La Lepra Informe

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UNIVERSIDAD PRIVADA FRANZ TAMAYO

AREA DE SALUD: CARRERA BIOQUIMICA Y FARMACIA

LA LEPRA

ESTUDIANTES:
 ALARCON MAMANI JOSE LUIS
 AVILA TORRICO SEBASTIAN
 PAZ LIRA JOSUÉ MIGUEL
 VALDA MORALES LUZ NAYELY

DOCENTE: SUREYA HOLAYA NICOLE RIZZO


RAMALLO

LA PAZ-BOLIVIA
2023
INTRODUCCION

La lepra es una enfermedad infectocontagiosa causada por el Micobacterium Ieprae, un


bacilo acido alcohol resistente, el diagnóstico es eminentemente clínico su manifestación
es de tipo crónico y presenta con muchas manifestaciones clínicas en la piel y en el
sistema nervioso periférico. Es necesario establecer la clasificación de la Lepra para
pronosticar el curso de la enfermedad y las complicaciones posibles durante su evolución.
Entre los signos y síntomas de la enfermedad se presentan decoloraciones o manchas en
la piel, con pérdida de la sensibilidad; esta es de evolución lenta y de acuerdo a su
progresión puede generar alteraciones en el tracto respiratorio superior, los párpados, las
manos, los pies, el polo anterior del globo ocular, los testículos y el riñón; incluso puede
llegar a producir graves deformidades e incapacidades si no se recibe tratamiento
oportunamente. El manejo de los enfermos de Lepra debe incluir, además de la
quimioterapia específica contra el bacilo, medidas de prevención y de rehabilitación de las
incapacidades que por el daño neurológico o por los fenómenos reacciónales se producen
es los pacientes y el seguimiento a los convivientes.

TAXONOMIA

Esta bacteria pertenece al amplio grupo de las micobacterias. Su clasificación taxonómica


es la siguiente:

 Dominio: Bacteria
 Filo: Actinobacteria
 Orden: Actinomycetales
 Familia: Mycobacteriaceae
 Género: Mycobacterium
 Especie: Mycobacterium leprae.

HISTORIA

La lepra es una enfermedad infecciosa crónica causada por un bacilo acidorresistente


llamado Mycobacterium leprae. Afecta principalmente la piel, los nervios periféricos, la
mucosa de las vías respiratorias altas y los ojos. Se trata de una enfermedad curable. Si
se trata en las primeras fases, se evita la discapacidad. La lepra tiene dos formas
comunes: la tuberculoide y la lepromatosa. Ambas formas ocasionan úlceras en la piel,
pero la forma lepromatosa es la más grave y produce grandes protuberancias e
hinchazones (nódulos).

Desde 1995, la OMS proporciona gratuitamente a todos los enfermos leprosos del mundo
el tratamiento multimedicamentoso, que es una opción curativa simple, aunque muy eficaz,
para todos los tipos de lepra. La eliminación mundial de la lepra (es decir, una tasa de
prevalencia mundial de menos de 1 caso por 10 000 habitantes) se alcanzó en el año
2000. A lo largo de los últimos 20 años, con el tratamiento multimedicamentoso se ha
conseguido curar a cerca de 16 millones de pacientes con lepra.

Breve historia de la enfermedad y su tratamiento

La lepra ya era conocida por las antiguas civilizaciones de China, Egipto y la India. La
primera referencia escrita a esta infección se remonta aproximadamente al año 600 a.C. A
lo largo de la historia, los enfermos leprosos se han visto condenados al ostracismo por sus
comunidades y familias.

En el pasado el tratamiento de la lepra era distinto. El primer avance importante se realizó


en los años cuarenta con la obtención de la dapsona, medicamento que detuvo la
enfermedad. No obstante, la larga duración del tratamiento —de años o incluso durante
toda la vida— dificultaba su cumplimiento. En los años sesenta, M. leprae empezó a
manifestar resistencia a la dapsona, el único medicamento antileproso conocido por
entonces. A principios de los años sesenta se descubrieron la rifampicina y la clofazimina,
los otros dos componentes del tratamiento multimedicamentoso.

