Rivasplata 2010 Ps Andinos Micro Macro
Rivasplata 2010 Ps Andinos Micro Macro
Rivasplata 2010 Ps Andinos Micro Macro
Resumen
El paisaje es una realidad compleja, situada en la charnela en la que coinciden lo
objetivo con lo subjetivo, lo natural, lo social y cultural. Este trabajo estudia la
representación de los paisajes andinos en las categorizaciones simbólicas de
determinados territorios. En dicho proceso, la clave se encuentra en la visión monista,
ética, mítica y mística del universo propia de las civilizaciones precolombinas, tan
diferente a la visión analítica, estética y maniquea de la cultura occidental vinculada a la
modernidad. Por tal motivo se propone que el camino más riguroso para entender los
paisajes andinos está en una lectura hermenéutica de los mismos, que obliga a
contemplarlos como textos que hay que descifrar recurriendo a recursos tan distintos
como la descripción, la analogía y la metáfora que sirven de mediadores de un diálogo
complejo con culturas poco homologadas. Sin caer en el determinismo, se entiende que
la naturaleza influye en estas culturas y en la constitución de sus paisajes, al tiempo que
estas culturas actúan para convertir limitaciones en recursos, pero siempre desde un
respeto reverencial al orden natural. Hay una necesidad de adaptarse a lo que ya existe,
donde todo tiene su sitio y se complementan. La mezcla define estos paisajes, que
emergen en dos escalas diferentes: la macro del paisaje in situ y la micro del paisaje in
visu.
Abstract
The landscape is a complex reality, place in the hinge with which coincide the objective,
the natural, the social and the cultural matter. This paper is a study of the representation
of the Andean landscapes in the symbolizations of certain territories. In the above
55
mentioned process, the key is in the monistic, ethics, mythical and mystical vision of the
Precolombian universe, so different from the analytical, aesthetic and simplistic vision
of the western culture linked to the modernity. For such a motive, it is proposed that the
most rigorous way to understand the Andean landscapes is in a hermeneutic reading of
the same ones, which forces to contemplate them as texts that it is necessary to decipher
resorting to resources as different as the description, the analogy and the metaphor that
use as mediators of a complex dialog with Precolombian culture. Without falling down
in the determinism, there is understood that the nature influences in these cultures and to
its landscapes at the same time that these cultures act to turn out limitations into
resources, but always from a reverential respect to the natural order. There is a need to
adapt to what already exists, where everything has its site and they complement. The are
two different landscapes scales representations: the macro (in situ) and the micro (in
visu).
Key words: landscapes, in visu, in situ, precolombian cultures, mythical and mystical
vision.
Recibido 29 10 2010
Evaluado 19 11 2010
56
Introducción
1
Juan Francisco Ojeda Rivera. “Epistemología de las miradas al paisaje. Hacia una mirada humanística y
compleja”. Territorio y Patrimonio. Los Paisajes Andaluces. Sevilla: Cuadernos, nº XV. I.A.P.H.
(Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico), 2003, p. 192.
2
Augustin Berque. « Paysage, milieu, histoire ». Cinq propositions pour une théorie du paysage.
Ediciones Champ Vallon, 1994.
57
qué concepciones los elaboraron, observaron, representaron y convirtieron en
símbolos?
2. ¿Existen miradas del hombre precolombino a su entorno natural y modificado?
¿Existen expresiones arquitectónicas y/o agrícolas precolombinas que construyeron
paisajes in situ? ¿Existen muestras iconográficas –cerámicas, textiles, pictóricas- y
metáforas literarias o creaciones mitológicas que recrearon aquellos paisajes in visu?
3. ¿Pueden identificarse continuidades de elementos y sistemas paisajísticos
precolombinos en los procesos históricos, para determinar si aún persisten o están
desapareciendo?
3
Josefina Gómez Mendoza. Atlas de los paisajes españoles. Madrid: Ministerio de Medio Ambiente,
2003.
58
factores (físicos y humanos) que lo conforman y determinan como las interrelaciones
que se establecen entre ellos y que, realmente, les otorgan su valor en el conjunto. Como
hecho dinámico, cada paisaje muestra, a través de los múltiples signos acumulados, su
evolución y, con ella, la del grupo social que lo ha ido construyendo. Cada paisaje
refleja, por tanto, la inteligencia social de sus hacedores, su proyecto común pasado,
presente y las tendencias del futuro.
El paisaje no debe ser entendido, pues, como un mero sumatorio de relaciones entre
elementos objetivos presentes en un lugar (ambiente, ecosistema o espacio geográfico)
sino que se distingue sobre todo por ser convergencia de percepciones subjetivas y
como tal patrimonio naturo-cultural de una comunidad humana. Estamos por lo tanto
ante una realidad compleja (natural-histórica-cultural y objetivo-subjetiva), resiliente
(con gran capacidad adaptativa) y socialmente aceptable (identitaria, connotada,
simbólica, autoorganizada y autogestionada). Relacionando tal concepción
multidimensional de paisaje con una comprensión cualitativa del desarrollo
contemporáneo, se puede afirmar -emulando y actualizando la frase de Eliseo Reclus
(1830-1905): “El cuidado y aprecio del paisaje es reflejo de la calidad de un grupo
social y de su compromiso con el medio ambiente”- que el paisaje puede ser hoy
indicador y factor del desarrollo de una sociedad y de su territorio. 4
Los actuales paisajes andinos peruanos responden a procesos naturales y actividades
humanas vigentes y pretéritas desde hace más de 4000 años. Contienen improntas
humanas precolombinas, resultados de actividades de diversa naturaleza, muchas de las
cuales se siguen realizando y otras han caído en el olvido. Estos paisajes andinos –como
cualquier paisaje- también se forman a partir de percepciones, apreciaciones,
representaciones y simbolismos que los convierten en mitos o recursos identitarios, a través
de las distintas interpretaciones autóctonas, trasmitidas oralmente desde tiempos pretéritos.
A tales interpretaciones autóctonas se añaden los discursos coloniales sobre aquellos
paisajes exóticos, que les otorgan nuevos valores a través de las descripciones cultas y
homologadas de los cronistas, naturalistas ilustrados y románticos o científicos desde el
4
Juan Francisco Ojeda Rivera. “Paisajes en las dos orillas: Andalucía-Marruecos”. Proyecto RIHLA.
