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Terratenientes, empresarios industriales y crecimiento industrial en la Argentina: los estancieros

y el debate sobre el proteccionismo (1890-1914)


Author(s): Roy Hora
Source: Desarrollo Económico, Vol. 40, No. 159 (Oct. - Dec., 2000), pp. 465-492
Published by: Instituto de Desarrollo Económico Y Social
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3455879
Accessed: 17-12-2015 10:09 UTC

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DESARROLLO vol. 40, NI 159 (octubre-diciembrede 2000)
ECONOMICO,
46

EMPRESARIOSINDUSTRIALES
TERRATENIENTES,
Y CRECIMIENTO
INDUSTRIALEN LAARGENTINA:
LOS ESTANCIEROSY EL DEBATE
SOBRE EL PROTECCIONISMO(1890-1914)*

ROY HORA**

El estudio de la relaci6n entre empresarios ruralese industrialesdurante el largo


periodo de expansi6n agropecuaria de fines del siglo XIXy comienzos del siglo XX
ofrece uno de los temas cl~sicos de la historiaargentina.Los principalestrabajossobre
esta problem~ticase organizanen tornoa dos grandes vertientesde interpretaci6n:una
que enfatiza el antagonismo entre terratenientese industrialesy otra que subraya la
armoniaentreestos segmentos del empresariado.Consideremosbrevemente la primera.
Distintos autores han sostenido que los grandes terratenientespampeanos, el grupo
social de mayor poder e influenciade la Argentinaagroexportadora,sistem~ticamente
demostraron escaso interes, sino hostilidad, hacia el desarrollo de la industria. Los
antecedentes de esta visi6n se remontanal periodo finisecular,y desde la decada de
1920 encontraron voceros calificados en figuras como Alejandro Bunge. Esta
interpretaci6ngan6 amplio consenso en los circulos academicos argentinos en la
posguerra. En esos aios, los limites que encontraba el proceso de industrializaci6n
incitarona explorar los obst~culos que el desarrollodel sector manufacturerohabria
enfrentadodesde el momento mismo de la aparici6nde los primerosestablecimientos
industriales de cierta envergadura a fines del siglo XIX,y que en general fueron
explicados por su subordinaci6nal sector agroexportador.
Los defensores de esta lineade interpretaci6nencontraronen la faltade raices del
empresariadoindustrialen la vida argentinaun argumentoparaentender las debilidades
del proceso de industrializaci6n.En su mayoriainmigrantesrecientemente arribadosal
pais, los industrialesdel cambio de siglo habriancarecido de agresividad no s6lo en su
comportamientocomo empresarios,sino tambien,y mds fundamentalmente,en la arena

* Versionespreliminaresde este trabajofueronpresentadasen el SeminarioInternodel Departamentode


Humanidadesde la Universidadde San Andrbs,y en las PrimerasJornadasInterdisciplinarias
de EstudiosAgrarios
Agradezcolos comentariosrecibidosen ambos encuentros,asi como los que EzequielGallo,
y Agroindustriales.
AlanKnight,FernandoRocchie HildaSabato hicierona una versi6nanteriorde este articulo.Finalmente,quisiera
mencionarque esta investigaci6ncont6 con el apoyo de la Fundaci6nAntorchas,cuya generosidad tambidn
agradezco.
**UniversidadNacionalde Quilmes- CONICET. [ CECentrode Estudiose Investigaciones,UNQ/ Roque
Sienz Peria180 / 1876 Bernal,Prov.de BuenosAires/ ' 4365-7100,int.209 / E-mail:<[email protected]>].

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politica (o, alternativamente,de medios eficaces para hacer sentir sus demandas).
Como consecuencia de esta debilidad, la politicaecon6mica en el periodo anteriora la
decada de 1930 habria resultado indiferenteo declaradamente hostil al desarrollo
manufacturero,salvo en aquellos casos en que este se vinculaba a la exportaci6n de
bienes de origenrural.Paraesta visi6n,el estado, controladoporlos grandes propietarios
territoriales,habriafavorecido aquellas politicas librecambistas que profundizabanla
vinculaci6n de la economia argentina con los paises industrializadosdel hemisferio
norte,por Ioque la protecci6na la industriahabriaencontradoescaso eco en las esferas
oficiales. Elestudio de las politicasarancelariasy de las actitudes frentea la protecciOn
aduanera ofreci6 un campo privilegiadopara el desarrollode estas hipOtesis.Asi, se
argument6 reiteradamenteque las pollticas arancelariastenlan por objeto principalel
financiamientodel estado y no la protecci6ndel sector industrial'.
En los atos setenta, una interpretaciOnalternativacomenzd a desafiar esta visi6n
"pesimista". Paraesta nuevalineaargumentalno habrianexistidomayorescontradicciones
entre expansi6n agraria y crecimiento industrial. Dentro de esta perspectiva, es
conveniente seralar la existencia de dos vertientesde interpretaciOn: una inspiradapor
la teoriadel bien primarioexportabley los desarrollosde la economia neocl~sica, y otra
tributariadel pensamiento marxista.La primeraha prestado escasa atenciOn a los
actores que protagonizaronel proceso de crecimiento industrial.Sus principales
contribucionesponen de manifiestolos efectos multiplicadoresdel proceso de expansion
agraria sobre el conjunto de la economia argentina, Ilamando la atencibn sobre la
correlaci6nentre el crecimientode las exportaciones y el desarrollode la industria.A
diferenciade la visiOndominanteen las decadas previas, los autores enrolados en esta
Ilnea interpretativaargumentaronque los limites del proceso de industrializacibnno
tuvieronsu origen en factores sociales o politicos, sino econsmicos: el
limitado b.sicamente
del mercado, la ausencia de fuentes de energia y minerales, etcetera2
tamaro
Es comprensible que los investigadores influidospor la teoria del bien primario
exportable y la economia neocl~sica no se interesaranen el estudio de los grupos em-
presarialesque impulsaronel desarrolloindustrialargentino.Este aspecto atrajola aten-
ciOnde la otra vertienteinterpretativaque se mostrOcriticade la visi6n "pesimista".Los
investigadores cuya inspiraci6nprovienedel marxismoarribarona la conclusion de que
la experiencia argentinailustrano tanto una oposicibn entre empresarios industrialesy
terratenientescomo la conformacidnde una Onicay poderosa clase empresaria que

SV~ase, por ejemplo, Aldo FERRER: La economia argentina. Las etapas de su desarrollo yproblemas actuales
(Buenos Aires, 1963); Guido DITELLA y Manuel ZYMELMAN: Las etapas del desarrollo econ6mico argentino (Buenos
Aires, 1967); Oscar CORNBLIT: "Inmigrantes y empresarios en la politica argentina", Desarrollo Econ6mico, 6:24
(1967); Roberto CORTES CONDE: "Problemas del crecimiento industrialargentino. 1880-1914", en Torcuato DITELLA y
Gino GERMANI: Argentina sociedad de masas (Buenos Aires, 1967); Roberto CORTISCONDE:"Elboom argentino:
Luna oportunidad desperdiciada?", Rivista Storica Italiana (1965), reproducido en Torcuato S. DI TELLAy Tulio
HALPERIN DONGHI (editores): Los fragmentos del poder (Buenos Aires, 1969); Carl E. SOLBERG: "Tariffsand Politics in
Argentina, 1916-1930", Hispanic American Historical Review, 53:2 (1973); Jos6 PANETTIERI: Aranceles y proteccidn
industrial, 1862-1930 (Buenos Aires, 1983).
2 V6anse los agudos e influyentes trabajos de Ezequiel GALLO:"AgrarianExpansion and IndustrialDevelopment
in Argentina (1880-1930)", en Raymond CARR(editor): Latin American Affairs. St Antony's Papers (Oxford, 1970)
(reproducido como "Laexpansi6n agraria y el desarrollo industrial en Argentina (1880-1930)", en Anuario IEHS, 13
(1998)) y Carlos F. DIAZALEJANDRFO: Essays on the Economic History of the Argentine Republic (New Haven, 1970).
Lucio GELLER ofreci6 un abordaje mbs convencional basado en la staple theory en su "Elcrecimiento industrial
argentino y la teoria del bien primarioexportable", El TrimestreEconbmico, 37 (octubre-diciembre 1970).

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TERRATENIENTES,EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA 467

habria obtenido el controlde todos los sectores de la economia: agricultura,industria,


comercioy finanzas.Como resultadode la ausenciade fraccionamientosentrelos sectores
propietarios,concluyen estos autores, ni el marco institucionalni las politicas estatales
habrianresultadoobjeto de conflictoo discusi6n en este periodo de expansi6n agraria3.
Estos paradigmas, en gran medida rivales, ofrecen los esquemas interpretativos
b~sicos para entender las peculiaridades del capitalismo argentino durante la larga
etapa de expansi6n agrariaque se cerr6 con la Depresi6n Mundial.Conviene sefalar la
insuficienciade la evidenciaempiricaofrecidaparaasentarlavalidezde estas propuestas,
en especial en Ioque se refierea la relaci6nentre empresarios industrialesy rurales.En
un debate caracterizado por visiones alternativasglobales sobre el desarrollo de la
economia argentina en el largo plazo, el anlisis de este problema permanece
insuficientementeexplorado4.En particular,el problemade la constituci6nhist6ricade
los grupos empresarios se erige como una de las asignaturas pendientes de la
historiografiasobre el tema. Un presupuesto implicitoaunque generalizado del debate
sobre las relaciones entre estos segmentos de los grupos propietarios es que la
identidad y los intereses de los empresarios resultanevidentes. Habitualmente,estos
son concebidos como un derivadodel lugarde los actores en la estructuraproductivay
de poder antes que el resultado de un complejo proceso hist6rico. No es necesario
insistir en las debilidades te6ricas de este planteo, fundado sobre la idea de la
existencia de una relaci6ntransparenteentre actores e intereses. Conviene seFalar, sin
embargo, que una comprensi6n acabada de los avatares del crecimiento industrial(y
tambiendel mundo de representaciones a l61asociado) reclama una miradam~s atenta
sobre c6mo este proceso fue percibidopor sus propios protagonistas.Para avanzar en
el de las relaciones entre empresarios agrarios e industriales durante este
an.lisis
periodo resulta imprescindibleun estudio de las formas hist6ricas mediante las cuales
se constituyeronlas expectativas e intereses de los distintossectores del empresariado
argentino,y de c6mo estos fueroncambiando a lo largo del tiempo.
Este articulose propone contribuira iluminareste debate a partirdel andlisisde un
aspecto hasta ahora poco explorado:la reacci6n de los propietariosterritorialesde la
pampa a la emergencia de un climafavorableal desarrolloindustrialen las decadas del
cambio de siglo. Desde la decada de 1880,el sector manufacturero argentinoexperiment6
un crecimiento sostenido. En este periodo se verific6 la aparici6n de las primeras
grandes fabricas que, desplazando alas pequeras manufacturasque caracterizaban
el paisaje industrialargentino, comenzaron a concentrar una parte significativade la
producci6n industrial.La emergencia de las primerasgrandes unidades de producci6n
fue acompafada por la consolidacidn de propietarios industriales ms poderosos.
Asimismo,la decada de 1890 dio lugara la aparici6nde un clima pro-industrialista, que

3 Milciades PEVA:Industria, burguesia industrialy liberacidn nacional (Buenos Aires, 1974); Jorge Federico
SABATO: La clase dominante en la Argentina moderna: Formaci6n y caracteristicas (Buenos Aires, 1988); Jorge
SCHVARZER ha ofrecido la visi6n m~s completa de esta perspectiva. V~anse sus Bunge y Born. Crecimiento y
diversificaci6n de un grupo econ6mico (Buenos Aires, 1989); Un modelo sin retorno (Buenos Aires, 1993); "Politica
industrial y entorno macroecon6mico. Apreciaciones sobre la politica arancelaria argentina a comienzos del siglo
XX",Boletln Techint, 275 (1993); La industria que supimos conseguir (Buenos Aires, 1996).
4 Una introducci6n a este debate en Juan Carlos KOROL e Hilda SABATO: "Incomplete Industrialization:an
Argentine Obsession", Latin American Research Review, 25:1 (1989). V6ase tambidn Fernando ROCCHI: "Enbusca
del empresariado perdido: los industriales argentinos y las tesis de Jorge Federico Sdbato", Entrepasados. Revista
de historia, V:10 (1995), y Maria In6s BARBERO: "Elproceso de industrializaci6n en la Argentina: viejas y nuevas
controversias", en Anuario IHES, 13 (1998).

