conocido.
Ah, claro.
Fácil decirlo en un podcast, pero yo que lo tengo que hacer en mi día a día, ¿cómo?
¿Cómo lo pongo en práctica?
hago en la práctica para establecer contacto cero?
Esta herramienta consiste en eliminar todos los estímulos que te recuerden a esa
persona que querés dejar atrás.
Por eso, un primer paso puede ser bloquearla, al menos por un tiempo inicial de
tus redes sociales, para no ver lo que hace en su día a día.
Acá es importante aclarar que, al contrario de lo que muchas personas creen, el bloqueo
no siempre es signo de inmadurez.
Muchas veces uno bloquea porque sabe que lo mejor para su salud mental es
cortar el estímulo de ver a la otra persona, al menos al principio de la separación.
Una paciente le mandó un mensaje a su ex diciéndole:
“Hola Juan, quería avisarte que voy a bloquearte de Instagram.
No te lo tomes a mal, lo hago para cuidarme, porque honestamente me hace muy mal
seguir viéndote. Quizás más adelante cuando ya no me haga daño, te desbloquee.
Te mando un beso”.
¡Decime si este mensaje no habla de una madurez emocional increíble!
Podés también pedirles a amigos que no te comenten ningún tipo de información de tu
ex pareja frente tuyo.
Y evitá preguntar por él o ella.
Por un tiempo, no asistas a lugares que frecuentaban juntos o donde creas que pueden
coincidir.
Sé que muchas personas pensarán “¿Por qué no puedo seguir yendo a ese lugar si
yo iba incluso antes de estar con él/ella?”.
Bueno, porque la idea es que eliminemos todo tipo de contacto para cuidarte.
Ya podrás volver a esos lugares cuando verle no dispare pensamientos obsesivos.
Por el momento, es mejor suspender tu visita a esos lugares.
Y, una recomendación de las neurociencias: cada vez que esa persona aparezca en
tu mente, cambiá el foco atencional.
Llená tu tiempo libre con nuevas actividades, deportes, hobbies, conocé gente
nueva, para lograr así rehacer tu vida y evitar retomar el contacto sólo por
dependencia, costumbre o necesidad.
Resistí la distancia pese a tus ganas de conectar con el otro.
Y también resistí frente a la insistencia de ese otro por recuperar contacto.
Es importante mantener la distancia si tenés el objetivo claro de que es momento de
dejar ir esa relación.
El contacto cero tiene distintos momentos.
No es que mañana aplicás esta herramienta y listo, chau emociones de tristeza y todo
sanado.
No.
Una vez que hay una decisión clara de terminar la relación, vas a atravesar diferentes
etapas:
1. Etapa de la seguridad inicial: Al principio solemos estar muy seguros de la
decisión, tanto de haber terminado, como de aplicar el contacto cero.
Es importante que te agarres de esa seguridad inicial, porque es el envión
de energía necesario para dejar ir una relación que duele.
Podés escribir las razones de porqué estás dejando ir, hablarlas con un
psicólogo o con personas valiosas que te ayuden a poner las cosas en la
balanza.
2. La puesta en duda de la decisión: A las semanas de haber terminado y haber
tomado distancia, probablemente empiezan a aparecer emociones encontradas,
dudas, confusión, cuestionamiento.
Esto pasa siempre frente a la ausencia de la otra persona.
Es una situación extraña de soledad y nuestro cerebro suele prender las
alarmas.
El tema es que ante la duda, muchas veces retomamos contacto por
costumbre o dependencia.
Mi recomendación es que sostengas este período de duda y lo atravieses.
Y si elegís volver con tu ex pareja, que sea porque realmente lo decidiste así y
no porque estabas siendo presa de una emoción momentánea y pasajera.
3. Preocupación y cuestionamiento: Pasa un tiempo largo sin tener señales de la
otra persona.
Se nota física y emocionalmente la ausencia.
Estás rehaciendo tu vida sin ese otro, lo que puede interpretarse como que en
realidad estás perdiendo al otro para siempre. Aparece el temor.
El miedo a perder al otro es natural y es parte de las etapas de duelo que
atravesamos después de haber terminado una relación.
Esta etapa es la de la decisión.
Puede que reafirmes tu postura y rehagas tu vida sin esa persona, o
consideres volver a esa relación, conociendo ya el costo que implica.
4. Decisión final: En esta etapa existen dos caminos: el adiós o la segunda
oportunidad.
Recordá que para volver, es necesario trabajar en tooooodo eso que te hizo
irte en primer lugar. Sino, no tiene sentido alguno.
Dentro de un tiempo vas a estar exactamente en la misma situación.
Gabriel García Márquez escribió una frase que me parece maravillosa.
“Con el tiempo todo pasa. He visto, con algo de paciencia, a lo inolvidable
volverse olvido, y a lo imprescindible sobrar.”
Para dejar ir una relación que nos daña necesitamos tiempo, y trabajar sobre
nosotros mismos en ese tiempo.
Pero siempre, siempre, el tiempo y el trabajo interno dan sus frutos.
Nada es imprescindible.
Lo que hoy parece terrible, mañana no lo es.
Momento práctico
Vas a tomar una hoja y algo para anotar.
Vamos a responder estas preguntas haciendo una lista:
¿Por qué necesitás cortar relación con esa persona?: Enumerá las razones.
“Porque me humilla, porque me hace sentir fea, porque me engaña, porque no me
genera
confianza, porque no me hace brillar…”
Lo que sea que te sucede con esa otra persona.
Las razones por las que necesitás alejarte.
Ahora, lee esa lista detenidamente.
Si te dijera que te mires de acá a 3 años con esa persona, ¿Te ves feliz?
Si no la conocieras, ¿elegirías volver a conocerla y empezar una relación?
Si tus últimas dos respuestas fueron no, quizás es momento de tomar una decisión.
Reflexiones finales
Siempre habrá cosas lindas y no tan lindas en las relaciones.
Lo importante es entender que si decidimos terminar, probablemente sea porque las
cosas malas eran demasiado grandes, demasiado importantes, o al menos, pesaban más
que las lindas.
Recordá siempre que no sos culpable, pero sí sos responsable, de las relaciones en
las que participás.
Dejar de participar en una relación que te hace mal, es tu responsabilidad.
Si no sabés que hacer, no hagas nada.
Tomate tu tiempo.
Salir de una relación usando el contacto cero es un trabajo duro, intenso.
Sí.
Pero la verdad es que es un trabajo que vas a tener que hacer inevitablemente.
Y si no lo haces ahora, lo tendrás que hacer más adelante, en algún momento.
A menos que quieras quedarte toda una vida sufriendo por amor.
No te lo merecés.
Merecés construir un amor bonito.
Que te haga brillar.