Trabajo Practico de Literatura Facundo
Trabajo Practico de Literatura Facundo
Trabajo Practico de Literatura Facundo
argentino que vivió en el siglo XIX. Nació el 15 de febrero de 1811 en San Juan,
Argentina, y murió el 11 de septiembre de 1888 en Asunción, Paraguay. Sarmiento
apoyó un papel fundamental en la historia de Argentina y otros países latinoamericanos.
Aquí te proporciona un resumen de sus principales contribuciones y logros:
Educación: Sarmiento es conocido como el "Padre de la Educación" en Argentina. Fue
un firme defensor de la educación pública y laica, y trabajó incansablemente para
mejorar el sistema educativo en su país y en otros lugares de América Latina. Durante
su tiempo como presidente de Argentina (1868-1874), promovió reformas educativas
significativas.
Periodismo y Escritura: Sarmiento fue un prolífico escritor y periodista. Fundó varios
periódicos, incluidos "El Zonda" y "El Progreso", a través de los cuales promovió sus
ideas sobre la educación y la cultura. Además, escribió numerosos ensayos y libros,
siendo "Facundo" uno de sus trabajos más influyentes. En esta obra, analizó la figura
del caudillo argentino Juan Facundo Quiroga y reflexionó sobre la violencia y el
desorden en la sociedad argentina de la época.
Diplomacia: Sarmiento también se ofreció como diplomático y representante de
Argentina en varios países, incluidos Estados Unidos, donde estudió el sistema
educativo y llevó a cabo reformas en base a sus observaciones.
Política: Ocupó varios cargos políticos a lo largo de su vida, incluyendo el de
gobernador de la provincia de San Juan y presidente de la Nación Argentina. Durante su
presidencia, se centró en la modernización del país, la promoción de la educación y el
fomento de la inmigración europea.
Legado: La figura de Sarmiento es venerada en Argentina y en otros países de América
Latina por su contribución a la educación y la cultura. Muchas escuelas y calles llevan
su nombre en su honor. Su legado sigue siendo relevante en la actualidad, ya que sus
ideas sobre la educación y la modernización siguen influyendo en la política y la
sociedad de la región.
El ensayo romántico hispanoamericano nace en estrecho compromiso con el marco
referencial histórico-cultural de mediados del siglo XIX, en especial, con el proceso de
gestación de las nacionalidades y la preocupación por encontrar formas de gobierno
estables, sustentadas por una sólida organización institucional, jurídica y legislativa.
Esta aspiración de todos los pueblos hispanoamericanos convivió con el
cuestionamiento acerca de su identidad, sus tradiciones y la búsqueda de una expresión
propia. El discurso ensayístico y otras formas afines a este género -memorias, informes,
artículos periodísticos, discursos, escritos programáticos- han canalizado estos
interrogantes que revelan la problemática en torno a la existencia de una «cultura
americana». Un exponente de esta actitud es la producción ensayística de Domingo
Faustino Sarmiento, tan polémica y compleja como heterogénea y contradictoria en
algunos aspectos.
Sus obras revelan, en particular, su interés por la literatura contemporánea americana y
su inquietud por hallar en la literatura una vía de expresión apta para traducir nuestra
naturaleza y nuestro particular modo de ser. En la mayoría de los casos, sus trabajos de
crítica literaria y los comentarios que, sobre el tema, contienen algunas cartas, discursos
y apuntes, se concentran en obras y escrituras contemporáneas del autor manifestando la
permanente y obsesiva inclinación de Sarmiento por su circunstancia, su época y el
tiempo que le tocó vivir en todas las manifestaciones que lo componen.
