La Parroquia Es El Barrio
La Parroquia Es El Barrio
La Parroquia Es El Barrio
Cuando nos referimos a las particulares formas de vida en los barrios populares con gran
concentración de gente dentro de las ciudades, nos encontramos con una de las más
fácilmente detectables periferias de las que el papa Francisco ya hablaba desde su Buenos
Aires natal.
Un barrio popular puede tener en nuestras latitudes latinoamericanas tantas fisonomías
diferentes como que las ciudades son también diferentes.
Y si hablamos de Parroquias Urbanas con territorialidad desdibujada, en el aglomerado
urbano de Buenos Aires, con más de 15.000.000 millones de habitantes, conviven 12
diócesis territoriales (más 4 eparquías y el obispado castrense) conformando la región
pastoral Buenos Aires con límites en simples calles o avenidas.
1 - Contexto sociocultural
Para el p. Pedro, “no hay un límite entre parroquia y barrio. “No hay diferencia entre
barrio y parroquia” como postulaba el p. Gustavo Carrara, primer párroco de Virgen
Inmaculada. En Argentina existen al momento algo más de 4.400 “barrios populares”
donde viven más de 3.000.000 de personas nucleadas en unas 800.000 familias.
Si bien se entiende por Barrio Popular a “Villas de Emergencia” y “Asentamientos
informales” nos permitimos a los fines de esta mirada sobre las parroquias urbanas,
agregar las urbanizaciones que fueron alguna vez villas o asentamientos o aquellas que,
siendo concebidas como complejos habitacionales, mantienen culturalmente la fisonomía y
cultura de aquellos. Villa de Emergencia o simplemente Villa: un lugar hipotéticamente de
paso que resuelve una necesidad puntual en un principio de migrantes. En sus orígenes, en
la primera mitad del siglo XX, migrantes internos del país, venidos de poblaciones rurales
que buscaban en las “luces de la gran ciudad”, la seguridad laboral que proveía el puerto de
Buenos Aires y la industrialización que avanzaba. También en las grandes ciudades se
buscaba el desarrollo personal y futuro próspero para los hijos, instalándose en las
periferias o bien en espacios despoblados, terrenos ferroviarios, etc. En la actualidad, casi
en su totalidad, quienes se incorporan a estas barriadas son migrantes extranjeros de países
limítrofes que buscan en Argentina una prosperidad que les es vedada en sus países de
origen. En muchos casos se mantienen las familias de los habitantes originarios,
registrándose hasta 3 y 4 generaciones viviendo en las villas. Alrededor de 1.600 de estos
barrios se encuentran en el aglomerado urbano de Buenos Aires. Más de la mitad son
preexistentes al año 2000 y casi un cuarto del total son posteriores a 2010. A estos datos se
deben agregar algunas decenas de Barrios de casas y de construcciones de departamentos
tipo monoblocks.
Religiosas como las Asuncionistas, las del Sagrado Corazón de Jesús, las Dominicas del
Santísimo Nombre de Jesús son ejemplo de entrega a los barrios. Éstas últimas actualmente
continúan la tarea pastoral en el barrio. Hombro con hombro se encuentran laicos(as) con
gran compromiso hacia su comunidad. Las líneas de tarea pastoral, anuncio-misión-
catequesis-celebración-servicio, están acompañadas por laicos como condición que
multiplica el servicio que de otra forma sería inviable.
Julián es un seminarista que vive hace un par de años en la casa parroquial en el barrio
Carlos Gardel. Él mismo no es siempre comprendido por sus pares que, desconociendo la
riqueza de los barrios populares, no llegan a dimensionar la magnitud de la potencialidad de
esos espacios. Comentando con él su tarea pastoral con los más chicos, los que vienen al
merendero a diario y los pocos de esos que persisten en la catequesis, surge una respuesta
que es más inquietante todavía: “cómo van a persistir en la catequesis si hay quienes ni van
al colegio”. Hay que comprender todo un entorno familiar para poder llegar, después de un
camino muy largo a veces, a ofrecer la formación para los sacramentos.
La pastoral para las villas de Buenos Aires promueve el trabajo con las “3 C”: Capilla –
Club – Colegio. Esta propuesta tripartita genera tres ámbitos donde los chicos y
adolescentes pueden desarrollar articuladamente sus capacidades espirituales, intelectuales
y deportivas porque ocupan su tiempo en crecer, crear y participar de una vida comunitaria
fuerte, generando lazos. La pertenencia es clave en esta construcción barrial: ‘si soy de
alguna parte, si soy reconocido, tengo algo por lo qué vivir’. Y es muy importante que tanto
la capilla, como el club y el colegio tengan buenas instalaciones ya que son ámbitos de
conocimiento, de crecimiento, transmisión de valores y aprendizaje frente al consumo de
drogas, el narcomenudeo, el delito o la violencia, esta es una oferta distinta. Una traba es
ciertamente conseguir con qué construirlas y sostenerlas.
5 – Caminos y Desafíos
Un desafío más complejo es el que el Señor le presenta en un nuevo destino al p. Pedro que
en este mes acaba de asumir una nueva parroquia que contiene a la villa “Rodrigo Bueno”.
El gran desafío es que también incluye el nuevo y moderno barrio ‘Puerto Madero’, el más
costoso de Buenos Aires. El contraste es tal que la diversidad presenta un interesante
desafío pastoral.
La parroquia, sin ser el único medio, es por muchos motivos un lugar especial para una
evangelización extensiva e intensiva. Por tanto, el desafío de renovar pastoralmente a
nuestras parroquias urbanas en clave de evangelización sigue siendo una prioridad.
Y el papa Francisco nos va a iluminar el camino en línea con estos desafíos
“La Misión Continental, sea programática, sea paradigmática, exige generar la
conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados y
hombres de buena voluntad. El discípulo de Cristo no es una persona aislada en
una espiritualidad intimista, sino una persona en comunidad, para darse a los
demás. Misión Continental, por tanto, implica pertenencia eclesial.
Un planteo como éste, que comienza por el discipulado misionero e implica
comprender la identidad del cristiano como pertenencia eclesial, pide que nos
explicitemos cuáles son los desafíos vigentes de la misionariedad discipular.
Señalaré solamente dos: la renovación interna de la Iglesia y el diálogo con el
mundo actual”.
6.- Conclusión
Retomamos la idea que el p José Luis Lazzarini sj, quien dijera hace ya muchos años: “no
se limita la parroquia a la comunidad parroquial, la parroquia es el barrio”. La Parroquia
adquiere otra dimensión. La multiculturalidad, entendiendo dentro de ésta lo religioso,
interpela a cada paso. El Barrio es una puerta siempre abierta a la misión y evangelización.
Ahí, el misionero es el primer misionado, ya que el barrio lo convierte.
Al cierre de este diálogo, el p. Rodrigo evoca un pensamiento de Charles de Foucauld. La
pastoral en estos espacios es entendida desde la pastoral de la amistad donde hay dos vías,
una primera, de filiación con Dios y otra, la que hay que alimentar y construir
transversalmente, la de fraternidad con nuestros hermanos. Vivir en el barrio es parte del
sueño de Dios.
Sr. Nelson Pollicelli