Modulo 6
Modulo 6
Modulo 6
y análisis de
políticas públicas
en la política
criminal
PID_00190837
Albert Padró-Solanet
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CC-BY-NC-ND • PID_00190837 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
Resumen....................................................................................................... 62
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
Glosario........................................................................................................ 63
Bibliografía................................................................................................. 65
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Introducción
• La primera parte presenta los dos rasgos característicos del análisis de las
políticas públicas a partir de la introducción de la perspectiva pluralista y
de las ciencias sociales en el estudio de la actividad de los gobiernos. Se
presentan el modelo del ciclo de las políticas públicas y las diferentes fases
que lo componen.
Objetivos
1. Comprender las características del enfoque del análisis de las políticas pú-
blicas como aplicación del programa de las ciencias sociales en la actividad
de la administración.
Las políticas públicas suponen la parte de la política que debería interesar más
a la gente. Las políticas públicas son los resultados del proceso político y, por lo
tanto, tienen un impacto sobre la sociedad. El inglés diferencia entre politics,
que es la política tal como aparece en los medios de comunicación –con los
candidatos y los partidos, las coaliciones en los gobiernos y los debates en el
parlamento–, y policy, que es la política como plan de acción adoptado por un
individuo, un negocio o un gobierno.
Como cuando se dice que Pedro tiene la política de no comprar nada a crédito o que la
política de IKEA es mantener bajos los precios de sus productos para continuar siendo
una empresa competitiva.
Sin embargo, se puede entender la política pública a partir de los objetivos que
se propone, a partir de las acciones que emprende para lograr tales objetivos
y a partir de las consecuencias de dichas acciones.
Para entender lo más característico del enfoque del análisis de políticas públi-
cas, se deben tener en cuenta dos�características�definitorias en comparación
con otros enfoques:
• Se trata de un planteamiento�científico.
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• Se trata de un planteamiento�pluralista.
Las ciencias políticas contemporáneas son una disciplina sobre todo estadou- La visión de Lenin
nidense. Hacia los años cuarenta del siglo pasado, en dicho país dieron un
Y esto no solo para los libera-
salto con respecto a las tradicionales ciencias de las administraciones. La vieja les, que tienen una visión ca-
tradición de estudio de la administración era mayoritariamente instituciona- racterísticamente limitada del
papel del estado en la socie-
lista. Su objetivo era, sobre todo, clasificar y describir las instituciones, reglas y dad. Según una famosa cita de
Lenin, incluso las cocineras po-
estructuras organizativas, de las administraciones públicas. Este punto de vista drían aprender a dirigir el esta-
do.
era adecuado para el tipo de actividad que desempeñaba la administración pú-
V.�Mayakovsky (2003). Vladi-
blica hasta entonces. La responsabilidad de la administración en la sociedad se mir Ilyich Lenin: A Poem. Hono-
lulú: University Press of the Pa-
consideraba limitada, y la tarea que llevaba a cabo era percibida como trivial. cific.
Como veremos a lo largo de este módulo, los problemas a los que se quiere
hallar solución son complejos, las respuestas no están claras y las formas en
que hay que aplicar las políticas públicas tampoco están exentas de dudas. En
estas condiciones, el diseño y la aplicación de las políticas públicas se encuen-
tran asociados con el planteamiento de la ciencia empírica.
Por ejemplo, la investigación puede descubrir la relación existente entre las situaciones
en las que se producen los crímenes y la criminalidad. En la psicología del delincuente
que busca la oportunidad para cometer los delitos, se puede comprobar que la prevención
puede tener mucho más impacto y, a la vez, ser más eficiente en términos de costes.
• Las políticas públicas son plurales en el sentido de que su realización no es Referencia bibliográfica
responsabilidad de una estructura organizativa perfectamente identifica-
H.�Heclo (1978). Issue Net-
da que se pueda entender de forma unitaria. En el análisis de las políticas works and the Executive Esta-
públicas, la unidad�de�análisis que sirve para comprender las actuacio- blishment. The Political Sys-
tem. Washington D. C.: The
nes del gobierno son las políticas�públicas (lo que en inglés se denomina American Enterprise Institute
for Public Policy Research.
policies). Las políticas son llevadas a cabo por redes�de�políticas (Heclo).
Dichas redes están compuestas por una gran variedad de organizaciones
y de actores con intereses y puntos de vista diversos: organizaciones de
las diferentes administraciones públicas y parapúblicas de varios niveles,
organizaciones privadas con ánimo de lucro y sin él, grupos de presión,
asociaciones y grupos sociales..., todos ellos relacionados con una gran va-
riedad de vínculos más o menos formales o reconocidos públicamente.
Las políticas que finalmente se llevan a cabo son el resultado de comple- Cita
jos equilibrios entre las instituciones (reglas, procedimientos, organizaciones
Las políticas no son más que
constituidas) y las preferencias de la multiplicidad de actores implicados. una extensión de la política,
tal como la definía Lasswell:
“quién gana qué, por qué y
En el análisis de las políticas públicas, el foco de atención es más amplio y cuándo” en la sociedad.
H.�D.�Lasswell (1990). Poli-
plural que en otros enfoques. Por lo general, la perspectiva jurídica suele su- tics Who Gets What, When and
poner que existe un bien público o colectivo al que la regulación quiere dar How. Magnolia: Peter Smith
Pub. Inc.
respuesta. Los argumentos que justifican la existencia de una ley o de un re-
gulación se encuentran en la exposición de motivos de las leyes. Se habla de la
voluntad del legislador como de un punto de vista simple y no problemático.
La cuestión es la calidad técnica y la coherencia general de los procedimientos
administrativos y de las leyes. Del mismo modo, en los enfoques económicos
típicos, se da por hecho que las políticas públicas responden a la existencia de
unos objetivos que maximizan la utilidad de la sociedad (o de la organización
desde la cual se adopta el punto de vista) y se estudia hasta qué punto se es-
tán logrando dichos objetivos teniendo en cuenta las diferentes alternativas
y costes.
El análisis de las políticas públicas quiere estudiar qué hacen los gobiernos,
pero yendo más allá de lo puramente técnico o burocrático. Para hacerlo, se
centra en las siguientes cuestiones:
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• Se intenta averiguar qué efectos tienen las políticas: ¿se trata de los efectos
esperados? La evaluación de las políticas públicas sirve para conocer su
éxito o su fracaso.
Resumen
En resumen, el enfoque del análisis de políticas públicas se caracteriza por una dimensión
aplicada porque quiere contribuir a la mejora de la actividad gubernamental, en primer
lugar, con una mejor capacidad de diagnosticar los problemas que se plantean a partir
de un análisis científica y teóricamente fundamentado de la realidad política y social; en
segundo lugar, esta mejor comprensión de la realidad también tiene que permitir diseñar
alternativas de políticas a partir de las cuales se podrán tomar mejores decisiones. Este
enfoque es útil para entender la política criminal, que también presenta este componente
aplicado.
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el entorno social o físico del sistema político (por ejemplo, una crisis econó-
mica) producen demandas para determinado tipo de acciones o apoyos para
algunas acciones o para el statu quo. Estas demandas y apoyos son los inputs
(o entradas) al sistema político, que se producen a través del comportamiento
político de los ciudadanos. Estos inputs estimulan la competición en el sistema
político, lo que genera outputs (o productos) dirigidos a resolver algunos de los
aspectos problemáticos del entorno físico o social. Los outputs son las políti-
cas públicas que interactúan con el entorno y provocan cambios, los outcomes
(o resultados). Los outcomes de las nuevas políticas pueden generar nuevas de-
mandas y apoyos u oposición a las políticas que los han producido. Esta fase
es el llamado feedback (o retroalimentación), que vincula la primera fase y la
última en un lazo interminable.
