Aportes de Inglaterra

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Aportes de Inglaterra,

EE.UU. y Francia al
Constitucionalismo
Moderno
Por: Anavitarte, E. J.*

Los cambios sociales ocurridos durante los siglos XVII al XIX en


diferentes países como Inglaterra, Estados Unidos y Francia,
son esenciales para entender el constitucionalismo moderno.
Estos fenómenos cambiarían el paradigma imperante de un soberano
personal, propio de la edad media, a la noción de la soberanía estatal; y
marcarán el paso entre el mundo feudal a la modernidad. Permitiendo (a)
la organización social en torno a la noción de estado, y (b) la creación de
reglas básicas para los gobernados consagradas en un texto público.
A este conjunto de transformaciones sociales y políticas se les conoce en
conjunto como Revoluciones Burguesas, o Revoluciones Liberales.
Aportes de Inglaterra
El desarrollo histórico inglés es un referente en cuanto a la limitación de
la autoridad del gobernante, al menos durante los siglos XVII y XVIII,
por las luchas de poder entre el parlamento y los monarcas de Inglaterra.
De estas luchas surgieron conceptos jurídicos y documentos que nos
permiten entender mejor la teoría constitucional moderna, como: (a) la
teoría de la representación política, (b) la teoría del control parlamentario, y
(c) el concepto de garantías constitucionales.
Estas contribuciones fueron el resultado de cuatro (4) acontecimientos
históricos:
1. Revolución inglesa a finales del siglo XVII
2. Carta Magna a principios del siglo XIII
3. Bill of Rights de 1689
4. Habeas Corpus Act de 1679

Inglaterra logró un equilibrio, al menos a nivel formal, entre el poder


legislativo, representado en el Parlamento y el poder ejecutivo, representado
en el Monarca. Por lo que es frecuente atribuirle al parlamento inglés la
generalización del modelo parlamentario.
«La Casa Reformada de los
Comunes», Sir George Hayter, 1833, Galería Nacional de Retratos,
Londres || Sesión de la Cámara de los Comunes en la Capilla de San
Esteban.
Estas garantías impulsarían el desarrollo de las constituciones modernas al
establecer libertades individuales como garantías, con lo que nace el
concepto de derechos individuales, y sentaría las bases para el posterior
desarrollo de los derechos humanos.
La Carta Magna, el Habeas Corpus Act y el Bill of Rights son ejemplos
de documentos jurídicos que implementarían estas garantías.
Quizá la naturaleza conflictiva de la historia inglesa, y la particular
forma de solucionar sus conflictos mediante acuerdos con el soberano y
no mediante el cambio de régimen, lo que permitió el surgimiento de este
tipo de soluciones que hoy son fundamentales para cualquier estado
moderno. Posibilitando gobernar al monarca, mientras éste cediera parte de
su poder a los gobernados.

La Teoría de la Representación Política

Aunque es algo habitual hoy, la representación política era un concepto


ajeno a cualquier debate antes del parlamentarismo europeo, especialmente
del parlamentarismo inglés, que fue el ejemplo más destacado de
consistencia histórica en su lucha política por la representación política.
El concepto de representación política implicó que, no solo una persona
puede representarse a sí misma, o a otra superior a ella, sino que también
puede representar a muchas, hablando en el nombre de comunidades o
agremiaciones de derecho común, y no de nobles o religiosos que tenían un
derecho sui generis.