En 1981, un grupo de estudio de la Organización Mundial de la Salud recomendó el


tratamiento multimedicamentoso a base de dapsona, rifampicina y clofazimina, asociación
que elimina el bacilo y logra la curación.

Modos de transmisión

El contagio es de persona a persona por contacto directo y prolongado, entre 3 y 5 años.


Se produce entre un enfermo no tratado con posibilidad de transmitir (no todos los que
padecen lepra contagian) y una persona susceptible, es decir con una predisposición
especial para enfermar. Según la estadística el 80% de la población posee defensas
naturales contra la lepra y solo la mitad de los enfermos no tratados son contagiantes.
Las vías de transmisión incluyen principalmente, las secreciones respiratorias de una
persona enferma y no tratada, y en menor medida en heridas de la piel y secreciones
nasales.

Últimas leproserías

Aunque la lepra se puede curar desde los años cuarenta y los leprosos no sufren ya las
deformaciones de antaño, la sociedad no ha despojado todavía a esta enfermedad de su
estigma repulsivo y morboso. «Somos capaces de dar 500 pesetas por los leprosos, pero
no de darles la mano», dice sor Montserrat, una religiosa que lleva 30 años en la leprosería
de Fontilles (Alicante). En España, donde esta patología se considera erradicada, el
número de afectados ronda los 5.000, pero solo 600 la padecen en activo.

El Sanatorio Leprológico de Fontilles -el otro que hay en España está en Trillo
(Guadalajara)- se levantó a principios de siglo, en un lugar aislado de la serranía alicantina.
Sus 130 pacientes forman una pequeña comunidad de leprosos cuyo horizonte no alcanza
más allá del muro de tres metros de alto que la rodea. Hoy, con la lepra controlada en
España, Fontilles se ha convertido en una residencia de ancianos con minusvalías
provocadas por la enfermedad. Juana P. no recuerda su edad, pero aparenta más de 80
años. La encontraron hace dos en una cueva de Mallorca y fue trasladada a Fontilles, casi
inválida por una lepra muy avanzada. Según José Terencio, director médico de Fontilles,
su caso es «único en Europa, porque la enfermedad le ha afectado a la voz, un síntoma
típico del enfermo de lepra medieval». Por eso habla tan bajito y murmura que se quiere ir
a casa por Navidad, pero no tiene a nadie.

Los especialistas calculan que en España, en 1992, hay casi 5.000 afectados por la lepra,
aunque José Ramón Gómez aclara que solo unos 600 están activos, es decir,
desarrollando la enfermedad. El resto ya se ha curado, pero continúa en tratamiento para
evitar posibles recaídas

CONCEPTO

La lepra no se propaga con facilidad. También pasa un largo tiempo antes de que
aparezcan los síntomas, lo cual dificulta saber dónde y cuándo alguien contrajo la
enfermedad. Los niños son más propensos que los adultos a contraerla.

La mayoría de las personas que entran en contacto con la bacteria no desarrollan la


enfermedad. Esto se debe a que su sistema inmunitario es capaz de combatir la bacteria.
Los expertos piensan que la bacteria se disemina cuando una persona inhala las pequeñas
gotas en el aire liberadas cuando alguien con lepra tose o estornuda. La bacteria también
se puede transmitir por contacto con los líquidos nasales de una persona con lepra. La
lepra tiene dos formas comunes: la tuberculoide y la lepromatosa. Ambas formas
ocasionan úlceras en la piel. Sin embargo, la forma lepromatosa es más grave. Esta
produce grandes protuberancias e hinchazones (nódulos).

La lepra es común en muchos países del mundo incluyendo la India, Brazil e Indonesia.
También se encuentra en los climas templados, tropicales y subtropicales. En los Estados
Unidos, se diagnostican aproximadamente de 150 a 250 casos cada año.

El Mycobacterium leprae resistente a los medicamentos y el aumento del número de casos


en todo el mundo han originado una preocupación global por esta enfermedad.

