Ventura Karen Tarea 12-2

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1

UNIVERSIDAD NACIONAL JOSE FAUSTINO SANCHEZ


CARRION
FACULTAD INGENIERIA PESQUERA
ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERIA PESQUERA

EVALUACION DE LOS RECURSOS HIDROBIOLOGICOS

TEMA

MODELOS HOLÍSTICOS O GLOBALES DE EVALUACIÓN DE RECURSOS

HIDROBIOLÓGICOS

ALUMNA:

VENTURA PALOMINO KAREN MARIA

ASESOR:

ING. OSWALDO FRANCISCO FLORES


SALDAÑA

2023
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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.........................................................................................................................4

RESUMEN.................................................................................................................................5

I.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA...........................................................................6

1.1.- Problema general....................................................................................................6

1.2.- Problemas específicos.............................................................................................6

II.- OBJETIVOS.......................................................................................................................7

2.2.- Objetivos específicos...............................................................................................7

III.- HIPÓTESIS.......................................................................................................................8

3.1.- Hipotesis general.....................................................................................................8

3.2.- Hipótesis específicas................................................................................................8

IV MATERIALES Y MÉTODOS...........................................................................................9

IV.- RESULTADOS................................................................................................................10

4.1 Paradigma social: una visión a la contextualización social de la pesca...................10

4.2 Problemática de la pesca...............................................................................................13

4.3 El paradigma epistémico: del enfoque sistémico al unidimensional y viceversa.....14


3

4.4 Enfoques generales del manejo pesquero: vaivén entre la interdisciplinariedad al

enfoque ecosistémico:...........................................................................................................23

V.- CONCLUSIONES:...........................................................................................................27

VI.-RECOMENDACIONES..................................................................................................29

VII.- BIBLIOGRAFÍA...........................................................................................................30

IX ANEXOS ............................................................................................................................33
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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo muestra los cambios que han marcado el devenir de la investigación

pesquera a través de la historia. Señala los momentos en los que las contribuciones teóricas y

metodológicas se convierten en paradigmas que rigen, en su momento, a la investigación. Este

proceso epistémico no es un proceso lineal, sino que registra regresos a los conocimientos

primarios e intermedios que permitieron el desarrollo metodológico de la ciencia pesquera, la

dinámica de poblaciones y la evaluación de las poblaciones de organismos de importancia

pesquera, pasando de manera significativa a etapas de mayor conocimiento, complejidad e

integralidad. El trabajo está estructurado en tres apartados: en primer término, se contextualiza

socialmente a la pesca, centrando el análisis en su importancia histórica, señalando las

aportaciones de investigadores y organismos internacionales cuyas contribuciones reflejan la

situación mundial de la pesca con base en los volúmenes de captura y con un enfoque económico

sustentado en la producción. Se incluye también la problemática y las tendencias de la pesca. El

segundo apartado analiza el paradigma epistémico, describiendo las etapas más relevantes que

han conducido la investigación pesquera mundial y su acontecer, marcando hitos que

caracterizan este proceso. Por último, se presentan los enfoques del manejo pesquero que a través

del tiempo se han construido desde diferentes visiones, pasando del unidisciplinario al holístico o

integral (Morán-Angulo, Ramón Enrique; Téllez-López, Jorge; Cifuentes-Lemus, Juan Luis La

investigación pesquera: una reflexión epistemológica Theomai, 2010,

https://www.redalyc.org/pdf/124/12415101006.pdf)
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RESUMEN

La incorporación de las variables económicas, sociales y ambientales son saberes que

complejizan, exigieron una modelación más integral y menos determinista, que conduzca a

enfoques globales con modelos multiparamétricos. De esta manera el uso de los recursos

pesqueros estará determinado por la conjunción de las variables económicas, sociales,

ecológicas, políticas e incluso morales. Llevar a cabo esto, significaría darle los enfoques

integrales al manejo de los recursos de la pesca como la mejor opción para mantener las

poblaciones y los ecosistemas en condiciones de sustentabilidad.


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I.- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Los modelos holísticos o globales de evaluación de recursos hidrobiológicos son importantes ya

que nos menciona diferentes lados de investigación con respecto a la pesca, pero cual es la

importancia histórica , social y economía de la evaluación de los recursos marinos

1.1.- Problema general

¿Cuales son los factores que influyen en la evaluación de los recursos hidrobiológicos ,

con el fin de mejorar la gestión pesquera y contribuir a la investigación de los recursos marinos

con fines científicos y culturales ?

1.2.- Problemas específicos

1.- ¿Cuáles son los principales factores económicos que influyen en la evaluación de los

recursos hidrobiológicos?

2.- ¿Cuáles son los factores sociales que influyen en la evaluación de los recursos

hidrobiológicos?

3.- ¿Cuál es el impacto histórico en la evaluación de los recursos hidrobiológicos?


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II.- OBJETIVOS

2.1.- Objetivo general

Determinar los factores que influyen en la evaluación de los recursos hidrobiológicos ,

con el fin de mejorar la gestión pesquera y contribuir a la investigación de los recursos marinos

con fines científicos y culturales.

