La Ley de La Resonancia Resumido3
La Ley de La Resonancia Resumido3
La Ley de La Resonancia Resumido3
Si pudieras ser lo que siempre quisiste: ¿quién te gustaría ser, si no hubiera fronteras, ni
restricciones, ni nadie que pudiera decir que tus deseos son excesivos o megalomaníacos,
ridículos o arrogantes? Si pudieras ser lo que siempre quisiste, y si todas las puertas y
caminos estuvieran abiertos ¿quién te gustaría ser?
Esta pregunta me ha inquietado mucho ya desde mi adolescencia. También para mis amigos
era bastante importante saber en qué querían convertirse. No me sorprende. Estábamos en
una edad en la que teníamos que asentar las bases de nuestro futuro.
Sin embargo, cuando yo hacía esa misma pregunta a los adultos, a menudo sólo recibía
incomprensión y muestras de perplejidad. Evidentemente, llegaba una edad en la cual uno
dejaba de plantearse la pregunta de “quien te gustaría ser”.
No obstante, para mí esta pregunta nunca ha dejado de ser importante. Hoy en día me la
planteo incluso con más frecuencia que entonces, porque la eventual respuesta determina
mi vida, conforma mis anhelos, mis decisiones, mis opiniones, mis convicciones y mi
desarrollo. Incluso mi entorno se modifica en definitiva, toda mi vida.
Y con todo, esto raramente sucede hoy en día. Si hago esta pregunta a los adultos, sigo
recibiendo las mismas muestras de incompresión y perplejidad. Muchos encuentran estúpida
incluso la idea de pensar en ello. La mayor parte de la gente ya no se preocupa del tema.
¿Por qué sucede esto?
Cuando la gente se ha convencido de que no puede cambiar su vida, es difícil que siga
pensando en ello.
Es trágico que se piense que no se puede cambiar nuestra vida cuando nos estamos
basando en esta singular convicción, porque nuestras convicciones profundas son las que
escriben el guión de nuestra vida.
Según los más recientes conocimientos de la física cuántica, de la biología cuántica, de la
matemática moderna y de la epigenética, se hace cada vez más evidente que
invariablemente es el poder de los patrones de las convicciones humanas el que nos lleva a
ser lo que nosotros creemos: desde la salud hasta la enfermedad, desde las defensas
inmunitarias hasta nuestro equilibrio hormonal, desde nuestra capacidad de autocuración
hasta nuestra capacidad de ser felices.
Los verdaderos límites se hallan sólo en nuestra cabeza. Por lo demás, tenemos ante
nosotros un caudal de posibilidades ilimitadas. Y lo maravilloso es que con esta declaración
ya no tendremos que conformarnos sólo con nuestras creencias o con simples hipótesis, ya
que nos acompañará la ciencia, que nos reforzará y confirmará en esta comprensión.
Las investigaciones demuestran incluso que con nuestras convicciones no sólo influimos en
nuestra propia vida, sino en todo nuestro entorno “y en los demás”. Con nuestra fuerza
mental y nuestros sentimientos tenemos la posibilidad de acometer en nuestra vida todos los
cambios que tanto deseamos.
Con nuestras nuevas convicciones podríamos incluso modificar nuestro ADN,
estimular nuestro poder de autosanación, insuflar suerte y alegría en nuestra vida, y
conseguir todo aquello que nos parece posible.
Sólo es imposible lo que nosotros consideramos imposible.
Quizá en este momento estés convencido de que justamente esta idea de las posibilidades
ilimitadas es imposible. Pero ésta es tu convicción, no hay nada equivocado o correcto, nada
que sea bueno o malo, es simplemente tu convicción y así tu vida se ajustará y desarrollará
según tu convicción.
Pero ¿qué pasa si tus convicciones y tu visión del mundo se basan en informaciones
y hechos equivocados?
Los últimos conocimientos científicos, en todo caso, demuestran sin lugar a dudas que
gracias a nuestros pensamientos, sentimientos y convicciones nos hallamos en situación de
conseguirlo.
Porque nuestras convicciones, cimentadas y almacenadas emocionalmente, son las que
componen un potente campo de resonancia. Y todo -todo en este mundo- lo que pueda
resonar con este campo de resonancia será captado por esta vibración y no podrá hacer otra
cosa que vibrar con ella.
Entonces, la pregunta es: ¿qué campo de resonancia estás trazando? Y de esta manera nos
situamos justamente en el meollo de la cuestión.
Si pudieras ser lo que siempre has querido, ¿quién te gustaría ser? Y ¿qué te lo
impide?
Cada época tiene sus propios adelantos y tantea nuevos límites. En esos límites nos
encontramos nosotros ahora.
Al fin y al cabo, es muy emocionante poder participar en esta transformación de la
conciencia. En efecto, incluso los nuevos conocimientos explican claramente en qué
consiste la Ley de la Resonancia y cómo podemos utilizar de manera efectiva en nuestro
beneficio el desear con éxito para alcanzar nuestros objetivos.
Desde que el mundo existe, el corazón representa el símbolo más fuerte del amor y el centro
de nuestros sentimientos. Pero llegó un momento en que aparecieron la ciencia moderna y a
escuela de medicina y nos quisieron hacer creer que el corazón era sólo una bomba con
cuya ayuda la sangre circula por nuestro cuerpo. Si bien nosotros, “la gente normal”, no
teníamos preparado ningún argumento científico para contradecirles, seguimos
obstinadamente creyendo que el corazón es el centro de nuestros sentimientos. Un gran
número de dichos lo documenta, por ejemplo:
“Arrancársele a uno el corazón”, o “hizo de tripas corazón y pregunto...”.
Estó significa que hay que tener “valor” para alcanzar nuestros fines. La palabra “tener valor”
en latín significa también “tener corazón”. Y la palabra “corazón” de nuevo se puede sustituir
por “confianza”.
Hay sorprendentes descubrimientos, que se remontan al año 1993, que demuestran cuán
verdadera es esta conexión y hasta qué punto se equivocaba la ciencia, pero a los que
nunca se les dio verdadera publicidad. A veces a la ciencia le resulta difícil reconocer sus
errores.
El HeartMath Institute fue fundado en 1991 y desde entonces se ha dado a conocer en todo
el mundo gracias a sus descubrimientos revolucionarios. Dicho instituto llevó a cabo trabajos
fundamentales de investigación en fisiología emocional y sobre la interación entre el corazón
y el cerebro. En 1993, por ejemplo, se quiso investigar el poder de los sentimientos sobre el
cuerpo humano y se concentró en aquella parte de nuestro cuerpo que se creía responsable
de la formación de los sentimientos: el corazón.
Ya desde las primeras investigaciones se hizo una constatación sumamente sorprendente, y
en toda regla desconcertante, que no se había descubierto antes: el corazón está rodeado
de un campo de energía poderoso, que tiene un tamaño de aproximadamente dos metros y
medio de diámetro.
Esto hay que imaginárselo: el corazón produce un campo de energía que es, con mucho,
mayor que el campo de energía del cerebro. Hasta ahora la ciencia había determinado que
el cerebro, con todos sus impulsos electromagnéticos, poseía el mayor “radio de emisión”. Y
ahora se ha encontrado un campo de energía que es infinitamente mayor, tiene tanta fuerza
que va mucho más allá del propio cuerpo. Se acepta que el campo de energía que emana
del corazón, en realidad, tiene un radio incluso sustancialmente mayor que lo medido, si bien
los insuficientes sistemas de medición de los que disponemos hoy en día no permiten
mediciones más exactas.
Representación del campo electromagnético que rodea el corazón humano. Este campo envuelve no
sólo cada célula del cuerpo, sino también toda la zona fuera del cuerpo.
Después de superar la primera sorpresa, rápidamente se suscitó la pregunta de si este
campo de energía que rodea nuestro corazón tiene en general un sentido más profundo. Los
conocimientos desarrollados hasta la fecha son tan interesantes como sorprendentes:
Los campos eléctricos y magnéticos que emanan del corazón se comunican con los
órganos de nuestro cuerpo.
Se podría incluso demostrar que existe una conexión entre el corazón y el cerebro, mediante
la cual el corazón le indicaría al cerebro qué hormonas, endorfinas u otros elementos
químicos se habrían de producir en el cuerpo.
El cerebro no actúa de manera autónoma, sino que recibe las señales pertinentes del
corazón.
Es, pues, el corazón el que distribuye todas las informaciones. Pero ¿de qué manera “se
comunica” con el cerebro y los órganos?
En otra línea de investigación se descubrió que todas las informaciones se transmiten por
medio de las emociones. En nuestras emociones están también contenidas informaciones
completas, por medio de las cuales nuestro corazón le hace saber al cerebro y a los órganos
lo que necesita nuestro cuerpo en un momento determinado.
Pero eso no es todo. A medida que se seguía investigando se descubrió que el campo
eléctrico y magnético que emana del corazón no sólo es creado por nuestras emociones,
sino que recibe toda su fuerza a través de otra causa significativa, es decir, a través de
nuestras convicciones, a través de las cosas en las que creemos profundamente y en base a
las cuales organizamos nuestra vida. Todo esto se encuentra como información en la
energía que emite nuestro corazón y será transportado con la máxima fuerza de emisión de
todo nuestro cuerpo no sólo a nuestro cerebro sino al mundo. Son
muchas las frases en las que se encuentra el eco de esta antigua verdad: “Protegía sus
cosas con las fuerza de la convicción”, “Es el deseo del corazón”, “Con la fuerza del deseo
del corazón”, y naturalmente, “Con la voz del corazón”.
Nuestro corazón funciona como una especie de mediador, que transforma todas
nuestras convicciones y sentimientos en vibraciones eléctricas y magnéticas, y en
ondas.
Estas ondas electromagnéticas no sólo están limitadas a nuestro cuerpo, sino que se emiten
lejos de nuestro entorno e interactúan con todo lo que nos rodea.
Nuestro corazón traduce todas las conviciones, todas las imaginaciones y emociones a otro
idioma un idioma codificado de las vibraciones y las ondas y las emite.
Nuestras convicciones interactúan con el mundo físico a través de las ondas
electromagnéticas que nuestro corazón emite.
Las investigaciones del HeartMath Institute han demostrado la importancia de la energía
emitida.
-La fuerza eléctrica de las señales del corazón (ECG) es 60 veces más fuerte que la señal
eléctrica del cerebro (EEG).
-El campo magnético del corazón es 5.000 veces mayor que el del cerebro.