Comparemos este sistema político con el funcionamiento de una estufa con termostato
(sistema) dentro de una habitación. El aire de la habitación (el entorno del sistema) envía
información (los inputs) al sistema a través de los sensores de calor de la estufa (el canal
de recepción del sistema –en el sistema político, los partidos políticos y los grupos de
interés). Cuando baja la temperatura y se llega a un determinado umbral, los sensores lo
detectan y la estufa se pone en marcha. Cuando empieza a enviar calor a la habitación
(output o producto), el aire de la habitación se calienta (outcome o resultado). Cuando
se alcanza cierto umbral de temperatura, el aire se ha calentado lo suficiente, los inputs
que llegan al sistema cambian, el sensor lo detecta y la estufa se detiene. Este es el lazo
del feedback o retroalimentación. Con este ciclo funcionando de forma ininterrumpida,
se mantiene la temperatura de la estancia dentro de unos umbrales predeterminados de
confort para las personas que la habitan.
El sistema político es comparable con este sistema, pero ni que decir tiene que
es mucho más complejo. Una diferencia crucial es que el mismo sistema tiene
la capacidad de modificarse (se trata de sistemas autopoyéticos), de proveerse
de reglas que afectan a su propio funcionamiento.
Por ejemplo, los sistemas políticos se proveen de constituciones o leyes electorales, que
sirven para modificar la forma en que el entorno afecta al sistema.
El modelo de Easton es muy útil como mapa para situar los distintos elementos
de la política y las políticas en un proceso único con diferentes fases. Por esta
razón ha tenido un éxito duradero dentro del análisis de las ciencias políticas
y de la ciencia política en general. Pero el enfoque de la teoría de sistemas
tiende a tener un sesgo conservador: los sistemas responden a los cambios del
entorno para adaptarse y sobrevivir. La teoría de sistemas se ha vinculado más
bien a los modelos de la planificación clásica de la actividad de los gobiernos
que a la ciencia política.
El pluralismo
Bentley y Truman son los autores seminales del pluralismo que teorizan sobre el impacto
de los grupos de interés en el proceso político. Robert Dahl y Charles Lindblom son los
referentes modernos del pluralismo. Dahl denominó a las democracias liberales contem-
poráneas poliarquías (gobierno de muchos), por la existencia de un conjunto de élites
que están en competencia por el control del estado. El resultado es que, en las sociedades
poliárquicas, la actividad del estado tiende a favorecer los diferentes intereses sociales de
acuerdo con el peso que tienen; por eso, los resultados sociales tienden a ser armónicos.
Este punto de vista entra en polémica, obviamente, con el marxismo, que supone que el
gobierno solo refleja los intereses de la clase capitalista. También se ha puesto en entredi-
cho desde la derecha, por parte de las corrientes institucionalistas del rational choice. Así,
para Olson, la existencia de un interés en la sociedad no es suficiente para explicar que
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este se pueda movilizar y que acabe teniendo influencia en la actividad del gobierno. La
lógica de la acción colectiva favorece a algunos grupos de interés por encima de otros y,
en consecuencia, los resultados sociales están sesgados en favor de los primeros. Por otro
lado, las reformulaciones neopluralistas de autores como el propio Dahl han tendido a
rebajar el optimismo del primer pluralismo y coinciden en la existencia de desigualdades
y desequilibrios en los resultados de las poliarquías modernas.
A.�F.�Bentley (1908). The process of government; a study of social pressures. Chicago: The
University of Chicago Press.
R.� A.� Dahl (1971). Polyarchy: Participation and Opposition. New Haven: Yale University
Press.
R.�A.�Dahl (1989). Democracy and Its Critics. New Haven: Yale University Press.
M.�J.�Olson (1965). The Logic of Collective Action. Cambridge: Harvard University Press.
D.�B.�Truman (1971). The governmental process: political interests and public opinion. Nueva
York: Knopf.
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W.�N.�Dunn (1994). Public Policy Analysis: An Introduction (pág. 138). Englewood Clilffs:
Prentice Hall.
Sin embargo, no se puede perder de vista que los problemas tienen un com-
ponente�subjetivo o social. La existencia de los problemas depende de su in-
terpretación. Los problemas, del mismo modo que la belleza, están en los ojos
del que mira. Son construcciones creadas, mantenidas y transformadas por la
sociedad; no existen aparte de los individuos o grupos que los definen.
Referencia bibliográfica
Los problemas�sociales son el producto de la política y del poder.
C.�W.�Mills (1959). The so-
ciological imagination. Nue-
va York: Oxford University
Un autor seminal en la interpretación�constructivista de los problemas so- Press.
ciales es Howard Becker. Becker argumenta que es incorrecto entender los pro- Versión en castellano: C.�W.
Mills (1961). La imaginación
blemas de desviación social como patologías sociales, tal y como lo hacen el sociològica. México D.F.: Fon-
conocimiento común o la sociología funcionalista (por ejemplo, Merton y Nis- do De Cultura Economica.
Referencias bibliográficas
H.�S.�Becker (1966). Outsiders: Studies in the Sociology of Deviance. Nueva York: Simon and
Schuster.
Lectura sugerida
P.� L.� Berger;� T.� Luckmann (1975). The Social Construction of Reality: A Treatise in the
Sociology of Knowledge. Harmondsworth: Penguin Books.
La necesidad� de� evaluar� las� políticas es una de las razones por las que el
paradigma constructivista no es el dominante en el análisis de las políticas
públicas, especialmente entre los profesionales de la gestión pública.
Referencia bibliográfica
Los medios�de�comunicación tienen un papel importante en la cons-
trucción de problemas: sensibilizan al público de la existencia de deter- S.�Cohen (2002). Folk Devils
and Moral Panics. Londres:
minados problemas y amplifican el proceso de etiquetado (labelling) de Routledge.
grupos y de individuos.
Varios trabajos han estudiado el papel de los medios de comunicación a la hora de “ma-
nufacturar” las oleadas de delincuencia. Por ejemplo, Cohen, en su obra de 1972, Folk
Devils and Moral Panics, describe la forma en que las peleas entre pandillas de jóvenes
mods y rockeros en los años sesenta se convirtieron en un problema social a partir de la
manipulación y la distorsión llevadas a cabo por la prensa.
El agenda-setting
En los años setenta, apareció el interés por el impacto de los medios en el proceso político
y por la relación que existe entre estos, la opinión pública y las políticas públicas. El tra-
bajo más importante sobre el proceso de agenda-setting es el de McCombs y Shaw. Según
estos autores, a pesar de que los medios de comunicación no son capaces de influir en la
dirección o en las intensidades de las actitudes del público en relación con un problema,
sí pueden establecer la agenda de las campañas electorales e influir en la relevancia de
las actitudes hacia los problemas políticos.
M.� E.� McCombs;� D.� L.� Shaw (1972). “The Agenda-Setting Function of Mass media”.
Public Opinion Quarterly (núm. 36, vol. 2, págs. 176-187). doi:10.1086/267990
Downs publicó un artículo explicando el ciclo de atención a los problemas Referencia bibliográfica
públicos a partir del caso de las políticas medioambientales. En este ciclo, los
A.�Downs (1972). “Up and
temas empiezan en una fase latente (preproblema) en la que solo conocen el Down with Ecology - the Is-
tema los expertos. Después pasan a una fase de descubrimiento alarmado por sue-Attention Cycle”. The Pu-
blic Interest (núm. 28, págs.
parte del público a partir de un desastre o acontecimiento que centra su preo- 38-50).
cupación y que conduce a demandas de acción al gobierno. En la siguiente
fase, tanto los políticos como el público se dan cuenta de lo costoso que se-
ría llevar a cabo las políticas necesarias para hacer un progreso notable. Esta
situación lleva a un declive gradual del interés público y, finalmente, se pasa a
la fase de posproblema, donde el tema sale de la agenda pública y es sustituido
por nuevos temas.
Figura 3.
Fuente: W.�Parsons (1995). Public Policy: An Introduction to the Theory and Practice of Policy Analysis. Cheltenham,
Northhampton: Edward Elgar.