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HORA

contOcon voceros calificados entre la elite pollticade la Repiblica Oligarquica.Todos


estos cambios se tradujeronen una creciente complejizaci6nde puntos de vista sobre
el rumboque debia adoptar la politicaecon6mica argentina.
Como sugirieraAdolfoDorfmanen su estudio pionerosobre la industriaargentina,
las decadas del cambio de siglo dieron lugar alas "mas enconadas luchas entre los
defensores y detractoresdel proteccionismo"de todo el periodo de expansi6n agraria5.
Este articulo estudia ese debate desde la perspectiva que ofrecen los propietarios
rurales,y toma distancia tantode la visi6n que subrayanla armoniaentre industrialesy
terratenientescomo de aquellaotraque enfatizael carActeresencialmente conflictivode
sus relaciones. En rigor, ninguna de ellas ofrece una descripci6n adecuada de las
relaciones entre estos segmentos del empresariado.
Este trabajo argumenta que, contra lo que sostienen los revisionistas, entre la
Crisisdel Noventay el estallidode la PrimeraGuerraMundialno existi6 identificaci6nde
intereses entre terratenientese industriales.Ellose advierteen la existencia de visiones
alternativas sobre las promesas y peligros implicitos en el desarrollo del sector
manufacturero.Aqui se afirma que para los terratenientes, el principal motivo de
conflictogiraba en tornoa las represaliascomerciales contra la producci6n exportable
pampeana, incitadapor las barrerasaduanerasargentinas.Estas amenazas inquietaron
a los terratenientes,pero ello no se tradujoen un enfrentamientoentre estancieros
todopoderosos y empresarios industrialesd6biles. En rigor,los industrialesdel cambio
de siglo no carecian de poder politico.Contralo que han afirmadolos autores de la
visi6n "pesimista",el PartidoAutonomistaNacional (PAN),entonces la principalfuerza
politica del pais, se manifest6 en reiteradas oportunidades en favor del desarrollo
manufacturero,y articulOparte sustancial de las demandas del sector industrial(al
menos de sus grupos politicamentemas activos). Significativamente,no fueron los
industrialessino los terratenientesquienes reaccionaroncon mayorvehemencia contra
el orden politicofinisecular,a punto tal que diversos voceros de este sector invitarona
sus pares a crear partidos librecambistas.Estas propuestas nunca cuajaron, en gran
medida porque los productoresruralescarecieron de la oportunidady de los estimulos
necesarios para desafiarfuerzas politicasde gran poder, en primerlugaral PAN.Como
consecuencia, el conflicto en torno al proteccionismo y el librecambio encontr6 su
principal expresi6n dentro del partido gobernante. Finalmente, se serala que este
debate comenz6 a perder vigencia conforme avanzaba el nuevo siglo, al calor de un
nuevo contexto expansivo que reformul6la maneraen la que los terratenientesdefinian
su relaci6n con el sector industrial.Hacia mediados de la decada de 1900 se hizo
evidente que los empresarios argentinos habian alcanzado un acuerdo tacito de
convivencia,y que la politicaecon6mica favoreciaposiciones intermediasen la discusi6n
sobre el proteccionismoy el librecambio.Estasituaci6nfue aceptada tantoporindustriales
como por empresarios ruralespor un cuartode siglo.

a. La Crisisdel Noventa:crecimientoindustrialy avance del proteccionismo


Durantela decada de 1880, el capitalismoargentinoexperiment6un marcado
proceso expansivo.La consolidaci6ndel orden politicoestimul6el ingreso de un
sostenidoflujode capitale inmigrantes.
Laconstrucci6nde unadensa redde puertos,
Historia de la industria argentina (Buenos Aires, 1986; primera edici6n, 1942), p. 170.
5 Adolfo DORFMAN:

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EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA
TERRATENIENTES, 469

telegrafos y ferrocarrilescre6 condiciones propiciaspara la expansi6n productiva,y a lo


largo de la decada de 1880 la economia argentinacreci6 a un ritmofebril.Ladecada, sin
embargo, termin6en una depresi6n de profundidadinusitada.La Crisisdel Noventa co-
menz6 en el mercado financieropero prontoafect6 a todos los sectores de la economia6.
Como consecuencia de la crisis,la grave de cuantas Argentinahabiaexperimentado
desde su incorporaci6nal mercado m.s mundial, el ingreso de capital extranjeroces6
abruptamente,creando serios problemasen la balanza de pagos. A poco de acceder a
la primeramagistraturapor la renunciade MiguelJutrez Celman, el presidente Carlos
Pellegrinilanz6 un programade reformafiscal destinado a contrarrestarlos efectos de la
depresi6n econ6mica. Con la intenci6nde incrementarel ingreso fiscal y el saldo posi-
tivo de la balanza comercial, el gobierno impuls6la elevaci6n de las tarifasaduaneras.
En 1891, una nueva ley de aranceles entr6 en vigencia. En 1894 y 1896, otra vez el
gobierno favoreci6el aumentode los derechos aduaneros. En 1898, una ley de compre
nacionaldio prioridada los industrialeslocales en la adquisici6nde pertrechos militares7.
Estas medidas surgieronprimordialmente como respuesta a la penuriafiscal, pero
tambien indicanel prop6sitode la elite politicade ampliarel campo de la acci6n estatal
y contribuira diversificarla actividad econ6mica. Carlos Pellegrini simboliza esta
postura. Conocido defensor de la industrianacional, el presidente encontr6 en esos
anos de penuria un clima propiciopara propagarsus ideas8. Otras circunstancias, no
menos importantes,contribuyerona favorecerel crecimientoindustrial.La depreciaci6n
del peso que se verific6desde fines de la decada de 1880 benefici6 a aquellos grupos
sociales cuyo ingreso dependia directamente de las ventas al exterior,entre los que
destacaban los empresarios rurales.Al tornarlas importaciones caras en moneda
mas
local, tambien le dio un impulso a la industriadomestica. En consecuencia, tanto las
condiciones econ6micas como las politicasgubernamentalescontribuyerona crear un
ambiente mas favorable para el crecimiento industrial.Hasta la decada de 1870 la
industrialocal, dominadaporpequeios talleresmanufactureros,habia realizadoavances
discretos, en gran medida porque los mercados eran demasiado pequenos y los costos
de transportedemasiado altoscomo parapermitirlaaparici6nde unidades de producci6n
de gran escala. En los esta situaci6ncomenz6 a cambiar. Lo que Warren
aros ochenta,
Dean ha mostradoen su estudio pionerosobre la industrializaci6nde San Pablo tambien
resulta relevante para entender el caso argentino.Aqui tambien la expansi6n agraria
cre6 condiciones favorables para el crecimiento industrial9.Como sepal6 Eusebio
Garcia, el agudo comentarista del censo industrialde 1914, en los anos ochenta
Argentinaasisti6 a la aparici6nde las primerasplantas industrialesde envergadura10.

6 Sobre la crisis de Baring, v6ase Alec FORD:"Argentinaand the Baring Crisis of 1890", Oxford Economic
Papers, VIII(1956); Roberto CORTfSCONDE:Dinero, deuda y crisis. Evolucidn fiscal y monetaria en la Argentina
(Buenos Aires, 1989); Henry FERNS:Britainand Argentina in the Nineteenth Century (Oxford, 1960); y The Baring
Crisis Revisited", Journal of LatinAmerican Studies, 24:2 (1992).
7 Jorge SCHVARZER: Empresarios del pasado, p. 37; FERNS: Britainand Argentina; Fernando ROCCHI: Building
a Nation, Building a Market: Industrial Growth and the Domestic Economy in Turn-of-the-centuryArgentina, tesis
doctoral in6dita, Universidad de California,Santa Barbara (1997); DORFMAN: Historia, p. 136.
8 Ezequiel GALLO: Pellegrini(Buenos Aires, 1997), pp. 36-9. Tambi6n Donna GuY:"Carlos Pellegrini and the
politics of early industrializationin Argentina, 1876-1906", Journal of LatinAmerican Studies, XI:1 (1979).
9 Warren DEAN:The Industrializationof Sao Paulo, 1880-1945 (Austin, 1969); DIAZALEJANDRO: Essays, p. 69;
GALLO: "AgrarianExpansion".
O10Eusebio E. GARCLA: "Censo de las Industrias nacionales", en Censo Nacional de 1914, Tomo VII(Buenos
Aires, 1917), p. 17.

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De todos modos, la industriadio su primergran paso adelante en la decada siguiente.


