Ética Pública y Política Anticorrupción Erika F. Téllez Rodríguez U. El Bosque

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Ética pública y política anticorrupción

Erika F. Téllez Rodríguez


U. El Bosque

DMG: La pirámide más grande del país que atormentó a miles de colombianos

Presentación del caso.

El entendimiento de un caso como el de DMG se tiene que analizar desde varias


perspectivas. Por un lado, David Murcia Guzman, su creador y líder, lo describía como un
sistema multinivel, sistema de comercialización o mercadeo en red para consumir
productos, bienes y servicios. Entendida entonces como una comercializadora ‘’voz a voz’’ y
con un sistema de pago mediante tarjetas prepagadas. Por otro lado, sus ‘’clientes’’ lo veían
como una oportunidad de negocio que les permitía triplicar su dinero y, a su vez, comprar
bienes y servicios. Ahora bien, entre las definiciones dadas por las autoridades se
encuentran palabras como ‘’Pirámide, fraude y fachada’’

La constitución de su compañía inició con un capital de cien millones de pesos


($100.000.000) y el mismo año sin existir un desarrollo del objeto social de la misma y sin
generar ingresos, se le inyectó un capital de mil ciento treinta y cinco millones trescientos
noventa mil pesos ($1.135.390.000). Un punto adicional a este acápite, es que esta
‘’comercializadora’’ tuvo un gran auge en municipios como ‘’Puerto Asís, Putumayo, Mocoa,
Orito, La Hormiga’’ entre otros, en el departamento de Putumayo. (Transparencia por
Colombia, 2021).

El punto de quiebre de este Holding de empresas se dio con la intervención del gobierno
colombiano en razón a la captación masiva e ilegal de los dineros del público, intervención
que se produjo en virtud a un Decreto que declaró Estado de Emergencia en 2008 por la
crisis que se dio en la época.

Se determinó que se trataba de empresas fachadas o empresas de papel, en la medida que


tenía un esquema piramidal ‘’tipo Ponzi’’ (operación fraudulenta de inversión que implica el
pago de intereses a los inversores de su propio dinero invertido o del dinero de nuevos
inversores.) (eleconomista.es) devolviendo a los ‘’inversionistas’’ parcial o totalmente sus
recursos a tasas muy superiores a las ofrecidas por el mercado financiero tradicional. Se
comprobó que su composición estaba basada en 30% Comercial, 15% lavado, 20%
pirámide, 10% manejo financiero (Transparencia por Colombia, 2021).
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Erika F. Téllez Rodríguez
U. El Bosque

Apreciación del caso.

Este caso tiene un montón de evasiones judiciales, legales y corporativas, que por poco
tiempo logró captar una suma muy importante de dineros que ciertamente contribuyeron con
una crisis económica que, de prolongarse, se volvería insostenible para el país, en el
entendido que este tipo de delitos contribuyen con la presencia de fenómenos tales como la
inflación e incluso la hiperinflación que llegan a enfermar la moneda nacional. Por otro lado,
se crea una desconfianza en las entidades públicas, frente al combate de este tipo de
compañias que al final terminan siendo un fraude, el cual quebranta la economía de todo un
país y especialmente de aquellos que ponen su confianza en entidades de dudosa
reputación en razón a las mínimas garantías que prestan compañías vigiladas por el Estado
donde el poder se centra en un solo sector.

Causas que dieron origen.


Desde mi punto de vista el auge que tuvo este ‘’fraude’’ tuvo que ver en gran medida por la
pérdida de la confianza legítima que se tenía a las entidades financieras del Estado, dada la
falta de vigilancia, control y sanción que desde un principio dejaron de lado los entes
encargados de esto. Es por ello, que la comunidad al ver una posibilidad de negocio mejor
que la que una compañía del Estado podía ofrecerle y sin educación por parte de un
sistema financiero, decidieron invertir cada uno de sus ahorros en una promesa que al final
del día nunca llegó. Muchos culparon al Estado por esta pérdida masiva de activos porque a
nadie le importó de dónde venían esos dineros, dado que como comunidad siempre nos ha
permeado la cultura de la corrupción, la cual, desde ese entonces ya era una realidad difícil
de combatir y, lamentablemente, como sociedad tenemos el precepto de: ‘’Si no puedes con
tu enemigo, unetele’’.

Posibles soluciones.

Transparencia por Colombia propone como solución el uso de herramientas tales como ‘’un
registro de Beneficiarios Finales Público podría contribuir a una detección más temprana y
efectiva de estos esquemas fraudulentos, y a facilitar la investigación y respectiva sanción
de los responsables de estos actos irregulares que se escudan en figuras legales’’
(Transparencia por Colombia, 2021). Sumado a esto es de aplaudir la expedición de
normatividad como la ley 2195 de 2022 ‘’por medio de la cual se adoptan medidas en
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materia de transparencia, prevención y lucha contra la corrupción y se dictan otras
disposiciones.’’ La cual, para este tipo de casos resulta de mucho provecho, en el entendido
que propone figuras como el levantamiento del velo corporativo para entidades que estén
cometiendo actos ilícitos.

Ahora bien y para finalizar, encontramos que es menester promover las narrativas
anticorrupción, en el entendido que la percepción de la corrupción se centraba en que
nunca era posible ganarle, la corrupción es parte de la cultura, la propuesta central es la
construcción de una narrativa donde se quita el velo de que la corrupción es invencible con
el ejercicio de herramientas como la promoción de las denuncias y garantizando la
protección a denunciantes. Trabajar en la promoción de la transparencia y garantizar el
acceso a la información y la incidencia como el activismo anticorrupción.

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