Los gatekeepers son los “porteros”, los “guardianes de las puertas”, aquellos in-
dividuos que tienen capacidad de conseguir que los temas entren en la agen-
da. En la figura 3 se puede observar que un tema, una vez que ha entrado en
cualquiera de las agendas, resuena en todas las demás.
Cobb y Elder propusieron un modelo alternativo para explicar el proceso de Referencia bibliográfica
expansión y control de las agendas. La idea principal es que un tema entra
R.�W.�Cobb;�C.�D.�Elder
en la agenda cuando pasa de ser el foco de atención de un grupo concreto a (1972). Participation in Ame-
serlo de un público más amplio; cuando, además, tiene interés en la política rican politics: the dynamics
of agenda-building. Boston:
y cuando, finalmente, dispone de líderes de opinión. A partir de aquí el tema Allyn and Bacon.
puede llegar al público general.
Según estos autores, los temas tienen una mayor capacidad para llegar a formar
parte de la agenda política cuando:
Figura 4.
Fuente: adaptado de R.�W.�Cobb;�C.�D.�Elder (1972). Participation in American politics: the dynamics of agenda-building. Boston:
Allyn and Bacon.
Referencias bibliográficas
E.�Larrauri�Pijoan (2009). “La economía política del castigo”. Revista Electrónica de Cien-
cia Penal y Criminología (núm. 11, artículo 6).
Lecturas recomendadas
Para un análisis experimental del impacto de los medios en las actitudes ante las medidas
de la política criminal, véase:
N.� Marteache (2012). “Deliberative Processes and Attitudes Toward Sex Offen-
ders in Spain”. European Journal of Criminology (núm. 9, vol. 2, págs. 159-175).
doi:10.1177/1477370811424400
N.� Marteache� Solans;� M.� Martínez� García;� F.� Pérez� Ramírez (2010). “Comparación
entre opinión pública y «opinión pública meditada» en relación a la delincuencia sexual”.
Revista Española de Investigación Criminológica (núm. 8).
Un ejemplo menor de pánico fue el provocado por algunos casos de ataques de perros,
que dio lugar a la elaboración de la ley de razas peligrosas de perros del 2002. Se trata
de un ejemplo paradigmático porque, como muestra de la transformación de la vida mo-
derna, se había convertido en noticia lo que según el dicho clásico no tenía ningún valor
de noticia. Para ilustrar que un acontecimiento tiene valor de noticia, en las escuelas de
comunicación se dice que “un perro muerde a un hombre” no es noticia, mientras que
“un hombre muerde a un perro” sí lo es y, en este caso, los ataques de los perros a los
hombres se convirtieron en noticia. Todo empezó por la coincidencia fortuita de unos
cuantos casos especialmente dramáticos de perros que mataron a bebés en una época de
relativamente poca información. El tema de los ataques de los canes se vinculó también
con la preocupación sobre las peleas ilegales de perros llevadas a cabo por parte de algu-
nos colectivos marginales. El resultado fue que los medios de comunicación vieron el
negocio y pusieron el foco en esta dirección, de modo que reportaron todos los casos que
se producían y que, sin esta sensibilización en el público, no habrían pasado las barreras
de los consejos editoriales para ser publicados. Esta situación dio a los políticos la opor-
tunidad de hacer una regulación que resultaba bastante atractiva, puesto que afectaba a
muy poca gente y no tenía costes. La aprobación de la regulación podía dar la imagen de
que se estaba haciendo algo para resolver el problema. Pero, de hecho, las regulaciones
que hicieron ayuntamientos, parlamentos autonómicos y, finalmente, el Parlamento es-
pañol, se limitaron a dar un listado de razas peligrosas.
“A pesar de que la violencia doméstica ha sido objeto de políticas públicas desde media-
dos de los años ochenta, no fue hasta el impactante episodio de la muerte de Ana Orantes
el diciembre de 1997 que la mayoría de la sociedad española pasó a tener en cuenta la
situación de las mujeres maltratadas. La muerte particularmente violenta y predecible de
Orantes provocó una reacción emocional en la sociedad y los gobiernos españoles. Al-
gunos meses después, el gobierno español aprobó un plan nacional para abordar el mal-
trato doméstico y la oficina del defensor del pueblo publicó un informe sobre el abuso
en el matrimonio. Tal como establecía el plan, se reformó el código y los procedimien-
tos penales se reformaron para introducir como delito el abuso psicológico y se admitió
de forma explícita la posibilidad de obtener órdenes de alejamiento. [...] Se hicieron es-
fuerzos para mejorar la red de refugios para las víctimas de abuso. El gobierno del País
Vasco, por ejemplo, estableció un «salario social» para las víctimas de abuso, mientras
que el Instituto de Asuntos de la Mujer, en colaboración con el Ministerio de Interior
y con organizaciones de vecinos, desarrollaron un plan para entrenar voluntarios de la
comunidad para actuar como vínculo entre las víctimas y la polícia.”
J.� Medina-Ariza,� R.� Barberet (2003). “Intimate Partner Violence in Spain Findings
From a National Survey”. Violence Against Women (núm. 9, vol. 3, págs. 303-334).
doi:10.1177/1077801202250073
Los autores creen que estas medidas se tomaron con muy poco conocimiento
de la realidad sobre la que se quería actuar. Esto demuestra todavía más la
característica reacción emocional ante el problema.
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Por otro lado, cuando se han realizado estudios de la prevalencia de la violen- Referencia bibliográfica
cia doméstica en la sociedad española, se ha observado que esta no es superior
R.�Barberet (2005).
a la que existe en otras sociedades vecinas similares. Como recuerda la misma “Spain”. European Jour-
Barberet, se constata que una vez que se ha introducido este tema en la agen- nal of Criminology, (núm.
2, vol. 3, págs. 341-368).
da, no ha desaparecido. Se da un continuo proceso de refuerzo en los medios doi:10.1177/1477370805054
101
de comunicación. La violencia doméstica o de género ha sido la política que
ha dominado en la última década la agenda de los medios y la agenda de los
poderes públicos en cuestiones de política criminal.
En los gráficos 1 y 2 se puede observar que las percepciones de la población sobre las
tendencias de la criminalidad en Estados Unidos no se corresponden con la realidad de
una tasa de criminalidad que no ha dejado de disminuir desde mediados de los años
noventa. La utilización de los temas relacionados con el área de ley y orden en las elec-
ciones americanas y la atención de los medios de comunicación a las llamadas soft news
explicarían el repunte de la preocupación en la primera década del 2000.
Gráfico 1. Ratio de crimen violento en EU, 1973-2010 Número de víctimas por 1.000
personas mayores de 12 años
Fuente: http://www.gallup.com/poll/150464/americans-believe-crime-worsening.aspx
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El tema del control�de�la�agenda es uno de los más políticos en el estudio de Referencia bibliográfica
las políticas públicas. Filósofos de la política y del poder como Marx y Gramsci
E.�E.�Schattschneider
han señalado que este poder es ideológico, y que el poder supremo es conse- (1960). The Semisovereign Peo-
guir que la gente piense de una manera determinada, que considere acepta- ple. A Realist View of Demo-
cracy in America. Nueva York:
ble o inaceptable determinado tipo de conducta. Radicales americanos como Holt, Rinehart and Winston.
Schattscheneider han destacado el sesgo del sistema de influencias de nuestras
sociedades y la forma en que este sesgo se consigue controlando y limitando
el conflicto y eliminando áreas sociales del control político. En la política cri-
minal, los comportamientos identificados como delictivos y el tipo de trata-
mientos y de castigos que reciben varían a lo largo del tiempo y en las diferen-
tes sociedades, lo que refleja este tipo de lucha ideológica y política de fondo
en la definición de cuál es el comportamiento correcto o aceptable dentro de
la sociedad. En los días de crisis del sistema que vivimos, esta relatividad de
las perspectivas se vuelve muy visible y se refleja en las muestras del conflicto
social y en el desencanto con respecto a la política (es decir, en la incapacidad
del sistema de canalizar las demandas sociales).