Así desde nuestro corazón emitimos esencialmente más energía que desde nuestro cerebro.
¿Por qué es tan importante para nosotros saber esto? Sencillamente, porque de esta
manera podemos comprender por qué algunos deseos se cumplen tan fácilmente, mientras
que otros todavía no se han podido realizar en nuestra vida, aunque nos hayamos esforzado
mucho y los hayamos visualizado según nuestra mejor forma de saber y entender.
-Si pronunciamos incesantemente afirmaciones, o nos creamos imágenes ante nuestros ojos
de la mente, sin estar intuitivamente convencidos del cumplimiento de nuestro deseo, sólo
nuestro cerebro estará emitiendo sus ondas electromagnéticas, mientras que nuestro centro
de los sentimientos -el corazón- transmitirá al mundo nuestra verdadera convicción,
principalmente nuestras dudas y miedos, con una fuerza 5.000 veces superior. La
consecuencia de ello está clara:
sólo se cumplirá realmente en nuestra vida aquello en lo que creamos desde lo más
profundo del corazón.
Si reforzamos nuestra convicciones con la fuerza de las emociones, la energía emitida será
incomparablemente mayor. Si por el contrario nos encontramos tristes, deprimidos o incluso
en un bajón de energía, podemos desear algo: la fuerza emitida desde unas emociones
tristes, que es enviada a la región del corazón, será siempre sustancialmente más fuerte que
el deseo que emitimos desde nuestra mente.
Los profetas, los sabios y los maestros del mundo de los tiempos presentes y pasados
repiten sin cesar que hemos de aprender a “ver con el corazón”.
Por medio del corazón podemos cambiar el mundo.
Lo que todos los maestros espirituales de este mundo nos han enseñado hasta ahora, y que
ya se había anunciado en la Biblia, a saber, que nuestra fe puede mover montañas, se
convierte ahora en una dimensión más profunda y, sobre todo, científica.
“Si tuvierais una fe sin reservas, no sólo haríais esto que yo (Jesús) he hecho; si le dijerais a
ese monte: quítate de ahí y tírate al mar, lo haría. Y todo lo que pidaís en oración os será
concedido, si tenéis fe”
Sólo una fe firme tiene el poder de crear cosas nuevas en nuestro mundo.
Lo que nosotros creemos se realiza, porque posee la más grande energía medible,
enviada desde la región del corazón.
-El corazón le indica al cerebro qué hormonas, endorfinas u otras sustancias químicas se
han de producir en el cuerpo.
-El corazón es el emisor más grande de nuestro cuerpo. Emite la energía magnética y
eléctrica más fuerte de la que disponemos.
-Las ondas magnéticas y eléctricas que proceden del corazón se producen gracias a
nuestros sentimientos y nuestras convicciones. Es indiferente que estas ondas sean
positivas o negativas: se irradian al mundo con una fuerza formidable.
-El corazón es una especie de intermediario que transforma nuestras convicciones en otro
idioma, en el idioma codificado de las ondas, y las irradia con una energía sorprendente.
-Esto no significa otra cosa sino que nuestras convicciones son transmitidas y, de acuerdo
con la Ley de Resonancia, buscan una energía que vibre de manera similar.
-Características humanas similares se atraen. Todo lo que resuena con nuestra energía se
convierte, en realidad, en nuestra vida. Dicho en pocas palabras: nuestras convicciones se
realizan en nuestra vida.
Por consiguiente, en el momento de desear lo más importante es:
-Lo que desees conseguir, pásalo de la zona del intelecto a la región del corazón.
-Si nuestros deseos se han de hacer realidad, tenemos que estar convencidos de que lo
conseguiremos.
-Para que nuestros deseos se cumplan, debemos en primer lugar tener una disposición de
ánimo positiva.
Sólo si orientamos nuestra conciencia de manera concreta podremos entrar en
resonancia con las cosas que nos gustaría realizar en nuestra vida.
En nuestro mundo sólo puede llegar a realizarse aquello en lo que creemos desde lo más
hondo del corazón. Y esto será así en virtud de lo que creamos de nosotros mismos. La
opinión que tenemos de nosotros mismos determinan nuestras experiencias.
Naturalmente, esto también significa que nosotros solo poseemos el poder y la fuerza de
desarrollar cosas cuando lleguemos a comprender que todo el poder y toda la fuerza surgen
de nuestro interior y que no nos vienen desde fuera. Así, el mundo exterior refleja siempre
nuestra conciencia interna.
No hemos de aprender de qué manera podemos crear nuestras habilidades y pensamientos,
sino que deberíamos aprender a aceptar que podemos hacerlo.
Hemos crecido con la conciencia de que estamos separados de los demás. Esto ha creado
inevitablemente un sentimiento de aislamientos y soledad. Consideramos las cosas y los
acontecimientos como acaecidos “por casualidad”. Pensábamos que nos venían dados, a
nosotros y al resto del mundo. Esta visión del mundo se ha hecho tan natural que no la
hemos cuestionado -aunque emocionalmente no nos fuera demasiado bien-. Con seguridad
nuestra vida ha transcurrido a menudo de tal manera que esta opinión se ha visto
confirmada.
Pero en los últimos años los conocimientos de la ciencia moderna se han modificado
completamente. Hoy sabemos que la realidad es exactamente lo contrario. ¡No estamos
separados de los demás! Todo está unido a todo y se influye recíprocamente. A
continuación, explicaré por qué el hecho de poseer este conocimiento es tan esencial para la
cohesión de la energía de nuestros deseos.
El cambio empezó en 1995 con las investigaciones llevadas a cabo por la Academia Rusa
de la Ciencia, bajo la dirección de Vladimir Poponin y Peter Gariaev. Los resultados de
dichas investigaciones mostraban algo muy sorprendente y eran tan asombrosos que fueron
repetidos en EE.UU., y finalmente también allí se hicieron púbicos.
Vladimir Poponin y Peter Gariaev quisieron investigar el comportamiento del ADN en
presencia de partículas luminosas, llamadas fotones. En esta línea de investigación
eliminaron todo el aire de un tubo para producir el vacío. Pero se sabe que incluso en el
vacío nunca se produce una vacuidad absoluta. En cada espacio permanecen fotones
(energía lumínica), que se pueden medir de forma muy rigurosa con instrumentos
especiales. También con este experimento se dio este caso. Al principio todo se desarrolló
según se esperaba. Los fotones se repartieron en el hueco del tubo de un
aparentemente desordenado.
En el siguiente paso, se colocó en el tubo una muestra de ADN humano. Y entonces sucedió
algo completamente sorprendente: en presencia del ADN las partículas se distribuyeron de
manera diferente. El ADN ejercía una influencia directa sobre los fotones. Como por
influencia de una fuerza invisible, los fotones se alinearon en el tubo de manera ordenada.
Estaba claro:
El ADN humano tiene un efecto directo sobre el mundo físico.
Hasta ese momento, en la física convencional nunca se había observado nada parecido.
Tampoco en la comprensión tradicional de la física convencional este fenómeno está
previsto.
Así pues, los fotones realizaron algo para lo cual de momento no había ninguna explicación.
En realidad, esto ya era suficiente sensacional, pero lo que siguió fue en verdad
revolucionario. Al sacar el ADN del tubo se supuso que los fotones se volverían a
desordenar y tendrían una repartición aleatoria en el espacio. Pero ¡sucedió lo contrario! Los
fotones se componen como si el ADN todavía estuviera presente y permanecieron en su
disposición ordenada.
El experimento fue repetido varias veces, se revisaron los instrumentos y se aseguró que no
se hubiera dejado nada de ADN en el tubo. Pero por mucho que se repitieran los
experimentos, al final se llegaba a la misma conclusión: los fotonos y el ADN seguían unidos
entre sí por más que se separaran físicamente. Parecían estar conectados entre si en un
campo que la física cuántica llama “campo cuántico”. El “espacio vació” no está tan vació,
sino que es un campo en el que se extienden y mueven en oleadas miles de millones de
informaciones.
Este es muy interesante para comprender la Ley de la Resonancia. La línea de investigación
afianza y apoya la teoría de que existe un campo cuántico que une todo con el todo. Lo
extraordinario de la investigación que hemos descrito es el hecho de que esta energía fuera
reconocida por primera vez de manera demostrable.
Este campo de energía, que conecta todo con todo, recibe varios nombres desde hace
tiempo, según el cientifico que descubrió esa forma de energía: campo cuántico, matriz
divina, causa original, el campo o el holograma cuántico. Lo especial de ese campo
energético es que no se parece a ninguna de las formas de energía conocidas hasta la
fecha.
Este campo energético, que parece funcionar como una red compacta,
tiende una especie de puente entre el mundo interno y el externo.
De la misma manera que las ondas sonoras utilizan el aire como vector, la energía que
emitimos con las convicciones y los pensamientos necesita igualmente un medio para ser
transportada en el mundo, y para ello utiliza los campos cuánticos.
Este campo de energía nos permite estar unidos con el todo, ya sea de manera
consciente o inconsciente.
Por ello carece de importancia a qué distancia se encuentra de nosotros el “receptor”: puede
ser nuestro vecino o una persona que quizá se halle al otro lado del mundo. El campo de
resonancia creado y emitido encuentra siempre el destino correcto, aunque éste todavía no
lo sepa.
Esto es, por ejemplo, lo que ha hecho Sabine. Se puso en contacto energético con su futuro
compañero por medio de la energía de su deseo, a pesar de que él todavía no tenía no la
más remota idea de lo que estaba ocurriendo:
Hola Pierre:
En junio de este año estuve en tu seminario en Frankfurt, y lo que después ocurrió casi no
se puede explicar con palabras: se cumplieron sin interrupción muchos de los deseos que
formulé.
Únicamente el deseo que más anhelaba mi corazón, el de encontrar una vez más un
compañero para mi vida, aparentemente no hallaba ninguna resonancia. Así que decidí
seguir tus consejos: sentirme feliz y sobre todo agradecida con lo que ya tengo.
A principios de agosto me fui de vacaciones con mis dos hijos. También en este caso se
repitió el fenómeno: se cumplieron deseos que ya estaban casi olvidados, además atraje a
gente muy interesante también para mi negocio. Únicamente el “hombre”, lo mismo que en
ocasiones anteriores, no apareció.
Decidí entonces preparar un pequeño proceso “turbo” con afirmaciones. Cada mañana
interiorizaba media hora de frases de energía concentrada mientras me ejercitaba con mis
aparatos de gimnasia.
