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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA

DE LA REPÚBLICA RECURSO DE NULIDAD N.° 1441-2017


LIMA

LÍMITE PARA LA REDUCCIÓN DE LA PENA POR


CONCLUSIÓN ANTICIPADA DE LOS DEBATES ORALES Y
PENA DE INHABILITACIÓN.
La reducción de la sétima parte de la pena concreta
para un delito por el beneficio premial de la
conclusión anticipada de los debates orales, no
implica que un Tribunal deba necesariamente reducir
la sétima parte de la pena concreta, sino que la
reducción tiene como límite dicha fracción, y el juez
debe ponderar toda su extensión.
La pena de inhabilitación debe ser fijada en función
de una extensión porcentual equivalente a la que se
ha establecido para la pena privativa de libertad, tal
y como quedó establecido en la ejecutoria
vinculante del ocho de setiembre de dos mil catorce,
recaída en el Recurso de Nulidad número tres mil
ochocientos sesenta y cuatro-dos mil trece (Junín).

Lima, siete de enero de dos mil diecinueve

VISTO: el recurso de nulidad interpuesto


por la procesada MARÍA MIRIAM GONZALES TUEROS DE NOLAZCO contra la
sentencia del veintisiete de junio de dos mil dieciséis, emitida por la Tercera
Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de
Justicia de Lima –de páginas mil trescientos setenta y cuatro a mil trescientos ochenta y
dos–, en el extremo que le impuso once años de pena privativa de libertad,
por los siguientes delitos: contra la salud pública-tráfico ilícito de drogas, en
la modalidad de promoción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas, en
agravio del Estado; contra el patrimonio, en las modalidades de hurto con
agravantes en grado consumado y delito informático contra el patrimonio
en grado consumado, ambos en agravio de Irene Úrsula Bellido de la Breña;
y, contra el patrimonio, en las modalidades de tentativa de hurto con
agravantes y tentativa de delito informático contra el patrimonio, ambos en
agravio de Marco Antonio Raez de las Casas, Mariela del Rocío Samanez
Zarayasi, Katya Zoeger Baertl, Daniel Lucía Gamarra Polar, Mariola Holguín
Luyo, Lucy María Paz Sáenz de Ortiz, Gisela María Harten Woodman, Joanny
del Carmen Madame Tejada Jorge, Flor Cecilia Caquero Cusihuman,
Ericcson Castañeda Tangoa, Rocío del Rosario Fernández Lucar, Wendy
Pierina Castillo Mestanza, Javier Arturo Laos Reyna, Nancy Giovanna Fierro
Ávila, Wilfredo Jesús Camargo Turín, Engracia Eduvina Muñante Toledo,

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Pamela María Valero Puga, Leidianny Lizet Coronel Soto, Alonso Nolazco
Castro, Luis enrique Pinero Puyo, Yomaira Lisbeth Rodríguez Gonzales,
Yesenia Marice Frias Chávez, Mildred Sarai Tohon de Bravo y María - Paz
Sáenz González –y no María Paz Sáenz Gonzales, como erróneamente se consignó en la
sentencia-.

Así como el recurso de nulidad interpuesto por la defensa de los procesados


JOSÉ ANTONIO GONZALES TUEROS y JHONJAIRO BERNAVÉ ARELLANO GONZALES, contra
la sentencia del veintiuno de noviembre de dos mil dieciséis, emitida por la
Tercera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior
de Justicia de Lima –de páginas mil quinientos nueve a mil quinientos veintidós-vuelta–,
que los condenó por la comisión del delito contra la salud pública-tráfico
ilícito de drogas, en la modalidad de promoción o favorecimiento al tráfico
ilícito de drogas, en agravio del Estado, a ocho años de pena privativa de
libertad; a ciento ochenta días multa; e inhabilitación conforme al inciso
dos, del artículo treinta y seis, del Código Penal por el término de cinco
años, y una reparación civil de seis mil soles a favor del Estado en forma
solidaria.
De conformidad en parte con lo opinado por el señor fiscal supremo en lo
penal.
Intervino como ponente la señora jueza suprema PACHECO HUANCAS.

CONSIDERANDO

HECHOS ATRIBUIDOS
1. Se imputó a María Miriam Gonzales Tueros de Nolazco, José Antonio
Gonzales Tueros y Jhonjairo Bernavé Arellano Gonzales, haber realizado
actividades de tráfico ilícito de drogas, pues se tomó conocimiento que en
el inmueble ubicado en la manzana D4, lote S/N, del pueblo joven Casas
Huertas, del distrito de Surquillo, se comercializaba drogas al menudeo. Para
ello, se solicitó al órgano jurisdiccional el allanamiento y descerraje del
predio en mención. El cinco de octubre de dos mil trece, a las catorce
horas con dieciséis minutos, personal de la División de Emergencia, con
participación del representante del Ministerio Público, incursionaron en el
inmueble, en cuyo interior se encontró a Edwin Enrique Francia Enciso y los

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antes citados, Edwin Enrique Francia Enciso y José Antonio Gonzales Tueros
fueron hallados en el primer piso y mientras María Miriam Gonzales Tueros de
Nolazco y Jhonjairo Bernavé Arellano Gonzales, en el segundo piso.

2. Luego de efectuarse el registro domiciliario en el inmueble, se hallaron:


a) una bolsa con setenta y un envoltorios y dos bolsitas de plástico con
clorhidrato de cocaína; b) una bolsa que contenía sesenta y seis envoltorios
con marihuana; c) dos bolsas negras con marihuana; d) una bolsa con
ciento setenta y dos envoltorios con pasta básica de cocaína; y, e) un
colador de plástico, una cucharita de metal con adherencias de pasta
básica de cocaína y una balanza digital Diamini. Los pesos de las
sustancias, fueron, sesenta y cinco gramos de clorhidrato de cocaína;
cuatrocientos ochenta y cinco gramos de marihuana; y ciento sesenta y
uno gramos de pasta básica de cocaína.

3. En relación al delito de hurto con agravantes, se tiene que en el citado


inmueble se hallaron cuatro dispositivos POS (máquina de procesamiento
inalámbrico de tarjetas financieras), dos skimmer (dispositivo electrónico
portátil que se utiliza como lector de tarjetas de crédito), dos laptops,
diecinueve plantillas, los cuales estarían destinados para extraer las claves
secretas de diversas tarjetas de crédito o debito bancario que se
encontraron en dicho lugar, que fueron sustraídos a los perjudicados en
diversas circunstancias; hecho que se verificó con la versión brindada por los
agraviados.