El caso del director de hotel que recibe quejas por la lentitud de los ascensores puede ser
una buena ilustración de esta maleabilidad de los problemas. Si define el tema como un
problema de envejecimiento de los ascensores, la solución pasa por renovar las instala-
ciones, cambiar el motor, todo el ascensor... Seguro que estas soluciones son costosas, y es
posible que técnicamente no sea posible llevarlas a cabo. En cambio, si define el problema
como de aburrimiento de los huéspedes cuando esperan el ascensor, se le abre todo un
nuevo abanico de soluciones: poner espejos en los recibidores, una terminal de Internet,
etc. Estas alternativas son, en general, mucho más accesibles y hasta más eficaces que
las anteriores, dado que siempre habrá tiempo de espera, por mucho que mejoremos la
velocidad del ascensor.
En un ejemplo de política pública, una misma situación problemática, como que la ju-
ventud se quede bebiendo y celebrando por la calle en los barrios residenciales, puede
ser definida de formas diferentes. Si es un problema de orden público, entonces las op-
ciones que se plantean son represivas. ¿Cómo hay que reprimir este tipo de ocio? Las
alternativas pueden ser los reglamentos de ciudadanía, que incrementan los castigos para
los comportamientos relacionados con el ocio nocturno en la calle. Si se trata de un pro-
blema de coincidencia de actividades, los jóvenes con ganas de divertirse y los vecinos
con la necesidad de descansar, entonces se plantearán respuestas de tipo de zonificación.
Se definirán zonas donde los jóvenes podrán desempeñar esta actividad sin molestar a
los vecinos. En algunas áreas se permitirán negocios vinculados con el ocio nocturno,
mientras que en otras se limitará su actividad. Si el problema es de falta de alternativas
de ocio para la juventud, entonces se trataría de promover actividades que atraigan a los
jóvenes más allá del consumo de bebidas alcohólicas en la calle. No todas las alternativas
son igualmente costosas o viables.
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Múltiples enfoques han tratado la forma de tomar decisiones sobre las políticas
públicas que hay que llevar a cabo. Muchas disciplinas han contribuido al
análisis de la toma de decisiones: la ciencia política, la sociología, la teoría de
las organizaciones, la economía, la psicología o la gestión.
Toda política pública lleva asociada una teoría que explica un determinado
fenómeno.
En el modelo de las ciencias naturales, explicar equivale a identificar las causas que pro-
ducen un fenómeno. Por ejemplo, en la física newtoniana, la explicación de la fuerza
gravitacional viene dada por la masa de los cuerpos y la distancia que los separa.
Del mismo modo, en las ciencias sociales, una teoría intenta explicar un fenó-
meno social a partir de identificar los factores que se relacionan con él y que
son capaces de predecirlo.
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 25 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
La teoría es una fase esencial en las ciencias sociales, ya estemos hablando de Referencia bibliográfica
ciencia que funciona de forma inductiva o deductiva (Maxfield y Babbie). Las
M.�G.�Maxfield;�E.�R.�Bab-
diferentes disciplinas que se han dedicado a analizar la delincuencia han in- bie (2008). Basics of Research
fluido en los estudios de cómo las actividades del gobierno y la gente respon- Methods for Criminal Justice
and Criminology. Belmont:
den a la delincuencia como problema de la política. Wadsworth.
Vale la pena estudiar el comportamiento delictivo por sí mismo. Pero esta in-
vestigación es todavía más importante porque, con este conocimiento, se pue-
den formular y desarrollar políticas públicas. La investigación�en�política�cri-
minal es un ejemplo de investigación�aplicada: los resultados que se obtie-
nen se aplican a problemas específicos sobre la forma en que los cargos oficia-
les y el público general tendrían que responder al crimen.
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Las hipótesis científicas no son más que expectativas sobre cómo deberían
comportarse las variables que forman parte de la teoría si esta fuera correcta.
En la investigación empírica, es decir, en el trabajo de observar y medir la
realidad, la ciencia no hace más que comprobar que sus explicaciones sobre
la realidad son ciertas.
Por ejemplo, el desarrollo del telescopio Hubble permitió medidas de algunas radiaciones
provenientes del universo que hasta entonces había sido imposible efectuar. Los nuevos
datos no encajaron con algunas de las predicciones de las teorías científicas que habían
sido aceptadas hasta entonces, y el resultado fue que las teorías tuvieron que cambiar.
Esto mismo sucede con los programas de las políticas públicas. Son expecta-
tivas de cómo será la realidad empírica después de ejecutar una determinada
acción de política pública. A partir de cualquier teoría que explique la crimi-
nalidad, se pueden deducir proposiciones del tipo: “si pasara esto, entonces
sucedería lo otro”.
Por ejemplo, la teoría de las ventanas rotas dice: si en un vecindario se ven signos de que
hay desorden y de que carece de vigilancia (por medio de los cristales rotos), entonces se
produce una escalada de delincuencia (porque el barrio se percibe como un lugar donde
hay poco riesgo para delinquir). La propuesta de política pública basada en esta teoría
diría: si se hace un programa que reduzca los signos que puedan ser interpretados como
desorden social (limpieza de pintadas, reparación de mobiliario urbano, etc.), entonces
la delincuencia disminuirá.
Las ciencias sociales (en especial, las cuantitativas) intentan encontrar las cau-
sas generales de un fenómeno, medirlas y analizarlas. El desarrollo y la com-
probación de las teorías es la principal actividad académica, mientras que la
orientación práctica tiene otros objetos de estudio más allá del ámbito pura-
mente teórico.
Maxfield y Babbie ejemplifican el paso de la teoría a la definición de las políti- Referencia bibliográfica
cas o programas específicos con las teorías�situacionales�de�la�delincuencia.
M.�G.�Maxfield;�E.�R.�Bab-
bie (2008). Basics of Research
El dicho popular dice que “la oportunidad hace al ladrón”. Las teorías situa- Methods for Criminal Justice
and Criminology (pág. 8). Bel-
cionales de la delincuencia se pueden considerar como una versión sofistica- mont: Wadsworth.
da de esta idea. Están relacionadas con las teorías ecológicas de la delincuen-
cia, que explican que la delincuencia, al igual que sucede con los organismos
biológicos, aparece en un entorno social y físico determinado. Sin embargo,
también son, de hecho, una extensión de las teorías económicas de la delin-
cuencia (rational choice), que encuentran la explicación de las variaciones en la
delincuencia en los costes y los beneficios del crimen. Para las teorías situacio-
nales, los delincuentes estudian los diferentes objetivos y toman la decisión de
cometer el delito según la existencia de una oportunidad, aunque realmente
no hagan un cálculo de coste/beneficio.
A partir de esta teoría de la delincuencia, que se basa en los estilos de vida (las
costumbres) de las posibles víctimas y de los delincuentes y en la estructura
del entorno físico donde se encuentran, es posible identificar los elementos
que conforman la estructura�de�oportunidad de la delincuencia (figura 5) y,
por lo tanto, se puede plantear un programa político para combatirla.
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 28 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
Fuente: adaptado de R.�V.�Clarke (1997). Situational crime prevention. Monsey: Criminal Justice Press.
Existen muchos ejemplos de técnicas de prevención situacional del crimen: en el caso del
robo de coches, el bloqueo de la dirección o de puesta en marcha del vehículo, que in-
crementan los costes para el delincuente, o los sistemas de audio extraíbles de los coches,
que disminuyen las ganancias del robo; en el caso de robos y hurtos en las ciudades, el
incremento del alumbrado público o la instalación de circuitos cerrados de televisión y,
en el caso de exceso de velocidad, poner a policías durmientes (retardadores de velocidad)
en las vías (lo que plantea problemas éticos, ya que esta medida se aplica a todo el mundo,
a pesar de que haya personas que no tengan intención alguna de cometer un crimen).
