Kerbrat Orecchioni La Enunciacion-17-44
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LA PROBLEMÁTICA DE LA ENUNCIACIÓN
1. LA COMUNICACIÓN LINGÜISTICA1
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LA ENUNCIACIÓN
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LA PROBLEMÁTICA DE LA ENUNCIACIÓN
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LA ENUNCIACIÓN
1.2.1. El código.
Dentro de este esquema, el "código" aparece formulado en singular y sus-
pendido en el aire entre el emisor y el receptor. Lo cual plantea dos problemas
y sugiere dos críticas:
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LA PROBLEMÁTICA DÉLA ENUNCIACIÓN
Semejante optimismo (el código común sería así el del destinatario, del cual se
apropiaría el emisor miméticamente) deja de lado con demasiada facilidad las
ambigüedades, las dudas y los fracasos de la comunicación. Otros, por el con-
trario, demasiado atentos a esos fracasos proponen un solipsismo radical, como
lo hace Lewis Carroll cuando declara en el apéndice a la Lógica simbólica:
"Yo sostengo que es absolutamente el derecho de todo escritor atri-
buir el sentido que quiera a toda palabra o toda expresión que desee
emplear. Si encuentro un autor que al comienzo de su libro declara:
'Quede bien entendido que con la palabra 'negro' querré siempre decir
'blanco', y que con la palabra 'blanco' interpretaré siempre 'negro',
aceptaría humildemente esa regla, aún cuando la juzgara, por cierto, ca-
rente de buen sentido." 6
Reglaexplícita y simple (de sustitución por antónimo), cuya aplicación permite
sin demasiadas dificultades compensar lo arbitrario del decreto semántico. Pero
nada de eso se da en Humpty Dumpty, cuyo idiolecto se propone ser irreduc-
tible:
"Cuando empleo una palabra f.. . ] , ésta significa lo que yo quiero
que signifique, ni más ni menos" 7 .
Actitud provocativa, tiránica, jocosa y desesperada a la vez en la que se basa
una conciencia aguda de los equívocos que Alicia sufre en el país de las maravi-
llas. Nunca llegamos a hacernos comprender por los otros: que podamos, al me-
nos, hacernos comprender por nosotros mismos.
Mounin condena en 1951, como reaccionaria y burguesa, esa actitud solip-
sista:
"Esos simples camaradas parisienses [. . .] sabían por instinto que,
entre las propiedades de la lengua, se contaba, por una parte, su gran es-
tabilidad y, por otra, su unidad, ambas necesarias para que la lengua siga
siendo un medio de comunicación entre los hombres. En tanto que to-
das las manipulaciones formalistas que la burguesía decadente inflige a
su lengua hacen de ella, según sus mismos teóricos —los Paulhan, los
Blanchot, los Sartre8— un medio de soledad entre los hombres."
Bourdieu (1975) estima, por el contrario, que el empleo de ese artificio teó-
6. Citado por Jean Gattégno en su introducción a Logique sans peine ["Lógica sin es-
fuerzo"] de Lewis Carrol, Hermann, 1966, p. 32.
7. De l'autre cóté du miroir ["Del otro lado del espejo"], Marabout, 1963, p. 245.
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taño legítimo del "buen" sentido). Es verdad, "toda palabra quiere decir lo que
yo quiero que signifique", pero al mismo tiempo "toda palabra quiere decir lo
que quiere decir" (hay un sentido en la lengua). Hablar es precisamente procu-
rar que coincidan esas dos intenciones significantes, esos dos "querer decir".
Pero los dos enunciadores, aun si están dispuestos a conformarse al sentido-
en-la-lengua, no tienen necesariamente de e'l la misma concepción. Por esta ra-
zón, después de haber admitido en primer lugar que la comunicación verbal au-
torizaba una intercomprensión parcial, a continuación debemos insistir sobre el
hecho de que esa intercomprensión no puede ser sino parcial. Hay que tomar
partido: la intercomunicación (los dialectólogos lo han mostrado hace mucho y
lo que es verdad de las confrontaciones de dialectos lo es también, guardando
las debidas proporciones, de las confrontaciones de idiolectos)es un fenómeno
relativo y gradual. No hay ninguna razón para favorecer los casos de comunica-
ción "lograda"10 y considerar como "rebabas" fenómenos tan frecuentes como
los malentendidos, los contrasentidos,11 los quid pro quos. Bien por el contra-
rio, como lo afirman C. Fuchs y P. Le Goffic (1979, p. 133) siguiendo a Antoi-
ne Culioli,
"la disimetría entre producción y reconocimiento, la falta de coinci-
dencia entre los sistemas de los enunciadores obligan a colocar en el
centro de la teoría lingüística fenómenos hasta ahora rechazados como
'fallas' de la comunicación".