En el caso de la agraviada, Bellido de la Breña, señaló que luego de la


sustracción de sus pertenencias hicieron consumo de crédito con su tarjeta
Visa Topy Top, comprando gasolina por el valor de cincuenta soles.

ARGUMENTOS DE LA SENTENCIA IMPUGNADA


4. La Sala Superior fundamentó la responsabilidad penal de los
sentenciados, en los siguientes argumentos:
4.1. Los sentenciados José Antonio Gonzales Tueros y Jhonjairo Bernavé
Arellano Gonzales fueron intervenidos en el interior del inmueble

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allanado, donde se hallaron pasta básica de cocaína, marihuana y


clorhidrato de cocaína. El acta de registro domiciliario, se llevó a cabo
en presencia del representante del Ministerio Público, y acreditan que
los recurrentes estuvieron dentro del inmueble intervenido.
4.2. En relación a la sentenciada María Miriam Gonzales Tueros aceptó los
delitos materia de acusación. Se le impuso como pena once años de
pena privativa de libertad. Se sustentó en que se da un concurso ideal
entre los delitos de hurto e informático. Determinó que por el delito de
tráfico ilícito de drogas le corresponde ocho años, y por delito de hurto
e informático tres años, siendo la sumatoria once años de pena
privativa de libertad.

FUNDAMENTO DE LOS AGRAVIOS


5. La sentenciada María Miriam Gonzales Tueros, en su recurso de nulidad
–página mil cuatrocientos dos–, reclamó como motivo solo el extremo de la
determinación de la pena. Sostuvo que no está debidamente motivada la
pena impuesta, al no haberse aplicado las atenuantes de carencia de
antecedentes penales. Asimismo, cuenta con arraigo domiciliario y laboral,
y desde que ingresó al penal trabaja en los talleres. Solicita la reducción de
la pena.

6. Los sentenciados Jhonjairo Bernavé Arellano Gonzales y José Antonio


Gonzales Tueros, alegaron en su recurso de nulidad, de páginas mil
quinientos treinta a mil quinientos treinta y nueve, los motivos siguientes:
6.1. En el video solo se observó a Edwin Enrique Francia Enciso, más no a los
recurrentes. Sostuvieron que ellos ingresaron al inmueble, luego que lo
hiciera la policía, por lo que desconocían lo que se encontraba en su
interior.
6.2. La versión de los efectivos policiales David Mayorca Antara, Carlos
Cahuide Quiroz Vílchez, Juan de Dios Vargas Sánchez y Miguel Ángel
Canga Guzmán, no guarda relación con el acta de visualización.
6.3. Está probado que no domicilian en el inmueble que fue materia de
descerraje y allanamiento.

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6.4. El contrato de arrendamiento prueba que parte del predio materia de


allanamiento, estaba arrendado a Araujo Ladines Jesús Alfonso.
6.5. No se tuvo en cuenta que según pericia grafotécnica, la firma puesta
en el contrato de arrendamiento, pertenece al arrendatario.

CALIFICACIÓN DE LOS DELITOS MATERIA DE CONDENA


7. El delito de tráfico ilícito de drogas, previsto en el primer párrafo, del
artículo doscientos noventa y seis, del Código Penal, señala que: “El que
promueve, favorece o facilita el consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o
sustancias sicotrópicas, mediante actos de fabricación o tráfico será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de quince años y con ciento ochenta a

trescientos sesenta y cinco días-multa, e inhabilitación conforme al artículo 36 incisos 1, 2 y 4”.

8. El delito de hurto con agravantes previsto en el numeral cinco, del artículo


ciento ochenta y seis, del Código Penal señala: “El agente será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años si el hurto es cometido: […]

5. Mediante el concurso de dos o más personas”.

9. El delito de fraude informático previsto en el artículo ocho de la Ley


número treinta mil noventa y seis señala:
El que, a través de las tecnologías de la información o de la comunicación, procura
para sí o para otro un provecho ilícito en perjuicio de tercero mediante el diseño,
introducción, alteración, borrado, supresión, clonación de datos informáticos o
cualquier interferencia o manipulación en el funcionamiento de un sistema
informático, será reprimido con una pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de ocho años y con sesenta a ciento veinte días multa.

FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL


10. El punto de partida para analizar la sentencia de mérito, es el principio
de impugnación limitada que fija los límites de revisión por este Supremo
Tribunal; en cuya virtud, se reduce el ámbito de la resolución, únicamente a
las cuestiones promovidas en el recurso aludido las que configuran, en
estricto, la denominada competencia recursal del órgano de alzada.

11. En este caso, la sentenciada María Miriam Gonzales Tueros de Nolazco,


impugna una sentencia conformada, donde quedó fijado positivamente su

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responsabilidad penal, por lo que ello no está en debate para este Supremo
Tribunal. El motivo de la impugnación cuestiona solo el extremo de la pena
impuesta. Por lo tanto, este Supremo Tribunal verificará si la sentencia
impugnada justificó legal y racionalmente su decisión en el extremo
impugnado.

12. A la recurrente se le ha condenado por cuatro delitos. El primero, delito


de tráfico ilícito de drogas, previsto en el primer párrafo, del artículo
doscientos noventa y seis, del Código Penal, que prevé una pena no menor
de ocho ni mayor de quince años. El delito de hurto con agravantes está
previsto en el numeral cinco, del primer párrafo, del artículo ciento ochenta
y seis, del Código Penal, una pena privativa de la libertad no menor de tres
ni mayor de seis años. El delito informático está previsto en el artículo ocho
de la Ley número treinta mil setenta y seis, y prevé una pena privativa de la
libertad no menor de tres ni mayor de ocho años. También se condenó por
delito de tentativa de hurto con agravantes y tentativa de delito
informático.

13. La Sala de Mérito ubicó el margen punitivo de los delitos materia de


condena en su tercio inferior. Sin embargo, no precisó dicho rango, pero
este Tribunal, en vía de subsanación, considera que el tercio inferior de los
delitos son los siguientes: a) para el delito de tráfico ilícito de drogas: de
ocho a once años de pena privativa de libertad; b) para el delito de hurto
con agravantes: de tres a cuatro años de pena privativa de libertad; c)
para el delito informático: de tres años a cuatro años con ocho meses de
pena privativa de libertad.