En el Facundo, se hace referencia a una literatura nuestra, argentina: «En cuanto a
literatura, la República Argentina es hoy mil veces más rica que lo fue jamás en
escritores capaces de ilustrar a un estado americano». Sarmiento señala que, desde sus
orígenes, la actividad literaria nacional contiene una clara intencionalidad política:
mostrar el horroroso espectáculo de la tiranía de Rosas que, según el mismo autor,
compartían casi todos los literatos argentinos de esa época4. Con anterioridad, lo había
advertido en el Facundo: «Si quedara duda, con todo lo que he expuesto, de que la lucha
actual de la República Argentina lo es sólo de civilización y barbarie, bastaría a probarlo
el no hallarse del lado de Rosas, un solo escritor, un solo poeta de los muchos que posee
aquella joven nación»5. Es evidente que Sarmiento ubica a la literatura nacional en uno
de los polos de la dualidad básica que desarrolla en el Facundo, sin duda alguna, como
un elemento del proceso civilizatorio. Según este autor, los escritores de su época se
sitúan del lado de la civilización, de las luces y el progreso, y enfrentan con sus obras a
la barbarie representada y encarnada en el sistema despótico de Rosas y los caudillos.
En la concepción sarmientina de la literatura, el escritor, el periodista, el pensador, el
publicista, tienen una misión que cumplir: combatir con la pluma y el pensamiento ese
sistema político que coarta toda la libertad e impide avanzar hacia la civilización. La
literatura debe cumplir un papel regenerador en la sociedad, en la medida en que sea
«expresión del progreso» de esa sociedad. La literatura propiamente nacional se gestará,
en la opinión de Sarmiento, durante la tiranía de Rosas, y tendrá su núcleo temático
generador en la cuestión de civilización y barbarie, que excede los límites temporales de
ese gobierno al constituirse en conflicto nacional que incidirá en la definición de nuestra
incorporación al proceso civilizatorio europeo. Sarmiento argumenta que el estudio del
movimiento político y literario de Europa, especialmente de Francia, había echado a la
juventud argentina en el estudio de las teorías sociales. Afirma que el despotismo de
Rosas era hostil a todo desenvolvimiento de ideas y que el estudio de las teorías sociales
se hacía a su sombra.
“Por otra parte, el contacto inmediato que, con la Europa, habían establecido la
revolución de la Independencia, el comercio y la administración de Rivadavia, tan
eminentemente europea, había echado a la juventud argentina, en el estudio del
movimiento político y literario de la Europa y de la Francia, sobre todo.”
La tesis de la aplicación política de la literatura, que defiende Sarmiento, se inscribe en
un contexto más amplio, que es la reacción del pensamiento libre contra Rosas. También
se encuadran en esta actitud los llamados «proscriptos» -Echeverría, Alberdi, Mármol,
Gutiérrez, los Varela, V. F. López, entre otros. Califica Sarmiento a la aparición del
«Salón literario» como una «promesa para la generación literaria argentina joven», De
este grupo habla extensamente en páginas del Facundo: en los que se ve con optimismo
la nueva savia que regeneraría el insatisfactorio estado de nuestra cultura.
En un texto del Facundo, donde expresa su preferencia por Echeverría, destaca la
originalidad de la incorporación del paisaje nativo en el poema “La cautiva”, con lo que
puntualiza una de las características de la literatura nacional que se está consolidando.
En los jóvenes del Salón Literario, Sarmiento advierte además una búsqueda de la
literatura peculiar, original, de acuerdo con nuestra manera de ser y con el medio físico
y geográfico que habitamos, y comparte con ellos la intención de crear una conciencia
nacional basada en el examen de la realidad y la compenetración con ella. Este
incipiente nacionalismo estético, que es una de las coincidencias más salientes de
Sarmiento con este grupo de ensayistas románticos, forma parte de la gran tarea de crear
la nación, que comparten los hombres de esa generación.
En el Facundo, como en otros escritos de Sarmiento, se señalan los efectos de la
influencia de la literatura europea sobre nuestras letras y se destaca su papel civilizador.
