Francisco de Miranda

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FRANCISCO DE MIRANDA

Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez Espinoza (Caracas, 28 de marzo de


1750-San Fernando, 14 de julio de 1816), conocido como Francisco de Miranda,
fue un político, militar, diplomático, escritor, humanista e ideólogo venezolano,
considerado como el precursor de la emancipación americana contra el Imperio
español. Conocido como «el primer venezolano universal» y «el americano más
universal», participó en la Revolución estadounidense y en la Revolución francesa,
acontecimientos donde fue protagonista destacado por lo que le fue otorgado el
título de héroe de la revolución. Posteriormente fue líder del bando patriota en
la Guerra de Independencia de Venezuela.1
Destacó en la política como un firme defensor de la independencia y la soberanía
de las naciones en el ámbito internacional. Militó con los girondinos en Francia, fue
firmante del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela e impulsor y
líder de la Sociedad Patriótica. También fue el creador del
proyecto geopolítico conocido como Colombeia o Colombia, lo cual Simón
Bolívar trataría de llevar a cabo en 1826, tras la liberación de los territorios que
hoy conforman Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela, para unificarlos en la
nación de la República de Colombia.
Al militar en las filas de los ejércitos español y francés alcanzó los rangos
de coronel y mariscal, respectivamente. Además, obtuvo el grado de coronel en
el ejército ruso, concedido por Catalina II la Grande, y fue el primer comandante
en jefe de los ejércitos venezolanos, ostentando el título de generalísimo. Su
carrera militar contempla su participación en cuatro contiendas: el sitio de Melilla
(1774-1775) y la invasión española de Argel de 1775 en el norte de África,
la guerra de independencia estadounidense, las guerras revolucionarias
francesas y la guerra de independencia de Venezuela. Entre sus gestas militares
destacan su actuación en el sitio de Melilla, la batalla de Pensacola en Estados
Unidos y la batalla de Valmy en Francia. Miranda fue combatiente destacado en
tres continentes: África, América y Europa.2
A pesar de haber formado parte de tantos procesos revolucionarios y
gubernamentales en el ámbito internacional, fracasó a la hora de poner en práctica
sus proyectos en su propio país, Venezuela. No obstante, su ideal político perduró
en el tiempo y sirvió de base para la fundación de la Gran Colombia, mientras que
sus ideas independentistas influyeron en destacados líderes de la emancipación
americana como Simón Bolívar en Venezuela y Bernardo O'Higgins en Chile.3
Su nombre está grabado en el Arco del Triunfo de París, su retrato forma parte de
la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles y su estatua se encuentra
frente a la del general Kellerman en el Campo de Valmy, Francia.
Infancia y vida familiar
Estatua de Francisco de Miranda en la Avenida Paulista, São Paulo, (Brasil).
Los orígenes de Francisco de Miranda fueron relativamente humildes. Su
padre, Sebastián de Miranda Ravelo, nació el 12 de septiembre de 1721 en Puerto
de la Cruz,45 población del valle de La Orotava, en Tenerife (Islas Canarias). Fue
bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de la Peña diez días más tarde.4 Era
hijo de Gabriel de Miranda, nacido también en Puerto de la Cruz el 6 de noviembre
de 1686, y de María de la Concepción Ravelo de León, hija de Domingo de Sosa
de León y de Catalina Ravelo.4
Sebastián de Miranda, por razones de nacimiento, al sospecharse que
era mestizo de guanche, pertenecía a la categoría social de los blancos de orilla,
considerada inferior a los blancos españoles y a los criollos. Se sabe que el
Cabildo de Caracas lo acusó de «mulato, mercader, aventurero e indigno por
muchos antecedentes de desempeñar puesto de categoría».4 No es de extrañar
que, alcanzada cierta holgura económica, tratara de demostrar en juicio que sus
orígenes eran «puros» para así poder obtener mayores privilegios sociales. En
una hipótesis alternativa a la de su origen guanche, José Chocrón Cohen ha
señalado que, según sus investigaciones, Sebastián de Miranda fue rechazado
por su posible origen judío y su condición de marrano converso. Las Islas
Canarias fueron un importante asentamiento de judíos que huyeron de otras
regiones de España. Finalmente, Sebastián de Miranda se estableció
en Venezuela.6 En ese entonces, para el judío era más difícil cambiar de profesión
que de patria y apellido. La actividad económica de la familia de Miranda estaba
relacionada con el pueblo judío y no con los católicos. Según esta hipótesis, si
bien Miranda no fue judío, por lo menos existieron razones para pensar que era
descendiente de judíos.
En Caracas, Sebastián de Miranda Ravelo, padre de Francisco de Miranda,se
estableció como comerciante de lienzos (actividad económica relacionada con
los criptojudíos)6 y, con el tiempo, contrajo matrimonio el 24 de abril de 1749 en
