Folletos Tomo 1
Folletos Tomo 1
Folletos Tomo 1
5 100
Folletos Lenguaraces
Vicente Rossi
fervores y controversias. Autores como Jorge Luis Borges
admiraron su estilo, su prosa pendenciera y sus frecuentes
iluminaciones. De hecho, los Folletos Lenguaraces influyeron
directamente sobre el Borges más criollista, el de los años
de Luna de enfrente o El idioma de los argentinos, que adoptó
muchas de las manías lingüísticas de Rossi y su actitud
frontal frente a la discusión.
Rossi era un “lengua larga” de profesión. Disfrutaba de la VICENTE ROSSI nació en Santa Lucía
polémica y por ello pasó dieciocho años imprimiendo y (Canelones, Uruguay) el 23 de marzo de
distribuyendo gratuitamente estos cuadernillos. Su escri- 1871. Se formó como periodista en medios
tura lúcida, camorrera y excéntrica solo respetaba las reglas montevideanos. En 1898 se instaló en la
gramaticales que él había creado ex profeso para sí mismo. provincia de Córdoba, donde fundó su
Estos folletos fueron el colofón de sus precipitadas teorías famosa Imprenta Argentina, a través de la
lingüísticas y literarias, donde la idiosincrasia rioplatense cual dio a conocer gran parte de sus escritos.
entró en batalla arrabalera con las normas de la Real Entre 1901 y 1904, colaboró en el diario
Academia Española. Y otro tanto ocurrió con el poema montevideano El Fogón con los bocetos
El gaucho Martín Fierro de José Hernández, que la intelectua- gauchescos Chala y Margo. Como periodista y
lidad argentina encabezada por Leopoldo Lugones había cuentista colaboró en importantes revistas
exaltado como nuestra obra magna. A través de un análisis de la época. Los libros Teatro nacional
minucioso y demoledor, Vicente Rossi, a contracorriente de rioplatense (1910), El gaucho. Su orijen y
todo, lo tildó de teatral, lacrimógeno y circense. evolución (1921) y Cosas de negros (1926) dan
Inéditos desde la autoedición que distribuyó el propio autor cuenta de sus investigaciones. Fue también
entre 1927 y 1945, los Folletos Lenguaraces son una cita ineludi- autor de dos dramas criollos que llegaron a
ble y, a la vez, inhallable para los lectores del criollismo argen- estrenarse, La vida es cuento y Cambio de firma,
tino. Esta edición de la Biblioteca Nacional recupera en dos y de dos volúmenes de cuentos: Cardos —que
tomos la obra completa, impresa originalmente en treinta reunió su narrativa campera— de 1905 y
y un folletos. Casos policiales de William Wilson publicado
en 1912 bajo seudónimo.
Folletos
A partir de 1927, Vicente Rossi comenzó su
cruzada criolla contra las reglas impuestas
Lenguaraces
por la RAE en el vocabulario argentino. Esta
tomo i
obsesión lo acompañó toda su vida.
1927-1936 Falleció en Córdoba el 23 de noviembre de
1945, mientras su último folleto lenguaraz
Vicente Rossi aguardaba en imprenta, ya encuadernado,
para ser distribuido gratuitamente en
tomo i librerías.
1927-1936
Folletos
Lenguaraces
Folletos
Lenguaraces
Vicente Rossi
tomo i
1927-1936
Rossi, Vicente
Folletos Lenguaraces : 1927-1936 / Vicente Rossi ; prólogo
de Fernando Alfón. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires :
Biblioteca Nacional, 2023.
v. 1, 464 p. ; 23 x 15 cm.
IMPRESO EN ARGENTINA
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
Índice
Tomo I
1927-1936
Notas a la edición. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Tomo II
1936-1945
9
10 | Fernando Alfón
Folletos Lenguaraces
el habla del Río de la Plata o mal definida. Rossi fustiga contra la filología
hispánica, pero no explicita el modo en que él la superaría. Incurre, así, en
una suerte de filología personal, que deja al lector ante un acto de fe: creer
o reventar. Hace bromas —algunas hasta buenas—, pero el sainete general
que emana de su prosa no termina de congeniar con el rigor que demanda la
ciencia que lleva entre las manos.
El quinto folleto, bajo el seudónimo de Almanzor Medina, expresó toda
su doctrina, que formuló a modo de introducción a las evidencias. Señaló que
la idea de que en Argentina se habla mal es una especie de extorsión para que
se hable una lengua extranjera, el español: “no tienen presente que hablando
mal se han formado todos los lenguajes humanos; que es inevitable hablar
mal para llegar a hablar bien creando un idioma propio”.4 Luego buscó refu-
tar la tesis de Ricardo Rojas; es decir, el absoluto dominio del español en la
América hispana. La crítica la extendió a todos los académicos correspondien-
tes, cargo que dijo provenir de pleitesía y vasallaje. “Nos consta que a estos
académicos, los de la Real, en privado y para moverse a risa, le quitan la n:
académicos de la legua”.5
A partir del sexto folleto, y hasta el décimo, enlistó las evidencias de su
idioma nacional rioplatense. Aquí debió de toparse con la siguiente dificul-
tad. El Río de la Plata es una región geográfica, pero no es una nación: in-
volucra a dos naciones distintas. También es una región lingüística, pero no
afecta la totalidad de una de las naciones que alcanza. ¿Cómo hacer encajar
en este concepto de Río de la Plata, entonces, el principio de que a cada na-
ción le corresponde un idioma? Rossi quizá no lo supo, entonces incurrió
en la picardía de no definir jamás el ámbito geográfico de su objeto, al que
le bastó con poner: “(argentino-uruguayo)”. El paréntesis aclara, por todo lo
que empaña. Si el idioma nacional llegaba a toda la nación, ¿por qué llamarlo
del Río de la Plata? No debemos olvidar que Rossi era un canario emigrado a
Córdoba, donde se aclimató y desde donde imprimió toda su obra, en cuyo
pie de imprenta nunca dejó de poner: Río de la Plata. Ignoro el caso que un
cordobés le habrá hecho a aquella prédica porteña, pero es dable imaginar el
asombro que le debe haber causado.
El concepto de lo rioplatense, que es acertado para imaginar condiciones
dialectales, conspira contra la idea de superponer nación y lengua. He aquí,
entonces, los tres conceptos que articuló Rossi: nación, región y lengua, aun-
que confundidos de un modo irresoluble y de a ratos abrazados a un cuarto
concepto, el de raza, que entonces se creía que fusionaba rasgos físicos y cul-
turales. Rossi profesó que, donde se daba uno, había que prever la presencia
de los otros tres. De modo que, a partir de este folleto, completamos la gama
de problemas que malogran su doctrina. Muchos de ellos, como ya dijimos,
heredados del libro de Abeille, al que ahora vuelve para recordarnos que fue
“el primer y único trabajo serio, de alto valor científico, desarrollado con pro-
fundos conocimientos en la tan compleja ciencia lingüística, y con clara per-
cepción del alma nacional”.6
Es curioso que Rossi desapruebe la dirección de un español al frente del
Instituto de Filología porteño, al tiempo que se abraza a la doctrina filológica
de un francés. Es una suerte que sus lectores no hayamos incurrido en ese
tipo de inhabilitaciones de cuna, que hubiera rechazado la osadía de que un
uruguayo se adentre en nuestro territorio nacional con pretensiones de ense-
ñar a los argentinos el modo en que debemos emancipar nuestra lengua. La
parcialidad de los análisis de Rossi —agigantada con el carnaval de números
y porcentajes— no radica en que haya sido oriundo de Canelones. No impor-
ta, siquiera, que su porteñismo haya sido cañoneado desde Córdoba.
Para evidenciar que el idioma hablado en el Río de la Plata no tenía nada
que ver con el español hablado en España, Rossi creyó “haber dado con la
única forma infalible e irrebatible”: seleccionaba voces al azar del Diccionario
real y las impugnaba, ya por mal definidas, ya por ausentes en nuestros pagos.
Pero si el Diccionario no servía para nada, ¿por qué serviría como prueba del
divorcio entre Madrid y el Plata? Al despreciar la lengua española, entonces,
¿a quién despreciaba?
Hacia 1925, el Instituto de Filología publicó una edición de Martín Fie-
rro comentada y anotada por el hispanista Eleuterio Tiscornia, quien tendió
a españolizar el origen léxico de todo el poema. Rossi lo descubrió unos años
más tarde y consagró algunos de sus folletos —los que van del 14 al 22— a
un Desagravio al lenguaje de “Martín Fierro”. No podemos hablar de una re-
futación, pues donde Tiscornia pecaba de castizo, Rossi creyó mejor pecar de
indigenista. Los restantes folletos están alcanzados por lo que comentamos
hasta ahora.
La cuestión ortográfica
Arte de injuriar
Referencias bibliográficas
Abeille, Luciano, Idioma nacional de los argentinos, con una introducción del
Dr. Louis Duvau, París, Libraire Èmile Bouillon, 1900.
Becco, Horacio Jorge, “Estudio preliminar” a Cosas de negros, de Vicente
Rossi, colección El Pasado Argentino, dirigida por Gregorio Weinberg,
Buenos Aires, Librería Hachette, 1958.
Borges, Jorge Luis, “Vicente Rossi: Cosas de negros”, revista Valoraciones,
tomo IV, nro. 10, agosto de 1926.
——— “Idioma nacional rioplatense, por Vicente Rossi (Folletos Lenguaraces
6)”, Síntesis, año 2, nro. 18, noviembre de 1928, p. 361.
———Evaristo Carriego, Buenos Aires, M. Gleizer, 1930.
———“Vicente Rossi. Desagravio al lenguaje de Martín Fierro”, Crítica. Re-
vista Multicolor de los Sábados, año 1, nro. 11, 21 de octubre de 1933.
———El matrero, Buenos Aires, Edicom, 1970.
Borges, Jorge Luis y Bullrich, Silvina, El compadrito. Su destino, sus barrios, su
música, Buenos Aires, Emecé, 1945.
Grossmann, Rudolf, Das ausländische Sprachgut im Spanischen des Río de
la Plata. Ein Beitrag zum Problem der argentinischen Nationalsprache,
Hamburgo, Seminar für romanische Sprachen und Kultur, 1926.
Rest, Jaime, “Vicente Rossi y los orígenes del tango”, Sur, año X, nro. 258,
mayo y junio de 1958, pp. 79-85.
Rossi, Vicente, Teatro nacional rioplatense. Contribución a su análisis y a su
historia, Córdoba, Imprenta Argentina, 1910.
——— Cosas de negros. Los orígenes del tango y otros aportes al folclore riopla-
tense. Rectificaciones históricas, Córdoba, Imprenta Argentina, 1926.
———[con el seudónimo de Almanzor Medina], Folletos Lenguaraces 5. Las
falsas papilas de “la lengua”, Córdoba, Imprenta Argentina, 1928.
———Folletos Lenguaraces 6. Idioma nacional rioplatense (arjentino-urugua-
yo). Primera evidencia, Córdoba, Imprenta Argentina, 1928.
——— Folletos Lenguaraces 23. Filolojía y filolorjía. Confabulación antiarjen-
tinista, Córdoba, Imprenta Argentina, 1939.
Bibliografía de Vicente Rossi1
Libros
1. Esta bibliografía transcribe y amplía el trabajo de Horacio Jorge Becco para el estudio intro-
ductorio del libro Cosas de negros de Vicente Rossi (Buenos Aires, Librería Hachette, 1958).
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18 |
Ensayos y artículos
Teatro
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Nros. 1 a 18
- FOLLETOS LENGUARACES -
====================================
VICENTE ROSSI
ETIMOLOJIOMANÍA
SOBRE EL VOCABLO
«GÁUCHO»
RÍO DE LA PLATA
1927
***
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1. Es nuestro asesor en jitanería el Sr. Pabanó, hispano, autor de la «Historia de los jitanos, su
orijen, costumbres, idioma, etc.». Pabanó vivió mas de 30 años en contacto con esa tribu, por
lo que puede concederse amplio crédito a su publicacion, pues es fama que el jitano, nunca,
por ningun precio, dió a nadie directamente informes sobre su raza.
2. Es muy reciente la introduccion en nuestro malevaje de otras voces del «caló», como
«afanar» y «choro», debido a la invasion que ha sufrido el Plata de profesionales de la
30 | Vicente Rossi
3. Nuestros gratuitos castellanizantes no tienen en cuenta tan sujerente hecho, cuando nos
hacen la ironía de suponer al lunfardo «idioma nacional».
32 | Vicente Rossi
en pocas horas, dando por cierto todo lo que al ensayista se le haya ocurrido, preparándo-
le injenuamente el negocio editorial que se trama con esa indudable treta de historia «pour
l’exportation».
Si este simultaneo descubrimiento y destruccion de la leyenda de Colon lo firmara uno de
nuestros profesores o publicistas de historia, bien documentado, todos se reirían de «las maca-
nas del loco Fulano», aventura de imajinativa para hacerse «el interesante» y ajenciarse notas
encomiásticas y títulos honoríficos de academias iberas.
34 | Vicente Rossi
RECTIFICACIONES Y AMPLIACIONES
A UNAS
NOTAS LEXICOGRÁFICAS
DEL «BOLETIN DEL INSTITUTO DE FILOLOJIA»
DE LA FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS
DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
RÍO DE LA PLATA
1927
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1. «Pusieron los ojos a traves de Rincon y Cortado, a modo que los «extrañaban» y no cono-
cían», dice Cervantes en «Rinconete y Cortadillo».
«No hagas, amiga, por Dios, que de tu enojo me «extrañe»; Rojas en «Sin honra no hay
amistad».
«Sin duda te «extrañas mi intempestiva visita»; Nuñez de Arce en «Quien debe paga».
Folletos Lenguaraces, número 2 | 37
2. Llaman en Hispania «indianos» a los nativos que han ido a América y vuelven con fortuna.
Son ellos los que llevan a ese pais costumbres y lenguaje del lugar americano en que han vivi-
do, de lo que hacen frecuente alarde para asombrar a sus compatriotas y dar mas interes a su
admirada condicion de «indianos». Ellos han sido quienes enseñaron y fijaron allá vocablos,
frases y acepciones americanas que el léxico de los castellanos aprovecha para sus progresos...
editoriales, y luego nuestros rutinarios lingüistas aseguran que proceden de Hispania y que
son clásicos o castizos.
«Indiano» deriva de «Indias». Tambien suelen llamarlo «tio de Indias» y «tio de Amé-
rica». «Tio» es alusion bozal africano-americana, que los «indianos» arraigaron en su
península.
38 | Vicente Rossi
MALEVO
Uno de los vocablos que la Nota anterior siente no nos haya apadrinado
el diccionario real y académico, es «malevo», que ha chasqueado a todos
los que con él se han metido, pues por su orijen es con «b larga» (malebo);
el cambio de letra ha dado motivo a las disquisiciones etimolójicas que el
lector verá.
El primero que resolvió indagarle antecedentes, recurrió, fatalmente, al
citado léxico, y a falta de lo que buscaba se conformó con el siempre tenta-
dor espejismo alfabético, evitándose deducciones semánticas, morfolójicas y
de sentido comun, y vió en «malevo» el apócope3 de «malévolo», y esto
repitieron despues todos los que posteriormente se han ocupado de esa voz.
Pues bien: «malévolo» en acepcion castellana es «inclinado a hacer
mal», y en rioplatense «mal intencionado y mal hablado», por que entre
nosotros «malevolencia» es maldad habladora, difamacion, por eso «malé-
volo» es un sujeto de mala lengua, mientras «malevo» es de malos hechos,
sujeto de avería; son pues acepciones muy diferentes.
El léxico castellano ofrece a la sospecha etimolójica dos vocablos mas
apróposito: «malvado» y «maleante», que han podido ser invocados con
mejor éxito, pero el espejismo alfabético ha sido decisivo, el Sr. Tiscornia lo
demuestra, por cuenta propia y ajena, en su filolójica sobre «Martin Fierro»,
expresando claramente: «MALEVO-MALÉVOLO»:
La Nota misma desconfía: «Decir que «malevo» deriva de «malévo-
lo», con ser acertado, es explicacion a todas luces insuficiente...» pero no se
aparta de esa version.
Tampoco «malvado» ni «maleante» tienen en su acepcion castellana la
de «malevo»; son sinónimos; y el verbo «malear» en ese idioma es «echar
a perder una cosa, pervertir a un compañero», y en rioplatense es delinquir
robando o asesinando, así como «malevo» es criminal activo, de hechos, no
de palabras. Siempre acepciones en polos opuestos.
3. El léxico castellano cree que «apócope» es sustantivo femenino como su sinónimo «apó-
copa». En el Plata es masculino o neutro, segun los casos.
Folletos Lenguaraces, número 2 | 39
4. «Bandido, persona sin corazon, capaz de todas las maldades», anotan los filólogos brasile-
ros Teschauer y Callage.
40 | Vicente Rossi
de donde suponíamos fuera orijinario, antes de investigar, por ser donde mas ha
sonado. Y no tenemos noticias de que en otras partes de nuestro continente se
haya usado ese vocablo, lo que contribuye a asegurar que viene del bozal africano,
por su semántica, por las rejiones en que existe con idéntico significado, y porque
así se explica que Hidalgo lo haya empleado a principios del pasado siglo.
La Nota ha sospechado, sin darse cuenta, el orijen del vocablo, cuando
le aplicó procedencia campera; el olvido absoluto del bozal africano y de su
contribucion idiomática en América, desvió la sospecha hacia el inevitable
seudo «lenguaje típico gauchesco».
Como anunciamos al principio, el verdadero vocablo sería «malebo»,
pero por gramaticalismo lo han escrito con «v corta» y eso ha producirlo la
confusion con «malévolo».
CONTROL
5. El vocablo inglés «control» tiene en ese idioma las siguientes acepciones como sustantivo:
mando, dominio, gobierno, réjimen, direccion, manejo; inspeccion, intervencion; sujecion,
freno; contrarrejistro, regulador.
Y como verbo activo: dominar, dirijir, gobernar, superentender, tener a raya; intervenir; repri-
mir, restrinjir; ejercer mayoría, interes predominante (Appleton’s New Dictionary).
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PROPICIAR — Favorecer
6. Cálculese por las etimolojías y acepciones de las Notas de este folleto. Todo el castellano del Plata
(y lójicamente de América) es por ese estilo: renovacion evidente y amplia, inevitable y culta. Los
Folletos Lenguaraces demostrarán poco a poco la existencia del idioma Nacional Rioplatense, que
Folletos Lenguaraces, número 2 | 43
ceversa de las nuestra; ¿por que hablamos mal? ese es el atrevido sonsonete,
que racionalmente nadie nos probaría, por el contrario, se evidenciaría que
hablamos mejor.
No pretendemos hablar el idioma de los castellanos, y, naturalmente,
«hablamos mal» para los que pretenden que lo hablemos. Nuestro intelijen-
te y travieso pueblo ha conseguido correrlo con sus propios vocablos, en tal
forma que a la mas simple definicion nos resulta probado que es el dómine
greco-latino-arábigo quien habla mal y entiende peor.
Dice el jenófobo dómine que «propiciar» es «ablandar, aplacar la ira de
alguno» para inclinarlo hacia nosotros, lo que, desde luego, es rogar, pedir
favor; dice que «propiciacion» es «la accion agradable a Dios, con que se
le mueve a piedad y misericordia», y esto tambien es rogar y pedir favor, y
como en nuestro léxico todo eso es a la inversa, el desacuerdo resulta evidente.
Del latin heredó el castellano el vocablo, y estos pueblos del Plata, sobe-
ranos indiferentes de todo orijen, como corresponde a su espíritu nuevo y a
su injeniosidad, lo han hecho suyo sometiéndolo a correctas equivalencias:
favorecer, ayudar, cooperar, prestijiar, influir, encabezar, etc.
NOTAS LEXICOGRÁFICAS
DEL «BOLETIN DEL INSTITUTO DE FILOLOJIA»
DE LA FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS
DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
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1. Nos parece oir objetar a nuestros antinacionalistas que, precisamente, eso es una prueba
indiscutible de la «influencia» y «riqueza» del idioma de los castellanos, viejos clichés con
que nos sacuden amenudo. Desde sus mas rancios clásicos hasta nuestros dias, todos los escri-
tores castellanos han usado, invariables, aplastantes, las mismas expresiones, refranes, dichos,
sentencias, moralejas, etc., sin aumentar una mas, sin ninguna innovacion; nuestros cultores
de literatura nativa y popular, nuestros prosadores y verseros del pueblo, ofrecen abundante
riqueza de frases y modismos propios, nuevos y renovados, siempre oportunos e injeniosos;
tratan, instintivamente, de eludir lo muy usado y lo que no tenga sabor o antecedente nativo.
Folletos Lenguaraces, número 3 | 47
«Un nudo se cierra y aprieta cada vez que se tira de las puntas»,2 lo que
le hace suponer que «al ñudo» procede de esa inocentada real y académi-
ca, y tan curiosa suposicion la refuerza recordando que los clásicos citan el
«ñudo» (nó «al ñudo»).
Aprovecha el comentador la coyuntura para decirnos: «La voz ocurre a
menudo en la lengua de los escritores clásicos... sigue viviendo en los dialec-
tos españoles y en el castellano vulgar de América... Los gáuchos la emplea-
ban en su modo peculiar: al ñudo»...
La referencia es a la voz «ñudo» y no a la expresion rioplatense «al
ñudo». La costumbre de buscarle ascendencia extraña a nuestros vocablos,
hace divagar a este comentador con los dialectos españoles y el castellano vul-
gar de América, que como el lenguaje gauchesco son rutinas en el decir de
nuestros filólogos, citando cosas que no existen ni han existido.
Cuervo se entrega a una fatigosa gimnasia filolójica, para buscarle causa
castellana a la transformacion de la «ene» en «eñe», lo que podría dispen-
sársele a cualquiera que no fuera él, pues ha debido notar personalmente que
solo el bozal del negro africano ha operado y propagado ese cambio; es el
negro quien creó «ñeblina», «ñublado», «ñato», «ñapa» (yapa), «ño»
(señor), «ña» (señora ), etc. Desde principios del siglo XVII el negro ense-
ñaba en Iberialandia su bozal, sus danzas y cantinelas; «clásicos hacen citas».
El léxico de los castellanos, cuando resolvió editarse, echó mano de todas
las jergas y argots que convivían con su romance en su reducidísimo aduar, y
por eso figuró el bozal del negro que allí aclimató el moro, reforzado luego por
el de América, que enviaba su vocabulario mediante su socio y pariente colono.
SECA
VIDALITA
4. Dice Mossi en su gramática Quichua: «Lla», con amor, o ternura, es muestra de cariño, o
regalo; pero significa: solamente, solo no mas». — Tambien Grimm, en el quichua clásico:
«solo, solitario, solamente».
52 | Vicente Rossi
RANA
«los Madriles», y dice es el que dió motivo a nuestra «rana», y, por lo visto,
en el Plata exclusivamente, pues en ninguna otra parte conocen esa voz, ni la
usan los castellanos; fué entre los matritenses modismo popular transitorio,
desaparecido con su época, y solo quedan citas en algun clásico o viejo croni-
con, de esos en que nuestros lingüistas y folkloristas solucionan sus adivinan-
zas hispano-americanas.
El «rana» rioplatense es moderno, y no es posible acoplarlo a la fábula
ultramarina de un sujeto desconocido y fosil.
ACHATAR
ANGURRIA — Angurriento
MATETE
ARREBAÑAR
Es decir que, un extranjero que por primera vez viene al Plata,5 trae ya
la mision de hacernos nada menos que un léxico criollo-paisano, (gauches-
co le diran nuestros filólogos), y detenta con toda anticipacion la direccion
del Instituto de Filolojía!... ¿Qué pensarán en el exterior, de nuestro pueblo,
de nuestros intelectuales y de nuestros grandes institutos de cultura, si sus
propios «hombres sabios» confiesan con ese acto su incapacidad y la de sus
conciudadanos, e instituyen un «arrebañamiento»?
Esos mismos pastores importados, ignorantes de nuestras cosas, ajenos en
absoluto a nuestra espiritualidad y lejos de las características de nuestra raza,
sin mas afinidades con nosotros que un lenguaje parecido hasta confundirse
a veces, nos dan ejemplo de nacionalismo viniendo a defender e imponer lo
que tienen por propio, como «enviados del Sol» a estas «tierras de Indias».
Los norteamericanos, con el solo aporte de sus nativos y el acrisolado na-
cionalismo de sus intelectuales, han creado, hace tiempo, su diccionario na-
cional, Norteamericano, («American Standart Dictionary»).6
El inglés se conforma muy discretamente, con el colosal honor de servir
de base al lenguaje de aquel gran pueblo, lo que se consigna en su citado léxi-
co;7 ¿porqué el castellano no ha de sentirse igualmente honrado, y se permite
mortificarnos con su anacrónica tutoría, sus incorrectas observaciones, y su
ridículo concepto de que todavía se puede representar en el Rio de la Plata la
pochade histórica del virreinato?
Tambien la intelectualidad brasilera trabaja por su idioma nacional, re-
cojiendo en ediciones progresivas los «miles de vocablos de creacion propia
que no tienen equivalente ni acepciones en portugues», dice un filólogo de
allá. Oliveira Lima, que no está acreditado como nacionalista ni mucho me-
nos, decía en 1922: «Celebramos el centenario del nacimiento de la nacion
Brasilera, y no olvidemos que a una nueva nacionalidad le corresponde no
tan solo una literatura propia, sinó tambien un idioma propio». No faltan
los que prefieren «arrebañarse» al portugues, pero solo conseguirán dura
sancion de su pueblo, en dia no lejano.
SUPUESTA CONTRIBUCION
AL ESTUDIO DEL
ITALIANISMO
EN LA ARJENTINA
RÍO DE LA PLATA
1928
57
58 | Vicente Rossi
INTRODUCCIÓN
1. En este espacio Toro ha puesto «española», brindando oportunidad para que cada ameri-
cano de habla derivada del castellano, lo ocupe con su propia nacionalidad: «chilena», «bo-
liviana», etc., así la afirmacion resultará de exactitud indiscutible.
Folletos Lenguaraces, número 4 | 59
RUTINISMO
2. La letra bastardilla debe emplearse solamente en frases irónicas o de doble sentido, por
consiguiente nos parece que no está bien en este caso.
62 | Vicente Rossi
NOVEAUTES
3. La falta de puntuacion y otros descuidos que se notarán en los párrafos que transcribimos,
son de la Contribucion.
4. Ya en prensa estas pájinas se produce la repeticion de un hecho desagradable que testimonia
lo que afirmamos en ese párrafo.
El ministro de instruccion pública arjentina, Sr. Sagarna, mediante la respectiva comision ase-
sora, adopta para la enseñanza gramáticas castellanas no editadas por la «real academia de la
Lengua», y esto da motivo para que periodistas meridianos o sea de «los madriles», falten el
respeto debido al hombre y al funcionario.
Lo primero que le anotan al ministro es su condicion de ser «hijo de hispano», como si eso obli-
gase a complicidades con los ascendientes o al renunciamiento de los deberes nacionalistas de todo
americano. Olvidan que en América, y mucho mas en el Plata, no todos son «hijos de hispano», y
es hacerles poco favor a los que lo son suponerlos capaces de secundar taimados derrotismos.
Folletos Lenguaraces, número 4 | 63
El italianismo adoptado por los pueblos del Plata proviene casi integra-
mente del jenoves; de los demas idiomas itálicos muy escasos vocablos pue-
den consignarse.
Los libros suelen influir en el estilo literario, espiritualmente, en el fondo
y en la forma, pero no en el léxico, esa es obra social y del pueblo. Lo verdade-
ro influyente es el periodismo, y en el nuestro ha hecho ambiente el mestizo
de italiano.
Los mas notables lingüistas hispanos han declarado repetidas veces, que las mejores gramáticas
castellanas son las de los americanos Bello y Cuervo, pero se nos impone la académica como
acto de sumision.
Esta prédica hispano-americanista tapujada con una confraternidad hipotética, ha fomentado
cierto irritante imperialismo racial e idiomático español sobre una parte de América, y con
especial encono sobre los países del Plata.
Ni el ministro ni sus asesores soñaron con ese jesto nacionalista, obra de la casualidad, que
hace mas injusta la impugnacion meridiana. Respecto a la de casa... no han considerado que es
mas honroso reimprimir el texto real bajo el título de «Gramática Nacional», que caer en aca-
tamientos de pasividad negroafricana. Entre someterse y someter… la eleccion da los hombres.
64 | Vicente Rossi
RECTIFICACIONES
Hasta por ahí no mas con la fonética, pues muchas voces se han hibridisa-
do y otras acriollado. Esos ejemplos no estan bien: «Chapeau» (sombrero),
decimos «shapó», y tambien «chapeau», pronunciando todas las letras;
«capeau» nunca. «Pachá» lo pronunciamos como está escrito o «pashá»;
nunca «pacá», que es la contraccion de «para acá».
«En el interior de la República, en aquellas partes que el elemento criollo
predomina en gran proporción, el italianismo es casi desconocido».
«Todos los vocablos y giros que registramos puede afirmarse que son ex-
clusivamente porteños».
«El italianismo en la Argentina es una forma del vulgarismo; de consi-
guiente es poco estable y local. Si cesara por unos cuantos años la inmi-
gración italiana, veríamos desaparecer buena parte de las voces lunfardas,
y quizá algunas palabras que usamos con harta frecuencia».
En todo el territorio de los paises del Plata circulan los italianismos, por-
que es el criollo quien los propaga y son las metrópolis y litorales arjentinos
y uruguayos los que surten de ellos. Repetimos que el italianismo no provee
al lunfardo sinó el españolismo, puede probarse facilmente. Que los cultiva-
dores de ese argot hagan uso de italianismos y de otras voces, se explica, pues
siendo su famoso lunfardo apenas una clave y no un lenguaje, como los hispa-
nos y antinacionalistas propagan, serían casi mudos si no hablaran otra cosa.
CHIFLADURAS
LUGARES COMUNES
VOCABLOS
magnitud de una cosa o accion, por ser todo la relativo a la Madona (la Vir-
jen), objeto del mas fanático respeto y del mas exajerado encomio entre los
meridionales italianos, de cuyo lenguaje proviene esa expresion. Lo de «en-
carecer» no parece apropiado; en el Plata ese verbo se usa solo en las acep-
ciones 2 y 3 del léxico de «la Lengua», y no son aplicables a «la Madona»,
que el criollo usa en broma para dar interes máximo a la impresion, emocion
o agresion de un suceso o estado: «una paliza de Madona», «un miedo de
la Madona», «un hambre de la Madona», etc. Es voz popular muy usada.