Y de repente “él” apareció ante mí. Estaba en la discoteca y me dirigía hacia el bar cuando
casi chocó conmigo, sólo para decirme que necesitaba conocerme enseguida.
Para ello tuvo que tragarse algo de su orgullo, y durante días esperó la oportunidad para
finalmente poder hablar conmigo. Aunque él no sabía por qué me había dirigido la palabra
sin poder evitarlo, “algo” le había empujado a hacerlo.
Este intento de ligar fue tan desastroso que tenía su encanto, y desde el primer momento se
produjo una atracción increíble. Resultó que este hombre cumplía todos los deseos de mi
lista, y que teníamos tantas cosas en común que era casi inquietante. Entretanto ya no
podemos ni imaginarnos cómo sería la vida sin el otro.
Además, parece que estemos dispuestos a seguir juntos nuestro desarrollo. Gracias a ti,
después de tu seminario había añadido este último deseo a mi lista.
¡He esperado tanto que se cumpliera este deseo del corazón! Y ahora “él”, simplemente,
está aquí.
Pronto volveremos a vernos en uno de tus seminarios, pero esta vez llevaré a alguien
conmigo. Saludos afectuosos.
Sabine.
¿Por qué esperar tanto el cumplimiento de nuestros deseos, cuando podemos conectarnos
energéticamente de manera clara y activa con nuestros objetivos?
Sabine empezó de manera sencilla a confiar en la fuerza de su pensamiento y mantuvo su
convicción firmemente en su corazón. Por medio del campo cuántico podemos conectarnos
inmediatamente con todos y cada uno de nosotros. Sólo hemos de hacerlo.
Sabíamos desde hacía tiempo que nuestros sentimientos tienen fuertes efectos sobre
nuestro cuerpo.
Esto está ampliamente documentado por la ciencia y las facultades de medicina.
Sin embargo el ADN, según lo que se creía hasta ahora, es inmutable. Pero ¿esto es
realmente así?
El HeartMath Institute, entre los años 1992 y 1995, investigó las repercusiones de los
verdaderos sentimientos sobre nuestro ADN. Los cientificos Glen Rein y Rollin McCraty
llevaron a cabo estudios sobre el ADN humano. En primer lugar, para este estudio aislaron
el ADN en un vaso de precipitados, y a continuación, lo expusieron a fuertes emociones.
Para conseguir esto, los voluntarios que participaron en el ensayo utilizaron varias técnicas
mentales y emocionales, como calmar la mente, la concentración sobre los sentimientos
positivos y el hecho de enfocarse sobre el área del corazón.
Los resultados fueron absolutamente impresionantes y no podían ser ignorados. Si bien
todos los científicos ponían en duda los efectos sobre el ADN, pudieron observar algo que,
siguiendo las leyes fisicas conocidas hasta la fecha, no podía ser. Cuando el voluntario
emitía sus sentimientos con fuerza, se podían medir claras reacciones eléctricas. Los
voluntarios influyeron sobre las moléculas de ADN que se hallaban en el vaso de
precipitados únicamente a través de sus emociones.
Los sentimientos humanos influyen sobre la forma del ADN.
Para nuestro entendimiento esto es difícilmente comprensible. Los conocimientos actuales
nos han inculcado que el ADN es inalterable: nosotros nacemos con él y nada -exceptuando
que se lleven a cabo complicadas intervenciones- podría influir en él o modificarlo, ni en el
interior de nuestro cuerpo ni fuera de él. Y ahora nos tocaba comprobar que el ADN podía
ser modificado completamente y que incluso reaccionaba ante vibraciones energéticas muy
sutiles.
En su ciclo de experimentos, el HeartMath Institute daba incluso un paso adelante más e
investigaba la reacciones del ADN de la placenta humana (ésta es la forma más pura de
ADN).
Para ello se repartió el ADN de 28 placentas en recipientes de vidrio que fueron entregados
de uno en uno a 28 investigadores formados y entrenados para poder emitir fuertes
sentimientos. También en esta prueba se comprobó que el ADN cambiaba su forma de
acuerdo con los sentimientos del respectivo investigador. Si el investigador sentía aprecio,
amor o gratitud, el ADN respondía con alivio, las cadenas se abrían, es decir, las cadenas de
ADN se alargaban. Por el contrario, cuando los investigadores desarrollaban sentimientos de
frustración, miedo, ira o estrés, el ADN se acortaba e
incluso desconectaba muchos de sus códigos. Reaccionaba ante los sentimientos negativos
contrayéndose.
Ahora, comprendemos por qué los sentimientos negativos nos pueden simplemente
desconectar del mundo que nos rodea. Cuando estamos furiosos o de mal humor, nos
sentimos aislados y alejados de la corriente de la vida. Y así estamos también de hecho:
evidentemente nosotros mismos nos separamos.
Esta desconexión del código del ADN se podría terminar rápidamente si el investigador
volviera a experimentar sentimientos de alegría, aprecio, gratitud y amor. De manera
sencilla, de esta forma los códigos volverían a conectarse, como cuando encendemos una
lámpara.
Las modificaciones que se registraron en el ADN, por otra parte, fueron sensiblemente más
grandes y más amplias que las que pudieran causar, por ejemplo, los electroimanes.
Las personas que experimentan un amor profundo pueden modificar la forma de su
ADN.
Igualmente las personas que experimentan una positividad y alegría genuina pueden
modificar la forma de su ADN.
La idea de que podemos modificar nuestro ADN con la solo fuerza mental ha perturbado
profundamente la comprensión básica de muchos científicos. Acaso ¿está el mundo
construido de manera diferente y funciona de manera distinta de como se había creído hasta
ahora?
En el siguiente experimento del que nos ocupamos a continuación se dio un paso adelante
fundamental. Por encargo del ejército de EE.UU., a principios de los años noventa del siglo
pasado, los científicos investigaron si nuestros sentimientos influírian también sobre las
células vivas cuando éstas se encontraban en cualquier otro sitio, muy alejadas del cuerpo.
Verdaderamente se dudaba de ello, porque según la comprensión de los fenómenos físicos
hasta la fecha, esto sencillamente no era posible. No se creía que, por ejemplo, los órganos
o los huesos, la piel o los tejidos alejados de la persona, de la cual habían sido tomados,
pudieran mantener la conexión.
Sin embargo, en 1993 en el periódico Advances, se publicó un artículo en el que se
informaba de experimentos, se investigaba si era posible demostrar esa conexión entre el
ADN y los sentimientos de los voluntarios que se sometieron al experimento. Se les tomó
pruebas de tejidos y de ADN de la boca, que fueron aisladas y llevadas a otra parte del
edificio. Con instrumentos desarrollados para este fin se quería comprobar si el ADN podía
reaccionar a los sentimientos de los respectivos donantes, aunque se hallara muy alejado de
ellos.
Para provocar sensaciones en los voluntarios, les fueron mostradas fotos eróticas, escenas
de guerra, situaciones cómicas y actos violentos. Se cubrió todo el ancho de banda de las
sensaciones para provocar en los participantes altos y bajos emocionales.
Aunque en esta ocasión la mayor parte de los científicos dudaban del efecto sobre el ADN,
tuvieron que observar nuevamente algo que, según las leyes de la física entonces
aceptadas, no podía suceder de ninguna manera. Mientras el voluntario percibía las
sensaciones, los científicos podían medir claras reacciones eléctricas. El ADN se comportó
como si hubiera seguido dentro del cuerpo de los respectivos donantes.
Gregg Braden, en su libro The Divine Matrix,, señala que estos experimentos del Dr.
Backster finalmente fueron ampliados y se aumentó la distancia entre el ADN y el donante.
En uno de estos experimentos la distancia llegó a alcanzar las 350 millas. Utilizando un reloj
atómico esta vez se midió la demora entre la emisión de los sentimientos y la reacción del
ADN, y se estableció que la reacción tenía lugar simultáneamente. Sí, exactamente a la
misma hora. No había ningún retraso. La reacción era tan rápida que parecía que el ADN se
hallaba todavía en el cuerpo del donante.
Lo que sentimos, pensamos o nuestra convicción será captado por nuestro ADN en
una millonésima de segundo.
Da lo mismo si el ADN que está en resonancia se encuentra directamente cerca de nosotros
o al otro lado de la tierra. Lo importante es estar convencido de que este campo de energía
ya mencionado –la matriz, el campo cuántico- es responsable de transmitir todos nuestros
sentimientos y pensamientos, y no sólo a la velocidad de la luz, sino más rápido.
El Dr. Jeffrey Thompson, que también había tomado parte en las investigaciones, formuló
así este principio:
No hay ningún otro punto donde termine el cuerpo, y ninguno donde comience.
Con relación a esto, el Pavlov-Institute of Psychology de Moscú llevó a cabo otro estudio
muy interesante que confirmaba los resultados de los colegas de EE.UU.: a una rata joven le
quitaron sus seis crías que fueron llevadas a seis lugares diferentes de la tierra. Luego se
infundieron en la madre sentimientos de pánico, miedo o alegria. Y también en este caso se
confirmo que las crías, a pesar de encontrarse en lugares completamente distintos del
mundo, reaccionaron de manera simultánea a los sentimientos de la madre.
Para la ciencia estos conocimientos son hitos en el camino hacia una nueva dimensión y
hacia una nueva comprensión de la estructura y el funcionamiento de las células humanas.
Para mí, ésta es una nueva demostración del porqué los deseos de éxito funcionan tan
maravillosamente.
Al principio del libro hemos aprendido que el ADN tiene una fuerte influencia en su entorno y
esta influencia deja detrás de sí una impresión duradera que permanece. Los dos últimos
capítulos nos han mostrado que nosotros, gracias a nuestro poder mental y nuestros
sentimientos, podemos influir en nuestro ADN.
Naturalmente, esto es fantástico, porque si nosotros influimos en nuestro ADN, y éste
puede permanecer unido en todo lo que hay en el mundo a través del campo cuántico,
y por ello ni el tiempo ni la distancia tienen importancia, nosotros, a través de la Ley
de la Resonancia, podemos tener en nuestra vida todo lo que queramos. Bien mirado,
esto ya lo estamos haciendo.
Todo lo que poseemos en nuestro mundo interior nos vendrá al encuentro también en
el mundo exterior.
Todo lo que encontremos en el mundo exterior tiene un origen -y este origen lo hemos de
buscar en nuestros pensamientos-. Si queremos conseguir los resultados que deseamos,
deberíamos empezar por observar y controlar nuestros pensamientos, porque todo lo que
pensamos produce un campo de resonancia.