Síntomas
Los síntomas incluyen:

Lesiones cutáneas que son más claras que el color normal de la piel
Lesiones que presentan disminución de la sensibilidad al tacto, al calor o al dolor
Lesiones que no sanan después de algunas semanas o meses
Debilidad muscular
Entumecimiento o ausencia de sensibilidad en manos, brazos, pies y piernas
Pruebas y exámenes
Los exámenes que se llevan a cabo incluyen:

Biopsia de lesión de piel


Examen de raspado de piel
La prueba cutánea de lepromina se puede usar para diferenciar las dos formas de la lepra.
Esta prueba no se usa para diagnosticar la enfermedad

Tratamiento
Varios antibióticos diferentes se utilizan para destruir las bacterias que causan la
enfermedad. Estos incluyen:

 Dapsona
 Rifampina
 Clofazamina
 Fluoroquinolonas
 Macrólidos
 Minociclina
A menudo se administra más de un antibiótico a la vez, y generalmente por meses.

El ácido acetilsalicílico (aspirin), la prednisona o la talidomida se utilizan para controlar la


inflamación.

Expectativas (pronóstico)
El diagnóstico temprano de la enfermedad es importante. El tratamiento oportuno ayuda a:

 Limitar el daño
 Evitar que la persona propague la enfermedad
 Reducir las complicaciones a largo plazo
 Posibles complicaciones
 Los problemas de salud que pueden derivarse de la lepra incluyen:

 Desfiguramiento
 Debilidad muscular
 Daño neurológico permanente en los brazos y las piernas
 Pérdida de la sensibilidad
 Las personas con lepra duradera pueden perder el uso de sus manos o pies. Esto
se debe a lesiones repetidas porque no tienen sensibilidad en esas zonas.

Cuándo contactar a un profesional médico


Contacte a su proveedor de atención médica si tiene síntomas de lepra, especialmente si
usted ha estado en contacto con alguien que tenga la enfermedad. En los Estados Unidos,
los casos de lepra se reportan a los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
EPIDEMIOLOGIA

La lepra es una infección crónica causada generalmente por el bacilo ácido-alcohol


resistente Mycobacterium leprae o el microorganismo M. lepromatosis estrechamente
relacionado. Estos microorganismos tienen un tropismo único por los nervios periféricos, la
piel y las mucosas del tracto respiratorio superior. Produce numerosos síntomas, como
lesiones cutáneas polimorfas anestésicas y neuropatía periférica. El diagnóstico se basa en
el cuadro clínico y la biopsia. El tratamiento típico consiste en dapsona con otros fármacos
antimicobacterianos. Los pacientes dejan de ser contagiosos rápidamente después de
iniciar la terapia.
M. leprae fue la única causa conocida de lepra hasta 2008, cuando una segunda especie,
M. lepromatosis, fue identificada en México. Juntos, estos dos organismos se denominan
complejo M. leprae.

En gran parte del mundo, la lepra es rara. Es una infección compleja, poco comprendida y
difícil de estudiar.

Si bien la lepra no es demasiado contagiosa (contrario a la creencia popular), rara vez


causa la muerte y puede tratarse en forma efectiva con antibióticos, continúa asociándose
con una considerable estigmatización social. Aún existen muchos preconceptos sobre la
enfermedad, probablemente porque la lepra era incurable antes del advenimiento de la
terapia eficaz con antibióticos en la década de 1940. Los pacientes con esta enfermedad
solían sufrir desfiguraciones visibles y, con frecuencia, discapacidad significativa, por lo
que causaban temor y rechazo de los demás. Debido a este estigma social, el impacto
psicológico de la lepra suele ser significativo.

Epidemiología de la lepra
A nivel mundial, el número de casos de lepra está disminuyendo. Durante 2020, se
informaron unos 130.000 casos nuevos y alrededor del 73% de los casos ocurrió en la
India, Brasil e Indonesia.