Desde un punto de vista metodológico ello quiere decir que esta "idealiza-
ción teórica que implica el hecho de identificar la competencia del hablante
con la del oyente" (postulado del "m'odelo neutro") no es tan "legítima" co-
mo lo estima Lyons (1978, p. 71); y que, por el contrario, es preciso admitir
que la comunicación (dual: no hablamos por el momento más que del caso más
sencillo) se funda sobre la existencia, no de un código, sino de dos idiolectos;
por consiguiente, el mensaje mismo se desdobla, al menos en lo que concierne a
su significado. En efecto, si se define a la competencia como un conjunto de re-
glas que especifican "cómo los sentidos se aparean a los sonidos" (Chomsky) y
si asumimos que esas reglas de correspondencia Ste-Sdo varían de un idiolecto
a otro, y dado que el significante de un mensaje permanece invariable entre la
11.Este concepto, así como el de "decodificación aberrante" (U. Eco) tiene, por supuesto,
relación con el proyecto significante* del emisor.
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13.Así, "Koko el gorila" posee activamente 300 palabras; pero pasivamente 200 o 300
más.
14.Por ejemplo, supongamos el caso de un sujeto que maneje una lengua extranjera más
fácilmente en el laboratorio que en la vida real. Llamaremos "competencia" lingüística de
ese sujeto a su competencia de laboratorio y diremos que la situación de comunicación
normal funciona como un filtro que limita sus aptitudes lingüísticas.
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15.Este morfema (obtenido por la intersección de sus significantes) funciona como un ar-
chilexema que neutraliza cómodamente (intersección correlativa de los significados) la
oposición semántica existente entre psicológico/psicoanalítico/psiquiátrico .. .
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16. Se sabe que es sobre esto que Chomsky funda su argumentación tendiente a probar que
la semántica generativa no es más que una "variante notacional" del modelo standard.
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competencias competencias
lingüística y REFERENTE lingüística y
paralingüística paralingüística
competencias competencias
ideológica \~ -j ideológica
y cultural y cultural
determinaciones
"psi" 4 determinaciones
"psi"
restricciones restricciones
del universo del universo
del discurso del discurso
modelo de modelo de
producción interpretación
Observaciones:
(a) Nos parece imposible disociar las competencias lingüística y paralingüís-
tica (mímica y gestos) en la medida en que, por lo menos oralmente, la comu-
nicación es "multicanal": para transmitir las significaciones, los apoyos fone-
máticos y paralingüísticos —que.por lo demás se intersectan a nivel de los he-
chos prosódicos- se prestan mutuamente su concurso. En un estudio que tiene
el mérito de partir de la observación de hechos concretos (y en particular de
perturbaciones patológicas), consagrado al funcionamiento del circuito de la
comunicación, A. Borrell y J. L. Nespoulous comprueban que hablar es, en pri-
mer lugar,
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18. Sobre las reglas que rigen el "contacto ocular" (eye-contact), véanse los trabajos de
Hall y de Schegloff.
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1.4.(AUT0)CRITICAS
Nos parece que nuestro modelo de la comunicación verbal, al darle un lugar
a las otras competencias a las cuales se incorpora la competencia lingüística, y a
los diferentes factores que mediatizan la relación lengua/habla y permiten la
conversión de una en otra, hace ciertos arreglos positivos al modelo de Jakob-
son. Pero aún no es más que un esquema —demasiado esquemático y demasiado
estático.
19.Es decir que este componente da cuenta a la vez de lo que Todorov (1973, p. 135) lla-
ma restricciones "enunciativas" y "discursivas", por oposición a las restricciones estricta-
mente lingüísticas.
20. Relativamente, pues las restricciones situacionales permiten, sin embargo, en español
un "juego" bastantefluido,a diferencia de la lengua Dyirbal hablada en North Queenland,
de la cual Dixon (1971, p. 437) nos enseña que comprende dos variantes con vocabularios
totalmente diferentes: el Guwal, habla cotidiana no marcada, y el Dyalnuy, lengua espe-
cial usada obligatoriamente en presencia de ciertos parientes "tabú": "The use of one
language or the other was entirely determined by whether or not someone in proscribed
relation to the speaker was present or nearby; there was never any chotee involved." ["Lo
que determinaba enteramente el uso de una lengua o la otra, era el hecho de que alguien,
en relación prohibida con el hablante, estuviese o no presente o próximo; una elección no
era posible nunca"].