-Todo lo que pensamos, sentimos o decimos de manera persistente y frecuente intensifica
nuestro campo de resonancia. Por ello, cada pensamiento de pérdida refuerza una nueva
pérdida y cada convicción con respecto a una victoria refuerza una nueva victoria. Por esta
razón todo lo que queremos modificar en el mundo exterior sólo puede ser modificado por
medio de nuestro modo de pensar.
-Acuérdate de toda la fuerza creativa que existe en ti, y aprovéchala conscientemente para
tu beneficio y para el beneficio de todos.
La historia de Sabine es un buen ejemplo de cómo nuestros pensamientos de deseo pueden
actuar sobre los demás, siempre y cuando nos mantengamos en nuestra energía de amor.
Cómo llegan allá donde deben nuestros deseos y anhelos? ¿Y de qué manera vuelve a
nosotros aquello que hemos deseado? Pero, sobre todo, ¿cómo saben los destinatarios de
nuestros deseos de qué manera pueden encontrarnos? ¿Qué parte de nuestro cuerpo recibe
las informaciones y las dirige a nuestra conciencia? ¿Cómo podemos integrar esta nueva
conciencia en nuestro día a día?
En su mayor parte, nuestro ADN tiene un papel importante en las respuestas a estas
preguntas, ya que contiene nuestro código genético. Desde el descubrimiento del ADN se
pensó -así lo aprendí yo en la escuela- que éste se ocupa exclusivamente de elaborar la
albúmina en el interior de las células con la ayuda del código genético.
Sin embargo, lo sorprendente es que casi el 90 por 100 del ADN no es necesario para la
síntesis de la albúmina, sino... -y aquí viene lo bueno- que se utiliza esencialmente para la
comunicación. Esto es lo que han demostrado los científicos rusos Vladimir Poponin y Peter
Gariaev: el ADN es mucho más importante de lo que se había admitido hasta la fecha.
Querido Pierre,
En primer lugar, muchísimas gracias por los dos ejemplares de Wiinsch es dir einfach -aber
richtig. Como conclusión de mi historia de entonces puedo comunicarte que en la actualidad
mi hijo está completamente sano y que ya no queda ninguna señal de la neurodermatitis que
padeció.
Volví muy abatida de mis vacaciones. Habíamos viajado durante unas semanas por Italia en
nuestra autocaravana. Hacia el final de las vacaciones, nos robaron mientras dormíamos:
dinero, documentos, etc, todo desapareció.
Cuando por la mañana nos dimos cuenta de la agresión, nos quedamos desconsolados. Mi
marido estaba furioso y yo, como paralizada, porque sencillamente no me lo podía creer.
¡Nunca me habían robado!
En la oficina de información supimos por otros turistas que, aparentemente, éramos los
únicos a los que habían robado. La pregunta para saber POR QUÉ se hacía cada vez más
grande. Curiosamente, mi cartera de mano, junto con mi teléfono móvil y algo de dinero
suelto estaban al alcance de la mano en la sillita del bebé, pero no los habían tocado.
Deseé que todo se arreglara y la fortuna hizo su curso.
Con nuestra enorme autocaravana fuimos hasta la estación de policía: ¡no se podía aparcar!
Se mostraron amables y un poco después nos reservaron un sitio delante de la puerta de
entrada, y pudimos tomar un café en paz.
Si bien la estación estaba llena hasta los topes, nos dejaron pasar con nuestro hijito. El
funcionamiento no nos dio ninguna esperanza de poder recuperar nuestros objetos de valor.
Cuando nos preguntó si nos habían cloroformizado me di cuenta de la suerte que habíamos
tenido. El gas narcotizante podía haber tenido graves consecuencias para nuestro hijo de 9
meses.
Con anterioridad,, una noche habíamos recibido un SMS de unos amigos, que
“casualmente” estaban de vacaciones a unos pocos kilómetros de distancia.
Mientras nos dirigíamos hacia allá nos dimos cuenta de que incluso habían robado la bolsa
de los pañales de nuestro hijo, incluso el documento del bebé, el cuaderno de
reconocimiento médico y las primeras fotos.
Se nos llenaron los ojos de lágrimas. Yo estaba lista y hambrienta y sólo deseaba una
velada relajada.
Nuestros amigos nos ayudaron no sólo con dinero en efectivo, sino que además nos
invitaron a una magnífica cena. Nuestro hijo se durmió pronto en su cochecito y nosotros
disfrutamos de una velada realmente relajada, habida cuenta de las circunstancias.
Cuando regresamos a casa de las vacaciones, al recoger el correo me encontré enseguida
tus dos libros.
En ese momento tuve la certeza de que nos devolverían todo lo que era verdaderamente
importante para nosotros. Después de leer las primeras páginas, en las que se hablaba de
que la historia de mi hijo había sido para ti la señal de que tenías que escribir este libro, fue
como si me devolvieras mi reserva de energía.
Incluso la pregunta de POR QUÉ recibió respuesta en ese momento: mi marido antes de las
vacaciones había gastado mucha energía de manera absurda para cerrar un segundo
conveniente contra el robo, que no se materializó. Ahora, ya no he de escribirte, porque
justamente mi cartera se había salvado.
Poco tiempo antes de terminar el año me pregunté por qué mi deseo todavía no se había
cumplido. Creo que mi marido se alegró incluso interiormente, porque todavía no puede
comprender mis éxitos con los deseos.
Algunos días más tarde, exactamente el día antes del primer cumpleaños de nuestro hijo,
llegó una carta de la oficina de Munich de objetos perdidos: todas nuestras cosas, menos el
dinero en efectivo (que para mí no era importante) habían sido encontradas. Lo más
importante -las primeras fotos de nuestro hijo- también estaban. Y recibimos devuelto un
sobre muy valioso con nuestras pertenencias.
Los deseos funcionan de alguna manera curiosa, ¿verdad?
Mi marido me ha preguntado alguna vez por qué te escribo siempre sobre el resultado de
mis deseos, y mi respuesta, también para ti, es ¡por GRATITUD!
Cuando todavía no tenía tanta experiencia sobre el “desear con éxito”, no podía imaginarme
el universo. ¿Cómo podía agradecer a “algo” que no podía imaginar? Por otra parte, como
que tengo una imagen de ti ante los ojos, simplemente he orientado toda mi gratitud hacia ti.
Hoy, cuando tengo una imagen amplia del universo, sigo estándote infinitamente agradecida.
Con mis mejores saludos.
Anka
Dímelo, y lo olvidaré. Muéstramelo, y quizá lo retenga. Házmelo hacer, y podré.
LAOTSÉ
¿Cómo funcionan las afirmaciones?
Lo que hoy piensas, mañana lo serás.
BUDA
El desear con éxito no es otra cosa que un modo muy apropiado de programar nuestro
código. Tanto si se trata de afirmaciones positivas, entrenamiento autógeno, meditación,
autosugestión, hacer como si, o visualizaciones, nuestro ADN siempre puede recibir y
almacenar estas informaciones.
No lo olvidemos: no hay fronteras. Las verdaderas fronteras existen sólo en nuestra cabeza.
Invariablemente, es la fuerza de las convicciones humanas la que hace que nos
convirtamos en aquello en lo que creemos.
Por ejemplo, el deseo de disfrutar de salud no consiste en negar nuestra enfermedad. Por el
contrario, lo que queremos es activar nuestra capacidad de autosanación. Por medio de la
visualización reemplazamos la enfermedad por imágenes de una salud radiante y dejamos
que esa energía opere sobre nuestro cuerpo, en lugar de hacer como hasta ahora sugiriendo
incesantemente que hay algo en él que no funciona.
Nuestro cuerpo reacciona ante el mínimo impulso del pensamiento. Si creemos en nuestra
curación, podemos motivar nuestro cuerpo en todos los niveles para que ponga en marcha
sus poderes de autosanación. Lo que a muchos les parece un milagro cuando finalmente se
encuentran otra vez sanos, en realidad no lo es. Al fin y al cabo, sólo confirma la fuerza de
nuestra mente.
El siguiente suceso muestra de manera muy convincente lo poderosa que puede ser la
energía concentrada y canalizada sobre un objetivo.
Querido Pierre,
Puesto que la fuerza de mis deseos -y sobre todo las consecuencias- se había difundido
entre nuestro círculo de amigos más próximos, un día una amiga me llamó completamente
desquiciada. A decir verdad, ella estaba al corriente de todos mis éxitos con el desear, pero
le costaba convencerse de que las cosas funcionaran efectivamente. Por ello me pidió que la
ayudara.
Me explicó que su madre había pasado en poco de ser una persona medio sana a
convertirse en una “inválida”. Un coágulo de sangre, que se había formado en la columna,
presionaba todos los nervios que rigen el aparato locomotor inferior. Como resultado, el
movimiento de las piernas y el caminar se quedaron bloqueados de un momento a otro.
Fue trasladada en helicóptero al hospital, donde la operaron inmediatamente. La operación
fue larga y los médicos hicieron lo posible para evitar lo peor.
Cuando la madre de mi amiga despertó de la anestesia, se realizaron enseguida pruebas
para aclarar si la operación había tenido éxito. Según el médico que la trataba, era inevitable
que después de la operación la paciente percibiera de manera clara el movimiento de las
piernas. Pero no sucedió nada, ni siquiera días después de la operación. Lo médicos dijeron
que después de pasadas tantas horas desde la operación, no tenía ningún sentido hacer
nada, había que hacerse a la idea de que la paciente pasaría el resto de su vida en una silla
de ruedas.
Mi amiga estaba al final de sus fuerzas y sin palabras por el estado emocional de su madre.
Después de la llamada de mi amiga, me encontraba naturalmente muy afectada por el
estado de su madre, y todo eso me causaba un gran pesar. Por otra parte, en un primer
momento no supe qué era lo que mi amiga quería de mí, hasta que me dijo de manera
directa, que quería que yo deseara que su madre pudiera volver a caminar. Siempre había
tenido éxito “médico” con mi hijo, así que le di la razón y le aseguré que emitiría mi deseo al
universo ese mismo día.
Acabé la conversación telefónica a las 15.30 en punto, y enseguida envié mi deseo al
universo. Ya a las 19.15 recibí un SMS de mi amiga diciendo que se encontraba en el
hospital, cuando su madre le mostró orgullosa que podía mover su pie derecho.
No me sorprendí, ya que sabía que el poder del deseo es ilimitado...