2.2.- Objetivos específicos

1.- Determinar los principales factores económicos que influyen en la evaluación de los

recursos hidrobiológicos

2.- Determinar los factores sociales que influyen en la evaluación de los recursos

hidrobiológicos

3.- Determinar el impacto histórico en la evaluación de los recursos hidrobiológicos


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III.- HIPÓTESIS

3.1.- Hipotesis general

H0.- Si es posible determinar los factores que influyen en la evaluación de los recursos

hidrobiológicos , con el fin de mejorar la gestión pesquera y contribuir a la investigación de los

recursos marinos con fines científicos y culturales.

H1.- No es posible determinar los factores que influyen en la evaluación de los recursos

hidrobiológicos , con el fin de mejorar la gestión pesquera y contribuir a la investigación de los

recursos marinos con fines científicos y culturales.

3.2.- Hipótesis específicas

1.- H0.- Si es posible determinar los principales factores económicos que influyen en la

evaluación de los recursos hidrobiológicos.

1.- H1.- No es posible determinar los principales factores económicos que influyen en la

evaluación de los recursos hidrobiológicos.

2.- H0.- Si es posible determinar los factores sociales que influyen en la evaluación de los

recursos hidrobiológicos.

2.- H1.- No es posible determinar los factores sociales que influyen en la evaluación de

los recursos hidrobiológicos.

3.- H0.- Si es posible determinar el impacto histórico en la evaluación de los recursos

hidrobiológicos.

3.- H1.- No es posible determinar el impacto histórico en la evaluación de los recursos

hidrobiológicos.
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IV.- MATERIALES Y MÉTODOS

5.1.- Materiales:

 Laptop

 Cuaderno

 Página Web

 Lapicero

5.2.- Métodos

Método indirecto, porque busqué información acerca de los modelos holísticos o globales de

evaluación de recursos hidrobiológicos por internet, ya sea en revista, informes, tesis o páginas

de internet, para luego leerlo y sacar un resumen para así colocarlo en el informe.
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V.- RESULTADOS

4.1 Paradigma social: una visión a la contextualización social de la pesca

Los ecosistemas marinos, y en particular la pesca, han sido y son una importante fuente de

proteínas para el consumo directo en los seres humanos y para la alimentación animal; por otra

parte, sustentan una importante actividad económica que genera empleos e ingresos en particular

en los países en desarrollo, donde se calcula que no menos de 100 millones de personas viven de

las actividades de la pesca o relacionadas con ella (Bifani, 2007).

La historia de la pesca es la historia del hombre mismo, desde los orígenes de la civilización la

pesca de subsistencia, caracterizada por la recolección y la nula instrumentalidad, dio paso a la

pesca artesanal que se desarrolla a la par de los nuevos descubrimientos y avances tecnológicos,

eficientando la captura y haciendo más vertiginosa la extracción (Morán-Angulo, 2008).

La pesca industrial, la verdadera pesca como la describe Saetersdal (1992), remonta su origen

muchos siglos atrás con las pesquerías noruegas del bacalao que existieron desde los tiempos

vikingos, las pesquerías costeras de arenque en Europa desde la época medieval y las pescas de

ballena del hemisferio norte desde el siglo XVII.

Para Cifuentes-Lemus y CupulMagaña (2002), desde épocas muy antiguas, los egipcios,

hebreos, asirios y fenicios practicaron la pesca en el Mediterráneo, en América y en particular

México, los códices antiguos muestran que la pesca se practicaba desde antes de la llegada de los

españoles. Saetersdal (1992) señala que el Mar del Norte se convirtió en la cuna de las primeras

fases de la pesca moderna y, por consiguiente, también de las ciencias pesqueras y la ordenación

de la pesca.
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Desde comienzos de la década de 1890, cuando se dieron a conocer las primeras evidencias

científicas de la existencia de una reducción de las capturas en relación con el esfuerzo de pesca

para varias especies comerciales (bacalao, arenque, platija) en el Mar del Norte, los biólogos, los

administradores de pesquerías y los mismos pescadores han vivido con el remordimiento de

saber que el recurso está siendo explotado más allá de lo racional (Symes, 1996). El primer

registro histórico que indica los problemas de la pesca ocurre a medidos del siglo XIX cuando se

documentan las malas condiciones de la pesquería de platija del Mar del Norte (Holden y Raitt,

1975).

Pronto, el fantasma de la sobreexplotación recorrería las tradicionales pesquerías del Mar del

Norte, el Atlántico Nororiental y la región Norte del Pacífico. Pauly et al. (2002) y Smith (1996)

coinciden al asegurar que la documentación histórica de la pesca está estrechamente relacionada

con la bancarrota de las primeras pesquerías. Los efectos de la pesca se hacían sentir y ante la

necesidad de tener una respuesta científica al comportamiento de las pesquerías, surgen un

conjunto de organismos enfocados a la investigación pesquera. Así, la evaluación pesquera se

convierte en una tarea obligada en la investigación científica de la pesca. Para Sparre y Venema

(1995) la evaluación pesquera es la búsqueda del nivel de explotación que permita obtener, a

largo plazo, el rendimiento máximo en peso de la pesquería.

