Carta para Rodrigo Campuzano Cuartas by Juan Camilo Escobar Villegas

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Carta para Rodrigo Campuzano Cuartas

Apreciado Rodrigo, querido amigo.

En estas líneas, quiero contarte una pequeña historia de amistad y colegaje


entre nosotros.

La primera vez que nos encontramos fue en un aula de clase, compartiendo


la condición de estudiantes de la primera cohorte de la Maestría en Historia
que abrió la Universidad Nacional en su sede de Medellín, en el primer
semestre de 1989. Éramos vecinos de pupitre y teníamos, cerca de nosotros,
compañeros y compañeras que han transitado, como tú, por las aulas de
las carreras de historia en Medellín formando nuevas generaciones de
historiadores. Fueron dos años asistiendo a las clases de la maestría y
recibiendo de tu parte razonamientos de un historiador que cuidaba cada
palabra, que enunciaba documentos que te permitían argumentar con
claridad. Cuando intervenías se te notaba no solamente la sabiduría del
estudioso sino también el carácter sereno de un hombre ecuánime que logra
pensar sin sobresaltos. Fue muy grato y aleccionador para mí tenerte como
compañero de clases. Gracias, querido compañero, por tu seriedad al
afrontar y cumplir el reto que nos propusimos en esa maestría, y gracias
también por ayudarme, sin que lo supieras, a que yo igualmente pudiera
avanzar hasta el final.

La segunda vez que nos volvimos a encontrar fue en el Capítulo de


Historiadores de Antioquia, hacia el año 2008. Allí compartimos el esfuerzo
por reanudar esta organización que había estado en receso por varios años.
En esta ocasión, compartíamos con otros colegas el propósito de volver a
realizar las muestras de historia regional y renovar la vinculación con la
Asociación Colombiana de Historiadores. Nos encontrábamos en los
alrededores de la Biblioteca Pública Piloto para planear y actuar en favor de
la ciencia histórica en Antioquia. Pasamos del pupitre a la mesa de trabajo
y allí de nuevo pude percibir tu seriedad, empuje y coraje para que los

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historiadores tuviéramos un dinámico capítulo regional en el contexto
nacional. Asumiste no solamente una activa participación en las reflexiones
históricas que realizábamos, sino que te echaste al hombro el cargo de
tesorero del Capítulo de Historiadores de Antioquia. Fue una muestra más
de la calidad humana de tu ser. El manejo del dinero fue siempre impecable,
además de racionalizar adecuadamente su inversión en bien de la
comunidad de historiadores de Antioquia y Colombia. Gracias, querido
colega, por tu constancia en aquellas labores necesarias para que los
historiadores de Antioquia tengamos hoy una organización abierta y
accesible.

La tercera vez que compartimos nuestra profesión fue invitándonos


mutuamente a escribir en dos publicaciones que vieron la luz en el año
2013. Pasamos entonces de la mesa de trabajo a las páginas de un libro. A
partir de una conferencia que presenté en la Biblioteca Pública Piloto me
propusiste participar en una obra que dirigías como coordinador académico
y en la que escribiste una sintética “Presentación” y un capítulo dedicado a
lo que se conoce como la reconquista española en Antioquia. Con este libro,
denominado Política, guerra y cultura en la independencia de Antioquia,
nuestra amistad de historiadores se incrementó. Debo decirte, querido
Rodrigo, que ese libro fue muestra de otro trabajo que sabías hacer muy
bien: el de mediador. Tu claridad era tanta que podías avanzar en una
cercanía que había estado rota por décadas entre los historiadores
universitarios y los de la Academia Antioqueña de Historia. Magistralmente,
nos pusiste a dialogar para el bien de los estudios históricos en Antioquia.
Ese diálogo se hizo más intenso cuando aceptaste publicar otro capítulo en
el libro Procesos políticos antioqueños durante la revolución neogranadina.
Allí compartimos de nuevo una publicación y un ideal: una sola comunidad
dialogante de historiadores en Antioquia.

Por último, querido Rodrigo, te hiciste mi mentor ante la Academia


Antioqueña de Historia. Me invitaste a entrar en esta centenaria institución

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y defendiste mi trayectoria para que finalmente me eligieran como uno de
sus miembros. Allí transitamos de las páginas de papel al recinto académico.
En él logramos compartir un año de reuniones y de conversaciones en torno
a los procesos de transformación que ha ido teniendo este antiguo espacio
dedicado a los estudios históricos. Nos vimos por última vez el 7 de
noviembre, justo 15 días antes de tu partida. En la Academia fuiste un
luchador constante, un sabio impulsor de nuevas perspectivas y un maestro
de todos sus miembros. Gracias de nuevo, apreciado amigo del alma, gracias
por tu amistad y tu sapiencia. Te extrañaremos mucho. En nombre de los
historiadores e historiadoras de Colombia, deseo que tu vida y tu obra se
conozcan en las aulas de clase, en los congresos y eventos académicos y en
los centros de historia de los municipios de Antioquia que tanto apoyaste.
Hay mucho que aprender de ti.

¡Un abrazo de corazón, admirado Rodrigo Campuzano Cuartas!

Tu amigo Juan Camilo Escobar Villegas

Medellín, 29 de noviembre de 2023

Texto para ser leído en el programa Miércoles con la historia, de la Asociación


Colombiana de Historiadores

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