Itinerarios de cultura inmaterial. Interreg III, A. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. (2000-
2006).
59
siglo XVI hasta el presente y también a través de diferentes expresiones artísticas que los
connotan convirtiéndolos en creaciones literarias, pictóricas, cinematográficas…
Las culturas precolombinas lograron adecuar su espacio geográfico (oferta) a sus
necesidades (demanda), a través de sus capacidades técnicas de respuesta (tecnología),
logrando la adaptación y cierta transformación de sus entornos para obtener recursos. Por
ejemplo, las culturas precolombinas del altiplano aplicaron distintas modalidades de
explotación del territorio que generaron cambios en el funcionamiento de sus paisajes.
5
Elías Mújica Barreda. Los andenes de puno en el contexto del proceso histórico de la cuenca norte del
Titicaca. Ponencia presentada en el simposio Conservación y Abandono de Andenes. Lima, Universidad
Nacional Agraria La Molina, mayo 8 de 1997, p. 66.
60
a 4200 metros sobre el nivel del mar, en donde practicaron la agricultura y la ganadería de
camélidos sudamericanos. Cada piso ecológico de la cordillera de los Andes proporciona
un tipo de producto vegetal o animal, promoviendo el intercambio de estos entre los
diferentes grupos humanos. Todo ello condujo a una promoción y desarrollo de la ya
compleja diversidad biológica en vez de reducirla y ello quedó plasmado en los paisajes.
En la cultura andina se pueden encontrar ejemplos de una relación "armónica" o
"equilibrada" con el medio al realizar actividades productivas como son las cochas o
lagunas artificiales en el altiplano, pero también se encuentran alteraciones o
transformaciones completas de ambientes naturales, siendo las más dramáticas las extensas
tierras removidas para hacer los andenes. Y, además, existen ejemplos de uso de tierras
consideradas hoy improductivas como son los mahamaes o campos de cultivo hundidos en
los desiertos de territorialidad colindantes a la línea costera del océano Pacifico.
61
principalmente del aislamiento geográfico), de manera que el traslado de un grupo a un
territorio muy diferente, debía producir, según su entendimiento, debilitamiento, daño y
muerte. En este concepto, algunos autores han querido ver un criterio de adaptación
climática del hombre a su lugar de origen. 8 Así, en la cosmovisión andina se encuentra
una clasificación empírica de los seres humanos en tres grupos isotérmicos: yungas u
hombres de tierras calientes, quechuas o habitantes de las regiones templadas
intermedias, y kollas o pobladores de la zona fría.
Esto nos permite entender esa actitud férrea del hombre andino de permanencia en el
lugar de origen por más inhóspito que resultase, detectado por el religioso Antonio de
Arriaga en su libro Extirpación de la Idolatría en el Perú, escrito en 1621:
A las Pacarinas, que es de donde ellos dicen que descienden, reverencian también.
Y esta es una de las causas, porque rehúsan tanto la reducción de sus pueblos, y
gustan de vivir en unos sitios tan malos y trabajosos, que algunos he visto, que era
menester bajar por el agua cerca de una legua, y a muchos no se puede bajar ni subir
sino es a pie y la principal razón que dan es, que esta allí su Sacarina. 9
8
M.M Valle. Yunga, Quechua y Kolla. Criterio de la Raza en el Imperio Inca. Lima: Editorial Lumen.
S.A. 1956, pp.: 36
9
Pablo Joseph de Arriaga. La extirpación de la idolatría en el Perú. Imprenta y Librería Sanmarti y Ca.
Lima. 1926. (1621).
10
M. M. Valle. Op. Cit. 1956, pp.: 33-34.
62
Figura: 2. La división territorial del Tahuantinsuyo por razon
bioclimaticas y de origen
63
(Collasuyo 11 ), tierras calientes (yungas) (Chinchaysuyo y Antisuyo), tierras templadas
(quechua) (Contisuyo). La gran cordillera andina juega, sin duda, un papel primordial
como divisoria natural de este sistema territorial, en el que no se excluía que existiesen
valles profundos y cálidos en la provincia kolla, asi como tambien cumbres y mesetas
frias en las tierras yungas o calidas. 12
Según Augustin Berque 13 para que una cultura pueda haber desarrollado la sensibilidad
paisajística ha debido recorrer un largo proceso en el que se han ido completando
perspectivas lingüísticas, pictóricas, literarias y arquitectónicas de representación estética
de la naturaleza. Entre tales perspectivas resulta determinante para el epistemólogo francés
la existencia de un vocablo específico que designe a paisaje.
En función de lo anterior, para que las culturas precolombinas andinas sean
consideradas paisajistas será determinante identificar en las lenguas quechua, aymara o
yunga correspondientes lingüísticos a la terminología paisaje, o sea, un vocablo que
connote percepción estética de la naturaleza como equivalente significativo del paisaje en
las culturas andinas, de manera que, si no existiera tal vocablo, se consideraría que pudo
desarrollarse algún tipo de percepción proto-paisajística de distinto grado 14 .
11
La denominación Collasuyo corresponde al sur , etimológicamente la palabra Ko se refiere a la alta
región del agua , el territorio de los grandes lagos (Titicaca, Poopo) y de cordilleras de la que nacen ríos
que descargan en las cuencas del Titicaca y Amazonas. Luis E. Valcárcel. Altiplano Andino. Lima:
Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Comisión de Historia. Editorial Fournier S. A., 1953, p.:
19.
12
M.M Valle. Op. Cit., 1956, pp: 36-37, 39, 42.
13
Augustin Berque. « Paysage, milieu, histoire ». Cinq propositions pour une théorie du paysage.
Ediciones Champ Vallon, 1994, p. 16.
14
Los cuatro criterios de Augustín Berque para jerarquizar y determinar sociedades paisajistas pueden ser
considerados indicios pero no deben entenderse como excluyentes cual receta para determinar si una
cultura tuvo o no tuvo percepción del paisaje. Los cuatro criterios para distinguir las civilizaciones
paisajísticas de aquellas que no lo son serían:
1.- uso de una o más palabras para decir paisaje
2.- una literatura (oral o escrita) describiendo paisajes o cantando sus bellezas
3.- las representaciones pictóricas de paisaje
4.- los jardines de encanto ( construcción de paisajes en gran escala)
Berque, Agustín, Op. Cit.1994:16
64
Pero si nos atenemos a la concepción más hermenéutica y compleja de paisaje
desarrollada por Michel Conan 15 -para quien el paisaje no puede ser considerado sólo una
percepción estética sino que existen otras miradas, como, por ejemplo, la cosmológica o la
mística- probablemente podríamos partir de la hipótesis de incluir entre las civilizaciones
paisajísticas a las culturas andinas precolombinas por su singular característica de hacer
girar a todas sus manifestaciones culturales –y entre ellas al paisaje- en torno a las “leyes”
de la naturaleza.