la Iglesia Catedral con la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinosa (de
posible origen hebreo-judío), también de origen canario y necesariamente blanca;
de lo contrario, la boda no hubiera aparecido en el registro de matrimonios y sus
hijos jamás hubieran podido ir a la Universidad. El primogénito de diez hijos e hijas
del matrimonio, Sebastián Francisco de Miranda, nació el 28 de
marzo de 1750 en Caracas. Sus hermanos fueron Ana Antonia, Rosa Agustina,
Micaela Antonia, Miguel Francisco, Javier, Francisco Antonio, Ignacio José, Josefa
María y Josefa Antonia.
El 5 de abril de 1750 fue bautizado en la iglesia catedral por el maestro Juan de
Rada, siendo su padrino el bachiller Tomás Bautista de Melo.7 El 27 de
diciembre del mismo año le fue administrado el sacramento de la confirmación por
el obispo de Caracas, Manuel Machado y Luna.89 En sus inicios, la familia
Miranda era económicamente modesta y vivía dentro del grupo socialmente
discriminado de colonos canarios sin título de nobleza o blancos de orilla llegados
a Caracas que, en costumbres, trato y nivel, formaban un núcleo aparte de los
blancos criollos o mantuanos, los blancos españoles y los pardos.10
Con el tiempo, la situación de la familia mejoró notablemente y Sebastián de
Miranda logró hacer fortuna como comerciante en Caracas, llegando a ser
propietario de diversos inmuebles en la ciudad. Ya en aquellos tiempos existían
roces y conflictos sociales que empezaron a crear un problema de gobernabilidad
para las autoridades coloniales, que además tenían que aliviar las secuelas
negativas de la presencia de la Real Compañía Guipuzcoana que monopolizaba
las transacciones comerciales en la provincia de Venezuela.
En La Orotava, la familia Miranda era considerada gente distinguida e ilustre, a
diferencia de lo que sucedía en Caracas. Su padre hizo fortuna con su trabajo y
logró ser nombrado capitán del Batallón de Milicias de Blancos de Caracas, pero
por estar en entredicho su procedencia, su nombramiento produjo un fuerte
rechazo del estamento social conocido como mantuano, sociedad compuesta de
blancos criollos, descendientes de españoles, pero nacidos como Sebastián
Francisco en territorio americano, reflejo todo ello de conflictos sociales y raciales
latentes y una de las causas de la Independencia. Había cierta dosis de desprecio
de los mantuanos hacia su padre por ser un comerciante, ocupación que a sus
ojos lo inhabilitaba para ser capitán de Milicias.
Grave, verdaderamente grave, fue el enfrentamiento de Miranda, padre, con dos
mantuanos de fuste, como Nicolás de Ponte y Martín Tovar Blanco, cuyos
descendientes terminaron contándose entre los republicanos, enfrentamiento que
sólo se solucionó cuando el rey Carlos III ordenó a los caraqueños que se le
permitiese a Miranda el uso del uniforme y el bastón por considerárselo hidalgo, lo
cual ocurrió en 1772, cuando su hijo Sebastián Francisco ya tenía un año fuera de
Venezuela.
Monumento de la Nación a sus Próceres, en el Paseo Los Próceres en Caracas,
donde se encuentra una estatua de Francisco de Miranda, entre las de otros
próceres venezolanos de la independencia de América.
Pese al rechazo de los mantuanos, su padre Sebastián siempre perseveró en su
empeño de mejorar la situación de la familia, de modo que, además de acumular
riquezas y cargos importantes, sus hijos recibieran educación universitaria.
Así, el 10 de enero de 1762, Miranda comenzó sus estudios en la Universidad de
Caracas bajo la regencia del Dr. Antonio Monserrate, y durante dos años
estudió latín, los inicios de la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda.
Desde el año 1764 hasta 1766, Miranda cursó estudios en la Clase de Mayores de
la misma Universidad, donde profundiza sus conocimientos de latín mediante el
estudio de los escritos clásicos de Cicerón y Virgilio, completa sus estudios de la
Gramática de Nebrija, nociones de historia sagrada y
profana, religión, aritmética y geografía. Finalmente, realizó el curso de Artes en
la Universidad de Caracas estudiando Lógica, Física y Metafísica y obtuvo el título
de bachiller que permitía el acceso a Teología, Jurisprudencia o Medicina.11 No
se sabe de forma fidedigna si Miranda llegó a obtener el título de médico y solo se
cuenta con su testimonio personal afirmando haberlo recibido en 1767 (con 17
años de edad). Por testimonio personal de Miranda, se sabe que algunos de sus
maestros fueron los doctores Domingo Velázquez, Francisco José de
Urbina y Gabriel Lindo.
A partir de 1767 se produce una interrupción en los estudios de Miranda que,
posiblemente, se vieron afectados por las circunstancias vividas por su padre. Ser
nombrado capitán de las Milicias de Blancos de Caracas, siendo comerciante
isleño, era algo que incomodaba a los Mantuanos, pues había alcanzado una
distinción social importante al convertirse en un personaje de cierta influencia.
Parece como si éstos empezaron a crear intrigas para desacreditarle y anularle en
la vida pública. Esto desencadenó una serie de circunstancias en las que, después