De acuerdo a c~lculos recientes, a comienzos de la decada de 1890, por primeravez, la
producci6n industrialcreci6 a una tasa m~s alta que la producci6n industrialy que el
producto bruto,cercana al diez por ciento anua11.
Enesos arios, la industriase convirti6en una presencia mas visible en el escenario
urbanoy comenz6 a atraerla atenci6n de diversos analistas12.La escala misma de las
grandes fdbricas contribuy6a transformarel paisaje, en especial en los suburbios de
Buenos Aires. Hasta entonces dominada por edificios bajos, de una o dos plantas, la
capitalde la repiblica asisti6a la aparici6nde las esbeltas chimeneas que caracterizaron
a la industriaen la era del vapor. Como advertiala Review of the RiverPlate en 1896,
Buenos Aires "hacomenzado a ser una ciudad manufacturera"'3. Esos afSostambien
pusieron de manifiesto una mayorpresencia de los industrialesen la vida p~blica. En
1887, por ejemplo,se fund6la Uni6nIndustrial Argentina(UIA),donde se fusionarondos
organizaciones ya existentes. Aunque la UIAestuvo lejos de congregar a la totalidadde
los empresarios, pronto encontr6 mayor eco que las asociaciones industrialesque la
precedieron. En 1894, los industrialesazucareros de Tucum~nestablecieron en Buenos
Aires el CentroAzucarero,de modo de aumentarsu presencia en el lugar donde se
tomaban las decisiones que los afectaban mis directamente.
En general, los grandes propietariosruralesmostraronescaso entusiasmo por las
transformacionesasociadas al crecimientoindustrial.Sus objeciones no comprendiana
la totalidaddel sector manufacturero.La industriaargentinatenia una estructuradual.
Las grandes unidades de producci6nque reclamabanpara si una porci6n significativa
del mercado coexistian con talleres de reducidas dimensiones y poco capitalizados. A
su vez, estas empresas se distinguiande acuerdo a los mercados en los que colocaban
su producci6n. Algunas de ellas, en general de gran escala, elaboraban productos
primarios destinados a la exportaci6n. Saladeros, frigorificos,molinos harineros y
lavaderos de lana se destacan en este grupo. Los empresarios rurales alentaron la
expansi6n de este sector que generaba eslabonamientoshacia delante que valorizaban
la producci6n primaria,y que reforzaba la orientaci6n exportadora de la economia
argentina.
Un segundo grupo de industriasproduciapara el mercado domestico. Dentrodel
mismo conviene distinguirdos sectores: el que manufacturababienes no transables y el
que producla bienes transables. El primero,para el cual el emplazamientogeografico
resultabaunfactorcritico,elaboraba,porejemplo,alimentosy bebidas que no soportaban
altos costos de transportedesde el extranjero.Elsegundo, en cambio, competia con la
producci6n importada.Como sucedi6 tambienen otros paises de America Latina,este
sector evidenci6 falta de competitividad,y se vio obligado a refugiarse de
detr.s y la
barreras arancelarias. Las industriasde la confecci6n, la vitivinicola,la aceitera
azucarera, ofrecen ejemplos tipicos de esta situaci6n'4. Este sector concitaba los

1' Roberto CORT•SCONDE: La economia argentina en el largo plazo (siglos XIXy XX), (Buenos Aires, 1997),
pp. 230-1. Dimas HELGUERA brinda testimonio del avance de la industria en su La produccidn Argentina en 1892
(Buenos Aires, 1893).
12ROCCHI: Building, cap. 1.
13 The Review of the River Plate, (citado en adelante como RRP), 6 junio 1896, pp. 5-6.
14DIAZALEJANDRO: Essays, pp. 209-214; VictorBULMER-THOMAS: The Economic History of LatinAmerica since
Independence (Cambridge, 1994), pp. 130-149.

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TERRATENIENTES,EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA 471

mayores rechazos de los voceros rurales,ya que consideraban que debia su existencia
a politicasproteccionistasque s61oservianparaerigirindustriasineficientes,dependientes
de la ayuda estatal. "Lasmuchas f~bricasfundadas en estos tltimos tiempos",sostenia
un artlculoaparecido en los Anales de la Sociedad RuralArgentinaen 1895, "llevanuna
vida precaria, a pesar de la protecci6n que han recibido en diversas formas ... esas
tentativas, en muchos casos loables, s61o han servido para distraer de ocupaciones
proficuas los esfuerzos y la actividad de hombres energicos"15.Se ha insistido
mas
demasiado en torno al problemadel caracter "artificial" de estas industrias,por lo que
conviene remarcarque para los empresarios rurales,el principalpunto de conflicto no
se referiaa la "ineficiencia"
de la industriaque competia con la producci6n extranjera.
Por sobre todas las cosas, a los estancieros les preocupaba que las tarifasaduaneras
que protegiana estas industriasconcitaranrepresaliascontralas exportaciones rurales.
En particular,temian que los paises extranjerosque comerciaban con la Argentina
reaccionaran a los obst~culos que encontraban sus exportaciones reduciendo sus
compras de bienes pampeanos.
Estos temores no resultaban infundados. Aun cuando los obstAculos a la libre
circulaci6n de mercancias eran entonces menos severos que despues de 1930, la
economia internacionalno carecia de barrerasal intercambio,que por otra parte se
encontraban en avance. En esos aios, adems, el principalmercado para las expor-
taciones argentinas no era Gran sino Europacontinental.La lana, el principal
Bretara
productode exportaci6nde la repiblica, iba dirigidafundamentalmentea los mercados
de Francia,Alemaniay B6lgica16.A diferenciade GranBretana,donde el compromiso
de las clases dominantescon el librecambioera firme,los paises continentales estaban
decididos a proteger sus sectores agricolas de la competencia extranjera17.Al mismo
tiempo, en los noventa se produjouna caida en el valor de las compras externas,
aros
producto de la crisis econ6mica general, pero que sin duda no pas6 inadvertida,y que
cre6 inquietudentre los principalessocios comerciales de la Argentina.Eneste contexto,
la amenaza de represalias comerciales pareci6 cercana. Las voces de alarma no se
hicieronesperar, y los terratenientescomenzaron a protestarcontra el proteccionismo.
En 1893, por ejemplo, poco antes de tratarsela ley de aduanas, la Liga Agraria,una
asociaci6n de grandes propietarios,elev6 una petici6nal Congreso Nacionalreclamando
la reducci6n de los aranceles aduaneros'8. Peticiones de este tipo no surtieronmayor
resultado, Io que Ilev6 a El EconomistaArgentinoa lamentarse de que "lasprovincias
ganaderas y agricultorasdel litoral,que son las que en ms grande escala concurrenal
aumento de la riquezay a la formaci6nde la renta, son las peor tratadas, desde algon
tiempo, por el Congreso"'19.Los temores de los ruralistasse volvieronmas acuciantes en

15V6ase por ejemplo, Melchor G. ROM:"Protecci6n bien entendida", Anales de la Sociedad Rual Argentina
(citado en adelante como ASRA) XXX:12, 1895, pp. 338-41.
16 Hilda SABATO:Agrarian Capitalism and the WorldMarket. Buenos Aires in the Pastoral Age, 1840-1890
(Albuquerque, 1990), pp. 194-200, y Francisco LATZINA: "El comercio argentino antario y hogatio", en Censo
Agropecuario Nacional. La ganaderia y la agricultura en 1908. Tomo Ill. Monografias (Buenos Aires, 1909), pp. 561-
610.
'7 Avner OFFER:
The First World War:An Agrarian Interpretation(Oxford, 1989), pp. 95-6.
18 Diario de Sesiones de la Cdmara de Diputados de la Nacidn (en adelante citado como DSCDN), 30
octubre 1894, pp. 362.
19 SPECTATOR: "Las provincias ganaderas y las leyes de aduana", El Economista Argentino (citado en
adelente como EEA), 11 noviembre de 1893, p. 3.

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1894, cuando Franciaelev6 los derechos aduaneros sobre el trigoimportado.De mayor


relevancia fue la actitud tomada por el reino de Espara, que amenaz6 cerrar sus
fronterasal ingreso de carne salada argentinaen caso de que la Argentinaelevase los
derechos sobre el vino peninsularpara protegersu industriavitivinicola.Altratarsela ley
de aduanas, tanto la Sociedad Ruralcomo la Liga Agrariavolvierona hacer sentir su
presi6n, reclamando una reducci6n de las tarifas20
Laactitudesparola representabauna amenaza digna de cuidado. Paraentonces,
la exportaci6n de carne salada constituiaun rubrodestacado dentro del paquete de
productos exportables argentinosy alcanzaba al 5 por ciento del total. La exportaci6n
de tasajo, que alcanz6 su maiximovalorhist6ricoen el quinquenio1890-94, representaba
el 37 por ciento del total de las exportaciones de carne, y estaba concentrada en s6lo
dos mercados: la colonia espanola de Cuba y el Brasil21.No sorprende entonces que
estancieros de peso hicieransentir su inquietudfrente a las amenazas espaaolas. La
industriaganadera argentina,le informaroncon alarmaa la Cgmarade Diputados, "se
expone a perder uno de sus principalesmercados"22.En el caso de Brasil,la situaci6n
tambienofreciamotivosde preocupaci6n,pues allitambienla producci6nArgentinaera
hostilizada.Brasilconstituiaun mercado de importanciano s6lo para el tasajo;tambien
compraba mas del 90 por ciento de las exportaciones de harina.En rigor,Brasilera el
quintosocio comercialde la Argentina,y demandaba alrededordel 10 por ciento de sus
exportaciones totales23. Considerando estos antecedentes, no eran pocos los que
crelan que la Argentinase encontrabaal borde de una guerrade tarifas.
Estas inquietudes encontraroneco en el Congreso Nacional, donde en definitiva
se decidia la politicaarancelariaen la era parlamentarista.Los representantes radicales
fueron los mas propensos a sostener argumentosantiprFoteccionistas. A fines de 1894,
durante la discusi6n de la ley de aduanas, Francisco Barroetavena, el vocero del
radicalismoen este tema, advirti6que la "tarifaarancelariaexorbitante,prohibicionista",
con la que Argentinaprotegia su industriacontribuiaa crear un ambiente favorable a
"unahostilidadinternacionalcontralos productosde la ganaderiay de la agricultura". En
esa ocasi6n, Barroetaveraremarc6que "losimpuestos elevados con que el Brasilgrav6
nuestras harinas fueron represalias a los impuestos excesivos con que gravamos la
importaci6n del caf6, de los azcicares y del tabaco brasileros ... estos derechos
prohibitivos... tienen que Ilevarnosa la guerra de tarifas arancelarias"24.Cuando la
discusi6n sobre los derechos al vino espaaol se traslad6 al senado, BartolomeMitre
insisti6sobre estos mismos puntos:"laRepOblicaArgentinano esta aislada en el mundo:
tiene intereses internacionalesque modifican las condiciones propias e inspiran la
voluntad nacional, imponiendoleel deber de no provocar represalias".La politica del
Acuerdo comprometiaa la Uni6nCivicaa acompafar al gobierno,en especial en temas
2 La Semana Rural, 15, 30 octubre 1894, p. 170. Sobre nuevas amenazas esparaolas y francesas, La Naci6n,
15 noviembre 1894, p. 4.
21 Ricardo PILLADO: "Elcomercio de carnes en la Rep6blica Argentina",en Censo 1908, p. 367. DSCDN, 28
agosto 1905, pp. 559-60.
22 La Nacidn, 31 octubre 1894, p. 3.
23 Consoltese EmilioLAHITTE: "Laindustria harinera",Latzina, "Elcomercio". Sobre la hostilidad brasilera alas
exportaciones argentinas, La Naci6n, 3 diciembre 1897, p. 4, y 9 diciembre 1897, p. 4.
24 DSCDN, 9 noviembre 1894, 488. Sobre la discusi6n, v6ase Natalio BOTANA y Ezequiel GALLO:De la
repOblica posible a la repOblica verdadera (Buenos Aires, 1997); sobre la posici6n de los representantes radicales,
Paula ALONSO-GORTARI: The Origins of the Argentine Radical Party, 1888-1898, tesis doctoral in6dita, Universidad de
Oxford, 1992.