14. La Sala Superior determinó tres años como pena única entre los delitos
de hurto con agravantes y delito informático –consumado y tentado–; lo
que resulta errado, pues al tener en cuenta que no existe concurso ideal
como lo fijó la Sala de Mérito, sino real, lo que correspondía al caso, era
determinar seis años de pena privativa de libertad; sin embargo, al no haber
impugnado el representante del Ministerio Público, la pena establecida por

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los delitos de hurto y delito informático por la sala de instancia –tres años– se
mantiene en sus propios términos.

15. Entre los presupuestos para fundamentar y determinar la pena, que


prevé el artículo cuarenta y cinco del Código Penal, se encuentran el grado
de cultura del sentenciado –secundaria completa–, carencias sociales
–ama de casa–. Sin embargo, estos antecedentes de vida no fundamentan
una rebaja del mínimo legal, pero sí para determinar la pena. La
sentenciada carece de antecedentes penales –artículo cuarenta y seis, del
Código Sustantivo–. La Sala de Mérito tuvo en cuenta estas circunstancias
para determinar la rebaja de la pena.

16. Además de ello, en el presente caso no se advierten circunstancias de


atenuación privilegiada o reducción por bonificación procesal –confesión
sincera–, que permita reducir la pena por debajo del mínimo legal. Si bien,
concurre tentativa de hurto con agravantes y delito informático en grado
de tentativa, y ambos delitos de grado consumado, lo cierto es que la Sala
de Mérito –como ya se indicó–, fijó para el delito de hurto con agravantes y
delito informático –considerando también tentativa–, tres años de pena privativa
de libertad.

17. El Tribunal de instancia tuvo en cuenta las circunstancia mencionadas


en el numeral quince de la presente ejecutoria; sin embargo, no aplicó los
efectos del beneficio premial de la conclusión anticipada del juzgamiento.
Pues se verifica del fundamento decimoprimero de la sentencia
impugnada, lo siguiente: “por el delito de tráfico ilícito de drogas se establece en ocho
años de pena privativa de libertad, y respecto de los delitos de hurto agravado y delito
informático contra el patrimonio, se establece en tres años, lo que sumado hace en un total

de once años de pena privativa de libertad”. Como se advierte, el Tribunal de


instancia solo determinó la pena en el extremo mínimo para el delito de
tráfico ilícito de drogas, y tanto para los delitos de hurto con agravantes y
delito informático –tentativa y consumado–, que sancionan las conductas
con las penas citadas como margen mínimo de conminación. Sin embargo,

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no se advierte que haya aplicado la reducción de la pena hasta un sétimo


para todos los delitos.

18. Este Tribunal Supremo subraya que la reducción de la sétima parte de la


pena concreta para un delito no implica que un Tribunal deba
necesariamente reducir la sétima parte de la pena concreta, sino que la
reducción tiene como límite dicha fracción y es el juez quien tiene que
ponderar su dosificación. En base a lo señalado, este Tribunal Supremo
reduce la pena concreta parcial de los delitos de hurto con agravantes y
delito informático –tentativa y consumado– por un lado, y por otro lado, del
delito de tráfico ilícito de drogas, determinada por el Tribunal de instancia, y
dosifica la pena final luego de la operación aritmética en diez años de
pena privativa de libertad, al valorar también la afectación al bien jurídico
protegido y la gravedad de los hechos, por lo que la pena impuesta por
este Tribunal Supremo se erige como razonable y proporcional. El recurso se
estima parcialmente.

19. Por otro lado, al haberse determinado un nuevo quantum (cantidad) de


pena en beneficio de la sentenciada, esto tiene impacto de manera
directa en la determinación de la pena multa e inhabilitación, por lo que
corresponde emitir pronunciamiento.

20. En relación a la PENA DE MULTA, de conformidad con el artículo cuarenta y


uno del Código Penal, obliga al condenado a pagar al Estado una suma de
dinero fijada en días multa. El tipo penal del delito de tráfico ilícito de
drogas materia de condena, estipula un margen entre ciento ochenta y
trescientos sesenta y cinco días multa. Al tener en cuenta ello, se aprecia
que la pena privativa de libertad y los días multa, al tratarse de penas
conjuntas, ambas deben ser fijadas en la misma proporción, es decir,
cuando se imponga una sanción privativa de libertad igual al mínimo legal,
la pena de multa también se fijará en los márgenes inferiores que la norma
estipula y, mientras más se acerque la sanción penal de privación de
libertad al máximo legal, los días multa se fijarán equitativamente en esa
misma proporción.

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21. A la sentenciada se le impuso una pena de diez años, que es una


sanción por debajo del mínimo legal luego de la sumatoria de los delitos
materia de condena. La sentencia determinó para la sentencia ciento
ochenta días multa; sin embargo, en coherencia con la pena impuesta, la
pena de multa fijada en la sentencia no guarda proporción con la pena
privativa de libertad (diez años), por lo que corresponde dosificarla.

22. En relación a la PENA DE INHABILITACIÓN, se le fijó el término de cinco años a


la sentenciada. En el mismo sentido, es claro que esta no guarda
proporción con la pena privativa de libertad, pues debido a que en delitos
como el tráfico ilícito de drogas se aplican penas conjuntas, estas deben ser
fijadas en función de una extensión porcentual equivalente a la que se ha
establecido para la pena privativa de libertad, tal y como quedó
establecido en la ejecutoria vinculante del ocho de setiembre de dos mil
catorce, recaída en el Recurso de Nulidad número tres mil ochocientos
sesenta y cuatro-dos mil trece (Junín), fundamento siete, que señala: “No es
explicable que el resultado punitivo en la pena privativa de libertad, en la de multa e
inhabilitación, que integran la penalidad conjunta en el delito de tráfico ilícito de drogas […]
tengan una extensión concreta muy diferente una de otra. Esto es, que la pena privativa de
libertad sea por debajo del mínimo legal; que la pena de multa sea equivalente al mínimo

legal y que la pena de inhabilitación alcance al máximo legal”.

23. Así, al tener en cuenta que el artículo treinta y ocho del Código Penal
señala que la inhabilitación se extiende de seis meses a diez años,
corresponde a este Supremo Tribunal regular proporcionalmente dicha
pena en este extremo, manteniendo la incapacidad prevista en el numeral
dos, del artículo treinta y seis, del citado código.

IMPUGNACIÓN DE LOS SENTENCIADOS JOSÉ ANTONIO GONZALES TUEROS Y JHONJAIRO


BERNAVÉ ARELLANO GONZALES
24. Los motivos seis punto uno, seis punto dos y seis punto tres están
vinculados al reclamo de la no presencia de los recurrentes en el inmueble
intervenido ubicado en la manzana D4, lote S/N, del pueblo joven Casa
Huerta, del distrito de Surquillo, el día de la intervención con una
incautación de la droga: a) cuarenta y un gramos de clorhidrato de

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cocaína; b) trescientos sesenta y cinco gramos de marihuana; y, c) ciento


cuarenta y un gramos de pasta básica de cocaína, según resultado
preliminar del Análisis Químico de Drogas N.° 10002/2013 de páginas
ochenta y tres, por ello, se absolverá en conjunto.