de una sentencia real, el padre de Francisco obtuvo la victoria y sus derechos le
fueron reconocidos, pero le crearon una enemistad irreconciliable con los
Mantuanos que nunca olvidaron el conflicto ni le perdonaron el desafío, lo que
influyó inevitablemente en las decisiones posteriores de Miranda.
Después de la victoria judicial de su padre, las dificultades para desarrollar planes
futuros en una sociedad tan limitada como la caraqueña influyeron en que
decidiera, con poco más de 20 años, marcharse a España. Embarcó, pues, el 25
de enero de 1771, desde el puerto de La Guaira, en una fragata sueca
denominada Príncipe Federico, para servir en el Real Ejército español.
Primeros viajes
En 1771, Miranda inició un largo periplo alrededor del mundo que duró la mayor
parte de su vida. También comenzó entonces la elaboración de un minucioso
registro con el que confeccionó su archivo personal, que alcanzó a ser de 63
volúmenes encuadernados y que llevaba siempre consigo. Participó en los tres
grandes movimientos históricos y políticos de su tiempo: Guerra de Independencia
de los Estados Unidos, Revolución francesa y Guerras de Independencia
Hispanoamericana.
Desembarcó en el Puerto de Cádiz 35 días más tarde, el 1 de marzo de 1771,
hospedándose en casa de José de Añino, quien sería un fiel intermediario entre él
y sus parientes para procurarle recursos de subsistencia, adquiriendo la
vestimenta necesaria para seguir su viaje entre el 1 y el 13 de marzo de 1771, en
que partió de Cádiz a Madrid.
Desde entonces madura sus ideas concibiendo la unidad hispanoamericana en
sus recorridos por el mundo y en su relación con las personalidades más
influyentes de la época. Combatió bravamente en América, Europa y África, salvo
en Oceanía y Asia —aunque pensó en traer Cipayos de la India—, recorrió y
escudriñó España y todo el continente europeo, incluyendo a Gran Bretaña, Rusia
y Escandinavia; Asia Menor, América del Norte, América del Sur y las Antillas. Fue
el único hombre que tuvo contacto personal y directo con figuras de la talla
de Napoleón Bonaparte, Catalina la Grande, Federico II de Prusia, el Duque de
Wellington, Robert Peel, La Fayette, Estanislao II Poniatowski, William Pitt, Grigori
Alexandrovich Potemkin, Samuel Adams y Johann Caspar Lavater.
Mantuvo reuniones fructíferas con otros destacados personajes
hispanoamericanos, como Simón Bolívar, José Francisco San Martín, Andrés
Bello, Bernardo O'Higgins, Carlos Montúfar, Carlos María de Alvear, Fray
Servando Teresa de Mier, Domingo José Martins, Manuel Palacio Fajardo, Juan
Germán Roscio, Manuel Gual y Pedro Gual, Hipólito Costa, José Bonifácio de
Andrada e Silva, José de Antepara, Matías de Irigoyen y Nicolás Rodríguez Peña.
En Madrid
Casón del Buen Retiro. Miranda contempló edificios y monumentos emblemáticos
del Madrid de la época.
El 27 de marzo de 1771, Miranda llegó a Madrid y comenzó a estar consciente de
realidades que ignoraba hasta entonces y que le impresionaron notablemente,
tales como una gran biblioteca, la abundancia de obras de arte, la majestuosidad
de los edificios y el espectáculo de la nieve y los cultivos decorando el paisaje, que
le parecieron fabulosos.
Durante sus primeros días estuvo hospedado en una posada hasta que logró
trasladarse a una vivienda particular, en la que se instaló de forma cuidadosa e
inició sus primeros estudios en la ciudad con lecciones
de Matemáticas, Geografía y de los idiomas inglés y francés, iniciando así un
aprendizaje que no sólo comprendía la formación académica, sino también
recorridos minuciosos por la ciudad y sus alrededores.
La llegada de Miranda a Madrid coincidió con una etapa de transformación
urbanística de la ciudad iniciada por el rey Carlos III, que abarcó de forma directa
e indirecta todos los aspectos de la vida de sus habitantes, lo que dio un impulso
renovador beneficioso para la ciudad.
Así Miranda contempló edificios y monumentos emblemáticos del Madrid de la
época, como la Fuente de Neptuno, La Cibeles, el Paseo del Prado, el Palacio del
Buen Retiro, y poblaciones aledañas, como El Escorial o Segovia.
En lo social, el Madrid de entonces concentraba su vida literaria en la Fonda de
San Sebastián, lugar frecuentado por ilustres escritores, y una actividad cultural
pujante a la que la obra de la Real Academia, las sociedades económicas y el
auge de las imprentas contribuyeron notablemente.
La Plaza de Toros y los teatros populares eran los centros de distracción
cotidianos en los que la Nobleza no podía evitar el contacto con «la plebe» y se
entremezclaban las costumbres populares con las cortesanas. Y también era el
Madrid en el que la Santa Inquisición vigilaba por todas partes a modo de policía
cultural y política.
Es en el Madrid de esta época donde Miranda tiene sus primeras impresiones
fuera de Venezuela y también comienza a crear su biblioteca personal, en la que
empezó a tener incluso libros que estaban prohibidos por la Inquisición y de la que
mantuvo una lista detallada en su archivo personal.
La naturaleza y el número de libros adquiridos en Madrid son una indicación