Por otro lado, a partir de la teoría situacional del crimen, Clarke cita un sistema
inductivo para facilitar la elaboración inductiva de programas concretos de
prevención:
3 Desviar a los delin- 7 Vigilancia por em- 11 Reducir la tenta- 15 Control de los desin-
cuentes: pleados: ción: hibidores:
• Situación de los lo- • Circuitos cerra- • Listados neutrales • Leyes de venta de al-
cales nocturnos dos de TV al género cohol
• Cierre • Vigilantes en los • Aparcamiento fue- • Control parental de
parques ra de la calle TV
Fuente: Adaptado de R. V. Clarke (1997). Situational crime prevention. Monsey: Criminal Justice Press.
Resumen
ción de dichas alternativas. Resulta difícil valorar hasta qué punto resultan razonables,
factibles y adecuadas las propuestas políticas si estas no se encuentran vinculadas a una
buena teoría (en el sentido de una teoría científica y completa) del fenómeno que se
quiere manipular o transformar. No es fácil establecer la causalidad de un fenómeno. La
rutina, los prejuicios y la falsa confianza en las explicaciones de siempre nos pueden lle-
var a engaño. Podemos pensar que estamos resolviendo un problema con determinadas
acciones cuando, en realidad, estamos observando el efecto que tienen unas variables
causales que no hemos medido ni tenido en cuenta. También necesitamos que la teoría
esté completa y que tenga en cuenta los posibles efectos no deseados de las políticas lle-
vadas a cabo o de difusión y contagio de los efectos. El análisis y evaluación de políticas
están relacionados de forma indisoluble con la investigación de las ciencias sociales y, en
el caso del análisis y evaluación de la política social, con la criminología.
Se da por asumido que intervienen varios actores en todas las fases del ciclo
de las políticas. Los actores pueden ser individuales o colectivos (cuando los
grupos de individuos que los forman comparten un mismo tipo de intereses
en un determinado tipo de temas, se denominan equipos), y se caracterizan
precisamente por las preferencias que tienen. De acuerdo con la naturaleza de
las razones de intervenir en la política, podemos distinguir cinco�categorías
básicas de actores.
• Burocracia: basa su intervención en las normas que le atribuyen poder. Ved también
Fijaos en que, de acuerdo con esta clasificación, los cargos públicos electos
El apartado “Actores” del mó-
de los diferentes gobiernos son a la vez políticos y burócratas. Los jueces dulo “La política criminal co-
y las policías son actores de esta categoría. mo disciplina empírica y valo-
rativa” presenta una clasifica-
ción detallada con ejemplos de
los actores más relevantes en
• Grupos�de�intereses�especiales: la razón de su intervención es que la po- la política criminal.
lítica afecta directamente a sus intereses. Las asociaciones de jueces o de
policías entrarían en esta categoría, pero también las asociaciones surgidas
en sectores de población donde existe un determinado tipo de criminali-
dad específica, como por ejemplo barrios antiguos donde existen proble-
mas de prostitución.
El análisis de las políticas públicas (en contraposición clara con otras perspec-
tivas, como la planificación centralizada) pone de relieve las dificultades y los
límites existentes para que las decisiones se puedan tomar siguiendo unos cri-
terios racionales. Este aspecto es muy importante, ya que las políticas reales
que resultarán de estos procesos de toma de decisiones tendrán objetivos in-
coherentes e, incluso, contradictorios. Hagamos un breve repaso de los mo-
delos�de�toma�de�decisiones que se han planteado en la literatura y que pre-
sentan un grado creciente de realismo y de complejidad:
Otra característica destacada de este modelo es que supone que las decisiones
las toma un�único�decisor. Sin embargo, la propia definición de las políticas
públicas indica que se encuentran en el reino de los bienes colectivos, de la
intersubjetividad. Por lo tanto, resulta inverosímil que las decisiones se acaben
tomando teniendo en cuenta las preferencias y valoraciones de un único actor
sobre los objetivos, los medios y las alternativas disponibles.
Por ejemplo, los jefes de algunos departamentos (o de las unidades administrativas co-
rrespondientes) pueden tener apoyos políticos fuera de la administración, las llamadas
clientelas.
Por otro lado, algunas políticas, una vez emprendidas, no se pueden eliminar
de forma repentina y radical, lo que da capacidad de presión a sus responsables.
Todo esto, además, se produce en el contexto de una competencia entre los
propios responsables políticos. En la lucha por el presupuesto, todo el mundo
presiona para intentar mantener la cantidad obtenida en el presupuesto an-
terior como mínimo, e incluso incrementarla si es posible. Más presupuesto
supone más poder. El equilibrio resultante de esta situación es de una fuerte
presión para incrementar el presupuesto. Puesto que todo el mundo quiere
una parte del pastel que sea como mínimo igual que la anterior, si se quiere
priorizar una política por encima de las demás, la única solución es aumentar
el tamaño del pastel. De aquí viene el nombre del modelo, incremental.
Así pues, el modelo incremental es aplicable en las situaciones en las que par-
ticipan muchos�actores�con�poder en el proceso de toma de decisiones. El
proceso es complejo, pero el comportamiento global todavía se puede remitir
(a pesar de que sea de forma remota) al modelo racional.
4)�Modelo�papelera (o garbage can). Este modelo (Cyert y March) pone el én- Referencia bibliográfica
fasis en el hecho de que las políticas y sus objetivos están repletos de incohe-
R.�M.�Cyert;�J.�G.�March
rencias. La interacción de actores con intereses divergentes (varias coaliciones) (1992). A Behavioral Theory of
conduce a una situación en la que las decisiones se producen de�forma�caóti- the Firm. Malden: Blackwell.
ca. Las políticas carecen de unos objetivos claros (la solución de problemas), y
no existen unos recursos disponibles ni un conjunto de alternativas viables. A
la hora de tomar decisiones, los decisores se encuentran indistintamente con
cualquiera de las categorías anteriores (problemas, recursos, alternativas, etc.).
De aquí la denominación de papelera: es como si un conjunto de elementos de
cualquiera de estas categorías se encontraran desordenados en una papelera,
y el decisor recurriera a alguno de ellos cuando le hiciera falta. No tiene lugar
ningún proceso de formación, evaluación y selección de alternativas. Todo
puede ir al revés del proceso lógico.
A veces hay soluciones que buscan problemas; por ejemplo, una administración local,
para obtener una subvención de la UE para un programa de promoción de mujeres em-
presarias (solución), tendrá que buscar a estas mujeres (y quizá incluso inventárselas),
cuando tal vez el problema real en aquel municipio sea el maltrato.
“En el garbage can, las oportunidades de elección, las soluciones a los problemas y los
decisores llegan a través de un proceso temporal exógeno. La lógica de la ordenación es
temporal más que jerárquica o consecuente. Los problemas y las soluciones se vinculan
a las elecciones y, por lo tanto, los unos a las otras, no solo por los vínculos medios-fina-
lidades, sino por el hecho de coincidir en el tiempo. En el límite, casi cualquier solución
puede ser asociada con casi cualquier problema –suponiendo que sean contemporáneos.”
R.� M.� Cyert;� J.� G.� March (1992). A Behavioral Theory of the Firm (pág. 235). Malden:
Blackwell. Citado en: W. Parsons (1995). Public Policy: An Introduction to the Theory and
Practice of Policy Analysis (pág. 302). Cheltenham, Northhampton: Edward Elgar.
Dentro de estos sistemas cada vez más complejos y caóticos, ¿cómo podemos
entender el papel del analista de políticas públicas?
Para Weimer y Vining, el objetivo del análisis de políticas es producir consejos Referencia bibliográfica
y recomendaciones para ayudar a decidir entre diferentes políticas públicas.