25. Sostienen los recurrentes que solo fue intervenido dentro del inmueble el
sentenciado Edwin Enrique Francia Enciso, como muestra el video del
reportaje del programa de televisión Alto al Crimen trasmitido por
Frecuencia Latina. Señalan que ellos ingresaron después que lo hicieran los
efectivos policiales. La Sala de Mérito, en el considerando sexto, sétimo,
octavo y noveno, determinó y fijó como hecho probado que los
impugnantes si se encontraban en el interior del inmueble allanado y que se
dedican al tráfico de drogas. Siendo así, este Tribunal Supremo verificará si
la premisa declarada como probada está debidamente justificada en la
prueba incorporada válidamente y si valida la decisión o por el contrario
tiene amparo los reclamos de los impugnantes.

26. Veamos, según el acta de registro domiciliario, comiso de drogas e


incautación de dinero y especies, de fecha cinco de octubre de dos mil
trece de página sesenta y siete, realizado bajo la dirección del
representante del Ministerio Público, que le otorga legalidad a dicha
diligencia preliminar conforme el artículo sesenta y dos del Código de
Procedimientos Penales, para ser valorada de forma integral con los demás
medios probatorios. Se detalló en lo central, lo siguiente: “en el primer piso
se encontraban las personas de Edwin Francia Enciso y José Antonio
Gonzales Tueros […] en el segundo piso se encontraban las personas de
Miriam Gonzales Tueros y Jhonjairo Bernavé Avendaño Gonzales”.

27. También, en el citado registro domiciliario en el primer piso, se halló


sesenta y un envoltorios y dos bolsitas de clorhidrato de cocaína, siendo en
este piso donde estaba el sentenciado José Antonio Gonzales. En el
segundo piso, se encontró en el dormitorio –sin precisar a quién pertenece–,
una bolsita con sesenta y seis envoltorios de marihuana y ciento sesenta y
dos bolsitas de pasta básica de cocaína. En este piso estaba el sentenciado

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Jhonjairo Bernavé Arellano Gonzales, conforme a la transcripción del acta


en mención, un colador de plástico, una cucharita de metal con
adherencias de pasta básica de cocaína, una balanza digital Diamoni.

28. Está probado que en el inmueble allanado donde domiciliaba la


sentenciada María Miriam Gonzales Tueros de Nolazco, sobre la base de
una visualización de video de página seiscientos veintinueve, se observa a
una persona conocida como “Edwin” vendiendo drogas en el inmueble
intervenido, lo que justificó que el juez del cuadragésimo sétimo juzgado
penal de Lima autorizara el allanamiento y descerraje, se encontró drogas
de diversas nomenclaturas y pesos, así como objetos vinculados al delito de
tráfico ilícito de drogas, conforme lo describe el acta correspondiente.

29. Asimismo, la información revelada del acta de registro domiciliario, es


contundente al señalar que los recurrentes estaban dentro del inmueble
allanado. Esta información de naturaleza incriminatoria, está avalada por
los efectivos policiales David Mayorca Antara, Carlos Cahuide Quiroz
Vílchez, Juan de Dios Vargas Sánchez y Miguel Ángel Canga Guzmán, en
sus respectivas declaraciones en el sumario judicial, de páginas trescientos
setenta y dos, quinientos cuarenta y ocho, trescientos sesenta y tres,
trescientos cincuenta y nueve. Allí señalaron de manera coherente que se
ratifican del acta de registro domiciliario, en las condiciones descritas en el
acta, lo que fue garantizado por la presencia del representante del
Ministerio Público.

30. A pesar que los recurrentes Jhonjairo Bernavé Arellano Gonzales y José
Antonio Gonzales Tueros, en sus respectivas declaraciones de páginas
cuatrocientos cuarenta y ocho, cuatrocientos ochenta y nueve, y mil
trescientos noventa y tres, señalan que antes de su intervención,
conversaban con María Miriam Gonzales Tueros de Nolazco, afuera del
inmueble allanado, esto se desvirtúa no solo con el acta de registro
domiciliario, y las declaraciones de los efectivos policiales antes citados, sino
también con las contradicciones en que ambos recurrentes incurrieron en
sus interrogatorios, como pasaremos a señalarlo a continuación.

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31. El sentenciado Jhonjairo Bernavé Arellano Gonzales, en su declaración


policial de página cincuenta y uno, señaló que acudió al inmueble
intervenido para apoyar a su hermano Jian Carlos Arellano Gonzales que es
discapacitado y se transporta en silla de ruedas; sin embargo, en la
intervención policial, no se encontró a esta persona discapacitada. El
sentenciado José Antonio Gonzales Tueros, señaló a nivel preliminar de
página cuarenta y tres que solo acudió al inmueble intervenido a recoger a
sus hijos que asistieron un día antes a la casa de su hermana, quien es la
sentenciada María Miriam Gonzales Tueros; sin embargo, en el juicio oral de
página mil trescientos noventa y uno, señaló que no sabía donde
pernoctaron sus hijos.

32. Asimismo, es objeto de análisis que la sentenciada María Miriam


Gonzales Tueros de Nolazco, aceptó su responsabilidad penal por el hecho
en el delito de tráfico ilícito de drogas –sentencia conformada–, que forma
parte de la hipótesis fiscal, eso es, que se dedicaba a expender las drogas
halladas conjuntamente con sus coacusados, ahora recurrentes, que
coincidentemente son familiares de ella, conforme lo han aceptado los
recurrentes y la sentenciada a lo largo de proceso penal.

33. Según los recurrentes, el acta de visualización de CD, página


setecientos, del programa Alto al Crimen, no es coherente con lo afirmado
por los efectivos policiales antes citados; sin embargo, ello no es correcto
afirmar, pues se advierte que en la intervención del sentenciado Edwin
Enrique Francia Enciso –quien era el principal objetivo a capturar–, también
se verificó la presencia del sentenciado José Antonio Gonzales Tueros y
María Miriam Gonzales Tueros de Nolazco dentro del inmueble allanado. Si
bien no se observa al sentenciado Jhonjairo Bernavé Arellano Gonzales, es
de tener en cuenta que la filmación no oficial, sino de un programa
periodístico; sin perjuicio de ello, la información del acta de registro
domiciliario y las declaraciones de los efectivos policiales validan la
presencia del sentenciado Jhonjairo Bernavé Arellano Gonzales en el
inmueble allanado, pues aquellos que participaron en la diligencia se
ratificaron del contenido del acta.