precisa de que existía en la ciudad un ambiente intelectual muy amplio. Libros de
matemáticas, arte militar, historia, religión, filosofía y literatura formaron parte de
sus lecturas.
Muchos de esos libros constituyeron para Miranda enseñanzas definitivas, que
mantuvo cerca de él durante el resto de su vida, entre los que destacan las obras
de Maquiavelo; La destrucción de las Indias, de Fray Bartolomé de Las Casas;
obras de lord Bolingbroke, Burke y Locke; Los principios del arte militar, de
Federico de Suecia; La historia filosófica, del Abate Reynal; Los principios de
política natural, de Burlamaqui; los Comentarios, de Julio César; El arte de la
guerra, de Puyssegur; la Táctica, de Guibert; así como obras de Pope y Virgilio.
Buscó ampliar sus conocimientos científicos y literarios con el estudio de
la trigonometría, la geometría, el álgebra, la física, la óptica, la gramática,
la poesía y la comedia. También complementó su cultura general con lecturas
de religión e historia y mejoró sus conocimientos de los idiomas italiano, inglés y
francés.
Por último adquirió una flauta para ejercitarse en el arte de la música, leyendo
las Reflexiones sobre la música del Abate Dubos.
Asimismo, se ejercitó con la geografía mediante el uso de mapas y globos
terráqueos y, como quería presentarse para obtener el grado de Capitán en el
Ejército real, se empeñó en estudiar táctica, arte militar, arquitectura
militar, ingeniería militar, artillería, fortificación y ataque de plazas.
Después de una concienzuda preparación y del pago de 85000 reales de vellón,
obtuvo una Patente de Capitán según el trámite administrativo correspondiente,
que le fue concedida el 7 de enero de 1773 mediante escritura notarial.
Primeras campañas
Miranda participó directamente en la Revolución francesa, por lo cual le fue
otorgado el título de Héroe de la Revolución y mariscal de Francia. Es el único
americano que tiene su nombre grabado en el Arco de Triunfo en París
Después de serle concedida la patente, el ahora Capitán Francisco de Miranda fue
asignado al Regimiento de Infantería de la Princesa, al mando del mariscal de
campo Juan Manuel de Cajigal y Monserrat, iniciando así su carrera militar.
Desde 1773 hasta 1780, Miranda estuvo asignado en las plazas militares
de Madrid, Granada, Melilla y Cádiz de forma intermitente y tuvo una vida social
intensa en la que aparecen sus dos primeras amantes.
Tuvo que compaginar a la vez la vida social con su actividad militar, que ya no fue
de estudio, sino de combate. Enfrentó problemas disciplinarios dentro del Ejército
real y su carácter fue evolucionando de forma que siguió cultivándose
intelectualmente con libros que inevitablemente hicieron que la Inquisición
comenzara a vigilar sus actividades.
En esta época tuvo lugar su primera hazaña militar durante el sitio de Melilla,
llevado a cabo desde el 9 de diciembre de 1774 hasta el 19 de marzo de 1775, en
el que las fuerzas españolas lograron rechazar a las del sultán de Marruecos Sidi
Muhammed ben Abdallah.
En dicha acción, Miranda presentó al comandante español Juan Sherlock un plan
para inutilizar la artillería enemiga mediante una especie de operación tipo
comando que él mismo estaba dispuesto a dirigir.
Después, en julio de 1775, Miranda fue enviado con las tropas españolas
destinadas a conquistar Argel en una acción militar que fracasó y de la que logró
escapar milagrosamente a pesar de estar herido en las piernas y de que su
mosquete había sido destrozado por una bala enemiga.
A pesar de las acciones realizadas y del peligro enfrentado, Miranda no obtuvo
condecoración o ascenso alguno y fue destinado a la guarnición de Cádiz.
Allí el conde O'Reilly le impone un arresto por fallas en el uso del uniforme y poco
después su situación se complicó aún más en Madrid. Tras la intervención del
inspector general y de su antiguo comandante Cajigal, el mismo rey dispuso que
fuera trasladado al Batallón de Aragón en Cádiz como Ayudante de campo bajo
las órdenes de Cajigal.
Misiones en Norteamérica y las Antillas
España se involucró en la Guerra de Independencia de Estados Unidos con el
objetivo de ampliar sus territorios en Luisiana, recuperar Florida y obligar a Gran
Bretaña a mantener varios frentes bélicos simultáneamente y procurar, de paso,
recuperar Gibraltar. El capitán general de la Luisiana española, Bernardo de
Gálvez, atacó en 1779 a los británicos en Baton Rouge y Natchez, consiguiendo
liberar la cuenca baja del río Misisipi de fuerzas hostiles que pudieran amenazar
su capital, Nueva Orleans.
Para reforzar el contingente español se organizó en Cádiz una flota expedicionaria
a principios de 1780 al mando del almirante José Solano y Bote, en la que Miranda
participó como miembro de las tropas de infantería de Cajigal. La flota partió
de Cádiz el 28 de abril de 1780 y llegó a La Habana el 4 de agosto del mismo año.
En 1781 se preparó un ataque contra Pensacola en la Florida en una acción
conjunta en la que debían participar las fuerzas españolas de Luisiana y la flota
expedicionaria.