Hoy, catorce días después de que se manifestó la parálisis en las piernas de la madre de mi
amiga, la situación es que tiene movilidad hasta el muslo. Ahora está en rehabilitación y
progresa diariamente -¡contra las expectativas de todos los médicos!
Mónica
Podemos influir en nuestro futuro con la fuerza de nuestra mente? Terminantemente, ¡sí!
Nosotros podemos más de lo que imaginamos. Los físicos cuánticos han descubierto algo
muy excitante y de esta manera han demostrado una vez más que podemos en efecto
cambiar nuestra vida completamente en cualquier momento y hacer que todo se convierta
en realidad.
Ya sabemos que por medio de nuestra fuerza mental emitimos energías. Naturalmente, no
somos sólo nosotros los que emitimos energías mentales, sino todos los seres humanos.
Ya que las energías que vibran de manera similar se atraen recíprocamente, la
consecuencia lógica es que no sólo nosotros atraemos a personas y acontecimientos, sino
que también nosotros somos atraídos -en igual medida- por otros seres humanos y
acontecimientos. La hipótesis es que ambas energías entran en resonancia entre sí, es
decir, que vibran de manera análoga.
Todo lo que poseemos en nuestro mundo interior nos lo encontraremos también en el
mundo exterior, ya que el mundo externo refleja siempre nuestra conciencia interna.
Sólo si alineamos nuestra conciencia de manera concreta, podemos entrar en resonancia
con las cosas que nos gustaría realizar en nuestra vida.
Si queremos conseguir los resultados que deseamos, deberíamos empezar observando y
controlando nuestros pensamientos, sentimientos y convicciones, porque todo lo que
pensamos o sentimos, TODO produce un campo de resonancia.
¿Es posible modificar también la materia por medio de la fuerza
mental?
Somos lo que pensamos.
Todo lo que somos es el resultado de nuestros pensamientos.
Con nuestros pensamientos construimos el mundo.
BUDA
En los capítulos que preceden hemos visto cuán fuerte y poderosa es la energía que emite
nuestro corazón. Hemos aprendido que para nuestro campo de resonancia ni el tiempo ni la
distancia juegan ningún papel para llegar allá donde está disponible un campo con vibración
similar. Ahora, sabemos que la fuerza de la mente está en condiciones de influir no sólo en
nuestro ADN sino también en ADN ajenos.
Estos descubrimientos quizá parezcan sorprendentes, sin embargo, tienen una repercusión
todavía más amplia de lo que podamos imaginar sobre nuestra vida y sobre la fuerza del
deseo. La fuerte energía que emite nuestro corazón puede desarrollar un poder suficiente
para modificar no sólo nuestros cuerpos, sino también los átomos de la materia.
Para comprender mejor este concepto, debemos hacer una pequeña digresión sobre el
átomo.
Aquellos que desde hace tiempo ya no pisan las aulas, o no han leído ningún libro sobre la
“nueva física”, probablemente siguen teniendo en la cabeza el viejo modelo mecánico de un
átomo: posee un núcleo en torno al cual giran electrones y protones. En este modelo se
encuentran también partículas fijas.
Sin embargo, esta representación hace tiempo que ha sido superada. La imagen mecánica
de partículas que giran las unas alrededor de las otras, y que tienen la apariencia de un
minúsculo sistema solar, ha sido sustituida desde hace tiempo gracias a los nuevos
conocimientos actuales.
Mientras tanto, se ha sabido que no se trata de partículas, sino de una concentración de
energía en distintas zonas. Cuando más nos acercamos a los electrones y protones o al
núcleo del átomo, y cuanto más se investiga, tanto más se descomponen. Las partículas
fijas y densas están constituidas únicamente por torbellinos de energía. El átomo no tiene
estructura física. Se parece más bien a un pequeño trompo que gira y que irradia energía. A
estos pequeños remolinos de energía se les llama quarks o fotones.
No existe ninguna materia sólida, sólo existe energía.
Esta energía se compone de campos eléctricos y magnéticos.
Consideremos ahora la energía que emite nuestro corazón. Se trata en todos los casos de
los mismos campos de energía: la energía de un átomo consta de los mismos campos de
fuerza que podemos producir con los pensamientos de nuestro cerebro y con los
sentimientos y las convicciones de nuestro corazón.
Los átomos se pueden modificar.
Pieter Zeeman descubrió este fenómeno por primera vez en 1896. Él comprobó que una
fuerza magnética puede, efectivamente, modificar el tejido de la materia.
En 1913 Johannes Stark descubrió que también un campo eléctrico puede influir en el
átomo. Un campo eléctrico tiene, pues, el mismo efecto de transformación sobre el átomo
que un campo magnético.
Gracias a incontables verificaciones y ensayos de la física cuántica, ahora se sabe que el
átomo se transforma a sí mismo cuando cambia su campo eléctrico o magnético. Esto
significa que los átomos modifican su conducta y, de esta manera, varían su manifestación
como materia.
Ahora sabemos que la energía de nuestro corazón puede tener suficiente fuerza para influir
sobre el átomo, lo cual quiere decir que podemos, efectivamente, transformar cada átomo
existente. En esto no desempeñan ningún papel ni el tiempo ni la distancia. Naturalmente,
esto es fantástico, porque a partir de ahora no estamos solos en nuestro convencimiento,
sino que sabemos -está científicamente demostrado- que tenemos una influencia directa
sobre nuestro entorno.
Quizá ahora empecemos comprender lentamente el poder sobre nuestros deseos de la llave
que tenemos en nuestras manos. De esta manera, incluso las cosas “más imposibles”
pueden suceder.
Para nuestro nivel de comprensión puede ser que sigan siendo “milagros inexplicables”, pero
para la ciencia y para los guías espirituales de este mundo hace tiempo que dejaron de ser
misterios.
Apreciado Sr.. Franckh,
Hoy ha sucedido algo increíble.
Desde hace algunas semanas estábamos planeando la compra de una casa, y para ello
teníamos que vender nuestras acciones. Ayer tuvimos un shock: la caída de las bolsas.
Todas las acciones se hundieron. Durante toda la noche no pude dormir, pensaba que ahora
ya no podíamos permitirnos una casa, etc. entonces, manifesté el deseo de que nuestras
acciones subieran antes de la venta. Durante toda la noche le di vueltas a esta idea.
Al día siguiente, me llamó mi marido para decirme que las acciones de Wolkswagen habían
subido sin que nadie entendiera el porqué. En el plazo de una hora pudimos vender nuestras
acciones con una ganancia de 5.000 euros. Esa misma tarde las acciones volvieron a caer
considerablemente.
Saludos cordiales, y ¡gracias!
Petra
Descubre cuál es tu convicción más intima, y tendrás en tus manos la clave de tu vida.
Unidos con el todo
La fortuna de tu vida depende de la naturaleza de tus pensamientos.
MARCO AURELIO
Ya sea por la energía de nuestro corazón, por nuestro ADN o por nuestro cerebro gracias a
la fuerza del pensamiento, continuamente -tanto si queremos como si no- enviamos
impulsos hacia exterior, y éstos chocan con las energías de otras personas, cuyas energías
no pueden evitar vibrar junto con las nuestras cuando se encuentran en el mismo campo de
resonancia. Por lo demás, nuestra energía no les toca. Simultáneamente, somos atraídos de
forma natural por sus energías, cuando éstas vibran al unísono con nosotros. Somos
emisores y receptores sin interrupción.
Gracias a esta compenetración con todos los demás podemos volver a mezclar
completamente las cartas de nuestra vida.
En efecto, tenemos la posibilidad de transformarlo todo en nuestra vida -no tiene importancia
si buscamos una relación amorosa profunda y verdadera, la sanación o amigos, o si
queremos atraer a nuestra vida la satisfacción a través de cosas materiales-. Porque
estamos unidos con el todo, nuestro campo de resonancia atrae lo que creamos con
nuestros pensamientos y nuestras convicciones, y hacemos que vibre con los campos de
resonancia de los demás.
Si utilizamos esta capacidad de manera concreta, disponemos de la posibilidad de
transformar nuestra vida según nuestra voluntad. La premisa para ello es que conozcamos
el verdadero alcance de nuestras convicciones y de nuestros pensamientos y aprendamos a
dirigirlos de manera consciente, sin que encuentren acceso en nosotros la duda o
sentimientos de inferioridad.
Esencialmente, siempre hay una convicción profunda en nosotros.
En nuestra vida se manifiesta todo aquello en lo que creemos y en lo que pensamos de
manera preponderante -da lo mismo que se trate de curar una enfermedad o de asuntos
totalmente extraordinarios-. Aquello de lo que estamos convencidos se verifica.
Naturalmente, también se manifiestan nuestros temores, cuando les infundimos energía de
manera consciente.
Así pues, tanto si se trata de nuestros miedos o anhelos más profundos, siempre hemos de
buscar el origen de nuestra realidad en la fuerza casual de nuestros pensamientos, que de
acuerdo con la Ley de la Resonancia atraen a nuestra vida de manera imparcial todo lo que
esperamos o tememos.
María estaba convencida de su éxito y emitió esa energía sin la sombra de una duda. Y
como las convicciones se emiten con una fuerza 5.000 veces superior, tenía claro que el
éxito llegaría: fluido, fácil y relajado.
La Ley de la Resonancia
– Hay un campo de energía que une todo con todo.
– Este campo de energía comunica con nuestro campo de resonancia.
– Nosotros construimos nuestro campo de resonancia con el lenguaje de los sentimientos y
la energía de los pensamientos, en primer lugar, a través de nuestras convicciones.
– Éstas las transmitimos por medio de nuestro campo del corazón, nuestro ADN y la fuerza
de nuestro pensamiento.
– Las distancias carecen de importancia para los campos de resonancia, lo mismo que el
tiempo.
– Por medio de la Ley de la Resonancia estamos unidos con todos y cada uno.
– Aquello que entra en resonancia con nosotros no puede hacer otra cosa que reaccionar a
ello.
– Todo lo que entra en resonancia con nosotros será atraído a nuestra vida irremisiblemente.
– De la misma manera, también nosotros seremos atraídos irremisiblemente por otros
campos de resonancia, cuando vibren en resonancia con nuestro campo.
La fuerza de la visualización.
En los años ochenta del pasado siglo, el Dr. Dennis Waitley adeptó del programa Apolo un
programa de visualización muy interesante. Él invitó a los atletas de los juegos olímpicos a
que se imaginaran en situaciones de competición y que actuaran mentalmente con precisión.