En 2020, se informaron 159 nuevos casos en los Estados Unidos; el 75% ocurrió en 6
estados: California, Florida, Hawai, Louisiana, Nueva York y Texas . La mayoría de los
casos de lepra en los Estados Unidos involucra a personas que emigraron o trabajaron en
países donde la lepra es común. La mayoría de los casos adquiridos en las regiones
indígenas involucraron a personas que viven en estados del sur, donde viven armadillos de
nueve bandas infectados con genotipos únicos de M. leprae. Estos mismos genotipos
únicos se encuentran en pacientes estadounidenses que probablemente adquirieron lepra
en los Estados Unidos, y muchos de estos pacientes informaron contacto directo con
armadillos.

La lepra puede desarrollarse a cualquier edad. La edad avanzada es un factor de riesgo,


pero la enfermedad ocurre con mayor frecuencia en personas de 5 a 15 años o > 30 años.
MORFOLOGIA-ESTRUCTURA BACTERIANA

El Mycobacterium leprae es un bacilo abastonado no encapsulado con una morfología y


caracteristicas similares a otras micobacterias. Sus células contienen peptidoglicanos y son
gram-positivas, pero la mayor parte de la pared bacteriana está formada por lípidos, uno de
los cuales es el ácido micólico. Estos lípidos confieren una alta resistencia a la pared
bacteriana frente a los agentes externos y son la causa de su patogenia.

A diferencia de otras micobacterias, el M. leprae es un parásito estricto que no crece en


ningún medio de cultivo artificial. Además, el tiempo necesario para su multiplicación es de
10 a 30 días. La bacteria se multiplica dentro del huésped formando glóbulos a una
temperatura óptima de 30ºC.

El bacilo de la lepra no es muy virulento, de manera que la mayor parte de las personas
que entran en contacto con él no se contagian. No obstante, el bacilo posee algún
mecanismo de evasión muy eficaz que impide que sea fagocitado.

PARED CELULAR

La característica más distintiva de Mycobacterium leprae es su pared celular única. Esta


pared celular está compuesta principalmente de una sustancia llamada ácido micólico, que
le da a la bacteria su resistencia característica. La presencia de ácido micólico en la pared
celular de M. leprae es responsable de su resistencia a muchas técnicas de tinción
tradicionales.

METABOLISMO

El metabolismo de la bacteria Mycobacterium leprae, el agente causal de la lepra, es un


área de estudio que ha sido objeto de investigación para comprender cómo esta bacteria
sobrevive y persiste en el huésped humano. Aunque M. leprae es un miembro del género
Mycobacterium, al igual que Mycobacterium tuberculosis (la bacteria que causa la
tuberculosis), existen diferencias significativas en su metabolismo debido a su adaptación a
la vida intracelular y su respuesta a las condiciones del huésped. A continuación, se
describen algunos aspectos clave del metabolismo de M. leprae:

Aerobio estricto: M. leprae es un organismo aerobio estricto, lo que significa que requiere
oxígeno para crecer y multiplicarse. A diferencia de algunas otras bacterias, no se puede
realizar fermentación ni respiración anaeróbica.

Crecimiento Lento: Una característica notable de M. leprae es su tasa de crecimiento


extremadamente lenta. La replicación bacteriana es muy lenta, y la división celular puede
tomar varios días o incluso semanas. Esta es una de las razones por las que la lepra tiene
un curso clínico crónico.

Dependencia de Nutrientes: M. leprae es un organismo fastidioso que depende en gran


medida de los nutrientes del huésped. No puede sintetizar muchas de las sustancias
necesarias para su crecimiento y, por lo tanto, obtiene nutrientes esenciales de su entorno,
incluido el huésped.

Pérdida de Genes Metabólicos: A lo largo de su evolución, M. leprae ha perdido muchos


genes metabólicos que son importantes en otros miembros del género Mycobacterium.
Esta pérdida de genes está relacionada con su capacidad para vivir dentro de las células
del sistema inmunológico del huésped.

Respuesta a la Inmunidad del Huésped: M. leprae ha desarrollado estrategias para evadir


la respuesta inmune del huésped, lo que contribuye a su supervivencia a largo plazo.
Puede modificar la expresión de ciertos genes en respuesta a las condiciones del huésped
y utilizar sistemas de secreción para modular su interacción con las células inmunológicas.

