Fuente 33
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Vivimos en el siglo de la cultura de la imagen. Los medios audiovisuales rodean nuestro día
a día y son los medios por lo cuales se transmiten las tendencias y los mensajes sociales. El
cine, como puede llegar a ser un arma de denuncia y empoderamiento, también a lo
largo de su historia ha sido un vehículo para el adoctrinamiento del pensamiento
patriarcal. En los inicios del arte cinematográfico las mujeres cumplieron un papel activo
detrás de cámara, aun si las figuras femeninas que se proyectaban en la pantalla eran
representaciones de lo que Virgina Woolf llamó el ‘ángel del hogar’. El prototipo
femenino ideal: la mujer limitada en derechos y con dedicación absoluta a la maternidad,
al cuidado y satisfacción del bienestar físico y moral de su familia. La figura femenina en
el cine siempre ha ido en concordancia con las representaciones y pensamientos de las
épocas. No es por nada que Goddard planteaba a la imagen cinematográfica como una
prolongación de la realidad. De la madre a la vamp, de la prostituta de buen corazón a
las figuras andróginas, la concepción de la mujer en el medio audiovisual ha estado más
ligada a la de un objeto del deseo masculino que a la indagación de la complejidad
humana.
A medida que las mujeres, detrás de cámara, fueron relegadas a puestos de secretaría,
editoras y actrices, la industria cinematográfica fue adquiriendo una dominancia
masculina que se mantiene hasta la actualidad. La Iniciativa de Inclusión Annenberg,
examinó alrededor de 48.000 personajes, de las 1.100 mejores películas de 2007 a
2017 producidas en Hollywood. Este estudio señala que "las mujeres hablando en la
pantalla ocupaban solo el 30,6% de todos los roles en un período de 11 años, mientras
que menos del 1% de todos los personajes pertenecían a la comunidad LGBT”43. Estudios
estádisticos44 revelan que de las 200 películas más taquilleras de los años 2018-2019, las
mujeres en el film business, representan el 15.1% en dirección, el 17.4% en guión y el 18%
en la producción ejecutiva. En el marco de los festivales clase A del mundo, de un total de
42 Martínez, M. Mujeres al otro lado de la cámara (¿Dónde están las directoras de cine?) Espacio, Tiempo y Forma, Serie VII, 2017-
2018, P. 315-340
En el contexto nacional, los estudios y análisis sobre la inclusión de género en el cine aún
están en un estado inicial. Sin embargo, en los últimos años cada vez más son las cineastas
ecuatorianas que están sacando adelante la cinematografía del país. Son ellas las que
participan en festivales, ganan premios y proponen miradas frescas sobre el cine, el país y
la condición femenina en el Ecuador. El Foro "Mujeres, Cine y Resistencias" se realizó en la
ciudad de Quito el viernes 7 de febrero de 2020. Fue un espacio para discutir y
45 Skillset, (2008),Why Her? Factors that Have Influenced the Careers of Successful Women in Film & Television, AFTV & Alliance Sector Skills
Councils, UK, available at:http://publications.skillset.org/admin/data/why%20her/why%20her%202009.pdf
La relación entre el cine y las luchas sociales y ambientales sostenidas por mujeres es clave
para visibilizar nuestras viviencias en relación a la interculturalidad, plurinacionalidad, de
clase, desde un enfoque de género. El evento fue organizado por Fundación Aldhea, La
Marabunta Filmadora, ACAPANA, Colectivo Re-existencia Cimarruna y Sacha Manchi.
Las 3 ponencias presentadas en este artículo tienen el objetivo de retratar una mirada
interna de la situación de la producción cinematográfica nacional, desde el diálogo
personal de 3 mujeres. Gabriela Calvache profundiza en la mirada femenina en el cine y
trata sobre su experiencia como cineasta, tanto siendo madre como por venir de una
condición ‘privilegiada’ que le permitió no ser violentada en su crecimiento y desarrollarse
como cineasta. Patricia Yallico, habla desde la militancia indígena, la producción
colaborativa y la crítica social de la figura madre-cineasta–militante. Para cerrar el foro,
Estefania Arregui trata sobre la dificultad de montar un espacio femenino en la
distribución y exhibición cinematográfica. Todas estas mujeres coinciden que el cine es aún
un territorio dominado por hombres. Que son los que dirigen las organizaciones
cinematográficas, los que asignan fondos a proyectos y los que aún buscan y escalan sus
carreras cinematográficas a través del trabajo no reconocido de las mujeres.
Para cerrar la introducción a este artículo, quise compartir la pregunta que desata la
película “The Wife” (Runge, 2008) que trata sobre Joan, la esposa de Joe Castelman,
novelista, que está a punto de recibir el premio Nobel de Literatura. Durante el viaje a
Stockolmo para asistir a la ceremonia del Nobel, Joan se cuestiona sus decisiones de vida
y se develan los secretos de la esposa detrás del gran escritor. La película termina con un
final inesperado que reclama la pregunta: ¿Es necesario que muera la figura
masculina/patriarcal para que la mujer florezca?