Las sociedades que nos han precedido han forjado sus ideas sobre la manera de
apreciar o de crear los paisajes. Pero la historia no se detiene. Las transformaciones
de las sociedades suponen una renovación constante de las mentalidades, de las
relaciones sociales, de las formas de economía y de las relaciones de dominación de
la naturaleza por las organizaciones humanas. 17
Así, para identificar, entender e interpretar esas otras miradas colectivas del paisaje será
necesario conocer, analizar y comprender los ritos sociales “…que conllevan
significaciones compartidas, alusiones compartidas, conflictos entre grupos portadores de
representaciones y alusiones diferentes”, como también será necesario conocer las
15
“ Se remarca la multiplicidad de formas de leer un territorio … a partir de sistemas de decodificación
tan diferentes como las ciencias de la naturaleza, la historia natural, la geografía, las artes y las letras,
las tradiciones locales y el folklore, en fin de un conjunto de desarrollos culturales”. Michel Conan,
« La invention des identités perdues ». Cinq propositions pour une théorie du paysage. Ediciones Champ
Vallon.1994, p:36.
16
Ibidem , 1994, pp.:36-38.
17
Ibidem, 1994, pp.: 33-34.
65
diferentes formas de obtener utilidades de un territorio para no confundir paisaje con mero
espacio geográfico.
Lo que otorga a un territorio el carácter de región, lugar o paisaje son los ritos que se
elaboren en torno a su espacio físico. Los ritos producen sentimientos, símbolos, ideas
comunes compartidas por los miembros del grupo, bajo tres condiciones 18 :
1.- La propiciación de interacciones comunes en las que participan todos los miembros del
grupo como los ritos de la agricultura, que fue una actividad no solo productiva y cotidiana
sino intrínseca y simbólica en la cultura andina.
2.- Las prácticas y palabras de que disponen los grupos colectivos y que constituyen
emblemas que encarnan y consolidan la idea de grupo. Por ejemplo: Ayni, Minka (trabajo
colectivo para un bien común).
3.- La relación de propiedad del grupo sobre un territorio y sus formas concretas,
susceptibles de convertirse en su propio emblema. Por ejemplo: los kilómetros de
andenerías o bancales como sello inca en el paisaje andino-altiplánico.
Augustin Berque desarrolló un concepto de paisaje muy centrado en torno a los dos
ejemplos típicos de percepción cultural de naturaleza que son coincidentes en el soporte (la
pintura) pero varían en el sustento cognitivo: el chino y el europeo.
Mientras que la génesis de la percepción del paisaje chino implicaba una captura del
aliento cósmico en los trazos del pincel, creación humana con marcado fundamento
filosófico, ético y estético; el desarrollo de la percepción del paisaje occidental estuvo
frenada por la concepción cristiana de rechazo del exterior para volcarse al interior del ser
humano en donde reside la gracia divina. La primacía de la trascendencia humana produjo
su desmembramiento de la naturaleza, que impidió hasta el siglo XV –ya en el
Renacimiento- el desarrollo de la mirada hacia el exterior. Esto se produjo porque el
cristianismo no imposibilitó el desarrollo del razonamiento y del cálculo, consideradas
gracias divinas y ventanas de Dios, que finalmente permitieron mirar la naturaleza con
diferentes miradas tanto objetivas (ciencias) como subjetivas (arte). Pero la división de lo
material y lo inmaterial continuó en la mentalidad occidental hasta la actualidad. De tal
manera que la parte física de la naturaleza está en las ciencias (geografía, edafología,
18
Ibidem, 1994, pp.: 36-37.
66
geomorfología, etc.) y la parte no física o metafísica está en el paisaje que, como
percepción humana de la naturaleza, es subjetivo y estético.
En occidente, el cristianismo marco el antropocentrismo de todo conocimiento y praxis,
basado en el primitivo concepto de que Dios reside en el hombre porque fue hecho a su
imagen y semejanza. Todo lo demás es considerado imperfecto y la concepción y
percepción del mundo se efectúan desde la medida del ser humano. A pesar del
modernismo, aún sigue primando el concepto cristiano del mundo y de él nace la
percepción antropocéntrica del paisaje.
Pero hay indicios para pensar que el paisaje en Europa necesariamente tuvo que
haberse descubierto mucho antes de lo que Augustín Berque considera. El problema del
término paisaje en occidente es que surge como palabra en una época en que el
conocimiento se dividía epistemológicamente 19 . Y ello produjo su ubicación y
colocación como categoría taxonómica en el lugar que le correspondía al orden de lo
subjetivo, y en la familia de lo artístico, con lo que se le fracciona, limita y encajona.
Pero, yo comparto la hipótesis de Alain Roger 20 , de que la percepción del paisaje en el
mundo occidental estuvo ya presente en las pinturas de la Isla Thera o Santorín hace
más de 3500 años antes del presente. Además, teniendo presente que el Renacimiento –
etapa en la que Berque sitúa el nacimiento del paisaje en Occidente- fue un periodo de
redescubrimientos, de volver al pasado y copiar de lo pretérito no sólo lo cognitivo sino
también lo estético, hay que concluir en la necesidad de estudios lingüísticos,
arqueológicos, antropológicos e históricos que permitan un más riguroso acercamiento a
la percepción del paisaje en la antigüedad europea.
En el mundo andino precolombino, la percepción del paisaje es más ética y mística
que estética. Nace de la observación propia y de lo percibido en la naturaleza por lo que
es una simbiosis de naturaleza y percepción humana. No es una invención
19
“ En el Renacimiento, la noción de paisaje apareció en el mismo tiempo en que se produjo la
revolución copernicana…la que va a desdoblar el mundo entero en un punto de vista subjetivo(centrado
en el hombre) y el punto de vista centrado en el objeto(la naturaleza) “ Berque A., Op. Cit., 1994, p.:23.