Resistencia a Antibióticos: Debido a su lenta replicación y adaptación a la vida intracelular,


M. leprae es menos susceptible a los antibióticos en comparación con otras bacterias. Esto
hace que el tratamiento de la lepra sea un proceso prolongado.

En resumen, el metabolismo de Mycobacterium leprae es notable por su adaptación a la


vida intracelular, su dependencia de nutrientes del huésped y su capacidad para evadir la
respuesta inmune. Estas características contribuyen a la cronicidad de la enfermedad y a
su resistencia a los tratamientos convencionales.

GENOMA

Mycobacterium leprae tiene el periodo más largo de duplicado de todas las bacterias
conocidas.5 La comparación de la secuencia genómica de Mycobacterium leprae con el de
Mycobacterium tuberculosis revela un caso extremo de evolución reductiva. Menos de la
mitad del genoma contiene genes funcionales. La destrucción y decaimiento de genes
aparece sustancial para eliminar muchas e importantes actividades metabólicas y sus
circuitos regulatorios.6

La secuencia genómica de una cepa de M. leprae, originalmente aislada en Tamil Nadu y


designada TN, se ha completado recientemente. Esa secuencia se obtuvo por
combinaciones de aproximación, empleando análisis automáticos de secuencias de ADN
de ciertos cósmidos y clones de genomas enteros del tipo 'shotgun'. La secuencia de
genoma contiene 3.268.203 de pares de bases (bp), y un promedio de contenido G+C de
57,8%, valores mucho más bajos que los que corresponden a M. tuberculosis, que son de
4.441.529 bp y 65,6% G+C. Hay 1500 genes comunes a ambas especies. Su análisis
comparativo sugiere que estas micobacterias derivan de un ancestro común. La reducción
desde un genoma de 4,42 Mb, tal como en M. tuberculosis, a uno de 3,27 Mb necesita de
una pérdida de 1200 secuencias de códigos de proteínas. Hay evidencia que muchos de
los genes presentes en el genoma de M. leprae realmente se han perdido.7

La lepra es una de las enfermedades más antiguas registradas y más estigmatizadas en la


historia de la humanidad. La enfermedad prevaleció en Europa hasta el siglo XVI y sigue
siendo endémica en muchos países, con más de 200.000 nuevos casos notificados
anualmente. La bacteria Mycobacterium leprae es la principal causa de la lepra.
Investigaciones anteriores sobre la bacteria sugirieron que se agrupa en varias cepas, de
las cuales solo dos estaban presentes en la Europa medieval. El presente estudio,
publicado en la revista PLOS Pathogens, tuvo como objetivo investigar más a fondo la
historia y el origen de M. leprae buscando evidencia genética de una gran cantidad de
muestras antiguas de toda Europa.

Mycobacterium leprae
La información del genoma completo puede ser útil en el desarrollo de pruebas
diagnósticas cutáneas, la comprensión del mecanismo de daño nervioso, resistencia a
drogas y para poder identificar nuevas drogas para tratar la lepra y sus complicaciones.

PATOGENIA

La fuente más común de infección son los seres humanos infectados, aunque también
existe lepra en armadillos y en los chimpancés.
En el humano, el contacto directo de piel con lesiones cutáneas abiertas o los fómites
pueden transmitir la lepra, pero se cree que la vía más frecuente en la nasorrespiratoria.
Las secreciones de la mucosa nasal de los pacientes con lepra lepromatosa no tratada
tienen grandes cantidades de M. leprae. La infección suele adquirirse por inhalación de
aerosoles contaminados. Los bacilos de la lepra probablemente atraviesan los alvéolos
pulmonares sin provocar ninguna lesión primaria y llegan a sus lugares de asentamiento
por diseminación hematógena.
La transmisión por la leche materna o por vía transplacentaria también es posible.
La relación varón-mujer es de 2-3:1 y en la infancia es 1:1.