Batalla de Pensacola
Miranda viajó con las fuerzas de Cajigal que salieron de La Habana el 9 de abril de
1781 para participar en la batalla de Pensacola, acción militar que culminó el 8 de
mayo de 1781 con victoria de las fuerzas españolas. Miranda fue ascendido a
teniente coronel por su labor en la planificación y estudio del terreno.
Miranda permaneció destacado un tiempo en Pensacola, continuó adquiriendo
libros para aumentar su biblioteca personal y compró cuatro esclavos negros para
proveerse de servicio doméstico. Poco después, Cajigal le encargó que
descubriera secretamente la situación militar británica en Jamaica bajo el pretexto
formal de ser un comisionado español encargado de negociar un convenio de
intercambio de prisioneros. Tras recibir el despacho oficial encomendándole la
misión, Miranda se embarcó con rumbo a Jamaica, vía Batabanó, y llegó
a Kingston el 20 de septiembre de 1781.
Al principio su presencia provocó una natural desconfianza en los ingleses, pero a
pesar de ello logró realizar con éxito su misión de reconocimiento y, además,
negoció un convenio, fechado el 18 de noviembre de 1781, que regulaba el canje
de prisioneros españoles e ingleses del mismo rango.
Con la información obtenida, Miranda volvió a Cuba y, tras tocar tierra en
Batabanó, envió un informe al capitán general de Cuba con detalles muy precisos
sobre las operaciones y capacidad de las tropas británicas en el sector.
Sin embargo, lo que debía culminar como una acción destacada en la carrera
militar de Miranda, terminó siendo empañada como consecuencia de una Sumaria
de 155 hojas que la Inquisición había remitido contra él en Sevilla el 11 de
noviembre de 1778 por delitos de proposiciones, tenencia de libros prohibidos y
pinturas obscenas.
La orden de enviar a Miranda de regreso a España, en cumplimiento de la
sentencia del 5 de febrero de 1782 del Supremo Consejo Inquisitorial, no llegó a
cumplirse debido a diversos fallos de fondo y forma en el proceso administrativo
que hacían que la orden se cuestionase, y también en parte por el apoyo
incondicional del comandante Cajigal.
Mientras se conseguía que el rey revisara el caso, Cajigal encomendó a Miranda
la misión de acompañarle en el ataque a las islas Bahamas, en el que se logró la
capitulación inglesa el 8 de mayo de 1782 a favor de España en unas
negociaciones dirigidas por Miranda y en las que consiguió, además, la cesión de
todas las islas.
La eficiencia demostrada por Miranda en las Bahamas le valió entonces la
recomendación de Cajigal para que fuera ascendido a coronel y pasó a estar bajo
las órdenes del comandante general de las fuerzas españolas en Cuba, Bernardo
de Gálvez, como ayudante de campo en la población de Guárico, del Saint
Domingue francés, en la isla de La Española.
En aquel momento los españoles estaban preparando una acción conjunta con los
franceses para invadir Jamaica (último reducto inglés en el Golfo de México) y la
población de Guárico era el lugar idóneo para planificar estas operaciones por
estar cercano a la isla y por su posición de fácil acceso para poder reunir tropas.
Los mandos consideraban a Miranda la persona idónea para planificar las
operaciones por tener un conocimiento de primera mano de la situación de los
ingleses en la zona.
No obstante, un ataque preventivo de los ingleses y las dificultades de la flota
francesa, que forzaron la paz entre Inglaterra y Francia, hicieron que la invasión no
se concretara, y por lo tanto Miranda permaneció así un tiempo en Guárico, en el
que la Inquisición sería su principal problema.
En Estados Unidos
Al no concretarse la invasión de Jamaica, las prioridades para las autoridades
españolas cambiaron y por consiguiente el proceso de la Inquisición contra
Miranda tomó un nuevo impulso. Con el tiempo los problemas de Miranda con
la Inquisición se complicaron y las autoridades enviaron a Miranda a La Habana
para ser arrestado y enviado a España, pero cuando en febrero de 1783, el
ministro de Indias José de Gálvez envió al capitán general de La Habana Don Luis
de Unzaga y Amézaga 'le Conciliateur' para arrestar a Miranda, esta información le
llegó a Miranda, quien supo que en España no iba a tener un juicio justo, de esta
manera pudo, por diversas circunstancias, frustrar estos planes para su arresto y
lo logra, con la ayuda de Cajigal12 y el estadounidense James Seagrove, que
organizaron su viaje en un barco que partió el 1 de junio de 1783 con destino a
Estados Unidos donde el 10 de julio de 1783 en New Bern. Durante el tiempo que
estuvo en Estados Unidos, Miranda realizó un estudio crítico sobre sus defensas
militares en el que demostró un conocimiento amplio sobre el desarrollo del
conflicto estadounidense y sus circunstancias.
Allí Miranda preparó y fijó la técnica de correspondencia que usó durante el resto
de su viaje, en el que conoce a las personas mediante el obsequio y préstamo de
libros, y examina la cultura y las costumbres de los sitios por los que pasa de una
forma metódica. Pasa por Charleston, Filadelfia y Boston, y va tratando con
diversos personajes de la sociedad estadounidense en veladas y paseos, en los
que llegó a tener algunas aventuras amorosas que Miranda mismo calificó de
intrascendentes hasta llegar a Nueva York.
En esta ciudad conoció a la importante familia Livingston, cuyos miembros
ocupaban destacadas posiciones políticas y tenían vínculos con otras familias
relevantes de la ciudad. Al parecer Miranda mantuvo una relación romántica con
Susan Livingston, hija del canciller Livingston, que se vislumbra cuando Miranda
realiza un viaje a Boston y en el que la joven parece estar enamorada de él según
las cartas que le escribía.
Parece, sin embargo, como si Miranda no deseara pasar más allá de una simple
amistad, lo que explicaría su más bien precipitada salida de Nueva York. Aunque
Miranda mantuvo el contacto epistolar con Susan durante años, nunca volvió a
verla, por lo que posiblemente llegara a pensar que una relación que le llevara al
matrimonio no era compatible con sus planes y forma de vida. Durante el tiempo
que estuvo en Estados Unidos, Miranda conoció a George
Washington en Filadelfia cuando este venía de recibir el control militar de Nueva
York tras el fin de la guerra. También conoció a otros personajes como el
general Henry Knox o Samuel Adams. Además, tuvo conocimiento de ciertas
instituciones de la nueva nación que lo impresionaron favorablemente, como la
biblioteca de New Port, el Princeton College, Rhode Island College o el Cambridge
College.
La permanencia de Miranda en los Estados Unidos solo se vio afectada por el
conflicto de intereses entre Francia y España en este país después de la guerra,
ya que los franceses no estaban interesados en que se divulgaran demasiado los
aspectos negativos de su intervención en el conflicto, y el fracaso de la invasión
de Jamaica era uno de ellos. Al parecer se habían enviado informes desde La
Habana al gobierno estadounidense que acusaban a Miranda como un traidor y
desertor, informes que fueron divulgados por los franceses para perjudicarle,
puesto que él era la única persona que podía desmentir la acusación del fracaso
de la invasión de Jamaica como responsabilidad de España. La difusión de estos
informes hizo que la situación de Miranda fuera comprometida, dado que no podía
defenderse sin divulgar los detalles de su misión de espionaje en Jamaica que
eran secreto de Estado, y por lo tanto, ante esta situación, decide marcharse
a Inglaterra.