PER BACO (M) — (ital. per Bacco o mejor perbacco). Creemos su uso
incidental.
No es usual entre nosotros.
RAZZIA (M) — (ital. razzia). Vocablo muy usado, pero solamente como
término policial. Se usa en España.
Pronunciamos «rásia». Los moros dejaron esa voz a sus descendientes
hispanos y meridionales itálicos; los primeros lo usan todavia en sus milicias,
pero alterada, dicen «riza»; entre los segundos es muy corriente, y conforme
a su sintaxis la escriben con dos zetas, ellos son entonces los que la han trasmi-
tido a los publicistas hispanos y a nosotros. Se usa en el lenguaje, escrito y en
el hablado culto; no es término policial, pues en rioplatense sería «arriada»
y «batida».
SALUTE (A) — «Salud!» (ital. salute). Término muy usado en las con-
versaciones familiares y a veces dicho con tono festivo.
Exclamacion proverbial en todos los idiomas italianos.
EXPRESIONES
ALTRO QUE (E) — «De ningún modo, muy de otra manera» (ital.
altro che). «¿Conseguiste un ascenso? Altro que [ascenso]»; sacado del len-
guaje hablado: Expresión muy usada, ambiente familiar y vulgar.
Expresión típica jenovesa.
VALE A DECIR (A) — «Es decir» (ital. vale a dire). Hoy se escribe vale
decir, uso bastante generalizado, literario.
De acuerdo.
***
EN RESUMEN:
***
«LA LENGUA»
RÍO DE LA PLATA
1928
79
80 | Vicente Rossi
ninguno de esos alegatos sobre castellano en América se verá jamas una sola
frase que nos favorezca, que nos coloque en el mas elemental concepto de
pueblos libres con algun derecho a algo propio, nativo, nuestro; todo alegato
lingüístico no tiene otro fin que el de obligarnos a conceder que nada hay
nuestro en lenguaje, y si algo hay es malo; que debemos renunciar al nacio-
nalismo en el idioma, acatando tutoría extranjera, por eso nuestro lenguaje
Nacional debe llamarse «el castellano en el Plata». El castellano peninsular
no se aplicó ese sistema en ningún momento de sus transformaciones, so-
brándole lejítimos tutores de las mas diversas castas.
Y antifoneros y monaguillos criollos «se despachan» en la prensa y en el
libro contra nuestro insensato nacionalismo, y desde su madre-patria envían
la sagrada palabra irritados meridianos2 almuédanos trepados al alminar de
«la Lengua».
No existe pues ni la mas lejana intencion de que hablemos bien, sinó le
pretension de que nos sometamos humildemente y renunciemos a todo na-
cionalismo, como si fuera posible detener o burlar las evoluciones y renova-
ciones populares y sociales. Hacen esta vergonzosa propaganda intelectuales
nativos... aunque parezca mentira, y son frutos de ella la orden de la Real, en
estos momentos, a nativos arjentinos, para que le instalen una sucursal en
Buenos Aires, donde representar la burda pantomima de su influencia espiri-
tual y lingüística.
Y vamos al objeto de este folleto: las falsas papilas jeográficas de «la Len-
gua»… Incalculables barbaridades se han dicho y se dicen todavia sobre esa
inventiva, que nos recordó el deber de poner en claro un articulo que en un
rotativo nuestro y a los pocos dias en un libro, vimos usando el viejo cliché
del dominio jeográfico de «la Lengua». Su autor, viejo intelectual, se ha deja-
do llevar por la rutina de repetir versiones que han disimulado su falsedad a
fuerza de trasmitirse de cronista en cronista.
El Brasil tiene 36 millones de habitantes y todos hablan portugues... La
América hispana tiene unos 66 millones y todos hablan español... Cuantas ve-
ces el lector habrá visto esa estadística sin sospechar que es imajinaria. Globos
de jabon.
Algunos globos alcanzan el máximo del estiramiento de su película, y
se desprenden del canuto inflador, pesados, blandiéndose en ondulaciones
esferoidales, amenazando reventar y salpicar la nariz del hinchador: — Un
rotativo nuestro deja decir a uno de sus escribidores que 400 millones de seres
están bajo el dominio de «la Lengua»... Es decir, todas las Américas y media
Europa...! — Un «ilustre restaurador» nacionalista, al fundar e inaugurar el
Instituto de Filolojía en la Universidad de Buenos Aires, para entregarnos
al protectorado lingüístico de Castilla, declara en una curiosa arenga antina-
cionalista, que con «la Lengua» se habían exterminado 200 idiomas autóc-
tonos americanos...! — Estas increibles demostraciones son incontables en
nuestro medio intelectual... Globos de jabon!
Volviendo a la estadística jeográfica hispano-parlante motivo de este folle-
to, que su autor publicó en un rotativo y dias despues en un libro, la resume
en estas lineas finales:
«El español es hablado como lengua nativa por cien millones aproxima-
damente en América, Filipinas e Hispania».
Esas rejiones contienen actualmente unos 80 millones de habitantes, es-
tadisticos, es decir, cantidad inflada en un 20% o mas, y todavia el jeneroso
cronista le regala 20 millones... Globos de jabon!
Veamos las observaciones fundamentales que pueden hacerse a esos des-
orbitados renglones de nuestro millonario cronista:
1a — Estos folletos han dicho repetidas veces que no existe un idioma a
«español» sinó varios, y por lo tanto debe decirse «castellano» cuando de
éste se trate.
2a — No es «la Lengua» idioma nativo en ninguna parte de América;
como se verá en seguida, apenas un 15 por ciento de las poblaciones llamadas
hispanoparlantes hablan un derivado castellano. Nunca lo fué en Filipinas;
allí el idioma nativo y nacional fué siempre el Tagalo. Tampoco «la Len-
gua» es en Hispania idioma nativo, sinó escasamente para un cuarto de su
poblacion.
3a — Cien millones de hispanoparlantes…! Esto merece capítulo aparte.
Globos de jabon!
PINCHANDO GLOBOS
EL CUENTO JEOGRAFICO DE «LA LENGUA»
MANIOBRAS Y DELACIONES
Para que nos resulte mas dulce la tutoría, los antifoneros suelen enumerarnos
las bellezas y proezas de «la Lengua», prodigando de paso algun chiste aleman a
88 | Vicente Rossi
placer; el rotativo nos trasmite la grotesca «real orden» con toda seriedad;
una cláusula es exclusiva para los arjentinos... las otras para los hipanoparlan-
tes americanos. El sistema es el mismo que caracterizó la payasesca época del
virreinato: el entregador jestiona, se expide la «cédula» conforme al feudo, y
no se contenta, se pregona. En Lima, donde el virreinato fué sainete con final
trájico, Leguín acaba de rememorar aquella época, pidiendo a S. M. la Acade-
mia «la merced» de incorporar el vocablo «bolivariano» a su léxico-osario,
para que sus vasallos americanos puedan usarlo sin ser «repudiados». Se su-
pone muy castellanizados a los peruanos porque lo son parte de los limeños:
por eso están en Lima el Sr. Leguía y las cenizas del porquero Pizarro, asesino
del grande y noble Atahualpa.
Otro «órgano» nuestro, criollo, se complace en comunicarnos este
disparate:
«Conforme al dictamen de la Academia española, tratándose de una per-
sona del sexo masculino, no corresponde decir «es un buen modisto»,
sinó a «es un buen modista», porque nombre pertenece al jénero comun
de dos».
Y como no trae comentarios, la noticia es un pregon…!
Este castellanismo ambisexual lo repite entre nosotros el gobierno his-
pano, agraviando a una señora directora de una institucion «nacional» fe-
menina con la «cruz de caballero de la orden del mérito civil», con lo que
hacen su ridículo «la Lengua» y nuestras autoridades, que esperan que un
gobierno extranjero descubra y premie los méritos de la directora de una ins-
titucion «nacional».
Y a otra a «ponencia»:
Sería lo mas práctico para que los latino-americanos hablen «lo que en
ganas les venga», y no dejen de hablar castellano.
El catalan señor Montoliu uno de los favorecidos con la fundacion del
Instituto de Filolojía de la Universidad de Buenos Aires, dio en él una con-
ferencia sobre ese tema, y confesó que «todo pueblo tiene derecho a idioma
propio». El tiempo vivido entre nosotros le había enseñado que eso de «el
castellano en América», en la Arjentina y… entre los sefardíes, eran «histo-
rias para chicos»; pero el conferencista hace acrobacia y esgrima orales, pues
su situacion se ve dificil ante el «ilustre restaurador» eurindio fundador del
instituto, refractario a ese nacionalismo, y ante la cábila académica que lo
escomulgará por propagar ideas revolucionaria entre los vasallos del Plata;
y por quedar bien con los de «aquende» y los de «allende», queda mal
90 | Vicente Rossi
con el sentido comun, por que despues de declarar que todo pueblo debe
independizarse idiomaticamente, que el lenguaje es el alma, que «nación»
es «cultura», etc., etc., nos sale con que nuestro diccionario-breviario debe
ser del «castellano en América», con lo que nos deja dominados, sin cultura,
sin alma y sin nacion, y muy conformes al eurindio y la cábila.
Otra «ponencia»:
Pero como no era posible dejar tan agraviado a este jeneroso pueblo, el señor
Montolin y su consocio en la canonjía del instituto, el asturiano señor Castro,
proyectaron el «diccionario del habla (nó idioma ni lenguaje) popular arjenti-
na». Para su futuro «aderezamiento» inventaron unas papeletas-cuestioniarios
que distribuyeron en algunas poblaciones del pais, enviándolas con este singular
criterio: 5 ajentes en Buenos Aires y 21 en un pueblo de Catamarca llamado San
Isidro, que no figura en los mapas corrientes; tendrá 500 habitantes; en Córdo-
ba un solo ajente, y madrileño; en fin, un «allí queda eso, y el que venga atras
que arree».... y ambos filólogos se largaron para su aduar, despues de honrarnos
tanto, perfectamente convencidos de que «aquí no hay ya nada que hacer; esta
es posesion perdida», como predijo Martinez Campos al retirarse de Cuba.
JERINGATORIOS DE CASTELLANO
CULTURA?
LA INSIGNIFICANTE CIRCULACION
DEL LIBRO CASTELLANO
EN AMÉRICA Y EN HISPANIA
editor americano, por múltiples razones, hasta jeográficas, pues bien, ja-
mas un autor español de primer orden ha conocido tirajes como los del
arjentino Hugo Wast»… y Darío, Rodó, Nervo, etc.
Hay que repetir.
La circulacion del libro castellano en América y en Hispania, está per-
fectamente de acuerdo con el porcentaje de parlantes que «la Lengua» y su
derivado tienen en esas rejiones, y todavia puede considerarse excesiva.
El vasco Pio Baroja, por esas sorpresas en su negocio de novelas, (cuyos
tirajes coinciden con los revelados por Fombona, segun propia declaracion
del vasco publicada en un diario de Buenos Aires) y por otras cosas que no
comprende, ha llamado a América «el continente estúpido»… Precisamente
ahora que empieza a dejar de serlo.
***
PRIMERA EVIDENCIA
RÍO DE LA PLATA
1928
95
96 | Vicente Rossi
sin perjuicio de que sea puro y castizo sin intervencion de brujos; teoria o
acomodo que se nos niega enerjicamente con nuestro «nacional». El sainete
criollo inicial fué montevideano, y no conoció esa voz, decia «el Bajo»; lo
siguió el porteño con «el Alto»; en ambos casos por la topografia de esos
barrios de «orilleros», que asi se llamaban y no «arrabaleros». Pero el Alto
porteño desapareció barrido por los apuros del progreso, y los compositores
de «tango arjentino» que en esos momentos surjian, al encontrarse sin nom-
bre para la cancha de los sujetos de sus versadas, se sirvieron de «arrabal»,
voz tomada del sainete matritense.
El lenguaje orillero figura en los escenarios muy mechado por la inventiva
de nuestros autores, demostrandonos la injeniosidad rioplatense en el len-
guaje, que venimos afirmando.
Existe pues el lenguaje orillero; hemos tratado de él en otra oportunidad;
es el habla caprichosa del criollo de los barrios que orillan nuestras metrópo-
lis. Y no es cualquier cosa ese humilde nativo, ni es tan malo, ni tan compa-
dre, ni tan payaso como el sainetero lo presenta; es un habil juglar en léxico
espontaneo, inspirado en su ambiente cargado de jiros criollos y de los patuás
del continjente europeo, que hace alli su primera etapa en la única conquista
de América, por la conquista del pan.
El lenguaje del orillero es de su particular inventiva; siempre gráfico, exac-
to en la alusion; metafórico y onomatopéyico meritísimo; inclemente en la
ironía; y siempre novedoso, porque ese orillero es incansable renovador de su
pintoresco léxico.
Los canillitas, tambien oriundos de los barrios orilleros, trasmiten ese len-
guaje a los muchachos de los barrios céntricos. El estudiante toma los voca-
blos necesarios para las injeniosas aplicaciones de sus ocurrencias lexicográ-
ficas. Penetra en todas las clases sociales, fraccionándose, ya por lo ocurrente,
ya por lo burlon, ya por lo gráfico, ya por lo safado; Fray Mocho, Felix Lima y
otros cronistas costumbristas, lo demuestran en sus amenos cuentos criollos
puebleros.
El lenguaje orillero o arrabalero nada tiene que ver con la clave lunfarda,
ni es el idioma Nacional, pero sí uno de sus proveedores, como el jitano y el
caló lo fueron del castellano e ingresaron en su real diccionario desde la pre-
térita época de sus «autoridades».
Todas las clases sociales rioplatenses son talentosas creadoras de voca-
blos inapelables; es una verdadera herejía llamar «castellano» al lenguaje
del Rio de la Plata, que es arte de voces y armonía de sonidos; y no se crea
que eso es característica de la urbe, lo es de todos los nativos de estos paises.
En el interior arjentino, donde domina en todas partes el criollo puro, de
orijen o por renovacion de jeneraciones, desde el mas humilde al mas estira-
do son virtuosos en la flexibilidad fraseolojica e injeniosidad lingüística. El
102 | Vicente Rossi
***
PAJINA 78
del diccionario real y academico
de los castellanos
edicion 15
ANAGRAMA —
Voz greco-latina conocida por nosotros y por los castellanos con igual
acepcion.
ANAL — Anual.
ANAL — Perteneciente o relativo al ano.
«Anual» es en latin «annualis»; «anal» es «annalis»; «año» es «an-
nus» y «ano» es «anus». El abigarrado amasijo jenésico de la lengua de los
castellanos se revela a cada paso en sus refundiciones, analojías y equivalentes
morfolójicos; tienen «anual» para las «relaciones de sucesos por años», y le
aplican como sinónimo «anal» que se refiere a las cosas del ano…!
Folletos Lenguaraces, número 6 | 103
Por eso, «anales» como compilacion de sucesos del año, lo han usado
muy campantes intelectuales del Plata, en jactanciosas y solemnes publica-
ciones, sin notar el disparate, sujestionados por la seudo-infalibilidad del dic-
cionario real y académico de los castellanos, ceguedad debida a la rutinaria
sumision idiomática. Recordamos: «Anales del Ateneo de Montevideo»,
«Anales de la Universidad de Montevideo», «Anales del Ateneo Nacional
de la República Arjentina», «Anales de la Sociedad Jeográfica Arjentina».
Parece que no ha pasado desapercibido a los reales académicos, pues han
retirado «anales» de los artículos de su vocabulario, dejándolo en 3a acep-
cion, anticuada, de «anal».
ANALECTAS — Florilegio.
En su afan de «darse esplendor» no se ha parado en nada el dómine
castellano, pero decimos los rioplatenses que «en el pecado va la peniten-
cia», por eso esa lengua «no ha salido de pobre»; tambien es éste un dicho
nuestro.
«Analectas» no puede ser sinonimo de «florilejio» por que se refiere a
cosas y no a producciones literarias. Los etimólogos encuentran en Marcial
que esa voz se refiere a restos de comida, «a las migajas que caen de la mesa»
y «a los esclavos que las recojen».
«Florilejio» y «antolojía» son adecuadas para designar coleccion de
trozos literarios.
Estas voces han sido rebuscadas en el griego y el latin para carátulas de
ediciones que las han popularizado, pero no en la época románica del habla
castellana, pues «florilejio» ingresó en la edicion 10, «antolojía» en la 12 y
«analectas» en la 13; son conquistas modernas de voces muertas. La segunda
es de exhumacion americana, por eso es la usual en América y en el Plata.
ANALOGÍA —
Es voz greco-latina. Conformes con sus dos acepciones y con sus derivados.
ANAQUEL — Del árabe «anaquel» (el que lleva). — Cada una de las tablas
puestas horizontalmente en muros, armarios, alacenas, etc., para colocar sobre
ellas libros, vajilla, etc.
El «anaquel» árabe no es «el que lleva», sinó la tabla sobre la cual se
conduce el pan del horno a la casa; lo observa Barcia; y el mismo léxico no se
aparta de ello al decir: «cada una de las tablas...» sin embargo…
En el Plata no se usa esa voz; muy contadas veces la hemos visto, y en
publicaciones de tilingos. El vocablo rioplatense es «estante», y para su con-
junto «estantería», nunca «anaquelería». Los reales académicos han tra-
tado de injertar en el artículo «estante» de su léxico a la acepcion nuestra,
pero tan mal que no se conoce; explicamos la causa en el segundo parrafo de
«analfabetismo».
ANARANJADO —
Y «naranjado»; conformes. De «naranja», y ésta del árabe.
ANARQUÍA —
Conforme con sus tres acepciones y cuatro derivados. Voz griega.
En el Plata tenemos el verbo activo «anarquizar», para demostrar desacuer-
do y desorden en cosas, ideas, afecciones, etc., producido por algo o alguien.
ANATEMATISMO — Excomunión.
No se usa entre nosotros.
106 | Vicente Rossi
ANATOMÍA —
Es voz greco-latina.
Conforme con sus tres acepciones.
Trae cinco derivados; entre ellos «anatomiano» y «anatomista» que no
usamos para nada; a los profesores los llamamos «anatómicos».
indíjenas llaman «Epu - anca», («epu» dos), «dos cuadriles», «dos mita-
des iguales».
Para indicar «montar en ancas» o sobre los «cuadriles», en araucano se
dice «anca-yegua» (anca-yegua), «anca-cahuellu» (anca-caballo).
Por via chilena y arjentina el moro-godo aprendió y llevó el vocablo a su
cábila, que a las ancas llamaba «cuadriles» y a los huesos que las forman:
«cías».
Lo de la procedencia alemana es cómoda y nada mas; los alemanes llaman
a las ancas «hüfte» y «kreuz»; mal podían dar al extranjero lo que no te-
nían para su propio uso; y si un dia llamaron «ancha» a la pierna, ésta no es
el cuadril ni la nalga, ni la parte superior trasera del animal.
Los rioplatenses pluralizamos siempre y decimos «ancas»; solo singula-
rizamos cuando debemos localizar uno de los costados de las ancas.
Las acepciones que nos anota el léxico académico son tres y corresponden
a la descripcion del vocablo, sin novedad.
Observemos los dichos y refranes:
«A ancas» o «a las ancas», cabalgando en las ancas de la caballería que
monta otra persona.
En el Plata se dice unicamente: «en ancas», y jamas se le ha llamado «ca-
ballería» al caballo, ni los escritores mas tilingos, se han animado a eso.
«A ancas» o «a las ancas», con que se da a entender que una cosa va
accesoria a otra.
Decimos «enancado» (de «en ancas»).
«Llevar a uno a las ancas» mantenerlo o tenerlo a sus expensas.
Decimos «a cuestas», «a costillas», «a costa», «de arriba»; nunca
complicamos en esto a las ancas. Los tres últimos son modismos rioplatenses.
«No sufrir ancas», no consentir las caballerías que las monten en aquella
parte. Ser uno poco tolerante, no aguantar injurias ni chanzas.
Decimos «no se deja montar en ancas», y nada mas. En cuanto al resto
es desconocido para nosotros.
En rioplatense «no sufrir ancas» sería respecto al animal mismo, que
por cualquier circunstancia molesta o dolorosa deseara no tener ancas. Hay
diferencia!
Por último, para los castellanos «anca» es femenino; para los rioplaten-
ses lo es unicamente en plural; en singular es masculino.
108 | Vicente Rossi
PAJINA 589
del diccionario real y academico
de los castellanos
edicion 15
FU —
Desde el «año de gracia» de 1803, en que recien fué incorporado ese
monosílado, hasta 1869, los reales académicos lo consideraban «interjeccion
de que suele usar el que se enfada». Desde 1884 hasta 1914 le suprimieron
aquella definicion y le pusieron esta otra, peladita: «bufido del gato». Al
dejar de «enfadarse» en «fu» los castellanos, como el gato, éste consiguió
el honor de que su lenguaje se consignara en el famoso diccionario de «la
Lengua», nada menos, que segun un escribidor de serio rotativo porteño «es
idioma de insignes conquistadores»…
Folletos Lenguaraces, número 6 | 109
FUEGO —
Este articulo frondoso en acepciones, dichos y refranes (columna y media
del léxico real), demostrará la transitoria personeria en el Plata de dicho léxi-
co, y, sin duda alguna, en el medido territorio americano en que un mínimo
de sus habitantes habla un derivado de castellano.
Conforme con las acepciones 1, 2 y 3; la 4 dice:
110 | Vicente Rossi
FUELGO — Aliento.
FUELLAR — Talco de colores...
Voces desconocidas para nosotros. A «fuellar» seguía «fuella» (huella)
que ha sido suprimida; ¿porqué han quedado esos dos cadáveres que son de
la misma época?
FUELLE —
De acuerdo con las cuatro primeras acepciones; desconocidas para noso-
tros las otras cuatro. Es del latin.
FUERA —
Del latín. Raro es, se habrá notado, encontrar un artículo en el léxico real
con el que esté completamente de acuerdo nuestro lenguaje. Con esta voz lo
está y terminamos este folio. Sírvanos ella para recomendar a los obreros de
la pluma en el Plata, que a todo aquel que fomente el antinacionalismo en el
idioma, reciba enerjicamente la intimación «fuera!», interjección que por
ser nuestra y de los castellanos ha de ser bien entendida.
Los norteamericanos, el pueblo mas culto del mundo, cuando oyen términos
ingleses castizos en labios de un criollo o los leen en una publicacion de autor
nativo, exclaman: «away!» (fuera!), y hacen un caracteristico jesto de desagra-
do; por que allá como aquí, esas exhumaciones son tilinguerías para demostrar
erudicion en lexicografía muerta, tan innecesaria como soberanamente ridícula.
***
PAJINA 951
del diccionario real y academico
de los castellanos
edicion 15
PIMIENTO —
Se refiere al ají americano en todas sus variedades, cuando lo correcto se-
ría llamar así tan solo a las especies picantes. En el Plata usamos la voz «ají»,
del negro antillano, y segun su color o sabor decimos: ají dulce, picante, ver-
de, cumbarí, colorado, etc.; al que da el pimenton lo llamamos «morron»,
del portugues, que lo llama «morro» por su aspecto hocicudo.
La planta de ají es americana, de la zona que comprende a Méjico, Cen-
tro América (paises donde la llaman «chili») y Antillas. Es típico de las
viviendas populares mejicanas las ristras de ajises (no «ajíes») colgadas de
las paredes, costumbre indíjena que muchos han creido trasmitida por los
moro-hispanos.
Las 17 acepciones y calificativos que trae el artículo son desconocidas en
el Plata.
PIMPOLLADA — Pimpollar.
Muchos pimpollos; es vocablo nuestro; el diccionario de los castellanos se
lo adjudicó en su edicion anterior sin anotar causa ni procedencia.
PIMPOLLEAR — Pimpollecer.
PIMPOLLECER — Arrojar, brotar, echar renuevos o pimpollos.
Decimos «brotar» o «echar brotos», unicamente tratándose de ramas
u hojas, nó de flores.
PIMPOLLO —
En el Plata llamamos «pimpollos» exclusivamente a los de flores y par-
ticularmente a los de rosa, lo que está por mitad en desacuerdo con los caste-
llanos; a los pimpollos de la mayoría de las flores los llamamos «botones»,
que aunque figura en el léxico castellano, probablemente es americanismo
incorporado, pues prefieren decir «yemas».
Trae cinco acepciones de las cuales solo dos usamos nosotros.
PINA — Almena — Una clase de mojón — Cada uno de los trozos de madera que
forman el círculo de la rueda del coche o carro.
Todo eso es para nosotros desconocido. La tercera acepcion se refiere a la
«cama» de las ruedas, que es voz nuestra, incorporada al diccionario de los
castellanos en su edicion 12, sin indicar causa ni procedencia.
PINCELADA —
Estamos de acuerdo con las dos acepciones que trae esta voz, pero res-
pecto a la frase «dar la última pincelada», la usamos tan solo tratándose de
pintura, nó de «una obra, negocio o dependencia».
PINCERNA — Copero.
Desconocido para nosotros.
PINCHAR —
Estamos conformes con las dos acepciones de este vocablo, pero el re-
fran que anota: «no pinchar ni cortar», es nuestro «ni corta ni pincha»,
que el dómine se ha incorporado en su edicion penúltima, sin dar causa ni
procedencia.
PINCHAZO —
Conformes con las dos acepciones que trae esta voz.
sin dar procedencia. En el Plata nunca se ha usado con esa acepcion, tiene
otra muy diferente y obscena. En trabajos anteriores hemos demostrado
que el marino cubano trajo al Plata muchas voces del enorme léxico ori-
jinal del negro.
PINDONGUEAR —
Derivada de la anterior; desconocida entre nosotros.
PINGA — Percha que sirve para conducir sobre los hombros cargando en sus
extremos.
En rioplatense es «palanca».
PINGAJOSO — Haraposo.
Nosotros decimos: «harapiento» (está en el léxico de los castellanos,
pero ellos usan «haraposo»), «rotoso», «atorrante», «hilachiento» (tres
voces nuestras).
***
De acuerdo 21 48 12 20
No usado 29 17 27
Desconocido 25 31 13
Rioplatense 32 10 11
Autóctono y 5 1
americano
Son 77 las voces comentadas, y solo con 21 estamos de acuerdo. Los rio-
platenses presentamos 32 en esta primera prueba.
No hemos tenido en cuenta las voces científicas, rejionales y técnicas,
por no conceptuar las del lenguaje corriente, que es lo interesante a nuestro
objeto.
Resultan demasiado tímidos estos Folletos Lenguaraces con su afirma-
cion de que nuestro idioma nacional, o sea «el que actualmente hablamos y
escribimos», supera a sus orijenes en un «80 %», pues este rápido y descui-
dado análisis revela respecto a tres pajinas bien distintas del diccionario real y
academico de los castellanos, que
SEGUNDA EVIDENCIA
RÍO DE LA PLATA
1928
119
120 | Vicente Rossi
Señor Director:
De su buena voluntad y civismo esperamos haga llegar esos impresos a
manos de los señores cuyos nombres van en cada paquete. Si alguno de ellos
no existiera, obsequie a personas que crea pueda serles útil esas publicaciones.
Si necesita más ejemplares se los enviaremos.
Un millón de gracias.
***
Las expansiones de estos lenguaraces folletos, han dado motivo para que
amables criticos se hayan ocupado de ellos espontáneamente.1
Respetables todas las opiniones, aun las mas adversas si no son tendencio-
sas, y en nuestro caso muy especialmente, pues la filolojia nacional, mas que
incomprendida, negada, no ha logrado el respeto a que tiene derechos.
Son inevitables en todo examen crítico, por superficial que sea, puntos
mal interpretados y pareceres bien intencionados que resultan prejuicios,
cuya revision puede rendir nuevos aportes a la obra y retirarle cascotes del
camino.
No debe olvidarse en ningun momento el aparente paradojismo básico
de esta campaña lingüística: Idioma Nacional Rioplatense y lengua Castella-
na, siendo afines por derivacion y apesar de parecerse hasta confundirse, son
antagónicos:
por racialidad,
por nacionalidad,
por espiritualidad,
por renovacion,
por concepcion,
por construccion,
por interpretacion,
por espontaneidad,
por concision,
por eufonía,
por fonética,
por estética,
por sintaxis,
por neolojismo,
por injeniosidad,
por acepcionismo,
por claridad,
por dulzor vocal,
por fluidez,
por ritmo,
por diafanidad,
por otros aportes,
por que los pueblos y las sociedades rioplatenses lo enjendran, lo ordenan
y lo consagran como una exteriorizacion de sus inconfundibles personalida-
des; y valga esta última razon por todas las otras juntas, aun con ser en todas
superior nuestro lenguaje, lo que estamos dispuestos a demostrar cuando
convenga.
Existiendo innegable antagonismo, se impone deslindar posiciones; facil
es hacerlo, convencer es mas dificil; la revelacion de lo que se ignora o se desea
que se ignore, apreta las filas del derrotismo, sin mucho alarmarse, (pues las
cuestiones lexicograficas solo interesan a unos pocos, que no se les ha ocurri-
do buscar otra forma de perder mejor el tiempo), pero no por eso descuida
a sus bienaventurados creyentes, simulándoles serios problemas historico-ra-
cial-sicolójico-metafisicos, con sonseritas lingüísticas…
«Antagonismo? —pregunta con induljente sonrisita— pero, si nuestros
gáuchos hablaban cervantino y nuestra cultura es imposible sin «la Lengua»!
EL CASTELLANO EN EL PLATA
ES UNA AMORALIDAD LEXICOGRÁFICA,
NUNCA UN IDIOMA HABLADO.
Decirse suele que «lo cortés no quita lo valiente», y agregamos que con-
viene probar lo segundo para que no se tenga por flojedad lo primero.2
De ahí la «desconsideracion» criolla con el desconsiderado antinaciona-
lismo y el desconsiderable meridianismo.
«Desconsideracion» es lo correcto en estos asuntos, por eso son «len-
guaraces» estos folletos, como son «procaces» todas las amonestaciones
que hacen a las aspiraciones nacionalistas, los maestros-ciruelas castellanos
y sus monitores criollos. Pero la nuestra no es un prolegómeno de valentía
pujado en una descortesía, es sinceridad lisa y llana; aunque suele ser en no-
sotros grosería lo que es cultismo en los castellanistas.
En toda publicacion sobre tema idiomático en que intervengan los anti-
fonistas de «la Lengua», hay veneno y amargor. Causa perdida: concurso de
insultos; en rioplatense es llamado «derecho del pataleo»,3 autoconcesion
de los que le buscan razon a la sinrazon.