20
“ No podemos ser injustos ni inocentes para creer que hemos tenido que esperar hasta el siglo XVIII
para poder ser sensibles” refiriéndose a la percepción de paisaje en Europa. Alain Roger. Court Traite du
Paysage. Editions Gallimard Bibliothèque des Sciences Humaines. 1997, p.: 56-59.
“Si las montañas y el mar eran naturalmente bellas, uno se pregunta porque se tuvo que esperar hasta el
siglo XVIII para juzgarlas como tales”. Alain Roger. «Histoire d’une passion théorique ou Comment on
devienne un raboliot du Paysage». Cinq propositions pour une théorie du paysage. Ediciones Champ
Vallon.1994. p., 120.
67
exclusivamente humana sino que está orientada por las reglas -presumidas o
conjeturadas por indicios o señales– de la naturaleza.
En las culturas precolombinas andinas la “verdad” se encuentra en la naturaleza y sus
designios nos conducen a ella, de tal manera que el mundo está hecho a medida de la
naturaleza y el hombre es un intermediario principal del orden cósmico. En el mundo
precolombino no se dividió la unidad de la naturaleza para manipularla, porque en tal
unidad natural estaba implícito tanto lo subjetivo como lo objetivo. De ahí nace la
concepción cosmológica y mística del paisaje, que trata de captar y representar las fuerzas
de la naturaleza bajo la percepción del ser humano como mediador. Este papel mediático
es jugado por cualquier agricultor o pescador anciano y experimentado, pero puede quedar
institucionalmente representado por el chamán o brujo andino, que posee un especial
manejo de la visión orgánica del universo.
En las culturas precolombinas andinas, encaja el valor místico del paisaje con la
totalidad y armonía de su cosmovisión. Allí, “el paisaje constituye, sin duda, esa
singularidad totalizante por la virtud de ser marco de la imagen, por el poder de los
esquemas perceptivos y de las formas simbólicas” 21 que desbordan de ella y comunican al
hombre, mediante su mirada el presentimiento del orden y de las leyes que le rigen y que
surgen espontáneamente al simple contacto con la naturaleza, que por “las
correspondencias analógicas, llega al interior de su conciencia y de sus estados de
ánimo” 22 . Así, la construcción del paisaje precolombino supuso siempre una
correspondencia univoca entre el ser humano y la naturaleza.
Si el hombre precolombino dio sentido paisajístico a sus territorios con unas
“artializationes in situ” - a través de la arquitectura, la agricultura y la hidráulica- e
interpretó lo visto mediante “artializationes in visu” -en soportes de madera, piedra, arcilla,
tejidos a través de la iconografía, la cerámica, la escultura, los tejidos o la orfebrería-
desarrolló sin duda una percepción paisajística pues tuvo la capacidad de poner en práctica
su pensamiento simbólico, redefiniendo los sentidos que produce la naturaleza. Las
representaciones paisajistas precolombinas les permitieron captar, ordenar y volver
inteligible la pluralidad y la heterogeneidad de la confusa realidad de la naturaleza para
21
Pierre Donadieu. « Pour une conservation inventive des paysages ». Cinq propositions pour une théorie
du paysage. Ediciones Champ Vallon. 1994, p. 75.
22
Nicolás Ortega Cantero. Paisaje y Cultura. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid. 1998, p. 11.
68
poder entender el sentido de aquella y poder atribuirle significados que implican al hombre
mismo.
Las miradas y las representaciones del “paisaje” andino precolombino pueden ser
reales, simbólicas o mixtura de ambas. La mirada simbólica de la naturaleza no es copia
morfológica de la naturaleza sino es un producto de síntesis, metáforas, analogías
percibidas y representadas buscando transmitir la intención de la naturaleza. No pueden ser
consideradas reproducciones pues no imitan las formas pero si alusiones que provienen de
la comparación de lo visto, de lo sentido, de lo percibido. No es un producto racional cien
por cien, sino que –como en toda producción creativa- participan en él los otros sentidos y
las otras potencias del hombre para captar de manera compleja a la naturaleza.
Algunos investigadores niegan que las primarias sociedades campesinas hayan
desarrollado conciencia de paisaje 23 , lo que puede ser cierto si tal conciencia se desliga del
factor místico, que es el que –en el mundo andino- actúa como nexo de unión de todos los
valores estéticos, funcionales y éticos. En las sociedades andinas precolombinas existen
vastos testimonios de percepción y elaboración de paisajes culturales, pues estos eran los
marcos que representaban y sustentaban las actividades humanas.
23
A. Roger. Op. Cit. 1994:116-117. M. Kessler. El paisaje y su sombra. Barcelona: Idea Books, 2000:
73
69
Representaciones precolombinas de paisajes andinos: Paisajes en macro (in situ) y
en micro (in visu)
andenes,
cochas,
camellones,
en macro( in situ) canales
arquitectura
Representación del paisaje
cerámica
en micro(in visu) textilería
escultura
orfebrería
70
Los grandes paisajes andinos precolombinos responden –como cualquier paisaje in situ-
a la necesidad de transformar en recursos algunos ambientes naturales o espacios
geográficos con importantes limitaciones y fuertes contrastes. Así, por ejemplo, la
producción agrícola -en mesetas desérticas y sujetas a esporádicas lluvias a más de 4,000
metros de altitud- sólo se puede conseguir con lagunas artificiales (cochas), de igual forma
sólo una agricultura irrigada haría producir a las pampas yermas de la costa norte peruana
y, en relación con la necesidad de defensa, las ciudadelas se construyen en las cimas de las
montañas. Son algunos ejemplos de la utilización del agua y del trabajo humano como
motores o fuerzas motrices que permitieron que espacios inertes se convirtieran en fértiles
y que ambientes naturales se transformaran en paisajes.
A nivel micro (in visu): También como otras culturas desarrolladas, las culturas
precolombinas –superadas las etapas de la pura supervivencia- representaron sus
concepciones de la vida, sus entornos ambientales y sus propios paisajes a través de la
cerámica, los tejidos, la orfebrería o la iconografía.