La casa de Miranda en el 58 de Grafton Way, donde vivió entre 1802 y 1810,


cuando viajó a Venezuela para unirse al movimiento patriótico de Independencia
El 15 de diciembre de 1784, Miranda salió del puerto de Boston en la fragata
mercante Neptuno a las cinco de la tarde rumbo a Londres, y después de un viaje
que duró unos 56 días, llegó a Inglaterra el 10 de febrero de 1785.
En Londres, Miranda fue vigilado discretamente por los españoles ante las
sospechas de traición que recaían sobre él. Los informes que redactaron resaltan
tanto los tratos que mantuvo Miranda con personas sospechosas de conspirar
contra España como con personajes considerados eminentes sabios de su tiempo.
Por esa misma época llegó a la corte de Inglaterra, como secretario de la primera
embajada de Estados Unidos, el coronel William Stephens Smith, a quien Miranda
conocía de su estancia en Nueva York.13 Smith contraería matrimonio al año
siguiente, el 12 de junio de 1786,14 con Abigail Nabby Adams, hija de Abigail
Smith y del embajador John Adams, quien más tarde sería el segundo presidente
de Estados Unidos.
Miranda y el coronel Smith decidieron viajar a Prusia para presenciar las
maniobras militares preparadas por el rey Federico II el Grande. Bernardo del
Campo, embajador de España en la capital británica desde 1783, proporcionó a
Miranda una carta de presentación para el ministro de España en Berlín, mientras
que James Penman, hombre de negocios inglés con quien Miranda había trabado
amistad en Charleston, se encargó de guardarle sus papeles mientras estuviera
de viaje.13
Sin embargo, la amabilidad del embajador español encubre su intriga para lograr
que Miranda viaje a Calais y allí pueda ser apresado y entregado a España. La
farsa, que asignaba también un papel a la esposa y a la hija del vicecónsul
español en Londres con el pretexto de salir de Inglaterra para ingresar a la joven
en un monasterio, se desbarató porque el venezolano y su amigo se dirigieron
el 10 de agosto de 1785 a un puerto neerlandés (Hellevoetsluis) y no a la ciudad
del norte de Francia.15
Pasó por regiones de las actuales Bélgica, Alemania, Austria, Hungría y Polonia;
se trasladó a tierras griegas e italianas, donde permaneció durante más de un año,
y visitó la corte de Catalina II de Rusia en Kiev. En Hungría estuvo en el palacio
del príncipe húngaro Nicolás Esterházy (1765-1833), quien simpatizaba con sus
ideas y, aparte de acogerlo amablemente, lo envió en uno de sus carruajes con
una carta de recomendación a encontrarse con el conocido músico Joseph Haydn,
que vivía y trabajaba en la corte del aristócrata húngaro.
Catalina II de Rusia
Después de pasar por Constantinopla, capital turca, con la que los españoles
mantenían relaciones diplomáticas desde 1783, fue obligado a pasar una
cuarentena sanitaria en Jersón, y el príncipe Potemkin le presentó a Catalina II en
Kiev el 13 de febrero de 1787. Catalina mostró bastante interés por los asuntos de
América y sus sistemas de gobierno.
Miranda en la Revolución francesa

En 1792, Miranda participó en la Batalla de Valmy, uno de los episodios bélicos


más importantes de las Guerras Revolucionarias Francesas
En 1791, Miranda tomó parte activa en la Revolución francesa. En París, hizo
amistad con los girondinos Jacques Pierre Brissot y Jérôme Pétion de Villeneuve.
Sirvió brevemente como general en una sección del Ejército revolucionario francés
(llamado entonces «La Convención») que luchó en la campaña de 1792 para
detener el avance del ejército prusiano, dirigido por el duque de Brunswick-
Luneburgo, cuyo objetivo era invadir Francia desde los Países Bajos. Miranda
alcanzó el grado de mariscal de Francia bajo el mando de Charles François
Dumouriez. Durante la campaña participó en las batallas de Argonne,
Wargemoulin, Amberes, Lieja, Tongres, Paliemberg y Valmy, donde llegó a ser
segundo jefe del ejército del norte, del cual se separaría por grandes diferencias
con Dumouriez tras haber replegado sus tropas en Maastricht.
Durante el reinado del terror instituido por Bertrand Barère de Vieuzac,1617
Miranda fue arrestado varias veces por los jacobinos, incluso en La Conciergerie
de París, cuyos reclusos eran guillotinados en su mayoría. Sometido a juicio en
el Tribunal Revolucionario (instituido por Danton,1718) por supuesta negligencia
en la defensa de Maastricht, fue defendido por Claude Chaveau-Lagarde ―insigne
abogado que defenderá, a riesgo propio y sin el mismo éxito, a la reina María
Antonieta de Austria―, siendo amenazado con ser deportado después de una
medida del Directorio de la Monarquía y los Girondinos. Sin embargo, fue absuelto
de los cargos en 1795 y se trasladó a Inglaterra en 1798.
América del Sur (1806-1812)

Recibimiento de Miranda en La Guaira, Mauricio Rugendas, siglo xix.

Figura de cera del generalísimo Francisco de Miranda, realizada por el artista


Israel Linares.
Su contribución más grande está, probablemente, en las guerras de
independencia hispanoamericanas. Miranda tuvo la visión de un gran imperio
independiente que agrupara a todos los territorios que estaban en poder de
españoles y portugueses desde la margen derecha del río Misisipi en el norte
hasta la Tierra del Fuego en el extremo sur del continente. El imperio estaría bajo
dirección de un emperador hereditario llamado Inca para apaciguar a
las etnias indígenas y tendría una legislatura bicameral. Concibió el
nombre Colombeia para este imperio, inspirándose en Cristóbal Colón.