NANCY BURNEO: Buenas noches con todas las personas presentes, gracias por estar aquí,
antes de presentar a las panelistas, yo quisiera agregar que estamos muy contentas de
juntarnos y de generar estos espacios para conocernos y suscitar articulaciones y
colaboraciones futuras. En esta mesa están sentadas mujeres cuyo quehacer en el mundo
del cine y el audiovisual está relacionado con la representación y auto representación
desde su labor de creadoras individuales y/o como parte de movimientos sociales.
Yo no me había dado cuenta lo que implica ser mujer hasta que empecé a hacer la
película “La mala noche”, mi primera ficción de largo como directora, yo siempre noté que
había algo que me incomodaba en mi vida de mi propia existencia, siempre lo noté, pero
no podía entender qué era eso que me incomodaba, es algo que siempre sentí,
independientemente de la película. Hice la escuela, el colegio, la universidad, me casé, me
divorcié, tuve una hija, me volví a casar, y en ninguno de todos estos períodos de mi vida
reflexioné sobre el hecho de ser mujer, sentía que yo era igual que cualquier otra
persona, en serio lo digo, yo sentía esto así, que las oportunidades eran las mismas, pero
esa incomodidad de la que les hablé estaba ahí.
Obviamente no soy tonta, había notado diferencias entre unas y otras personas, pero
siempre pensé que las diferencias tenían que ver con algunos privilegios en temas de
luchas sociales, de clases, pero ¿de género?, esto yo no había ni escuchado, ni lo tenía
claro, y sin embargo, estaba viviendo situaciones de género que todavía no eran claras
para mí, hasta que, en el año 2011 tuve la oportunidad de conocer alrededor de diez
niñas que tenían entre nueve y diecisiete años, todas estas niñas habían sido forzadas a
prostituirse, muchas de ellas siendo tan chiquitas ya tenían hijos de sus captores o de sus
clientes. Era una situación bastante grave y este encuentro cambió mi vida para siempre;
yo empecé a indagar en las historias de mujeres que de una u otra manera terminaron
forzadas en la prostitución, en la esclavitud. Me sentí muy identificada con ellas aun
cuando pensé que no íbamos a tener nada en común, pero la verdad es que sí teníamos
cosas en común.
Me di cuenta por primera vez lo que implica ser mujer, lo que significa ser mujer, y sobre
todo, el peligro de ser mujer. Empecé una serie de entrevistas que me llevaron a conversar
con mujeres traficadas y con trabajadoras sexuales voluntarias en Ecuador, en Colombia y
en España, y estas conversaciones fueron muy dolorosas, me llevaron a la depresión, pero
otras fueron cotidianas, fui descubriendo en estas conversaciones rasgos de mi propia vida
que no era capaz de ver hasta ese momento. Yo también había sido víctima de abusos
que naturalicé, nadie me violó y en mi casa fui respetada y cuidada, lo que me hizo
imaginar esa igualdad que yo creía que existía; el mundo al que tuve que enfrentarme
era hostil. Tan hostil que cuando alguien tocó alguna parte de mi cuerpo por más de una
vez, yo supe cómo virar la página y seguir con mi vida anulando ese hecho en silencio y sin
decir nada.
NANCY BURNEO: Muchas gracias Gabriela por compartir esta experiencia que no solo
es cinematográfica sino muy personal. Ahora vamos con Patricia Yallico, ella pertenece al
pueblo Wuaranca de la nacionalidad Quichua, realizó sus estudios como Realizadora
Integral en artes audiovisuales en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de
Buenos Aires UNICEN, y obtuvo la Tecnología de Realización y Actuación en el Instituto
Superior Tecnológico de Cine y Actuación, INCINE. Es directora, productora y guionista de
varias obras estudiantiles y profesionales, entre sus últimos proyectos se encuentra Hatarik,
largometraje de ficción inspirado en la vida de Dolores Cacuango. Hatarik ha ganado la
convocatoria del programa Ibermedia en la categoría desarrollo en el año 2017 y el
fondo de fomento del Instituto de Creación Audiovisual (ICCA) también en 2017. Entre las
obras de Patricia también se encuentra Hatun Mama, en la que es directora, guionista y
productora, es un documental que se encuentra en postproducción; y los cortometrajes: Los
Cerros, Teresa de Alas Largas y El Antropófago que se han mostrado dentro y fuera del
país.