ENFERMEDADES CLINICAS

LEPRA PRECOZ

Las lesiones de esta forma de lepra se limitan a la piel y se diagnostican durante la


exploración física de los contactos de pacientes con lepra conocida. Es frecuente la
existencia de lesiones maculosas o placas hipo o hiperpigmentadas, así como la existencia
de zonas cutáneas de anestesia o parestesia.

LEPRA TUBERCULOIDE

La lesión inicial de este tipo de lepra suele ser una mácula hiperpigmentada muy bien
delimitada e hipoestésica. Más adelante, esta lesión aumenta de tamaño por expansión
periférica y sus bordes adquieren un aspecto elevado y circinado o con circunvoluciones. A
su vez, la zona central presenta atrofia y depresión.

LEPRA LEPROMATOZA

En esta forma las lesiones cutáneas son extensas y simétricas. Suele tratarse de máculas,
nódulos, placas o pápulas. Los bordes están mal definidos y la parte central de las lesiones
está elevada e indurada y es convexa en lugar de cóncava, como en los casos de lepra
tuberculoide.
Las localizaciones más frecuentes son la cara (mejillas, nariz, cejas), pabellones
auriculares, muñecas, codos, nalgas y rodillas

LEPRA INTERMEDIA

epra se encuentra entre la lepra tuberculoide y la lepra lepromatosa, por ello se conoce
también como lepra dimórfica. En este caso, las lesiones aumentan en número y en
heterogeneidad, y su tamaño disminuye a medida que se aproxima a la forma lepromatosa.
La afección de los troncos nerviosos periféricos múltiples es más frecuente que en la forma
tuberculoide.

DIAGNOSTICO DE LABORATORIO

El diagnóstico de laboratorio de la lepra implica varias pruebas que pueden ayudar a


confirmar la presencia de la enfermedad. Algunas de las pruebas de laboratorio más
comunes incluyen:

Microscopía de bacilos ácido-alcohol resistentes (BAAR): Se toma una muestra de la lesión


cutánea o de los nervios periféricos afectados, y se tiñe para buscar la presencia de los
bacilos de la lepra bajo un microscopio.

Prueba de Bacilos Ácido-alcohol Resistentes (BAAR) en Mucosa Nasal: Se toma una


muestra de mucosa nasal y se examina para la presencia de bacilos ácido-alcohol
resistentes. Esta prueba es particularmente útil cuando no se pueden encontrar lesiones
cutáneas características.

Cultivo de M. leprae: Aunque es un proceso lento y difícil, el cultivo de M. leprae en medios


de cultivo específicos puede confirmar la presencia de la bacteria. Sin embargo, esta
técnica se utiliza raramente debido a las dificultades en el cultivo de M. leprae.

Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR): La PCR es una técnica molecular que puede
detectar y amplificar fragmentos específicos del ADN de M. leprae en muestras clínicas. Es
una prueba altamente sensible y específica.

Prueba de Anticuerpos Anti-PGL-1: Esta prueba detecta anticuerpos específicos contra el


antígeno fenólico glicolipídico-1 (PGL-1) de M. lepra en muestras de sangre. Es útil para el
diagnóstico de lepra lepromatosa.

Prueba de Mitsuda: Esta prueba cutánea se utiliza en algunas regiones para determinar la
respuesta inmunológica a M. leprae en una persona. Puede ayudar a predecir la forma
clínica de la enfermedad.

Es importante destacar que el diagnóstico de la lepra a menudo se basa en una


combinación de hallazgos clínicos, pruebas de laboratorio y antecedentes epidemiológicos.
Dado que la lepra puede manifestarse de diversas formas y su diagnóstico puede ser
complejo, es esencial que sea realizado por profesionales de la salud con experiencia en la
enfermedad. El tratamiento temprano es fundamental para prevenir complicaciones y
discapacidades.

TRATAMIENTO Y RESISTENCIA A ANTIBIOTICOS

La lepra puede curarse en un plazo de entre seis y doce meses con un tratamiento
compuesto por varios fármacos. El tratamiento temprano evita la incapacidadLa lepra es
una enfermedad curable. El esquema terapéutico actualmente recomendado reúne tres
fármacos: dapsona, rifampicina y clofazimina.