En la actualidad, de acuerdo con los planteamientos de los organismos internacionales (FAO) y

conferencias mundiales de expertos, gobiernos, y Ong´s (Río de Janeiro, 1992), la problemática

de la pesca mundial no es halagadora, ya que se visualiza un impacto importante sobre las

especies tradicionalmente explotadas y en iguales circunstancias se encuentran las especies

nuevas que están sustituyendo a las que están agotadas o en riesgo de estarlo. En la conferencia

de Kyoto se reconoce, a modo de predicción en el punto tres de su declaración, un déficit


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potencial considerable para el año 2010 en la oferta de pescado y productos pesqueros necesarios

para satisfacer las demandas de la creciente población humana, lo que a su vez afectará

negativamente la seguridad alimentaria mundial. En la misma declaración, se indica que es

urgente promover y consolidar la investigación científica como fundamento para el desarrollo

sostenible en el sector pesquero (FAO, 2001).

Al respecto, Gulland (1971) sentenciaba a manera de vaticinio: “el rendimiento de los recursos

tradicionales de teleósteos, se aproxima a su nivel máximo estimado en 100 millones de

toneladas al año y quedan pocas poblaciones por explotar. La expansión ulterior dependerá de

los recursos no tradicionales como el Krill. Dada esta situación estamos más obligados que

nunca a explotar nuestros recursos pesqueros tradicionales de la mejor manera posible y con tal

objeto es la función del halieutólogo”. Las consideraciones anteriores han sido en buena medida

correctas. Una mirada a los indicadores de la producción pesquera mundial muestran unas

fluctuaciones en los volúmenes de captura marina, mientras que la acuicultura ha registrado un

aumento de la producción (véase cuadro).

Por otra parte, ha existido una tendencia a aumentar la variedad de los recursos explotados,

probablemente debido a que se están alcanzando los límites de producción en las principales

poblaciones y están creciendo los mercados, para una gama más amplia de productos pesqueros,

mientras que los indicadores sobre la ecología de la mayoría de las zonas y los ecosistemas en

que puede desarrollarse la pesca indican que estos se hallan próximos a la explotación plena

(FAO, 2000). Sin embargo, en términos de producción, en toneladas anuales capturadas, la pesca

tiene una innegable relevancia económica y social en el mundo, tal como se aprecia en el

siguiente cuadro, en el cual se nota también la tendencia a la alza en los volúmenes de la

producción de la pesca mundial y un aumento en el consumo per capita mundial.


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La importancia social y económica de la pesca y la acuacultura es innegable, los registros de

captura señaladas así lo muestran, en donde la producción mundial en este periodo llegó a las

141.6 toneladas en el 2005. Producción que de acuerdo con la FAO (2007) el pescado capturado

proporcionó a más de 2.600 millones de personas, al menos, el 20% del promedio de su aporte

total de proteínas animales.

4.2 Problemática de la pesca

La situación actual de los recursos pesqueros enfrenta una problemática biológica y

socioeconómica: un uso social y productivo inadecuado que genera pérdida del potencial

biológico para la regeneración de la biomasa y mantenimiento de los niveles de reclutamiento

apropiados, pérdida de biodiversidad y agotamiento de especies, destrucción de hábitat y

ecosistemas, aumento de los niveles de pobreza en los sectores sociales de la pesca,

principalmente los ribereños, conflictos sociales y políticos entre comunidades por la posesión y

explotación de los recursos y ecosistemas, generación y aplicación de un mayor esfuerzo

pesquero por la ambigüedad e indefinición de los derechos de propiedad, migraciones humanas

importantes a sitios de pesca relativamente productivos debido a la pobreza creciente y el libre

acceso al uso de las especies pesqueras. Ante tal problemática, la FAO (2006) ha señalado la

situación que guardan los recursos pesqueros mundiales, alertando sobre los niveles de

sobrepesca, y el estancamiento, y declive de algunas poblaciones, cuyas capturas han llegado al

límite de sustentabilidad.

El caso de América Latina, la mayoría de los gobiernos implementan políticas para disminuir y

evitar el uso inadecuado de los recursos naturales entre ellos los pesqueros, entre otros: han

recomendado que el Estado controle la mayoría de esos recursos para evitar su destrucción; otros
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sugieren que su privatización resolvería el problema. Sin embargo, lo que se observa en el

mundo es que ni el estado ni la mano invisible del mercado han logrado con éxito que los

individuos y sus organizaciones mantengan un uso productivo, de largo plazo, de los sistemas de

recursos naturales (Ostrom, 2000).

La autora señala también, que los defensores de la regulación central, la privatización y la

regulación en manos de los interesados han promovido sus prescripciones de política en

múltiples foros. De acuerdo con Weber (1994; citado por Symes, 1996), la sobrepesca es

producto de una deficiente administración del mar. Pese a toda la evidencia acumulada durante

más de un siglo de investigación científica, la industria pesquera se muestra empecinada en

atribuir a los recursos marinos, no sólo el carácter de renovables, sino además, la calidad de

inagotables. También, se pregunta ¿Por qué razón a más de 100 años de conocer la evidencia de

la sobrepesca, no podemos estar más cerca que entonces de solucionar el problema? Sin duda,

esta pregunta tendrá muchas respuestas, pero sobre todo, evidencia el frágil papel de la ciencia y

el uso inadecuado o ineficaz de sus resultados.

