Victoria perdió una sortija con un brillante que le regaló su amigo Don Andrés. Don Tasio puso un anuncio en el periódico ofreciendo una recompensa por encontrar la piedra. Miguel apareció con un brillante en su corbata, diciendo que se lo habían regalado. Don Tasio sospecha que Miguel encontró la piedra perdida y puso el anuncio para recibir la recompensa.
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Victoria perdió una sortija con un brillante que le regaló su amigo Don Andrés. Don Tasio puso un anuncio en el periódico ofreciendo una recompensa por encontrar la piedra. Miguel apareció con un brillante en su corbata, diciendo que se lo habían regalado. Don Tasio sospecha que Miguel encontró la piedra perdida y puso el anuncio para recibir la recompensa.
Victoria perdió una sortija con un brillante que le regaló su amigo Don Andrés. Don Tasio puso un anuncio en el periódico ofreciendo una recompensa por encontrar la piedra. Miguel apareció con un brillante en su corbata, diciendo que se lo habían regalado. Don Tasio sospecha que Miguel encontró la piedra perdida y puso el anuncio para recibir la recompensa.
Victoria perdió una sortija con un brillante que le regaló su amigo Don Andrés. Don Tasio puso un anuncio en el periódico ofreciendo una recompensa por encontrar la piedra. Miguel apareció con un brillante en su corbata, diciendo que se lo habían regalado. Don Tasio sospecha que Miguel encontró la piedra perdida y puso el anuncio para recibir la recompensa.
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El regalo
DON TASIO: Pensaba que no vendrías.
AMIGO: Pero cómo no, don Tasio. ¿Arriesgarme a darle un disgusto yo a doña Victorita en la cena de Nochebuena? DON TASIO: Pues has hecho bien porque ya tiene un gran disgusto. AMIGO: ¿Pero por qué? DON TASIO: Imagínate, ya sabes cuánto nos quiere don Andrés, el senador. El otro día vino como de costumbre a casa y nos dice que no puede estar por navidades con nosotros, así que nos había traído los regalos. Un montón de regalos, para mí, para los niños, para Victorita… A Victorita le regaló una sortija con una brillantito la mar de bonito AMIGO: ¿Y? DON TASIO: Pues… ayer por la mañana vino Miguel el profesor, ¿sabes? Nuestro Miguel, el que da clases particulares a los chicos. Y mi mujer se fue al centro para hacer las compras, ya sabes, que si dejas todo para la víspera de Navidad, ya no puedes con ello. Me lo dice la criada cuando llego a casa y a mí me parece bien, pasa el tiempo, nos dan las doce, y regresa mi Victorita muy enfadada porque ha perdido la piedra de la sortija que le regaló don Andrés. ¿Cuándo? Le pregunto yo. >>¿Ahora mismo? >>¿Dónde? >>Por ahí, por la ciudad. >>Hay que buscar por donde hayas estado. >>He buscado por todos sitios: no está y no está >>Hay que poner un anuncio en el periódico. AMIGO (lee el periódico que le enseña DON TASIO): Ayer viernes, 23 de diciembre, antes de mediodía, entre las calles Popa-Tatu, Stirbei Voda y Calea Victoriei, se perdió una piedrecita de brillante valorada en 3400 leis, Quien lo encuentre que se lo lleve a don Tasio Panaiotópulos, calle… número… donde recibirá una recompensa de 20 leis. (Después de leer) Vaya, a lo mejor aparece, digo yo, don Tasio DON TASIO: Eso espero. Ale, vámonos que se hace tarde. AMIGO: Sí, vamonos. DON TASIO: No es que lamente lo de la piedra, porque a fin de cuentas no tiene demasiado valor; pero sabes, no está bien, un regalo de don Andrés, además con el cariño que nos tiene AMIGO: Claro. DON TASIO: Tengo curiosidad, vamos a ver, a lo mejor aparece, aunque puede que no. ¿Qué más da? Pero vete tú a saber, quizás aparezca, o tal vez no, pero si sí... ¿Y tú qué dices? ¿Aparecerá? AMIGO: Yo qué se, digo. DON TASIO: Ves, yo no peco de curioso pero tengo así como un curioso come-come, a ver, ¿aparecerá? A ver, tú dices qué… no aparecerá. AMIGO: Que no, digo, todo lo contrario. DON TASIO: ¿Todo lo contrario? ¿Eso quiere decir que tú piensas que se encuentra? (En la casa). VICTORIA: Si no llegas a venir, me habría enfadado muchísimo. AMIGO: ¡Cómo no iba a venir, querida señora! Para mí la invitación de una dama tan graciosa como usted es una orden, es imposible pensar incluso en no obedecer. VICTORIA: Merci. Pero añado: AMIGO: Ya me he enterado, señora Panaiotópulos. VICTORIA: Enterarte… ¿de qué? AMIGO: Pues de la piedrecita. VICTORIA: Ay, de la sortija que me regaló don Andrés. ¿Quién te lo dijo? AMIGO: Don Tasio. Quizá con el anuncio en el periódico aparezca. VICTORIA: ¡Qué va! AMIGO: Pero, ¿cómo sabe usted que no? VICTORIA (ríe): Apuesto lo que queráis a que no aparece. DON TASIO: Pues yo apuesto a que sí. VICTORIA: Apuestas el qué. DON TASIO: Lo que tú quieras. VICTORIA: Pues una sortija igual. DON TASIO: Pues muy bien, una sortija igual. (Se oye el timbre). VICTORIA: Debe ser Miguel. DON TASIO: Con toda esta historia de la sortija, se me había olvidado. A Miguel no le he comprado ningún regalo, se va a enfadar el chico. VICTORIA (riéndose): ¡Qué va! DON MIGUEL entra, muy elegante, con una corbata chic, y en la corbata un alfiler con una piedrecita muy brillante. DON TASIO: Ay, Miguel querido, perdona, me he olvidado de ti. MIGUEL: ¿Cómo que me ha olvidado, don Tasio? DON TASIO: Pues que no te he comprado ningún regalo MIGUEL: Deje, deje, don Tasio, me lo compra usted para Reyes. DON TASIO: ¿Pero qué llevas en la corbata? ¿Un brillante? MIGUEL: Sí. DON TASIO: ¿Dónde lo has encontrado? MIGUEL: ¿Encontrar qué? DON TASIO: La piedra. MIGUEL: ¿Qué piedra? DON TASIO: Pues el brillante, hijo mío. MIGUEL: ¡Me lo han regalado! DON TASIO: Y… ¿quién te lo ha regalado? MIGUEL: ¿Y eso qué más da? DON TASIO: ¿Has leído mi anuncio? MIGUEL: Sí. DON TASIO: Por mi honor, Miguel, si no supiera qué buen chico eres y cuánto cariño nos tienes… VICTORIA: Cariño, ¿le has escrito a don Andrés? Se lo habías prometido… DON TASIO: Le escribo mañana. Por mi honor, Miguel… VICTORIA: ¡Vayamos a cenar! (Coge a AMIGO del brazo y salen seguidos de MIGUEL y DON TASIO). DON TASIO: ¡Anda, yo digo que aparece!