En este punto se aparta de los ensayistas del Salón, pues, continuando todos la tradición
europea, estos se independizan más de la influencia europea para atender a la
experiencia directa de la realidad y lograr una manifestación más nacional y americana,
mientras que, Sarmiento insiste en la dependencia de la literatura europea,
especialmente durante la primera etapa: «Nuestra literatura es, pues, un reflejo pálido y
medio apagado de aquella literatura europea, heredada de todas las literaturas de los
pueblos que le han precedido...».
En el capítulo del Facundo acerca de los caracteres y originalidades argentinos, sintetiza
su concepción de la literatura nacional y americana, y destaca lo que considera medular
en una literatura vernácula: «Si un destello de literatura nacional puede brillar
momentáneamente en las nuevas sociedades americanas, es el que resultará de la
descripción de las grandiosas escenas naturales, y, sobre todo, de la lucha entre la
civilización europea y la barbarie indígena, entre la inteligencia y la materia: lucha
imponente en América, y que da lugar a escenas tan peculiares, tan características y tan
fuera del círculo de ideas en que se ha educado el espíritu europeo, porque los resortes
dramáticos se vuelven desconocidos fuera del país donde se toman, los usos
sorprendentes, y originales los caracteres».
Propone como temática central de nuestra literatura un hecho histórico común a toda la
América hispana, que él mismo ha protagonizado, como lo destaca en una carta dirigida
a su nieto, Augusto Belín Sarmiento, refiriéndose al autor de Facundo en tercera
persona: «El autor es además protagonista de la lucha que describe contra los caudillos
de las masas populares. Combatió por las armas y por la prensa a Rosas, hasta firmar en
Palermo, con la propia pluma de Rosas en su casa, el parte de la batalla de Caseros, que
acabó con su poder. En aquella contienda escribió la vida de Quiroga, persiguiendo y
caracterizando en él la lucha de civilización y barbarie...»20. Raúl Orgaz sostiene que la
lucha entre civilización y barbarie posee en Sarmiento un doble interés: por una parte,
reviste interés estético por el espectáculo que ofrece, y, por otro lado, un interés
sociológico, como lo expresa su autor en la introducción del Facundo.
Este libro es el que más huella va a dejar en la narrativa americana. Se escribió en la
misma época que el Martín Fierro de Hernández y podemos decir que es su antinomia
literaria. Las ideas de Sarmiento son totalmente opuestas a las de Hernández, así como
sus objetivos políticos en general. También es prácticamente contemporáneo a El
matadero, de Echeverría, con el que comparte mucho pues ambos pertenecen al mismo
grupo liberal de los proscritos.
Facundo es un libro difícil de encasillar. Tiene algo de literatura, algo de sociología, de
propaganda política contra Rosas, algo de biografía del caudillo Facundo Quiroga, algo
de crónica de viaje. Independientemente de los juicios que elaboremos sobre él, de lo
que compartamos o no compartamos ideológicamente, es ya un clásico.
Resumiendo, el panorama de la época: Buenos Aires estaba ahogando económicamente
al interior y acabó por pauperizarlo. Las luchas entre unitarios y federales seguían
dándose en esta época y estaba en juego el modelo de país que se quería asumir.
Al fin de cuentas el conflicto principal en el Facundo podía muy bien no ser entre
Civilización y barbarie, entre doctores y gauchos, sino entre Buenos Aires como entidad
económica invulnerable, el reino del cuerpo, y el interior, como entidad económica
expoliada, destituida por la tiranía de la gran ciudad» (Prólogo al Facundo, Noé Jitrik)
Al Facundo lo escribe Sarmiento desde el exilio en Chile y este aspecto va a
condicionar mucho la escritura. Se publica en 1845 en Santiago de Chile, pero es un
libro que ha ido evolucionando, con muchas revisiones realizadas por Sarmiento, de
modo que existen varias ediciones antes de la versión definitiva. Escrito un poco «a las
apuradas», con prisas y en una situación personal de peligro de extradición continua,
este contexto va a determinar también la estructura extraña que tiene el texto, con
agregados posteriores y supresiones.