4.3 El paradigma epistémico: del enfoque sistémico al unidimensional y viceversa

A mediados del siglo XIX, mientras las ciencias biológicas y sociales se desarrollaban,

parcializando el conocimiento y alejándose entre sí, consolidando cotos de poder y conocimiento

disciplinario, en ese mismo período sucedería un hecho trascendental para el conocimiento de los

recursos usados por las pesquerías en el mundo. Aunque los naturalistas hayan tomado en

consideración en sus investigaciones a las especies de importancia pesquera como es el caso de

la “Historia natural de los peces” de Cuvier publicada en 1829, entre otras obras trascendentes de

aquella época, no es sino en 1883 cuando en la gran feria de la pesca en Londres, Inglaterra,
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Thomas Huxley y Ray Lankaster consideran el concepto de “sobrepesca” (Fernández, 2008).

Este hecho marca un hito en la conceptualización en el ámbito teórico del manejo de los recursos

pesqueros. En ese tiempo, recordemos que la pesca de la platija en el Mar del Norte estaba en

malas condiciones.

El aumento en el esfuerzo de pesca no daba por resultado un aumento en las capturas, disminuía

la captura por unidad de esfuerzo y para 1931 la longitud media había comenzado a decrecer

(Kendal, 1932, citado por Smith, 1996). También lo hacía el peso medio de la platija pescada. La

pesquería mostraba todos los signos de lo que actualmente se designa como “sobreexplotación” o

“sobrepesca”. Fue de 1860 a 1893 cuando se desarrolla y sistematiza la investigación aplicada a

las pesquerías, consolidándose comisiones para ese propósito en Noruega, 1860, Estados Unidos,

1871, Escocia, 1880, Canadá, 1893 y Reino Unido, 1893, entre otras más en los países europeos

y americanos. Para Kesteven (1973) lo que hoy consideramos biología pesquera sigue siendo la

parte más importante de la ciencia pesquera, se inició alrededor de los años 1860 o 1870 en

Alemania, Países Escandinavos y Gran Bretaña, en gran parte debido a ciertas urgencias

económicas.

En el caso de México, se crea en 1861 la Secretaría de Fomento, Colonización, Industria y

Comercio, en la cual se iniciaron de manera formal las investigaciones marinas con el fin de

ordenar los asuntos pesqueros de la época (Cifuentes-Lemus y Cupul-Magaña, 2002). Lo anterior

muestra que en tiempos paralelos, tanto en América como en Europa y probablemente en Asía,

los países de importancia pesquera cimentaban las estructuras oficiales que desarrollarían la

investigación científica aplicada a la pesca. La evaluación se sustentaba en las estadísticas de

captura y esfuerzo pesquero, eran los indicadores de la condición de la pesquería.


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Mientras, las contribuciones teóricas en la disciplina de la biología seguían surgiendo como una

forma de explicar el mundo y establecer las condiciones de su dominio, se concibió una teoría

general capaz de elaborar principios y modelos que fueran aplicables a todos los sistemas

cualquiera sea la naturaleza de sus partes y el nivel de organización. Ante esto, surge el concepto

organicista de la vida elaborado por Von Bertalanffy (1938) dentro de una Teoría General de la

Biología que más tarde llegó a ser el fundamento para la Teoría General de los Sistemas.

El desarrollo fue lógico. La concepción organicista se refirió al organismo como un sistema

organizado y definido por leyes fundamentales de sistemas biológicos a todos los niveles de

organización. La tarea fue tomada por Von Bertalanffy quien, interesado en las amplias

implicaciones de su concepción, fue más allá de la biología para considerar los niveles de

organización social e histórica. En este contexto, pero en 1973, el científico australiano Geoffrey

Kesteven en la parte 1 de su Manual de Ciencia Pesquera, discute el concepto de ciencia

pesquera situándolo en el contexto de los sistemas complejos al señalar: “Partiendo de un solo

organismo llegaremos a su comunidad y hábitat, y a todos los elementos bióticos, físicos y

químicos que lo afectan, pero como estos por su parte tienen sus relaciones propias,

continuaremos indefinidamente, mientras que trabajando hacía adentro alcanzaremos

eventualmente los átomos y otras estructuras físicas de los que se componen”. Posteriormente

argumenta para darle mayor solidez a su posición: “En resumen los recursos son generalmente

invisibles, y de propiedad común: las circunstancias de su explotación son acompañadas de

grandes riesgos; el producto es altamente perecedero. Por éstas y otras características, cualquier

intento de describir el funcionamiento de los sistemas de pesca, ya sea solamente a nivel de

recurso o a otro superior, debe comprender los elementos técnicos y sociales”. Este aspecto tiene

especial importancia para la ciencia aplicada a la pesca. Los sistemas que estudiamos en la
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ciencia pesquera son ciertos recursos naturales y la pesca como institución humana en todos sus

aspectos.

La propuesta de Von Bertalanffy y Kesteven llevaba en si mismas el sentido holístico e

interdisciplinario de un enfoque integrador, pero la visión reduccionista de la racionalidad de la

ciencia permitió el desarrollo del conocimiento de las pesquerías bajo la lupa de la ciencia

“normal”; el enfoque biologista y unitario de la especie como objeto de estudio en la evaluación

de su condición biológica. Es Baranov (1918) quien determina teóricamente la curva de

crecimiento, iniciándose con él, el estudio de la dinámica de las poblaciones de importancia

pesquera. Con él inicia también el enfoque unitario, cuyo objeto de estudio es la especie como

población. Era el despliegue del paradigma positivista.