En los Incas:
71
Es interesante anotar la similaridad de esta concepción inca con la de la civilización
china en cuanto a que la conexión agua-montaña (shen-sui) represente la
complementariedad. Pero con la diferencia de que mientras en la concepción inca tal
complementariedad es directa y lineal, en la china se encuentra el vacío entre ambos
elementos –agua y montaña- no apareciendo “como un espacio neutral que sirva tan solo
para amortiguar el choque sin modificar la naturaleza de la oposición… (sino que) ambas
obtienen su armonía por el vacío que las regula (lo que) entraña interiorización y
totalización”. Entre los chinos, “la expresión montaña-agua significa por extensión el
paisaje...pues constituyen, para los chinos, los dos polos de la naturaleza… La relación de
contraste y de complementariedad que mantienen (hace que se conviertan) en las figuras
principales de la transformación universal… las dos entidades, a pesar de su aparente
oposición, tienen una relación de devenir recíproco. Cada una es percibida como un
estado atraído de continuo por el estado complementario… (dando lugar a) un movimiento
circular” 24 .
El agua -a modo de cascada que se desliza por diferentes pendientes- purifica las rocas
con su continuo devenir (purificación), limpiando y terminando por pulir las ondulaciones
de las rocas que son las del alma.
La construcción pétrea Inca en las montañas es otro ejemplo de su arquitectura con la
que se logra plasmar la complementariedad andina de los contrarios a través de la unidad
de lo natural y lo artificial para obtener el deseado equilibrio de fuerzas. Esta arquitectura
pétrea se adapta al soporte rocoso de las montañas, los resquicios de las quebradas o los
llanos de las colinas, ajustándose a las sinuosidades del terreno, pero también alterándolas
si es necesario, como las amplias terrazas de cultivo, cuya implantación altera pero
conserva la armonía del paisaje andino.
24
François Cheng. Vacío y Plenitud. El lenguaje de la pintura china. Biblioteca de Ensayo Siruela.
Madrid. 2003, pp:82-83,163-169.
72
China 5. Concepción china e inca de paisaje Inca
Figura:
Fuente: www.rodistour.com
El agua -a modo de cascada que se desliza por diferentes pendientes- purifica las rocas
con su continuo devenir (purificación), limpiando y terminando por pulir las ondulaciones
de las rocas que son las del alma.
74
Figura: 8. Macchu Picchu
Fuente: tilcarallajta.blogspot.com
Esta arquitectura pétrea se adapta al soporte rocoso de las montañas, los resquicios de
las quebradas o los llanos de las colinas, ajustándose a las sinuosidades del terreno, pero
también alterándolas si es necesario, como las amplias terrazas de cultivo, cuya
implantación altera pero conserva la armonía del paisaje andino.
Figura: 9.
Andenes en
Wiñaywayna,
camino a
Macchu Picchu
Fuente:www.rittyr
una.com/cuzco
75
Figura: 10. La piedra de los doce ángulos en la
ciudad del Cuzco
Fuente:www.artehistoria.jcyl.es
La piedra labrada o al natural, la cordillera, el agua son los elementos que diseñan y
moldean el paisaje andino Inca a través de la arquitectura de ciudadelas, oratorios, grandes
terrazas que pueden estar construidas en la cima o en la base de las montañas, e igualmente
en las orillas de las lagunas
Figura: 11. La piedra labrada y la piedra natural en
Macchu Picchu
Fuente: www.bibliotecapleyades.net
76
Ante la duda, los creadores incas consideraban a la naturaleza la mejor consejera para la
toma de decisiones. Por ejemplo, para construir un canal, lo mejor es seguir la escorrentía
natural del agua en las pendientes de las montañas, en las ondulaciones de las colinas y
valles; para edificar en las rectas planicies de las pampas, lo mejor es buscar lugares
provistos de agua y para emplazar ciudades bien defendidas, lo mejor es adaptarlas a
promontorios naturales o a zonas de camuflaje: Machu Piccu, Choquequirao.
En definitiva, parece que la característica bipolaridad de elementos contrarios de la
cosmovisión andina precolombina, es una constante en el paisaje construido por los incas,
de manera que sus paisajes responden a adaptaciones transformadoras o a respetuosas
alteraciones de la naturaleza:
Respeto Alteración
Naturaleza
Un ejemplo de adaptación sería utilizar lo que ya existe, respetando en lo que cabe las
formas naturales, que solo modificaban cuando era necesario.
77
Figura: 13. En el paisaje precolombino inca se
encuentran ejemplos de adaptación arquitectónica a la
naturaleza: La edificación pétrea está acomodada a la
inclinación de la roca. Machu Picchu
Fuente: www.ingemmet.gob.pe/intranet/GA-5.GIF.
78
Figura: 14. En el paisaje andino inca se encuentran ejemplos de respeto
arquitectónico a la naturaleza. Camino trazado siguiendo la orografía de la
montaña, de tal manera que en los trozos que quedaban sin cubrir los incas
construían puentes colgantes, que manipulaban a voluntad. Foto de camino de
acceso a Machu Picchu. Fuente: www.estudiosgeograficos.org.
Fuente: www.inkasperu.com
79
En resumen, el paisaje precolombino inca -a nivel macro- es de tendencia versátil
respecto del ambiente natural sobre el que se asienta, al que modifica o se adapta en
función de las necesidades. Los incas utilizaron la naturaleza y se valieron de ella,
perfeccionándola o dejándose perfeccionar por ella. Es una simbiosis en la que las fuerzas
del hombre y de la naturaleza friccionan, combaten hasta llegar a encontrar la unidad y el
equilibrio. Por eso, la arquitectura paisajística inca calza en su ambiente natural
acomodándose a sus resquicios pero también alterándolo si es necesario (andenes),
mejorando sus condiciones pero cediendo ante la fuerza de las grandes rocas que quedan
destacadas, respetadas e incorporadas en aquel paisaje arquitectural.
Uno de los factores de aquellos impresionantes paisajes incas es la existencia de
abundantes recursos naturales en los valles interandinos, que permitieron a esta sociedad
brillar con luz propia y despreocuparse por la supervivencia. Tal seguridad primaria les
permitió dejar los temores cotidianos por sobrevivir y avanzar espacial y estéticamente, lo
que hicieron alcanzando un vasto imperio territorial y dejando, a su paso, una impronta
estética original en sus imponentes paisajes incas.
Gozar y percibir paisaje, esta condición de sociedad avanzada como la inca -en la que
se tenía controlada la subsistencia por un complejo sistema de almacenes a lo largo de su
amplísimo territorio dominado, diversidad de pisos ecológicos y un sistema eficaz de
redistribución de excedentes- podría ser un condicionante para el desarrollo del paisajismo
como expresión estética y como un añadido importante a lo utilitario en el caso inca, donde
la belleza estaba implícita a la propia construcción de sus paisajes. Pues, como bien dice M.
