Una Bofetada Revolucinaria.
Una Bofetada Revolucinaria.
Una Bofetada Revolucinaria.
Maiakovski, poeta futurista, encarnó los valores más puros en los albores de la
revolución que supo conmover al mundo. Su torrencial vitalidad y el imposible encaje a
adecuarse a cualquier corsé lo llevó a la auto inmolación. Fue pionero y abrió el camino
a nuevas voces que querían ser revolucionarios sin perder el espíritu del tiempo que les
tocó vivir.
Soy poeta. Eso es lo que me hace interesante, escribió Maiakovski en 1922. Veintiocho
años antes nacía en un pequeño pueblo de Georgia. Su padre era guardia forestal y solía
llevar al pequeño Vladimirovich en sus rondas a caballo por el distrito. El trato íntimo
con los campesinos, el conocimiento de sus problemas y de las injusticias que tenían
que soportar, desarrolló en el niño sensible y apasionado que era entonces, un
desgarrado amor por el pueblo, que llegará a convertirse en la nota dominante de sus
futuras composiciones literarias. Una tarde, la bruma se abre a los pies del jinete para
dar paso a un brillo más claro que el cielo: la electricidad. Tras el descubrimiento de la
electricidad, la naturaleza perdió interés, no le pareció lo bastante perfeccionada. La
invención técnica es el puente que, más tarde, le lleva al mundo moderno y lo vincula
con el movimiento literario acaudillado por el italiano Marinetti: el Futurismo.
A ti,
maquinista cubierto de hollín,
a ti,
minero que cavas las moles primigenias de la tierra,
bendito seas,
bendito seas, bienaventurado.
¡Gloria al trabajo humano!
Maiakovski llegó a los versos desde la Revolución, en sus poemas y cartas, parecía un
exaltado, un tipo férreo y tenaz. Llegó a la Revolución, la sostuvo y la llevó fuera de
Rusia en sus viajes y mil lecturas de poemas por Europa y Norteamérica. Estuvo ahí,
testigo y activista incansable, pero siempre a través, y a partir, de las palabras desde la
actividad revolucionaria. A los dieciséis años ya conoció la prisión. Para un poeta no es
un mérito, pero para un hombre es un indicio. Para este poeta en cambio fue también un
mérito. Comenzó pagando el precio de quien entiende la poesía como un arma cargada
de presente apuntando al corazón de lo caduco.
1
Dicen que a los cinco años recitaba a Alexander Pushkin. Maiakovski era aún niño
cuando su padre murió y la familia cambió la vida bucólica de su pequeño pueblo por la
vida de la gran ciudad en Moscú. Allí, Vladimir fue a la escuela pero no llegó a
terminar. La economía cada vez iba peor, su madre alquilaba habitaciones y preparaba y
vendía comida para mantener a sus hijos pequeños. Sin embargo, el joven Maiakovski,
no se amedrentó y empezó a vincularse con el ambiente revolucionario estudiantil; leía
literatura marxista y poco a poco fue integrándose en los movimientos políticos más
radicales, hasta afiliarse al partido Bolchevique.
Yo,
me arrojo del cielo poético al comunismo,
porque sin él,
no tengo amor.
Mi verso,
está de pie,
con peso de plomo,
espera la muerte,
o la vida eterna de la gloria.
Los poemas están inmóviles,
con sus cañones.
La experiencia carcelaria no sólo fortaleció sus ideales sino que lo condujo ferozmente
hacia la poesía. Cuando salió de prisión, se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de
Moscú buscando salida al volcán expresivo que le agitaba. Conoció allí a Burliuk,
fundador del movimiento futurista ruso. A partir de entonces, empezó la maratónica
exposición de Maiakovski. Y aunque lo echaron de la Escuela de artes –era un
provocador nato- el país entero le abrió sus calles. Empezaron los viajes y los recitales
masivos: la potencia del arte al servicio de un mundo mejor.
Hoy,
la rima del poeta,
es caricia,
consigna,
látigo,
y bayoneta.
Ciudadano inspector,
yo pagaré los cinco,
y todos los Ceros que vienen después.
Yo en realidad,
lo que quiero,
es un lugar,
en la tierra de los obreros y campesinos.
2
Los proletarios,
vienen al comunismo,
desde abajo,
desde los bajos,
mineros,
de la hoz,
y el martillo.
Maiakovski, antes de cumplir sus 20 años, como integrante del grupo futurista, veía al
arte como una función social. Para comprender correctamente la obligación social, el
poeta debe situarse en el centro de las cosas y de los acontecimientos. Conocer la
teoría económica, estar al tanto de la vida real, interesarse por la historia y la ciencia,
es para el poeta una parte esencial de su trabajo y un aspecto mucho más importante
que los manualitos escolásticos 1.
¿Sabe francés,
restar,
multiplicar?
Pero oiga,
¿acaso usted podría cantar a dúo,
con los edificios?
¿Usted acaso comprende
el idioma de los tranvías?
El hombre, a veces,
apenas sale del cascarón
y ya lleva libros bajo el brazo,
y cuadernos escritos.
Yo
aprendí el alfabeto en los letreros,
hojeando páginas de estaño y hierro.
Los maestros
toman la tierra,
la descarnan,
la destrozan,
y enseñan:
-Toda ella
no es más que un globo pequeño, redondo.
Pero yo,
con los codos aprendí geografía.
No en vano he dormido tanto sobre la tierra.
No fue Maiakovski un poeta plano o ajeno a la historia de aquellos días que cambiaron
el mundo. Maiakovski presenta dos vertientes muy claras y diferentes. En la poesía
política los ritmos enfáticos y el estilo declamatorio daban la impresión de ser escritos
para un orador; combinaba también la retórica apasionada con la amarga sátira,
especialmente en su último período cuando los aparatos burocráticos lo sacaban de sus
casillas, atacándolo porque había defendido con pasión la libertad y la dignidad del
oficio del poeta. Su lírica, mezcla de cierta agresividad, de autocompasión y de
1
. Cómo hacer versos. Maiakovski.
3
ternura, es conmovedora y una de las más bellas de la poesía rusa. Es una poesía
hecha para leer en voz alta, muy alta y en coro, en un tono de catedral 2.
Morir joven fue el sueño de muchos poetas románticos. Treinta y siete años hoy
representan infinitas posibilidades en la vida por cumplir de un espíritu inagotable.
Maiakovski víctima de un corazón sin comienzos y sin intermedios. Llegó hasta el
fondo de los días, desde el teatro hasta los carteles propagandísticos, empujó para que el
parto de la historia alumbrara un nuevo mundo. El comunismo de Maiakovski era, como
él mismo, de ancha espalda y más largo que la vida misma, impaciente, crudo y
necesario. No fue sólo un dinamitero prodigioso de lo malo del pasado. Fue y es
general de los ejércitos del nuevo arte, movilizador de millones de lectores y oyentes a
quienes encendía con fuegos inmortales. Su voz tronante se alzó por encima del
estruendo. Incendió todo lo que afea la vida y el pasado del arte 3.
A los dos días se suicidó pegándose un tiro en el corazón. Todo su recorrido anuncia, de
alguna manera, el siglo, la bofetada revolucionaria de un poeta a un tiempo que bosteza
mirando al pasado.
2
I. Bogdaschevski, traductora de Maiakovski.
3
Lila Guerrero traductora de Maiakovski.
4
El gran amor de Maiakovski.
5
Actriz que vivió el último año con Maiakovski.