Francisco de Miranda
Francisco de Miranda
Francisco de Miranda
Batalla de Pensacola
Miranda viajó con las fuerzas de Cajigal que salieron de La Habana el 9 de abril de
1781 para participar en la batalla de Pensacola, acción militar que culminó el 8 de
mayo de 1781 con victoria de las fuerzas españolas. Miranda fue ascendido a
teniente coronel por su labor en la planificación y estudio del terreno.
Miranda permaneció destacado un tiempo en Pensacola, continuó adquiriendo
libros para aumentar su biblioteca personal y compró cuatro esclavos negros para
proveerse de servicio doméstico. Poco después, Cajigal le encargó que
descubriera secretamente la situación militar británica en Jamaica bajo el pretexto
formal de ser un comisionado español encargado de negociar un convenio de
intercambio de prisioneros. Tras recibir el despacho oficial encomendándole la
misión, Miranda se embarcó con rumbo a Jamaica, vía Batabanó, y llegó
a Kingston el 20 de septiembre de 1781.
Al principio su presencia provocó una natural desconfianza en los ingleses, pero a
pesar de ello logró realizar con éxito su misión de reconocimiento y, además,
negoció un convenio, fechado el 18 de noviembre de 1781, que regulaba el canje
de prisioneros españoles e ingleses del mismo rango.
Con la información obtenida, Miranda volvió a Cuba y, tras tocar tierra en
Batabanó, envió un informe al capitán general de Cuba con detalles muy precisos
sobre las operaciones y capacidad de las tropas británicas en el sector.
Sin embargo, lo que debía culminar como una acción destacada en la carrera
militar de Miranda, terminó siendo empañada como consecuencia de una Sumaria
de 155 hojas que la Inquisición había remitido contra él en Sevilla el 11 de
noviembre de 1778 por delitos de proposiciones, tenencia de libros prohibidos y
pinturas obscenas.
La orden de enviar a Miranda de regreso a España, en cumplimiento de la
sentencia del 5 de febrero de 1782 del Supremo Consejo Inquisitorial, no llegó a
cumplirse debido a diversos fallos de fondo y forma en el proceso administrativo
que hacían que la orden se cuestionase, y también en parte por el apoyo
incondicional del comandante Cajigal.
Mientras se conseguía que el rey revisara el caso, Cajigal encomendó a Miranda
la misión de acompañarle en el ataque a las islas Bahamas, en el que se logró la
capitulación inglesa el 8 de mayo de 1782 a favor de España en unas
negociaciones dirigidas por Miranda y en las que consiguió, además, la cesión de
todas las islas.
La eficiencia demostrada por Miranda en las Bahamas le valió entonces la
recomendación de Cajigal para que fuera ascendido a coronel y pasó a estar bajo
las órdenes del comandante general de las fuerzas españolas en Cuba, Bernardo
de Gálvez, como ayudante de campo en la población de Guárico, del Saint
Domingue francés, en la isla de La Española.
En aquel momento los españoles estaban preparando una acción conjunta con los
franceses para invadir Jamaica (último reducto inglés en el Golfo de México) y la
población de Guárico era el lugar idóneo para planificar estas operaciones por
estar cercano a la isla y por su posición de fácil acceso para poder reunir tropas.
Los mandos consideraban a Miranda la persona idónea para planificar las
operaciones por tener un conocimiento de primera mano de la situación de los
ingleses en la zona.
No obstante, un ataque preventivo de los ingleses y las dificultades de la flota
francesa, que forzaron la paz entre Inglaterra y Francia, hicieron que la invasión no
se concretara, y por lo tanto Miranda permaneció así un tiempo en Guárico, en el
que la Inquisición sería su principal problema.
En Estados Unidos
Al no concretarse la invasión de Jamaica, las prioridades para las autoridades
españolas cambiaron y por consiguiente el proceso de la Inquisición contra
Miranda tomó un nuevo impulso. Con el tiempo los problemas de Miranda con
la Inquisición se complicaron y las autoridades enviaron a Miranda a La Habana
para ser arrestado y enviado a España, pero cuando en febrero de 1783, el
ministro de Indias José de Gálvez envió al capitán general de La Habana Don Luis
de Unzaga y Amézaga 'le Conciliateur' para arrestar a Miranda, esta información le
llegó a Miranda, quien supo que en España no iba a tener un juicio justo, de esta
manera pudo, por diversas circunstancias, frustrar estos planes para su arresto y
lo logra, con la ayuda de Cajigal12 y el estadounidense James Seagrove, que
organizaron su viaje en un barco que partió el 1 de junio de 1783 con destino a
Estados Unidos donde el 10 de julio de 1783 en New Bern. Durante el tiempo que
estuvo en Estados Unidos, Miranda realizó un estudio crítico sobre sus defensas
militares en el que demostró un conocimiento amplio sobre el desarrollo del
conflicto estadounidense y sus circunstancias.
Allí Miranda preparó y fijó la técnica de correspondencia que usó durante el resto
de su viaje, en el que conoce a las personas mediante el obsequio y préstamo de
libros, y examina la cultura y las costumbres de los sitios por los que pasa de una
forma metódica. Pasa por Charleston, Filadelfia y Boston, y va tratando con
diversos personajes de la sociedad estadounidense en veladas y paseos, en los
que llegó a tener algunas aventuras amorosas que Miranda mismo calificó de
intrascendentes hasta llegar a Nueva York.
En esta ciudad conoció a la importante familia Livingston, cuyos miembros
ocupaban destacadas posiciones políticas y tenían vínculos con otras familias
relevantes de la ciudad. Al parecer Miranda mantuvo una relación romántica con
Susan Livingston, hija del canciller Livingston, que se vislumbra cuando Miranda
realiza un viaje a Boston y en el que la joven parece estar enamorada de él según
las cartas que le escribía.
Parece, sin embargo, como si Miranda no deseara pasar más allá de una simple
amistad, lo que explicaría su más bien precipitada salida de Nueva York. Aunque
Miranda mantuvo el contacto epistolar con Susan durante años, nunca volvió a
verla, por lo que posiblemente llegara a pensar que una relación que le llevara al
matrimonio no era compatible con sus planes y forma de vida. Durante el tiempo
que estuvo en Estados Unidos, Miranda conoció a George
Washington en Filadelfia cuando este venía de recibir el control militar de Nueva
York tras el fin de la guerra. También conoció a otros personajes como el
general Henry Knox o Samuel Adams. Además, tuvo conocimiento de ciertas
instituciones de la nueva nación que lo impresionaron favorablemente, como la
biblioteca de New Port, el Princeton College, Rhode Island College o el Cambridge
College.
La permanencia de Miranda en los Estados Unidos solo se vio afectada por el
conflicto de intereses entre Francia y España en este país después de la guerra,
ya que los franceses no estaban interesados en que se divulgaran demasiado los
aspectos negativos de su intervención en el conflicto, y el fracaso de la invasión
de Jamaica era uno de ellos. Al parecer se habían enviado informes desde La
Habana al gobierno estadounidense que acusaban a Miranda como un traidor y
desertor, informes que fueron divulgados por los franceses para perjudicarle,
puesto que él era la única persona que podía desmentir la acusación del fracaso
de la invasión de Jamaica como responsabilidad de España. La difusión de estos
informes hizo que la situación de Miranda fuera comprometida, dado que no podía
defenderse sin divulgar los detalles de su misión de espionaje en Jamaica que
eran secreto de Estado, y por lo tanto, ante esta situación, decide marcharse
a Inglaterra.