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24.Es, por cierto, el caso del happening, que corresponde precisamente a la preocupación
por hacer simétrica la comunicación teatral.
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26.Sobre este problema ver J. Pohl (1968, p. 50), quien propone una clasificación de los
diferentes tipos de "intermediarios humanos": mensajero, escribano público, secretario,
telegrafista, intérprete, traductor, divulgador, etc.
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emisor complejo
receptor
alocutario no alocütario
27.En Fülmore ("Deixis I", p. 3) se encuentra esta oposición de "addresse" frente a "au-
diencia", definiéndose esta última como "persona que puede consideraise parte del grupo
conversacional pero que no es miembro del par. SpeakerI addresse.
28.Es la expresión que utiliza Lyons (1978, p. 34).
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29.Es por esto que es importante no confundir (1) la situación de comunicación con (2)
la relación de alocución:
— el alocutario forma parte por definición de (2), pero no necesariamente de (1) (co-
municación escrita o telefónica);
— inversamente, el no-interlocutor fdélocuté) excluido de (2), puede ser incluido
en (1).
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científicas, se constata que los apelativos puntúan el discurso con una frecuen-
cia inusitada. Es que, además de sus funciones conativa y fática corrientes, sir-
ven para informar a los oyentes, cuyo conjunto no cesa de renovarse en el curso
de la emisión, de la identidad del entrevistado. No se puede, pues, describir ade-
cuadamente el funcionamiento de esos términos, que acumulan las funciones
apelativa y designativa, si no se tiene en cuenta la superposición de dos niveles
distintos y heterogéneos de alocución.
- En la comunicación teatral, el actor dialoga con otros actores, presentes
en la escena y capaces de responder, y también, en otro nivel", con el público
igualmente presente,31 pero en la sombra y en silencio; y puede, según los ca-
sos, privilegiar la relación intra-escénica, o la relación con la concurrencia.
Llamemos n a y n p respectivamente a los dos niveles de recepción. Si se acep-
ta la oposición terminológica que propone P. Lavoreal (1973- pp. 146-147), y
se admite que el "monólogo" cómico y melodramático se efectúa, a espaldas
del locutor, con la presencia en el escenario de un receptor indiscreto, mientras
que en el "soliloquio" trágico el actor no tiene otro receptor más que el públi-
co, se puede describir así el funcionamiento enunciativo de esas dos categorías
retóricas:
• existencia en los dos casos del nivel n p ;
• en cuanto a n a , se trata de un conjunto vacío en el caso del soliloquio y
consistente en uno o muchos "receptor(es)adicional(es)" en el caso del mo-
nólogo.
Notemos que:
• Fuera de esos dos casos, toda tirada admite en n a uno (o varios) destina-
tarios^) directo(s), duplicado(s) eventualmente por destinatarios indirectos.
• El nivel n p puede asimilarse a la categoría de los destinatarios indirectos
(que se convierten en directos en el caso de dirigirse al público).
• Cuando en el teatro un actor habla con alguien que se supone está entre
bastidores (existencia, pues, en n a de un destinatario directo, pero ausente del
espacio escénico), vale decir que habla sin que parezca dirigirse precisamente a
nadie, nos encontramos ante la ausencia de destinatario directo, pero ante la
presencia de destinatarios indirectos.
31.El discurso fílmico se opone desde este punto de vista a la comunicación teatral, y es
por eso que las interpelaciones al espectador (que se encuentran, por ejemplo, en Pierrot le
Fou ["Pierrot el loco"] de Godard) están ahí más claramente "marcadas".
Observación anexa: en una secuencia de esta obra, Marianne y Ferdinand-Pierrot, sen-
tados juntos en el asiento delantero de un auto, dialogan amorosamente:
" - Pongo la mano sobre tu rodilla.
- Yo también Marianne.
- Te beso todo . . . " (pero no hacen nada).
Y ese tropo de comportamiento produce un efecto más violento que el "un beso" con-
vencional de la comunicación telefónica: la diferencia reside, con toda seguridad, en el
status del destinatario (presente/ausente -* posibilidad/imposibilidad de pasar al acto).
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LA PROBLEMÁTICA DÉLA ENUNCIACIÓN
(6) El receptor puede también ser real, virtual o ficticio -se convierte en
ficticio gracias al subterfugio que consiste en prestar al lector virtual las apa-
riencias y los poderes exclusivos de un ser real, como el don de la palabra.