Keesler 25 : “El aprecio estético de la naturaleza es accesible a quien puede mirar al cielo
sin temor al pedrisco, a la lluvia inoportuna o a la sequía destructora” y posee la
seguridad de tener conocimiento y dominio suficiente de sus múltiples ambientes. Esta
apreciación de Kessler supone que “el paisajismo es un fenómeno tardío de la
civilización”, pero, a su vez, contiene su significación contraria en algunos casos
excepcionales donde la belleza de ciertos paisajes obliga a reconocerlos como tales
“esporádicamente y con anterioridad” 26
25
Gozar y percibir el paisaje es un comportamiento altamente sofisticado, solo comparable a otros
comportamientos simbólicos, éticos o teoréticos. M. Kessler. Op. Cit .2000, p.:75.
26
Ibidem, 2000, pp.:73 -75.
80
A nivel micro, las representaciones de los paisaje in visu están presentes en la
cerámica, las esculturas pétreas, los tejidos o la orfebrería. Son representaciones menos
espectaculares que las del nivel macro, pero no por ello menos complejas, con diseños
geométricos que denotan amplitud y libertad, perdiendo el temor al vacío (lo inestable, la
escasez), lo que les permitió reflejar así los matices del sol en los textiles y apreciar las
formas naturales de los grandes bloques de piedra.
Entre todas las representaciones, las que más destacan son los paisajes incaicos
cincelados en los tallados de grandes bloques de piedra -a modo de maquetas- con
elementos naturalistas y simbólicos, especialmente al identificar las fuerzas de la naturaleza
con elementos zoomorfos: ríos como serpientes…Estas maquetas se encuentran en
diferentes partes del área andina dentro de ciudadelas, fortines, o a la intemperie. La más
famosa de todas es la piedra de Saywite, que es la representación natural y simbólica de un
amplio paisaje inca.
Figura: 16. Dibujo realizado por el viajero del siglo XIX, Charles Wiener. En
donde se aprecia la percepción zoomorfa de las fuerzas de la naturaleza en
forma simbólica.
81
Figura: 17. Piedra de Saywite
Fuente: www.editoraperu.com.pe
En los Mochicas:
A nivel macro (in situ), el paisaje precolombino de la costa norte está presente en
forma de pirámides escalonadas truncadas de adobe, de canales de irrigación, represas,
muros de contención. Expresiones arquitectónicas, hidráulicas y agrícolas bastante
erosionadas por las lluvias y el vandalismo, por lo que pueden considerarse paisajes fósiles.
Estas manifestaciones culturales, que en su momento fueron elementos que formaron
parte de un tipo de paisaje orgánico, pierden sus formas originarias al paso del tiempo, al
82
ser fabricadas con arcilla, barro o adobe y tienden a convertirse en montículos de barro que
semejan cerros o bien en surcos desdibujados que arañan el suelo. El material perecedero
que utilizó la cultura mochica para perpetuarse paisajísticamente, va cediendo lentamente y
se mimetiza con su entorno, convirtiéndose en paisaje fósil.
Fuente:www.panoramio.com/Photo/82343
83
Figura 19: Iconografía de paisaje marino de la costa norte: olas, matarrayas, malaguas y
corrientes marinas. Mural en el Complejo Arqueológico “El Brujo”
Fuente: www.inkasperu.com
Figura 20: Cerámica esculpida Moche que representa un paisaje simbólico marino:
ritual en alta mar a los dioses
84
En los Pukaras y Tiahuanacos:
A nivel macro, en el altiplano andino del Collao se encuentran paisajes pretéritos que aún
siguen teniendo su uso y continuidad. Los paisajes creados a este nivel por las culturas
precolombinas del altiplano sur denotan su convivencia armoniosa con el desierto de la
puna. Aquellas culturas aprendieron a conjugar el aparente vacío superficial de la
naturaleza, aprovechando algunos de sus dones para crear paisajes en los que triunfan las
condiciones para la plenitud de la vida humana.
Vida Muerte
Cosmovisión
Equilibrio
Domesticación
Control y manejo del agua, suelo fértil
Organización humana
Manejo del espacio geográfico
Paisajes altiplánicos
Cochas, Mesetas
Camellones desérticas
Andenes Heladas
Bofedales Sequías
artificiales Suelos pobres
Inundaciones
27
F. Cheng. Ob. Cit., 2003, p.:247.
28
F. Cheng. Ob. Cit., 2003, p.: 248-249.
86
• Los andenes o terrazas permiten a los cerros ser fértiles, a través de una
artificialización, que supone la ruptura de sus pendientes, el acarreo o transporte de
tierra idónea y la presencia de agua por sus canales.
• Los bofedales artificiales que a través de la canalización de pampas desérticas
permiten ampliar la cobertura de los pastos naturales para el alimento de los
auquénidos.
87
Significaciones de la iconografía paisajística precolombina.
Características semántico-religiosas
Esta tarea exige un enfoque analítico global, porque algunas nociones inherentes a la
cosmovisión andina -tales como la combinación de la unidad por pares o la distinción de
los niveles- se prestan a un análisis estructural. La cosmovisión andina, presente en sus
creencias sobre las que giraban todas sus acciones y sus manifestaciones culturales, les
permite recrear un microcosmos total dentro del macrocosmos, en donde prima la unidad y
la armonía de su universo cósmico, terrenal e infraterrenal. Cada elemento ocupa un
espacio y está integrado en los otros, de manera que el movimiento de cada elemento afecta
a los demás. En función de ello, la sociedad andina precolombina estaba controlada para
que no transgrediera las normas y, consecuentemente, no terminara por afectar el orden
natural de las cosas, de forma que la trasgresión del orden establecido se pagaba con la
muerte o el destierro.
El aparente desorden estructural y semántico del universo es recreado y ordenado
innumerables veces por el ser humano porque le corresponde conducirlo a una armonía
que le permita lograr su propia realización, creando paisajes reales o figurativos que son
resultado de sus necesidades. La observación del paisaje, plasmada en cualquier
manifestación cultural, permite visualizar que desarrollaron una vía coherente de poner
orden a la anarquía aparente de los fenómenos por la gran cantidad de información que
contiene. Pero a través de la observación de la naturaleza y del orden cósmico lograron
restringirse a las variables más fundamentales para lograr su manipulación, representación,
simplificación y comprensión.