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34. A ello, para el caso no es relevante probar si los recurrentes vivían o no


en el inmueble intervenido, pues la sentencia impugnada no tuvo como
objeto del debate determinarlo, sino en tener convicción que estuvieron en
el inmueble intervenido donde se incautó drogas, lo que así se determinó. A
ello, otro elemento a merituarse es que los recurrentes son familiares de la
sentenciada María Miriam Gonzales Tueros, y precisamente ella aceptó su
responsabilidad en el hecho, y como tal, también aceptó que se dedicaba
al expendio de drogas con sus coacusados familiares. Siendo así, los
agravios se rechazan.

35. Los recurrentes también alegaron como motivo seis punto cuatro y seis
punto cinco, que el contrato de arrendamiento del inmueble materia de
intervención, fue alquilado a la persona de Araujo Ladines Jesús Alfonso. La
finalidad de este agravio, es probar que gran parte del inmueble de dos
pisos, que fue intervenido, eran habitados por la persona antes citada, y
desvincularse del delito de tráfico ilícito de drogas y la pertenencia de la
droga hallada. Para tal efecto, se incorporó por parte de la sentenciada
María Miriam Gonzales Tueros, una copia certificada del contrato de
arrendamiento –página ciento veintinueve–, donde firmarían la referida
sentenciada María Miriam Gonzales Tueros y Araujo Ladines Jesús Alfonso.

36. Sin embargo, tal estrategia defensiva fue desvirtuada por el antes citado
Araujo Ladines Jesús Alfonso, quien en su declaración testimonial de página
quinientos cincuenta y uno, señaló que no conoce a los sentenciados, y
que no ha firmado ningún contrato de arrendamiento, precisando que vive
en la manzana F6, lote 8, del pueblo joven Túpac Amaru de Villa, Chorrillos,
lo que se prueba con su ficha de Reniec de página noventa y nueve.

37. Además de ello, las firmas del contrato de arrendamiento,


principalmente la del testigo supuesto arrendatario, fue sometido a una
pericia grafotécnica, lo que se desprende del Informe Técnico N.° 102-2014-
Ministerio Público-JN-IML7GECRIN-GRAP, de página setecientos once, que
concluye: “la firma incriminada de Araujo Ladines que se visualiza en el contrato de
arrendamiento se verifica ciertas disimilitudes gráficas, pero insuficientes para un

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pronunciamiento categórico”. Esta pericia, si bien no fue categórica, brinda un


dato que es coherente con la negativa del testigo de haber firmado el
referido contrato, que son las disimilitudes gráficas en su firma.

38. Por último, si bien se incorporó una pericia de parte de página


setecientos diecinueve, donde señala que la firma proviene del puño
gráfico del testigo; es de valorar que aquel fue presentado por María Miriam
Gonzales Tueros de Nolazco, quien precisamente aceptó íntegramente los
cargos atribuidos por el Ministerio Público, por lo que el valor probatorio de
la citada pericia que reclaman los recurrentes decae por sí sola y no
fortalece, ni prueba la teoría del caso de los recurrentes que está centrada
en sostener que no estuvieron en el inmueble el día de los hechos y por lo
tanto son inocentes, muy por el contrario, la teoría del Ministerio Público ha
quedado probado y los motivos de los recurrentes no se estiman, debiendo
ratificarse la sentencia condenatoria.

39. En relación a la PENA DE MULTA, el tipo penal materia de condena estipula


un margen entre ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días multa. A
los sentenciados se le impuso una pena de ocho años, que es la sanción
mínima que establece el delito de tráfico ilícito de drogas, por lo que en
igual proporción le corresponde la pena multa, siendo que en el presente
caso se les impuso una pena multa de ciento ochenta, que es el mínimo
que establece la norma. Este extremo se encuentra conforme a ley.

40. En relación a la PENA DE INHABILITACIÓN, a los sentenciados se les fijó, por el


término de cinco años; sin embargo, esta no guarda proporción con la
pena privativa de libertad, pues debido a que en delitos como tráfico ilícito
de drogas donde se aplican penas conjuntas, estas deben ser fijadas en
función de una extensión porcentual equivalente a la que se ha
establecido para la pena privativa de libertad. Al tener en cuenta que el
artículo treinta y ocho del Código Penal señala que la inhabilitación se
extiende de seis meses a diez años, correspondía imponerle el extremo
mínimo de inhabilitación, manteniendo la incapacidad prevista en el
numeral dos, del artículo treinta y seis, del Código Penal.

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA
DE LA REPÚBLICA RECURSO DE NULIDAD N.° 1441-2017
LIMA

DECISIÓN
Por estos fundamentos, declararon:
I. HABER NULIDAD en la sentencia del veintisiete de junio de dos mil
dieciséis, emitida por la Tercera Sala Penal para Procesos con Reos en
Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima –de páginas mil
trescientos setenta y cuatro a mil trescientos ochenta y dos–, en el
extremo que le impuso a MARÍA MIRIAM GONZALES TUEROS DE NOLAZCO once
años de pena privativa de libertad, por los siguientes delitos: contra la
salud pública-tráfico ilícito de drogas, en la modalidad de promoción o
favorecimiento al tráfico ilícito de drogas, en agravio del Estado; contra
el patrimonio, en las modalidades de hurto con agravantes en grado
consumado y delito informático contra el patrimonio en grado
consumado, ambos en agravio de Irene Úrsula Bellido de la Breña; y,
contra el patrimonio, en las modalidades de tentativa de hurto con
agravantes y tentativa de delito informático contra el patrimonio,
ambos en agravio de Marco Antonio Raez de las Casas, Mariela del
Rocío Samanez Zarayasi, Katya Zoeger Baertl, Daniel Lucía Gamarra
Polar, Mariola Holguín Luyo, Lucy María Paz Sáenz de Ortiz, Gisela María
Harten Woodman, Joanny del Carmen Madame Tejada Jorge, Flor
Cecilia Caquero Cusihuman, Ericcson Castañeda Tangoa, Rocío del
Rosario Fernández Lucar, Wendy Pierina Castillo Mestanza, Javier Arturo
Laos Reyna, Nancy Giovanna Fierro Ávila, Wilfredo Jesús Camargo Turín,
Engracia Eduvina Muñante Toledo, Pamela María Valero Puga,
Leidianny Lizet Coronel Soto, Alonso Nolazco Castro, Luis Enrique Pinero
Puyo, Yomaira Lisbeth Rodríguez Gonzales, Yesenia Marice Frias Chávez,
Mildred Sarai Tohon de Bravo y María - Paz Sáenz González; y
REFORMÁNDOLA, le impusieron, diez años de pena privativa de libertad,
la misma que computada desde el cinco de octubre de dos mil trece,
vencerá el cuatro de octubre de dos mil veintitrés;
II. HABER NULIDAD en la propia sentencia, en el extremo que le impuso
como pena multa ciento ochenta días; y REFORMÁNDOLA, le impusieron
ciento sesenta días multa.