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TERRATENIENTES,EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA 473

de politicainterna.Es por ello significativoque Mitrehaya expresado temores sobre una


guerra de tarifas.En obsequio de las industriasvitivinlcolay azucarera, sostuvo, no se
podla inmolara la agriculturay la ganaderia: "ElBrasily La Habana, han empezado a
hostilizarnuestros productos,y ahoraprovocaremosa Espaia ... esta votaci6n [elevando
los derechos aduaneros] importariauna guerra de tarifas, complicando m~s la dificil
situaci6n en que se encuentra nuestro comercio internacional"25. Duranteel debate de
1894, el propio ministrode Hacienda, Jose A. Terry,se vio obligado a reconocer que
"dondehay leyes protectorassiempre existe el peligro de una guerra de tarifas"26
Esta amenaza se torn6m~s grave cuando comenz6 a ganar terrenola idea de que
las represalias podian afectar bienes de exportaci6n de mayor importancia,como la
lana. En consecuencia, por varios arios la inquietudde los productores ruralesse hizo
escuchar en forma reiterada.Carlos LixKlettofrece testimoniode estas posiciones. A
comienzos de 1895 este destacado dirigentede la Sociedad Ruraldedicado al comercio
de lanas, tambien periodistadel semanario La ProduccidnNacional, anunciaba que "la
Alemaniatrataahora de imponerun derecho aduaneroa la lana extranjera.Esto seria lo
Onicoque nos faltariaparacompletarel cuadrotristede vida o muertepara la producci6n
nacional"27.Poco despues, el estallido de la guerra de independencia en Cuba cerr6
este mercado a las exportaciones argentinas. Reflejando el clima de inquietud
prevaleciente en los circulosvinculadosa la economia de exportaci6n,LixKlettsostenia
a comienzos de 1896 que "con la teoria de que nuestros productos se impondrdnen
todas partes" poco a poco se van cerrando las puertas de todos los mercados
consumidores de la producci6n nacional. La politica proteccionista a outrance va a
producirhonda perturbaci6nen la ganaderia y en la agriculturaargentinas"28
Si la denuncia del proteccionismo encontr6 gran eco fue porque entonces la
economia ruralatravesaba un periodo dificil,que volvi6 a los propietariosrurales ms
sensibles a los problemas del sector. En esos anos los precios de los productos
exportables se derrumbaron.Las cotizaciones de la lana cayeron a la mitadentre 1889
y 1893, y los precios de los granos tambienbajarony no se recuperaronhasta mediados
de la decada. A pesar de la crisis, la expansi6n del mercado urbano del litoralque se
verific6en esas decadas contribuy6a sostener la demanda de productosagroindustriales
del interiorcomo el azlcar y el vino. Pero no atenu6 la caida de los precios ni era capaz
de proveer un mercado alternativopara la producci6n agraria pampeana. En rigor,el
crecimientoexponencial de las exportaciones volviaal sector ruralpampeano adn mas
dependiente de sus mercados externos que en el pasado. Por ello no debe Ilamarla
atenci6n que, a diferencia de Io sucedido tras la crisis de mediados de la decada de
1860, cuando diversas propuestas para industrializarla lana (como las que vocearon
Pellegriniy L6pez) encontraroneco favorableentre los estancieros y la propiaSociedad
Rural,para el finde siglo proyectos de este tenorno concitaronatenci6n alguna entre los
ruralistas,que preferiandirigirtodas sus energias hacia la defensa de sus mercados

5 DSCSN, 26 diciembre 1894, p. 1015.


26 DSCDN, 9 noviembre 1894, p. 502.
27 Carlos LIx KLETr:"Lalana. Su critica situaci6n", La Agricultura, 3 enero 1895, reproducido en Carlos LIx
KLETT: Estudios sobre producci6n, comercio finanzas 6 intereses generales de la RepOblica Argentina (Buenos
Aires, 1900), p. 49.
28 LIXKLETT: "Intereses saladeriles y ganaderos", La Producci6n Nacional, 16 octubre 1896, reproducido en
LIxKLEn:Estudios, p. 197. JUNIUS:"Laexportaci6n de ganado en pie", EEA, 15 febrero 1896, pp. 1-2.

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externos. Porsi todo esto fuerapoco, la Crisisdel Noventacontrajoel creditoy una gran
sequla, la mds severa en treintaaros, devast6 la campaia de Buenos Aires en 1893 y
189429. La evoluci6n de los precios de la tierraindica las dificultades del sector, asi
como el animo con que eran encaradas. Tras una decada de incrementosostenido, a
fines de los ochenta el precio de la tierrase vino abajo. De acuerdo a los calculos de
HerbertGibson, los precios de la tierraen la provinciade Buenos Aires cayeron mas del
sesenta porciento entre 1889 y 1891, y desde entonces permanecieronbajos por tres o
cuatroanros30.Muchos estancieros de peso enfrentarongrandes dificultades,y algunos
de ellos directamentefueron a la quiebra31.El sentimientode malestar se encontraba
generalizado. "Gentesque uno suponia muy rica",el ex presidente Juarez Celman era
informadopor uno de sus corresponsales a comienzos de los aros noventa, "estan
luchando para sostenerse un tiempo mas, con la esperanza de que aumente el valorde
las tierraso papeles, para liquidarsin tanto desastre"32
Eneste contextode crisis, la "inquietud
de los hacendados ante la amenaza del im-
puesto al tasajo"33,y de modo mas general sus temores frentea la posibilidadde repre-
salias comerciales dieron impulsoa una camparia librecambistaque encontr6 eco en
diversos medios de prensa. En 1894, El Campoy el Sportcomenz6 a alertarcontra los
peligros del proteccionismo,y WalkerStegman Ilam6insistentementea lanzaruna cam-
para para reducirlos aranceles aduaneros. "LaSociedad Rural", afirm6Stegman, "es la
Ilamadaa tomarla iniciativaen un movimientode esta naturaleza"'34. Un poco mas tarde,
el general Mitrey sus seguidores, alejados de la politicadel Acuerdo, se dedicaron a
agitar la bandera del librecambiocon mayorvehemencia. En 1896, el diarioLa Naci6n
dio a conocer un par de editorialesen las que convocaba a estancieros y agricultoresa
comenzar "unaactiva camparia politicacontrael actual regimen aduanero".Un partido
librecambista,afirmabaLaNaci6n,"debecongregar cuanto antes a los capitalistas de la
industriarural"35.Otros6rganos de prensa, como EEconomistaArgentinoyla Reviewof
the RiverPlate se sumarona esta camparia,y ofrecieronpuntos de vista similares36.En
sintesis, la decada de 1890 dio lugar a la constituci6n de un clima favorable para la
emergencia de una fuerza librecambistalideradapor productoresrurales.

b. Estancieros, politica y proteccionismo durante el R6gimen OligArquico

La Sociedad Ruralmir6con simpatiala agitaci6n contra el proteccionismo, pero


permaneci6 renuentea liderarla.AIadoptaresta actitud,la mas poderosa y prestigiosa
de las institucionesruralistasargentinasno hacia sino continuaruna tradici6nfirmemente

29Noel H. SBARRA:
Historiadel alambradoen la Argentina(BuenosAires,1964),pp. 29-31.
3 Herbert GIBSON:
The History and Present State of the Sheep-Breeding Industry in the Argentine Republic
(BuenosAires, 1893),p. 96.
31EzequielGALLO: Lapampagringa(BuenosAires,1983),pp. 183-5.
32GregorioTorresa JuLrezCelman,en AgustinRVERA ASTENGO:JuarezCelman(BuenosAires,1944),pp. 557.
33DSCDN,9 noviembre1894,pp. 488.
34WalkerSTEGMAN: ElCampoy el Sport(enadelantecitadocomo
"Elproteccionismoy las industriasrurales",
ECS),21 agosto 1894, p. 2511. Tambi6n"Peligrosdel proteccionismo", ECS, 14 agosto 1894, p. 1485;"Lasaltas
tarifasy las industriasrurales",ECS,1Pdiciembre1894, p. 1883;"Losderechos de exportaci6n", ECS,8 diciembre
1894, p. 2907.
35LaNaci6n,5 agosto 1896,p. 5. TambienLaNacibn,27 julio1896,p. 3.
36Vease, porejemplo,JoaquinM.Ruiz:"LDeben los partidospoliticosdefinirsus ideales econ6micos?",EEA,
4 agosto 1894, pp. 2-3.

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EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA
TERRATENIENTES, 475

establecida, ya que un acercamiento timidoa la acci6n politicala habia caracterizado


desde sus mismos origenes en 1866. A comienzos de la decada de 1890 esta postura
por un momento pareci6 cambiar. En los afos ochenta, los grandes propietariosde
Buenos Aires reforzaronsu posici6n econ6mica y su prestigio social gracias al papel
que desemperaron en la transformaci6nde la ganaderia pampeana. La crisis politica
con la que se abri6 la decada del noventa encontr6 a una clase terrateniente mas
poderosa y mas consciente de su propia fuerza. La fracturay crisis del PAN y las
amenazas que se cernieron sobre la provincia de Buenos Aires despues de las
revolucionesde 1893 estimularonla intervenci6ndirectade los propietariosruralesen la
politicaprovincial.Asi, en 1893, los mayores terratenientesde Buenos Aires impulsaron
la fundaci6nde un partidode clase para competirpor la gobernaci6n de la provinciade
Buenos Aires. Esta experiencia, sin embargo, dur6 poco. El rapidofracaso de la Uni6n
Provincial reforz6 la actitud entre despectiva e indignada con la que los grandes
propietariosruralescontemplabanla luchaentrelas maquinariaspoliticasque dominaban
la vida de su principalbase territorial.
Desde entonces, se mostraronreacios a inmiscuirse
abiertamenteen ese terrenoque se les revelaba declaradamente hosti137.
Eleco que encontr6 la agitaci6n librecambistano modific6esta actitud.Conviene
senalar que la renuenciade la Sociedad Rurala encabezar una fuerza librecambistano
era resultado de conflictos al interiordel sector rural(por ejemplo, entre los intereses y
posiciones de los grandes terratenientesy de otros agricultoresmenos prominentes).
Como EzequielGalloy ErnestoLaclausenalarondesde distintasposiciones, los mayores
terratenientesde la pampa eran los principales pero no los Onicos beneficiarios de la
exitosa economia de exportaci6npampeana. De diversas formas, parte del excedente
generado por la economia ruralse diseminaba por todo el espectro social, que en las
regiones dominadas por la economia de exportaci6nera extremadamentecomplejo38.
Hasta la segunda decada del siglo XX, cuando estall6 el movimientode Alcorta, la
expansi6n de la fronterafuncion6como valvulade escape de muchas tensiones rurales,
por lo que nunca se produjeronenfrentamientosabiertosentreterratenientesy pequeaos
agricultores. Mas aun, en temas como el arancelario,todos los productores rurales
pampeanos, independientementede su poderecon6mico, compartianvisiones y objetivos
similares.Estas posiciones tambienhallabanbuena acogida en el medio urbano,donde
tenia lugar una serie de actividades que giraban en tornoal comercio de exportaci6n-
importaci6n,mayoristay minorista,y donde el prestigiode las ideas librecambistasera
considerable. Inclusoun defensor del proteccionismocomo EliseoCant6n,que ocupaba
una banca en la Camarade Diputados por la provinciade Tucuman, reconocia estos
hechos cuando afirmabaen 1894 que "enlas circunstancias actuales la atm6sfera es
simpatica ... para todos los que sostienen ideas librecambistas"39
Es de por si significativoque distintosvoceros de la campaia por la baja de las
tarifas aduaneras viesen a la Sociedad Ruralcomo a la instituci6nlider del sector
agrario. La prensa rural present6 esta visi6n, que tambien compartieron 6rganos

