Resumen - CAPITULO 15
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Resumen - CAPITULO 15
DISTENSIBILIDAD VASCULAR Y
FUNCIONES DEL SISTEMA
ARTERIAL Y VENOSO
DISTENSIBILIDAD VASCULAR
El sistema vascular cuenta con la característica valiosa de ser distensible en todos sus
vasos sanguíneos. Esta propiedad es especialmente notable en las arterias, que pueden
adaptarse a la salida pulsátil del corazón, permitiendo la suavización de las pulsaciones
de presión y garantizando un flujo continuo de sangre a través de los vasos sanguíneos
más pequeños de los tejidos. Las venas son los vasos más distensibles, y incluso pequeños
aumentos en la presión venosa pueden llevarlas a almacenar de 0,5 a 1,0 litros de sangre
adicional. En consecuencia, las venas actúan como un reservorio que proporciona una
reserva de sangre extra.
Con cada latido del corazón, una nueva oleada de sangre llena las arterias. La
distensibilidad del sistema arterial permite reducir las pulsaciones de presión,
asegurando un flujo sanguíneo continuo hacia los capilares, en lugar de fluir solo durante
la sístole cardíaca.
En la vejez, la presión del pulso puede duplicarse debido a arterias menos conformes por
arteriosclerosis. En resumen, la presión del pulso está determinada por la relación entre
la producción de volumen sistólico y la distensibilidad arterial:
MÉTODO AUSCULTATORIO
Se utiliza comúnmente para medir las presiones arteriales sistólica y diastólica. Estos
dispositivos emplean un manguito de esfigmomanómetro y un sensor de presión
electrónico para detectar las oscilaciones de presión del manguito causadas por el flujo
sanguíneo en la arteria, generalmente la arteria braquial. Al utilizar algoritmos
específicos, inflan y desinflan automáticamente el manguito, convirtiendo las
oscilaciones en señales digitales de presión sistólica y diastólica, así como la frecuencia
cardíaca. Este método requiere menos habilidad que la técnica auscultatoria, es
adecuado para su uso doméstico y evita el "efecto de bata blanca". Sin embargo, necesita
calibración para garantizar precisión y puede ser menos confiable en condiciones
circulatorias anormales, como la arteriosclerosis grave.
Las venas son esenciales para el flujo sanguíneo al corazón. Pueden contraerse,
almacenar y liberar sangre, actuando como una "bomba venosa". Además, desempeñan
un papel en la regulación del gasto cardíaco.
Cuando la presión intraabdominal aumenta, la presión en las venas de las piernas debe
superar la presión abdominal para permitir que la sangre fluya desde las piernas hacia
el corazón. Por ejemplo, si la presión intraabdominal es de +20 mm Hg, la presión
mínima en las venas femorales también será de aproximadamente +20 mm Hg.
El factor gravitacional afecta las presiones en las arterias y capilares periféricos. Por
ejemplo, una persona de pie con una presión arterial media de 100 mmHg al nivel del
corazón puede tener una presión arterial en los pies de aproximadamente 190 mmHg.
La presión arterial indicada generalmente se refiere a la presión en el nivel
gravitacional del corazón, no necesariamente en otras partes de los vasos arteriales.
LAS VÁLVULAS VENOSAS Y LA BOMBA VENOSA:
SUS EFECTOS SOBRE LA PRESIÓN VENOSA
Sin embargo, si una persona permanece inmóvil, las presiones pueden aumentar,
causando hinchazón y pérdida de volumen sanguíneo. Flexionar los músculos de las
piernas y doblar las rodillas periódicamente ayuda a evitar esta situación.
Las venas, que constituyen más del 60% del volumen sanguíneo, actúan como un
reservorio de sangre en el sistema circulatorio. En situaciones de pérdida de sangre y
descenso de la presión arterial, las señales nerviosas, desencadenadas por áreas
sensibles a la presión arterial como los senos carotídeos, provocan la contracción de las
venas. Este mecanismo ayuda a compensar la pérdida de sangre y a mantener el
funcionamiento casi normal del sistema circulatorio incluso después de perder hasta el
20% del volumen sanguíneo total.
En la pulpa esplénica, las células sanguíneas, incluyendo los frágiles glóbulos rojos,
experimentan una compresión significativa antes de entrar en los senos venosos.
Como resultado, muchos glóbulos rojos se destruyen en el bazo. Tras la ruptura de
las células, la hemoglobina liberada y el estroma celular son digeridos por las células
reticuloendoteliales del bazo. El cuerpo reutiliza principalmente los productos de la
digestión como nutrientes, que a menudo se emplean para la producción de nuevas
células sanguíneas.
La pulpa del bazo contiene células reticuloendoteliales fagocíticas, al igual que los
senos venosos del hígado. Estas células actúan en conjunto como parte de un sistema
de limpieza de la sangre. En respuesta a la invasión por agentes infecciosos, las
células reticuloendoteliales del bazo eliminan rápidamente desechos, bacterias y
parásitos. Durante infecciones crónicas, el bazo puede agrandarse y aumentar su
capacidad de realizar funciones de limpieza de manera más eficaz.