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DE LA REPÚBLICA RECURSO DE NULIDAD N.° 1441-2017
LIMA

III. HABER NULIDAD en la misma sentencia, en el extremo que le impuso


cinco años de inhabilitación; y REFORMÁNDOLA, le impusieron cuatro
meses.
IV. NO HABER NULIDAD en la sentencia del veintiuno de noviembre de dos
mil dieciséis, emitida por la Tercera Sala Penal para Procesos con Reos
en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima –de páginas mil quinientos
nueve a mil quinientos veintidós-vuelta–, que condenó a JOSÉ ANTONIO GONZALES
TUEROS y JHONJAIRO BERNAVÉ ARELLANO GONZALES por la comisión del delito
contra la salud pública-tráfico ilícito de drogas, en la modalidad de
promoción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas, en agravio del
Estado, a ocho años de pena privativa de libertad; y una reparación
civil de seis mil soles a favor del Estado en forma solidaria.
V. NO HABER NULIDAD en la misma sentencia, en el extremo que impuso a
los sentenciados ciento ochenta días multa.
VI. HABER NULIDAD en la citada sentencia, en el extremo que impuso a los
sentenciados, cinco años de inhabilitación; y REFORMÁNDOLA, le
impusieron seis meses, conforme al artículo treinta y seis, inciso dos, del
Código Penal.
VII. NO HABER NULIDAD en lo demás que contiene; y los devolvieron.

S. S.

PRADO SALDARRIAGA

BARRIOS ALVARADO

QUINTANILLA CHACÓN

CASTAÑEDA OTSU

PACHECO HUANCAS

IEPH/rvz

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CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 753-2018
DE LA REPÚBLICA LIMA

Proporcionalidad y razonabilidad de
las penas impuestas
Sumilla. La determinación de las
penas de multa e inhabilitación
debe guardar proporcionalidad y
razonabilidad con el quantum de la
pena privativa de libertad impuesta.

Lima, siete de agosto de dos mil dieciocho

VISTOS: el recurso de nulidad


formulado por la defensa técnica del procesado César Huayta
Rengifo contra la sentencia del dieciocho de enero de dos mil
dieciocho, emitida por la Primera Sala Especializada en lo Penal para
Procesos con Reos en Cárcel, de la Corte Superior de Justicia de
Lima, de folios quinientos cincuenta y uno, que condenó al citado
procesado como autor del delito contra la salud pública-promoción
o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas en la modalidad
agravada, en perjuicio del Estado, a diez años de pena privativa de
libertad, doscientos días multa e inhabilitación por el plazo de dos
años para ejercer el comercio por cuenta propia o por intermedio de
tercero, conforme al inciso cuatro del artículo treinta y seis del Código
Penal y fijó en dos mil soles el monto que por concepto de reparación
civil deberá abonar de forma solidaria a favor del agraviado. De
conformidad, en parte, con el dictamen del señor fiscal supremo en
lo penal.
Intervino como ponente la señora jueza suprema Chávez Mella.

CONSIDERANDO

§ EXPRESIÓN DE AGRAVIOS
PRIMERO. La defensa técnica del procesado César Huayta Rengifo,
en el recurso de nulidad de folios quinientos setenta y seis, insta la
inocencia de su defendido, arguyendo que:

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DE JUSTICIA R. N. N.° 753-2018
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1.1. No se valoró debidamente la declaración del condenado Jair


Enrique Salcedo Valverde, pues a pesar de que refirió a nivel
preliminar que la droga hallada le pertenecía a su
patrocinado, en sede plenarial dijo que la droga le pertenecía
a él y que se reunió con el recurrente con la finalidad de
fumar.
1.2. Por otro lado, se valoró indebidamente el acta de registro
vehicular, hallazgo y recojo de droga, pues no fue suscrita por
los efectivos policiales ni por los intervenidos. Del mismo modo,
en dicha acta no se consignó la ubicación de los encausados
al momento de la intervención, lo cual resulta importante,
puesto que el recurrente siempre refirió haber estado al
costado del copiloto, mientras que la droga fue hallada en la
parte posterior del vehículo, detrás del asiento del copiloto,
donde se encontraba el condenado Jair Enrique Salcedo
Valverde.
1.3. Entonces, se descarta la responsabilidad penal del recurrente.
1.4. La ausencia de valoración de las pruebas de descargo, así
como la indebida valoración de las pruebas de cargo,
perjudican su posición en cuanto a los hechos, razón por la
cual no acepta el monto pecuniario de días multa establecido
en la sentencia.
1.5. Finalmente, no acepta el monto de la reparación civil dado
que no se acreditó el daño causado a la víctima.

§ IMPUTACIÓN FISCAL

SEGUNDO. Según acusación fiscal de fojas cuatrocientos siete, se imputó


a los encausados César Huayta Rengifo, Ricardo Alberto Cabrera Oré y
Jair Enrique Salcedo Valverde, que el diez de abril de dos mil diecisiete,

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DE JUSTICIA R. N. N.° 753-2018
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personal PNP de la comisaría de Monserrat realizó el plan operativo


“Impacto 2017” y en circunstancias en que realizaban patrullaje
motorizado por las inmediaciones de la cuadra uno del jirón Guillermo
Dansey, del Cercado de Lima, tomaron conocimiento de la existencia
sospechosa de un vehículo estacionado con personas dedicadas al
asalto y robo a mano armada, intervinieron a los encausados, quienes
se encontraban en el interior del vehículo de placa A cuatro K-
doscientos treinta y seis, de color verde, marca Fiat, en aparente estado
de abandono, al parecer fumando marihuana. Al realizar el registro
vehicular correspondiente, se halló sobre el asiento posterior una bolsa
plástica de color negro, que contenía un paquete forrado con plástico
de color negro, asegurado con cinta de embalaje transparente, en
cuyo interior se halló restos vegetales secos (hojas, tallos y semillas) de
Cannabis sativa-marihuana, que arrojó un peso aproximado de
quinientos gramos. Asimismo, se hallaron cinco bolsitas de plástico
transparente con cierre hermético, que contenían restos vegetales
secos-Cannabis sativa-marihuana, conforme al acta de hallazgo y
recojo de drogas y el análisis químico de drogas.