37 Sobre este punto me permito remitira mi The Landowners of the Argentine Pampas. A Social and Political
History, 1860-1945(Oxford, en prensa), capitulos IIy IIl.
38 Ezequiel GALLO: "AgrarianExpansion"; Ernesto LACLAU: "Modos de producci6n, sistemas econ6micos y
poblaci6n excedente. Aproximaci6n hist6rica a los casos argentino y chileno", Revista Latinoamericana de Sociologra,
5 (1969). V~ase tambin Alfredo PUCCIARELU: El capitalismo agrario pampeano, 1880-1930 (Buenos Aires, 1986).
39 DSCDN, 9 noviembre 1894, p. 491.

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periodisticos mds identificadoscon la posici6n de los agricultoresque con la de los


grandes terratenientes,como es el caso de LaAgricultura.Tantoes asi que la renuencia
de la Sociedad Rurala liderarla lucha contrael avance proteccionistaprovoc6 criticas
en las pdginas de este 6rgano. En 1896, un autorque escribia con el seud6nimo de "Hill"
se preguntabaacerca del "silencioinexplicable"de la Sociedad Ruralsobre derechos y
tarifas aduaneras4. Al responder esta acusaci6n, Julio Pueyrred6n,presidente de la
Sociedad Rural,seral6 la influenciaque los intereses industrialistashabian alcanzado
en el Congreso Nacional, y lamentaba que la asociaci6n careciera de los medios
necesarios como para imponersus puntos de vista. Lafuerzade acci6n de la Sociedad
Rural,sostenia Pueyrred6n,"es muy limitada,su intervenci6nen el Congreso no daria
resultados:las industriasprotegidas estan unidas y tienen allielementos poderosos"41
Poco despues La Agriculturavolvi6a la carga, insistiendoen que los ruralistasdebian
encabezar la lucha antiproteccionista,y denunciandoque "enel orden politicola acci6n
de la Sociedad Ruralha sido nula"42. Sin embargo, este reclamo no fue seguido de un
analisis de la fuerza politica de la asociaci6n ruralista.En cambio, La Agriculturas61o
ofrecia una promesa algo vaga, y serialabaque "losbeneficios de lucha semejante co-
mienzan por la lucha misma"43.De formasignificativa,aquellos que deseaban emplear
a la Sociedad Ruralcomo vanguardiade lacampafiaantiproteccionistanunca discutieron
piblicamente las afirmacionesde su presidenteacerca de la debilidadde esta instituci6n.
Pueyrred6nno exageraba cuando Ilamabala atenci6n sobre la fortaleza de los
sectores industrialesen el parlamentoargentino.Lavisi6nque afirmaque en los tiempos
de la RepOblicaOlig~rquicalos intereses librecambistaseran politicamentedominantes
precisa ser rectificada.En la decada de 1890, un clima proteccionistapredominabaen
el Congreso. Mientrasque la mayoriade los representantes radicales y mitristasse
inclinabanpor el librecambio,los autonomistasfavorecian cierto grado de protecci6n
industrial.Hasta cierto punto, un clivaje regional explica estos posicionamientos. Los
representantes radicales y mitristasencontrabansus mayores apoyos en el litoral,esto
es, en aquella regi6n que mds se beneficiaba gracias a la profundizaci6nde los lazos
con el mercado mundial.En el litoral,los grandes estancieros no eran los Onicos que
defendian una economia abierta. Los terratenientesconformabanla cumbre visible y
cohesionada de un sector agrariocomplejo y diverso, que tambien inclulanumerosos
estratos intermediosy que estaba formadopor una base de agricultores.En
temas como la tarifaaduaneraexistiaunidadde perspectivaspequeros
e intereses entretodos los
productores agricolas.
El elevado grado de urbanizaci6nde la regi6n pampeana sugiere tambien la
presencia de una masa de consumidores urbanos que podria haberse movilizado
contra la protecci6n aduanera.Elargumentode que el proteccionismotenia un impacto
negativo sobre el costo de vida de los sectores populares era bien conocido en la
epoca, y gozaba de fuerte predicamento.Como se ha sugerido muchas veces, esto
deberia haber provocado la reacci6n de segmentos muy amplios de la poblaci6n
urbana,compuesta en proporcionessignificativasportrabajadoresinmigrantesafectos
al consumo de bienes de sus zonas de origen. Sin embargo, ello nunca se tradujoen
40 La Agricultura, 1 octubre 1896, pp. 711-12.
41 La Agricultura,8 octubre 1896, p. 729.
42 FORWARD: "LaSociedad Rural Argentina. Lo que hace y lo que puede hacer", La Agricultura, 15 octubre
1896, p. 743.
43 Ibid, p. 743.

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TERRATENIENTES,EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA 477

apoyo activo a la cruzada antiproteccionista.Paradisgusto del radicalismoy del mitris-


mo, y en especial del socialismo, que hizo del librecambiouna de sus propuestas m~s
caras, la movilizaci6n popular contra la protecci6n aduanera siempre result6
extremadamente debil. Esta pasividad, que ha intrigadoa muchos observadores, se
explica en gran medida por el papel desempeiado por el sector industrialen la
generaci6n de empleo, que probablementealcanz6 en la ciudad de Buenos Aires a un
tercio de la poblaci6n econ6micamente activa. Las agrupaciones de izquierdano fueron
las inicas que intentaronganarse el apoyo del mundodel trabajo.Endistintosmomentos,
los empresarios industrialeslograronmovilizarcon exito a una parte significativade sus
trabajadores.En 1899, por ejemplo,la Uni6nIndustrialorganiz6 una gran manifestaci6n
en defensa de la industrianacionala la que asistieronm~s de cincuenta milpersonas, y
que opac6 la marcha en favorde la baja de derechos aduaneros que comerciantes y
consumidores hablanprotagonizadounos pocos dias antes. Lacolumna que desfil6 por
las calles de Buenos Aires estaba compuesta, en su mayoria,por obreros que salieron
de las fbricas y marcharondisciplinadamente detras de sus patrones. Si bien la
adhesi6n de muchos concurrentesa la manifestaci6nindustrialtuvo poco de espontanea,
ello no la volviOmenos significativa,pues dej6 pocas dudas sobre los poderes de los
empleadores44. En definitiva,la poblaci6n trabajadorase vio sometida a una marcada
tensi6n entre su papel como consumidoray su papel como productora,y no parece
errado concluirque este Cltimoconstituy6el polo dominante. Ello asest6 un golpe de
muerte a cualquierproyecto de organizaruna coalici6n anti-proteccionistaurbana. Es
por ello que en estos afros las posturas librecambistas siempre encontrarian una
recepci6n simpdticapero escaso apoyo activo en el mundo urbano.
Las provinciasdel interiormediterr~neomostrabanun paisaje politicoy productivo
bien distinto.Ni siquieracuando el poder del radicalismoy el mitrismose encontraba en
su cenit, la oposici6n logr6conmoverel dominioque el PANejercia sobre la vida politica
de esta otra Argentina. En el interior,las ventajas derivadas de la gran expansi6n
exportadoraque estaba rehaciendo el litoralresultabanmas tenues. En consecuencia,
los reclamos para proteger industriaslocales existentes (o a desarrollarse)se hacian
escuchar con mas fuerza. Las elites del interior-los grupos que protagonizabanestos
reclamos, y que controlabanfirmementela vida politicade sus lugares de origen- nunca
rechazaron la expansi6n de la economia de exportaci6n. Un proyecto de este tipo
habria resultado suicida, ya que la economia pampeana provela pr~cticamente la
totalidadde las exportaciones de la repOblica,y toda la actividadecon6mica dentro del
pais estaba de una u otraformavinculadaa ella. Entodo caso, lo que las oligarqulasdel
interiorreclamabanera asociarse a la prosperidadde la economla de exportaci6n.Para
ello estos grupos impulsaronla construcci6nde una red de transporteque conectara el
interiorcon el litoral.Cuando los trazos gruesos de esta red estuvierontendidos en la
decada de 1880, Io que restaba por hacer era garantizarel desemboque de sus
productos regionales en los pr6speros mercados litorales.El instrumentoprivilegiado
para logrartal fin era la protecci6n aduanera45.

44 V6ase La Prensa, 27 julio 1899, p. 3. Tambi6n RRP, 29 julio 1899, p. 10.


45 Jorge BALAN:"Unacuesti6n regional en la Argentina: burguesias provinciales y el mercado nacional en el
desarrollo agroexportador", Desarrollo Econdmico, 18:69 (1978); Fernando ROCCHI: "Elimperio del pragmatismo:
intereses, ideas e imgenes en la politica industrial del orden conservador", Anuario IEHS 13 (1998), pp. 99-130;
Donna GuY:Argentine Sugar Politics. Tucumnn and the Generation of the Eighty (Temple, 1980), p. 92.