«El señor de Valbuena» no es don Miguel de Escalada y Obes, es una
institucion filolojica respetable entre los suyos, precisamente por su caracte-
ristica desconsideracion.
Nosotros no hemos caido en valbuenismo; nuestra tarea es de deslinde y
aclaracion, y en ella respetamos como se nos respeta.
No hay encono donde hay placer, y nada mas agradable que estas «aposti-
llas y divagaciones» lenguaraces. Caso clavado: lo castellano trascendental y
enfático, es incitante infalible del finísimo buen humor rioplatense. ‘
No nos ha soplado el mas leve vientito de animosidad; perjudicaría nues-
tra causa y favoreceria demasiado lo que combatimos.
Se confunde «evidencia» con «incultura»; «franqueza» con «des-
consideracion». Siempre se condena en nosotros lo que se admite contra
nosotros.
La diatriba valbuenista de todos los tiempos contra los americanos, ha
merecido atenciones de la intelectualidad americana; el despojo y humilla-
cion idiomática de que nos hacen víctimas propios y extraños, no nos descu-
bre «hombres de pensamiento» capaces de protestar. Y, así, historia, folklo-
re, lenguaje, son una mistificacion perfecta y constante.
2. En la edicion 9 del diccionario real y académico de los castellanos, aparece por primera vez
ese proverbio, y en esta forma: «no quita lo cortés a lo valiente». Es pues, con toda seguridad,
americano no siendo clásico, en ese lexico momificado especialmente en su refranero.
Luego cree que ser cortés no impide ser valiente, y la intencion del dicho es que no autoriza a
que se nos tenga por flojos, a que se nos quite calidad de guapos.
3. El lexico real y academico se conquistó este dicho nuestro, en su edicion 11, sin anotar causa
ni procedencia.
124 | Vicente Rossi
NACIONALISMO
ES INTENSA CONVICCION DE QUE SE ES
PARA LLEGAR A SER.
ES AUTOCULTURA MENTAL, CÍVICA Y SOCIAL.
NACIONISMO.
LA FILOLOJIA NACIONAL
NO ES ESPERANZA CRIOLLA,
ES REALIDAD QUE UNOS IGNORAN Y OTROS CALLAN.
cuarto de hora, mirándome con sus enormes ojos azules y hundiendo una
mano en su melena roja: «Oh! —decía miss Crawford— el español es el
idioma del amor!».
El Sr. Mom no habla castellano ni español, siendo arjentino habla idioma
nacional rioplatense, (en su caso y situacion puede decirse «arjentino»). A
muchos hispanos han oido hablar las estrellas de Hollywood; al mismo Mo-
reno, que estuvo junto al cronista durante esta entrevista; al traficante Blasco
Ibañez que entre otras cosas vivía del idioma castellano, y no hay noticia de
que haya encantado a nadie con él, pues de haberse encontrado en el caso del
Sr. Mom! da terror pensar en las «conquistas de la Lengua» epopeyadas en
cablegramas, radiogramas, periodicos, libros, reportajes, correspondencias…
el apocalipsis!
A muchos mejicanos, cubanos, centroamericanos, etc., han oido hablar
las cultas estrellas de Hollywood; a Novarro, a Lupe Velez, a un Crespo, a la
misma Misia Dolores, y nadie notó la musicalidad del español, que el cronista
arjentino llevó como una sorprendente novedad, sin sospechar a qué se debia
su éxito, no siendo el primero que alli han oido hablar español.
Es que era el Idioma Nacional Rioplatense el que se oyó ese dia en Ho-
llywood, modulado por un arjentino. Este suceso ratifica la porfiada prédica
de estos folletos sobre el antagonismo que separa nuestro lenguaje del cas-
tellano, y nos hace sospechar que es mas armonioso que otros de América
latina, pues debemos fonética y eufonía a nuestros idiomas autóctonos, los
mas dulces y armoniosos del continente: Araucano, Guaraní, Quichua.
Las exijencias faciales, labiales y lenguales de la pronunciacion castellana,
y su eufonía de resfrio crónico, son su fracaso por adelantado, inevitable.
RETROCEDEMOS VERGONZOSAMENTE
Quince años hace que una importante publicacion porteña que hoy es
antinacionalista, comentaba dignamente, en estilo sereno y sentido, un hu-
millante renunciamiento de la intelectualidad chilena:
«El Consejo de Enseñanza Superior de Chile, elevó en consulta el caso
de la ortografia a la Facultad de Humanidades, y esta institucion se ha
expedido aconsejando la adopcion de la castellana».
«Chile abandona su ortografia, la que sabiamente organizó y en mucha
parte creó el ilustre Bello, dotando con ella a su patria adoptiva de una ca-
racteristica nacional que definía inconfundiblemente al chileno en todo
escrito».
«Aparte del interes que esta cuestion gramatical tenía para nosotros, a ti-
tulo de americanos, ya que se trata de una reforma científica jenuinamente
Folletos Lenguaraces, número 7 | 131
9. Como una demostracion damos a estos dos últimos párrafos la ortografia fonetica. Particu-
larizamos nuestra pronunciacion de la «ll» e «y» agregando una «h».
10. Se explica: siempre se ha hecho hablar castellano a la poblacion íntegra de los paises
americanos en que se habla un derivado de ese lenguaje, y que ocupan unos 9 millones de
kilometros, (de los 40 que tiene el continente), con 66 millones de habitantes, de los cuales
132 | Vicente Rossi
unos 15 millones son los que hablan ese castellano y el resto idiomas autoctonos y europeos,
El porcentaje extranjero en casi todos esos paises guarda este orden italianos, franceses, an-
glosajones, hispanos.
11. Nuestras citas son en su mayoria de publicaciones de la prensa, por que solo en ella apa-
recen las opiniones y divagaciones idiomáticas de casa y de afuera, por lo tanto es la unica
«bibliografía» interesante a nuestro conflicto lingüistico.
Folletos Lenguaraces, número 7 | 133
***
PAJINA 707
del diccionario real y academico
de los castellanos
edicion 15
Y quedamos enterados.
Dicen que nuestros antepasados guaranies llamaban «yaguá» a un felino
parecido al tigre, a veces con el adjetivo «eté» (lindo), «yaguá-r?-eté» ( ya-
guareté). — Quizá por sus colores, o por su bravura: «lindo!», exclamacion
peculiar del indijena, que perdura en todo el territorio de los paises del Plata.
— Los que aquello dicen no nos explican la presencia de la «r» en el vocablo.
Dicen que los mas remotos datos presentan a unos exploradores franceses
en tierras brasilero-guaraníticas, allá por el siglo XVI o XVII, que oyeron la
voz «yaguá» y la anotaron con «j», que en frances equivale a nuestra «y»;
pero, y el «ua»?... han debido escribirlo «oí», y tendriamos: «jagoi»... lue-
go la «r»...!
«Jaguar es «perro» en guaraní» se viene repitiendo invariablemente, sin
observar que es animal felino. Si, segun dicen, al perro lo introdujo el euro-
peo, no podía el indijena bautizarlo antes de conocerlo, y tampoco al gato
(mbaracayá), que tambien dicen ser dádiva europea; si el indijena tenía perro
no lo habría confundido con el jaguar, y no pudo llamar a éste con el nombre
de aquél si no lo tenía; en fin, debe terminarse con tan injenua version de que
el indio guaraní, nada menos, haya podido confundir a un gato con un perro.
Fatalmente en estas cosas nuestras traen a rodeo los cronistas al memoria-
lista morogodo Azara, apesar de haberse comprobado repetidas veces lo an-
tojadizo de sus informes y lo imajinativo de sus relatos; dice respecto a «ya-
guareté» que en guaraní es «perro verdadero»... «perro por excelencia»...
Este memorialista ha debido ser el inventor de la version, varias parecidas lo
acreditan en sus memorias.
El dómine castellano se adjudicó esta voz en una de sus crisis de ternura,
que lo inclinan a dispensar amparo al guacherío de vocablos americanos; no
pudiendo localizarla y explicarla, como es su estricta obligacion de filologo
máximo, ni con ayuda de los «individuos» que tiene en América en su ser-
vicio de requisas, le puso «americana» para no equivocarse, pero lo notable
del caso es que la anota, por primera vez, en su edicion 13 (año 1899)...!
cuatro siglos despues de su descubrimiento...! Tarda pero llega.
La cree masculina siendo neutra.
En el taimado empeño de propios y extraños para desnacionalizar nues-
tro lenguaje, se revela un escondido placer en anular las voces autoctonas a
él incorporadas, buscándoles paternidad en vocablos árabes, griegos, indúes,
hebreos, castellanos, etc. Con «jaguar» no han tenido presente que la zoo-
nimia indijena es patrimonio inviolable de cada pueblo. El leon, en Africa
siempre se llama «simba».
En trabajo mas detenido nos ocuparemos debidamente de esta voz de
nuestros antepasados guaranies.
136 | Vicente Rossi
JAHARRAR — (Del árabe). Cubrir con una capa de yeso o mortero el paramento
de una fábrica de albañilería.
Desconocido para nosotros, y véase lo inintelijible que respecto a nuestro
lenguaje resultan esas dos lineas castellanas:
«Mortero» es en rioplatense el «almirez» árabe-castellano, que no usa-
mos. Con «yeso» y «mortero» se refieren a nuestra «mezcla» o argamasa.
«Paramento» es desconocido entre nosotros.
«Fábrica» es en rioplatense donde se elabore algo que no sea albañileria,
por que a ésta no es posible fabricarla. «Obra» decimos nosotros, acepcion
nacional en este caso.
Y que nos hablen del castellano en el Plata y duden de la existencia del
idioma Nacional!
JALEA — (Del frances en fonética árabe). Conserva transparente hecha del zumo
de algunas frutas.
Entendemos por «jalea» algo parecido, pero no lo conceptuamos «con-
serva», ni la hacemos con el «zumo» (preferimos «jugo»), sinó con la
pulpa.
Trae dos acepciones y una frase que nunca usamos.
JALON — (Del frances en fonética árabe). Vara con regaton de hierro para clavarla
en tierra y determinar puntos fijos cuando se levanta plano de un terreno.
Vaya!... conformes alguna vez; tambien con el derivado «jalonar», aun-
que poco lo usamos pues preferimos «jalonear».
JAMBA — (Del latin «gamba» con fonética árabe). Cualquiera de las dos piezas
labradas que, puestas verticalmente en los dos lados de las puertas o ventanas,
sostienen el dintel de ellas.
JAMBAJE — Conjunto de las dos jambas y el dintel que forman el marco de una
puerta o ventana. (Un marco tiene cuatro lados). Todo lo perteneciente al ornato
de las jambas y el dintel.
Dificil es encontrar redaccion mas arbitraria y oscura que los textos de
los artículos del léxico real y académico de los castellanos. Esos dos son un
espécimen en el arte de no hacerse entender.
Las «jambas» se llaman «piernas» entre nosotros, y «cabezales» los
travesaños superior e inferior, que completan el marco.
JAMELGO — (Del latin con fonética árabe). Caballo flaco y desgarbado, por
hambriento.
Lo decimos a veces en broma por ser ridículo en nuestra habla, que tiene
las voces «matungo» y «mancarron».
JAMON — (De Jambon). Carne curada de la pierna del cerdo. Anca, pierna.
Lo suponen del latin «gamba» pero no lo creemos ni es del caso ave-
riguarlo; los latines academicos son demasiado convencionales, recuerdense
los de «jagüel» y «balsa».
En rioplatense es jamon el muslo del chancho, voz araucana con que casi
siempre llamamos al cerdo. «Curada» rara vez decimos; «anca» o «pier-
na» nunca.
JAMUGAS — (Del vasco con fonética árabe). Silla de tijera, etc., para los caballos.
JAMURAR — (Del árabe). Achicar.
JAMUSCAR — (Del árabe). Chamuscar.
JÁNDALO — (Del árabe). Andaluz, (tambien árabe). A los andaluces se aplica
por su pronunciacion gutural, (debido a su fonética rigurosamente árabe). Trae
una acepcion mas.
142 | Vicente Rossi
JAQUE — (Del persa por el árabe). Lance del ajedrez. — (Del árabe). Especie de
peinado, etc.
Ofrece tres acepciones, de las que desconocemos una. De tres modismos
que se anota solo usamos uno. Lo del peinado, desconocido.
***
***
TERCERA EVIDENCIA
RÍO DE LA PLATA
1929
***
145
146 | Vicente Rossi
a los diferentes amasijos que al horno irían, porque en castellano son sino-
nimos «amasijo» y «masa», don Americo ha querido dominarnos con el
plural, sencillamente. Nuestras «masas» y «masitas» ni los indianos han
logrado introducirlas en su península, donde continúan llamandose «repos-
teria», «pasteleria» y «confituras».
PAJINA 883
del diccionario real y academico
de los castellanos
edicion 15
OTOMÁNICO — Turco.
OTOÑADA — (Trae tres acepciones).
Nada de eso usamos aquí.
OTORGO — Otorgamiento.
OTRAMENTE — De otra suerte.
OTRE — OTRI — Otro.
Desconocemos todo eso.
OVADO — (Del latin). Aplicase al ave despues de haber sido sus huevos fecunda-
dos por el macho.
Qué disparate! El ave puede estar «ovada» sin que la fecunden.
Decimos «servida» o «cubierta», acepciones rioplatenses.
Ofrece dos acepciones que desconocemos.
OVAL — Ovalado.
OVALAR — Dar figura oval.
OVALO —
Conformes.
OVERO —
Antes definía el dómine real este vocablo.
Lo que es de color del huevo.
Vale decir «blanco». Tiempo despues lo suprimió y dijo:
Aplicase al caballo blanco manchado de alazan y bayo.
Y eso ya no es «color del huevo». Nueva supresion para decirnos
actualmente:
Aplicase a los animales de color parecido al melocoton.
Que no es nada de lo anterior, y todo junto no alcanza a nuestro
«overo».
Cada vez peor. Toda la orientacion filolojica academica está en evidente
mal de muerte, del que parece querer curarse con los emplastos diversos de la
medicacion empírica, y empeora. «Overa» (expresion rioplatense que es si-
nonimo de «malparada») queda la Academia con esa maniobra acepcional
aplicada a «overo».
OTARIO
***
DEL TRASCENDENTISMO
RÍO DE LA PLATA
1929
163
164 | Vicente Rossi
2. Esa frase, en su forma lojica y nuestra, está en la p. 13 del folleto 7; con anterioridad a la del
Sr. Alonso.
Folletos Lenguaraces, número 9 | 165
Hablemos sobre unos cuantos puntos de los muchos que nos sujiere ese
parrafito inicial.
3. «Zonas» y nó «países» ni «naciones» como anotan los castellanistas en sus alegres esta-
dísticas, pues con excepción de Arjentina y Uruguay, en los demas estados se habla derivado
castellano en zonas mínimas. Vease el folleto 5.
166 | Vicente Rossi
«Pero es que, ademas, nuestra forma mas culta de lengua arrancó, cierto,
de la modalidad idiomatica de las gentes castellanas; pero no se identificó
con ella».
Uno de los tantos prodijios de la majia de «la Lengua»; no se identifi-
có en su propio aduar con su propio orijen, pero encuentran muy natural
que nosotros, nativos de otro hemisferio, sin ninguna modalidad castellana
ni hispana, con la mas inconfundible personalidad propia de americanos
170 | Vicente Rossi
«Si fuera verdad como gustaba de imajinar la linguistica del siglo XIX,
que las lenguas son seres vitales que guardan en sí mismas los jermenes de
sus inevitables desarrollos, hoy tendriamos entre el castellano y el español
una superposicion omnilateral».
Y es verdad. En las rapidas críticas que hacemos de pajinas del diccionario
real, puede verse como surjen jermenes de voces y acepciones rioplatenses.
Un idioma tiene vida y expresion de acuerdo con la mentalidad y espirituali-
dad del pueblo que lo maneja, quedando comprobado suficientemente que el
lenguaje de los rioplatenses supera al de los castellanos con un promedio del
500%... Superposicion y C.a!
Si son seres vitales las lenguas!... Obsérvese que el castellano adolece de
paralisis jeneral, lo que prueba que tuvo vida activa. Obsérvese la vitalidad
asombrosa del Idioma Nacional Rioplatense, pletorico «en sí mismo de jér-
menes de su inevitable desarrollo», como que se debe a pueblos alfabetos,4 en
los que una injeniosidad anima su clara intelijencia, poco comun en pueblos
europeos. Y nos confirma el Sr. Alonso en estas dos lineas:
«Pero las lenguas no viven por sí, sinó que son meros productos del espí-
ritu de los parlantes».
Está con nosotros nuestro corregidor!... Insensiblemente su disertacion lo
ha llevado al terreno en que sembramos. Estamos cansados de repetir que no
podemos hablar castellano por ser ajeno a nuestro espiritu y a nuestra raza;
estamos cansados de recordar que «el idioma es reflejo de la intelijencia y del
alma de un pueblo», y que lojicamente no podemos hablar un lenguaje que
no es «producto de nuestro espiritu».
La cuestion idiomática es en el Plata conflicto de titulacion (Nacional...
Castellano),5 por efecto de igual conflicto personal («individuo»… «miem-
4. De cada cien habitantes concurren a las escuelas: en Alemania 22; en Dinamarca y Suiza 20;
en Francia y Gran Bretaña 18; en Holanda, Suecia y Noruega 15; en Beljica 13; en Austria e
Italia 10; en Grecia, España y Portugal 5; en Rusia 4; en los demas paises europeos 1 a 2. Son
datos oficiales, por lo tanto están inflados.
5. Vease en el folleto como el cronista arjentino Sr. Mom hace reconocer en Hollywood nuestro
idioma Nacional, que es recibido cual sorprendente novedad, y lo confunde y permite que lo
172 | Vicente Rossi
confundan con el castellano y el español, que allá estaban hartos de oír sin que nunca llamaran
la atencion de nadie… Titulaciones no siempre son lenguajes.
Folletos Lenguaraces, número 9 | 173
«He aqui tres puntos excluyendo los peninsulares, que nos bastarán para
determinar la condicion sobrecastellana de nuestro plano idiomatico:
Alarcon, Garcilaso el Inca, Rubén Darío. Por esto queremos llamar a
nuestra lengua española como rótulo mas amplio, ya que hispano-ameri-
cana no sería un nombre, sería un tratado».
Ninguno de los tres «puntos» es «filipino»; uno es mejicano, otro pe-
ruano y otro nicaragüense. No fueron autoridades en sus lenguajes, cada uno
hizo el castellano de su epoca.
El Sr. Alonso los cita como clausulas de «un tratado» internacional, pre-
cisamente mi tratado hispano-americano, en el que el vasito velador sufre la
supresion del agua, pues declara el Sr. Alonso «por eso queremos llamar a
nuestra lengua española, como rótulo mas amplio»... ¿por los tres «puntos»
americanos? ¿por el «plano idiomatico? pero, si es un tobogán y nó un pla-
no! en el que lo sobrecastellano anda a puro sobresalto, y no sabe por donde
va ni a donde lo llevan.
Aqui el Sr. Alonso olvida el «modo comun de ver el mundo» y el «modo
de ser comun» que fantasea mas adelante; el «rótulo mas amplio» nos de-
muestra que esa comunidad es unilateral, una de tantas «argucias» conquis-
tadoras para agarrarnos de Atahualpas cuando hay tesoros y de gatos si son
castañas.
«Pues bien. Esto, esto de que el español sea una lengua de civilizacion po-
tenciada por veinte naciones, es lo que va detener la meditacion del visitante
extranjero de la Exposicion Hispano-Americana. Y lo que le va a hacer pen-
sar que en este mundo tan pequeño los hispano-parlantes ocupan un area
demasiado extensa para que no se tenga en cuenta su pensar y su sentir».
Pues bien, eso, eso es el consabido y preconcebido trascendentismo; na-
cionalismo ido en vicio.
No nos desdecimos de lo encomiable que es el nacionalismo en todos los
hombres de todos los pueblos, pero es preferible irrespetuoso a chauvinista.
¿El castellano «lengua de civilizacion»?... Basta contemplar un momen-
to las «veinte naciones potenciadoras».
Folletos Lenguaraces, número 9 | 175
6. Ver folleto N° 5.
176 | Vicente Rossi
«La raza que habita este continente y está formandose en la America del
Sud, se aparta de las otras razas a una distancia mucho mayor que la que
pudiera separar a los chinos de los europeos y a los ejipcios de los escandi-
navos. Son ustedes totalmente distintos».
Keyserling no se cotizaba cuando ya predicabamos eso nosotros, con in-
tensa conviccion, en plena indiferencia de todos, golpeando irreverentemen-
te sobre el muro de los hosannas del culto a los orijenes europeos. El despreo-
cupado pensador sabe que nos ratifica pues lleva en su valija nuestras «Cosas
de negros».
En estos folletos persistimos, porfiamos:
Nuestra raza es única; es una raza americana; una renovacion de un míni-
mo aporte europeo sobre un poderoso absorbente plantel autóctono; lió
una reproduccion europea.
Nuestro folklore poetico, filarmonico y coreografico es exclusivamente
autoctono y criollo; sin ninguna reminiscencia europea.
Nuestro lenguaje es nuestro, es nacional; no es castellano ni español; por
el contrario, muchas cualidades lo hacen antagonico y superior a éstos.
Los antinacionalistas, dentro de su empaque de papel impreso, sonríen
y musitan: «Quién va a tomar en serio una publicacion que dice esos dis-
parates y no se respalda?». No dejan de tener razon, pero, mientras no se
pruebe lo contrario todo queda en pié. Y nos dispensamos el honor de ser los
primeros en este disparatar que tan necesario se hacia, y que ahora respalda
Keyserling, como si recitara pajinas de estos folletos. Nuestra vindicacion es
tan inesperada como espléndida.
***
PAJINA 518
del diccionario real y academico
de los castellanos
edicion 15
ESCOTE — (De «escotar», 2° artículo). Parte o cuota que cabe a cada uno por
razon del gasto hecha en comun por varias personas.
Buscamos «escotar» y vemos que dice: «de «escote»… (Dos vocablos
que son al mismo tiempo derivados y orijinarios entre sí, es milagrería típica
de «la Lengua»). Leemos el indicado 2° articulo: «Extraer agua de un rio,
laguna o arroyo, sangrándolo (!) o haciendo acequias»... a lo que no le en-
contramos ninguna referencia con la «parte o cuota». No dudamos que la
dialectica del trascendentismo explicaría este calembur inexplicable.
Lo de la cuota que «cabe a cada uno» jamas se ha oído en el Plata; deci-
mos «toca» o «corresponde», y nó «por razon del gasto hecho en comun
por varias personas», sinó por «lo que toca a cada una de varias personas que
han hecho un gasto en comun», que no es lo mismo.
Ninguno de los «cabes» castellanos usamos nosotros, salvo el referente
al verbo y en el caso de que una cosa pueda ser contenida en otra.
Tómese buena nota de estas diferencias entre el rioplatense y el castellano
que saltan a cada paso, y prueban nuestra repetida afirmacion de que son dos
lenguajes distintos apesar de parecerse hasta confundirse.
Por primera vez, y en esta su última edicion, los doctos academicos le dan
orijen a «escote»: «del gótico skauts, corte»; arbitrariamente, por formu-
lismo, pues el lejano antecesor bajo-latino se presenta con mas derechos pro-
nunciando: «scotum», que el galaico trasmite va convertido en «escote» a
su hijo castellano.
ESCOTERO — Que camina a la lijera, sin llevar carga ni otra cosa que le embarace.
ESCOTORRAR — Alumbrar las vides.
Desconocidos en el Plata.
ESCRIBANILLO — Escribano.
No puede ser asi en castellano; debia decir: «diminutivo de «escribano».
Nosotros si lo usamos alguna vez es en broma, por ser ridículo en nues-
tra habla, y con el solo objeto de provocar la risa, resultando todo un exito
de comicidad si le damos énfasis y fonética castellanas. Nuestro diminutivo
es «escribanito». Por proceso morfolojico de nuestras lenguas autoctonas,
182 | Vicente Rossi
que nos han dado dulce vocalizacion, todos nuestros diminutivos tienen esa
construccion, nunca la castellana.
Trae otra acepcion desconocida en el Plata.
ESCRIBANO — El que por oficio público está autorizado para dar fe de las escri-
turas y demas actos que pasan ante él.
Aunque la voz proviene del bajo latin y está en el diccionario real des-
de sus comienzos editoriales, no la han usado los castellanos, han preferido
«notario», que no usamos nosotros.
Cuatro acepciones y tres frases que ofrece este articulo son desconocidas
entre nosotros.
ESCRIBIENTE — Persona que tiene por oficio copiar o poner en limpio escritos
ajenos, o escribir lo que se le dicta.
Conforme. El sinonimo que trae no lo usamos. No tiene femenino en cas-
tellano, pero si en rioplatense. Con esta voz como con «estudiante» los aca-
demicos hacen patuá vasco: «la estudiante», «la escribiente»; pero cuando
el masculino puede ser «comun de dos», como en «la danzante» y «la re-
citante», que decimos nosotros, los academicos ordenan: «la danzanta» y
«la recitanta»...
ESCRIBIR —
Conformes con las cuatro primeras acepciones. La 5a, «inscribir», es
en rioplatense el acto de anotar el nombre y datos de una persona en lista,
padron, etc.; naturalmente que eso se hace escribiendo, pero no autoriza a
conceptuarlo sinonimo de «escribir».
Trae seis acepciones mas y cuatro refranes, todo desconocido en el Plata.
ESCRIÑO —
ESCRIPTO —
ESCRIPTOR —
ESCRIPTURA —
ESCRIPTURAR —
ESCRIPTURARIO —
Ilustres hidalgos desconocidos.
***
***
«La raza que habita este continente y está formandose en la America del
Sud, se aparta de las otras razas a una distancia mucho mayor que la que
pudiera separar a los chinos de los europeos y a los ejipcios de los escandi-
navos... Son ustedes totalmente distintos».
KEYSERLING
- FOLLETOS LENGUARACES -
====================================
VICENTE ROSSI
TÁTA-MAMÁ-PAPÁ
10
RÍO DE LA PLATA
1929
YOJEIPYRÉ!
(purificador!)
187
188 | Vicente Rossi
***
TÁTA
TATA — (Del lat. tata.) m. fam. Nombre infantil con que se designa a la niñera. / 2.
Amér. y Murc. Padre, papá. Es voz de cariño en algunas partes de América se usa
también como tratamiento de respeto. / 3. Ar. Voz de cariño con que se designa
a la hermana menor.
La anotacion es tardía y sin importancia; no da orijenes al vocablo sinó acep-
ciones rejionales, que los indianos pudieron enseñar y los naturales acepcionar,
pero suelen limitarse a ser voces de aldea o que «se le oyó a uno», suficiente
para que los reales academicos la aprovechen para desamericanizar un vocablo,
porque no aceptan ni en hipotesis que hayamos podido proporcionarles alguna
voz; nos consideran discos fonograficos, y tan deprimente juicio es ratificado
por intelectuales americanos, sirvientes de la anacronica academia.
Desde su edicion 5, «año de gracia» 1817, el vocabulario real y académi-
co de los castellanos rejistraba (textual):
TAITA — s. m. Nombre con que el niño hace cariños llamando á su padre. Tata.
AJO TAITA — expr. fam. V. AJO.
Sin anotar procedencia y a sabiendas de que ningun clan peninsular usaba
esas voces.
Granada, autor del primer rudimentario vocabulario rioplatense (1890),
no se dejó catequizar por el «taita» academico, y observa que es quichua y
una variacion de «táta».
Folletos Lenguaraces, número 10 | 191
En los países del Plata fue jeneral el dulce título de «táta» al padre y
«tatita» al abuelo, y todavia no se ha perdido. El papá pasa a ser táta en la
ancianidad y tatita al ser abuelo.
192 | Vicente Rossi
***
MAMÁ
Otra nota breve y dulce de la clave del nene: «ma». Al coincidir con
la primera silaba de «madre», en casi todos los idiomas y dialectos, repeti-
da por el bebé («ma-ma») se consagró como sinonimo; por eso figura en
algunos lexicos, siempre con esa simple equivalencia, nunca con el elevado
sagrado concepto autoctono americano.
Nuestros vocablos «máma» y «mamá» son exclusivamente nuestros, el
primero quichua precolombino, el segundo criollo; no pueden pues echar-
nos en cara que nos lo trajeron los conquistadores «de marras», ni el negrero
colono.
Pero el vocabulario de «la Lengua», rejuntador de «lo que caiga» (lo
hemos demostrado varias veces), se enjaretó el vocablo, apesar de ser desco-
nocido en sus minares, donde solo han dicho «padre» y «madre» desde
que tartamudearon romance hasta nuestros dias.
Es divertido, como de costumbre, el complicado proceso editorial caste-
llanizante de un vocablo conquistado por los reales academicos, cuyo elastico
criterio lexicografico nos hace saltar de sorpresa en sorpresa.
Lo inician los «autoridades» en segunda acepcion de «máma» pectoral
(teta):
MÁMA — Lo mismo que MADRE. Es voz de que regularmente usan los niños
para nombrar á sus madres, ó amas. Mater, mamma.
En la edicion 4 cambian la acentuacion y alteran el texto:
MAMÁ — De esta voz usan comunmente los niños, y algunos que no lo son, para
nombrar á sus madres. Mamma.
Aquí desapareció «mater», sin embargo, en latin eso es «madre» y
«mamma» es «teta». Recordaremos que el latin del castellano ha sido de
sacristía, colaboracion y licencia eclesiastica, de ahi los disparates.
Folletos Lenguaraces, número 10 | 193
3. Esta caracteristica que los historiadores no toman en cuenta, distraidos con la glorificacion
del idólatra cristero, la explicamos debidamente en nuestro «Cosas de negros».
194 | Vicente Rossi
PAPÁ
Lo mismo que con «ma!» ha pasado con el «pa!» del guagüita4 al coin-
cidir con la primera silaba de «padre», en casi todos los idiomas y dialectos,
repetida («papa») se consagró como equivalente; por eso figura en algunos
lexicos, siempre con esa simple sinonimia, nunca con el elevado sagrado con-
cepto autoctono americano.
Nuestro vocablo «papá» es exclusivamente nuestro, es guaraní preco-
lombino; no pueden pues impugnarnos que se lo debemos al conquistador ni
al colono de la «tenebrosa noche de America».
La sola acentuacion hace nuestro al vocablo; los academicos anotaron
«pápa», tambien americano precolombino cuando se refiere al tubérculo
alimenticio.