Para poder valorar mejor la investigación, los concursantes fueron conectados a aparatos de
biofeedback. Lo sorprendente fue que, si bien los participantes de este experimento sólo
actuaban en la competición con el pensamiento, sus músculos la percibieron como
verdadera y mostraron todas la reacciones como si la competición estuviera ya en marcha.
La actividad muscular era idéntica.
Hoy en día muchos deportistas de elite aprovechan este conocimiento sobre las neuronas
espejo. A esto se le llama “entrenamiento mental”. Mucho antes de que empiece la
verdadera competición, los deportistas repasan una y otra vez en su mente todos los
movimientos necesarios hasta que éstos se convierten en una segunda naturaleza.
Visualizan y recapitulan determinadas experiencias, pero sólo mentalmente. Gracias a las
neuronas espejo, los movimientos en el momento en que se lleva a cabo la competición se
ponen a disposición en fracciones de segundos. Sucede entonces como si la competición se
hubiera realizado en muchas ocasiones, como si ya se hubiera competido miles de veces y
se dispusiera de mucha más experiencia, posibilidades de reacción y previsión.
De acuerdo con este principio, cada vez más vemos a deportistas que visualizan la
competición. Los corredores de los 100 metros están en el punto de arranque y en su mente
están plenamente en la competición. Su cuerpo lo repasa todo, se prepara con cada célula
para la competición y puede en cualquier momento repetirla. Pero sobre todo el cuerpo está
listo al cien por cien a entrar en la acción que el deportista ha pensado.
Cuando se pregunta a deportistas de elite cómo han hecho para motivarse por un largo
espacio de tiempo y tener la capacidad de convocar siempre una fuerza, que no se les había
conocido antes, muy a menudo dicen lo mismo: sólo se han concentrado en el objetivo que
habían de alcanzar. La alegría anticipada por conseguir este objetivo era ya tan intensa que
todos los demás pasos parecían pequeños e insignificantes. Estaban, pues, unidos con el
objetivo y la alegría de la victoria.
El cerebro es moldeable
La fantasía es más importante que el saber, porque el saber es limitado.
ALBERT EINSTEIN
Los últimos conocimientos obtenidos por la exploración del cerebro nos vuelve a sorprender,
porque ahora se ha descubierto que nuestro cerebro es moldeable. Se puede moldear según
la actividad a la que nos dediquemos. No se modifica sólo de una manera, sino física. Se
transforma según los nuevos pensamientos que elaboremos o las nuevas experiencias que
hagamos.
En los numerosos ensayos llevados a cabo, se encomendaron a los comunitarios durante un
tiempo determinado actividades desconocidas y se pudo comprobar que el área del cerebro
que utilizaron para ello aumentó de tamaño, de manera comparable a un músculo que se
hubiera entrenado, mientras que otras partes el cerebro, que se habían dejado sin utilizar,
disminuyeron de tamaño.
Simultáneamente se cerraron nuevas sinapsis, el flujo de la energía aumentó y empezaron a
activarse nuevas cadenas automáticas de pensamiento. Así pues, el cerebro tiene la
capacidad de variar de manera radical sus conexiones y de crear nuevos enlaces de
neuronas, cuando hacemos o pensamos cosas nuevas durante un tiempo.
En un plazo breve la nueva habilidad, los nuevos pensamientos o las nuevas
convicciones se convertirán en una verdad llena de fuerza.
El cerebro se ajusta a ello.
-Si durante un tiempo pensamos en cosas concretas o realizamos determinadas actividades,
la región del cerebro responsable de ello aumenta de tamaño.
-Otras partes del cerebro que durante un tiempo determinado dejamos en reposo, es decir
que no utilizamos, disminuyen de tamaño.
Las neuronas responsables de ello cambian sus funciones, de tal manera que las nuevas
señales eléctricas necesarias -y al mismo tiempo también las informaciones- puedan ser
transportadas hacia adelante de manera más rápida y fácil.
La ciencia ya ha encontrado un nombre para esta sorprendente capacidad del cerebro de
transformarse completamente: plasticidad.
Lo fascinante de este hecho es que cada vez podemos crear una nueva realidad para
nuestra vida.
Nuestro cerebro reacciona a nuestros pensamientos y crea neuronas según la necesidad y
produce unos enlaces completamente nuevos.
Podemos educar nuestro espíritu, y con ello nuestro futuro, en cualquier dirección.
Así pues, si durante un tiempo determinado entrenamos las zonas de nuestro cerebro, que
habían estado en reposo, por medio de nuevos modos de pensar, nuestras experiencias
futuras podrán discurrir de manera completamente diferente.
-A través de nuestros nuevos modos de pensar y de nuestras actividades podemos activar
nuestras células nerviosas del cerebro.
-Las funciones de las neuronas se pueden modificar, se pueden formar nuevas conexiones,
mientras que las zonas que no utilizamos -por ejemplo, aquellas que guardan relación con
nuestras dudas y nuestros pensamientos negativos- se vuelven cada vez más pequeñas e
insignificantes.
-Podemos reorientar completamente nuestra vida.
-Incluso nuestras convicciones pueden transformarse plenamente, si durante un tiempo
determinado dirigimos los pensamientos en una dirección nueva y “deseada”.
-Si modificamos nuestras convicciones, nuestra vida se transformará.
Ahora quizá comprendamos por qué es tan importante revisar nuestras costumbres o repetir
durante un tiempo determinado unas actuaciones establecidas. Por ejemplo, las
afirmaciones, de las que hablaremos más extensamente en el siguiente capítulo, cobran
importancia desde este punto de vista.
Evidentemente, nuestro cerebro necesita un tiempo para transformarse. Cuando las células
cerebrales son estimuladas en un sentido concreto, crean conexiones igualmente concretas
con las células próximas, y esto en cuestión de minutos.
Ellas crean un “pequeño carril”. Hasta que este “carril sea transitable”, es decir, que se
pueda intercambiar la información de manera efectiva, pasa un día. Los neurobiólogos del
Instituto Max- Planck han comprobado que nuestras células nerviosas necesitan hasta 24
horas para poder intercambiar informaciones sobre los puntos de contacto creados.
Todo lo recién aprendido necesita su tiempo. Dentro de las primeras ocho horas crecen
primero pequeñas ramificaciones; en las horas siguientes se decide si éstas han de seguir
creándose y tener existencia o no.
Pero si nosotros queremos mantener las nuevas informaciones, necesitamos una repetición
concreta de las mismas. Se trata de un proceso de aprendizaje que sólo se manifiesta en el
cerebro por medio de una repetición continuada. “La práctica hace al maestro”. Esto también
explica por qué deberíamos repetir tan a menudo las afirmaciones o las frases de convicción
positivas.
Sólo el trabajo constante con las nuevas convicciones deseadas nos permite
eliminar las viejas muestras no deseadas.
Para su sorpresa los neurólogos han comprobado asimismo que nuestro cerebro puede
volver a olvidar las viejas convicciones.
Cuando un nuevo “carril” -que los neurólogos llaman “espina”- se acopla a un lugar de
contacto, que ya estaba en otra conexión, hay una probabilidad muy alta de que esta nueva
“espina” elimine a la anterior. El neurologo Valentin Nagerl, del Instituto Max-Planck para la
Neurobiología, considera que “esta observación, por ejemplo, guardar relación con el hecho
de que se olvidan cosas pasadas cuando se aprenden cosas nuevas”.
Lo ya aprendido se puede recuperar más rápidamente que las cosas recientemente
aprendidas. Esto podría ser una señal de que los antiguos enlaces suprimidos no han sido
del todo borrados, sino que en caso de una mayor necesidad pueden nuevamente aparecer.
Este conocimiento nos demuestra que en cada momento estamos en la condición de
modificar nuestra idea vital a voluntad y de manera consciente. Se necesita sólo un poco de
tiempo, paciencia y una repetición tenaz del objetivo deseado -entonces nuestro cerebro
crea nuevos enlaces.
Así pues ¿qué ocurrirá de nuevo en tu vida? Todas las formulaciones de deseos y
afirmaciones sólo responden a un fin: programar el propio campo de resonancia.
Se trata siempre de descartar los viejos patrones negativos de convicción
junto con su influencia sobre nuestra vida y de crear nuevos campos de resonancia
positivos.
El poder de las afirmaciones
Cámbiate a ti mismo y el mundo cambiará.
Las afirmaciones son frases formuladas en sentido positivo, que se repiten continuamente -
como un mantra-. Son respuestas afirmativas que fortalecen los objetivos de nuestra vida.
Pero en realidad consiguen mucha más. Con las afirmaciones construimos muy rápidamente
el campo de resonancia ideal para nuestros deseos, y programamos nuestro cerebro de
manera concreta -sobre todo porque es posible organizarlo en cualquier momento y en
cualquier parte.
Las afirmaciones nos ayudan a transformar nuestra fe de la manera más rápida.
Las afirmaciones, que se piensan o repiten una y otra vez, se adentran profundamente en
nuestro subconsciente y modifican nuestra actitud general fundamental -como ya sabemos-
así como nuestra función cerebral general.
Y esté es el sentido más profundo de las afirmaciones. La inteligencia empieza por disolver
viejos programas y configurar otros nuevos. También sustituimos nuestras convicciones y
patrones negativos y que hasta ahora nos estaban saboteando por nuestras convicciones
positivas.
Ahora lo esencial es que tengamos fe absoluta en nuestras afirmaciones, debemos sentirlas
con todo nuestro ser. En efecto, atraemos a nuestra vida aquello que sentimos y creemos
realmente.
¿Cómo funcionan la afirmaciones?
-Cada frase afirmativa es como una orden emitida al subconsciente.
-Las nuevas afirmaciones modifican nuestras viejas convicciones.
-Las nuevas convicciones son recibidas por el corazón y el ADN y asimismo retransmitidas.
-Nosotros nos comunicamos con todo el mundo a través de muestras convicciones. Esto
sucede simultáneamente, sin ningún tipo de limitaciones, en un plano personal: el llamado
hiperespacio.
-Según la Ley de la Resonancia, todo lo que se acomoda a nuestras nuevas convicciones,
será atraído a nuestra vida.
Las frases deseo, o afirmaciones, nos ayudan no sólo a enfocar nuestra conciencia en un
objetivo, sino que actúan también sobre todo nuestro ser. Modificamos nuestra fe según la
dirección de nuestros deseos y emitimos al mundo todo ese montón de energía. La
sentencia que afirma “la fe mueve montañas” de esta manera alcanza una nueva dimensión.