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478 ROYHORA

En 1894, DomingoMor6n,un influyentepoliticosanjuanino,le escribia a JulioRoca


denunciando las bajas tarifasaduanerascomo "unaherejiaecon6mica",y a continuaci6n
reclamaba un "proteccionismodecidido" para estimularel desarrollo de la Fndustria
vitivinicola46.Los representantes de las provinciascuyanas de San Juan y Mendoza,
donde se concentraba esta actividad,y Tucuman,que habia encontrado un inesperado
dinamismogracias a la producci6nazucarera,conformabanel coraz6n de la coalici6n
proteccionista.A ella se sumaban los representantesde otras provinciasdel interiorque
tambienesperaban encontraralgOnnicho que las sumase mas plenamente al pr6spero
circuito econ6mico que giraba en torno a la economia pampeana. Esta coalici6n era
particularmentepoderosa en el parlamento,en especial en el Senado, el lugardonde la
sobrerrepresentaci6n del interiorse hacia mas evidente47. En la camara baja su
presencia tambien era marcada. En la segunda mitad de la decada de 1890, por
ejemplo, la Camara de Diputados fue presidida por Marco Avellaneda, un poderoso
industrialtucumanoy destacado liderdel PANque ejerciasimultaneamentela presidencia
de la Uni6nAzucarera48.
La importanciade estas dos actividades no era desderable. Para 1914, bodegas,
ingenios y refineriasde azlcar representabanpoco mas de un quinto del capital total
invertidoen la industria49.Sin embargo, la mayorparte de las manufacturasmodernas
que se desarrollarondesde la decada de 1880 estaban localizadas en los alrededores
de la ciudad de Buenos Aires, que reuniamas de la mitad del capital invertidoen la
industria5. A diferenciade otros palses latinoamericanoscon estructuraindustrialmas
diversificada,como Mexicoy Brasil,la Argentinano poseia ningln centro manufacturero
de envergadura aparte de Buenos Aires. Ningunaotraciudad o regi6n podia competir
con la CapitalFederal,que reunlael mayory mas rico mercado domestico (un quintode
la poblaci6ntotaldel pals, la ciudad mas grande de Hispanoamerica),y al mismotiempo
funcionaba como el eje de todas las redes comerciales, financierasy de transportedel
pals. S6lo Rosario, la otra gran ciudad litoral,volvia menos abrumadorel predominio
industrial Los industrialesdel litoral,un grupo extremadamenteheterog6neo,
portero51.
se encontraban menos estrechamenteconectados al poder politicoque sus colegas del
interior.Con todo, poseian recursos como para ejercer influenciasobre el parlamentoy
el gobierno, entre los que destacaba (como ya hemos el que derivaba de su
seralado)
papel como empleadores, y sus presiones sobre legisladores y funcionarios52.Una de
sus armas preferidas era explotar el temor a la desocupaci6n o a la emergencia de
conflictos sociales en caso de que la protecci6n aduanera, que habia permitidoque la
industria"se convirtiese en proveedor de empleo de un gran nOmerode hombres y
mujeres"fuese reducida o eliminada53
46 Domingo Mor6n a Roca, 27 diciembre 1894, Archivo Roca, Archivo General de la Naci6n, legajo 68.
47 BALAN:"Unacuesti6n".
48 Ricardo PILLADO: Politica Comercial Argentina. Contribuci6n a su estudio (Buenos Aires, 1906), p. 21.
49 GARCIA: "Censo",pp. 27-34.
5o DORFMAN: Historia, p. 220.
51 Michael JOHNS: "TheUrbanisation of a Secondary City:The Case of Rosario, Argentina, 1870-1920", Journal
of LatinAmerican Studies, 23:3 (1991), pp. 499-513; ROCCHI: Building, caps. 4 y 6.
52 ROCCHI: "Elimperio del pragmatismo", pp. 109-21.
53 RRP, 26 julio 1899, 10. Las desigualdades entre los niveles arancelarios que protegian a distintas
actividades parecen deberse, al menos en parte, a una modalidad de relaci6n entre industriales y legisladores
altamente fragmentada, en la que primaban los contactos y las presiones individuales de algunos empresarios por
sobre la acci6n colectiva. V~ase ROCCHI: Building, cap. 6.

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EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA
TERRATENIENTES, 479

Los terratenientesadvertlancon claridadque el PAN,la fuerza politicadominante


de la RepOblicaOlig~rquica,ofrecia el principalcanal a traves del cual los industriales
hacian sentir sus demandas. Como afirmabael ruralistaFelipe G. Senillosa, el PAN
dominaba el interiory articulaba"los intereses de las Provincias de tierra adentro...
acogidas A la protecci6nde sus industriasinsipientes[sic]"54.Como muchosotros,
Senillosa reconocia la insuficienciade esta clave regionalpara explicarel apoyo que los
industrialesencontraban en el litoral,que se hacia evidente cada vez que se votaba la
ley de aduanas. En repetidas oportunidades, los propietariosrurales y sus voceros
encontraroninexplicable e indignanteesta actitud,y prefirieronatribuirlaa la falta de
conciencia de las elites politicassobre los verdaderos intereses de su comunidad. Pero
las voces m~s agudas dentro de este grupo prestaronatenci6n a la influenciaque los
industrialesdel litoralejerciansobre las elites gobernantes, y al mismo tiempo seialaron
que la vida politicacontribuiaa originarproyectos y solidaridades que iban m~s alla de
la defensa de los intereses sociales mas inmediatos. Asi, pues, si el proteccionismo
encontraba apoyo entre los parlamentariosdel litoralello era porque "elcompaierismo y
la solidaridad politica es el principal origen de tal inconveniente y antipatri6tica
conducta"55.
Aun cuando el PANestuvo lejos de ser un partidoindustrialista,su implantaci6nen
todo el pais politicohizoque, como un catch-allpartydecimon6nico,de hecho funcionara
como la fuerza dentrode la cual los reclamos de los grupos dominantes del interiory de
los industriales del litoral encontraron acogida mas favorable. El PAN fue mas
representativo de la productiva argentina de lo que habitualmente se supone. Ello
contribuy6a ampliarlas bases del partidogobernante,haciendo confluira los defensores
de la industriadentrode una coalici6npoliticade cuya amplitudy fortalezada testimonio
el dominio que el PANejerci6 sobre la vida argentinaentre 1880 y 1916.
El poder del Autonomismoexplica en parte la renuencia de la Sociedad Rurala
liderar la campaia antiproteccionista,que durante aros permaneci6 restringida a
debates periodisticosy parlamentarios.En 1898, por un momento, la situaci6n pareci6
cambiar. Para entonces, el PAN se habia recuperado de la crisis en la que se habia
hundido en la primeramitadde la decada, reconquistandoplenamente el controlde la
escena politica. Para 1897, Roca habla acallado toda oposici6n dentro o fuera del
autonomismo:el desafio modernistahabladesaparecido, el partidoradicalse encontraba
en desbandada, y los seguidores del general Mitreperdianterrenoen todas partes. A
excepci6n parcial de la provinciade Buenos Aires, el PAN controlaba la totalidad del
pais politico.A fines de 1897, el PANconvoc6 a una convenci6n donde Roca fue ungido
candidato presidencial. En esa ocasi6n, el partidodio a conocer un manifiestoelectoral
con unfuertesabor proteccionista."Elfomentode las industriasexistentes, propendiendo
al establecimiento de otras nuevas"era uno de sus puntos centrales56.
La inquietudque el manifiestodel PANconcit6 entre los grupos terratenientesse
vio acentuada pues en formacasi simultnea se conoci6 en Buenos Aires una noticia

54 Felipe G. SENILLOSA: "Partidos econ6micos. Su formaci6n",en Boletin de la Liga Agraria, 11:15,31 marzo
1898, pp. 239-31.
55 SPECTATOR: "Las provincias ganaderas y las leyes de aduana", EEA, 11 noviembre 1893, p. 3. Tambi6n
JUNIUS:"Legislaci6n rentistica. Los politiqueros y la riqueza p6blica", EEA, 7 enero 1899, p. 1.
56 Citado en Carlos R. MELO: "Los partidos politicos argentinos", Historia Argentina contempordnea (1862-
1930), vol. II, (Buenos Aires, 1967), p. 97.

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480 ROY HORA

que contribuy6a su desaz6n. A fines de 1897, al inaugurarlas sesiones del congreso


estadounidense, el presidente McKinleyconfirmOque mantendria la elevada tarifa
aduaneraque el congreso estadounidense hablaaprobado poco tiempoatras.
aument6 los derechos que afectaban alas lanas y los cueros argentinos, que Adem.s,
habian
permanecido libresde derechos desde 1894. Enese momento,los aranceles aduaneros
estadounidenses se encontrabanen el nivelmas altode la preguerra57.Simultaneamente,
se anunciaronnuevos impuestos a la carne argentinaen Brasil58.En este contexto, en
marzo de 1898, poco antes de las elecciones nacionales, la Sociedad Rural dio a
conocer un "Manifiestoa los electores de la Repiblica", donde insistla sobre nicleos
argumentativosque ya hemos descripto. La Sociedad Ruralse decidia a "romperel
silencio con que hasta ahora se ha consentido el desarrolloprogresivo de una politica
econdmica cuya adopci6n es perjudicialalas verdaderas fuentes de riqueza nacional",
criticando las politicas econ6micas seguidas desde la decada de 1880, a las que
calificabacomo extremadamentenocivas parael sector rural.Los ruralistasdenunciaban
el proteccionismocon argumentosque venian voceando desde unos ar~osantes. "Alas
altas tarifasaduaneras impuestas por esa politicaecon6mica",afirmabael manifiesto,
"los paises consumidores de nuestros articulos de exportaci6n responden con la
elevaci6n de derechos a los productos de la ganaderia y la agricultura,cuando no con
represalias directas, que importanuna prohibici6nde su importaci6n".La Sociedad
RuralIlamaba a limitarla protecciOna las industrias,para de este modo evitar "las
represaliasde los palses consumidores de nuestros productos".El manifiestofinalizaba
invitando a los electores a votar por aquellos candidatos que defendieran el libre
cambio, y a la ganaderia y la agricultura,las industriasmadres de la repOblica59.
El manifiesto ruralistaprovoc6 gran atenci6n, en buena medida porque por
primeravez en su historiala Sociedad RuralArgentinaexpresaba pOblicay abiertamente
sus opiniones sobre las opciones frentealas cuales deblan pronunciarselos electores,
y Ilamaba a negar apoyo al PAN. La forma en que el manifiesto fue recibido, sin
embargo, ofrece un primertestimonio del cambio de percepci6n sobre los peligros
potenciales de la protecciOnaduanera. Para entonces, el estado de los espiritus
comenzaba a caracterizarse por una actitud de compromiso y resignaci6n antes que
por una oposici6n militantea la orientacidnque el PAN le imprimiaa la economia y la
politicanacionales. Los 6rganos periodlsticosen su totalidadse mostraron
escepticos
sobre las consecuencias practicas del pronunciamientode la Sociedad Rural. La
Prensa, por ejemplo,lo consider6 como un heraldode "lospartidospoliticosdel porvenir
-de principiosecon6micos, representativosde la fortunanacional y reemplazantes del
personalismocaudillesco"60.Enlenguaje mas pedestre, ello significaba que las buenas
intenciones de los ruralistas resultaban irrelevantes en las circunstancias de ese
presente. La Nacidn tambien coincidia con la posicidn de la Sociedad Rural,pero su
confianza en la capacidad del manifiesto de convocar una activa cruzada anti-
proteccionistano era mayorque la que demostraba La Prensa61."Losdistinguidisimos

57Carlos LIxKLETT: "LatarifaDingley",La Producci6n Argentina, 7 diciembre 1897, en LIxKLETT:


Estudios, pp.
373-5; La Nacidn, 8 diciembre 1897, p. 4.
58 La Naci6n, 3 diciembre 1897, p. 4.
59 "LaSociedad Rural Argentina a los electores de la Replblica", ASRA, XXXI:3(1898), pp. 83-4.
6 La Prensa, 31 marzo 1898, p. 5.
61 La Nacidn, 31 marzo 1898, p. 4.