Cuando Diderot supone objeciones, cansancio, incertidumbre, de parte del lec-
tor ("Yo lo entiendo a usted, ya tiene bastante, y su consejo sería el de reunir-
nos con nuestros dos viajeros") le conserva su status real de ser virtual. Pero
desde el momento en que toma la palabra ("Mientras que le contaba esta histo-
ria, que usted toma por un cuento . . . - ¿Y la del hombre de librea que tocaba
el contrabajo? —Lector, yo te lo prometo"), 32 el lector, accediendo a la exis-
tencia se encuentra al mismo tiempo arrojado a la ficción. Más allá de ciertos
límites la inscripción del otro en el enunciado del "yo" cae en una irrealidad
perfectamente asumida, por otra parte, por Diderot, según S. Lecointre y J.
Le Galliot.
(7) En la definición del receptor conviene, por fin, hacer intervenir la rela-
ción social y afectiva que mantiene con el locutor. Esta relación se define a par-
tir de diferentes parámetros (según el grado de intimidad que exista entre los
dos miembros del intercambio verbal, la naturaleza de las relaciones jerárquicas
32. Extractos de Jacques Le Fataliste (Ouvres de Diderot, Gallimard, 1951, pp. 528 y
544) citados por S. Lecointre y J. Le Galliot, 1972.
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LA ENUNCIACIÓN
que eventualmente los separen y la del contrato social que los una), pero se re-
ducirá según Delphine Perret (1968) a un archi-eje gradual.
distancia/no distancia
que subsumiría a la vez el eje de la intimidad y el de la dominación social
(y que interviene, por ejemplo, de manera determinante en la utilización de los
pronombres "usted" frente a "tú" o "vos").
(a) No son más que palabras a las que se trata de dar un contenido referen-
cial preciso. ¿Qué realidad abarcan exactamente esas etiquetas descriptivas? El
único elemento que hasta el momento ha sido objeto de investigaciones deteni-
das es la competencia lingüística (concebida, por otra parte, en forma bien res-
trictiva). En cuanto a los otros componentes de la comunicación, siguen siendo
tierras desconocidas o casi desconocidas.
(b) Son términos de relaciones: los diferentes elementos de este modelo es-
tán yuxtapuestos los unos a los otros y fijados en el lugar que se les ha destina-
do, como si entre ellos no existiera ningún problema de definición de límites ni
ninguna clase de interacción. Algunos ejemplos mostrarán que la situación es
otra:
(1) En este esquema el emisor y el receptor se enfrentan y sus "esferas" res-
pectivas son como dos burbujas impermeables que se cuidan bien de intersec-
tarse. Ya hemos introducido algunas correcciones a esta presentación diciendo
que todo receptor es al mismo tiempo un emisor en potencia, y que en la com-
petencia cultural de los dos miembros de la comunicación es necesario incorpo-
rar la imagen que se forman de ellos mismos, que se hacen del otro y la que se
imaginan que el otro se hace de ellos: no se habla a un destinatario real, sino a
aquello que se cree saber de él, mientras que el destinatario decodifica el men-
saje en función de lo que él cree saber del emisor.
Pero estas reservas son aún demasiado débiles. Pues los dos interlocutores no
se contentan con tomar por turno la palabra, teniendo en cuenta las imágenes
que se han formado de una vez para siempre el uno del otro: hay una modifi-
cación recíproca de los protagonistas del discurso a medida que se desarrolla lo
que ciertos teóricos como Watzlawick denominan justamente una "interac-
ción". Por otra parte, aún cuando sus competencias no sean tan perfectamente
idénticas como lo supone Jakobson, presentarlas como totalmente disyuntas es
caer en el exceso inverso: se interseccionan tanto más cuanto que tienden a
adaptarse una a la otra en el curso del intercambio verbal, cada una modelando,
es cierto que en proporciones extremadamente variables, su propio código so-
bre el que, según presume, posee el otro. Por otra parte, algunos generativistas
lo reconocen y tratan de ajustar la concepción standard del "hablante-oyente
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(3) El status del referente es igualmente complejo. Por una parte, es exte-
rior al mensaje y envuelve a la comunicación. Pero al mismo tiempo se inserta
allí en la medida en que una parte de ese referente está concretamente presen-
te y es perceptible en el espacio comunicacional, y esto es en general lo que se
entiende por situación de discurso. Se inserta también en la medida en que
otra parte del referente, que puede coincidir parcialmente, en el "discurso de
situación", con la precedente, se convierte en contenido del mensaje. Finalmen-
te se refleja en la "competencia ideológica y cultural" de los sujetos, es decir,
33. La película de Jean Schmidt Commc les auges déchus de la planete Saint-Michel [Co-
mo los ángeles jaidos del planeta San Miguel"] (documental sobre los "orilleros" y otros sub-
proletarios urbanos) nos proporciona un ejemplo, en la persona del "educador" que, bajo
pena de quedar incomprendido ("y la lucha que han realizado juntos, ¿no ha modificado
la imagen que te hacías de los inmigrantes?" -"¿la que?, ¿¿la imagen??"). í^ca permanen-
temente sobre un dobie teclado y se cree obligado a traducir er. el lenguaje del otro las fór-
mulas que le vienen espontáneamente a los labios (lo que, por ejemplo, produce: "El pro-
blema es que ustedes están completamente fuera de los circuitos de producción- bueno,
que no laburan, eh").