Es en este momento histórico cuando se incluye el concepto de “stock” cuyo significado,

construido por varios autores, que no viene al caso citarlos aquí, hacen de él un uso variado y

desde perspectivas distintas como: a).- unidades dentro de una especie; b).- es una población que

actualmente esta siendo pescada y manejada; c).- subpoblaciones de una especie; d).- una unidad

natural de organización biológica; e).- una población de organismos que puede tratarse

independientemente; entre otros enfoques como el genético y el reproductivo o la definición

operativa comúnmente usada en la pesca con poblaciones transfronterizas donde se definen

medidas de manejo.

En el caso de Booke (1981) que hace también algunas consideraciones en relación al concepto

de “stock”, argumentando que en el manejo de las pesquerías se basan implícitamente en el

“stock”, considerando aquella entidad de donde se toman las capturas. El stock pues, es

equivalente a una subdivisión de la población. Para Ehrhardt (1981) quien muestra definiciones
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diversas de “stock” y señala el desacuerdo entre ellas. En cambio Holden y Raitt (1975)

consideran el concepto de “unidad de población” y esta definición coincide con la de “stock”.

Sin embargo, Sparre y Venema (1995) consideran al “stock” como un subconjunto de una

especie que posee los mismos parámetros de crecimiento y mortalidad que la población y que

habitan un área geográfica en particular.

Los autores retoman el debate en relación con la definición de “stock” citando las contribuciones

de Cushing (1968), Larkin (1972), Ricker (1975), Booke (1981), Hesse et al. (1981) y Gullan

(1983), destacados teóricos del análisis pesquero que hacen uso de él. Este controversial debate

viene a consolidar el enfoque unidisciplinario y específico en el sentido de tomar sólo a una parte

de la población en el análisis de la evaluación pesquera. Surgido y desarrollado en la segunda

mitad del siglo XX, donde las metodologías centraban su atención en la especie, y de manera

particular, en la parte de ella considerada Stock. Este enfoque teórico y metodológico todavía es

válido y fundamenta la evaluación de muchas pesquerías actuales o es combinado o comparado

con metodologías que se sustentan en visiones más integrales e interdisciplinarias como el

análisis bioeconómico, el análisis de la población virtual o análisis de cohortes y los métodos

integrales en el manejo de las pesquerías. Sparre y Venema (1995) hacen una serie de

consideraciones en relación con el concepto; señalan el carácter limitante de especies altamente

migratorias, lo que complica la delimitación del stock. Además, señalan que la identificación del

stock o de la unidad de stock como lo plantea Gulland (1983) es una tarea compleja que requiere

de varios años de información y análisis.

El concepto de stock incluye obligadamente a los parámetros poblacionales de la especie que son

la base de su dinámica y se supone son iguales en toda el área de distribución de la población. En

relación con el estudio de la estructura poblacional, es el propio Von Bertalanffy (1938) con su
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contribución al conocimiento de la edad y el crecimiento de los peces que junto a Walford

(1946), Cassie (1954) y Battacharya (1967) construyen el paradigma que sustenta la

determinación de los parámetros básicos en la evaluación de las poblaciones de especies de uso

pesquero; la edad y el crecimiento individual. Este paradigma amplia su cobertura al incorporar

por dos nuevos caminos a la evaluación de las poblaciones; el camino recorrido por Graham

(1935), Schaefer (1954, 1957) que utilizan datos de captura y esfuerzo para modelar

matemáticamente lo que ellos llaman el stock poblacional, incluyen la influencia tecnológica

usada en la pesca, como un factor de esfuerzo y mortalidad en la población.

Además, desarrollan el concepto de Rendimiento Máximo Sostenible (RMS) que significa

mantener los niveles de captura que maximizan el valor económico y mantienen estable la

población explotada. Este concepto es considerado como la contribución original al paradigma

actual de la sustentabilidad. Estos modelos matemáticos denominados: modelos globales u

holísticos, o de producción excedentaria, consideran al stock de peces como una estructura

homogénea, es decir no importan los parámetros poblacionales básicos: composición por talla o

pesos de la captura, edad, crecimiento individual y mortalidad. Estos modelos se alimentan de

variables como la captura y el esfuerzo de pesca que son relativamente fáciles de generar, la

captura por unidad de esfuerzo es resultado de estas dos variables y eje articulador de los

modelos globales.

La contribución más reciente dentro de este enfoque metodológico fue el modelo de Fox (1970)

que posteriormente ha sido revisado y contrastado con el de Schaefer (1954), usándose ambos en

el análisis de algunas pesquerías. En este proceso se observa un alejamiento de la propuesta

inicial del enfoque de la teoría de sistemas que planteara Von Bertalanffy y señalada por

Kesteven (1973) en la construcción del concepto de ciencia pesquera y en el capítulo dedicado a


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la perspectiva histórica de ésta. Los modelos son básicamente alimentados por parámetros

pesqueros. Con el fin de articular las variables pesqueras con las económicas y tener un

panorama más adecuado para el manejo de las pesquerías, surge en 1954 la propuesta de Scott

Gordon que establece las bases para el análisis bioeconómico de las pesquerías.