Los pueblos iberos desconocieron esa palabra como equivalente de «pa-
dre»; el pan del bebé y el pápa eclesiastico insinuaron a los «autoridades»
que editaron el lexico real de los castellanos, la inclusion de ese articulo, pro-
duciendose otro de sus clasicos tanteos filolojicos. Inician los «autoridades»:
PÁPA — Voz de que usan los niños quando empiezan á hablar, para nombrar á su
padre, y tambien llaman así al pan. Pápa, pater.
El latin que cierra el articulo, como de costumbre no está de acuerdo, y es
tan solo la inevitable «licencia eclesiastica».
En la edicion 3 hicieron un puré con todas las pápas: el tuberculo, el
padre, el pan, la comida del nene y el pontífice. Merece transcribirse, pues
da una idea de la infantilidad del lenguaje y de los conocimientos jenerales
de aquellos hidalgos academicistas. Bajo el articulo «pápa» han puesto
(textualmente):
El Sumo Pontífice Romano, Vicario de Christo, sucesor de San Pedro
en el gobierno universal de la iglesia Católica, de quien es cabeza visible.
Diósele este nombre que significa padre, por serlo universal de todos los
fieles. Papa, Summus Pontifex.
Voz de que usan los niños quando empiezan á hablar, para nombrar á su
padre, y tambien llaman así al pan. Papa, pater.
Las sopas blandas que se dan á, los niños, y por extension se dice de qua-
lesquier sopas muy blandas. Pappa.
Qualquier especie de comida. Cibus.
4. Esta vez la interpretacion del silabeo del bebé lo favorece a él; a «hua-hua» dice si llora o
algo pide, e «huahua» lo llamaron los jenitores quichuas. Como en la pronunciacion conver-
timos «h» en «g», en todo el interior arjentino y en la enorme zona quichua del continente
se le llama «guagua» al nenito. «Guagüita» es el dulce diminutivo criollo.
196 | Vicente Rossi
Ciertas raices que se crian debaxo de la tierra, sin hojas y sin tallo, pardas
por de fuera y blancas por de dentro. Es comida insípida. Radix quaedam.
Lo mismo que PUCHES.
En la edicion 4 aparece la colaboracion de los «tios de America», aca-
rreadores de las barras de oro de los idiomas americanos, y los academicos
anotan por primera vez «papá», pero se han descuidado y le han dejado el
«pan», que segun ellos es «pápa»; y todo eso sin dar razon de ninguna clase
ni anotar procedencia.
En la edicion 7 le quitan el «pan» a «papá» y a «los niños» y mantie-
nen el cliché hasta la edicion 10, en la que le agregan:
Ya lo usan tambien muchos jóvenes, especialmente del sexo femenino,
por parecerles mas cariñosa, y lo mismo la palabra Mamá en lugar de
Madre.
America, siempre esplendida y jenerosa, enviaba esas voces de ternura, y
lo silencian… «Ya lo usan» dicen, y ¿porqué no lo usaron antes? ¿porqué lo
usan ya? No eran pues vocablos de su lenguaje ni de sus parlantes. El indiano
llevó esas voces y las propagó por hábito y por placer, ellas con su dulzura hi-
cieron el resto; alternan con las prosaicas «padre» y «madre» en reducidos
círculos que determinarian la procedencia americana a falta de comprobacio-
nes mejores, por eso en la edicion 11 se intensifica la conquista del vocablo:
PAPÁ — m. Voz sinónima de padre; que ha llegado á, ser bastante general, especial-
mente en las clases cultas de la sociedad.
Don Amado Alonso, importado por los eurindios de la Universidad Na-
cional de Buenos Aires, como correjidor y alcalde de primer voto lengual en
este fiel y humilde virreinato del rio de la plata, observaría, muy atinadamen-
te, que eso sucede por no provenir el vocablo del lenguaje de «los labriegos
de Castilla», ni de los del «habla culta», pues unos y otros son «sin mas
normas idiomaticas que las ceñidas al terruño donde transcurren sus vidas».
La obra, repetimos, es de los indianos, miembros en las «clases cultas» por su
dinero, y a veces cultura, obtenido en America. Pero no prosperó el vocablo;
no se jeneralizó; los pueblos iberos no llegaron a usarlo, ratificando al caste-
llano-viejo Sr. Alonso.
En las ediciones 12 y 13 los niños siguen perdiendo, pues se quedan sin
la «voz de que usan para nombrar a su padre»… a «papá» le dan el equiva-
lente latino «pápa», y terminan secamente: «lo usan por «padre» las clases
cultas de la sociedad».
En las ediciones 14 y 15 concluye la odisea del vocablo en el laberinto
lexicografico castellano, con la variacion injenuísima de lo anterior: «úsase
Folletos Lenguaraces, número 10 | 197
mas por las clases cultas de la sociedad», socorrido recurso «de que suelen
usar» los academicos en sus veleidades editoras.
Y asi, «como maleta de loco» (dicho nuestro), la sagrada voz americana
ha rodado por las ediciones del desorbitado vocabulario academico castella-
no; como todas las que ese cónclave ha pretendido anexar al habla de «los
labriegos de Castilla».
Por si no fueran suficientes nuestras observaciones y esos tropezones de
academicos ciegos, para catalogar las voces «papá», «táta» y «mamá»,
todas americanas precolombinas, acudamos, por lo excepcional del caso, al
testimonio del catalan castellanista Sr. Monner Sans, que se habia constitui-
do en Buenos Aires en correjidor real del lenguaje de este manso virreinato, y
«se despachaba» a su placer alentado y adulado por los tilingos criollos, que
confunden formas de expresion con expresion de ideas, y andan atentos a «la
voz del amo», haciendo que desde los parapetos de nuestra publicidad, ex-
tranjeros enganchados expresamente fusilen a mansalva al Idioma Nacional.
El Sr. Monner Sans protestó en una de sus inocentes monografias, de que
apareciese el vocablo «papá» en el venerado catalogo de «la Lengua»; en su
fanatismo castellanista encuentra «majestuosa» la palabra «padre»… (a no-
sotros nos resulta melodramatica y de «novela de costumbres») y llama «afe-
minada» a la voz «papá»... dulce nota musical aun en el mas hosco de los
hogares, mientras en el mas alegre y feliz «padre» suena a cuco y a sacristía.
La protesta y apreciaciones del Sr. Monner prueban ampliamente que los
vocablos que nos ocupan son extraños a la «lengua de Cervantes», que es lo
mas rotundo que puede aducirse para descastellanizar.
Barcia, etimologo acreditado, nada sabe y nada dice sobre la procedencia
de «pápa» y de «papá»; tampoco da mayores datos de «máma», «mamá»
y «táta»; evidencia de que son voces exoticas, juguetes de las aventuras edi-
toriales del vocabulario real y academico de los castellanos.
«Papá», «papaí» son voces guaranises (mejor que «guaraníes»), desde
el Plata hasta el Caribe.
Los filologos en ese dulce lenguaje que habló el Gáucho, procer surjido de la
grande y noble raza Guaraní, desde Montoya hasta nuestros dias, lo consignan
y dicen que proviene del balbuceo del lactante, como tambien «pápa», comi-
da. Han recordado al clasico Varron, se ve claramente, por que no es aplicable
a este caso, por llamarse en guaraní al padre «ru» y «tuba». Pero Tupá, el
Hacedor, es el Padre de lo creado (el Inti aimará), y en el apacible hogar autoc-
tono ha sido invocado por el balbuceo del «mitáng» (bebé), al querer indicar
a su propio jenitor: «pa-pa»; la perenne acentuacion aguda del guaraní dió el
vocablo para todas las jeneraciones americanas desde la precolombia.
«Papaí», «papi», son diminutivos.
198 | Vicente Rossi
***
PAJINA 374
del diccionario real y academico
de los castellanos
edicion 15
darle una letra mas, y raro es que aprovechando otros binomios no hayan
inventado otras letras.
CHA — m. Nombre genérico que dan los chinos al te, por lo cual se ha conservado
esta denominación en Filipinas y en algunos países hispanoamericanos.
Este articulo era el primero con «ch» en el real vocabulario antes de ha-
cerla «cuarta letra» y se lo achacaban a los mejicanos, diciendo que éstos asi
llamaban al te; un siglo y medio despues se dan cuenta del error y se lo enca-
jan a los filipinos, tambien error; y con todo lo errado aderezan lo que hemos
copiado de su última edicion, y quedamos peor que nunca.
Es gracioso eso de que se anexan el monosilabo porque lo usan en Filipi-
nas, es decir, por que es tagalo...! Y eso de los paises hispano-americanos de su
jeografia particular…!
CHACARERO, RA — (De chácara.) adj. Amér. Dicese del hombre o mujer que
trabajan en el campo. Ú.t.c.s.
Es el derivado brasilero, pues nunca hemos hecho el nuestro, que sería
«chacrero». El rotativo porteño que descubrió la voz «brasileño» no lo sa-
bía, pues con igual criterio habria tenido que decir «chacareño», con inde-
cible regocijo de tilingos y meridianos.
No es «el hombre o la mujer que trabajan en el campo», sinó en la cha-
cra, unicamente en la chacra.
No es adjetivo, es sustantivo, y ú.t.c. adj.
CHACO — m. Montería con ojeo que hacían antiguamente los indios de la Amé-
rica del Sur estrechando en circulo la caza para cogerla.
Montería... ojéo... cojerla... ¿Qué idioma es ese? podemos preguntar los
rioplatenses.
La voz quichua «chacu», tambien «chucu», es cacería en forma de en-
cierro, injenioso sistema del autoctono sudamericano.
El real lexico conquistó el vocablo en su edicion 13 (1899), y los indios
hacen disco desde la precolombia.
El punto jeografico que lleva ese nombre se les ha quedado en el «tinte-
rillo», pues ignoran en absoluto jeografia de America, y la que suelen citar
solo ellos la conocen.
CHACOLOTEAR —
CHACOLOTEO —
Folletos Lenguaraces, número 10 | 201
CHACONA —
CHACONADA —
CHACONERO —
Ilustres desconocidos hijodalgos.
CHACOTEAR —
De acuerdo.
CHACOTERO —
Desconocido; decimos «chacoton», voz rioplatense.
CHACHAREAR —
CHACHARERO —
Y doce vocablos mas desconocidos, que aburridor e inoficioso anotar.
CHACHO —
Ver «chacha». Trae una acepcion ignorada.
CHAFLANAR —
Decimos «chanflar» y «chanflear».
***
UN CAMBALACHE DE VOCES
«habla culta»; está compuesta de turco, árabe, latin, brasilero, frances, hún-
garo, vasco araucano, filipino, chileno, mejicano, rioplatense, y casi la mitad
de sus articulos son quichuas o de esa derivacion.
Ha de haber muchas pajinas como esa, pero ni los mas valbuenistas filolo-
gos han hecho notar semejante cambalache de vocablos. Y hablan siempre de
casticismo, de pureza, de riqueza, de belleza... cháchara! cháchara!
A las 38 palabras observadas de esa pajina, podemos agregar 64 vocablos
rioplatenses y americanos sin ninguna injerencia castellana.
Coopere, lector amigo, con todos los medios a su alcance, a llamar Nacio-
nal a nuestro lenguaje. Nacional Arjentino! Nacional Uruguayo! Y cuando la
cita es comun a ambos pueblos: Nacional Rioplatense!
Ayude a salvarnos del ridículo.
***
***
ÑEÉ
(palabras)
mismos, que nadie hará por nosotros lo que nosotros no hagamos. Y en este
escenario de naturaleza esplendente, en este ambiente autoctono, no es po-
sible reprimir la protesta de que nos traten como libertos y no como libres,
poniendonos riendas con el idioma.
***
BALANCE
***
no ser con el corriente idioma español, sinó con los chapuceros de la Acade-
mia. Sabemos que desbarran en lo americano, ¿por qué no en lo peninsular,
muchas veces?
Jorje Luis Borges
Publicado en «Sintesis» de Buenos Aires Nov. 1928
con el titulo: «Idioma Nacional Rioplatense — F. L. N° 6»
formas de las palabras, con su sentido y con la sintaxis. Del entre juego de esas
fuerzas resulta la evolucion de las lenguas.
Las de America, sometidas a las mismas leyes de transformacion, no de-
jarán de alejarse de las fuentes de que proceden. La literatura retardará, no
detendrá el movimiento de avance. Será negativo todo esfuerzo realizado con
ese proposito.
¿Carecen de fundamento los nacionalistas del Rio de la Plata? Muy al
contrario, los poderosos impulsos de nacionalismo que los mueven a accion
se orientan a reparar graves yerros.
Hace un siglo, Esteban Echevarría había señalado la buena direccion; la
saludable orijinalidad americana a lo largo de todos los vientos de la intelijen-
cia del hombre. Los literatos, los estudiosos desoyeron. A la independencia
intelectual opusieron el purismo, y aunque hubo entre ellos hombres de ta-
lento y erudicion, han transcurrido muchas decenas de años sin que se haya
realizado el Diccionario de la Lengua de America. Han preferido importunar
a la Academia Española para que les haga el diccionario que ellos no han
sabido hacer.
El nacionalismo en las artes y en las letras nace de una intensa aspiracion,
o de una recondita conciencia de orijinalidad y de fuerza. Es, a veces, el des-
pertar del jenio de un pueblo. Anuncia ya las creaciones de su cultura que
pasarán al porvenir. Tiene dos riesgos: el uno es que tal fuerza se vierta en las
esclusas de la politica; el otro es su natural expansion, que conocemos a traves
de la historia con el nombre de imperialismo. Y el timbre de nacionalismo
que se oye en estos Folletos, es ya del naciente imperialismo arjentino.
R. Brenes Mesén
De la Northwestern University
Evanston, Illi. U.S.A.
El idioma es el complemento de la
nacionalidad, permitir su desnacionalizacion
es conspirar contra aquella.
En el Plata se habla Idioma Nacional;
nadie le dé otro nombre.
- FOLLETOS LENGUARACES -
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VICENTE ROSSI
Vocabulario de Vasallaje
PRIMERA SERIE
11
RÍO DE LA PLATA
1931
213
214 | Vicente Rossi
decirla como decimos nosotros. Llevela a los Podestá, que son criollos y solo
ellos podran representarla bien.
Don Bartolo, a muchos años de distancia del vocabulario de vasallaje en
la publicidad, de los eurindios y del Instituto de Filolojia, reconocia la exis-
tencia de algo nuestro, algo nacional en nuestro lenguaje culto, que no podia
ni debia entregarse al extranjero. La obra de Granada no estaba escrita en
lunfardo, ni en orillero, ni en gauchesco, sinó en el castellano del Plata; pero
aun escrita en castellano inmigrante, habría salvado su nacionalidad la eufo-
nia del artista nativo.
De los sucesores y asimilados de don Bartolo, tan solo una mujer reme-
mora y se solidariza con el nacionalismo del patricio, su sobrina-nieta Caro-
lina M. y V. de Vedia, declarando en un artículo filolojico:
«Siempre que no hablemos el idioma de Hispania ni el Lunfardo (que
tambien es hispano), puede tenerse por seguro que hablamos nuestro
idioma Nacional, ese que con el mismo título en letras de molde, figura
en los programas de las instituciones docentes de toda la Republica» (El
entreparentesis es nuestro).
Bartolito Mitre, travieso y ameno espiritu nativo, redactor en el diario de
su padre, fundó con su «doble» Argos la imajinaria «Societé des Macanea-
deurs», en la que hacía ingresar a los tilingos escribidores de aquella hora,
cultivadores de las circunlocuciones adormideras arciprestenses y cervanti-
nas, en el decadentismo romantico-literario, sensual y suicidante, de la epoca.
Y hoy «La Nacion»... es la mas empeñosa propagandista de ese estrafala-
rio e insolito vocabulario de vasallaje, policromo carnaval lingüistico. Y suele
convertir en fakires de nuestras letras a los tilingos que Bartolito agrupaba en
su «Societé des Macaneadeurs».
4. Hablando del escenario jiratorio del Colon, dice un diario de la capital de la Republica Ar-
jentina: «Las coristas, terminado el ensayo, se divertian haciendo viajes en ese enorme tio vivo
en que ha sido transformado el escenario del Colon».
«Si esto no son ganas de farolear, que venga Dios y lo diga».
«Ni siquiera un cinco por ciento de los que hayan leido eso, sabe lo que es un tio vivo».
«Asi llaman en España (y no en toda ella) a lo que aqui llamamos «calesitas».
«Pero, segun parece, los diarios de Buenos Aires (no todos, afortunadamente) se escriben, no
para que los lectores se enteren de las cosas, sinó para que se luzcan (asi creen ellos) algunos
eruditos «a la violeta». — J. J. BERNAT, en «Atlantida» de Buenos Aires.
Ni erudicion ni faroleria; derrotismo y guarangueria.
Tio vivo es jitanismo-castellano. El diario aludido creyó, como de costumbre, que era casticis-
mo por via matritense, cuya publicidad es el único castellano que sale de Hispania, y, como se
ve, sirve de meridiano a la nuestra.
218 | Vicente Rossi
CONFABULATION?...
En los tiempos en que exoticos humoristas filologos del diario porteño «La
Nacion» inventaron el vocablo brasileño, y creyeron cervantinismo el arabis-
mo «batacazo» para sustituir a nuestro «batatazo» (apesar de ser antóni-
mos), se hacía eso por distraccion y suficiencia, abusando del ascendiente que
la seleccion intelectual observada por los Mitre para su diario, le daba sobre
todos sus colegas del Plata, convertidos poco a poco en sus humildes alumnos y
propagadores lingüisticos. Aunque fuera discutido el vocablo y comprobada su
invencion, como pasó con brasileño, se imponía hasta hacerse usual. ¿Cómo ex-
plicar este fenomeno de ciega imitacion y obediencia... de sujestion colectiva?5
Actualmente los castellanismos se descubren y se «lanzan» en menos de
una semana en toda la publicidad metropolitana; nadie absolutamente los
discute, y no es facil individualizar al «lanzador». Como a una previa voz
de orden.
Y en casos de estos recordamos siempre a Álzaga... y al negro Domingo,
servidor de la patria que no tiene calle ni estatua en el municipio porteño,
pródigo en mutiles adulonerias al extranjero y a discutibles nativos.
NATIVOS E INMIGRANTES
NOS DEPRIMEN SIN CONSIDERACION
5. «La Nacion» ha conseguido instituirse en una enciclopedia intanjible, sin ninguna jestion de
su parte, tan sola gracias al magnetismo del prestijio de la honestidad intelectual de sus funda-
dores, ya desaparecidos. Juan B. Igon, en su «Medicina casera» (ed. Cabaut), transcribe las re-
cetas que «La Nacion» ha publicado en su sección «Correo», para curar por correspondencia
diversas enfermedades. Igon anota la procedencia como prueba decisiva de eficacia y seguridad.
6. Ver mas vasallaje en el f. N.° 9, ps. 32-33.
Folletos Lenguaraces, número 11 | 219
Los pueblos del Plata son espiritualidades nuevas, floraciones etnicas limpias
de herencias exoticas dominantes, (pese a sociologos y etnologos que hacen racia-
lidades y derivaciones con papel y pluma); no son, pues, elementos de regresion.
Orgullosos de su nacionalidad, la obra de sus ascendientes nativos, no admiten en
ese patrimonio ninguna manda de exotismo, por amable que sea.
En estos pueblos, el lenguaje oriundo de la babel del barbaro bucanero
colombino y del negrero del virreinato, fué un accidente desgraciado y nó
imposicion alguna; un recurso imprescindible para entenderse negros, mu-
latos y moros, ilustres pobladores de la «muy noble, muy leal» y muy oscura
colonia.
Los pueblos del Plata hicieron alta academia de depuracion y neolojismo
sobre aquella habla torpe e inintelijible, de indijencia suma. A esos pueblos,
cuyas condiciones intelectuales y sicolojicas desconocen sus «hombres sa-
bios», se les quiere imponer un vasallaje lengual perfectamente definido.
Esta imposicion nunca ha sido justificada con una razon atendible, tan solo
se ha hecho trascendentismo para disimular literariamente: accion de dominio,
virreinato a base de «Lengua», y las abstrusas reglas constitutivas de ésta man-
teniendo «leyes de Indias» y de «reduccion» en los pueblos del Plata.
DERROTISMO Y EGOTISMO
El castellano nos debe ser algo mas que «conocido en su casa», como lo
son el catalan, el gallego, etc., y tambien va a debernos su «reláche», por no
ser idioma de cultura; ésta misma ha de arrinconarlo, fatalmente.
La universidad nacional de Cordoba, vieja casa de estudios fundada por
el paraguayo Trejo, dice en un aviso publicado en la prensa durante varias
semanas, en Mayo del corriente año:
«Estudiantes de Medicina, Derecho e Injenieria: Si no conocen idiomas
no podran prosperar en sus estudios. En la actualidad los grandes autores,
las revistas importantes, los textos imprescindibles, se escriben en Inglés,
Frances, Aleman e Italiano. Si no saben esos idiomas estudienlos en la
Universidad, inscribiendose en el Instituto de Idiomas».
La universidad nacional metropolitana fundó un instituto, para castellani-
zar a la intelectualidad arjentina bajo la direccion de hispanos trascendentistas.
La de Cordoba lo funda para enseñar las hablas de cultura que superioricen esa
intelectualidad y pongan a su alcance la ciencia en sus fuentes orijinales.
No es, pues, lenguaje de cultura el castellano; ni un solo vocablo suyo ha
ingresado en los citados idiomas, y ellos todos tienen muchos introducidos
en él; vale decir: ninguna habla de cultura necesitó del castellano y éste ne-
cesitó de todas. Por eso es para nosotros un simple lenguaraz; hoy cuscuta
que vive pegada a nuestro frondoso y sonoro lexico; lo hemos evidenciado,
lo estamos evidenciando, continuaremos evidenciandolo, hasta cansar con
repeticiones insistentes de todo aquello que debe tenerse bien presente en
esta protesta idiomatica.
Folletos Lenguaraces, número 11 | 223
7. Tomamos de sujeto tipico nuestro al Paisano, por que en él converjen el trabajador, el can-
tor, el poeta y el soldado. Su viva imajinacion lo hacen habil esgrimista de lexico propio, siem-
pre oportuno y nuevo. Su nacionalismo no conoce titubeos. Es el criollo de ley, «el nacido de
la tierra; el no venido de ninguna parte». Los pueblos rioplatenses tienen la clara intelijencia
del Paisano. De la jenofobia hace una amable picaresca distraccion; de su amor a la tierra y a su
raza nativa, un culto autoctono.
224 | Vicente Rossi
VOCABULARIO DE VASALLAJE
EN NUESTRA HISTORIACION
De ahí que nuestra historiacion no sea nuestra historia sinó la ajena. Pa-
rece a veces que va a ocuparse de nosotros, pero interviene el vocabulario de
vasallaje y cae de narices a los pies de los mitos exoticos.
Nuestra historiacion es una antifona, en voces de la lejana tecnica de adje-
tivacion enfatica del pringoso romance.
Por primera vez van a recibir esos vocablos de vasallaje su acepcion exacta.
Quiza pueda ser util la leccion a futuros cronistas.
CRITERIO IDIOMÁTICO
DEL MALEVAJE Y DE LA INTELECTUALIDAD
RIOPLATENSES
8. El arcipreste de Talavera en su «Corbacho» (1438), dice que las mujeres daban «besos
bermejos» debido, entre otros tintes, «al brasil con alumbre mezclado».
230 | Vicente Rossi
CALENTURA — Nadie ha usado nunca en los paises del Plata esa voz
en sustitucion de «fiebre». Bien conocida es la acepcion de «calentura» en
rioplatense…
Podria dispensarse ese descuido a nuestro tilinguismo literario, capaz de
ser quijote y sancho a la vez, pero no a la publicidad.
Desalojar un vocablo neto nuestro, que vive en los labios de todos los
habitantes de los paises del Plata, por un ridiculo madrileñismo que no se
usó nunca, es darles patente de sonsos a los criollos de la publicidad que eso
permiten.
de sus miseros sueldos les entregaron sus patrones, van derecho a una casa de
discos fonograficos, a escuchar sus propias romanzas, la rima y el ritmo de la
raza, que la cultura y prevision norteamericana ha grabado para ellos.
Adquiere el chaqueño un disco antes que la ropa y alimentos que necesita
con urjencia. Lo lleva como un tesoro, y cuando quiere recrear su espíritu,
acude a las casas donde hay un fonografo y ruega que hagan oir su disco.
Quien hace esto y es quien es, jamas necesitó folklore de nadie.
Ninguna raza del mundo atiende su espiritualidad antes que sus carnes y
su estomago, como lo hace ese indio.
El folklore es mas sagrado para los pueblos que su propia historiacion.
El folklore vive con el pueblo en continua actividad, en mision de consue-
lo y alegría. La historia anda olvidada en malos libros.
Vocabulario de Vasallaje
SEGUNDA SERIE
12
RÍO DE LA PLATA
1932
***
241
242 | Vicente Rossi
HAZ, HAZLO — Nadie pronuncia en los paises del Plata esas palabras,
ni los mismos inmigrantes de procedencia parlante castellana. En los dialo-
gos de la publicidad no se dan maña para evitarlo.
En labios nativos resultan motivo de risa, si se pronuncian en serio su-
fre una depresion la espiritualidad y un humillante vaho de exotismo la
nacionalidad.
Y aqui nos respalda la misma «Nacion», la fanatica castellanofila, que
siente esa depresion y percibe ese vaho cuando por medio de sus domin-
gueras historietas de figuritas se acerca al pueblo, viéndose obligada en sus
Folletos Lenguaraces, número 12 | 245
primer ensayo químico que azuló la sangre e instituyó «el abolengo» en los
clanes iberos.
La academia de «la Lengua» despues de innumerables manoseos a esos
vocablos, los define asi en la última edicion de su vocabulario: «Persona que
por su sangre es de una clase noble y distinguida». Sin perjuicio, segun la mis-
ma academia, de que un burrero tenga derecho al noble título de «hidalgo de
bragueta» si ha dado siete hijos varones al pais, lo que en la Arjentina puede
ser un simple compadre del presidente. Creiamos que la nobleza y distincion
exijian pedigré, pero, se van mas allá de la democracia en la castellanidad. (7)
Un señor Fernandez Merino, comentarista castellanista y mas que acade-
mico, pues fue asesor etimologo de ellos, ocupandose de la definicion acade-
mica de «hidalgo» dice:
«No creemos ni puede creerse que esa condicion noble y distinguida
pueda llamarse algo. Creemos que por hijo-de-algo se debe entender una
persona de poca importancia, un ser cuyos padres no se pueden nombrar,
pues de ningun modo puede creerse que algo sea sinonimo de noble, dis-
tinguido, etc».2
Han hecho estos folletos algunas alusiones al embrujo de «la Lengua»;
se ve claro; en este caso ha ennoblecido a un ser inferior; fablando, falando,
parlando, hablando y charlando... Por algo es «la Lengua».
Para magnificar a los siniestros y oscuros invasores y negreros de America,
sus cronistas los han titulado «hidalgos», y a sus fechorias, «hidalguias»;
creyendo mentir han dicho irrefutable verdad. «En el pecado, la penitencia».
2. Eso es castellano profesional, academico... Nadie en el Plata es capaz de escribir tan mal. Lo
que para nosotros son defectos en ese parrafo; no lo son para los castellanos. Es indiscutible
la existencia de una sintaxis nacional rioplatense, muy superior a la castellana. El lector puede
comprobarlo: lea un buen libro de autor castellano, lea párrafos-definiciones del dicciona-
rio academico, y experimentará el desasosiego que produce una fraseolojia anquilosada y un
sonsonete sintactico inaguantable. Ningun escritor rioplatense produce esos efectos; ni los
mismos tilingos castizantes.
Folletos Lenguaraces, número 12 | 247
PON, PÓNLO — No pronuncia nadie en estos paises del Plata esas pa-
labras, y en los dialogos de nuestra publicidad no se dan maña para evitarlo.
En labios nativos resultan motivo de risa, y si se pronuncian en serio
sufre una depresion la espiritualidad y un humillante vaho de exotismo la
nacionalidad.
Y aqui nos respalda la misma «Nacion», la fanatica castellanofila, que
siente esa depresion y percibe ese vaho cuando por medio de sus domingue-
ras historietas de figuritas se acerca al pueblo, viéndose obligada en sus dialo-
gos a conjugar «andá», «vení», «salí», «querés», «toma», etc., que re-
emplazados con «ánda», «ven», «sal», «quieres», «tóma», la historieta
perdería para nosotros todo su encanto.
La voz rioplatense es «ponélo», derivado popular exacto y lojico de
«poner». Todos los habitantes de estos paises la usan. La futura gramati-
calidad rioplatense fijará esta y otras conjugaciones que hoy hacen sonreir
burlonamente a nuestros «hombres sabios», y que será conquista de otras
jeneraciones.
La conjugacion castellana resulta ridicula en rioplatense: «pon» es un
batacazo o un golpe de bombo; «pónlo» suena a vocablo del negro africano.
252 | Vicente Rossi
formarse y constituirse; han escrito su historia en una misma pajilla; han sido
cultivadoras mutuas de su folklore, y estrechamente unidas hasta confundir-
se, han atesorado esas manifestaciones del alma nacional. Todo antagonismo,
toda eliminacion entre ellas, es inconfesable egoismo, por eso consignamos:
Rioplatense.
Sin embargo, en la banda occidental suele rebuscarse y preferirse un
improbable orijen cualquiera europeo a un probado orijen uruguayo. A es-
tas actividades no objetan nada en la banda oriental; indudablemente sus
«hombres sabios» tambien prefieren orijenes exoticos para los tesoros de su
folklore, perpetrando inconsciente vasallaje.7
«Rioplatense» es fraternidad de dos pueblos bajo todos los aspectos; es
la conjuncion de actividades de la creacion, constitucion y desarrollo de dos
nacionalidades bajo insignias de iguales colores; sin perjuicio de que cada una
pueda puntualizar su aporte en la obra comun; pero… en esa puntualizacion,
cuando se ha destacado precursor indubitable el uruguayismo... recien algu-
nos de la otra banda se acuerdan de lo rioplatense… (10)
«Rioplatense» es vocablo de procedencia uruguaya, demostracion de
sincera fraternidad, de coparticipacion sin egoismos concedida por quien
mas razones tiene para no jeneralizar con ese término.
SABE — Son incontables los significados que a esta palabra le han dado y
quitado los «autoridades», desde que se les ocurrió imprimir el vocabulario.