¿Qué afirmaciones son las mejores?
A esto no se puede dar una respuesta generalizada. Para cada uno hay una frase afirmativa
que es más poderosa, ya que todos tenemos diferentes deseos, anhelos y objetivos -y
naturalmente también diferentes bloqueos.
Hemos de buscar simplemente aquellas afirmaciones que nos suenan mejor y en las cuales
sentimos la menor resistencia. Cada afirmación debería darnos una sensación de calidez, de
comodidad y seguridad. Si sientes que los miedos afloran o que tú mismo no crees en ti,
modifica tu frase de deseo tantas veces como sea necesario, hasta que puedas pensarla y
decirla sin resistencia.
La afirmación debería ser fácil y darnos fuerza.
Sí, por el contrario, observamos que nos fatiga y que hemos de utilizar la fuerza, entonces
en nuestro fuero interno hemos de dar atrás. Supongamos que la frase de deseo sea:
“Tengo derecho a ser rico”, y observamos que dudas permanentes torpedean nuestro deseo,
e internamente ni siquiera estamos convencidos de que ese dinero nos corresponda,
entonces modificamos nuestra imperativa.
Quizá la frase más apropiada para nosotros sea “Ser rico es una buena sensación”, o
“Deseo tener dinero”.
Una vez hayamos probado un par de afirmaciones, descubriremos rápidamente dónde
tenemos bloqueos e intenciones negativas.
Lo mejor es encontrar las afirmaciones que se ajustan bien a nosotros y que tienen la mayor
fuerza. Es importante sentir la verdad de nuestras afirmaciones y que nos transmitan un
sentimiento de felicidad.
La frase “merezco ser amado”, por ejemplo, se le hace increíblemente penosa a mucha
gente. Quizá durante demasiado tiempo la persona estuvo convencida de lo contrario y otras
personas así lo reflejaron de manera ininterrumpida.
Antes de que una persona se exija demasiado con las afirmaciones, se aleje de la
resonancia y por la duda en sí misma produzca una vibración contraria, también puede
acercarse a la frase paso a paso.
Podría repetir “me gusto”, o “me gusto cada vez más”, que para algunos suena
esencialmente más creíble y no produce ningún rechazo interior.
¿Cómo puedo utilizar las afirmaciones?
En cuanto hayas encontrado tus afirmaciones, las que funcionan mejor para ti, las puedes ir
repitiendo silenciosamente en tus pensamientos o recitarlas en voz alta. Siente en cada
momento la confianza que a través de ellas se deriva. Puedes utilizar estas frases de deseo
ya sea como un mantra o también emplearlas una sola vez si tienes la sensación de que le
has conferido suficiente fuerza a tu deseo. Sin embargo, si observas que otra vez la duda
domina tus pensamientos, utiliza tus formulaciones de deseo tan personales y repítelas todo
el tiempo que haga falta hasta que sientas la fuerza y la tranquilidad que de ellas se
desprende. De esta manera, vuelves a ponerte en resonancia con tu verdadero deseo y no
le das ningún lugar a la duda.
¿Cómo prestas más fuerza a las afirmaciones?
Podemos fortalecer enormemente la energía emitida si a las frases de afirmación les damos
también esa intención orientada a la emisión. Por tanto, cuando afirmamos deberíamos
siempre pensar que emitimos energía. Nos volvemos emisores. Somos emisores. Lo mismo
que una emisora de radio, irradiamos energía -sobre nuestro corazón, nuestro ADN y
nuestro cerebro- y ésta alcanzará a todo aquel que esté receptivo a nuestra energía.
Cuanto más clara sea la energía, más fácilmente podrá ser captada. Cuanto mejor sea la
frase de deseo que sale de ti y con la que puedas identificarte, más intensa será la energía
emitida.
Cuanto más perfecto sea tu pensamiento orientado hacia un objetivo, con más seguridad
se realizarán todos tus deseos en tu vida.
Créate un ideal
No sucede nada que no esté precedido por un sueño.
CARL AUGUTS SANDBURG
Las afirmaciones son un medio muy poderoso para mantenernos permanentemente en
resonancia con nuestros deseos. Pero también hay muchas otras posibilidades de emitir la
energía correcta por medio de la fuerza del pensamiento. Lo único esencial es que nos
identifiquemos con el deseo y que nos dediquemos a él y, por tanto, que mantengamos el
campo de resonancia que hemos creado.
El desear es como una máquina de búsqueda cósmica, que busca campos de energía
similares. Y puesto que las características humanas similares siempre se atraen, de esa
manera conseguimos cumplir nuestros deseos. Por otra parte, también cambiamos nosotros
al ocuparnos de nuestro deseo y crecemos cada vez más por nuestra disposición a ser
receptores de nuestro deseo.
Cuanto más tiempo e intensidad pongamos en nuestro deseo, más intensa y persistente
será la energía que emitamos hacia afuera y que enviemos a nuestro subconsciente. Quizá
esto parezca trabajoso, pero en verdad para ello no necesitamos ninguna manifestación de
fuerza. Para entrar en resonancia, se puede hacer como un juego. En realidad, es mejor si al
desear estamos completamente relajados. Cuanto más fácil nos resulte tanto mejor será.
Para conseguirlo hay muchas posibilidades. Por ejemplo, podemos crearnos un ideal
totalmente personal, una especie de collage de nuestro deseo. Este método, dicho sea de
paso, es mi preferido. Por lo menos, con este método me pongo fácilmente en resonancia.
-Recorta de periódicos y revistas todo aquello que te gustaría tener en la vida -sea lo que
fuere-.
Todos los cuadros, dibujos o fotos que estén en conexión con tu deseo son apropiados. No
te limites en las cosas que quisieras tener en tu vida. Quizá se trate de un ordenador, una
bicicleta, una casa, un vestido o un coche. Quizá sean varias cosas a la vez. Una vivienda,
unos patines, un bolso, una barca, unas vacaciones, un compañero de ensueño, o dinero.
-Todo lo que te gustaría tener en tu vida, aparece en este cuadro. Montamos un verdadero
collage.
Puedes también incluirme o escribir tu nombre. La elección del tamaño queda en tus manos,
lo esencial es que este cuadro -y sobre todos tus deseos- esté siempre ante tus ojos y que
te ocupes de él. Cada vez que veas lo deseado, tu subconsciente se alegrará por la
expectación. Empiezas admitiendo cada vez más lo que deseas. Te identificas con tus
deseos. Te acercas cada vez más a tus objetivos. Ya no son inalcanzables. Y, de repente,
se presentan. Y tú lo encuentras natural, han formado parte de ti durante tanto tiempo, que
es normal que ahora puedan aparecer en tu vida también de manera física, completamente
real.
-Cuelga este cuadro cerca de ti en tu casa, de manera que puedas estar en contacto con él
cada día.
-Quizá aparezca algo nuevo que añadir, o pintes algunos detalles todavía de manera mucho
más concreta.
-Cuanto más se enfoquen en ello, cuando más te ocupes de ello tu espirítu y tu imaginación,
antes será atraído a tu vida.
-Cuando mayor sea tu expectación, más fuerte será la energía emitida.
-Conéctate con este cuadro: ése es tu futuro maravilloso.
-La fortuna te corresponde.
Naturalmente, hay muchas variantes de ideales:
-Por ejemplo, te puedes dibujar a ti mismo en el medio y escribir alrededor de tu imagen
cualidades claramente positivas. También es divertido poner frases en un globito como en
los cómics. Escribe todos tus objetivos y fantasías. Puedes anotar todos tus talentos
evidentes, pero también tus talentos ocultos.
-Es especialmente impresionante y sorprendente ver cuánto podemos y cuántas cualidades
positivas tenemos a disposición. Quizá seamos buenos organizadores o quizá seamos muy
comunicativos.
Quizá queramos ser independientes o en general volver a acceder a la vida profesional.
Pinta o escribe todo esto en tu collage, lo que te interesa y lo que quieras realizar.
Todavía existe una posibilidad muy sencilla y efectiva de crear nuestro campo de
resonancia.
Cuanto más alta sea la vibración en nuestro campo de resonancia, más clara y positiva será
la energía emitida. Cuanto más alta sea la vibración, menor será la posibilidad de que se
instaure la duda, la tristeza o la desesperanza.
El modo más rápido de construir un campo de resonancia perfecto es: ¡Ensálzate a ti mismo!
Y esto no siempre es tan fácil como parece a primera vista.
En condiciones normales mantenemos ocultos nuestros méritos. A fin de cuentas, esto es lo
que se nos ha enseñado. A la mayor parte de nosotros probablemente siempre se nos dijo
que la autoalabanza envilecía. Muchos fuimos aleccionados desde la más tierna infancia con
refranes del tipo: “No hay que alabar el día antes de que se acabe”, “Si al ratón le va
demasiado bien, por la noche lo caza el gato”, “Cuando al asno le va muy bien va a bailar
sobre el hielo”, o: “La alegría desbordante raramente acaba bien”. Estos y muchos otros
“consejos” fueron las columnas de nuestra educación. Seguramente, todos conocemos
incontables frases del mismo tipo que limitaron nuestra alegría y sirvieron para mantenernos
bajo control.
En algún momento empezamos a adoptar estas normas como nuestra propia verdad y a
autolimitarnos. Esta conducta se volvió tan normal que llegamos a aplicar la norma también
a los demás. Cuando alguien se muestra increíblemente orgulloso de sus logros, o muestra
sin reserva su alegría por ello, no es raro que utilicemos las mismas frases que tuvimos que
escuchar en el pasado.
No hay que sorprenderse, ya que fuimos educados para la autocrítica. Si nos sentíamos
orgullosos por nuestros logros, a menudo tuvimos que escuchar que no habíamos de
fanfarronear, no habíamos de ser arrogantes ni volvernos jactanciosos.
Por ello, no estamos acostumbrados a alabarnos.
Hemos perfeccionado de tal manera la mirada crítica hacia nosotros mismos
que ya no podemos creer que los demás nos alaban.
Por ello, ya no conseguimos estar orgullosos de nosotros mismos y rechazamos cualquier
reconocimiento que nos llegue de los demás. ¿Qué significa esto, qué campo de resonancia
llega a construir este modo de pensar y actuar? ¿Crees que de esta manera se atraen cosas
a nuestra vida, de las cuales podamos estar orgullosos? Más bien no. Por ello es hora de
dejar de lado esta actitud autonegadora -por lo menos cuando nos gustaría poder hallar en
lo sucesivo atención y reconocimiento en nuestra vida.