El otro camino es recorrido por Russel (1931), Thomson y Bell (1934), Ricker (1954) y Beverton

y Holt (1957) que usan la edad y el crecimiento para modelar la dinámica poblacional, estimando

el rendimiento por recluta, la edad de primera captura y la mortalidad por pesca, contribuciones

importantes pero centradas en la especie como elemento unitario en el análisis científico de las

pesquerías. La construcción de estos modelos llamados analíticos o predictivos presentan una

mayor complejidad metodológica con un profundo trabajo en la estimación de los parámetros

poblacionales, fundamentalmente; la determinación de la edad, la estructura de tallas, el

crecimiento y la mortalidad. Además de la necesidad de tener series históricas de captura y

esfuerzo pesquero, el objetivo es la predicción de los rendimientos.

En este tipo de modelos la complejidad estriba en el número de variables para alimentarlos. El

modelo más trascendente es el de Rendimiento por Recluta propuesto por Beverton y Holt en

1957. Posteriormente, bajo el mismo enfoque, Gulland (1966) y Pope (1972) profundizan en el

estudio de las poblaciones a través de la simulación matemática, pero ahora haciendo análisis de

cohortes que llamaron Análisis de la Población Virtual (APV) basados también en parámetros

biológico pesqueros como la mortalidad por pesca y por edad de los organismos, el

reclutamiento anual, el stock reproductivo, etc. La complejidad en la obtención de las variables

que alimentan el modelo incrementó la incertidumbre. Esta etapa se caracterizó por el

estructuralismo científico y el positivismo empírico de su propuesta, aunque la integralidad y


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complejidad se acercaban más a la realidad de las poblaciones pesqueras. El espectro se

ampliaba y el camino a la integralidad se construía.

No es sino hasta 1968 cuando Kesteven, biólogo australiano propone de nueva cuenta una

tendencia integradora con su enfoque bio-tecno-socioeconómico en la investigación científica de

los recursos de la pesca para contribuir al manejo de las pesquerías. Además, señalaba

visualizando esta tendencia: “en este momento nos hallamos esencialmente donde estábamos

cuando Ricker, y Beverton y Holt publicaron sus trabajos en los años cincuenta. Sin embrago

creo que estamos ahora a punto de una revolución en la ciencia pesquera”. Coincidiendo con

Kesteven, Gordon (1954) afirmó que en la década de los cincuenta tuvo lugar el surgimiento de

una visión más compleja sobre el problema del manejo de pesquerías, relacionada con el objetivo

económico de determinar el nivel de captura máxima sostenible, pero la concepción dominada

por una visión biológica no permite la interacción en el análisis de los factores económicos.

La investigación para la evaluación de los recursos pesqueros sufre un cambio al pasar de las

pesquerías monoespecíficas de mares templados a las pesquerías tropicales caracterizadas por ser

poliespecíficas. Las contribuciones que Pauly (1979, 1983) hace a los tradicionales métodos de

investigación que abordaba generaciones discretas, diferentes a las poblaciones de importancia

pesquera tropicales, cuya teoría y enfoque metodológicos exigían una estructura propia y fue a

partir de su trabajo “Evaluación de stocks multiespecíficos tropicales” publicado en 1979,

seguido de la publicación “Una selección de métodos simples para la evaluación de stocks de

peces tropicales”, publicado por la FAO en 1980, estos trabajos desplegaron un nuevo paradigma

en la investigación pesquera, incorporando mayor complejidad, característica de las pesquerías

en latitudes subtropicales y ecuatoriales. Este enfoque teórico en el análisis de las pesquerías

poliespecíficas parte pues de las contribuciones hechas en las monoespecíficas, como lo señala
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Sparre y Venema (1995). Además, las pesquerías tropicales plantean una mayor complejidad

para abordar el análisis.

Las interacciones en espacio y tiempo de otras especies, con las especies objetivas, es común en

pesquerías de arrastre como el camarón y de cerco como el atún, sin descartar las ribereñas y

artesanales que conforman una trama o ensamble de especies compartiendo el mismo o muy

cercano nicho espacial y además establecen fuertes interrelaciones tróficas, definiendo

competencia y depredación. Estas consideraciones de tipo ecológico se suman a las de carácter

instrumental debido a la baja selectividad de los artes. También, importa el hecho de que las

pesquerías que se comparten entre unidades de pesca diferentes están sustentadas por artes y

métodos de pesca muy diversos.

Un conjunto de autores ya no sólo de formación biológica o matemática, sino de las ciencias

sociales, irrumpen en la discusión y hacen valer con argumentos sus consideraciones, ganándose

un lugar en el derrumbamiento del paradigma unidimensional y biologista de la ciencia

objetivadora que había prevalecido desde Branov pasando por Von Bertalanffy, Schaefer (1954)

y Fox (1970), y Beverton y Holt (1957), dando paso a la incorporación de los saberes populares

y la complejidad, al pensar la articulación de las ciencias como un “posible” enriquecedor,

negando así la fragmentación del conocimiento de la ciencia “normal”. En este contexto, Fréon y

Yañez (1995) desarrollaron a partir de variables ambientales los modelos globales de

producción, considerando la variabilidad climática que afecta la capturabilidad del stock y la

abundancia relativa. Además, Wiff y Quiñones (2004) parametrizan el ambiente físico y químico

del hábitat, argumentado la disminución de la incertidumbre en la evaluación y proponen la

generación de modelos multiparamétricos que incorporen explícitamente la variabilidad


23

ambiental, disminuyendo la varianza no explicada de los métodos convencionales de evaluación

de “stock”.