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TERRATENIENTES,EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA 481

caballeros de la Sociedad Ruralpierdensu tiempo",declar6 un vocero del radicalismo62


Esta tambienfue la opini6nde la Reviewofthe RiverPlate."Nocreemos que el manifiesto
de la Sociedad Rural el efecto deseado"63, se lament6 este 6rgano de los
tendra Perofueronlos redactores
intereses comerciales britnicos. del Standard,ellos mismos
grandes terratenientes,quienes seralaron mejorque nadie las razones por las cuales el
pronunciamientoruralistaiba a encontraruna recepci6n favorablepero nada entusiasta
incluso entre los mismos propietariosrurales. No se trataba simplemente de que la
reconstituci6n del PAN dejaba escaso margen para quienes quisieran disputarle el
control de la escena. Para entonces, los estancieros comenzaban a percibir el
proteccionismocomo untema de ciertaimportancia,pero que estaba lejos de plantearles
problemas de una honduratal que los incitaraa la acci6n. Urgira los estancieros a
reaccionar contra el proteccionismo, sostenia el Standard, era como predicar en el
desierto. Los estancieros, este diariosostenia, "continuar~n
andando graciosamente por
la vida, embolsando tranquilamenteel producto de su carne y su lana y su cuero, y
reuniendose ocasionalmente en el ampliosal6n de la Sociedad Rural"64

c. La tarifa arancelaria: un espacio de compromiso antes que de conflicto


Haciael cambio de siglo, los estancieros comenzarona percibirtantoal crecimiento
de la producci6n industrialcomo al proteccionismomoderado como un inconveniente
antes que como una amenaza de consideraci6n. Desde entonces, la mayoria de los
propietariosrurales se mostraronreacios a cualquier actitud de oposici6n militanteal
surgimientode una economia industrialmas desarrolladay de las politicasque lo hacian
posible. Paralos estancieros, el proteccionismocomenzaba a convertirseen un tema de
discusi6n intelectualy en un motivode queja incesante, y dejaba de ser un problema
que causara profundainquietud,o que amenazase impulsarsu activismo politico. Ni
siquierala gran manifestaci6nproindustrialorganizadapor la Uni6n IndustrialArgentina
en julio de 1899, cuando miles de trabajadores secundaron los reclamos de sus
patrones, hizo que los propietariosruralescambiaransu postura.
Varias son las razones que explican por que los temores que los terratenientes
manifestaronhasta fines de los ar'os noventadieronlugara una evaluaci6n menos hostil
acerca de lo que el desarrollo industrialimplicaba para la producci6n exportable. El
primero,y mas importante,se vinculaa la gradualatenuaci6n de las amenazas de una
guerra de tarifas.Con el paso de los afos, la Argentinase torn6menos vulnerablealas
presiones externas. Durantelos Oltimosaros del siglo XIX,las pampas asistieron a un
formidableboom exportadorque se prolong6hasta comienzos de la decada de 1910,
impulsado por nuevos productos que ampliaronla lista de los bienes de exportaci6n
tradicionales,entre los que destacan los granos y las carnes refinadas. El aumento de
las remesas de ganado en pie y de carne congelada (y mas tardeenfriada)contribuyeron
a disminuirla dependencia de las exportaciones argentinas de los mercados que
absorbian sus lanas, cueros y carnes saladas. En 1894, las exportaciones de tasajo
representabanel 37 por ciento de las exportacionestotales de carnes. Nueve anos mis
62 El Tiempo, 31 marzo 1898, p. 1.
63 RRP, 9 abril 1898, p. 7. V6ase tambi6n La Agricultura,7 abril 1898, p. 217; ARISTARCO:
"Laselecciones y la
Sociedad Rural.Tardia y plat6nica intervenci6n",EEA, 2 abril 1898, p. 2.
64 Standard, 1 abril 1898, p. 3.

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482 ROY HORA

tarde, para 1903, 6stas hablan caido a s6lo el 6 por ciento65. Al mismo tiempo, los
nuevos bienes exportados (la carne en especial) se orientabancrecientemente no hacia
los mercados protegidos de Europa continental sino hacia la librecambista Gran
Bretafia.En 1905 el diputado proteccionistaVarelaOrtizpodia afirmarsin temor a ser
desautorizado que "laRepiblica Argentinapuede perfectamente bien desenvolver su
industriaganadera sin necesidad del mercado frances ... el mercado de Inglaterra..
absorbe con facilidad la mayor parte de nuestra producci6n"66.Como resultado de
estos cambios, a los que la expansion de la producciOn granifera contribuy6
decisivamente, para comienzos del siglo veinte las exportaciones argentinas se
convirtieron,juntocon las mexicanas, en las m~s diversificadasde AmericaLatina,tanto
por la variedad de bienes exportados como por su destino final67.En este contexto, la
amenaza de represalias comerciales se volvi6 menos peligrosa que a comienzos o a
mediados de la decada anterior,hasta prlcticamente desaparecer. La Uni6n Industrial
Argentina no perdi6 la oportunidad de seralarlo. Denunciando la falsedad de las
predicciones en torno de las represalias comerciales, en 1912 este vocero industrial
podia sostener confiadamente que "desde hace veinte afos viene agitandose
peri6dicamenteese fantasma,sin que en tantotiempose haya logradonunca cohonestar
el fundamentodel temorcon un sOlohecho concreto'8.
Desaparecida o atenuada la amenaza de represaliascomerciales, el efecto nega-
tivode la protecciOnaduanera sobre la economia de exportaci6nresultabamenos daii-
na de lo que algunos terratenientessostenian. Al afectar el precio de los productos de
consumo importadoso producidoslocalmente,la protecci6nactuaba como un impuesto
sobre el consumo. Por ello, su peso recaia con mayorfuerza sobre los miembros m~s
pobres de la sociedad argentina.Es cierto que el aumento del costo de los bienes de
consumo populardeterminadopor la tarifaaduanera incidiasobre los niveles salariales
ruralesy urbanos, y afectaba el precio de los productos de exportaci6n.Sin embargo,
para los empresarios las consecuencias nunca fuerongraves, pues el sector de expor-
taci6n no hacia un uso intensivodel factortrabajo.Al mismo tiempo, el sector ruralreci-
bia un tratamientopreferencial,ya que sus principalesinsumos importados(maquinaria
agricola, semillas, alambrey reproductoresde pedigree) estaban eximidos o pagaban
derechos muybajos69.Las exportacionesruralesno sufriangravamenes de magnitud,y
desde 1906 fueronliberadas de impuestos. Eldiputado Francisco Oliverno se equivo-
caba cuando afirmabaque un sistema tributariode estas caracteristicas"es un sistema
perfectamente calculado para hacer liviano,casi insensible, el tributoalas clases mas
poderosas"70o
Lo que es ms importante,el entusiasmo de los estancieros por el librecambio
siempre result6morigeradoporque sus voceros mas inteligentesadvertianbien que el
gobierno federal debia recaudar recursos, y que cualquieralternativaa los impuestos
sobre las importacionesera en definitivamas peligrosa. Es comprensible que las Ini-
cas alternativasreales a los gravamenes a las importaciones, los impuestos a las

65 DSCDN, 28 agosto 1905, pp. 559-60.


66 DSCDN, 1 setiembre 1905, p. 594.
67 DIAZALEJANDRO: Essays, pp. 17-21.
68 Boletin de la Unidn IndustrialArgentina (citado en adelante como BUIA),XXVI:527,15 noviembre 1912, p. 2.
69 DIAZ ALEJANDRO: Essays, p. 287.
70 DSCDN, 4 setiembre 1905, p. 638.

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TERRATENIENTES,EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA 483

exportaciones o a la propiedad, les resultaranopciones menos atractivas. Sus exal-


tadas reacciones frente a impuestos directos como la contribuci6n territorial(que
constituia la principalfuente de recursos de los estados provinciales) sugieren cuin
desagradable podia resultarlesun sistema tributario que pesase mas sobre la propiedad
o la renta. En repetidas oportunidades, la Uni6n IndustrialArgentinase encarg6 de
senalar las aporias de los estancieros frente a esta situaci6n. En 1894, cuando la
campaia librecambista estaba en su apogeo, el 6rgano vocero de los industriales
sefalaba que "todavianinguno de estos aficionados al cambio y a lo novedoso, ha
descendido al terreno practico y examinado por d6nde ha de prorrumpirel fisco
nacional para sacar la rentainmensa, colosal, que exigen las deudas acumuladas, ni si
se puede acudir al terrenoescabroso de los impuestos directos sin destruirel sistema
federal""71.CarlosPellegrinitambiencriticabaa los librecambistasIlamandosu atenci6n
sobre el problema del financiamientoestatal. "Muchasveces me he preguntado",
escribia en es lo que entenderan hoy estos estadistas por librecambio,en
oposici6n a 1902,".,que
proteccionismo? que maneraaplicariansus teorias a nuestralegislaci6n
aduanera, por ejemplo?"'72 ,de
Pellegrinidebi6 pagar un costo porsu predica industrialista,que erosion6 sus apo-
yos politicosen la provinciade Buenos Aires73.Sus argumentosfiscalistas, sin embargo,
no fueronsometidos a critica.A pesar de sus agrioslamentos,los voceros del librecambis-
mo no propusieronalternativaalguna al sistema impositivobasado en los derechos a los
productos importados.Entodo caso, lo que pretendianera mantenerlodentrode ciertos
limites. En 1902, EmilioFrers,uno de los estancieros mas respetados y un destacado
campe6n de la causa librecambista,escribi6 una serie de articulosen La Nacidndenun-
ciando las "pretensionescasi siempre exageradas de los industrialesdel pais y de los
politicos de tierra adentro"74.Pero esta figura rectora de la Sociedad Rural estaba
dispuesta a aceptar que las tarifasno debian ser eliminadassino rebajadas. Para Frers,
los impuestos aduaneros eran un "malnecesario"75.Ensu gran mayoria,los estancieros
parecen habercoincididocon esta visi6n.Auncuando a muchos de ellos les desagradase
la filosofladel proteccionismo, aceptaban que una tarifamoderada era la tnica forma
relativamenteindolorade financiarlos gastos del estado federal. En rigor,antes que
partidariosdel librecambio, los estancieros eran partidariosde un intercambio mas
liberal.
Lacreciente indulgenciade los estancieros hacia el proteccionismofue favorecida
por un contexto politicoy econ6mico bien distintodel que sign6 gran parte de los aros
noventa. Parafines de la decada se advirti6con claridadque no existianamenazas a un
PANque se mostrabarenovadoy fortalecido.En las elecciones presidenciales de 1898
el autonomismos61odebi6 enfrentaruna oposici6n nominal.En medio de la "abstenci6n
deliberada"de las clases altas, Roca volvi6 a ocupar la primeramagistratura76.En su

71 BUIA,VI:301, 15 agosto 1894, p. 2.


72 Carlos PELLEGRINI: "Protecci6n y librecambio", BUIA,XVI:404, 15 agosto 1902, p. 1.
73 La Nacidn, 12 noviembre 1899, p. 3.
74 Emilio FRERS: El prohibicionismo y la politica comercial argentina. Cartas a un hombre de estado (Buenos
Aires, 1902), p. 26.
75 Ibid, p. 21.
76 RRP, 16 abril 1898, p. 4. Tambi6n La Prensa, 11 abril 1898, p. 6; La Nacidn, 8 abril 1898, p. 4; 12 abril 1898,
p. 4.