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A ENUNCIACIÓN
2. LA ENUNCIACIÓN
34.Es conocida la célebie fóiinuia de Mac Luhan: "El mensaje es el medio". Para un ejem-
plo (el de la "comunicación de masas') -Je la incidencia del canal sobre las propiedades in-
ternas del mensaje, véase Eco, 1972, p. 19.
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LA PROBLEMÁTICA DE LA ENUNCIACIÓN
37.Del mismo modo como dice bien Culioli: "el enunciadoi" de un mensaje es, ante todo,
tradicionalmente, su emisor.
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2.3. RECAPITULACIÓN
Acabamos de mostrar que, a partir de su valor original, el término "enun-
ciación" sufrió dos tipos de deslizamiento semántico y, correlativamente, la
problemática de la enunciación sufre dos tipos de desplazamiento, de los cuales
uno nos parece ineluctable (estamos metodológicamente restringidos a la pro-
blemática de las huellas), mientras que el otro no es más que coyuntural y pro-
visorio; por el momento adoptaremos, pues, esta reducción, pues ella permite,
al limitar el campo de investigación, no perderse demasiado en él.
Al término de esa doble distorsión del concepto, podemos definir del si-
guiente modo la problemática de la enunciación (la nuestra): es la búsqueda
de los procedimientos lingüísticos (shifters, modalizadores, términos evaluati-
vos, etc.) con los cuales el locutor imprime su marca al enunciado, se inscribe
en el mensaje (implícita o explícitamente) y se sitúa en relación a él (problema
de la "distancia enunciativa"). Es un intento de localización y descripción de
las unidades, cualesquiera sean su naturaleza y su nivel, que funcionan como ín-
dices de la inscripción en el enunciado del sujeto de la enunciación.
En un primer tiempo, lo que practicaremos será una lexología restringida:
"lexología", pues tal es el neologismo (formado sobre el griego "lexis") por
medio del cual Roland Barthes (1978a, p. 9) propone bautizar la lingüística de
la enunciación; "restringida", pues de los diferentes parámetros que pueden
considerarse relevantes en el cuadro de esta problemática, retendremos sola-
mente el primero, y concentraremos nuestra reflexión en las huellas del hablan-
te-escritor en el enunciado; restringida también porque nuestro estudio se limi-
tará a las manifestaciones más triviales, en el discurso más "corriente", de la
subjetividad lingüística, y porque las soñsticaciones del discurso literario, que
ciertamente mencionaremos varias veces, no ocuparán jamás la escena princi-
pal de nuestra reflexión, que de esa manera podrá parecer un tanto burda.
Nuestra hipótesis y nuestro método de trabajo serán, sin embargo, los mis-
mos que adoptan, aplicándolos a un texto literario (Jacques le Falatiste), Si-
mone Lecointre y Jean Le Galliot (1972, pp. 222-223):
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LA ENUNCIACIÓN
De manera semejante, y tratándose sólo del locutor, son esos lugares de anclaje
(los más manifiestos de la subjetividad lingüistica) (Lecointre y Le Galliot ha-
blan incluso de "puntos perceptibles") los que sé tratará de inventariar.
Después de haberla restringido tan severamente, elegiremos en un segundo
tiempo la perspectiva descriptiva: reintegraremos los parámetros enunciativos
previa e injustamente eliminados y mencionaremos un cierto número de traba-
jos que por diferentes vías contribuyen igualmente al desbroce del campo lexo-
lógico.
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