De las grandes antinomias que existen en este libro además de la ya conocida antinomia
civilización y barbarie. El contexto de exilio en el que fue escrito Facundo, es también
otra contradicción: Sarmiento habla de la Pampa y de una realidad que le es ajena y que
ve desde la distancia; realidad que conoce a partir de los textos de viajeros europeos.
El libro se nos presenta en su título con un objetivo biográfico de uno de los caudillos
más famosos: Facundo Quiroga. Pero todo el libro no está dedicado a ello: hay también
muy bellas descripciones de la Pampa, de la sociedad de los gauchos, hay análisis de los
mecanismos del poder y la autoridad. Lo que más llama la atención es el tono que
utiliza. Cualquier lector podría pensar que, en el libro, Sarmiento hablaría con desprecio
manifiesto sobre la figura del caudillo y sobre los gauchos en general. Sin embargo, el
tono, lejos de denotar exclusivamente ese desprecio, evoca muchas veces admiración o
cierta fascinación. En todo momento sabemos que Facundo y Sarmiento son personajes
diametralmente opuestos, sin embargo, a veces esa distancia ideológica se difumina.
Tampoco habla con total desprecio de los gauchos y su cultura. En realidad, el tono que
utiliza Sarmiento es casi un tono enciclopédico. Echeverría en su Matadero, utilizaba un
tono de observador científico. Aquí Sarmiento elabora una especie de resumen
académico, por ejemplo, sobre los tipos de gauchos, sus ropas y rutinas. Y así va
llegando a la figura de Facundo Quiroga, cuya vida se sitúa en el centro del libro como
un raro insecto atrapado en un pisapapeles de cristal.
Facundo no es un texto histórico. Carece de la documentación necesaria para poder ser
una biografía oficial. Fue escrito después de 10 años muerto el caudillo y a esta
distancia temporal hay que sumar la distancia física y real del autor. Sarmiento sabía
esto y estaba receptivo a correcciones (principalmente propiciadas por Alsina) ¿A qué se
debe, entonces, lo poderoso de sus letras? Su poder radicar en la belleza literaria y,
también, en su capacidad para rendir cuenta de una determinada manera de pensar, la de
un grupo social. Por eso dice Jitrik que en el Facundo está la fundación del liberalismo
argentino.
¿Son las ideas de Sarmiento, junto con las de sus contemporáneos del 37, una antesala
de lo que va a ser el modelo de país basado en el modelo agroexportador de materias
primas? En cualquier caso, sus orígenes aúnan el iluminismo europeo y el nacionalismo
romántico, aplicados a la realidad criolla.
A través de una narrativa rica en elementos románticos, descripciones detalladas y
argumentación lógica, Sarmiento busca persuadir a sus lectores de la necesidad de la
educación y la adopción de la civilización como medio para superar la barbarie que
aquejaba a la Argentina de su época. Sus críticas a la violencia, la corrupción y la falta
de ética en la política y la sociedad del siglo XIX se tejen hábilmente en su análisis de la
dicotomía entre la civilización y la barbarie, construyendo así un llamado a la
transformación y el progreso.
En continuidad a la información perteneciente al contexto, presentaremos una guía de
preguntas y respuestas con las cuales pretendemos brindar un análisis y explicación
completa y detallada sobre la obra en cuestión.
¿Cuál es la dicotomía fundamental que Sarmiento explora en la obra y cómo la
utiliza para analizar la sociedad argentina de su tiempo?
“La vida de los campos argentinos, tal como la he mostrado, no es un accidente vulgar:
es un orden de cosas, un sistema de asociación característico, normal, único, a mi juicio,
en el mundo, y él solo basta para explicar toda nuestra revolución. Había, antes de 1810,
en la República Argentina, dos sociedades distintas, rivales e incompatibles, dos
civilizaciones diversas: la una, española, europea, culta, y la otra, bárbara, americana,
casi indígena; y la
revolución de las ciudades sólo iba a servir de causa, de móvil, para que estas dos
maneras distintas de ser de un pueblo se pusiesen en presencia una de otra, se
acometiesen y, después de largos años de lucha, la una absorbiese a la otra.”