D.�L.�Weimer;�A.�R.�Vining
(1992). Policy Analysis: Con-
Estos consejos del análisis de políticas públicas están relacionados con deci- cepts and Practice (pág. 1). En-
glewood Cliffs: Prentice Hall.
siones públicas que afectan a algunos valores sociales. Esta definición destaca
dos características:
“El buen análisis de políticas públicas requiere una visión completa de las con-
secuencias y de los valores sociales.” (2)
Por ejemplo, una teoría social que quiere predecir las causas de la delincuencia puede
suponer que uno de los factores explicativos es el tipo de educación moral que el indi-
viduo recibe dentro de la familia. El objetivo del investigador social será demostrar esta
relación con datos empíricos de los que disponga o que pueda recoger.
Una respuesta política que tuviera en cuenta seriamente esta relación entre
delincuencia y educación familiar a la hora de proponer una política pública
consistiría en culpar a los progenitores de los delincuentes juveniles de sus
actividades ilegales, tal como se ha intentado hacer en algunos estados de Es-
tados Unidos. Pero este tipo de política resulta problemático y difícilmente
aceptable en nuestra sociedad (en realidad, a menudo los padres de los delin-
cuentes aparecen como víctimas). Por eso, normalmente, el efecto del entorno
familiar en la actividad delictiva se tomará como un elemento que no se en-
cuentra dentro del rango de las posibles variables o factores bajo el control del
gobierno y que, por lo tanto, no se puede manipular para hacer frente a los
problemas de delincuencia.
Este ha sido el caso, por ejemplo, del Código penal de 1995 y de la Ley de responsabilidad
penal del menor del 2000.
Solo en los últimos tiempos los estudios han sido más visibles, pero todavía Referencia bibliográfica
tienen una presencia pública limitada. En resumen, se trata de una política que
J.�Medina-Ariza (2006).
ha estado en manos�de�la�burocracia, con poco�peso�de�los�especialistas, y “Politics of Crime in Spain,
esto se debe en gran parte a que los políticos no han tenido interés por explotar 1978-2004”. Punishment
& Society (núm. 8, vol. 2,
el tema de forma electoral. págs. 183-201). doi:10.1177/
1462474506062103
En la historia española reciente, hay evidencia de que los pánicos morales rela-
cionados con temas como la violencia doméstica y la inmigración han tenido
como efecto la producción de legislación de forma poco reflexiva, elaborada
a base de impulsos intermitentes.
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 36 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
Por ejemplo, Pressman y Wildavsky titulan significativamente su libro semi- Referencia bibliográfica
nal: Implementación: cómo las grandes expectativas en Washington se rompen en
J.�L.�Pressman;�A.�B�Wil-
Oakland; o por qué es tan sorprendente que los programas federales lleguen a fun- davsky (1973). Implementa-
cionar algo, siendo este estudio una crónica épica de la administración de desarrollo tion, How Great Expectations
in Washington Are Dashed in
económico explicada por dos observadores empáticos que intentan extraer una mo- Oakland; or, Why It’s Amazing
that Federal Programs Work at
raleja sobre la base de unas esperanzas arruinadas.
All, This Being a Saga of the
Economic Development Admi-
nistration as told by Two Sym-
En este libro, identifican varios factores que pueden incidir en la tendencia de pathetic Observers who seek
las políticas a apartarse de sus objetivos: to Build Morals on a Founda-
tion of Ruined Hopes. Berke-
ley: University of California
Press.
• Los objetivos de la política tienen que estar claros y deben ser comprendi-
dos perfectamente.
• Los recursos necesarios para llevar a cabo la política tienen que estar dis-
ponibles en el momento de ponerla en práctica.
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 37 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
• La línea de mando debe ser clara y tiene que poder obtener y controlar los
recursos necesarios para llevar a cabo la política.
últimos de que se lleve a cabo una política u otra son los que proporcionan
estos servicios. No importa que haya objetivos muy definidos, recursos, líneas
de mando claras, etc.: si las acciones van en contra de las convicciones, las
preferencias o los incentivos de quienes han de dar el servicio, dicho servicio
no se dará (o se dará de una forma distorsionada).
Por ejemplo, por muchas reformas educativas que se hagan, al final el contenido de las
clases queda filtrado en gran medida por lo que los maestros piensan que debe ser el
contenido de aquella asignatura. Es ilusorio pensar que los recursos de poder se encuen-
tran concentrados en los niveles jerárquicos superiores de las organizaciones (o, incluso
menos, en el nivel político de la administración).
Tomemos como ejemplo un caso aparentemente paradójico: a pesar de que la policía del
Bronx de Nueva York tenía capacidad para arrestar a los pequeños traficantes de drogas, el
tráfico de drogas no disminuía, sino que iba en aumento. Peor todavía, al parecer, había
pruebas de que se daban algunos casos de corrupción, en los que los traficantes pagaban
a los policías para que no los detuvieran y los policías amenazaban con detener a los
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 38 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
Existe toda una línea de estudios que se centra en el efecto de la multiplicidad de orga-
nizaciones y de niveles organizativos que tienen que cooperar para poder llevar a cabo
una política pública. Los estudios intergubernamentales destacan el hecho de que, para
dirigir muchas políticas públicas (las políticas de seguridad son un ejemplo perfecto de
ello), es necesario que muchos niveles de administraciones (internacional, europea, es-
tatal, regional, local...) y de entidades privadas y del tercer sector interactúen y cooperen.
El resultado final de la puesta en práctica de las políticas se verá afectada por el tipo de
interacción que se produzca.
En un sentido amplio, la evaluación puede tener lugar en cualquier punto del Referencia bibliográfica
ciclo de las políticas públicas (no se refiere estrictamente a los efectos que pro-
D.�J.�Palumbo (1987). The
duce la actividad gubernamental sobre el medio social). Palumbo sugiere que Politics of program evaluation.
hay que hablar de un ciclo�de�la�información vinculado al ciclo�de�las�polí- Newbury Park: Sage Publica-
tions.
ticas (figura 6). Hemos visto que es necesario recoger información del entorno
para saber cuál es el problema que se está resolviendo (fase 1), y también se
ha mencionado el análisis coste-beneficio como sistema de evaluación previa Ved también
de las diferentes alternativas disponibles para poder tomar decisiones políticas
Hemos visto estos aspectos en
racionales. Palumbo añade una fase�de�legitimación�de�la�política, en la que los apartados “Fase 1. Identifi-
cación de los problemas y es-
intervienen las encuestas de opinión para medir el grado de aceptación de di- tablecimiento de la agenda” y
“Fase 2. Formulación de alter-
ferentes medidas políticas entre la población. nativas o soluciones”.
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 39 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
Fuente: adaptado de D. J. Palumbo (1987). The Politics of program evaluation. Newbury Park: Sage Publications.
Por ejemplo, ¿cuál es la relación entre la comisaría focal y las demás comisarías? ¿Cuál
es la relación con los juzgados?
2)�Evaluación�sumativa.
Por ejemplo, ¿cómo se puede medir el efecto de las campañas de la Generalitat para
mejorar la presencia de las empresas catalanas en el exterior? Puede haber dos indicadores
de que realmente tienen algún impacto: a nivel macro, corresponde a la mejora de la
balanza comercial con los países donde hay clientes de empresas catalanas; a nivel micro,
lo que esperaremos es una mejora en la economía de las empresas exportadoras catalanas.