§ ANTECEDENTES PROCESALES

TERCERO. En el presente proceso se emitió la sentencia anticipada del


nueve de enero de dos mil dieciocho (folios quinientos doce), que
condenó a Jair Enrique Salcedo Valverde, como autor de la comisión
del delito de promoción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas
agravado, a ocho años de pena privativa de libertad, ciento ochenta
días multa e inhabilitación por el plazo de dos años, para ejercer el
comercio por cuenta propia o por intermedio de tercero y fijó en dos mil
soles el monto de la reparación civil. En dicha sentencia se ordenó
proseguir con la causa conforme su estado contra los encausados

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DE JUSTICIA R. N. N.° 753-2018
DE LA REPÚBLICA LIMA

César Huayta Rengifo y Ricardo Alberto Cabrera Oré; posteriormente, al


emitirse la presente sentencia, se ordenó la reserva de juzgamiento
contra Cabrera Oré, que fue declarado contumaz.

§ FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL

CUARTO. La materialidad del delito no es materia de cuestionamiento


y por el contrario se halla acreditada con el acta de hallazgo y recojo
de drogas (folios sesenta y tres), efectuada luego de la intervención
policial en mérito al operativo que desplegaron los efectivos policiales
de la comisaría de Monserrat, en la cuadra uno del jirón Guillermo
Dansey del Cercado de Lima, luego de recibir la noticia de la
existencia sospechosa de un vehículo estacionado con personas
dedicadas al asalto y robo a mano armada. Por esta razón
intervinieron a los encausados, quienes se encontraban en el interior
del vehículo de placa A cuatro K-doscientos treinta y seis, de color
verde, marca Fiat, en aparente estado de abandono, donde
también se halló la sustancia ilícita que corresponde a un total de
quinientos veinticuatro gramos de marihuana, conforme se
desprende del Dictamen Pericial de Análisis Químico de Drogas
número cuatro mil ciento ochenta y seis/diecisiete (folios ochenta).

QUINTO. Señalado lo anterior, el punto de partida para analizar la


sentencia de mérito es el principio de impugnación limitada que fija
los términos de revisión por este Supremo Tribunal, en cuya virtud se
reduce el ámbito de la resolución, únicamente a las cuestiones
promovidas en el recurso aludido, las que configuran, en estricto, la
denominada competencia recursal del órgano de alzada.
SEXTO. Ahora bien, el procesado negó tener responsabilidad en el
ilícito y sostuvo, como primer agravio, que se debe considerar la

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declaración a nivel plenarial de su coencausado Jair Enrique Salcedo


Valverde, donde refirió que la sustancia ilícita hallada le pertenece a
él y que aquel día estuvieron en el lugar de los hechos únicamente
con el fin de fumar marihuana.

SÉPTIMO. Del análisis de los actuados se aprecian las declaraciones


brindadas, a nivel preliminar, por el condenado Jair Enrique Salcedo
Valverde (folios veintisiete) y por el encausado contumaz Ricardo
Alberto Cabrera Oré (folios treinta y tres), quienes señalaron que la
sustancia ilícita que iban a consumir el día de los hechos la trajo el
encausado César Huayta Rengifo. Incluso el condenado Salcedo
Valverde señaló que fue el procesado Huayta Rengifo quien les
enseñó una bolsa grande de color negro, que contenía marihuana, y
les refirió que para recuperar su dinero lo iba a vender en bolsitas al
menudeo. Dichas manifestaciones policiales fueron recabadas en
presencia del representante del Ministerio Público y los abogados
defensores de los procesados; en tal sentido, adquieren valor
probatorio de cargo.

OCTAVO. Por otro lado, también se aprecia de los actuados que el


condenado Jair Enrique Salcedo Valverde en la diligencia de
confrontación, a nivel instruccional, con el encausado recurrente
(folios doscientos sesenta y tres), señaló que al inicio afirmó que existía
droga, pero lo cierto es que no hubo drogas; es decir, que ninguno
de ellos estuvo en posesión de la sustancia ilícita. A nivel plenarial
(folios quinientos veinticinco) dicho testigo impropio refirió que la
sustancia hallada le pertenecía. Las declaraciones vertidas por el
referido testigo impropio resultan contradictorias entre sí.

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NOVENO. En ese sentido, conforme el señor fiscal supremo sostiene y


este Supremo Tribunal comparte, para otorgar valor a una u otra
declaración, se debe considerar lo expuesto en el fundamento quinto
del Recurso de Nulidad número tres mil cuarenta y cuatro-dos mil
cuatro-LIMA, que como doctrina vinculante expone:
Es de dejar sentado como doctrina general que cuando se trata de testigos
o imputados que han declarado indistintamente en ambas etapas del
proceso penal, en la medida en que la declaración prestada en la etapa
de instrucción se haya actuado con las garantías legalmente exigibles –
situación que se extiende a las declaraciones en sede policial, siempre que
se cumpla lo expresamente estatuido en la norma habilitante pertinente
referida a la presencia del Fiscal y, en su caso, del abogado defensor–, el
Tribunal no está obligado a creer aquello que se dijo en el acto oral, sino
que tiene libertad para conceder mayor o menor fiabilidad a unas u otras
de tales declaraciones, pues puede ocurrir, por determinadas razones –que
el Tribunal debe precisar cumplidamente–, que ofrezcan mayor credibilidad
lo declarado en la etapa de instrucción que lo dicho después en el juicio
oral, en tanto dicha declaración se haya sometido en tal acto al
contradictorio con las garantías de igualdad, publicidad e inmediación y
trasunta una mayor verosimilitud y fidelidad.

DÉCIMO. En esa línea de pensamiento, al aplicarse el citado recurso


de nulidad se concluye que corresponde otorgar mérito probatorio a
la primera declaración vertida por el testigo impropio Salcedo
Valverde, y no a la posterior, por reunir (la inicial incriminación) en sí
misma consistencia y coherencia sobre el relato, a diferencia de su
declaración ante el juez y ante el plenario, que denota el ánimo de
favorecer al encausado. En efecto, al inicio el testigo impropio relató
detalles de cómo aconteció el hecho, accionar que vincula al
procesado con el ilícito. Asimismo, se considera que dicha
declaración fue recabada con las garantías de ley, pues estuvo

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presente el fiscal como titular de la acción penal, así como los


abogados defensores respectivos, conforme se tenía expuesto.