“¿Ha perseguido Rosas a los políticos, a los escritores y a los literatos? Pues ved lo que
ha sucedido. Las doctrinas políticas de que los unitarios se habían alimentado, hasta
1829, eran incompletas e insuficientes para establecer el Gobierno y la libertad; bastó
que agitase la pampa para echar por tierra su edificio, basado sobre arena. Esta
inexperiencia y esta falta de ideas prácticas remediólas Rosas en todos los espíritus, con
las lecciones crueles e instructivas que les daba su despotismo espantoso.”
¿Qué papel juega Juan Facundo Quiroga como personaje central en la obra y
cómo se presenta su vida y carácter?
Juan Facundo Quiroga es el personaje central de la obra de Sarmiento, "Facundo:
Civilización y Barbarie". Sarmiento utiliza la figura de Quiroga para explicar una de las
tendencias, una de las dos fases diversas que luchan en el seno de la sociedad argentina.
Sarmiento afirma que Quiroga es el núcleo de la guerra civil de la República Argentina
y la expresión más franca y candorosa de una de las fuerzas que han luchado con
diversos nombres durante treinta años. Sarmiento también describe a Quiroga como un
hombre violento y cruel que gobernaba con mano dura.
Según Sarmiento, Quiroga enlaza y eslabona todos los elementos de desorden que hasta
antes de su aparición estaban agitándose aisladamente en cada provincia; él hace de la
guerra local, la guerra nacional, argentina, y presenta triunfante, al fin de diez años de
trabajos, de devastaciones y de combates, el resultado de que sólo supo aprovecharse el
que lo asesinó.
“Facundo Quiroga enlaza y eslabona todos los elementos de desorden que hasta antes de
su aparición estaban agitándose aisladamente en cada provincia; él hace de la guerra
local, la guerra nacional, argentina, y presenta triunfante, al fin de diez años de trabajos,
de devastaciones y de combates, el resultado de que sólo supo aprovecharse el que lo
asesinó. He creído explicar la revolución argentina con la biografía de Juan Facundo
Quiroga, porque creo que él explica suficientemente
una de las tendencias, una de las dos fases diversas que luchan en el seno de aquella
sociedad singular. He evocado, pues, mis recuerdos, y buscado para completarlos
los detalles que han podido suministrarme hombres que lo conocieron en su infancia,
que fueron sus partidarios o sus enemigos, que han visto con sus ojos unos hechos, oído
otros, y tenido conocimiento exacto de una época o de una situación particular.”
En cuanto a su vida y carácter, Sarmiento presenta a Quiroga como un hombre violento
y cruel, que se impone por la fuerza y el terror. Según Sarmiento, Quiroga era un
hombre de "instintos brutales", que "no conocía la piedad ni la compasión”. Además,
Sarmiento describe la infancia de Quiroga como una época de violencia y crueldad, en
la que aprendió a resolver los conflictos a través de la fuerza. Según Sarmiento, "la vida
de Quiroga fue una lucha constante, una serie de combates, de venganzas, de crímenes,
de triunfos y de derrotas".
Describe la victoria de Quiroga sobre las fuerzas unitarias en la batalla de La Ciudadela.
Sarmiento afirma que Quiroga ganó la batalla debido a un error estratégico de las
fuerzas unitarias y una preocupación romántica por la patria. Sarmiento describe cómo
Quiroga y otros caudillos bárbaros se oponían a la educación y la adopción de ideas
prácticas y teorías sociales de Europa. Sarmiento afirma que Quiroga y otros caudillos
bárbaros eran hostiles a todo desenvolvimiento de ideas y que su gobierno era
despótico.