88
Figura: 23. La dualidad de la cosmovisión andina
Domesticación
Dualidad: Escultura
Raciocinio Iconografía Unidad Transformación
Caos de la
de la Tejido
naturaleza
dualidad: Cerámica
Orden Hombre- Orfebrería
cósmico Mujer Arquitectura, etc
Naturaleza
Domesticada:
Paisaje a nivel
macro(in situ) o
micro(in visu)
29
La religión del hombre precolombino principalmente la inca fue descrita en parte por los cronistas y
eclesiásticos desde los primeros tiempos de la colonia española. Los ritos, las costumbres y creencias aun
continúan y se practican en la actualidad, de lo que se vale la etnohistoria para sacar a la luz más
interrogantes sobre la religión andina. En las costumbres se hallan camufladas muchas simbologías
andinas de dualidad y complementariedad. Los investigadores hurgan y tratan de entender lo que en la
inconsciencia andina aun perdura, estudiándose los mitos, fabulas, bailes, música, etc.
89
flora, fauna silvestre. Para lograr esto, los hombres dejan de lado la individualidad para ser
grupo, clan o ayllu, de tal manera que la evolución de todos es la de uno.
Significado Significante
Soporte: Soporte:
Religioso: cósmico cerámica, piedra, textiles
Cotidiano: real metales, madera
Cosmovisión Funcional
Las fuerzas desconocidas se aplacaban con sacrificios y rituales que eran dones que se
ofrecían para mantener la estabilidad cósmica que regia el mundo. Uno de los temas
favoritos de culturas tempranas como la Mochica.
90
Figura: 24. Ritual Mochica de sacrificio para contener las
fuerzas naturales
Características semiológicas
Los diseños simples representaron la vida cotidiana, los complejos se identificaron con
temas rebuscados, llenos de simbolismos y con significados onomatopéyicos.
91
Figura: 25. La representación del paisaje andino desde el punto de vista semiótico
Simple
Naturalista Conocido Representación de
Real la Vida real
El signo:
Significado
Significante
Complejo
Abstracción Representación del
Antropomorfo Desconocido Inframundo
Zoomorfo Supramundo
Fitomorfo Dioses
Fuerzas naturales
Naturalista Figurativa
92
Paisaje Natural
Paisaje Simbólico
30
Rafael Larco Hoyle. Los Mochicas. Lima: Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera. Servicio
Editorial del Perú SAC, 2001.
94
Figura: 28. Pallares con signos ideográficos. Museo Rafael Larco Herrera
95
En culturas mas tardías como la inca (1440 - 1532 d.C.), la representación iconográfica
tiende a ser cada vez más geométrica, no recargada de diseños, pero no dejando de lado del
todo la iconografía compleja. La iconografía Inca se caracteriza por la repetición
geométrica de figuras encuadradas en un sinfín de complementariedades entre ellas, o con
espacios vacuos, como si comprendieran que el vacío fuera también parte de la unidad. Eso
se aprecia en los monolitos de piedra y los grandes bloques de piedra labrada y en los
mantos incas en donde priman colores llanos, figuras geométricas sencillas pero complejas
de interpretar.
Figura: 29.
Culturas tempranas andinas: Chavín (800-200 a. C), Moche (100 a. C.- 800 d. C.)
Simple
Vida Cotidiana
Rol
El signo: Funcional
Significado
Significante Vida ceremonial,
Complejo
ritual
Representación del
inframundo,
mundo terrenal y
supramundo en el
cuerpo de sus
dioses.
Horror al vacío
iconográfico
96
Figura: 30. Culturas tardías andinas: Inca (1440-1532 d.C.)
Simple
Vida Cotidiana
Rol
El signo: Funcional
Significado
Significante Vida ceremonial,
Simple ritual
Complejo Representación
cada vez más
geométrica
Se buscan los
elementos puros
para representarla:
piedras naturales o
labradas. Se busca
amplitud,
presencia, espacio
97
Figura: 31. La representación paisajística de las fuerzas de la naturaleza en las
culturas precolombinas peruanas evolucionó de formas figurativas (mezcla de
elementos naturales y a la vez simbólicos) a formas más simples.
Obelisco Tello de la Cultura Chavin En la cultura Inca, las piedras simbólicas tendían
(800-200 a. C). Representación a ser lisas y mas simples como la Roca Sagrada o
compleja de la roca sagrada, el Intihuatana en Machu Picchu (1440- 1532 d.
ricamente cincelada en alto y bajo C).
relieves. Fuente grafica:www.clioperu.blosgspot.com
98
Iconografía
Moche de
celebración
de ritual
(0-800 d. C)
99
Figura: 32. Cerámica mochica
fase V según Larco Hoyle, en el
que se denota el “horror al
vacío” en la representación
iconográfica del paisaje natural
o figurado.
Fuente:
Programa Arqueológico San José
de Moro, Temporada 2004.
100
Figura: 33. Iconografía Inca en donde prima la geometría y la síntesis
Fuente:www.aztlanvirtual.com/aztlan
Figura: 34. La iconografía de culturas mas tardías como la Inca (1440-1532 d.C.) se hacen
cada vez mas geométricas y repetitivas, como si fueran códigos que encerraban mensajes.
Fuente: www.geocities.com/tocapu03-complex.html.
101
Figura: 35. La iconografía Inca dio paso a amplios
espacios vacíos, limitados con figuras geométricas
repetitivas
(1440-1540 d. C)
Fuente: www.geocities.com/denniskriz/tocapu
102
- Por ser efectivos y necesarios se convirtieron en paisajes repetitivos,
que coincide con su cosmogonía (origen del mundo organizado),
criterio que guía la construcción de paisajes andinos para ampliarla al
mundo no organizado.
31
La geometría sagrada (los ceques: líneas imaginarias y ordenadoras de los lugares sagrados) , con base
en el desarrollo de la geometría cosmológica, las matemáticas, la numerología, fue un sistema de
pensamiento de valores mágico-matemáticos, estética del conjuro, que estableció una normativa de
cánones proporcionales y signos de alusión mítico-cósmica y cabalística adivinatoria. Estas normas eran
generadores vitales de las sagradas formas y de imágenes icónicas metafóricas vinculadas a su
cosmovisión, guardadas por la casta sacerdotal y transmitida a los iniciados. (C. Sondereguer, 2000)
32
Sistema cultura-naturaleza de cuya relación emerge un territorio identitario.