Ejemplo
Pensad en un índice con el que estamos habituados y que se acepta en nuestra sociedad
para tomar decisiones importantes (como los incrementos de sueldo en las negociacio-
nes colectivas): el IPC, que es el índice de los precios de consumo, que se confecciona
a partir de los precios medios de una cesta de productos que paga una muestra de las
familias de un territorio determinado. El IPC pretende medir cómo varían los niveles de
los precios en una economía (el concepto invisible). ¿Qué pasaría si se basara en un solo
producto? Si fuera un pescado que podemos encontrar en el mercado, como por ejemplo
la sardina, la medida se vería afectada por la temporalidad y la inestabilidad de los gustos
de los consumidores. Esto significaría que tendríamos una medida que no es ni válida
(no varía de acuerdo con los precios en general de la economía) ni fiable (según la suerte
de los pescadores a la hora de pescar, tendríamos precios más altos o más bajos). Como
podéis ver, es mucho mejor usar un índice compuesto que tenga en cuenta la distribu-
ción conjunta de los precios de los diferentes productos consumidos por las familias. Las
variaciones erráticas de los productos individuales se anulan unas a otras al calcular la
media y, al final, los cambios en el IPC corresponden de forma más válida y fiable a los
cambios en los niveles generales de los precios de la economía.
esta cantidad, pero no impide que las industrias viertan todo el cromo que quieran a las
aguas fluviales. ¿A qué se debe esto? Puesto que la medida hace referencia a la cantidad
de agua, las industrias que quieren deshacerse de los residuos contaminantes de la forma
más barata posible solo tendrán que esperar a que las aguas de los ríos crezcan para verter
la cantidad necesaria para no superar el umbral máximo fijado por la ley. Si observamos la
evolución del indicador de miligramos de cromo por litro de agua, comprobaremos que
se mantiene estable a lo largo del tiempo. Se respeta la legalidad, ¡pero el comportamiento
contaminador del agua por parte de las industrias no mejora!
En suma, el indicador de calidad del agua elegido no es válido si lo que se intentaba medir
era el concepto de respeto al medioambiente por parte de la industria química.
Por otro lado, como hemos visto, si los agentes implicados saben que se está
utilizando este tipo de medida y no otra, esto afecta a su comportamiento. En
el ejemplo, construirán depósitos para acumular los residuos mientras esperan
la crecida de los ríos. Este hecho ilustra que los agentes tendrán intereses
(convergentes o contrapuestos) en adoptar un tipo de indicador de evaluación
u otro en función de si les favorecerá o no, de si les supondrá unos costes o no.
Así, dado que es un tema recurrente en esta asignatura, también en el tema de
la evaluación habrá una política.
1) En primer lugar, dado que muchas veces los delitos se cometen a escondidas
y con la voluntad de mantenerlos ocultos, existen problemas�de�medición
muy importantes en el caso de la política criminal, tanto por lo que respecta
a los datos de registros como a los datos de encuestas.
Las tasas de resolución de delitos (delitos resueltos en relación con los delitos cometidos),
por ejemplo, suelen ser bajas. Este hecho provoca que no se pueda depender de los datos
oficiales sobre la participación en actos delictivos por parte de individuos o grupos. Las
tasas de resolución locales pueden variar de forma significativa con el tiempo. Más graves,
pero posibles cuando los sistemas de recogida de información no están bien diseñados
y controlados, son los problemas de registro, cuando los agentes que deben producir los
registros tienen interés en ocultar la cifra real de delitos cometidos para mejorar su tasa
de resolución.
Por ejemplo, se ha estudiado que los cambios en los instrumentos de medida (preguntas)
sobre el maltrato familiar producen niveles de respuesta muy diferentes en una misma
población.
Esto significa, por ejemplo, que deberíamos ser capaces de medir qué grado de disminu-
ción de la sensación de inseguridad se produce gracias a los recursos monetarios dedica-
dos a un programa de incremento de las patrullas policiales en un barrio determinado.
Este fenómeno se conoce como regresión a la media, y nos puede hacer equi-
vocar (en este caso, sobrestimar) el impacto real de las medidas que estemos
utilizando para reducir la delincuencia en un área determinada.
Otro elemento que puede llevar a confusión son las fluctuaciones estacionales
en los niveles de criminalidad, seguramente debidas a circunstancias locales, a
pesar de que a menudo se desconozcan la naturaleza de estas causas. También
las áreas locales se encuentran a merced de una gran cantidad de influencias
exteriores que pueden afectar a la criminalidad y a los patrones de criminali-
dad.
Por ejemplo, cambios en los transportes, desarrollos comerciales, alteraciones en las con-
diciones económicas y la migración de familias y de grupos.
Por ejemplo, para evitar la victimización reiterada en cierto tipo de domicilios, se puede
intentar detectar a los delincuentes que cometen tales delitos (como se hizo, por ejemplo,
con las bandas que se dedican al robo de domicilios mientras los propietarios duermen,
los llamados ladrones silenciosos). Al mismo tiempo, se instalan sistemas de cerrojos, alar-
mas o circuitos cerrados de televisión, elementos que pueden responder a este problema
desde la óptica de la prevención.
Por ejemplo, cuando el tratamiento de la criminalidad en una zona solo limita la acti-
vidad de los delincuentes que hasta entonces han estado actuando en esa zona, puede
producir todo tipo de desplazamientos de la actividad criminal. Puede darse un desplaza-
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 45 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
miento de ese mismo tipo de delito a otras zonas, o bien un desplazamiento en el tipo de
delito a la misma zona, o bien un desplazamiento del delito a otros momentos y zonas.
Del mismo modo, los efectos colaterales se pueden producir en las políticas criminales
diseñadas para prevenir la emergencia de la criminalidad o para contener o tratar la ya
existente. Los efectos de etiquetado en aquellas personas identificadas como delincuen-
tes o delincuentes probables pueden crear o confirmar las identidades desviadas o cerrar
las oportunidades para participar en actividades legales. Los delincuentes pueden trans-
mitirse unos a otros las técnicas para cometer un crimen al ser agrupados en prisiones
u otros centros de internamiento.
3.5.5. La causalidad
Por ejemplo, podemos querer conocer el efecto que tiene la información sobre los
riesgos de la conducción a gran velocidad en la velocidad de los conductores. Se pue-
de instalar un taquímetro en los vehículos de un grupo de conductores para registrar
la velocidad a la que conducen durante una semana, y después se les hace ver un
vídeo en el que se alerta de los riesgos de la conducción demasiado rápida. La semana
siguiente se puede volver a medir la velocidad y se puede comprobar si los partici-
pantes en este experimento han reaccionado como se esperaba y han disminuido la
velocidad a la que conducían.
El experimento clásico
“un intento sistemático de demostrar una hipótesis causal sobre el efecto de las variacio-
nes en un factor (la variable independiente) en otra variable (la variable dependiente)
[...] el rasgo definitorio de la experimentación se encuentra en el control de la variable
independiente por parte del experimentador”.
Sin embargo, este experimento para conocer el efecto de la información sobre los
riesgos de la velocidad en la conducción presenta un potencial problema de validez.
Los conductores saben que se han instalado taquímetros en sus vehículos y, proba-
blemente, también saben que se han tomado medidas de la velocidad a la que han
ido durante el pretest y el posttest. Esto puede hacer que los conductores se compor-
ten de manera diferente a la hora de conducir, independientemente de que se hayan
visto afectados por el contenido informativo del vídeo, solo por el hecho de que sa-
ben que están siendo observados.
El efecto Hawthorne
2)� El� grupo� experimental� y� el� grupo� de� control. La forma tradicional de
tener en cuenta el efecto del procedimiento de experimentación es utilizar un
grupo de control, una práctica habitual en las ciencias sociales.
3)� La� selección� de� los� participantes� (sujetos). Es preciso seleccionar a los
participantes de los experimentos de modo que sea posible generalizar los
resultados de los experimentos a la población que nos interesa (o población
objetivo).
También hay que garantizar que los grupos de tratamiento y de control sean
realmente comparables. Una forma de garantizar que se asemejen es que la
asignación a uno de los dos grupos se haga de forma aleatoria. Con la alea-
torización, los grupos experimental y de control son estadísticamente equiva-
lentes.
Los experimentos son una forma fuerte de garantizar que se cumplen los cri-
terios de la existencia de causalidad que hemos visto anteriormente:
• La comparación entre los valores del pretest y del posttest nos permiten
observar si existe correlación empírica entre las variables de causa y efecto.