A la derecha, límites de la nación de Colombeia, según el Proyecto Constitucional


de Francisco de Miranda en 1798.
El 9 de noviembre de 1804, Miranda desembarca en Nueva York procedente
del Reino Unido. Allí, permaneció algo más de un año y mantuvo contactos con
destacadas personalidades públicas, como el presidente Jefferson y el secretario
de Estado Madison, y privadas, como Jacob Lewis, comerciante de Puerto
Príncipe, y el coronel William Stephens Smith, a la sazón inspector del puerto de
Nueva York y a quien conocía desde 1783. Fue Smith quien le puso en contacto
con el armador y contrabandista estadounidense Samuel G. Ogden, propietario de
una corbeta que Miranda contrató y que rebautizó en inglés con el nombre de su
hijo Leandro.19 El Marqués Casa de Irujo, Embajador de España en Washington,
denunció el apoyo prestado al general Miranda para invadir a Venezuela violando
la Ley de Neutralidad de 1794.[cita requerida]
El 2 de febrero de 1806, con el beneplácito político y el apoyo económico de
estadounidenses y británicos, Miranda partió en la Leander hacia Haití, donde se
le sumarían dos goletas y el buque Emperador.20 Su intención era desembarcar
posteriormente en Venezuela, obtener el apoyo de la población y comenzar la
lucha definitiva por la independencia.21 Tras ser interceptada por la fragata
británica Cleopatra, al mando del capitán Wright,22 la corbeta prosiguió su
travesía hasta tomar tierra en Jacmel, en la isla de La Española, el 20 de febrero.
Allí permaneció la expedición seis semanas y consiguió fletar las
goletas Bacchus y Bee, con las que también se dirigió a tierra firme.23 Después
de fracasar en el desembarco de Ocumare de la Costa el 27 abril, donde entabló
combate con las fuerzas navales realistas al mando de Antonio Tiscar, se refugió
en Trinidad, adonde llegó con un solo navío, la corbeta Leander. La flota realista
escoltó a las dos goletas hasta Puerto Cabello junto a 58 prisioneros que fueron
encerrados en el castillo de San Felipe. En represalia, 10 prisioneros, en su
mayoría estadounidenses acusados de piratería, fueron ahorcados y
descuartizados en la plaza mayor de Puerto Cabello el 21 de julio de 1806. Los
demás sufrirían prisión por más de diez años. Uno de los ahorcados y
descuartizados fue el impresor Miles L. Hall, quien por tal motivo ha sido
considerado como el primer mártir de la imprenta en Venezuela.
El gobernador británico de Trinidad, sir Thomas Hislop le facilitó a Miranda buques
y pertrechos. Con una expedición aumentada ahora a 11 buques y 300 hombres
de desembarco, llega a las costas de Coro (Venezuela) el 1.º de agosto de 1806.
En la madrugada del día 3, mientras los buques descargaban su artillería, Miranda
y sus hombres se precipitan a tierra. Ese mismo día, en lo alto del Fortín de La
Vela, la bandera venezolana tricolor fue izada por primera vez. No obstante, al no
encontrar apoyo popular, se reembarcó diez días después con rumbo a Aruba y
luego de algún tiempo en Trinidad como huésped del gobernador Hyslop se dirige
a Inglaterra.242526