La última edicion se especializa en la acepcion: «conocer o ser entendido en
una cosa o profesion».
Usar «sabe» por «tiene gusto» o «tiene sabor» a nadie se le ha ocurri-
do entre nosotros.
Los meridianos de un rotativo «serio» porteño, le encajaron: «saben
muy bien fritas las alubias». Pero ellos no saben a qué nos saben.
7. Dice el ensayista historiologo uruguayo Victor Arreguine en su obra «Los orientales», que
el vasco Zabala «fundó a Montevideo con siete familias que llevó de Buenos Aires, a las que
mas tarde se agregaron 50 familias traidas de Hispania, pelagatos oriundos de Galicia y de
Canarias. En adelante la rejion se convirtió en JAUJA DE LA GALLEGADA».
254 | Vicente Rossi
***
(1)
ECOS DEL VASALLAJE DE NUESTRA PUBLICIDAD
Apesar de tener esos públicos pasion por las estrellas y astros norteameri-
canos, no los aceptan sincronizados en hispano, ¡basta con los rótulos!».
Es rechazo clavado del idioma!
Los humildes pueblos americanos-latinos son mas intelijentes que sus
clases cultas, y son los unicos guardadores del pedernal patriotico; por eso
en toda America se han impuesto como a una voz de sagrada consigna, repu-
diando el castellano que aquellas cultas clases sirven vasallescamente.
El supremo arte norteamericano ha iluminado el alma de esos pueblos y
tramos de la via hacia sus destinos aun desconocidos; cosas inasequibles a la
incapacidad de sus dirijentes intelectuales, sociales y politicos.
La desagradable impresion que produce el habla castellana, es debida a su
carencia de armoniosidad y a su caracteristico enfasis, incompatible con ese
arte de la mas fina cultura, en el que la gama de las pasiones humanas, maravi-
llosamente interpretada por el jenio norteamericano, exije la rima y el ritmo
de un lenguaje breve, suave y dulce.
El castellano «no viste» han dicho estos folletos, y el cinematografo, arte
máximo, lo ha evidenciado rotundo.
Hay además secular antipatia racial, y eso no desaparecerá nunca porque
es esencia de la historia.
***
(2)
EL «CERVANTINO» DE LOS «GÁUCHOS»
10. En la incesante creacion y renovacion del lenguaje Rioplatense, tuvo su epoca de populari-
dad llamar «droga» a la mentira.
258 | Vicente Rossi
prensa sendas listas de palabras del castellano antiguo que nosotros «creemos
gauchescas».
Nuestro campero tenía y tiene vocablos como «ansina», «mesmo»,
etc., que no por existir en el romance a él los debe, traidos por colombinos y
negreros, segun se ha afirmado.
Eso no pudo ser porqué:
1.° — Ni colombinos ni negreros hablaban castellano. Los primeros eran
mercenarios y criminales expatriados, de varias hablas europeas; entre ellos
usaban lenguaje mímico; el largo entrenamiento del viaje les fué utilisimo
para hacerse entender bien del autoctono. Los segundos fueron parlantes de
varios idiomas iberos, y hacian otros tantos patuás abordando el cervantino,
para entenderse entre ellos. Aquéllos y éstos, famosos analfabetos.
2.° — Los vocablos en cuestion son camperos; conquistadores y negreros
anduvieron por nuestros campos «¡ataje por vida suya!»... Como para insta-
lar escuela de habla arciprestina!...
3.° — Los negreros aderezaron un castellano para su uso, por depender
de Castilla, y si ellos mismos daban con alguna voz de romance era debido
a coincidencia, casi siempre por eufonía. Hoy mismo, en nuestras urbes, la
«h» pasa a ser «g» por muy bien que pronunciemos, de ahí «güevo» y
«güeco»; y en toda la campaña: «agora»; sin que ni por embrujo y con
rogativas le haya sido dado intervenir a Sancho.
4.° — El criollo campero rioplatense trató siempre al inmigrante como a
ser inferior, pero con la condescendencia que heredó del autoctono. Esa si-
tuación moral, intelectual y social, le colocó en el proposito de no dejarse in-
fluenciar por él en nada, todo lo contrario, lo dominó asimilandolo. Por eso
se salvó de influencias gringas la coreografia, la lirica y la poesía nativas. Y en
el lenguaje, sobre todas las cosas, el criollo mantuvo siempre su intervencion,
mas efectiva y mas decisiva a medida que acrecentó su cultura.
El cervantinismo de los gáuchos es una chicana castellanista, para aducirnos
que es ridiculo que nos «regalemos» con un «idioma nacional» cuando hasta
el gauchesco es romance. Nunca lo han comprobado. Se han apropiado la coin-
cidencia. Por nuestra parte, en una de esas demostraciones hechas por el brasi-
lero cervantinero Americo Castro,11 dejamos constancia razonada del indebido
endoso, y en esta nota desalojamos definitivamente tan socorrida invención.
La criollada mestiza de jenoveses que pobló hasta hace muy poco los
barrios maritimos porteños y montevideanos, criollada que solo conocia el
yacumino de sus muelles, usaba estas voces no extrañas al ilustrisimo Panza
y su amo: «asina», «mesmo», «rempujar», «licion», «escuro», «mes-
turao», «flaire», «dende». Y estas de los gáuchos que esa criollada nunca
***
(3)
«EL USO ES QUIEN DECIDE»
***
(4)
PUERIL JENOFOBIA CASTELLANA
(5)
CULTERANISMO ES CULTURA DE LORO
12. Ininterrumpida obra centenaria. Noah Webster, lexicografo norteamericano que vivió 42
años del siglo XVIII y 43 del XIX, fué su iniciador, y colaboraron los filologos nativos de todas
las epocas. Webster expresó su aspiracion con estas palabras que la tradicion conserva:
«No es solamente importante sinó en alto grado necesario, que el pueblo de este pais tenga su
diccionario norteamericano, surjido del habla inglesa».
Hoy la patriotica empresa ostenta este lema:
«Diccionarios norteamericanos para norteamericanos».
Y publica siete ediciones dedicadas a los diferentes grados de la instruccion, desde un reducido
volumen para niños de escuela primaria, hasta la enciclopedia para intelectuales.
262 | Vicente Rossi
***
(6)
NECESITAMOS EDUCACION NACIONALISTA
14. Conste que nos referimos a la conjugacion rioplatense en todos los verbos; no nos particu-
larizamos con «hacélo», lo tomamos de ejemplo,
264 | Vicente Rossi
***
(7)
ES RIDICULO TOMAR EN SERIO AL CASTELLANO.
NOS HA PERJUDICADO MANIFIESTAMENTE
***
(8)
INDIO ES AMERICANO
Colon creyó que habia descubierto las Indias occidentales; los que le pres-
taron (y todavia están cobrándose) los cascajos que él condujo a esa hazaña,
creyeron lo mismo, y llamaron «indios» a los naturales, por derivacion y por
primera vez, pues respecto a los de las Indias orientales, solo llamaban «hin-
dúes» (con «h») a los del Indostan. Nosotros llamamos «indúes» a todos
los nativos de esas Indias.
Indio es americano.
En todo poblado de America ocupado por la civilizacion, si Tal tribu in-
dia hubo, Tal pueblo hay, sean quienes hayan sido los pobladores extraños
dominantes. El espiritu de la madre-tierra besa por igual a todos sus hijos en
la frente y se trasmite a ellos, para inmunizarlos de ascendencia.
El Indio fué el conquistador: Hospedó noblemente al bucanero colom-
bino y le dió poblados para que fundara ciudades (ver «Fundacion» en el
anterior folleto). Fué el amigo, el guia, el protector hospitalario; el pan y la
sal de bucaneros y negreros.
En un desfile alegorico proyectado (quizá efectuado) en Sevilla, con mo-
tivo de la Exposicion, figuraba un carreton simbolico de la conquista, y decia
el programa:
«En cada esquina del carreton irá un Indio, en homenaje a que sin él habria
sido imposible o muy dificil la conquista, por lo mucho que cooperó a ella».
Si donde menos puede esperarse se le hace justicia al Indio, relegada figura
central de la post-colombia, sintoma es ya de que a la historiacion rutinaria
americana se le va acercando el depurativo de sus falsedades.
El Indio nos dió el Gáucho; nos dió ejércitos; puso al servicio de la crea-
cion de las patrias americanas, su valor, su astucia y su tenacidad.
Folletos Lenguaraces, número 12 | 269
***
(9)
«NACIDO DE LA TIERRA,
NO VENIDO DE NINGUNA PARTE»
El negro ha demostrado ser mas intelijente que todas las demas razas
como neólogo y musicólogo. Shaw ha tenido que declararlo, fuera de su hu-
morismo, despues de constatarlo.
Keyserling, que como todos los europeos nos creia producto africano por
partida doble, (del negro y del morogodo), quedó sorprendido al contemplar
en el criollo, etnica, etnolojia y sicolojia de «una raza totalmente distinta» a
las que aquí merodearon. Ratificaba la injeniosa definicion del negro: «naci-
do de la tierra, no venido de ninguna parte».
***
(10)
IRUGÁI AÑARAÍ!
Hace un par de meses que está impresa la pajina 25 de este folleto, donde
se trata de la voz «rioplatense», y llegamos a esta nota en momentos en que
se produce un entredicho diplomatico entre los gobiernos del Plata, dando
motivo a que estos pueblos nos proporcionen la ratificacion mas valiosa que
pudieramos pretender para la definicion de aquella voz.
Es algo mas que producto historico la fraternidad de estos pueblos; fac-
tores morales, espirituales y hogareños le hacen blindaje contra las rozaduras
del rejionalismo. No lo sienten igual sus dirijentes politicos... Tampoco deter-
minados intelectuales de la pluma. A estos últimos ni un brujo les adivinaria
el porqué. Vamos a divagar a ese respecto por y para nuestra cuenta.
Nunca creimos que el solar Charruá tuviera aporte digno de mencion en
el folklore rioplatense; sabiamos que el Tango y el Pericon de allí procedian,
por lo menos respecto a su aparicion en el Plata, y un dia nos largamos a
bucear, para despuntar el vicio de escribir, pero sin la mas lejana intencion de
uruguayizar. Como siempre sucede en estas requisas, se presentaron consta-
taciones que no sospechabamos.
En la Banda Oriental estan acostumbrados a conceder estas iniciaciones a
la «patria grande»; jamas se ha hecho cuestion al respecto. Nosotros somos
los que hemos anotado las primeras comprobaciones, conmoviendo versio-
nes arraigadas. La verdad parece menos cuando viene tarde.
Algunos palpitadores de folklore de la Banda Occidental, no admiten
uruguayismo precursor en las artes populares rioplatenses. Prefieren, y hasta
paradojalmente los crean, orijenes europeos; nos da la fórmula uno de ellos:
«La Samacueca es española en toda su técnica, pero se ignora que alguna vez
se haya bailado en España»…
Los pueblos del Plata rechazan indignados la procedencia europea; no
admiten el desencanto de que lo creido propio y como propio cultivado y
Folletos Lenguaraces, número 12 | 271
propagado, resulte que no les pertenece. Pero entre sí mantienen mutuo res-
peto en el rejionalismo de sus aportes al arte que en comun sostienen: El
cantor uruguayo se complace en dar a su auditorio una cancion arjentina,
que anuncia con toda anticipacion. Lo mismo hace el cantor arjentino con
una produccion uruguaya. ¿Quién no ha tenido oportunidad de presenciar
alguna vez ese jesto de colaboracion fraternal? Son los «hombres sabios»
los envenenadores de nuestras fuentes orijinales de folklore, en cuyas raices
autoctonas y criollas radica el secreto de sus valores artisticos inconfundibles.
Los uruguayos no desconocen que el cultivo intenso del folklore riopla-
tense es arjentino, y lo es tambien su fama en el exterior, pues solo el arjentino
viaja y propaga. Esta ha sido razon de sobra para que hayan contribuido y
compartido siempre sin egoismos.
Los «hombres sabios» uruguayos jamas se han ocupado de nada de eso.
Hemos respetado todo. Nuestra investigacion no ha sido de uruguayi-
zacion, sinó de constatacion de procedencia, de acotacion historial. Ello ha
servido para revelarnos un inexplicable derrotismo arjentino contra toda co-
laboracion uruguaya, prefiriendola europea, aun con sacrificio de lo propio,
que no purifican del exotismo arbitrariamente adosado.
Teatro Arjentino y Teatro Uruguayo son uno mismo; estan estrechamen-
te ligados, como sus pueblos; el Teatro es expresion popular. Puede compu-
tarse rejionalidad por repertorio o autores pero no jenericamente. Ese Teatro
es, sin duda, Rioplatense.
Fueron sus fundadores los Podestá, una familia uruguaya-arjentina. Obra
contemporanea, obra de que somos testigos muchos que aun vivimos, obra
que no necesita documentacion de las fábricas de Sevilla y Simancas; sin em-
bargo, se ha usado antojadiza e infantil argumentacion para desuruguayizar.
Un par de derrotistas, felizmente; enfermos de chauvinismo agudo.
En todo estudio o buceo de historia, folklore y lenguaje rioplatenses, el
arjentino y el uruguayo deben olvidar que lo son, para convertirse en im-
parciales compulsores, como lo exije la vinculacion ejemplar de sus pueblos.
Deben tener presente la frase de Jorje Luis Borges: «Nuestro o de la vere-
da de enfrente, qué mas da?». Consideracion fraternal que en la práctica se
desconsidera.
Un autor arjentino publica un libro que titula «Teatro Arjentino», para
desautorizar otro titulado «Teatro Nacional Rioplatense», al que acusa de
«libro uruguayo»…
Otro autor arjentino publica una monografia que titula «El idioma Ar-
jentino», para desautorizar otra titulada «Idioma Nacional Rioplatense»,
que acusa de «monografia uruguaya»...
De nada ha servido la altruista comunidad en la titulacion. Las cosas del
Plata son arjentinas o europeas, nada mas.
272 | Vicente Rossi
Como se ve, eso no está de acuerdo con los sentimientos de estos pueblos,
hijos de un mismo hogar que hace de dos naciones una sola.
Historia, folklore y lenguaje son patrimonio del pueblo, que sus comenta-
dores deben tratar serenamente, sin nerviosidades rejionaleras.
Toda esa arjentinidad está escrita en castellano, segun sus autores creen y
aseguran. Nosotros no aceptamos que pueda ser netamente arjentino o uru-
guayo, lo que no esté escrito en lenguaje que caracterice esas nacionalidades
o que no se llame como ellas. Ese deber cívico es lo que debe preocupar al
verdadero arjentinismo: deshacer de titulacion extranjera al idioma que se
habla y escribe en la Arjentina. Siquiera llamarlo siempre, obligatoriamente,
Idioma Nacional; la última independencia que secundaría en el acto la «pa-
tria chica» y toda America.
Los hispanos ya han hecho eso, han nacionalizado al castellano, con me-
nos motivos que nosotros, porque es un habla hispana pero no el idioma his-
pano, que con tal caracter no lo hay. Ejemplo indeclinable para nosotros:
El castellano no es uruguayo ni arjentino, debemos darle en cada banda del
Plata título de ciudadania. ¿Qué dificultad retarda ese complemento de la
nacionalidad?...
En toda nuestra obra, en todos los topicos, hemos rechazado la titulacion
extranjera a nuestro lenguaje, aun aceptando que éste fuera extranjero.
Nuestras noticias nuevas sobre cosas viejas, como es de practica fueron
sometidas a rigurosa cuarentena. Luego empezaron a deslizarse reparos tipo
Samacueca ya anotado.
Se cita una «huellita» de Asturias para sospecharle paternidad europea
a nuestra «güella». Son completamente distintas, y aunque fueran iguales,
¿no pudo llevarse para allá la nuestra algun asturiano?
Sensacional descubrimiento se hace de un tango andaluz que los andaluces
no conocian, y que, forzosamente, ha de ser orijen del nuestro.
Todavia no se le ha descubierto tata gringo al Pericon, pero le van afeitan-
do el uruguayismo suavemente. En la edicion en facsimil de una obrita teatral
de esas que se están exhumando para cierto «acervo» antecedental candoro-
so, aparece, visiblemente injertada, una linea que cita la presencia del Pericon,
pero, el autor la ha tachado; no obstante sirve para dejar la espinita de que el
Pericon no lo trajeron de la «vereda de enfrente» los dramas gáuchos; allí
está, aunque esté anulado.
Comprendemos que son siempre un desencanto nuevas versiones so-
bre orijenes, cuando la costumbre y el tiempo han consagrado otras, pero
en nuestro caso no se ha hecho ninguna observacion molesta, no se ha pre-
tendido que las cosas no continúen como son y como estan, por otra parte
pretension insensata.
Folletos Lenguaraces, número 12 | 273
Vocabulario de Vasallaje
13
RÍO DE LA PLATA
1932
***
275
276 | Vicente Rossi
1. El conferenciero ibero señor García Sanchis, después de visitar Buenos Aires y tomar el
«completo» con nuestros encomenderos idiomaticos, dijo publicamente en Madrid, en pre-
sencia del ministro y consul arjentinos:
«Buenos Aires es una fábrica de castellano; se obliga a hablarlo a los hombres de todas las
razas que alberga. Muchos organos de la prensa cuentan con peninsulares especialistas (?)
en el idioma, que obran de censores discrecionales».
Es una ratificacion a estos folletos que ni de encargo habria resultado mejor:
Ver folleto anterior, nota (1), p. 29.
Folletos Lenguaraces, número 13 | 277
SUR —Por creer castellano a este americanismo que campea hasta en los
himnos nacionales del Plata, sustituyen con él al castellanismo «sud», por-
que el diccionario de los castellanos con su acreditada ignorancia, cree que
«sur» es cervantino y «sud» anglo-sajon…
284 | Vicente Rossi
***
***
***
(1)
EL DICCIONARIO DEL «HABLA POPULAR ARJENTINA».
LOS ARJENTINISMOS DE DON CALIXTO OYUELA
diccionario del habla popular arjentina, con que el Sr. Alonso hará al pais un servicio mas
trascendental y util que una red de carreteras en el campo o de sendas calzadas y arroyos en la
metropoli... Pero, ¿en qué quedamos? ¿es del Instituto o de don Amado ese diccionario? Existe
inquietante antecedente: la historia de la literatura arjentina, otro encargo oficial que fué un
papado para el autor... En fin, «al gran pueblo Arjentino, salud!», que es el que paga todas
las «vueltas».
292 | Vicente Rossi
PARARSE — «Parar» y «parado», para indicar que se está sobre los pies,
no son errores ni arjentinismos, son americanismos y se usan desde Cuba hasta
el Cape Horn. La academia matritense conquistó hace rato esas voces.
Las fosilidades castizas que el señor Oyuela cita estan todas equivocadas,
pues ha olvidado que los clásicos tenian cada uno su individual culteranismo,
y solian no coincidir entre sí.
«Pára» de «pararse», de «venir a dar» o de «terminar», debe acen-
tuarse para que no se confunda con la preposicion «para». Esto es lo unico
util, nuevo y arjentino que ha podido proponerse.
Valiosas frases y acepciones rioplatenses prestijian la voz «parar»: de-
mostrar estado próspero es «andar parado»; salva de una dificultad o mal
trance es «salir parado»; caer en mal trance pero salir bien y resuelto a defen-
derse es «caer parado» (como el gato); «paresé!», cuando se está hablando,
es pedir que se calle.
Don Calixto protesta del francesismo «devenir» en sustitucion de «ve-
nir a parar». El uso de esa voz indica cultura y cortesia internacional, tambien
riqueza y renovacion lexica, que buena falta le hace al habla de Panza, cuya
academia ya se acopló el vocablo, con acepciones propias, que es milagroso:
«acaecer», «suceder», «sobrevenir». El señor Oyuela pone proa con su
castellanidad a la misma academia, y pide que se sustituya a «devenir» con
«sucesion», «transformacion» y «desenvolvimiento»...!
como indicacion de las horas mas fuertes de sol), pero no se concibe que pue-
da sestearse al sol; no se han dado cuenta de que «resistero» es «solana» o
«solarium», donde se resisten los rayos del sol; de «resistir», «resistero».
Los castellanos o algun otro clan, pronunciando mal han dicho tambien
«resolano», y la academia se lo acopló para las necesidades de su pobre lexico,
respaldando nuestra afirmacion de que un vocablo alterado por barbarismo,
idiotismo, etc., crea otro, y no corresponde desecharlo porque sí no mas, si el uso
lo ha consagrado; es siempre aporte que debe tomarse con espiran induljente y
muy favorable. Castizar es estancarse; barbarizar y neologar es progresar.
A eso llama nocivo el señor Oyuela. Nocivo es la castellanomania; tam-
bien lo es creer en los conocimientos idiomaticos e infalibilidad de la acade-
mia matritense, y no reconocerle que ha renovado cuanto ha podido su lexico
con nocividades como las que rechaza don Calixto.
***
(2)
LA INFLUENCIA DEL CASTELLANO.
EL FOLKLORE ARJENTINO INFLUENCIADO
Corbata—Garbata Gaseosa—Gasusa
Paga—Baga Posta—Bosta
Mariposa—Marbosa Catre—Gatri
7. Al cantar la antífona del Instituto en su inauguracion, don Ricardo Rojas dijo que el habla
de Panza, «ha matado doscientas lenguas americanas»... Romanceo acaescente y mazorquero
del «ilustre restaurador... nacionalista».
Léase la nota (7) del anterior folleto.
Folletos Lenguaraces, número 13 | 299
criollo parlante de quichua, que casi siempre es nativo puro; lo mismo que
el criollo parlante de guaraní hace la de ese folklore indijena, y es lo que el
Instituto de Filolojia ha aprovechado para inventar la influencia del español
en el guaraní. Los frailes misioneros se vieron en la necesidad de traducir
sus rezos al habla del indijena; apesar de lo pecaminoso pudieron haber
hecho la calaverada, pero en ella nada ha tenido que ver el indio, ni la in-
fluencia ni la penetracion de nadie.
La repulsion racial existirá siempre porque es esencia de la Historia. El re-
pertorio popular rioplatense actual lo testifica. Un rapido analisis basta para
vislumbrar su innegable originalidad.8
Si el europeo tenía alguna regla o metodo, no eran suyos ni falta hicie-
ron nunca en America ni en ninguna otra parte; eran preceptos tan antiguos
como el habla humana, como los ruidos de la Naturaleza.
Hablar de influencia es imperdonable; el mas iletrado criollo milonguero
la rechaza instintivamente. El folklore arjentino es un esplendido exponente
del sentimiento delicado de grandes y nobles razas puras, americanas, cuya
llama inspirante ha mantenido siempre viva el criollo de los cantos, las danzas
y la música populares.
La influencia sería un desencanto.
Considerando quién pudo influir en quién, el autoctono estará por sobre
toda sospecha de aprendizaje y de influenciado.
Las grandes poblaciones quichuas del Norte, mas cultas y mas intelijentes
que el colombino, mal podian ser influenciadas por quienes en el Plata, solos
con el negro, por no tener nada de lo que el Sr. Carrizo y otros suponen y
propagan, adoptaron el Candombe africano, monotono y traspirante, como
único canto, música y baile popular, oficial y relijioso que conocieron «los
estandartes del rey» y su comparsa de morogodos calzonudos.
Algunos cantares tendrian en sus cabilas los colombinos, pero los que
aquí vinieron no tenían ninguno; se explicaria recordando que este folklore
era una profesion explotada por sujetos sin aficion ni condicion para embar-
carse en busca de tesoros y matanza de infieles, además eran peregrinos de la
milonga a domicilio, venidos de Provenza, Saboya y Hungría.
El tema es tentador, pero vamos a terminar esta nota con una alusión a la
mas famosa de las seudo influencias, la del jesuita en las Misiones paraguayas.
Muchisimo se ha publicado sobre ellas, desde autores que las conocie-
ron y fueron bastante veraces, hasta los contemporaneos que han mistificado
paulatinamente para fabricarle gloria a una obra intrascendente, inutil a la
cultura, en la que no dejó ni un rastro. Estamos esperando la próxima revela-
cion historica de alguien que dirá que el jesuita trajo en sus bolsillos la tierra y
el indio y fundó Misiones. ¿Porqué no la fundó en Marruecos?...
En las famosas Misiones todo era guaraní: el sistema social-comunista de
vida,9 idioma, cantos, danza, poesía, de lo que nada tenía el jesuita y si lo tenía
se lo reservó, pues notó que no le convenia influenciar en aquel pueblo. La
mentada tiranía jesuita, sus tozudeces de sapiencia y superioridad, se anula-
ron ante el guaraní noble, moral, intelijente, medicinante e hijienista; sabio
del bien, ignorante del mal.10
***
(3)
«CUNTA MUSE» — «ÑO-ÑA» «MISIA»
De Conti, navegante italiano del siglo XV, dice en sus notas: «En este
lugar (de la India) nace un fruto que se llama Muse, mas dulce que la miel».
El compilador agrega: «Se refiere a la «Musa sapientium» y «Musa paradi-
siaca», que despues se llamó «Banana».
9. «Que la organizacion que los jesuitas dieron a sus misiones fué cosa imajinada por ellos,
es el mayor de los errores. Los guaranises fueron siempre comunistas; impusieron indirecta-
mente mucho de su organizacion en otros órdenes de ideas, y entre otras cosas la ubicacion y
disposicion de los pueblos, la hijiene, la medicina y el conocimiento de las plantas medicina-
les». — Bertoni.
10. Los misioneros mártires en la zona guaraní, que van a canonizar, es inverosimil que hayan
sido martirizados. Falsedad documentada o no, respaldada en la seguridad de que no la des-
mentirá el indio.
11. Se refiere a estas danzas un cronista jesuita apelativado Hernandez, aduciendo, natural-
mente, que ellos trataban de darles caracter relijioso. La llamada «catereté» era la preferida
y solemne.
Folletos Lenguaraces, número 13 | 301
Jenoveses y venecianos eran los que en mayor número salian del Medi-
terraneo para los «siete mares», en busca de especias y objetos trocables o
vendibles. Ellos fueron los que gradualmente dieron a Europa noticias de la
Muse y sus portentosas imajinarias virtudes.
Los jenoveses, fuertes ironistas, los menos credulos de la epoca por ser
grandes embusteros intencionales, han debido juzgar como un abuso de
imajinativa el cuento de la Muse maravillosa, y crearon el título de «cunta
muse» (cuentero de la Muse) para todo grupista, fanfarron o charlatan.
De igual orijen es frase corriente en el Plata «sun muse» («son cuentos»
o mentiras), que se ha acriollado: «son muse».
Esos dichos los trajeron los jenoveses a las bandas del Plata y a todo el litoral
arjentino y uruguayo; todavia circulan; eso ha merecido dedicarles estas lineas.
La referencia obscena que se les suponia nunca se la explicaron nuestros
jenoveses; no era posible encontrarle aplicacion; ahora no dudamos de que su
orijen e intencion no puede ser otro que el enunciado.
«Mis», «miñús», «miñuso» (el gato) tambien son vocablos del negro.
«Niña» no está lejos de serlo; es probable no hallarlo antes de la colonia
en America. Los castellanos decian «menina» (del galaico) o, abreviando,
«ninna». La «ñ» garantiza la intervencion del negro, a quien America e
lberialandia deben profuso y sujerente lexico.
Creer que el castellano haya creado vocablos y eludir al negro, al verda-
dero creador, por su orijen humilde y la seguridad de que no reclamará, es la
falla de la «documentacion» de don Amado y de todos los que se meten con
los lexicos americanos.
Nistche, con el título de su transcricion sin objeto, redondea el chiste,
algo escabroso: En el Plata, «ñoña», como lo ha puesto Lehman, (en vez
de guardar orden alfabetico: «ñaño»), es «caca»... tambien voz del negro
africano, que usaron todas las clases sociales, especialmente las cultas; comun
en todos los hogares para reprender a los nenes por los descuidos del caso.
Todavía es conocido el vocablo en muchos hogares criollos.
En Cuba el africano dijo «ñinga», y allá es comun: «que se vaya a la ñin-
ga!». Hubo pues en el negro africano colono en America y su descendiente,
formidables creadores de vocablos, sobre lo que han tratado de no «docu-
mentarse» los etimologos castellaneros, evitandose amulatar orijenes latinos.
***
(4)
PROGRAMA DE HISTORIA PARA EL INSTITUTO
Y cayó en manos del moro que lo sobó ochocientos años, sin confundirse
con él, pero tan finamente lo penetró y amoldó, que el historiador ibero Re-
paraz dice de los actuales castellanos: «Hablan árabe desde que se levantan
hasta que se acuestan».
Traido a la rastra por Colon a determinada zona americana, se hizo locro
con las hablas del indio, del negro africano y del mestizo, que se le colaron en
tal forma que hoy da trabajo deslindarlas, pues están incrustadas en la castici-
dad, el abolengo y la prosapia. Estos folletos han hecho algunas extracciones
curiosas y harán muchas mas.
Devenido en moro viejo con escapulario, hosco y carraspiento, fatalero,
fúnebre «a fuer» de sentenciero y refranero, acudió en su auxilio el tio jitano
y le dió especias, gracejo y agudeza.
Bajo la influencia francesa se fundó la academia de los castellanos, famosa
por su ignorancia.
En necesidad apremiante de modernizacion, imposible de obtener, como
sabiamente dice don Amado Alonso: «sin mas normas idiomaticas que las
del ceñido predio donde transcurre su vida», la academia ordenó una razia
en sus dominios americanos a sus «individuos correspondientes». Recibió
gran aporte que se enjaretó sin control. Para distinguir esta contribucion los
«correspondientes» crearon la clasificacion «americanismo», que en mu-
chos vocablos no aplicaron los academicos. Aumentó el volumen del tomo
real, y nada mas, pues las voces requisadas nunca se usaron ni escritas ni ha-
bladas en toda la peninsula. Fué una piratería lexica para su tomo 12 (1882).
Los mas autorizados «fijadores» y «limpiadores» del habla de los cas-
tellanos, y sus mejores gramaticos, han sido americanos: Amunátegui Reyes,
Baralt, Bello, Cuervo, Icaza, etc.
Llegado a este siglo de «la voz del aire», el castellano peninsular es una
muchedumbre de frases hechas que juegan a la Ronda-Catonga con infinitos
refranes y estribillos de vulgaridad y arcaismo desesperantes. El pensamiento
sacrifica expansion y fluidez, obligado a desviarse y debilitarse en esa carrera
de obstaculos a que lo somete el lenguaje.