Esta posición integradora conduce a visiones globales y a la modelación ecosistémica. Al utilizar

herramientas estocásticas, que incluyan la variabilidad ambiental, biológica y socioeconómica

del proceso pesquero.

4.4 Enfoques generales del manejo pesquero: vaivén entre la interdisciplinariedad al

enfoque ecosistémico:

En la actualidad la visión holística de la problemática social y la propuesta de sustentabilidad en

el uso de la riqueza natural y humana comienza a permear los sectores sociales, en particular el

académico y gubernamental. En este contexto, el manejo de los recursos pesqueros ha sido

definido como la búsqueda de ciertos objetivos mediante medidas de control directo o indirecto

del esfuerzo pesquero o alguno de sus componentes (Panayoutou, 1988).

Considerando como elemento clave la interdisciplinariedad, Breton (1992) aborda al manejo

pesquero señalando que en el contexto de la globalización, la tendencia a fortalecer el desarrollo

de la pesca artesanal, con una atención mayor a las características sociales y humanas de

regiones o comunidades especificas; donde el fortalecimiento de la interdisciplinariedad en el

desarrollo pesquero parece entonces una tendencia irreversible. Para Jentoft y Mikalsen (1994),

el manejo pesquero es un tema que ha causado controversia en la mayoría de los estados

costeros.

La incertidumbre en los datos científicos, la carencia de consenso sobre lo que constituye el

conocimiento crítico y relevante, y el hecho de discernir si el “conocimiento popular” debería

jugar un papel en la toma de decisiones de regulación, además de que las decisiones de manejo
24

en muchos casos tienen efectos distribucionales (dando lugar a ganadores y perdedores), origina

que la cuestión no sea solamente el tener un conocimiento preciso, sino también basado en la

igualdad y justicia social. Desde este punto de vista, Vestergaard (1996) considera que el manejo

de pesquerías debe estar ligado a la investigación en ciencias tales como la biología y la

economía, y debido a que también tienen consecuencias sociales, los objetivos sociales deben ser

incluidos en el manejo pesquero.

Otra alternativa aceptada en el contexto de los recursos pesqueros es el co-manejo, que es el

manejo de dichos recursos basado en la responsabilidad compartida por los usuarios, y que es

posible cuando el gobierno lo promueve y apoya (Berkes et al., 1989; citado por Cisneros, 1999).

Las principales acciones que promueve el co-manejo son: democratizar y descentralizar el

proceso de elaboración de políticas y relocalizar las decisiones de manejo al diseño de

instituciones, a nivel de la comunidad costera o región dependiente de la pesca. El proceso de co-

manejo intenta buscar una estructura de organización en la cual los instrumentos políticos

puedan optimizar ganancias, garantizar y desarrollar empleos, así como asegurar los medios e

instrumentos que aseguren la propiedad del recurso (Cisneros, 1999). Mientras que el Instituto

Nacional de la Pesca (INP), dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y

Alimentación (SAGARPA), define el ordenamiento pesquero como un conjunto de políticas,

estrategias y acciones para la administración de los recursos pesqueros y acuícolas, con el fin de

alcanzar su aprovechamiento sustentable a largo plazo, preservando la biodiversidad de sus

hábitats y de los ecosistemas acuáticos costeros, continentales y de altamar, que permitan

desarrollar una pesca responsable al ser biológicamente sustentable, económicamente viable y

socialmente aceptable (Montemayor, 2000).


25

Por otra parte, es importante señalar que con una visión más amplia e integradora surge el

Manejo Integrado de la Zona Costera (MIZC) que constituye un instrumento ya no sólo para el

manejo de un recurso pesquero o ecosistema, sino de una zona definida y de mayor interacción

social, como es la zona costera. De acuerdo con el seguimiento que de la definición de MIZC

hace Gómez-Luna (2003) en 1972 se citaba ya el concepto de Manejo de Zonas Costeras (MZC),

luego surge uno más abarcador al concebir un área, más que a una zona dada, el Manejo

Integrado de Costas (MIC), hasta que, en los últimos años se introduce el concepto de Manejo

Integrado de Áreas Costeras y Marinas (MIACM).

Hoy no existe un término definitivo, aunque es muy utilizado el de Manejo Integrado de Zona

Costera o manejo costero integrado, que si bien tiene una escasa vida práctica, puede definirse

como un proceso continuo y dinámico de toma de decisiones en función de un uso sostenible

para el desarrollo y protección de las áreas marinas y costeras. Esta estrategia es considerada

ampliamente en el trabajo de Cicin-Sain y Kenecht (1998) quienes definen al Manejo Integrado

de Zonas Costeras como un proceso complejo que articula características propias y cuyos

objetivos son el uso adecuado y sustentable de los espacios y recursos de la zona costera. Otros

autores como Olsen et al. (1999) han realizado contribuciones metodológicas al proceso de

evaluación del manejo integrado que en principio consta de 5 etapas de acuerdo con la propuesta

del GESAMP-FAO (1999): identificación y evaluación de asuntos claves, preparación del

programa, adaptación formal y financiamiento, implementación y evaluación. Fortaleciendo este

argumento, con una visión ecosistémica, Des Clers y Nauen (2002) plantearon que los sistemas

acuáticos y sociales tienen diferentes conjuntos de interconexiones dinámicas.