ANTIBIOTICOS

PENICILINA

Tomando como base un corto número de pruebas, la penicilina se considera ineficaz.


Fager y Pogge (1944) trataron a siete enfermos de lepra lepromatosa empleando dosis de
50,000 a 100,000 unidades diarias, por un período de varias semanas y llegaron a la
conclusión de que la penicilina carece de valor, salvo en la cicatrización de úlceras no
leprosas

AEROMICINA

LA aureomicina se obtiene de la Xtreptomyces aureofacz’ens. Johansen y Erickson (1950)


trataron cinco enfermos con una dosis diaria de 1.0 a 1.5 gm por vía oral durante un año.
Las lesiones cutáneas y de las mucosas cicatrizaron y la mejorfa fue progresiva en todos
los casos. Tres enfermos mostraron reducción en el número de bacilos hallados en los
frotis nasales y dos en el número de los hallados en frotis de la piel.

ESTREPTOMICINA

Es un antibiótico que pertenece al grupo de los aminoglucósidos y se emplea generalmente


para el tratamiento de la tuberculosis en combinación con otros medicamentos.

TIROTRICINA

obtuvieron éxito en el tratamiento de 14 de 15 casos de úlceras en los miembros inferiores,


mediante aplicaciones tópicas de tirotricina que es una mezcla de gramicidina y tirocidina
obtenida de cultivos de Bacz’llus breuis, bacilo saprofítico, aeróbico, grampositivo, portador
de espora

PROFILAXIS

La profilaxis de la lepra se centra en la prevención de la propagación de la enfermedad y


en la identificación temprana y el tratamiento de las personas infectadas. Aquí hay algunas
estrategias de profilaxis relacionadas con la lepra:

Vacunación: Actualmente, no existe una vacuna efectiva para prevenir la lepra. Sin
embargo, se están realizando investigaciones en este campo, y algunas vacunas
experimentales se encuentran en desarrollo.

Detección temprana: La identificación temprana de casos de lepra es esencial para


prevenir la propagación de la enfermedad. Los trabajadores de la salud y las comunidades
deben estar capacitados para reconocer los signos y síntomas de la lepra, como la
aparición de manchas en la piel con alteraciones de la sensibilidad, y derivar a las
personas sospechosas de tener la enfermedad para su evaluación y tratamiento. .

Tratamiento oportuno: El tratamiento oportuno de las personas infectadas con lepra es


fundamental para evitar la transmisión de la bacteria. La terapia multidrogas (MDT) es el
enfoque estándar para el tratamiento de la lepra y generalmente consiste en una
combinación de antibióticos como la rifampicina, la dapsona y la clofazimina. El tratamiento
debe administrarse durante un período de tiempo específico y bajo supervisión médica.

Educación y concienciación: La educación pública sobre la lepra y la desmitificación de los


mitos que rodean a la enfermedad son esenciales para reducir el estigma y la
discriminación asociados con la lepra. Esto puede fomentar la búsqueda temprana de
atención médica por parte de las personas afectadas.

Contacto con personas infectadas: Las personas que tienen contacto cercano con alguien
infectado con lepra, como familiares y amigos, pueden recibir quimioprofilaxis, que consiste
en recibir una dosis única de rifampicina para prevenir la infección.

Control de la lepra en comunidades endémicas: En áreas donde la lepra es endémica, se


pueden implementar estrategias de control, como la vigilancia activa de casos, la
promoción de la higiene personal y la mejora de las condiciones de vida en las
comunidades afectadas.

Investigación continua: La investigación médica sigue siendo esencial para comprender


mejor la lepra, desarrollar mejores métodos de diagnóstico y tratamiento, y buscar una
vacuna efectiva para prevenirla.

Es importante recordar que la lepra es una enfermedad poco contagiosa y no se propaga


fácilmente. La profilaxis y el tratamiento adecuado son esenciales para controlar y prevenir
la propagación de la enfermedad. Si tienes alguna preocupación sobre la lepra o crees que
puedes estar en riesgo, te recomiendo que consultes a un profesional de la salud para
obtener asesoramiento y evaluación.
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