El «habla de Cervantes» tiene en su media pajina 374 de la edicion 15 de
su diccionario, aportes de árabe, araucano, brasilero, chileno, filipino, fran-
ces, griego, hungaro, latin, mejicano, quichua, rioplatense, turco y vasco...!
Un esplendido cambalache de vocablos! (Ver folleto N.° 10, p. 31). En mu-
chas otras pajinas tomadas al azar como tomamos la citada, puede hacerse
igual demostracion.
Evidencia de nuestro boceto historial.
Léase la nota (7) del anterior folleto.
304 | Vicente Rossi
(5)
TRABALENGUAS
(6)
Y UN DIA LA LECCION SERA ASI:
El profesor razonara:
Debemos preferirlos en escrito como en hablado, por asi exijirlo la in-
dependencia idiomática, conquista indispensable a nuestra nacionalidad y
cultura.
El uso impone esas innovaciones.
Horacio, refiriendose a los lenguajes que debido al modismo se indepen-
dizaban del latin, dijo «jus et norma loquendi» («el uso es quien decide»).
El uso crea los idiomas, luego la gramaticalidad, y da autoridad a las aca-
demias. El uso es personalidad, es nacionalidad; por eso no puede ni debe
evitarse.12
12. En una mesa examinadora formada por nativos arjentinos profesores de castellano, uno de
ellos pronuncia «periódo». Valido de su intimidad un compañero le observa al oido:
—Che, un profesor de castellano que pronuncia «periódo»?
—Es la costumbre; no puede evitarse.
Esta respuesta tuvo una entonacion fatalista y resuelta, que podia traducirse: «Estamos per-
diendo el tiempo en enseñanza de un lenguaje que no es el nuestro».
Castellanizar el lenguaje
es conspirar
contra nuestra nacionalidad.
***
Mestisaos y estranjeros
están en serias andansas,
pa que’l criollo Martin Fierro
sea nuestro Sancho Pansa.
***
DESAGRAVIO
AL LENGUAJE DE
MARTIN FIERRO
14
RÍO DE LA PLATA
1933
Que nos haya tocado un lenguaje malo o peor no es el caso, el error radica
en el malentendido de que nos debemos a su conservacion, de que estamos
obligados a velar por su extranjerismo dentro de nuestra nacionalidad.
La causa historica de ese legado es accidental y a nada nos compromete;
nuestros antepasados nos crearon patria y nacionalidad, y esto sí nos obliga
a intensa obra de dignificación, detenida en el lenguaje, que tan solo nacio-
nalizando su título, cumpliríamos con el acto previo de su incorporacion a la
nacionalidad que ostentamos y damos a nuestros hijos.
Andamos con el lenguaje como el negro con el apellido del amo.
***
307
308 | Vicente Rossi
ADVERTENCIAS
***
***
***
VOCABULARIO
ABOMBAR —
«Aturdir, atontar. Con este sentido lo incluyó tardíamente el diccionario
academice, derivandolo de «bomba».
La frase de Fierro que ha servido para esta Nota es:
«Lo abomba aquél de un moquete»:
lo asonsa, lo aturde.
El diccionario academico conquista el americanismo recien, y le aplica
«asordar» (nuestro «dejar sordo») y «aturdir».
La derivacion academica de «bomba» no se refiere a la acepcion de
«asonsar», como supone lo Nota, sinó a la de «dar figura convexa» a una
cosa. Esto tambien se lo ha anexado tardiamente el academico, tomandolo
del frances «bombé», corriente en castellano y en rioplatense en todo arte u
oficio en que se «da figura convexa» a una cosa.
Folletos Lenguaraces, número 14 | 313
Debió decir: «que le chocó», porque «achocó» es voz del litoral que el
paisano no conoció, y nunca fué corriente en rioplatense; por consiguiente la
Nota ambula sin rumbo y mal acompañada. Comienza expresando:
«Achocar»: burlar, afrentar. «Achocarse»: agraviarse. No es nada de lo
que bajo esa misma voz trae el diccionario academico».
Complace transcribir las definiciones academicas, siempre cómicas y
raras para nosotros, y poco agradables para nuestros castellanizantes, pues
desmedran el trascendentismo con que nos sirven a Panza y Quijada, para
maravillarnos con tanta inmerecida hidalguia,1 abolengo y prosapia como por
«la Lengua» nos toca. Dice el manual academico:
«Achocar — Arrojar o tirar a alguna persona contra la pared u otra
superficie dura. — Herir a una persona con palo, piedra, etc. — Guardar
dinero, y particularmente guardarlo de canto, en fila y apretado. — De a
y choque».
Todo desconocido en America.
Eso está en la última edicion; en las anteriores figuraba tambien la acep-
cion «descalabrar». Ahora «achocar» ya no descalabra apesar de «arrojar
a las personas contra la pared»…
La derivacion es de a y chocar, no de choque, porque de este sustantivo es
aquel verbo.
«Achocar» y «achocarse» nunca corrieron en el Plata.
«Chocar», en su sentido de ofender, no es tan grave como la Nota lo
hace; es una burla indirecta, mas o menos disimulada; no alcanza a ofensa
seria; la de Fierro es injenua, pues para llamar «ñato» a un sujeto, hace
la frase:
«Ña-To... ribia,
no sebe con l’agua tibia».
Agregando, como consecuencia:
«Y me lo entendió el mulato,
y como que se achocó,
ái no mas me contestó».
Pero cuando Fierro despues de matar a uno que le hace frente, dice:
ACHURAR —
«Pucha! si no traigo bolas
me achura el indio ese dia!».
316 | Vicente Rossi
ACOQUINARSE —
«Ningun diccionario arjentino lo rejistra».
Con razon esta vez, pues esa palabra nunca se usó en el Plata. Escrita po-
drá encontrarse, pero eso no justifica que se hablara. Hernandez olvidó que
una obra de caracter popular exije fidelidad en el lenguaje que le corresponda,
y no evitó injertos, innecesarios siempre, pues en el lexico del paisano no fal-
tan términos para todo.
No hay objeto en ocuparse de injertos, pero este lo aprovecharemos para
una observacion que ya hicimos en otro folleto, sobre el orden alfabetico aca-
demico, que la Nota ha guardado colocando a «acoquinarse» antes de las
palabras que empiezan con «ach», lo que no es correcto, porque «h» es
antes que «o». «Ch» son dos letras y no una, como candorosamente decre-
ta la academia de los castellanos. Extremar el acatamiento hasta los errores,
es servilismo.
Apréndase de Fierro:
«De naide sigo el ejemplo.
Naide a dirijirme biene».
318 | Vicente Rossi
AFLÚS —
«Este dialectismo arjentino que no figura en nuestros diccionarios...»
Una voz de juego de naipe que no se jeneralizó.
Es otro injerto de Hernandez y otro error de la Nota como el anterior.
AGUAITAR —
«Habian estao escondidos
aguaitando atras de un serro».
La Nota dice:
«Acechar, espiar. Debió ser de uso muy corriente en la epoca de la conquista».
Conforme con las acepciones y tambien con lo de la epoca de la conquista,
que fué puro aguaitar; los colombinos se sostuvieron aguaitando, inyectados
por su codicia, su ignorancia y su relijion; si el indio no los ampara se habrian
secado aguaitando. Y fué corriente el vocablo por ser vernaculo, y tuvieron
que aprenderlo, con otros muchos, forzosamente.
Hay poderosos motivos para que el habla de Panza esté llena de voces
«cuyo orijen se ignora». Colombinos y negreros colonos se vieron obligados
a aprender lo mas necesario de las lenguas indijenas; sus equivalentes de babel
ibera ni entre ellos servian; hasta para los mestizos las necesidades de la vida
exijian siquiera un patuá autoctono.
Esto es obvio, elemental; sin embargo se persiste en propagar el absurdo
de que nuestros indios y mestizos recibieron el habla de Panza como maná
lexico, siendo a la inversa.
«Un viejo sustantivo, «guaita» (guardia), todavia empleado en la len-
gua literaria del siglo XVI, es base del infinitivo. «Señor, entreme huyen-
do de un cabo de guaita».
Folletos Lenguaraces, número 14 | 319
la zona andina. Nosotros estamos por otra etimolojia tambien aceptable, mas
cercana a «espiar», estar esperando o de guardia: «kahuaita», que es «es-
tar mirando», en observacion, espiando o esperando; de «kahuai», mirar,
y «ta», partícula que oficia de complemento acusativo. La «k» es aquí as-
pirada, lo que hace que el criollo la suprima; y «h» pasa a ser «g», como en
todos los casos. La «r», final infaltable en los verbos, la agregó el uso.
Ambas etimolojias evidencian que «aguaitar» es quichua lejítimo. La
Nota, encantada con su «documentacion», no se percata de que tiene entre
manos uno de tantos orijenes iberos llevados de America. Lo incomprensible
es que ni un solo escribidor se sustraiga a la obsesion candorosa de que el in-
dio era mudo, ciego y paralítico, y el «mano santa» colombino lo curó «con
palabras y rezos».
Bajo tal criterio, le buscan al idioma Rioplatense raices obligadas en el
castellano, y a éste en todas partes menos en America, que con solo el «Pirú»
le dió el 30% de su lexico, y con el Plata su manual moderno.4
Enriedan con la «documentacion»;
«y todo es alborotar
al ñudo, y haser papel»;
pero,
«siempre sirben las sombras
para distinguir la lus».
4. Ver los folletos que contengan analisis de pajinas del diccionario de los castellanos. Son los
N.os 6 al 10.
Folletos Lenguaraces, número 14 | 321
6. Lo ambiguo hace peligrar la interpretacion de aquel lenguaje bozal, y las Notas lo revelan.
Edad de lo Ambiguo era aquella, en todo; «y a mucha honra!»; el mismo Cid fué supermo-
delo de ambigüedad:
mitad historia y mitad leyenda;
mitad moro y mitad cristiano;
su nombre ibero: Rodrigo; su nombre moro: Cid;
bregaba unos dias por Mahoma y otros por Cristo;
hablaba árabe y astur-galaico.
Alguien ha tenido la ocurrencia de regalar una estatua del Cid a Buenos Aires, que será plan-
tada en breve... Broma linda y atrevida, si contemplamos nuestra actual Edad del Acomodo y
vemos en Rodrigo todo un símbolo.
Folletos Lenguaraces, número 14 | 325
De nuestra parte vamos a matarle el punto a la Nota con una cita mas
troglodita que las suyas, de «el libro de Apolonio»:
«Dalde de mi trasoro (tesoro) que tenedes alçado».
Como se ve «alzar» fué guardar, reunir, atesorar, siempre en el sentido
de recojer (dentro de la hipocrita humildad reinante: del suelo o de piado-
sas manos).
8. Este caso de los «alzares» nos sujiere la necesidad de dar en una explicacion una adverten-
cia, que en anteriores folletos hemos ensayado, y que muchos nativos deben tener presente
para no caer en la conformidad de lo que la version antinacionalista quiere asegurarse.
La viveza castellanista ha descubierto contra nuestras a «pretensiones» de idioma propio, una
lingüistica a cadena perpetua.
Bajo el criterio de esa viveza nuestro nacionalismo idiomatico se juzga así: «Por muy rio-
platenses que los vocablos se hagan, mediante acepciones, barbarismos y sentidos locales, no
dejan de ser castellanos, puesto que de ese lenguaje es su raiz y su grafía». La tendenciosidad
es clara: «Nos ilusionamos llamando nacional a lo castellano, que por muchas vueltas que
le demos no dejará de serlo». Excelentes nativos, intelectuales, son victimas mansas de esa
inadvertida chicana.
Bien saben los castellanistas que los idiomas derivan unos de otros, y eso los renueva, y esto los
diferencia; luego se desligan por territorialidad, nacionalidad, espiritualidad, y por caracterís-
ticas creaciones populares, sociales e intelectuales.
De no ser así y el criterio que nos aplican fuera lo correcto, el castellano sería, indiscutible-
mente, «galaico» o a «árabe de Castilla», sus jenitores maximos en plena actividad en su
vocabulario.
No hay pueblo incapaz de construir su personalidad civil y mental, de pensar con su cabeza y
no con la ajena, pero segun el castellanizante de casa y de afuera, carecen de tales condiciones
estos del virreinato del rio de la plata, antes negrero y ahora lengual.
De ahí que estemos en el siglo XX bajo el protectorado del castellanismo, sostenido entusiasta
y humildemente por nuestra chafalonia intelectual, que no corresponde a estos pueblos del
Plata, hablistas creadores, injeniosos como no hay ejemplo.
La viveza castellanista que ve castellanidad a cadena perpetua en el aporte nacional, observaria
Fierro con la repentista similitud paisana, que es la paja de trigo contemplando su espiga en
la torta frita. El proceso de transformacion de la espiga en torta, en absoluto extraño a la paja,
no da a ésta ningun derecho a aquélla por que dió la espiga; sin desconocer su inconsciente
colaboracion inicial, suficientemente recompensada en la contemplacion de la torta.
Todavia es de rigurosa actualidad la queja de Fierro:
«Hase tiempo que
sufrimos la suerte reculatiba».
328 | Vicente Rossi
AMOLAR —
«Y qué querés resibir
si no has dentrao en la lista».
«Este sí que es amolar!»,
dije yo pa mis adentros».
Así habla Fierro, y la Nota se insinúa:
«Amolar»: fastidiar, perjudicar. El sentido de «enfadar», «molestar»,
que la academia señala como de uso familiar, no entró en el «diccionario
de autoridades». La base es «moler».
Varias veces hemos advertido que no se acepte como castellano todo lo
que el manual academico introduce en sus pajinas, que la castellanidad de-
pende de la epoca y causa que dieron entrada en él a las voces que colecciona.
El tal «uso familiar» de «amolar» o sea la acepcion rioplatense-brasilera,
ignora la Nota que ingresó en la edicion 13 (1899), ya momificado el ma-
sacote «de autoridades»,9 que la Nota considera biblia lengual de Panza. La
academia obtuvo ese aporte de los «indianos», pero no lo dice.
Que «la base es «moler» apunta la Nota debido a su acostumbrada re-
quisa en la babel ibera, donde ha encontrado toda una molienda en actividad:
«Moler, moledor, moledera, molencia, amuelo y amolar».
Dice que el último vocablo de esa lista es asturiano, y su definicion: «fa-
cer dañu a otru con tratos». Justamente, porque procede de «mollar», que
Afirmamos que el injerto que nos distrae en esta Nota, culto o inculto, fué
desconocido en el Plata aunque se lo hayan cargado a Fierro. Un modismo
personal u oido, que no pasó al habla jeneral.
La Nota sigue divagando:
«Nuestro vulgo expresa el enojo del caballo con la frase «mojar las orejas».
La frase es en singular siempre, solo la usan los muchachos y no tiene nin-
guna relacion con el caballo. Cuando los muchachos discuten a quien puede
mas entre ellos, el que acepta el desafio lo demuestra tocando con la mano
una oreja del desafiante, lo que de inmediato produce la riña. Se dice «mo-
jar» por «tocar»; a veces lo hacen con saliva en la punta de los dedos.
«La voz falta en los diccionarios arjentinos».
Precisamente porque fué desconocida en el Plata; aun dado que haya sido
palabra con mayor radio que el de una barra de contertulios, era entonces
netamente arjentina, el reverso de lo castellano, y eso es meritorio.
Otra Nota errónea.
10. Vamos a consignar esta nota para definicion de todos los casos de «casticismo del gáucho,
del paisano y de los campos arjentinos».
Repetiremos algo que ya hemos dicho. En la repeticion frecuente de lo que corresponde no
olvidar radica el exito de toda propaganda, y en filolojia, tema cansador, con pocos interesados
y contados lectores (en esto basa su prosperidad el derrotismo castellanista), es de rigurosa
necesidad la repeticion, la constancia en insistir.
La criollada mestiza de jenoveses que pobló y puebla los litorales y los barrios maritimos de
las ciudades de los paises del Plata, como dijimos en el folleto N.° 12 (pp. 37-38), usa en habla
vulgar vocablos del gáucho, del paisano y de Panza, a quienes conoce por referencias, y desco-
nociendo los campos arjentinos, donde, segun las Notas sobre el lenguaje de Fierro, trasplan-
taron y sembraron colombinos y negreros habla castiza, romance o cervantina y gran vivero de
babel peninsular. Mas todavia: esa criollada procede de hogares de habla jenovesa, que no da
raiz para ninguno de esos vocablos.
Folletos Lenguaraces, número 14 | 331
Muchos miles de personas pueden atestiguar que han oido a aquella criollada estos términos
de Panza y su amo: asina, ande, aonde, aura, juí, ñudo, añudar, mesmo, rempujar, vido, licion,
escaro, mesturao, fiaire, dende, etc. Y estos del gáucho y del paisano: abarajar, aguaitar, dir,
augar, ujero, afuera, cormillo, garabina, güeno, gacha, haiga, juir, juncion, fusil, resertar, naide,
tuito, dicir, etc.
El mismo vocabulario es comun en otros mestizajes puebleros, del vulgo, pero, por codeados
con el inmigrante ibero, los castizantes tendrian en ello alegadero para sus afirmaciones.
Si lo expuesto no es una prueba clara y terminante del absurdo casticismo del paisano, ha-
bremos de convenir en que tal aseveracion es deliberado empeño de antinacionalismo o de
insensato vasallaje a Panza.
La explicacion correcta de este hecho natural, la dan las Notas mismas en su clasificacion latina
«passim», que sospechamos cree favorable a la importacion de lenguaje que nos predican,
pero es todo lo contrario; ese adverbio ciceroniano está de acuerdo con nosotros, precisamen-
te, pues significa: «Por diversas partes; por aquí y por allí; sin orden, sin regla, indistinta-
mente; a cada paso». Vale interpretar: uno independiente del otro; espontaneamente. Todo
concuerda con nuestra clasificacion «coincidencia fonetica», fenomeno ortolojico natural,
perfectamente «passim».
Fierro nos echa siempre una manito:
«Aquí no valen dotores,
solo vale la esperensia;
aquí berían su inosensia
esos que todo lo saben;
porque esto tiene otra llabe
y el gáucho tiene su sensia».
332 | Vicente Rossi
APARTE —
«Separacion de animales en el rodeo. Una de las acepciones castizas del
verbo «apartar» es la de separar un ganado de otro (dic. de aut.); de aquí
procede el arjentinismo.»
«Apartar» es separar animales de un rodeo.
Con diferentes grafías es americanismo corriente en los paises ganaderos,
de ahí que en el Brasil sea voz riograndense.
«Aparte» es el acto de apartar y lo apartado; el manual academico lo
consigna en su última edicion como arjentinismo.
La Nota no ha tenido en cuenta que un «apartar castizo», no es ni pudo
ser nunca «aparte» de ganado; el «diccionario de autoridades» la desauto-
riza ante «el gáucho y el paisano».
APERO —
«Conjunto de las prendas de la montura del gáucho».
Del paisano. El Gáucho montó en pelo, por que fué el primer indio que
tuvo nocion de patria. Inició el apero a medida que su cruzada lo exijia, pero
lo completó y definió el paisano.
«Apearse» es el acto de bajarse de sobre lo que se ha colocado al caballo
para montarlo entonces de «apearse»: «apero», «de donde uno se apea».
Semantica como la Nota anterior.
Esta Nota se encomienda a Panza, pero éste apenas sabe de «albardas»,
lo que no evita un curioso acaescimiento: «de cómo el gáucho estudió lo cas-
tizo y cojió para su uso lo que le era menester»... que da a entender la Nota.
Es vocablo rioplatense con penetracion en Rio Grande do Sul: «apeiro».
Nota muy equivocada.
APOTRARSE —
«Aquel indio, como todos,
era cauteloso, ¡ahijuna!
ái me valió la fortuna
de que paliando se apotra.
Me amenasaba con una
y me largaba con otra».
La Nota supone:
«Enfurecerse como los potros. Los gáuchos forzaron el neolojismo sobre
la base de «potro». No está en los diccionarios arjentinos».
No se ve cual es aquí el furioso como potro; muy al contrario, los dos son
bien cautelosos.
Este vocablo deriva de «potra» (escroto invadido por hernia inguinal),
deformidad que resta actividad a los movimientos al andar; «apotrarse» es,
pues, «apachorrarse». Fierro dice que el indio «peleando se apotra», y que
eso le fué favorable, «le valió la fortuna»; mas todavía: tanta era la serenidad
del indio, que «amenazaba con una y tiraba con otra».
Esta vez la Nota ha querido injertar.
ARMADA —
«Abertura coriza en el extremo del lazo. Es posverbal de «armar» en el
sentido castizo de «poner trampa» a los animales».
Conforme con la definicion pero no con «el sentido castizo».
«Armar trampa» para animales es rioplatense sin parentesco castizo, que se-
ría «armadijo». Respecto a la «armada» el manual academico atestigua: «Ar-
mada — America meridional. Forma en que se dispone el lazo para lanzarlo».
Nota incompleta.
13. Ver el último parrafo (al pié de la paj. 47) de nuestra nota que empieza al pié de la paj. 46.
Folletos Lenguaraces, número 14 | 337
ARRIADOR —
«Latigo grande. La necesidad de conducir ganado en masas respetables,
sujirió al paisano la construccion de un latigo rustico de proporciones
mayores que el usual, para reducir a disciplina, «correteandolos de a ca-
ballo», a los animales que se apartaban. Cabo casi de una vara; lonja de
dos varas».
Ni «masas respetables» ni chicas habrian marchado «reducidas a disci-
plina» con un latigo de tres varas de largo, que solo se utilizaba para guas-
quear a los rezagados y no que se «apartaban», operacion muy diferente. No
siempre el peon puede evitarse un galopito apesar del largo del arriador, y eso
se llama «correrlos de a caballo» y no «correteandolos», que sería «tratar
de venderlos». Lo que consigue quien se agacha a castellanizar es ponerse en
ridículo y que no lo entiendan.
«Arriador» se llama ese rebenque por ejercer de tal en manos del que
arrea. Es americanismo.
338 | Vicente Rossi
Lo de que sea rustico, segun dice la Nota, no es justo. El paisano fué me-
ticuloso y hasta artífice en los objetos de su uso; el arriador, apesar de ser ins-
trumento de trabajo y no prenda de su equipo personal, no fué descuidado:
cabos de madera o fierro, retobados en cuero; o reforrados con primoroso
trenzado de tientitos; o con virolas de metales comunes o de plata. Azotera
lisa, o trenzada, o mixta. Que con un palo y una piola pueda hacerse un arria-
dor, no implica lo típico.
Nota muy equivocada.
14. El conferenciero ibero señor García Sanchis, después de visitar Buenos Aires y tomar el
«completo» con nuestros enco-menderos idiomaticos, dijo publicamente en Madrid, en pre-
sencia del ministro y consul arjentinos:
«Buenos Aires es una fábrica de castellano; se obliga (!) a hablarlo a los hombres de todas las
razas que alberga. Muchos organos de la prensa cuentan con peninsulares especialistas (?) en
el idioma, que obran de censores discrecionales».
Son los que llamabamos «asimilados» y correjidores.
Es una ratificacion a estos folletos que ni de encargo habria resultado mejor.
Ver folleto N.° 12, nota (1), p. 29.
Folletos Lenguaraces, número 14 | 339
ÁURA — Ahora.
La Nota hace larga y prolija disertacion peninsulera, entusiasmada en la
historiacion del vocablo para asegurarnos que lo heredamos.
«Áura» y «Agora» por «ahora», son voces paisanas rioplatenses de
nadie aprendidas.
Apliquese a este caso todo lo que decimos en «ande». Tambien esto es
«passim».15
En prensa este folleto, el Juri oficial porteño para las obras del año 1930,
premió las del Sr. Tiscornia...
Fierro sonríe resignado; se sujeta el barbijo en la nariz; mientras estriba
para mandarse mudar, se apunta:
«Las cosas que aqui se ben
ni los diablos las pensaron!»
***
Americanos 3
Rioplatenses 13
Rioplatenses y americanos 3
Rioplatenses y brasileros 3
Rioplatenses y mejicanos 2
Quichuas 2
Passim (Ver paj. 47, al pié) 4
Injertos de Hernandez 5
Romance, castizo, etc. cero
DESAGRAVIO
AL LENGUAJE DE
MARTIN FIERRO
15
RÍO DE LA PLATA
1934
***
«Pero tambien los que mandan
debieran cuidarnos algo».
345
346 | Vicente Rossi
Fierro nos lo demuestra, y a ello debe su triunfo; sin lexico propio habria pa-
sado a los archivos del Olvido.
Los consabidos legados, tradiciones, etc., del consabido precursor, no se re-
velan en Fierro.
El paisano ha hecho obra nacional a puro instinto, tan suya que no admite
confusion; no era jenofobo sinó celoso de lo propio, creaba para demostrar
patriotica suficiencia y no obedecer pretensiosas injerencias extrañas. Su pu-
reza nativa lo explica: el paisano empezó en el indio pacifico mediero entre el
campo y los poblados.
Hizo academia de lenguaje oportuno, injenioso y lojico, sobre base indi-
jena y aporte del bozal del negrero, la babel ibera, asentada por su propio par-
lante e impuesta por la necesidad de tener que entenderse negros, mulatos y
negreros; no sustituyó a ninguna habla, fué una mas; en la citada chusma tuvo
sus primeros dialectantes, a tono con la academia del paisano, por que los
poblados subsistian en razon de su armonía de relaciones con los camperos.
En Fierro no se encontrarán alusiones a intervenciones madrepatrieras;
habria sido su fracaso inmediato; no obstante, se perciben en las persecucio-
nes de que es victima por su condicion de nativo, que le obligan a refujiarse
en los toldos «del salvaje» para conservar su vida...
En estos momentos de anacronica ignorancia e intolerancia reccionaria
con disfraz de cultura, Fierro, nuevamente perseguido por ser criollo, patriota
y aspirante a ilustrarse, ¿a quién pedirá amparo ahora que ya no hay toldos?...
«Y despues disen que’s malo
el gáucho, si los pelea...»
***
VOCABULARIO
1. Nuestra inesperada observacion (repetida varios años en publicaciones que hemos hecho
aquí y en el exterior) sobre lo inverosimil de las fundaciones de poblados en America por
colombinos y negreros, ha alarmado a los fabricantes de historia. Introducida en uno de los
congresos de inconcebibles americanistas, que todos los años se reunen en alguna ciudad del
continente para ratificar el martirio de America, se comentó soto-voce, y visto el peligro de
su incontrovertible veracidad, se trata ahora de modificar el sistema de fundar sin sacrificar la
leyenda, a cuya magnífica explotacion sería duro renunciar.
El nuevo sistema se ha estrenado con motivo de un centenario de la ocupación colombina
de Cuzco, la ciudad incaica. Nuestra publicidad se encargó de hacer reclame gratuito bajo el
título: «En el cuarto centenario de la fundacion española de la ciudad de Cuzco»... (Ya están
adobando la de Lima).
Conforme a tan comodo sistema podria rememorarse una fundacion arjentina, en honor de la
actuacion de San Martin, y otra peruana, debida a sus actuales ocupantes.
348 | Vicente Rossi
2. Como voz arcaica (del árabe «haca») era sustantivo neutro y designaba un equino petiso,
tipo mulo o burro; con el uso se convirtió en femenino (yegua) y el caballo en «jaco».
La preferencia a jinetear en «jaca», considerada equitacion selecta peninsular, produjo para el
jinete el calificativo de «jacarandoso», equivalente a «garboso», «guapo».
Todo desconocido en el Plata.
Los jitanos, especialistas en equinos, han debido ser los que aplicaron ese adjetivo al jinete
elegante y al compadron ajenos a su raza, pues a su lenguaje pertenece y significa «rufián».
Lo despectivo jitano lo creyó el castellano halago derivado de «jaca» (como de «caballo»:
«caballero»), y por tal lo adoptó.
Los «doctos e ilustres» academicos ignoran todo eso, y si lo saben «se lo callan por la maldita
honrilla».
3. Ver folleto N.° 12 paj. 11, y nuestra nota de la paj. 16 del folleto anterior.
350 | Vicente Rossi
4. Los que mas tarde documentaron en castellano tradujeron (Puerto), y, como tenian por
costumbre, le aplicaron advocaciones de su idolatría relijiosa (de Santa Maria, de la Trinidad,
etc.), pero no existia tal puerto, ni natural ni artificial, la acepcion del «porto» portugues era,
en ese caso e idioma, de «amparo», «asilo», con sentido de «paso» o «picada» a tierra
firme, al refujio de los fondeadores.
La fresca version de que nuestra capital federal debe su nombre a cierta Virjen de los buenos ai-
res, es, sin la menor duda, una mistificacion mas que en su oportunidad esperamos demostrar,
por mucho que la hayan documentado.
El arribo de precursores venidos expresamente a fundarnos Buenos Aires con la estaca, los gritos,
los mandobles al eter y la degollatina de yuyos, es una burda fabula documentada, con la que
se ha conseguido encajarle un cuadro conmemorativo a la municipalidad porteña, bocetado,
pintado y reformado tres veces por extranjeros interesados en ese acomodo historico.
El caso de Montevideo es mas curioso: tiene nombre antes de fundarse... El embuste no lo
notó Victor Arreguine, que nos dice en «Los orientales» que el vizcáino Zabala «fundó a
Montevideo con unas familias de Buenos Aires y otras de pelagatos traidas de Galicia y Cana-
rias». El vizcáino ni soñó en fundar algo; a pedido o caritativamente fondeó indijentes donde
pudieran remediarse; allí ya había un matete de negros, mulatos y portugueses; los pelagatos
fueron tan bien recibidos que, agrega Arreguine: «Desde entonces Montevideo fué la Jauja
de la gallegada... Ésta y sus mestizos le han levantado estatua (¡ecuestre!) al vizcáino... ante la
emocionada intelectualidad montevideana de a pié... Un montevideano ha sido el compositor
del «nobiliario del rio de la plata»... Fierro no se lamenta al pepe:
«Los hijos de la miseria
son muchos en esta tierra».
Folletos Lenguaraces, número 15 | 351
5. Esto no es cachada; en serio hablamos, a tono con los que nos han hecho prehistoria e imi-
tando a los croniqueros de la colanizacion. En el rota porteño «Prensa» acaba de ocuparse de
Mendoza un colaborador arjentino, que suple el plantel y la disparada con esta noticia: «Tra-
jo 150 alemanes y ciento y tantos yeguarizos que inundaron las pampas de Rio Negro hasta
Cordoba»... Entonces nuestro ganado equino desciende de la cruza de yegua con aleman... Y
tampoco esto es cachada; es «la historia de siempre», la que se enseña a nuestros colejiales, al
amparo de la rutina, la ignorancia o el miedo a rectificar de nuestro intelectualismo.