Firma del Acta de la Independencia en 1811


El 19 de abril de 1810, Venezuela inició su proceso independentista, por lo
que Simón Bolívar y Andrés Bello persuadieron a Miranda, en misión diplomática
en Londres, para que volviera a su tierra natal. Cuando lo hizo, Miranda fue
recibido con honores en el Puerto de La Guaira. En Caracas se le confiere el
grado de general del ejército y funda la Sociedad Patriótica, que se convertirá en
la principal promotora del rompimiento con España. Posteriormente es elegido
diputado por El Baúl, en la provincia de Caracas, al congreso constituyente de
1811. El 5 de julio de 1811, tuvo el honor de firmar el Acta de la Declaración de
Independencia de Venezuela. Más tarde, ante el avance de las tropas españolas
al mando de Domingo Monteverde en 1812, asumió la presidencia con poderes
discrecionales, tras ser nombrado el 23 de abril dictador por el Triunvirato
ejecutivo con el rango de generalísimo.27
Las fuerzas realistas contraatacaron, pero Miranda era incapaz de pasar a la
ofensiva por las constantes deserciones que se daban en sus tropas, situación
agravada por el Terremoto de Venezuela de 1812 (26 de marzo) que afectó en su
mayoría a centros poblados bajo control de los patriotas, además de la
impopularidad de la causa de la independencia en la sociedad venezolana.
Miranda intentó resistir el ataque realista pero la caída de la plaza de Puerto
Cabello (bajo el comando de Simón Bolívar), la rebelión de los esclavos
de Barlovento, así como el creciente número de los ejércitos españoles que le
atacaban (Monteverde desde Valencia y Yáñez desde Calabozo), le hicieron
imposible resistir.
Temiendo una derrota brutal y desesperado, en correspondencia con las
facultades otorgadas por el Triunvirato ejecutivo, que en el Decreto del 23 de abril
de 1812, le había otorgado el cargo de dictador plenipotenciario y jefe supremo,
con rango de generalísimo,27 Miranda firma la capitulación del ejército patriota, el
25 de julio de 1812, en la ciudad de San Mateo.
Encarcelamiento y enfrentamiento con Bolívar
La firma de la capitulación generaría confusión y se interpretaría como una
traición, por lo que antes de embarcarse en el puerto de La Guaira y salir rumbo al
exterior para proseguir la lucha, un grupo de oficiales dirigidos
por Bolívar apresaron a Miranda, y el coronel José Mires lo encerró en el fuerte
San Carlos el día 31 de julio. Al parecer, la intención de Bolívar habría sido
fusilarlo por considerar que el pacto de San Mateo era un acto de traición, pero
finalmente, atendiendo diversos consejos, Miranda fue encarcelado bajo el coronel
Manuel María de las Casas, comandante militar del puerto, quien en secreto se
pasó al bando español, entregando a Miranda a Domingo de Monteverde, junto
con los demás refugiados que no habían conseguido zarpar (Simón Bolívar
desconocía la traición de Manuel María de las Casas, y se dirigió entonces a
Caracas, ya en manos de los realistas, donde gracias a la intercesión de algunas
amistades en el bando enemigo, obtuvo un pasaporte de Domingo de Monteverde,
de quien se dice que expresó textualmente "Debe satisfacerse el pedido del
coronel Bolívar, como recompensa al servicio prestado al rey de España con la
entrega de Miranda", tiempo después de salir de Venezuela, Bolívar regresaría a
reiniciar la guerra).2829
Prisión y muerte
Miranda en La Carraca, Arturo Michelena; Últimos días de Miranda en prisión
en San Fernando, cuadro historicista de 1896: Óleo sobre tela – 196,6 x
245,5 cm. Galería de Arte Nacional, Caracas, Venezuela.
Desde el puerto de La Guaira, Miranda fue trasladado al cuartel San Carlos de
Caracas y de allí al castillo San Felipe de Puerto Cabello, donde a principios
de 1813 escribe desde su celda un memorial a la Real Audiencia de
Caracas exigiendo el cumplimiento de la capitulación de San Mateo. El 4 de
junio de 1813 es trasladado al Castillo San Felipe del Morro, ubicado en Puerto
Rico, y de allí a España, donde es encerrado en una celda alta y espaciosa en
el penal de las Cuatro Torres del arsenal de la Carraca, en San Fernando. Aquí
sólo recibió pocas noticias y ayuda de algunos amigos. Miranda planea escapar
hacia Gibraltar, pero un ataque cerebrovascular frustra sus planes y muere, a los
66 años de edad, el 14 de julio de 1816.30
Una pintura al óleo del artista venezolano Arturo Michelena, de título Miranda en la
Carraca (1896) —que retrata al héroe en la cárcel española en donde murió—, se
ha convertido en un símbolo gráfico de la historia venezolana y ha inmortalizado la
imagen de Miranda para las sucesivas generaciones de venezolanos. Como nota
adicional, es importante decir que Miranda también es considerado uno de los
padres fundadores de la Masonería en Hispanoamérica. En Venezuela se honra
con el nombre de Miranda a distintas avenidas, calles, plazas, autopistas y
parques. Asimismo, lleva su nombre la tercera entidad más poblada del país,
después de Zulia y Caracas, el estado Miranda.
En el marco de su dedicación a la independencia del continente, Miranda empleó
muchas energías a preparar, publicar y difundir documentos de distinta índole:
cartas, proclamas, planes, proyectos, artículos, ensayos, etc. Gran parte de este
material implicó una transferencia cultural, ideológica y política a través de
la traducción. Además de traducir del latín y del griego, Miranda manejaba varias
lenguas modernas (alemán,31 español, francés, inglés e italiano), conocía el latín
y el griego e incluso escribía utilizando varios idiomas. Su actividad intelectual
abarcaba los más diversos temas aparte de los políticos, filosóficos y militares.
Fue el primer hispanoamericano en pedir el 26 de octubre de 1792 la concesión de
los derechos políticos a la mujer a los pocos meses de que se publicase
la Déclaration des droits de la femme et de la citoyenne ('Declaración de los
Derechos de la Mujer y de la Ciudadana', 1791) de Olympe de Gouges.32
Su hijo Leandro de Miranda fue director del primer banco en Venezuela, aunque
de capital extranjero, denominado Banco Colonial Británico que operó de 1839 a
1848.33

Monumento al generalísimo Francisco de Miranda en el Panteón


Nacional, Caracas, Venezuela.
Hasta el día de hoy ha sido imposible el reconocimiento de sus restos, ya que al
morir fue enterrado en una fosa común en el cementerio del arsenal de la Carraca.
Mientras tanto, le fue dedicado un cenotafio en el Panteón Nacional de Venezuela,
donde también están los de Antonio José de Sucre y Andrés Bello. El monumento,
diseñado por el escultor italiano Julio Roversi,34 está coronado por una escultura
del general sobre un pequeño pedestal donde hay una placa con las fechas y
lugares de su nacimiento y muerte. El pedestal se asienta sobre un mausoleo
simbólico decorado con motivos funerarios y con las puertas abiertas. Delante hay
un sarcófago que está siendo abierto por un águila, símbolo de poder, la cual está
custodiada, a su vez, por una alegoría de la libertad. A sus pies, una placa
contiene el siguiente epitafio:
Epitafio de Francisco de Miranda en el Panteón Nacional, Caracas, Venezuela.
Venezuela llora por el dolor de no haber podido hallar los restos del general
Miranda, que han quedado perdidos en la huesa común de la prisión en que expiró
este gran mártir de la libertad americana. La República los guardaría con todo el
honor que les es debido en este sitio que les ha sido destinado por Decreto del
Presidente de ella General Joaquín Crespo, fechado el 22 de enero de 1895.
Las puertas y la tumba parcialmente abierta simbolizan la esperanza de
Venezuela de encontrar los restos del prócer, aguardando su llegada.
Miranda participó directamente en la Revolución francesa, por lo cual le fue
otorgado el título de Héroe de la Revolución y mariscal de Francia. Es el único
americano que tiene su nombre grabado en el Arco de Triunfo en París.
Ascenso post mortem

Busto de Francisco de Miranda en Bogotá.


El 14 de julio de 2016 en conmemoración del Bicentenario de su fallecimiento
en San Fernando (España), se le rindieron honores militares y civiles y el
presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro en su
investidura como comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana (FANB) asciende al grado de almirante en jefe post mortem a
Francisco de Miranda siendo este el grado más alto de la Armada Bolivariana (AB)
en un oficial en ejercicio.

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