Cuán profundamente esta conducta negadora está arraigada en nosotros se hace patente
en mis seminarios. Cuando les pido a los participantes que se reúnan en grupos de cuatro, y
luego que expliquen a los demás durante un minuto qué hay en ellos mismos de
extraordinario y amable, la mayor parte de las veces sucede lo mismo: en el primer segundo
la persona está horrorizada. No me sorprende. Sabemos mucho acerca de todo lo que es
malo en nosotros, de todo lo que es temible, y sobre ello podemos hablar mucho rato y con
mucho detalle.
Todo un día, si se tercia. Pero el tener que informar de lo que es tan increíble, tan
extraordinario de nosotros mismos, por lo general se nos hace muy difícil.
En cuanto el primer susto ha pasado, la mayor parte de la gente empieza a reir. En este
caso, la risa es una manera elegante de rechazarlo. Cuando nos reímos de algo, no es
necesario que nos impliquemos realmente en ello.
Después de que la risa se ha calmado, la mayor parte de los alumno empiezan el ejercicio
con cierta inseguridad. Muchos están manifiestamente vacilantes. En efecto, no es tan fácil
poner de relieva las propias preferencias y comunicarlas a los demás. Pero al cabo de un
momento se observa en la sala una increíble animación. Y después de ese primer minuto
muchos ya no quieren parar. La energía es tan alta que a veces me resulta difícil conseguir
que vuelva a haber tranquilidad en la sala.
Después los participantes se cambian los puestos. Ahora el siguiente le cuenta a los otros
qué es tan maravilloso para él.
Con cada intercambio aumenta el ambiente de euforia. Al final se muestra todos tan
revoltosos que siguen riendo, se ponen de acuerdo los unos con los otros y muestran rostros
radiantes.
¿Qué ha sucedido? En realidad, sólo nos hemos contado los unos a los otros, durante un
minuto, lo que encontramos de bueno en nosotros mismos. Nada más. ¿De dónde viene,
pues, toda esa euforia? Es muy sencillo: la llevamos dentro de nosotros. Siempre ha estado
allí, pero la habíamos olvidado. Incluso en ocasiones hemos llegado a ocultárnosla a
nosotros mismos. No ha sido pocas las veces que la hemos reprimido de manera
absolutamente consciente.
Si dejamos libre esta maravillosa energía, nos sentiremos llenos de fuerza como nunca. Esta
energía cuando es liberada se desborda. Entonces, uno se siente de primera al podernos
mostrar como realmente somos.
Cuando queremos crear un campo de resonancia lleno de atención y reconocimiento, se
puede muy bien hacer el mismo ejercicio estando solos.
-Escribe en una hoja de papel, o, incluso mejor, en una libreta todo aquello de lo cual estás
en secreto orgulloso.
-Recuerda: hay tantas cosas que te han salido bien.
-Pon en evidencia todas tus perfecciones.
-Y luego reflexiona una vez más sobre el tema. ¿De qué cosas podrías estar orgulloso si te
atrevieras?
-Inspira y espira profundamente. Lee tu lista despacio.
-Percibe dentro de ti cómo se siente.
-Percibe la fuerza que hay dentro de ti. Percibe tu orgullo indomable. Siente el placer que
produce el estar orgulloso de uno mismo. Es maravilloso haber logrado tanto.
-Completa esa lista tan a menudo como quieras. Llévala contigo a todas partes. Y siempre
que te acuerdes de algo, añadelo. Cuanto más te ocupes de ello, más irás recordando.
Te sorprenderá ver cuánto has conseguido hasta ahora en tu vida. Cuanto más recuerdes,
mejor.
Pues todos estos conocimientos son tu potencial actual y del futuro. Eres capaz de todo,
también hoy. Quizá simplemente lo has olvidado, te has separado de esa energía de manera
inconsciente,
pero cuando nos separamos de ella, ya no está a nuestra disposición. Conéctate, pues, otra
vez con esta energía, es muy sencillo. En el momento en que te acuerdas, en el
momento en que percibes la maravillosa sensación de entonces, en el momento en que
ayudas a aparecer las imágenes de entonces, vuelves a estar conectado con todo el
potencial de tus capacidades.
-Conéctate con tus éxitos pasados.
-Puedes volver a evocar inmediatamente ese potencial ante ti. Lo haces mientras empiezas
a alabarte por ello: “Ése soy yo. Lo puedo todo. Estoy capacitado para ello”.
-La energía se volverá sensiblemente más fuerte si lo repites en voz alta -preferentemente
ante el espejo.
Si nosotros no nos prestamos atención, nadie más lo hará.
Para el ejercicio descrito hay una progresión. Yo la practico muy a menudo en mis
seminarios.
La progresión consiste en decirle a algún otro qué es lo que encontramos de tan
extraordinariamente increíble en él. Le confirmamos a nuestro interlocutor por qué nos gusta,
qué encontramos de simpático y qué hemos descubierto de positivo en él. Aunque casi no
nos conozcamos, hay cosas en la otra persona que sentimos positivas.
Este ejercicio produce una cosa sorprendente: después de un breve momento se empiezan
a ver rostros radiantes y caras sonrientes. Muchos se abrazan por gratitud. De repente, se
han acercado entre sí y, finalmente, se han acercado a ellos mismos.
La proximidad crea una fuerte vivacidad y euforia.
En estos momentos nos acercamos tanto a nosotros mismos que nos sentimos felices. En
un plazo de pocos minutos, nuestro ángulo visual ha cambiado completamente.
Necesitamos sólo un minuto para percibir la proximidad de personas completamente
desconocidas. En un minuto hemos elevado el nivel de vibración de nuestro campo de
resonancia.
Si bien aparentemente hemos orientado nuestro ángulo visual hacia afuera, nuestro propio
campo de resonancia se ha ampliado. ¿Cómo ha sucedido esto?
No podemos ver en los demás que lo que resuena con nosotros mismos. En el mismo
segundo en el que queremos descubrir las cualidades positivas de otra persona y nos
concentramos en ello, encontramos que esas cualidades están energéticamente también en
nosotros y las despertamos. Cuando alabamos a los demás, nos elevamos también hacia el
plano de vibración de la alabanza.
No es otra cosa, ya que no podemos ver en los demás nada que no esté presente en
nosotros mismos. Sólo podemos reconocer en el otro aquello que resuena con nuestra
propia vibración.
Cuando reconocemos en los otros el potencial divino, no hacemos otra cosa que
vernos a nosotros mismos.
Si quieres elevar tu propia frecuencia vibratoria, enfoca tu mirada en lo maravilloso de tu
vecino. Piensa siempre en esto: se trata de la abundancia. Si nos hallamos en la abundancia
-y al principio será sólo de pensamiento-, creamos un campo de resonancia de abundancia.
Las características humanas similares se atraen. La energía emitida busca la energía que
vibra de igual manera, en este caso un campo de abundancia.
Si quieres vivir en la abundancia, sitúate allí en tu pensamiento, para que reconozcas tu
propia abundancia.
No te exijas demasiado
Lo que se halla delante de nosotros y lo que se halla detrás no es nada en comparación
concentración con lo que se halla dentro de nosotros.
Y cuando sacamos al mundo lo que hay dentro de nosotros, suceden los milagros.
HENRY DAVID THOREAU
Inicia tu “nueva vida” con prudencia y con una paciencia amorosa, para qu no te agotes del
todo; avanza un paso tras otro en la modificación prevista.
Empieza en primer lugar con los propósitos que se te hagan más fáciles, porque así
conseguirás coraje para llevar a cabo los proyectos de mayor envergadura. Nunca pierdas
de vista tus metas, pero tampoco te sientas obligado a atacar en el lugar. Si mantienes tus
propósitos futuros firmes y vivos en tu mente, no deberás forzar nada, sino que de manera
divertida se presentarán nuevas posibilidades, se abrirán puertas, o aparecerán personas a
tu lado, que te serán de ayuda en tu propósito. Si estamos en resonancia con nuestros
deseos, encontraremos también soluciones y ponderaremos nuevos pasos, pero todo nos
será esencialmente más fácil. Quien cree que ha de cambiarlo todo de una vez, puede
exigirse demasiado, mientras todavía no ha crecido con sus deseos y no puede sostener de
manera consciente los campos de resonancia transformados. Naturalmente, podemos
conseguirlo todo y atraer todo a nuestra vida. Pero no siempre la meta anhelada nos
aportará también felicidad. A veces no seremos justos con nuestras propias exigencias;
el sentimiento de mediocridad, o el sentimiento de no ser amados, impide la verdadera
felicidad. Si, por el contrario, avanzamos paso a paso creceremos junto con nuestra obra.
Nos desarrollamos más y a mundo alcanzamos los resultados más deprisa de lo previsto
con nuestras modificaciones dirigidas en el camino, que hasta ahora nos habían parecido
imposibles. Pero sobre todo somos felices. Somos felices en el camino, y somos también
felices en la meta. Encontramos en la meta nuevos proyectos mientras nos hemos seguido
desarrollando y para la continuación del camino descubrimos nuevas, interesantes y más
grandes visiones.
Nosotros estaremos siempre en movimiento. Lo único seguro en nuestra vida es el cambio.
Pero podemos influir y dirigir las modificaciones en nuestra vida; es como ir en coche: a fin
de cuentas conducir produce alegría, no sólo llegar al destino. Si no fuera así, sufriríamos
durante todo el trayecto.
Pero si ya tenemos alegría cuando estamos en camino, y nos sentimos seguros al timón de
nuestra vida, entonces podemos orientar nuestra vida de manera consciente en cualquier
dirección que deseemos.
-Para que tengas claro lo que quieres modificar o desarrollar en tu vida, es muy útil anotar
todas las cosas o actividades que te gustaría realizar.
-”¡Piensa en grande!” No te limites, no importa lo “difíciles” o “imposibles” que puedan ser los
cambios deseados para tu vida.
-Anota todo, de manera tan detallada y precisa como te sea posible, y con tanta precisión
que tengas una imagen interior dentro de ti.
-Sé muy exigente en tu vida.
-Piensa por ciclos: ¿dónde quieres estar dentro de diez años?. ¿dentro de veinte? Regálate
la mejor visión de ti mismo que puedas representarte.
-Los campos de resonancia que se mantienen durante mucho tiempo desarrollan una fuerza
enorme.
¡Piensa en sus efectos a largo plazo!
SE FELIZ