El Control Parlamentario Inglés

El proceso de consolidación del parlamento inglés como un órgano de


consulta obligatorio para el monarca, es el referente histórico más
acertado de lo que hoy conocemos como congresos, parlamentos o
asambleas en los estados modernos.
«La
Batalla de Naseby», autor anónimo, s. XVII, Encyclopædia Britannica ||
Retrata la victoria del bando parlamentista sobre los realistas.
El gobernante debía entonces asegurar la legitimidad de sus decisiones y
el cobro de impuestos en las diferentes provincias de su dominio, a través de
los mismos gobernados. Esto en la práctica constituye una limitación a su
soberanía y a su poder.
Existieron ejemplos anteriores de órganos colegiados y con carácter
pseudo-legislativo, pero ninguno constituyó lo que en la teoría de estado
moderno podría definirse como órgano legislativo. Por ejemplo el senado
romano nunca tuvo realmente atribuciones legislativas formales, sino
consultivas; y los comicios romanos distan mucho de ser más que un
ejemplo de democracia directa en una circunscripción urbana. Las cortes de
León, por otra parte, no fueron un órgano regular y funcional, sino una
convocatoria ampliada de la dieta real.
Así, el parlamento inglés logró consolidar dos elementos
fundamentales para entender los parlamentos actuales: la vocación de
representación popular universal mediante la delegación; y la
vinculatoriedad de sus decisiones.

La Carta Magna

La Carta Magna es un referente histórico en sí mismo, tanto que se usa


por antonomasia para referirnos a una constitución política. Su origen se
debe a la lucha entre la poderosa nobleza normanda y el Rey Juan I de
Inglaterra, que dio como origen a un documento que les garantizaba
concesiones jurídicas a los nobles, y por extensión de todos los súbditos del
soberano.
Lo que dota de importancia a la carta magna en términos del
constitucionalismo moderno es que convertiría las garantías individuales en
el eje de la relación gobernante-súbdito durante el resto de la historia
inglesa; fomentando la posterior aparición de documentos como el Bill of
Rights y la Ley de Habeas Corpus.
Un ejemplo de esto es el análisis de ordenamientos jurídicos previos,
como el derecho romano, donde también se pueden encontrar derechos
subjetivos reconocidos a los individuos, tanto en el periodo republicano
como en el periodo imperial. Pero estos derechos no terminarían por
consolidarse en el puente axiomático de la relación con el gobernado.

El Bill of Rights
Luego de la Revolución Gloriosa a finales del siglo XVII, orquestado por
los miembros del parlamento británico y que terminaría con el
derrocamiento de Jacobo II de Inglaterra, nace la primera monarquía
constitucional y parlamentaria moderna.
En este contexto los miembros del parlamento crearon un marco jurídico
para la nueva monarquía de la dinastía neerlandesa estableciendo dentro del
acta de coronación una carta de derechos para los súbditos, el Bill of
Rights ligando así el trono de William III de Inglaterra al reconocimiento
del parlamento inglés (quien le había dado el poder).
El Bill of Rights se convertiría en un importante referente histórico para
las limitaciones al absolutismo real, principalmente por tres
factores: (i) primero por establecerse como el resultado del derrocamiento
de un monarca absolutista, como fue Jacobo II de la casa
Estuardo; (ii) segundo por ligar la legitimidad de la ascensión de un
monarca al reconocimiento de un parlamento permanente y con atribuciones
legislativas completas y (iii) por último por que continuaría siendo parte de
la constitución inglesa, hasta el día de hoy.

El Habeas Corpus Act

El habeas corpus act o ley de hábeas corpus fue un documento jurídico


del año 1679, que estableció formalmente la figura que hoy conocemos
como hábeas corpus en el derecho constitucional moderno.
Aunque en el pasado ya existieron otros mecanismos para evitar la
privación injustificada de la libertad de las personas, como el interdicto de
homine libero exhibendo del derecho romano, el hábeas corpus es la
primera vez que estas garantías tienen un carácter de control de las
actuaciones del gobernante, ampliando sus efectos, no solo a evitar la
privación de la libertad de una persona, sino a garantizarle una protección
contra la arbitrariedad del estado.
Aportes de Estados Unidos
En el marco de la revolución de las trece colonias americanas se originó la
primera constitución escrita la Constitución de los Estados Unidos de
América, en el año 1787, con la cual se adopta una forma de estado federal
para un vasto territorio y se implementa una organización antes desconocido
de separación estricta de los poderes públicos.