352 | Vicente Rossi
pampa?... ¿Y cómo el poblador don Cristoval poblaba con los baguales de don
Juan, lo que no concuerda con el «nobiliario del rio de la plata»?...
No podemos evitar la tentacion de recrearnos cuando nos viene a mano una
cita de prehistoria nuestra o americana, siempre divertida recopilacion de dis-
parates. Eso nos suele desviar del sobeo filolojico a que dedicamos estas pajinas.
6. Este adjetivo en desuso en el guaraní moderno, se pronunciaba con vocales nasales; para esto
agreguese «n» a al sonido de cada vocal y se obtendrá la fonetica guaraní (can-ban-cun-án).
«Bacuá», (ban-cun-án), en un idioma no escrito cuyos vocablos se abarajaban de oido, dificil
es que sonara «bagual». No pensaron en eso filologos y cronicantes; buscaron algo de grafía
parecida en el vocabulario de Montoya, lo pronunciaron en castellano y lo dieron por acerta-
do, apesar de que Montoya no hace referencia ninguna al caballo.
Conviene informarse con criterio y cuidado en los idiomas americanos, para confirmar eti-
molojias rioplatenses y castellanas, evitando errores graves como el demostrado.
354 | Vicente Rossi
7. Las siniestras hordas que por las rutas de Colon cayeron sobre el Nuevo Mundo, desde el
Hudson al Plata, dieron a la Historia el martirio de America, comprobado en barbarie y fana-
tismo que han dejado rememoraciones afrentosas para la Civilizacion.
El delito, sin mas relator que el propio delincuente, trató de hacerse presentable a base de ima-
jinativa, y adocenando filosofia de la ignominia en cínicos cantos de jesta.
356 | Vicente Rossi
BASTOS — La Nota solo se preocupa del singular y del plural del voca-
blo; da informes ajenos y nos deja en ayunas respecto a su definicion y orijen.
El caso es interesante y merece prestarle atencion.
La necesidad que tuvo el hombre de colocar algo sobre el lomo del ca-
ballo, para evitarse las molestias de la arista vertebral y su teclado, ha hecho
Folletos Lenguaraces, número 15 | 361
8. «Alcansáme el dos de bastos», pedir a alguien un criollo que estaba ensillando, no era
novedad.
362 | Vicente Rossi
10. El conferenciero ibero señor García Sanchís, despues de visitar Buenos Aires y tomar el
«completo» con nuestros encomenderos idiomaticos, dijo publicamente en Madrid, en pre-
sencia del ministro y consul arjentinos:
«Buenos Aires es una fábrica de castellano; se obliga (!) a hablarlo a los hombres de todas las
razas que alberga. Muchos organos de la prensa cuentan con peninsulares especialistas (?) en
el idioma, que obran de censores discrecionales».
Son los que llamabamos «asimilados» y correjidores.
Es una ratificacion a estos folletos que ni de encargo habria resultado mejor.
Ver folleto N.° 12, nota (1), p. 29.
11. La traduccion al castellano inmigrante sería: «Cobrar pieza con balonesmano»...
¡Formidable!
Folletos Lenguaraces, número 15 | 369
BOLIARSE —
«Empinarse el potro sobre las patas y echarse para atras».
Tambien decimos «pararse de manos». Cuando el animal ha sido bo-
liado, es decir, le han enredado las boliadoras entre las patas, hace la citada
gimnasia, por eso dice el paisano que el animal se ha boliado (por su cuenta)
cuando se para de manos y cae hacia atras o de costado.
La Nota ha debido dar esa explicacion.
«No lo conocen, sin embargo, los diccionarios arjentinos»,
nos observa la Nota; (cuando nada dicen es cuando mejor definen y arjentini-
zan); pero se le ha escapado el «bolearse» de Segovia, que define: «turbarse,
confundirse, correrse, avergonzarse», y nada mas, lo que ratifica el entrepa-
rentesis; ha debido explicar: efecto de encontrarse paralizado con boliadoras
entre las piernas; abatatado.
Suelen decir las Notas: «la misma voz en el Brasil»; es pais demasiado
extenso para jeneralizarle voces, y tengase presente que respecto a nuestro le-
xico paisano, cuando el Brasil interviene aportando o llevando, corresponde
al Sud, a Rio Grande.
Nota incompleta.
Ciertamente son bordonas las tres cuerdas que hacen los bajos en la gui-
tarra, pero citando en singular es unicamente la sexta, la mas gruesa. ¿Quién
no sabe eso en el Plata? A ella se refiere Fierro:
«Hago jemir a la prima
y llorar a la bordona».
La cuerda primera, la mas fina y aguda, y la sexta, la mas gruesa y profun-
da; hay en la frase alarde de dominio del cordaje, al tomarlo en sus extremos
ritmicos.
La caracteristica «de metal» no corresponde por que tambien suelen ser-
lo las otras cuerdas.
Sigamos a la Nota en sus divagaciones:
«El nombre castizo «bordon» no lo usa el paisano».
Nadie lo usa; es desconocido en el Plata; el mismo inmigrante ibero lo
sustituye con «bordona» apenas aprende este vocablo.
Hemos dicho varias veces que nuestro nativo analfabeto, no pronunciaba
una voz castellana que designara objeto o costumbre sin alterarla, para desin-
migrantarla, y por nacionalismo instintivo, sentimientos que no tienen otros
nativos que se dejan llamar cultos. Cambiar el jénero era frecuente, como en
este caso. Todas las alteraciones y aportes se han conservado en el lenguaje
familiar.
Se le ocurre a Segovia aconsejar que se diga «bordon», y no atina a ex-
plicar qué es «bordona»; vease la definicion que se le ha ocurrido: «cuerda
de guitarra, etc.»... sin duda en el «etc.» incluye lo no dicho. Luego define
«bordonear» así: «hacer sonar las bordonas»... Y este es el mas atendible de
nuestros coleccionistas de vocablos.
«Aun en el lenguaje familiar es comun el desconocimiento del jenero y
se dice «la bordona».
Al derecho cultural, social y espiritual de formar nuestro idioma pro-
pio, la Nota tilda «desconocimiento» como equivalente de ignorancia,
de la que solo ella da pruebas. Lo correcto, lo indiscutiblemente lojico es
consignar:
En rioplatense se dice «bordona», s. f., y en castellano «bordon», s. m.
Sin depresion para nadie; respetable y justo.
«Lo que hizo el gáucho (con el «bordón») fué igualarlo al de las cuerdas
restantes. De allí sacó, luego, el nombre «bordoneo» para significar el
acompañamiento de consonancias a las cuerdas de tripa».
Una explicacion entripada.
372 | Vicente Rossi
***
En prensa el folleto anterior, el Juri oficial porteño para las ediciones del
año 1930, premió las del Sr. Tiscornia...
Fierro sonrió resignado; se sujetó el barbijo en la nariz; y mientras estriba-
ba para mandarse mudar, se apuntó:
«Las cosas que aquí se ben
ni los diablos las pensaron!»
Folletos Lenguaraces, número 15 | 373
Americanos 1
Araucanos 1
Rioplatenses 5
Rioplatenses y americanos 2
» brasileros 8
Injertos de Hernandez 2
Romance, castizo, etc. Cero
***
AVISAMOS que casi todas las definiciones filolojicas que publican estos
folletos SON INEDITAS, por razon de error u omision de nuestros colec-
cionistas de vocablos; podemos, pues, comprobar en el acto una cita o version
nuestra, ofrecida a las calladas o como propia por algun aprovechador.
Siempre que una transcricion de estos folletos (aunque no se les respete
texto, sintaxis y ortografia) no vaya acompañada de la cita de ellos (no del
autor, que a nadie interesa y a él tampoco) como fuente de informacion, pu-
blicaremos permanente en estas pajinas los nombres de esos desatentos que,
como dice Fierro:
«En la barba de los pobres
aprienden pa ser barberos».
- FOLLETOS LENGUARACES -
====================================
VICENTE ROSSI
DESAGRAVIO
AL LENGUAJE DE
MARTIN FIERRO
C 1
16
RÍO DE LA PLATA
1935
375
376 | Vicente Rossi
***
***
***
Mestisaos y estranjeros
estan en serias andansas,
pa que’l criollo Martin Fierro
sea nuestro Sancho Pansa.
***
***
Acentuar unicamente las palabras que sin el acento tuvieran otro sentido,
y aquellas que consagradas por el uso han cambiado acentuacion, como: in-
térvalo, periódo, etiópe, vizcáino, zodiáco, dinámo, etc.
Acentuar las palabras agudas terminadas en vocal.
Folletos Lenguaraces, número 16 | 379
***
VOCABULARIO
1. Los criollos han dado a «huincá» equivalencia de «cristiano», en sentido racial, precisa-
mente el unico que le daban los pampas, pues para ellos el vocablo significaba que el sujeto
no era indio; sin alusion relijiosa, que no les interesaba. Los pampas no se dejaron engañar
por la evanjelizacion, ni fueron encomendados por colombinos y negreros, que buen cuidado
tenían en encomendar sin encomendarse... Cuando el bombero pampa anunciaba «huin-
cás» a la vista, era jente no india y de paz; pero sí gritaba «¡colamacún!», eran huincás de
guerra, soldados.
2. Esta y la del Sr. Tiscornia son las dos unicas ediciones de «Martin Fierro» que conocemos
con vocabulario explicado. La del Sr. Santiago Lugones tiene breves y acertadas definiciones,
sin complicidades sanchopancescas; es, pues, la unica util de todas las conocidas.
382 | Vicente Rossi
3. Usan esta voz creyendola castellana y es americana. Ver folleto 13, p. 20. Nosotros usaremos
«Sud» mientras le nieguen castellanidad.
Folletos Lenguaraces, número 16 | 383
4. Los charruás formaban un clan de la grande y noble raza Guaraní, que vivia en el interior
de la peninsula que hoy ocupa la Republica del Uruguay; es de suponer que hablaban guaraní;
entonces su nombre, (que debe ser vernáculo; todavia no hemos tenido ocasion de ocuparnos
de él), debió pronunciarse «charruá», porque en ese idioma es peculiar el acento agudo y casi
desconocidos los demas. Acentuada la «u», como se ha popularizado, suena a vizcáino. Hay
quienes han dado en noticiar que tenían lenguaje propio, y hasta amenazan con la publicacion
de su vocabulario... En indudable zona guaraní y muy lejos del contacto de otras hablas ameri-
canas, solo podría existir una inevitable variante; salvo que se comprobara etnica distinta, tra-
tandose de un pueblo aislado en una peninsula ideal, que nada necesitaba de sus circundantes.
Este temerario clan de jesta, calumniado por propios y extraños, es una gloria americana:
fué invicto;
altivo ante amenazas de fuerza, bajó expresamente a la ribera del Plata, e insensible a la nove-
dad de seres y armas, exterminó y devolvió íntegra al oceano la primera pandilla de colombinos
que pisó su predio;
Folletos Lenguaraces, número 16 | 385
5. Esta unica vez que acompañamos a los «autoridades en la materia» en sus divagaciones,
fracasamos ridiculamente. Nos está bien merecido, pues a nosotros es a quienes menos corres-
pondia ese descuido; a nosotros que en resuelto desacuerdo con todos, tras orijenes de folklore
rioplatense, revelamos los mas ciertos y comprobables del Teatro, del Gáucho, de la Milonga,
del Tango, del Pericon, del Estilo, del Malambo, etc., etc.
Hemos experimentado que indiferentes al protocolo gremial-intelectual, y por senderos con-
trarios al de los «entendidos», se va mas facilmente al encuentro de lo que se busca.
(Lease el capítulo «Irugái añaraí», folleto 12, p. 64, y «Rioplatense» en p. 25 del mismo).
Folletos Lenguaraces, número 16 | 387
7. Ver nuestra nota que empieza al pié de la paj. 46 del folleto N.° 14.
392 | Vicente Rossi
8. El conferenciero ibero Sr. García Sanchís, despues de visitar Buenos Aires y tomar el «com-
pleto» con nuestros encomenderos idiomaticos, dijo publicamente en Madrid, en presencia
del ministro y del consul arjentinos:
«Buenos Aires es una fábrica de castellano; se obliga (!) a hablarlo a los hombres de todas las
razas que alberga. Muchos organos de la prensa cuentan con peninsulares especialistas (?) en
el idioma, que obran de censores discrecionales».
Son los que llamabamos «asimilados» y correjidores.
Es una ratificacion a estos folletos que ni de encargo habria resultado mejor.
Ver folleto N.° 12, nota (1), p. 29.
9. En el diario porteño «Prensa» se ha deslizado una estadística alegre de parlantes de caste-
llano, con la cual dominan los cinco continentes y sus archipielagos. Entre las curiosidades que
contiene, aparecen paises americanos e Hispania con todos sus habitantes parlando castellano.
Las estadisticas colocan esa habla fuera de la primera decena. Olvidan que es «lengua de con-
quistadores», y que su imperio tiene los límites que éstos quieran fijarle.
394 | Vicente Rossi
10. En nuestra publicidad se han llenado grandes pajinas con la minuciosa fondeacion de Buenos
Aires en romance, y con el relato de la funesta casualidad que sobrenombró Córdoba a nuestra
linda Quisqui; todo «por obra y gracia» de documentacion taimada, que hoy, determinados
rebuscantes, creen es lo irrebatible para probarnos aquellas supercherías, por lo cual se apresuran
a agregar las respectivas fotos, para que no se dude de su existencia. Olvidan que hemos afirmado
y razonado que en estos casos la documentacion es la evidencia de la mistificacion, y esto no se
refuta con fotos, ni con magnificaciones a Mendoza y a Cabrera, que solo prueban la impunidad
en que desarrollan sus actividades interesados determinados, a espaldas del pueblo y de todo el
pais, que nunca pensaron en tales deprimentes recordancias, destinadas, fatalmente, a ser destrui-
das por jeneraciones mas puras y mas cultas, en memorables jornadas de reparaciones historicas.
11. Los vascos dados a la intelectualidad no pueden tomarse en serio, pues suelen ser resuel-
tamente excentricos. «Se pone y contrapone en una misma frase», dice un cronista nuestro
Folletos Lenguaraces, número 16 | 395
que habló con Unamuno. El criterio y la dialectica de esos vascos andan siempre en calesitas, y
a veces ensartan la sortija. Tomamos a Unamuno en una ensartada, que lo hace coincidir con
estos folletos respecto al orijen del castellano:
«En el deseo de que conozcan su idioma —dice— he llevado a mis alumnos del castellano al
latin. Despues pensé traerlos desde el latin viendo las posibilidades historicas, las lenguas que
podrian haber resultado, y la que resultó al fin. Tarea un poco peligrosa. He probado despues
algo nuevo; no de ir hacia adelante o hacia atras, sinó de ir hacia los lados: al portugues y al
catalan. En esta tarea me encuentro ahora».
Unamuno se dió cuenta de que la latinidad del castellano era de sacristía; que sus orijenes se
perdian en una indefinida babel, para estabilizarse entre el astur-galaico-portugues y el catalan.
Todo estrictamente de acuerdo a lo que estos folletos han afirmado repetidas veces.
396 | Vicente Rossi
12. Hasta mediados del siglo pasado creian que Pirú y Méczico eran America toda. Las otras
titulaciones las hacian colombinos y negreros en sus escribiciones, pero las consideraban par-
tes, mas o menos lejanas, de aquellas comarcas. Todavia hoy la cultura europea desconoce la
jeografia de America y todo lo que a ésta se refiera.
13. «No es hablista, ni crítico, ni poeta, ni nada. Por eso es academico». — Valbuena.
14. Ver la nota al pié de la p. 15 en el folleto anterior.
15. La simetria de la planta de las ciudades indijenas era desconocida en Europa; ella sujirió los
planos en damero de algunos fondeadores y la ordenanza que agregaron a sus faramalladas las
Leyes de Indias; solapada lejislacion en la letra, jamas en los hechos.
Dichas leyes premiaban las fundaciones de ciudades, lo que produjo el milagro de que a colom-
binos y negreros se les revelara un furor fundador con «olores de hechiceria».
Para obtener los premios (mercedes y títulos) debian comprobarse los fundaciones, lo que se
hacía mediante actas que todavia hacen fe de aquellas simulaciones y sirven para fomentar la
idolatria historica, bautizando calles y plazas y levantando estatuas que hablarán a nuestros
descendientes de nuestra estupidez.
Folletos Lenguaraces, número 16 | 397
En un par de horas, las necesarias para garabatear el acta, se fundaba una ciudad populosa y
rica, como en los cuentos árabes. La Córdoba arjentina fué fundada con un acta que rebauti-
zaba un gran poblado autoctono llamado Quisqui. Lo mismo se hizo con los Santiagos, con
Asuncion y con todo el santoral aplicado a poblados. Otras ciudades fueron fundadas sin cam-
biarles nombre, como Lima, Cuzco, Quito, Bogotá y todas las de toponimia indijena. Algunas
fueron bautizadas antes de ser fundadas, como Montevideo...
El inopinado apresuramiento en magnificar a los apócrifos fundadores, es consecuencia del
temor a que las reparaciones historicas se adelanten. Creen detenerlas sembrandole el camino
con mitos historicos de piedra y de bronce... Y estan convertiendo a Buenos Aires en una
nueva Isla de Pascua.
16. Nocion pobladora? Intencion colonizadora? Conquista relijiosa? Culturacion? «Ex nihi-
lo nihil» (De nada, nada sale). Unico acicate que infundia valor para cruzar el «mar oceáno»
y luchar con sus monstruos y con los que hacian guardia a los tesoros en Indias: la siniestra
Codicia! Indiscutible. El martirio de America fue obra exclusiva de la siniestra Codicia! Lo
unico capaz de empujar al mas cobarde a lo mas temerario.
¿Cómo diablos vino Garay (si es cierto que vino, que mucho se gana en dudarlo) y qué de-
monios trajo con el título de familias, en tiempos en que ni los mercenarios tomaban viaje
facilmente hacia «lo desconocido»?
Los frailes mismos desertaban en el camino a los muelles donde debian embarcarse hacia el
martirolojio en Indias. En el siglo XVII, cuando las aficiones a ser conquistador y reducidor ya
no se tenían por peligrosas, continuaban desertando en los muelles o en el trayecto hasta ellos,
apesar de ir custodiados, santos varones y ex-forzados precursores.
Estas y otras sencillas y meditables razones, que dejarian indeciso y reservado a un cronista
imparcial y severo, no hacen ni pestañear a un antifonista de el martirio de America. El Sr. Le-
villier, diplomatico arjentino e historiologo iberofilo, nos informan que ha descubierto que las
familias que vinieron a poblarnos eran de «rancia y alta nobleza»... Eso anularia el reparto de
Garay, pues éste no se habría permitido hacinar en rusticana habitatio tugurium a inquilinos
de epatantes castillos almenados. Luego, ¿qué podia esperar el previsor vizcáino de familias
que solo sabian rascarse, rezar, hablar de la honrilla y no bañarse ni a lazo?
Mark Twain, maestro en humorismo serio, es superado facilmente por los historiantes unila-
terales de Indo-America.
398 | Vicente Rossi
17. En los dos últimos versos Fierro hace alusion a una forma europea de domar, que nuestro
nativo pudo conocer cuando el introductor del caballo tuvo necesidad de utilizar lo que sa-
bía como amansador: «Cazado» el «cerril» mediante algun «armadijo», lo ataban con un
«cordel» de varios metros a un «rollo» (poste alto), y haciendole rueda algunos hombres,
garrote en mano, le aplicaban formidable «azotaina» (lo «hacian bramar», de ahí la voz
paisana «embramar»). El animal, enloquecido, jiraba alrededor del poste hasta arrollar en él
casi toda la cuerda; la paliza se interrumpia para que el potro no se descogotara (voz paisana
que significa dislocacion de las vertebras cervicales). El animal quedaba temblando de terror;
la doma romance habia terminado.
Nuestro indio, habilisimo y culto domador, jineteaba el potro sin castigarlo, hasta que el ani-
mal convencido de que no podia deshacerse del jinete se conformaba con él; en las subsiguien-
tes lecciones le enseñaba las voces de mando y la jimnasia en los diferentes terrenos: arena, ba-
rro, piedra, etc. Es caso unico en el mundo el indio pampa arjentino como instructor y jinete.
Es esta una comprobacion de que existia el caballo autoctono, que de no haber sido así, quizá
al adoptar el introducido habrianse adoptado tambien las bárbaras prácticas europeas para su
domesticacion. El paisano aprendió a domar de sus ascendientes indios, pero su inseparable
talero mas tarde lo hizo castigador, lo que desmerece su hombría.
Folletos Lenguaraces, número 16 | 399
Iberia tenía la mitad de sus habitantes judios y la otra mitad moros; todos,
hasta hoy, enemigos del chancho por prescricion relijiosa... ¿Para qué habian
de introducirlo en America?
Los cronistas han confundido Sanchos con chanchos.
***
YAPA
Americanos 2
Araucanos 2
Quichuas 2
Rioplatenses 9
» y brasileros 2
Uruguayo 1
Romance, castizo, etc. Cero
DESAGRAVIO
AL LENGUAJE DE
MARTIN FIERRO
C 2
17
RÍO DE LA PLATA
1935
VOCABULARIO
409
410 | Vicente Rossi
1. Hasta mediados del siglo pasado creian que Pirú y Méczico eran America toda. Las otras
titulaciones las hacian colombinos y negreros en sus escribiciones, pero las consideraban par-
tes, mas o menos lejanas, de aquellas comarcas. Todavia hoy la cultura europea desconoce la
jeografia de America y todo lo que a ésta se refiera.
Folletos Lenguaraces, número 17 | 413
cual hace pensar que los indios peruanos encargados en especial del pri-
mitivo correo, no eran bastante jinetes todavia»…
Un boceto de dominacion lexica: Los «autoridades» toman el vocablo
«chasqui» y le enseñan al paisano que es «correo de a pié», y este fiel y leal
vasallo lo hace mas romance... Pero, advierte la Nota:
«El cambio de ambiente y de circunstancias explica el matiz en la acep-
cion. Un chasque gáucho sin caballo lijero es cosa que no tiene sentido».
Entra el gáucho en la combinacion, y hace que «correo de a pié» sea
«cosa que no tiene sentido sin caballo lijero»...
Deshagamos este enredo de crónica de Indias:
«Chasque» o «chasqui» era el correo quichua, que nunca usó caballo,
inadecuado para las sendas que el indio cruzaba por bajos y altiplanos. Su
definición es «correo indio» y no «de a pie» ni «de urjencia».
El gáucho y el paisano en mision de chasques, usaron caballo porque ac-
tuaban en terrenos en que ese animal era indispensable, y en órbita de otras
exijencias y costumbres. Esto ha confundido a la Nota y le ha hecho decir que
chasque sin caballo «no tiene sentido», y que los indios chasquis «todavia
no eran bastante jinetes»... ¿Para qué les habria servido serlo?
Nuestro chasque era el unico medio de informacion y comunicacion
antes que telegrafo y telefono tendieran sus alambres, y el mas seguro to-
davía hoy.
«Chasque» era la persona y el comunicado que llevase, verbal o escrito.
Se introdujo en el Sud brasilero en los trajines de las patriadas.
La Nota ha sido lamentable.
CHIFLE—Dice la Nota:
«Asta de buey a modo de frasco para líquido. La misma voz en ibero
«cuerno de polvora». Del portugues «chifre». Cuerno».
«Cuerno de polvora» lo conquistó el manual matritense en su edicion
13, no es pues voz ibera. «Chifle» es vocablo nuestro de orijen brasilero,
no portugues, porque en brasilero el cuerno es «chifre» y en portugues
«corno».
Voz de las patriadas; evocacion de dos elementos de vida o muerte para
aquellos heroicos soldados: el recipiente de la polvora y el de la caña. Del bra-
silero lo aprendimos; la Nota lo sospecha y eso la salva de nuestra intolerancia.
En el Plata cambiamos la «r» por «l»; la picardia nativa ha sujerido que
beber en el cuerno era tocar un pito o «chifle», voz ésta que aparece clasica
en el manual como instrumento de silbar, pero es otra indudable conquista.
lo fué de sus propios hijos; hizo con ellos escuela de inclemencia. La creacion de
la patria no modificó el sistema; a fines del siglo pasado subsistia; la educacion
moral e intelectual se basaba en el castigo despiadado al niño y al púber.3
El Indio y el Negro no castigaban a sus hijos. El segundo fué anjel tutelar
de los hijos del negrero y de sus descendientes.
Y pareciendo «china» mote despectivo fué expresion de cariño. Lo
despectivo sonaba para las chinas cuarteleras, pero era para ellas, y hoy para
nuestra historia, honrosa mencion. Por su condicion, la mas humilde y des-
valida, figuraban en la plebe, y sin embargo desempeñaban sagrada y abne-
gada mision, ante una sociedad que no supo comprenderlas, socorrerlas ni
agradecerles.
Formaban la oscura impedimenta auxiliar de los ejercitos patrios; la pri-
mera Cruz Roja que ellos conocieron; y algo mas que eso: lejion benemerita
y anonima de retaguardia, llegaba hasta el sacerdocio, consolando a mori-
bundos, acompañando y sepultando muertos, y, algunas veces, cuando la
vanguardia clareaba anunciando la derrota, ¡las chinas los últimos milicos!
Lejion silenciosa y silenciada de cruentos sacrificios voluntarios, en lucha
estoica con las miserias del ejército y de la guerra, sin esperar ni aspirar a nin-
guna recompensa!...
3. A fines del siglo pasado los paises del Plata no tenían equipos completos de maestros pri-
marios nativos, y sus gobiernos los importaban de Iberia por semejanza de idiomas. Traian su
bárbaro lema: la letra con sangre entra. Se prolongaba la colonia.
Las autoridades escolares permitian castigos corporales; sin castigo nada se consigue, senten-
ciaban gravemente, convencidas de que cumplian alta mision educacional y disciplinaria de la
niñez... Orujo de colonia.
La mayoria de los padres de familia, recomendaban a los maestros que castigaran a sus hijos
si eran desaplicados o traviesos; es la unica forma de que salgan buenos, creian con sinceridad.
Si algun padre, no tan de acuerdo con el sistema, protestaba por castigos aplicados, lo des-
pachaban de todas partes con la frase consagrada: si lo han castigado es por que lo merecía...
Herrumbre esclavista.
En los hogares se amenazaba a los muchachos muy rebeldes con meterlos en un cuartel o en
la armada; así se corrijen y hacen hombres, era el convencimiento jeneral. En Montevideo se
agregaba en la amenaza un colejio particular de frailes iberos, torturadores especiales de inco-
rrejibles; allí sí que se educa y endereza bien!, aseguraban las personas mas serias... Salve, Yago!
«¡Creo en un dios cruel que me ha hecho igual a él!».
La cultura norteamericana, entónces y siempre a la cabeza de la Humanidad, nos advirtió me-
diante Sarmiento en Arjentina y Varela en Uruguay, que era inhumano y contraproducente
castigar a los niños.
Pasaron años para que se dejara de considerar insolita novedad aquella advertencia que hizo
sonreir a los respetables de entónces. Como pasaron años para que los negreros dejaran de
sonreir ante las amenazas de ser expulsados. Como pasaron años para que nuestros mayores
dejaran de sonreir a la utopia de que los negros debian ser libres. Como pasarán años para que
nuestros «hombres sabios» dejen de sonreir a las insinuaciones de independencia idiomatica.
Folletos Lenguaraces, número 17 | 417
El Indio nos dió esas heroinas que no rezaban y eran ejemplos inimitables
de abnegacion y constancia.
El Negro organizó aquella impedimenta que alentó con su espiritu de
lealtad y fidelidad; negras y mulatas fueron en las patriadas tras sus hombres,
temerarios soldados que con el indio formaban los ejércitos de todas nuestras
jestas; este último habia apueblado sus mujeres a la sombra de los cuarteles,
y ellas fueron las «chinas» que dieron nombre a la lejion y ejemplo de estoi-
cismo, virtud magna de la raza nativa.
Todas eran «chinas», pero no por «el color de la tez», que éste no fué
motivo del vocablo ni en su orijen, sinó por su condicion social.
«China» es voz quichua que significa «hembra buena fecundante», re-
firiendose a animales; el Gáucho, primer indio que tuvo nocion de patria,
aplicó el término a su compañera, cariñosamente; el paisano lo propagó hasta
los poblados, donde se consagró como enunciante de amor y ternura.
El «color de la tez» era para «china» el del aborijen por que éste pro-
porcionó el vocablo; el paisano y el pueblero no lo tuvieron en cuenta, y dan-
dole la acepcion quichua llamaron chinas hasta a las rubias; china siempre
que fuese criolla; a la europea: «gringa».
La Nota ha estado discreta aunque insuficiente, y debemos agradecerle
que nos haya dado la oportunidad de «despuntar el vicio» de orijinalizar
historiacion, al conjuro de la voz «china».
Un monumento a la China-soldado no sería suficiente justicia ni home-
naje, ahora que la estatuaria ha dejenerado en acomodo historico, social, po-
litico, escultorico e inmigrante.
Nombre a una plaza o a una calle... Sería confundirla entre muchos que
no tienen el consenso popular; peor todavia: que el pueblo aborrece y suele
lapidar con barro.4
5. El difundido vizcáino Unamuno nos solivia con sus declaraciones en el rota porteño «Na-
cion», que sus «censores discrecionales peninsulares» han dejado pasar:
«Me apasionan las cosas del idioma, de mi idioma. He tratado siempre de que mis alumnos
sientan la misma pasion. Quiero hacerles sentir la lengua en lo que ella tiene de vivo; en lo
que tiene de creacion, de produccion personal, de lengua hablada; en lo que tiene de dialecto;
porque el dialecto es siempre personal; se está creando y recreando de continuo; el verdadero
lenguaje en el habla, en la palabra y no en la letra». «Prefiero escribir en lengua hablada a
hablar en lengua escrita».
«Todo gran escritor escribe en dialecto. De Sarmiento suele decirse que escribia incorrecta-
mente; ¡qué va! Escribia muy bien! en una lengua personal admirable!».
«Cosas de vascos» diran intelectuales rioplatenses que teniendo habla culta propia escriben
en castellano academico; incapaces, no se diga de crear, ni siquiera de comprender y sostener
lo creado por su pueblo, su hogar y su sociedad. Sin mas orijinalidad y patriotismo idiomatico
que las oscuras notas anacronicas del diccionario, academico de los castellanos. Cultores de la
independencia en el almanaque.
