Oracion Del Señor de Los Milagros
Oracion Del Señor de Los Milagros
Oracion Del Señor de Los Milagros
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que
crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a
su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por
él.”
La piedad popular como espacio de encuentro con Jesucristo nos debe llevar a
contemplar la imagen del Señor de los milagros para aumentar nuestro amor a
Él en nuestros hermanos, especialmente los más pobres. En este sentido, el
documento Aparecida nos dice: “La mirada del peregrino se deposita sobre una
imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El amor se detiene,
contempla el misterio, lo disfruta en silencio. También se conmueve,
derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica sincera, que
fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a
la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede.”
Somos testigos de que la sociedad globalizada de nuestros días nos hace más
cercanos, pero, en cambio, no nos hace más hermanos, ni tampoco nos
humaniza. Se puede decir que hoy estamos mejor conectados virtualmente
pero no hemos mejorado en la buena comunicación real, sincera y honesta y,
sobre todo, en una comunicación personal e íntima confidencial basada en el
clima de la confianza. Sin embargo, en el cristianismo es posible entablar y
crecer en un dialogo íntimo y personal con Cristo vivo que nos escucha
siempre cuando rezamos y meditamos con fe, esperanza y humildad.
En la oración Dios transforma nuestro corazón y nuestras intenciones para
obrar rectamente y crecer en amor a él y al prójimo, atendiendo a sus
necesidades espirituales y corporales. Conociendo a Jesucristo somos más
humanos y divinos, sensibles a la realidad social y cultural de nuestro tiempo.
Es decir que «El misterio del hombre ―dice el Concilio― solo se esclarece en
el misterio del Verbo encarnado».
Sí, el Verbo encarnado, que, reflejado en la imagen del Señor de los Milagros,
nos recuerda el profundo amor que tiene por la humanidad; por cada uno de
nosotros de manera personal, incondicional y misericordiosa, capaz de
concedernos lo que pidamos en oración, tal cual lo afirmó con sus palabras:
“Así que yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se
les abrirá la puerta. Porque todo el que pide recibe; el que busca encuentra; y
al que llama, se le abre”.