Firma del acta de Independencia


de los EE.UU.
Esta sería la primera vez en la historia que se pondrían en práctica la idea
de la separación de poderes, planteada por primera vez por Montesquieu 39
años antes.
También sería la primera vez que existiría un gobierno republicano de
corte presidencialista, pues las repúblicas europeas se habrían desarrollado
bajo modelos parlamentarios.
Este carácter de separación de poderes permitió la creación de un tribunal
independiente de cualquier control político posterior, con la creación de la
corte suprema de los Estados Unidos, quien en virtud de esta característica
de exclusividad del poder judicial sería también el juez natural para el
control de constitucionalidad, lo que se formalizaría más adelante en la
historia jurisprudencial americana con el caso Marbury contra Madison.
La Revisión Judicial en Materia Constitucional:

Antes de la revolución de las treces colonias americanas nunca antes en la


historia de la humanidad había existido de forma independiente un tribunal
supremo que fuera expresamente declarado como un poder autónomo e
independiente. Solo habían sido establecidas cortes que aún cuando
pudieran ser autónomas, como en el caso de las cortes inglesas, eran en
esencia representantes del soberano.
La corte americana fue establecida como poder completo, de un rango
estructural igual al del legislativo y el ejecutivo, con una jurisdicción general
e ilimitada. Todo esto la dotó de libertad axiológica y no solo formal para
estructurar el ordenamiento jurídico, lo que se vio reflejado en el icónico
caso Marbury contra Madison tan solo 14 años luego de entrar en vigor la
constitución americana.
Esto hubiese sido imposible en otros países de la época, incluso aquellos
con un sistema del common law . El caso Marbury contra Madison del año
1803, es una buena forma de entender los alcances de haber consagrado a la
jurisdicción como un poder en sí mismo, y sería la piedra angular del
concepto de control constitucional moderno.
La vocación de ser la última estancia ineludible de la jurisdicción hizo de
la Corte Suprema de los Estados Unidos necesariamente un juez
constitucional, pues no habría ningún otro órgano jurisdiccional capaz de
responder a las nuevas realidades republicanas.
En un país como la Gran Bretaña de la época, un caso así se hubiese
resuelto con una abstención de la corte y una remisión a la cámara de los
lores, y ante mayor duda al rey, de quien provenía la soberanía.

El Ejercicio de la Soberanía Popular:


La declaración de independencia de los Estados Unidos, es uno de los
primero ejemplos modernos de la conformación de un estado entorno al
concepto de soberanía popular; sobre todo por erigirse como un acto
unilateral, lo que reivindicó su naturaleza de "emanada del pueblo".
El pueblo se convierte entonces, no solo en un actor político necesario
para la estabilidad del sistema político, como pasaría luego de la revolución
inglesa, sino en el actor fundante de todos los actos políticos. Quien, como
entidad, decidiría su futuro, sus gobernantes y sus instituciones sociales.
Éste hecho ─que además ocurre en contra de la potencia hegemónica de
la época─, se convertiría en el referente de todas las revoluciones liberales
posteriores, quienes vieron en la revolución americana el ejemplo perfecto
de los ideales liberales de "un gobierno de ciudadanos", organizados en
torno a la ley y no a un rey.
A diferencia de otros ejemplos históricos como el de la revolución
francesa, la revolución americana no se origina por la tiranía abusiva de un
monarca, sino por una reflexión social, promovida por la ilustración inglesa,
de que el poder reside en los gobernados.
Esta comprensión de la titularidad del poder es un aporte valioso a la
historia humana, y fue posible por el contexto propio de las colonias
inglesas, en las que concurrían tres factores importantes: (i) una tradición
jurídica con instrumentos previos de emancipación social, como el Bill of
Rights; (ii) el acceso a las ideas europeas de la ilustración; y (iii) el
distanciamiento geográfico de la metrópoli.