«Cosas de vasco» suelen ser excentricidades, pero en esto Unamuno esta en lo cuerdo; ha
experimentado que el lenguaje debe volar libre y sin miedo a nadie, como el condor, y no
mandado, como paloma mensajera.
En el Plata existe habla propia, rica y armoniosa, sin embargo, la publicidad mas popular escri-
be en lenguaje rebuscado, que nadie habla.
El viejo Unamuno defiende y exalta la atrevida prédica de estos folletos, sin conocerlos; sus
aspiraciones, sin coincidir, son las nuestras: él contra el academicismo, que anquilosa; nosotros
contra el castellanismo, que deprime; él quiere desoficializar, nosotros nacionalizar.
Unamuno extrema los Folletos Lenguaraces preconizando el habla personal; éstos piden tan
solo, glosando a los lingüistas patriotas norteamericanos que encabezó Webster:
No es solamente importante sinó en alto grado necesario, que los pueblos del Plata tengan
idioma y diccionario nacional, surjido de las hablas autoctonas, popular, familiar y castellana.
Facil es arrebañarse en el pastoreo de una lengua academica, haciendo meritos literarios en
humildad y fidelidad incondicionales, pero es solo de espiritus libres y de artifices del pensa-
miento y de la palabra, crear habla personal.
El Instituto de Filolojia de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad Nacional de Bue-
nos Aires, ha clasificado dialecto al Idioma Nacional Rioplatense... No se confunda con el ideal
de Unamuno; es una maniobra de «amos y vasallos» para mantenernos en castellanidad; es
pretender «virreinar despues de morir». Nos ocuparemos de ello en el primer encontron.
Folletos Lenguaraces, número 17 | 423
7. Las fondeaciones han instituido un curioso acomodo historial, que daria anecdotas para un
entretenido volumen.
Pocos años hace que unos munícipes montevideanos, con motivo de un supuesto aniversario
de la supuesta fundacion de Montevideo, le soltaron un insolito telegrama a sus colegas ma-
tritenses, expresandoles eterno emocionante reconocimiento por el favor de tan esplendida y
feliz fundadura.
Un petardo no habria hecho peor efecto; los telegrafiados juraban que nada sabian, que no
conocian a Don Montevideo y que «los rejistrasen»... No faltó un «indiano» para explicar-
les que se trataba de «leales y fieles vasallos» con nostaljia de «amo y señor» en una ciudad
del Plata.
No fué Montevideo el autor del ridículo acto, fué la «Jauja de la gallegada». (Ver nota al pié
de p. 26 del folleto 12).
8. Se habrá observado que en todas estas citas usamos la ortografia que corresponde al habla
de Fierro, y que foneticamente es la de los paises del Plata. Salvamos así el peor defecto y el
mayor error de la relacion de Hernandez, pues pierde valores nativos escrita en gramaticalismo
inmigrante.
Folletos Lenguaraces, número 17 | 425
samente que ser castizo o ibero, apesar de confesar a renglon seguido que en
ninguna habla de Iberialandia hay noticia del que nos ocupa; y con el agre-
gado de que etimologos castellanos lo sospechan americano, antillano y del
negro, y la misma academia lo clasifica americanismo.
Ahora divaguemos nosotros:
Sin ninguna duda «cimarron» es africubano.
En lengua bantú, la mas corriente entre los negros colonizadores de Ame-
rica, «sima» es cuadrumano mayor, hombre de la jungla (gorila, chimpancé,
orangutan).
En la misma lengua «arrunba» es anclar sin rumbo, vagar; aplicado al
sujeto que anda a monte, haciendo vida de «sima», pudo dar orijen a la voz
«simarrunba». Como veremos, hay motivos para sospechar que «arrunba»
es palabra compuesta (a-rrun-ba), pues con auxilio de ella el negro cubano
bautizó: «arrunbanbayas» (vagas, sin rumbo) a determinadas mujeres que
en rioplatense llamamos «yirantas» o «changadoras»; la palabra delata tres
cesuras: «a-rrun-ban-baya».
La sílaba «ba» fué suprimida a traves del extenso uso del vocablo en
America o por su condicion de partícula, quedando «simarrun».
El vocablo se aplicaba solo a los negros, lo que evidencia mas que es de
ellos; luego se hizo extensivo a animales huidos y a los no precisamente salva-
jes, sinó que viven libres, no domesticados pero domesticables.
Un rota porteño nos informó, hace rato, de ciertas apreciaciones publicadas por el historia-
dor-y-numismata Sr. Emilio A. Coni, colaborando en unas divagaciones caracteristicas del
matritense Sr. Ortega Gasset, sobre modalidades nuestras.
El Sr. Coni dijo que nuestro nativo «descendiente de ibero-colonial (negrero) es holgazan, jene-
roso, despreocupado, respetuoso» etc., y «el descendiente del inmigrante (italo) es de perversidad
refinada, irrespetuoso de los derechos ajenos» etc., y, finalmente, que «entre ambos hay un abis-
mo de moral».
En historiacion, etnica, etnolojia, folklore y lenguaje, americano y rioplatense, no es posible
eludir al Negro. La raza Negra era tambien de hombres y mujeres; seres humanos; ejemplar-
mente jenerosos, despreocupados, respetuosos; holgazanes si hubiesen sido libres. El Sr. Coni
parte con sus apreciaciones de la epoca en que aquélla dominaba como poblacion rioplaten-
se, y en muchas actividades públicas y en todas las privadas, y cuando no existian corrientes
inmigratorias.
El Sr. Coni trastrueca la cronolojia de los elementos que emplea en su descuido sociolojico, y juzga
de nuestra prehistoria ubicado en nuestra historia, que es cuando hicimos nuestra propia conquista
mediante el inmigrante; el colonial y el Negro ya habian terminado sus actividades pobladoras.
El Sr. Coni puede autorefutarse comprobando, serenamente, que en el Plata el «hijo del inmi-
grante» descuella y prevalece en valores culturales, cientificos, artísticos y deportistas, pero nó
en politicos; y entre unos y otros hay un insondable «abismo de moral».
Es mas facil hacer historia que ser historiador.
Graves errores produce olvidar al Negro, bien incrustado fisiolojicamente en nuestra graciosa
Nobleza de la Alpargata y del Sambuyo.
Folletos Lenguaraces, número 17 | 427
Americanos 5
Quichuas 5
Rioplatenses 5
» y brasileros 2
Romance, castizo, etc. cero
***
YAPA
***
Los prejuicios de ustedes, sus temores, sus autoridades, sus iglesias viejas y nue-
vas, todo eso, afirmo que es barrera para comprender. No puedo ser mas claro.
— Krishnamurti.
- FOLLETOS LENGUARACES -
====================================
VICENTE ROSSI
DESAGRAVIO
AL LENGUAJE DE
MARTIN FIERRO
C 3
-F
18
RÍO DE LA PLATA
1936
Mestisaos y estranjeros
estan en serias andansas,
pa que’l criollo Martin Fierro
sea nuestro Sancho Pansa.
431
432 | Vicente Rossi
mas serias ocuparon sus pajinas en determinados días, con extensas relacio-
nes paisanas en verso. Un nacionalismo injenuo, sano y sentido, que así era
entonces el cariño a todo lo propio, a todo lo que caracterizara nacionalidad.
La patria se consideraba una creacion, no tenía prehistoria; era una vestal con
túnica alba-azul.
El paisano fué el gáucho de la paz y del trabajo; el primer brazo con
que contó nuestra primera y única iniciativa civilizadora: la construccion
nacional. El paisano fué el delegado indijena en el apuntalamiento de la
nueva patria sobre un refaloso atorradero de africanos blancos y negros.
Mas que delegado: el indijena mismo; por sus virtudes, por su espirituali-
dad, por su penetracion, por su estoicismo, por las persecuciones que sufrió
del pueblero.
Sí! el indijena mismo! Lo afirmamos y comprobamos con la mas sujerente
de las muchas evidencias aducibles: la Codicia!... único ideal que empujó al
bárbaro europeo por las rutas de Colon; el gáucho y el paisano no la cono-
cieron, porque tampoco la conoció el indijena. En Fierro no se encontrará
alusion que dé a sospecharla, y Fierro no ignora que existe, como una maldi-
cion, cuando dice:
«Ah! hijos de una!... la codisia
ojalá les ruempa el saco!»;
aludiendo a los que negocian con la patria.
Desinteres, jenerosidad, eran virtudes indias.
Nobleza, lealtad, amistad franca, valor sereno y estoico, eran americanos,
indijenas; todo estaba en America; en el decálogo espiritual de Pácha-Máma.
Hay en la versada de Hernandez mas orillerismo que paisanismo. El gau-
chismo lo acompaña por la popular creencia de que solo se puede ser buen
criollo y campero siendo gáucho, lo que tuvo bien en cuenta el autor para
titular «gáucho» a su protagonista y confesar despues:
«Me he esforzado, sin presumir haberlo conseguido, en presentar un
tipo que personificara el caracter de nuestros gáuchos». («De nuestros
paisanos» habria sido lo mas aproximado).
Nos ofrece Fierro un memorandun de lexico y costumbres, que utiliza-
mos en esta serie de «Desagravio» como campo de orijinales cultivos filolo-
jicos y otros tocamientos ilustrativos, desautorizando a los que lo han usado
para bastardearlo aplicandole relatividades inmigrantes.
Al elojiar a Fierro estos folletos, a tono con su nacionalismo; al defenderlo
y desagraviarlo del sanchopancismo a que se ha pretendido someterlo en su
habla y en su injenio neolojista, elojian, defienden y desagravian la tradicion
nativa de todo el Paisanaje Arjentino y Uruguayo, de ese brillante analfabeto
Folletos Lenguaraces, número 18 | 433
***
Acentuar unicamente las palabras que sin el acento tuvieran otro sentido,
y aquellas que consagradas por el uso han cambiado acentuacion, como: in-
térvalo, periódo, etiópe, vizcáino, zodiáco, dinámo, etc.
Acentuar las palabras agudas terminadas en vocal, las tecnicas y las que
por poco usadas puedan pronunciarse equivocadamente.
Usar «j» y no «g» donde ésta hace servicio de aquélla.
Adoptar toda palabra mejorada y consagrada por el uso, como: enriedo,
satisfació, vagamundo, refalar, etc.
Ese es por el momento gramaticalismo de estos folletos.
Renovacion es progreso; conservacion es estancamiento. Pobre idea de su
mentalidad dan los pueblos que tradicionan en su habla.
Llegaremos a la ortografia fonetica; a la conjugacion regular y lojica del
verbo. A sintaxis expresiva, breve, armoniosa, nuestra, ya hemos llegado.
Es deprimente situacion la de aquel pueblo que usa habla ajena y se obliga
a cuidarla y a renunciar en ella su propia nacionalidad, cohibido con el chan-
taye de ser conceptuado inculto o «bárbaro» si acopla su aporte.
Hablando «mal» es como se han formado todos los idiomas, ¿porqué no
ha de formarse el nuestro?
«Idioma es ser vivo»; heraldo de hogar, de intelecto, de espiritualidad,
de vida nacional; y todo eso es arjentino en Arjentina, uruguayo en Uruguay.
Ningun escritor nativo rioplatense debe rehusar su puesto en esta patriada.
Brasil nos ha dado el edificante ejemplo; en 1931 nacionalizó su gramati-
ca, y en estos momentos su idioma.
434 | Vicente Rossi
VOCABULARIO
1. Para dar a los conquistadores una escenificacion que por muchas razones era imposible; para
saturarlos de arrogancia y señorío inaplicables en aquellos sujetos: en láminas de libros de his-
toriacion americana, en cuadros y estatuas, los han disfrazado de cortesanos enhorquetados en
caballos. Si resucitaran volverian a morirse, de risa.
Nos trae a esta nota el recuerdo de una cronica aparecida en el diario porteño «Nacion» (que
con «Prensa» son viejas canchas de esos candombes historiantes), en la que se describia la entra-
da de Pizarro en la ciudad Cuzco, «para fundarla... caracoleando jinete en brioso corcel árabe»…
El cronista ha querido simbolizar en esa entrada circense, toda la epopeyica irresistible con-
quistadora… ¡la mas estupenda novela fantastica de todos los tiempos!
Pizarro era un porquero extremeño, un pícaro palurdo que nunca montó ni en burro; en sus
faenas andaria de parejero con ese animal, como era la costumbre; y en sus andanzas, a salto de
setos; esto último le fué util en America. Un palurdo no comete la torpeza de hacerse blanco
de un enemigo desconocido y pedestre, montando corcel, y nada menos que caracoleante!...
Cabalgaba él solo; la pandilla a pié; «cuentan crónicas»... Como en los circos, tenian un solo
caballo para las entradas de la ecúyere.
Tales números de revistas aparatosas, imajinados o ciertos, tienen su lojica explicacion, que
el uniteralismo historiante de America ha ocultado por no convenir a su acomodo epico: se
Folletos Lenguaraces, número 18 | 435
2. Esta servidumbre procedente de escondidos villorrios, tambien debe tener su calle, pues don
Enrique Larreta ha declarado: «Me puse en contacto con el alma de Iberia, desde muy niño,
por medio de la servidumbre de mi casa»… (!?)
3. ¡Sábia justicia de Inti, creador y señor de todas las cosas!
4. En Estados Unidos no se produjo la absorcion, por eso la raza negra subsiste en 18 millones
de habitantes de aquella nacion.
Un parangon de aquel colonial con el nuestro… Otro de aquel inmigrante con el nuestro…
Una remembranza de la reconquista, luctuosa fecha de nuestra prehistoria que malogró nues-
tro porvenir… ¡Formidable material sociolojico en manos del historiador-y-numismata Sr.
Emilio A. Coni!
(Ver nota al pié de la p. 41 del folleto anterior).
440 | Vicente Rossi
5. Ese no es «nuestro idioma», como rotulan algunos; ortolojia, sintaxis, neolojia, barbaris-
mo autonomizan, personalizan. Es criterio de rutina llamar al castellano «nuestro idioma»;
si lo fuera, nuestro atraso cultural sería indiscutible, como lo es el de una poblacion americana
que conserve construcciones coloniales. En el Plata se habla idioma nuevo y culto y se simula
un castellano escrito, por carencia de academia propia y de nacionalismo, por insuficiencia
intelectual.
Lo castellano es de Castilla en cualquier parte que se encuentre; no pierde oportunidad de
echarnoslo en cara el inmigrante ibero introducido en nuestra publicidad. Mantiene ésta a
«censores discrecionales peninsulares» (algunos importados expresamente) para que le
aderecen un lenguaje que no habla ni escribe; cayendo en lastimosa imajinaria correccion;
apartandose, imprudente, del pueblo, del alma nacional y del camino a nuestros perfecciona-
mientos propios.
La injeniosa, breve, dulce, armoniosa y lojica concepcion idiomatica rioplatense, va desalo-
jando la arbitraria construccion e interpretacion castellana; obra del pueblo, del hogar, de
la sociedad y del intelectual independiente, contra viento y mareados; castellanizar es, pues,
reaccionar, retrogradar.
Un idioma llamado a «castellano» y cuidado imperiosamente por inmigrantes y otros inte-
resados, ¿cómo puede ser nuestro?: la misma actitud despectiva de esos correjidores, a falta de
razones que justifiquen sus arrestos de arcaismo y sumision, confiesa que está dejando de serlo.
Folletos Lenguaraces, número 18 | 443
«Castellano», todavia, en riguroso sentido figurado, mientras no tenga su unica lojica exacta
nacionalidad: la nuestra; como ya se ha hecho en Estados Unidos y Brasil.
El castellano es idioma pobre, trabalengua, áspero, amanerado en conservadorismo. Sus hin-
chas ven en él «riqueza», «tesoro» y «opulencia». Estos ditirambos son simples sinonimos
de «lenguaje» aparecidos con los clasicos; a medida que perdian el bozal astur-galaico-por-
tugues y destrababan su lengua, locos de alegria magnificaban su habla con el ditirambo, de
cansador uso en aquellos tiempos. Tal es la causa de que los vocabularios de entónces, propios
o ajenos, los titulasen: «Tesoro de la lengua Tal», «Delicias y riquezas de la lengua de los Ta-
les», etc. Covarrubias fué el primer tesorero de babel castellana, nuestro calificado testigo de lo
que respecto a esa lengua afirmamos exhumando verdades que han enterrado vivas.
Tratan de sostener un «castellano en America», la vulgar mercantilidad de la academia
de los castellanos, de los escribidores iberos y de los editores catalanes y matritenses, pa-
lanqueados por tilingos americanos. De nuestra cultura no saben nada, ni les importa «un
bledo» como sea ella.
6. Un académico-filial arjentino, atacado de hidalguía, la llamó «admirable instrumento en-
riquecido por insignes artífices»… Sus colegas, contajiados, gritaron: «¡civilizadora eterna!»…
Lengua de sortilejios, sin luces ciega a sus fanaticos.
Lengua... mucha lengua... poco idioma y ninguna sensibilidad nacional... Se sienten inefable-
mente extranjeros en su propia patria.
444 | Vicente Rossi
Rengloniemos la Nota:
«En Chile dicen que fué «catre de madera tallada». Esa acepcion tuvo
en Iberia en el siglo XVI».
La «arcaica voz castellana» nunca fué cama. Hasta su edicion 11 (1869)
el manual academico dijo que cuja era «cabecera de la cama», y desde la
edicion 12 (1884) sustituyó esa definicion con esta: «armadura de la cama».
Podrá ser arcaico lo primero pero no lo segundo, y en ambos casos demuestra
la academia su inseguridad por no ser cosa de sus parlantes.
«Desde el siglo XVI el vocablo aparece casi en la forma y el valor de orijen:
«Catado tu falcon... buen pecho et grand carne en el cuerpo et en las cuxas».
Se habla de las condiciones de un halcon y «las cuxas» son sus muslos;
¿qué analojia pueden guardar con el catre? Esto preocupa a la Nota, y sin
ninguna explicación milagrea afirma:
«El sentido de «muslo» que aquí tiene se extendió al «bolsillo de cue-
ro» y fué corriente en el siglo XVI».
El tal bolsillo recibió su nombre de otra «cuxa» y de otro muslo. Esa voz
latina expresa: anca, cadera, culata, grupa y muslo o pospierna del equino, y como
el bolsillo de cuero para descansar la lanza colgaba sobre el muslo o pospierna del
caballo, sin perjuicio de colocarlo alguna vez sobre las otras partes citadas, se le
llamó «cuxa». El castellano recibió esa voz del astur-galaico y no del latin.
«A esta evolucion se refiere Covarrubias cuando interpreta la voz «co-
xin»: «porque van sobre él los muslos».
No es ejemplo aceptable. «Coxin» va debajo de los muslos humanos y
«cuxa» encima de los muslos equinos. Luego, «coxin» deriva de «coxa»,
que en astur-galaico son muslos humanos.
«El «diccionario de autoridades» definió: «lecho de la cama».
Un disparate; aun en el habla bozal de ellos eso significaba «cama de la
cama». La academia interpretó mejor: «armadura de la cama».
Solo en el Plata se usó la voz «cuja» en sentido de cama, cuando se im-
portaron o fabricaron aquellas de alta cabecera encartuchada o cóncava, par-
ticularidad que las hacía llamar «de cuja», por alusion a los cartuchos de
cuero que servian de tahalíes a lanceros y abanderados.
Se hizo sinonimo de cama en broma y no en sentido jeneral; sindicaba
cama estrecha, pobre, apozada, no precisamente catre.
Cuando el paisano conoció la cuja militar para descanso de la lanza, puso
a prueba su injenio en su proverbial creacion de frases: «meterse en cuja»
por disponerse a dormir o descansar; podia referirse a la estrechez de la cama,
Folletos Lenguaraces, número 18 | 445
De la raices que da solo puede aceptarse «soco», del que no trae referen-
cias, pero lo tenemos por araucano chileno, y es brazo, pié o mano mutilados;
el paisano aplicó el prefijo «des» para dar sentido de «desconcertado» o
dislocado.
9. Recordamos aquel presidente peruano Leguia, que no pedia permiso a nadie para tiranizar
a su pueblo y perseguir a los ciudadanos cultos y espectables, y en nota servil solicitó de la peña
academica matritense permiso para usar la voz «bolivariano», corriente ya en su pais por
decision de su intelectualidad.
Aquel sujeto fué tambien el que decretó honores y traslados a las cenizas del bandido Pizarro, sím-
bolo de la siniestra bárbara conquista, afrenta de America, de la Humanidad y de la Civilizacion.
Hasta en la Historia «Dios los cria y ellos se juntan»!
Folletos Lenguaraces, número 18 | 451
10. Hasta en sus relatos de viajes el encantamiento era el «leit motiv» que los inspiraba. Cuan-
to mas estupendos los absurdos mas admirado era su autor. El fraile Gage, que formó parte de
una pandilla de sibilizadores que a mediados del siglo XVII incursionó en Centro-America,
dice, en el relato que publicó, haber «visto con sus propios ojos a naturales convertirse en
animales» (tigres, cabras, perros, etc.). Un «specimen» que da la pauta de toda la literatura
de la conquista, colonizacion, etc., todavia cultivada en nuestros dias.
452 | Vicente Rossi
11. Hay revuelo en el gremio... Anda en apuros conmemorativos de nuestra prehistoria; como
diablos aflijidos por la amenaza del arribo de la Verdad en viaje, y quieren dejarle las preocu-
paciones de la demolicion.
Hay asombrosa actividad en la Corte de los Milagros de «nuestros hombres sabios», tras un
acaescimiento de pochade como el reparto de Garay: «la primera fundacion de Buenos Aires»,
vale decir, de una cosa no probable ni probada, y que si se hizo no existe, pues la actual Buenos
Aires, segun los mismos, la fundó Garay, y éste ya tiene estatua, calle y plaza.
Si la Verdad les da tiempo descubrirán otros documentos y otro ex-forzado capitán que
«pensó fundar Buenos Aires», ¡y meta estatua, calle y plaza!... Todos los medios de pro-
paganda responden gratuita y ciegamente... Se dispone de los dineros del pueblo para
movilidad y estatuaria... Si tuvieran que abonar los gastos conmemorativos esos nuevos
conquistadores, nuestra intocable prehistoria estaria, como por cultura le corresponde:
olvidada.
Nuestra orgullosa capital federal nada envidiará a la Isla de Pascua en la plantacion de mitos,
que evocarán al extranjero que la visite el negro de la colonizacion, ejemplo de fidelidad y
reconocimiento.
Hay revuelo en el gremio de prehistoriantes. Y los Folletos Lenguaraces se permiten darse
corte de haber «levantado la perdiz»… Y aprovecharemos esa presuntuosidad para ratificar
nuestra aventurada negacion de fundaciones en America, pese al «embrujo de Sevilla» con
sus archivos.
La documentacion es base y prueba de la mistificacion.
Los que entre nosotros la han tomado a su cargo, han hecho abundantes publicaciones en el
periodismo al servicio de la Corte y en libros, para borrar la mala impresion de nuestra nega-
cion, que no tiene mas defecto que el de no haberseles ocurrido a ellos antes.
Sospechamos las sonrisitas de boquera... ¡Poner proa a nuestros «autorizados en la materia»,
cargados de bibliografia y agremiados!... ¡Cosas de locos!... «La insumision en sí mismos y la
constante sumision a los extraños, caracterizan al intelectual americano», apunta acertada-
mente un escritor chileno, apesar de apellidarse Sanchez.
A la sombra protectora de estas pajinas espiritualizadas por la autoctonia de Fierro, vamos a
porfiar:
La documentacian no es evidencia, es peligrosa presuncion.
Puede documentarse un acto que iba a efectuarse y no se efectuó, o que no se pensaba efectuar;
la documentacion ha quedado.
Puede ser interpretada por interesados; inventada, falsificada.
En el caso de las fundaciones, se extendian por obligacion para obtener mercedes. Así fundaron
Tucuman, Lima, Quito, etc., sin ni siquiera cambiarles nombres; pero Cordoba, Asuncion,
Santiago, etc., fueron bautizadas. La indiferencia y hospitalidad indijena facilitó la patraña.
Sencillas observaciones sobre la documentacion y sus autores, su epoca, el terreno en que in-
cursionaban, etc., refuerzan nuestra negacion y llevan a la evidencia de las fondeaciones por
forzada estadía, que eufónica y tendenciosamente han confundido con lo que hoy magnifican.
Montevideo? Buenos Aires? Está en misterio el orijen del primero de estos nombres; al segun-
do se lo han supuesto. En la documentacion, para simular bautizo, les agregaron advocaciones
de su idolatria relijiosa, vela de sebo en la oscuridad mental de aquella jente.
Estas fundaciones han dado el sujerente caso de ser posteriores a sus titulaciones. Su síntesis es
clarisima y breve:
456 | Vicente Rossi
Es voz rioplatense.
Chusma ignara vino al rio de la plata en busca de tesoros... El chasco la obliga a fondear
en seco, agrupada por instinto de conservacion... Pasaron siglos... Una aldea hedionda y
misérrima de africanos blancos y negros ocupados en adorar cruces y grotescos muñecos:
¡la colonia!...
Paso a paso puede esbozarse el costraje natural y lentisimo de aquellos atorraderos. No que-
remos abusar de estas pajinas dedicadas a otro objeto. Estamos en observacion de la ridícula
rememoracion de «la primera fundacion de Buenos Aires», que probablemente será la primera
glosa de nuestro primer cuaderno historiante. Mientras, observamos la autoreclame de una
racialidad imajinaria, que se dopa con historiacion imajinada y no tiene mas recursos vitales
que los de la imajinacion.
«Siempre corta por lo blando
el que busca lo seguro,
mas yo corto por lo duro,
y ansí he de seguir cortando».
Folletos Lenguaraces, número 18 | 457
El objeto del menaje casero que ella indica, es moderno con ese nombre,
que corria en despectivo pero no se referia a aquel trapo; era reminiscencia
inmigrante del estropajo ibero: «manojo de esparto para fregar» y lo deriva-
ban de «estropear»... No se conoció en el Plata.
En el interior arjentino y zona quichua americana, ese estropajo se llama
«pichana», nombre del esparto con que se hace; en rioplatense es «escoba»,
y en cuanto a trapos: «el de los platos», «el del piso», «el de las ollas», etc.
El comercio moderno, al fabricar y expender trapos para limpiar pisos,
buscó una voz castellana para bautizarlos y dió con «estropajo»; pero la aca-
demia lo ignora, ella sigue con su esparto.
Contra la etimolojia «estropear» le han buscado «estopa» y «trapo»,
a puro pálpito.
Los castellanos han obtenido su «estropajo» de «trapajo», que en su
habla es «trapo desastrado», andrajo, del cual han sacado «trapajoso», an-
drajoso. Sus etimologos no han tomado nota de tan apropiado orijen.
Respecto al nuestro, sin perjuicio del motivo comercial que hemos anota-
do, nos animamos a inclinarnos a la «estopa» (estopar, estopajo), escobillo-
nes corrientes en la marina y puertos, adoptados para limpieza de patios antes
de aparecer los actuales trapos.
temer, podía haberse dicho «no lo facilito» por «no le daré ventaja», pero
en este caso no es aplicable.
Hernandez buscó para «malditos» ese «fasilito» algo incrustado.
Como advertimos en el artículo «emprestar», la Nota está con noso-
tros en que el paisano prefiere decir «facilitar», pero lo olvidó en aquella
oportunidad.
YAPA
***
El 25 de Enero de 1936
terminó la impresion de este folleto.
100 151.5 23,5 151.5 100
Folletos Lenguaraces
Vicente Rossi
fervores y controversias. Autores como Jorge Luis Borges
admiraron su estilo, su prosa pendenciera y sus frecuentes
iluminaciones. De hecho, los Folletos Lenguaraces influyeron
directamente sobre el Borges más criollista, el de los años
de Luna de enfrente o El idioma de los argentinos, que adoptó
muchas de las manías lingüísticas de Rossi y su actitud
frontal frente a la discusión.
Rossi era un “lengua larga” de profesión. Disfrutaba de la VICENTE ROSSI nació en Santa Lucía
polémica y por ello pasó dieciocho años imprimiendo y (Canelones, Uruguay) el 23 de marzo de
distribuyendo gratuitamente estos cuadernillos. Su escri- 1871. Se formó como periodista en medios
tura lúcida, camorrera y excéntrica solo respetaba las reglas montevideanos. En 1898 se instaló en la
gramaticales que él había creado ex profeso para sí mismo. provincia de Córdoba, donde fundó su
Estos folletos fueron el colofón de sus precipitadas teorías famosa Imprenta Argentina, a través de la
lingüísticas y literarias, donde la idiosincrasia rioplatense cual dio a conocer gran parte de sus escritos.
entró en batalla arrabalera con las normas de la Real Entre 1901 y 1904, colaboró en el diario
Academia Española. Y otro tanto ocurrió con el poema montevideano El Fogón con los bocetos
El gaucho Martín Fierro de José Hernández, que la intelectua- gauchescos Chala y Margo. Como periodista y
lidad argentina encabezada por Leopoldo Lugones había cuentista colaboró en importantes revistas
exaltado como nuestra obra magna. A través de un análisis de la época. Los libros Teatro nacional
minucioso y demoledor, Vicente Rossi, a contracorriente de rioplatense (1910), El gaucho. Su orijen y
todo, lo tildó de teatral, lacrimógeno y circense. evolución (1921) y Cosas de negros (1926) dan
Inéditos desde la autoedición que distribuyó el propio autor cuenta de sus investigaciones. Fue también
entre 1927 y 1945, los Folletos Lenguaraces son una cita ineludi- autor de dos dramas criollos que llegaron a
ble y, a la vez, inhallable para los lectores del criollismo argen- estrenarse, La vida es cuento y Cambio de firma,
tino. Esta edición de la Biblioteca Nacional recupera en dos y de dos volúmenes de cuentos: Cardos —que
tomos la obra completa, impresa originalmente en treinta reunió su narrativa campera— de 1905 y
y un folletos. Casos policiales de William Wilson publicado
en 1912 bajo seudónimo.
Folletos
A partir de 1927, Vicente Rossi comenzó su
cruzada criolla contra las reglas impuestas
Lenguaraces
por la RAE en el vocabulario argentino. Esta
tomo i
obsesión lo acompañó toda su vida.
1927-1936 Falleció en Córdoba el 23 de noviembre de
1945, mientras su último folleto lenguaraz
Vicente Rossi aguardaba en imprenta, ya encuadernado,
para ser distribuido gratuitamente en
tomo i librerías.
1927-1936