103
(habitantes de tierras altas: altiplano, lago Titicaca) y se mantenían testarudamente en el
territorio donde nacían independientemente de que fuera fértil o no, adaptándose
culturalmente a ese ambiente y reconociendo sus características ecológicas y
ecosistémicas para aprovecharlas y sacar ventaja de las mismas. El conocimiento del
ambiente y el territorio ocupado era necesario en estas culturas no sólo para poder
desarrollarse, sino también para sobrevivir y sobre todo para poder conectarse con sus
dioses. Así, la tierra, el agua, las montañas, el cielo y lo que les rodeaba tenían que ser
estudiados a través de la experimentación y la observación, que les permitían conocer
los tipos de suelos, las plantas, los animales y buscar su aprovechamiento y
mejoramiento. Prueba de ello son las innumerables domesticaciones agrícolas y
ganaderas. Se considera, pues, que si la identificación del hombre andino con su
territorio (pacarina) era total, ello constituye una confirmación de que aquellas
sociedades fueron paisajísticas.
Si se entiende que el paisaje es generado por la relación del sistema cultura-
naturaleza, de manera que cada cultura se desarrolla en relación con una naturaleza y
ésta a su vez es modificada por la cultura y que ahí está la base de la unidad cultura-
naturaleza, cuyo resultante es el paisaje identitario como representación y significación,
también puede entenderse que las culturas precolombinas fueron paisajistas. Porque el
hombre andino intervenía en su ambiente imitando y reproduciendo la naturaleza
benefactora y sagrada (cochas a modo de lagos; pirámides de barro como montañas;
canales a modo de ríos), procurando una total correspondencia entre visión de su propio
territorio e intervención en el mismo. Así, se puede observar que aquellas culturas
copiaban grandes paisajes dadores de vida en otras escalas similares pero más pequeñas.
En definitiva, las culturas precolombinas supieron producir la metamorfosis de
país a paisaje (Roger, A) a través de “artealizaciones in situ” – por medio de sus
trabajos agrícolas, hidráulicas o arquitectónicas- y de “artealizaciones in visu”- por
medio de la iconografía, la escultura o el labrado en distintos soportes. Ejemplos
reconocidos de las primeras serían Macchu Picchu, Choquequirao Sacsaihuaman
(Inca); las pirámides escalonadas truncadas hechas de adobe como huaca la Luna, el Sol
y Sipán (Mochica); y ejemplos de las segundas se han podido observar muchos a lo
largo de esta tesis y de sus gráficos.
104
¿Las Culturas precolombinas andinas altiplánicas pudieron identificar, construir,
representar y simbolizar sus propios paisajes?
Si, pudieron construir, representar, simbolizar identificar paisajes místicos, místicos y
monistas
105
testimonios al respecto- sino en el terreno de la percepción mística, es tal percepción la
que les confiere el carácter de culturas paisajísticas
porque
Todo lo precedente permite confirmar nuestra hipótesis general de que los paisajes
andinos precolombinos son realidades complejas que – como todo paisaje – resultan,
por una parte, de la adaptación o imposición del ser humano a su medio ambiente,
dependiendo tanto de cambios geomorfológicos y/o climáticos como de procesos
históricos que determinaron o condicionaron unas actividades antropogénicas. Por otra
106
parte, responden a valoraciones perceptivas o culturales que de ellos se hicieron por sus
propios constructores o se han ido efectuando más tarde tras sus respectivos
conocimientos y, además, todo queda enmarcado en la confirmación de nuestra
hipótesis específica, según la cual, las culturas precolombinas peruanas fueron culturas
paisajísticas, porque identificaron, representaron y simbolizaron paisajes a través de una
visión mística y monista, de unidad hombre-naturaleza.
Conclusión
107
sólo es válidamente adoptable por el mismo sistema occidental de pensamiento que lo
generó.
Aquellas culturas precolombinas no sólo pudieron construir, representar e identificar
sus paisajes, sino que también los simbolizaron de forma simple o compleja,
principalmente a través de la iconografía. Desde el punto de vista semiótico, la
representación del paisaje en cualquiera de las manifestaciones culturales andinas
gravitó de lo simple a lo complejo. Los diseños simples representaron la vida cotidiana,
los complejos se identificaron con temas abstractos, relativos a la mitología y la
génesis de lo andino. La simbología de lo representado por las culturas mas tempranas o
antiguas era más compleja que de la de las tardías. Así, por ejemplo, las
representaciones simbólicas de la cultura Chavín (800-200 a.C) suelen ser muy
abigarradas, denotando cierto horror al vacío, mientras que las de la cultura Inca (1.440
– 1.532 d.C.), son más lineales, geométricas e íntimas.
Tales criterios -elaborados desde la escuela francesa de paisaje- se sostienen en la
visión estética y dualista (separación hombre –naturaleza) de la evolución conceptual de
paisaje europeo, por lo que su aplicación directa al análisis de una visión cultural
mística y monista (unidad hombre-naturaleza), como la de la cultura andina, no parece
adecuada ni efectiva.
La comprobación del paisajismo precolombino andino necesitaría de la
elaboración de otros criterios para poder ser abordada en civilizaciones que no se
inscriben dentro del pensamiento occidental, no obstante se ha tratado aquí de realizar
tal comprobación recurriendo a los marcos teóricos de Michel Conan y Alain Roger,
utilizando términos como “artialización in situ e in visu” o detectando otras visiones de
identificar paisaje como las místicas. En función de tales criterios y en una lectura muy
atenta de los mismos, se ha podido determinar que las civilizaciones precolombinas eran
paisajísticas, porque lograron identificar y representar “in situ” e “in visu” sus
diferentes paisajes.
Además, se ha podido realizar la comparación de las culturas orientales y las
precolombinas en sus consideraciones de la relación naturaleza-hombre: mientras que el
confusionismo y taoísmo supieron elaborar un proceso circular y dialéctico (tipo yin-
yan) que les proporcionaba una explicación satisfactoria y no opresiva de dicha
108
relación, las culturas precolombinas mantuvieron una estructura cuadriculada y rígida
que les significaba opresión cotidiana de lo superior( naturaleza y sus dioses) sobre lo
inferior(los hombres).
109