Magic Town
La película Magic Town (1947) es una parábola sobre las técnicas demoscópicas modernas
y la democracia que nos sirve para ilustrar el concepto de sensibilización. En la película,
Rip Smith (James Stewart) dirige una empresa de sondeos de opinión que está a punto de
quebrar por los costes de llevar a cabo los estudios. Descubre por casualidad una ciudad,
Grandview, que es el espejo perfecto de la opinión de todo Estados Unidos. Es el caso
extremo del ideal del sistema de muestreo por conglomerados, que sirve, precisamente,
para reducir los costes de elaborar encuestas representativas. En la película, James Stewart
se aprovecha de su descubrimiento y hace predicciones cuidadosas y baratas de la opi-
nión del país en diferentes cuestiones. Todo se tuerce cuando el público general descubre
la ciudad y los mismos ciudadanos pasan a ser conscientes de su papel. Entonces, ante
la responsabilidad de respresentar la opinión de todo un país sobre cualquier cuestión
planteada, empiezan a prepararse las respuestas. Al final, sus respuestas dejan de ser re-
presentativas del todo. Esto se muestra cuando el 60% de la población de Grandview dice
que apoyaría a una mujer como presidenta de Estados Unidos (!). Así se acaba el milagro
de la ciudad perfectamente representativa de la opinión de Estados Unidos. Los partici-
pantes se sensibilizan y dejan de responder de forma espontánea, tal como respondería
la población general: las respuestas dejan de ser válidas.
2)�Problemas�de�generalización:
Por lo tanto, el tratamiento que hemos dado en nuestro experimento recoge (mide)
solo en parte la manera real que tiene la población de conductores de adquirir in-
formación. Esto significa que nuestro experimento puede haber recogido de forma
limitada el efecto de la información sobre los riesgos de la velocidad en la conducción
(nuestras variables independiente y dependiente).
6.1
6.2
Y = O1 – O 2
Los técnicas del análisis estadístico multivariante pretenden resolver este pro-
blema midiendo una gran cantidad de unidades de análisis (casos o indivi-
duos), tanto en el grupo de tratamiento como en el grupo de control. Así, si
se tienen en cuenta todos los factores que pueden afectar de forma verosímil
a la variación en el impacto de la política, podremos estar más seguros de que
el efecto observado se debe precisamente a la acción de la política X.
En el gráfico 3, el eje horizontal (de las ordenadas) representa el paso del tiem-
po, y se destacan los momentos (T1 a T6) en los que se han realizado las obser-
vaciones de los diferentes niveles del indicador de resultados (representado en
el eje vertical o de las Y). A partir de las observaciones anteriores a la aplicación
de la política o el programa (observaciones O1 a O3), se estima la tendencia de
la variable dependiente en el tiempo. A partir de las observaciones de la varia-
ble dependiente después de la aplicación de la política (O4 a O6), se obtiene
la estimación de la nueva tendencia. El impacto de la política se mide a partir
del ángulo, que es la diferencia entre las dos tendencias a lo largo del tiempo.
Gráfico 3
Gráfico 4.
Más que aplicar el mismo diseño a todas las situaciones y evaluaciones, lo me-
jor es entender cuáles son los elementos fundamentales del diseño de investi-
gación y tratar de adaptarlos de forma conveniente a las diferentes situaciones.
La evaluación realista
Dichos patrones consisten en teorías de medio rango (ni específicas localmen- Referencia bibliográfica
te ni incondicionalmente universales) comprobables que vinculan las condi-
R.�Pawson,�N.�Tilley (1997).
ciones y los tipos de mecanismos que generan las “huellas” del resultado es- Realistic Evaluation. SAGE.
pecífico (Pawson, 2000; Pawson y Tilley, 2004). R.�Pawson (2006). Eviden-
ce-based policy: a realist pers-
pective. SAGE.
La evaluación realista debería construirse sobre la base de la investigación pre-
via, la teoría de la ciencia social y la opinión de los expertos, es decir, debería
desarrollar una teoría comprobable o un conjunto de teorías de las respuestas
potenciales a una determinada política criminal.
La evaluación cualitativa
Dado que las agencias estatales son las encargadas de llevar a cabo muchas
evaluaciones de política criminal, y puesto que a las conclusiones de la eva-
luación pueden seguirles acciones y decisiones, todo este proceso de evalua-
ción se realiza en un ambiente politizado. Los evaluadores deben considerar
el bienestar de los afectados por los resultados y confrontar los problemas con
su relación con quienes encargan los estudios.
Por otro lado, en muchas ocasiones hay que decir cosas que los clientes que
han encargado la evaluación no quieren oír, y es normal recibir presiones. En
general, hay razones para pensar que a quien ha encargado la evaluación le
vale la pena conocer la verdad y que a quien la ha llevado a cabo le vale la pena
decirla; en el primer caso, porque podrá responder de la mejor manera a los
retos que le plantea la realidad, y en el segundo, porque se juega su prestigio
como evaluador dentro de la comunidad de evaluadores y puede poner en
peligro su futuro profesional.
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 62 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
Resumen
Glosario
actor m y f Aquel que interviene en una política pública. Puede ser un individuo o un grupo.
Los grupos son definidos por tener unos mismos tipos de intereses y pueden ser clasificados
de acuerdo con la relación que mantienen con la política.
agenda gubernamental f Conjunto de temas sobre los cuales se ponen en marcha polí-
ticas públicas. La entrada en la agenda gubernamental muchas veces pasa por la previa en-
trada en la agenda�de�los�medios�de�comunicación.
análisis de políticas públicas m Intenta responder a las preguntas: ¿quién obtiene qué
en la política? ¿Por�qué? y ¿de qué manera�afecta al contenido de la política?
evaluación sumativa f Estudio de evaluación que busca medir cuál ha sido el efecto
(impacto) de la política o programa sobre los problemas a los cuales se dirigía.
ciclo (proceso) de las políticas públicas m Esquema de análisis de las políticas públicas
que las divide en una secuencia de fases diferenciadas, que van desde la definición de los
objetivos y alternativas de la política hasta la evaluación de los impactos de la actividad
gubernamental sobre el conjunto social.
implementación f Puesta en marcha de las políticas desde el punto de vista del análisis
de políticas públicas. Es un proceso complejo y potencialmente conflictivo, donde se inter-
relacionan una gran variedad de actores y con intereses y recursos diversos.
legitimación de las políticas f Llevar a cabo una decisión política exige un esfuerzo
retórico para convencer a la mayor parte (o la parte suficiente) de la sociedad de que esta es
la alternativa que se tiene que llevar a cabo.
modelo incremental m ¿Cuál es la elección cuando en lugar de un solo decisor hay mu-
chos y tienen unos intereses contrapuestos? Según el modelo incremental, los decisores ten-
drán en cuenta las decisiones tomadas anteriormente y mirarán de modificarlas “incremen-
talmente”, solo en pequeña medida.
pluralismo m Doctrina política que mantiene que el poder político se encuentra repartido
entre diferentes grupos dentro de la sociedad. Las modernas democracias liberales han sido
denominadas por Dahl “poliarquías”, en referencia a esta distribución del poder.
politics f “Política” en el sentido de discusión sobre cómo se piensa que tiene que ser
la sociedad y la interacción entre sus miembros. Como cuando decimos “la política en el
Parlamento de Cataluña se ha embrutecido”.
políticas públicas f pl Todo aquello que los gobiernos deciden hacer o no hacer y que
puede ser caracterizado como un proceso. Las políticas públicas pueden ser definidas como
“el conjunto de acciones vinculadas a la resolución de un problema definido como público.”
en policies
toma de no decisiones m Una de las formas más eficaces de control de las políticas públi-
cas (es decir, de poder político) consiste al impedir, bloquear o vetar, que se tomen decisiones
sobre algunos temas.
en non-decision making
validez f Capacidad de los indicadores para medir los conceptos que se supone que miden.
CC-BY-NC-ND • PID_00190837 65 Evaluación y análisis de políticas públicas en la política criminal
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