Una adaptación necesaria de posiciones institucionales a nivel local y regional puede mitigar los

vínculos erróneos que funcionan entre los arreglos sociales, y el cambio entre los ambientes
26

marinos y de agua dulce. Pero los factores principales del proceso causal de degradación de los

ecosistemas permanecen sin ser comprendidos socialmente. La habilidad de manejar sistemas

acuáticos y sociales interactuantes a través de un control de los niveles de explotación de los

recursos naturales y al mismo tiempo restaurar y proteger, sigue siendo el elemento clave del

proceso. Asimismo, Alcalá (1999 y 2003), MacGoodwin (2002), Gómez-Luna (2003), Charles

(2005) y Boesch (2006), Baleiro et al. (2006) destacan que la participación del factor humano y

el enfoque integral, ecosistémico es fundamental en la definición y construcción de políticas para

el manejo integrado de los recursos pesqueros y la zona costera.

El enfoque teórico sobre el manejo integrado planteado por los expertos del grupo mixto sobre

aspectos científicos en la protección del medio ambiente marino (GESAMP-FAO) explica que el

manejo de ecosistemas completos sujetos a fuertes presiones humanas no puede darse en

ausencia de la ciencia. La necesidad de diseñar estudios de acuerdo con objetivos bien

establecidos es, por tanto, particularmente importante. Las ciencias naturales son vitales para la

comprensión del funcionamiento de un ecosistema tanto como las ciencias sociales lo son para

elucidar el origen de los problemas inducidos y/o generados por los humanos, y para encontrar

soluciones apropiadas. La meta del MIZC es entonces mejorar la calidad de vida de las

comunidades que dependen de un recurso costero, manteniendo la diversidad biológica y la

productividad de los ecosistemas costeros (FAO, 1999).


27

VI.- CONCLUSIONES

 Las experiencias teóricas y metodológicas señaladas anteriormente para abordar la

investigación pesquera y el manejo de los recursos pesqueros, constituyen el contexto de

este trabajo, el cual muestra una visión histórica y epistémica, describiendo y analizando las

fases y etapas del conocimiento metodológico que se han requerido en el devenir de la

investigación pesquera que comprendió, en un primer nivel, la conceptualización de la

sobrepesca que dio paso al análisis de las pesquerías para su evaluación a partir de los

parámetros pesqueros: captura, esfuerzo de pesca y la captura por unidad de esfuerzo. De

ahí, la investigación se centró en el individuo, para pasar a la población, determinando los

parámetros básicos que definen la estructura y condición poblacional de las especies. Este

pasaje epistémico se caracteriza por el abordaje metodológico unidisciplinario es decir la

población es la unidad de estudio, a su vez “la unidad de población” que se llega a

considerar como “stock”, concepto con el cual se intensifica el debate que aun continua. Es

pues el “stock” el eje articulador que continúa centrando la investigación pesquera

independientemente del significado que el investigador o el administrador pesquero le dé.

 La conjunción entre los parámetros biológicos y los indicadores pesqueros como la captura,

el esfuerzo y la captura por unidad de esfuerzo enmarcan un salto cualitativo en la

construcción metodológica de la investigación, el análisis de la población virtual o análisis

de cohortes del stock pescable suponen una mayor complejidad debido a que el número de
28

variables a considerar en los análisis es mayor, desde la generación de la información

pesquera y poblacional, el procesamiento de ésta y el conocimiento resultante para alimentar

el modelo propuesto por Beverton y Holt (1957), marcando así, un hito en la metodología

para la evaluación pesquera.

 Aunque ambos modelos (Schaefer, 1954 y Beverton y Holt, 1957), clásicos y piedras

angulares en la evaluación pesquera, su construcción se planteó en tiempos cercanos, sus

supuestos y variables, así como sus objetivos a cumplir son diferentes y marcan un hecho

distinto en la epistemología de la ciencia pesquera.


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VII.-RECOMENDACIONES

1. En la historia de la pesca se detallan roles importantes con respecto a la metodología actual

en la extracción , investigación , producción , etc , es importante conocer el origen de cada

método para la evaluación de los recursos hidrobiologicos, dentro de la pesca artesanal o

industrial.

2. Las políticas, planificación y aplicación de la ordenación deberán reconocer explícitamente

la importancia fundamental del mantenimiento de los derechos de los pescadores en pequeña

escala a acceder a las pesquerías y los derechos a explotar especies ícticas importantes para

mantener sus medios de subsistencia.

3. Es especialmente importante que se realicen estudios sobre las culturas de las comunidades

pesqueras en pequeña escala cuando se elaboran e introducen nuevos planes de ordenación y

desarrollo de la pesca. De lo contrario, es posible que los funcionarios de pesca no entiendan

por qué los participantes en la pesca en pequeña escala realizan las distintas actividades de

un modo determinado y puedan resistirse a nuevas iniciativas que creen se les imponen

desde fuera y no están en consonancia con sus prácticas acostumbradas.


30

VIII.- BIBLIOGRAFÍA

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IX.- ANEXOS
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