PATRICIA YALLICO: Gracias a todos y todas por estar acá, soy Patricia y pertenezco a
un colectivo de realizadores audiovisuales e indígenas, se llama ACAPANA. Estamos
trabajando desde hace muchos años, agrupamos a compañeros que hacen realización
audiovisual, tenemos directores de diferentes pueblos y nacionalidades desde el norte
hasta el sur del país. Una actividad muy importante para nosotros es la celebración de los
treinta años que los realizadores audiovisuales de pueblos indígenas hemos asumido
nuestra propia auto representación, porque antes de estos treinta años, era un
antropólogo o un sociólogo los que nos tomaban como objeto de estudio a los pueblos
indígenas, tomaban y registraban nuestra vida desde su punto de vista, eso ha ocurrido y
sigue ocurriendo.
Soy parte de este espacio, soy mamá, soy militante de una organización indígena, soy
realizadora audiovisual y en este quehacer, lo que hemos venido aprendiendo es que hay
que juntarnos nosotras las mujeres, nosotras las mujeres indígenas, porque el estado
patriarcal que aún nos rige siempre nos hace competir entre nosotras, una competencia
desleal entre las mujeres. Este estado también lo que hace es invisibilizar a los pueblos
indígenas; con sus actos y estrategias busca sobre todo estereotipar, estigmatizar,
folclorizar a los pueblos indígenas y en este sentido, lo que nosotras estamos intentando es
posicionar nuestra propia mirada frente a lo que nos está ocurriendo y lo que pensamos.
La idea es que la realización audiovisual en este caso, hecha por una directora indígena,
permita trasgredir lo que se ha normalizado, no solo en las relaciones afectivas o de
género, sino también en las cuestiones de clase, porque hasta hace muy poco, estudiar cine
era un espacio de élite, nosotros no podíamos estar ahí y mucho menos coger una cámara
porque era un espacio que estaba destinado a un grupo pequeño de la oligarquía
ecuatoriana. Romper ese espacio que no ha sido gratuito, porque nunca nadie ha dado a
También quiero evidenciar que, además que este estado es patriarcal, con los pueblos
indígenas es una doble o triple exclusión, por el racismo, xenofobia, colonialismo y en este
caso, el ser madre ha permitido que nos dejen de lado, por ejemplo, si se dan cuenta, en
una película, nunca hay un protagonista indígena, menos una indígena mujer, entonces
siempre estamos ligados a roles secundarios, tanto en la cuestión artística, como en la
cuestión técnica, pues no somos jefes de área, no somos directoras, no somos productoras,
no somos directoras de foto ni de sonido, estamos relegados a ser necesariamente,
asistente del asistente del asistente, porque lo han normalizado así, y no es por la falta de
capacidad o creatividad, es porque se normaliza eso, entonces poder tener ahora
compañeros productores y directores con los que hacemos cortometrajes y largometrajes
documentales, y ver que aparecen sus nombres como realizadores y directores, es romper
esa lógica y es bastante fuerte, y te dicen “¿En serio?, ¿Eres directora?, ¿Eres cineasta?”;
pienso que hay que romper esos estereotipos porque el arte está también relegado como
muchos otros espacios, a un cierto grupo, y los demás somos cualquier cosa menos artistas,
hacemos un videíto pero no hacemos cine, no estamos creando, estamos trasgrediendo y a
lo que nosotros le apostamos es precisamente a eso.
Yo, como realizadora indígena, tengo la responsabilidad de romper eso que se ha
normalizado, y en este caso, hemos trabajado como directoras, productoras y demás, pero
sobre todo, las temáticas que tratamos buscan esto, buscan que pongamos en tela de juicio
esto que hemos normalizado, que el estado y todos los medios han permitido.
Buscamos deconstruir, debatir, transgredir todo lo que nos permita construir un nuevo cine,
porque al final lo que en Ecuador estamos buscando es crear la industria del cine; pero los
que están involucrados en esta construcción de la industria, piensan que tan solo se trata
de la taquilla, pero no, la necesidad de trabajar un tema
NANCY BURNEO: Muchas gracias Patricia, ahora vamos a terminar con Estefanía Arregui,
Master en Gestión Cultural y Licenciada en Cine y Video, realizó un diplomado en gestión de
artes y festivales, ha trabajado en el Festival de Cine de Cannes en Francia, en el Festival
de Cine “Take One Action” en Edimburgo y en el Festival de Arte “Leith Late” también en
Edimburgo, desde el 2015 hasta el 2019, fue productora del Festival Internacional de
Cine Documental “Encuentros del otro cine” y es fundadora del Festival Equis que se
realizó en su primera edición el año pasado, el festival cree en el potencial del cine como
agente de cambio social, su propósito es generar un espacio de diálogo y cuestionamiento
alrededor de temas relacionados con el género, la sexualidad y
INMÓVIL / Vol.6/ N.1/Julio 2020 ISSN 2528 - 7990 73
las relaciones de poder por medio de la exhibición cinematográfica de películas
nacionales e internacionales de alta calidad, inspirando y empoderando a otras mujeres a
realizar cine y a hablar sobre sus historias.
NANCY BURNEO: Muchas gracias a todas, como ven son infinidad de experiencias muy
diversas.