La Primera Constitución Moderna:

Tras el comienzo de la ilustración europea, autores como Locke, Hobbes


y Rousseau sentaron las bases para la estructuración del estado, con
premisas como la separación de poderes, el liberalismo económico y social,
los derechos prevalentes del hombre, o el papel del gobierno en la vida civil.
Estas ideas influenciaron a los pensadores de las colonias británicas en
América del Norte y llevaron al estallido de la Revolución de las Trece
Colonias, que se proclamarían como un estado soberano e independiente del
imperio británico.
El acta de independencia, que proclamaba su soberanía, también estaba
conformada por un documento fundacional, la constitución de los Estados
Unidos, que sería el primer ejercicio de aplicación histórica de las ideas
liberales que había generado la ilustración europea.
Esta constitución sería un referente para las demás revoluciones
republicanas, tanto para las revoluciones burguesas como las de
independencia en América Latina.

Aportes de Francia
En la época de la ilustración, los pensadores franceses generaron ideas que
cambiarían el curso de la historia, como la teoría de la tridivisión de los
poderes públicos o el concepto de soberanía nacional.

La Libertad guiando al pueblo,


de Eugène Delacroix, 1830.
Esto a la postre desencadenaron la Revolución Francesa, trayendo consigo
la promulgación de los ideales liberales a través de la enciclopedia, y un
antecedente icónico a los derechos individuales, consagrados en la
declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (26/08/1789).
Es el espíritu emancipador del ser humano lo que convirtió a la revolución
francesa en un hito mundial, y el alcance tan intenso y radical que le dieron
a la defensa de los proclamados principios de igualdad, libertad y
fraternidad, lo que dotaría de relevancia a las instituciones surgidas para
lograrlo.

El Paradigma del Contrato Social:

El concepto de contrato social encuentra sus antecedentes con Hobbes y


Locke, pero sería en francia con la introducción de dichas ideas por parte de
Rousseau, y con la experiencia de la revolución francesa, lo que hizo al
paradigma del contrato social verdaderamente relevante.
Los sucesos ocurridos durante la revolución demostraban hasta qué punto
el descontento social implicaba una ruptura de la capacidad de gobernanza
de un estado, dando a entender al resto de naciones europeas de forma
explícita, la necesidad e importancia del contrato social como garantía de
estabilidad. Esto marcaría todo el panorama político europeo del siglo XIX.
La premisa axiológica del contrato social es que el gobierno obtiene sus
poderes del consentimiento de los gobernados, creando movimientos
monárquicos reaccionarios, movimiento liberales radicales, movimientos
que exploraron las ideas del socialismo, y movimientos anarquistas, que se
expandirían a lo largo del continente.

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano:


La historia recordaría la revolución francesa, como un fenómeno
universal, por la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano.
Esta declaración, constituye un referente histórico ─más que por su
contenido─ por su aspiración emancipadora de todas las personas del
género humano.
Si bien es cierto que con anterioridad ya existían referentes históricos
acerca de derechos y libertades humanas, como por ejemplo el Bill of
Rights o la Declaración de Virginia, ninguno de éstos había tenido un
carácter universalista.
Por ejemplo, en el Bill of Rights los derechos derivados de la carta eran
más unas garantías que limitaban la autoridad absoluta del monarca, que
propiamente el reconocimiento de la inherente condición humana.
Y en la Declaración de Virginia los derechos consagrados tienen un
carácter de condiciones previas para la constitución de la nación
Estadounidense, es decir que se reconocen unos derechos para poder
establecer sobre ellos las futuras relaciones entre los ciudadanos de las ex
colonias británicas, no como una aspiración de libertad universal para todos
los hombres, sino una garantía nacional.
Es esta aspiración general, propia de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, la que le da trascendencia histórica y la convierte
en referente para las futuras proclamaciones de derechos humanos.

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