UNDÉCIMO. Cabe afirmar que la declaración incriminatoria inicial


efectuada por el condenado Salcedo Valverde contra el recurrente
César Huayta Rengifo, cobra fuerza con la declaración de los
efectivos policiales que intervinieron en la diligencia policial. En
efecto, se cuenta con la declaración a nivel policial, instruccional y
plenarial del jefe de la Sección de Investigaciones de la comisaría de
Monserrat, SS. PNP Yuri Baldemar Cuadros (folios cuarenta y cuatro,
doscientos ochenta y tres y quinientos veintiuno, respectivamente),
donde refirió que tomó conocimiento de que por el lugar se estaban
dedicando a vender droga.

DUODÉCIMO. En el mismo sentido, se tiene la declaración del


efectivo policial Olmedo Arturo López Vera, a nivel preliminar,
instruccional y plenarial (folios cuarenta y nueve, doscientos ochenta
y uno y quinientos veintitrés), que fue el que faccionó el acta de
registro vehicular, hallazgo y recojo de drogas, y afirmó que el
procesado se encontraba en la parte posterior del vehículo. Este
último dato fue confirmado por el procesado ausente Ricardo
Alberto Cabrera Oré, conforme se desprende de la declaración a
nivel preliminar (ver respuesta a la pregunta cuatro, de folios treinta y
cuatro).

DECIMOTERCERO. En cuanto al agravio que informa que el acta de


registro vehicular, hallazgo y recojo de drogas no fue suscrita por los
intervenidos, ni por los efectivos policiales, ni se especificó el lugar
donde se encontraban los intervenidos; conforme sostuvo el fiscal
supremo, y esta Suprema Sala comparte, la negativa de los

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encausados a firmar el acta no la invalida, pues los procesados


tienen el derecho a no autoincriminarse. Por otro lado, el efectivo
policial López Vera sostuvo en juicio oral a fojas quinientos veintitrés –
vuelta– que no consideró necesario consignar en el acta la ubicación
de los intervenidos, lo cual tampoco invalida el contenido del acta
que da cuenta del hallazgo de la sustancia ilícita, pues la ubicación
de los procesados fue corroborada con prueba personal.

Respecto a las penas de multa e inhabilitación impuestas

DECIMOCUARTO. Las copenalidades de multa e inhabilitación, al


momento de su imposición, deben guardar proporcionalidad y
razonabilidad con el quantum de la pena privativa de libertad
impuesta.

DECIMOQUINTO. Como se aprecia en la sentencia impugnada, se


impusieron doscientos días multa, dimensión que no guarda relación
proporcional con la extensión de la pena privativa de libertad fijada;
por lo que debe ser rebajada hasta ciento ochenta días multa.

DECIMOSEXTO. Del mismo modo, en cuanto a la copenalidad de


inhabilitación, se aprecia en la sentencia impugnada que el quantum
impuesto de dos años resulta desproporcional, por lo que se debe
rebajar al extremo mínimo contemplado en el artículo treinta y ocho
del Código Penal, vigente al tiempo de los hechos, adecuado para
sus fines, esto es, seis meses.
Reparación civil

DECIMOSÉPTIMO. La indemnización cumple una función reparadora y


resarcitoria de acuerdo con lo establecido en el artículo noventa y
tres del Código Penal, por lo que el monto que se consigne en la

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sentencia debe encontrarse en función de la magnitud de los daños


y perjuicios ocasionados. En el caso concreto, el ilícito de tráfico de
drogas afecta a la sociedad, en principio debido a que afecta la
salud de las personas, del mismo modo afecta la economía. Dichas
razones se configuran al haberse acreditado la comisión del delito,
motivo por el que se torna suficiente requerir el pago de la reparación
civil. Por otro lado, el Colegiado Superior apuntó que en cuanto a la
reparación civil fijada, se considera que la sentencia del nueve de
enero de dos mil dieciocho (aludida en el fundamento tercero de la presente
ejecutoria suprema) tiene la calidad de firme, por lo que se aplicó el
precedente vinculante doscientos dieciséis-dos mil cinco Huánuco1, y se
fijó el mismo monto establecido en aquella sentencia.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, declararon:


I. NO HABER NULIDAD en la sentencia del dieciocho de enero de dos
mil dieciocho, emitida por la Primera Sala Especializada en lo Penal
para Procesos con Reos en Cárcel, de la Corte Superior de Justicia de
Lima, de folios quinientos cincuenta y uno, en cuanto condenó a
César Huayta Rengifo como autor del delito contra la salud pública-
promoción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas en la
modalidad agravada, en perjuicio del Estado, a diez años de pena
privativa de libertad.

1 La Ejecutoria Suprema número doscientos dieciséis-dos mil cinco-HUÁNUCO, que tiene el


carácter de precedente vinculante, señala que: “En ese contexto, la restitución, pago del valor
del bien o indemnización por los daños y perjuicios ocasionados, según corresponda, cuando se
trate de procesos que exista pluralidad de acusados por el mismo hecho y sean sentenciados
independientemente, por diferentes circunstancias contempladas en nuestro ordenamiento
procesal penal, debe ser impuesta para todos, la ya fijada en la primera sentencia firme, esto con
el objeto de que: a) Exista proporción entre el daño ocasionado y el resarcimiento b) Se restituya,
se pague o indemnice al agraviado sin mayor dilación y c) No se fijen montos posteriores que
distorsionen la naturaleza de la reparación civil dispuestos mediante los artículos noventa y tres y
noventa y cinco del Código Penal”.

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II. HABER NULIDAD en la misma sentencia en el extremo que impuso


doscientos días multa; y, reformándola le IMPUSIERON ciento ochenta
días multa a razón de siete soles días multa, haciendo un total de mil
doscientos sesenta soles, que deberá abonar a favor del tesoro
público.
III. HABER NULIDAD en la misma sentencia en cuanto impuso dos años de
inhabilitación; y, reformándola la FIJARON en seis meses de
inhabilitación.
IV. NO HABER NULIDAD en lo demás que al respecto contiene; y los
devolvieron.

S. S.
SAN MARTÍN CASTRO

BARRIOS ALVARADO

PRÍNCIPE TRUJILLO

SEQUEIROS VARGAS

CHÁVEZ MELLA

ChM/jj

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