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484 ROY HORA

mayoria, los grandes propietarios rurales pampeanos recibieron a Roca con mas
simpatlaen 1898 que en 1880. Para el cambio de siglo, las dificultadesque las clases
altas portefas hablan experimentadoen 1880 para adaptarse a la aparici6n de una
nueva y poderosa elite politicavenida del interiordel pais eran un recuerdo del pasado.
Roca ya no era visto como el hombreque habia derrotadoa Buenos Aires por la fuerza,
enviando a la muertea muchos hijosde la provincia.Mas bien, la opini6npredominante
entre las clases propietariasIo seialaba como el Conquistadordel Desierto y como el
hombreque habiacontribuidocomo nadie a traeruna decada de inusitadaprosperidad.
Despues de largos aros de inestabilidadpolitica,estos logros comenzaban a ser bien
apreciados. Como seralaba ElCampoy el Sport,la primeramitadde la decada de 1890
habla mostrado que todas las alternativasal dominioen solitariodel PAN, en lugar de
proporcionaruna mejorsoluci6n a los problemasde los terratenientes,habian ayudado
a hundirel pais en una crisis politicade gran hondura,que amenaz6 disolver los logros
de la decada anterior77.El EconomistaArgentinoofrecia una visi6n similar.Con mayor
pertinenciaque neutralidadseialaba que "lagran mayoriade la opini6nconservadora
del pais, cansad[a] de agitaciones y de promesas que nunca se realizan, tiene
necesariamente que mirarcon mejores ojos a los que han dado repetidas pruebas de
aptitudesgubernamentales"78. Elpleno reingresode los "opini6nconservadora"
terminos
y "clases conservadoras"en el vocabulariopoliticoargentinode las decadas finales del
siglo, una novedad de los tormentosos anos noventa, ofrece una prueba adicional de
este cambio en el clima de opini6n, que por cierto no era exclusivo de los circulos
terratenientes.Una garantiade orden interno,el Generaltambienacrecent6 sus apoyos
debido a la amenaza de un conflictointernacionalcon Chile.
Es necesario enfatizar que no se trataba s61o de que los propietarios rurales
habian cambiado su visi6n sobre el liderdel PAN. El propio Roca tambien se mostr6
dispuesto a ganarse el favor y el apoyo de este grupo social. A poco de acceder al
gobierno, el nuevo presidente impuls6 una reformade la Constituci6nque aument6 el
nOmerode ministeriosy otorg6 al Departamentode Agriculturarango ministerial.Emilio
Frersfue elegido para presidirlos destinos de la nueva repartici6n.Roca tambien invit6
a dos directivos de la Sociedad Rurala incorporarse a la lista de candidatos de
diputados nacionales de su partido. Este intentode ganarse el favor de los circulos
terratenientesfue ampliamentepublicitadopor la prensa roquista."Despertamosal fin
de nuestra larga siesta criolla,y nuestros estadistas, la prensa y el Congreso se ocupan
preferentementede cuestiones de vitalinteres",anunciaba Tribuna."Hombresj6venes,
miembros de las asociaciones rurales,conocedores y representantes de los intereses
ganaderos que es tiempo ya de tutelar"79,continuaba el vocero roquista, estaban
expresando las necesidades de este sector de la producci6nen la Camarade Diputados.
Finalmente,al inaugurarlas sesiones parlamentariasde 1899, Roca se comprometi6 a
no impulsarla politica proteccionista. Los argumentos esgrimidos para sostener esta
posturaseguramente sonaronbien en los oidos de los estancieros, pues coincidlan con
los que los voceros ruralistashabianestado sosteniendoen anteriores."Elmovimiento
aros
industrialen el mundo",afirmabaRoca:
77 ECS, 18 octubre 1898, p. 825.
78 EEA, 17 julio 1897, p. 1.
79 Tribuna,22 julio 1898, p. 1.

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EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA
TERRATENIENTES, 485

estd amenazandocon la miseriay la ruina las naciones incapaces de ofrecersus


productos,en condicionesventajosas,al consumouniversal.Elpais, porlo mismo,debe
esforzarseen aumentary mejoraren calidad,cantidady precio, aquellos ramos de
producci6nquetienenya facilaceptaci6nen losmercadosextranjeros, absteniendosede
protegerindustrias efimeras,en condicionesde irremediable con menoscabo
inferioridad,
de nuestrasgrandesy verdaderasindustrias,la ganaderiay la agriculturas.
Se entiende entonces que a un argode la asunci6n de Roca, un medio tan critico
como La Naci6n reconociera que el nuevo presidente "hatenido en su favor la opini6n
conservadora, mas deseosa de verlo salir adelante, que de crearle tropiezos en su
camino"'81. La deferencia de Roca hacia los grupos terratenientesculmin6en la Ley de
Convertibilidadde 1899. La misma, por otraparte, pone de manifiestola compatibilidad
entre algunas demandas del empresariadoruraly del industrial.En la segunda mitadde
la decada de 1890 la Argentinase benefici6 gracias a un aumentosostenido en el valor
de sus exportaciones, que fue impulsado tanto por un incremento de los saldos
exportables como por el alza de los precios de los productos agropecuarios. Como
resultado de los saldos favorables de la balanza comercial, el peso comenz6 a
apreciarse, trasladando ingreso desde las actividades de exportaci6n y de las que
sustitulanimportacioneshacia los asalariados y los importadores.La restauraci6nde la
convertibilidadestaba orientada a detener este proceso. Tambien tenia por objetivo
hacer a la Argentinamas respetable a los ojos de los mercados financieros externos,
que, luego de la crisis de Baring, abrigaban serias dudas sobre la probidad de las
autoridadesnacionales. Lamoneda argentinafue fijadaal oroa un nivelque sobrevaluaba
el metalico y por lo tanto estimulabalas exportaciones y las actividades que competian
con la producci6n importada.Los beneficios de una moneda devaluada y estable eran
claros tanto para los productores rurales como para los industriales. El retorno a la
convertibilidadayud6 a impulsarun boom de inversionesextranjerasque super6 al de la
decada de 1880, y que no se interrumpi6hasta los proleg6menos de la PrimeraGuerra
Mundial.
La ley de convertibilidadde 1899 indica puntos de compatibilidad entre los
intereses de estancieros e industriales.La decada 1900, de sostenido crecimiento
manufacturero,tambien contribuy6 a definir mejor algunos limites del proceso de
industrializaci6nargentino,asi como su fuertevinculaci6ncon la economia de exportaci6n.
Si bien la Argentinaera para entonces el pais mas industrializadode America Latina,el
sector manufacturerono sl61oresultabamodesto en
terminoscomparativossino tambien
fuertementevinculado al procesamientode productos primariosde exportaci6n.Se ha
estimado que entre un 15 y un 20 por ciento del valorde la producci6n manufacturera
resultabade la elaboraci6nde harina,lana,came, Iacteosy otrosproductosexportables82
Porvarias decadas, la faltade fuentes de energia como el carb6n y la hidroelectricidad
constituy6un obstaculo a la diversificaci6nde la producci6nindustrial.La industriatextil,
cuyo papel fue central en la industrializaci6n de Brasil y Mexico, permaneci6
subdesarrolladahasta la decada de 1930. Eltamatiorelativamentereducidodel mercado
internoy las dificultades para exportarobstaculizaronel crecimiento de industriasque
8o Horacio MABRAGAAA: Los mensajes. Historia del desenvolvimiento de la Naci6n Argentina redactada
sus gobernantes (Buenos Aires, 1910), vol. V, p. 353.
cronologicamente pot
81 La Nacidn, 12 octubre 1899, p. 4.
82 D(AZALEJANDRO: Essays, p. 211.

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486 ROY HORA

dependian de un mercado de mayor escala, como el cemento y el papel. Si bien


Argentina era el pals m~s rico e industrializadode America Latina, el nivel de la
producci6n manufactureraper capita era mas bajo que el de muchos paises europeos
de menor poblaci6n e ingreso per capita83.
Endefinitiva,entonces, lo que resultadecisivo paraentenderla creciente aceptaci6n
de la presencia industrialpor parte de los terratenienteses que, superada la etapa de
inquietudque manifestaronen los aros noventa,parael cambio de siglo comenz6
estos
a advertirse mejor que el desarrollo industrialno perjudicaba sus intereses, y que
resultabainofensivopara la expansi6n agraria.Si bien las tarifasaduaneras continuaron
indicando las intenciones proteccionistas de la elite gobernante, la ausencia de una
politicacrediticiam~s favorablea la industriarevelababien los limitesde su industrialismo.
Para el cambio de siglo, entonces, era posible poner ciertos hechos en perspectiva
hist6rica.Asi, en 1900, el presidente de la Uni6n Industrialseralaba que el periodo
posteriora 1880 habia asistido al desarrollode la industriay de una politicaarancelaria
proteccionistaal mismotiempo que la economia ruralexperimentabala expansi6n
mas
formidablede toda su historia.Paraentonces los industrialespodianafirmarconfiadamente
que "hasta ahora el Ilamado proteccionismo no ha daiado la exportaci6n y ... en
adelante tampoco la
dafiara"84
Cuando la economia ruralingresaba a una etapa de renovada prosperidad, los
terratenientescomenzaron a apreciar mejorel valor de estos argumentos. Carlos Lix
Klettejemplificabien este cambio de posici6n,que dio lugara un renacidoy generalizado
optimismo.En repetidas ocasiones durantelos aFiosnoventa,LixKletthabia insistidoen
que "es un hecho conocido que disminuye el comercio internacionalen
todas partes"85,que "conla guerraaduanerarapidamente
que esta a-laorden del dia en todas partes
no podemos lucharcon nuestroscompetidoresy nuncasaldremosde la crisis econ6mica
que agobia a la Naci6n"86.A comienzos de 1899, Lix Klett habia abandonado su
pesimismo y setalaba con entusiasmo que "laconfianzaen el porvenirrenace; hay que
persuadirse de que las fuerzas vivas del pals influyenen la marcha econ6mica y que la
producci6n representa hoy un valor anual tan considerable que ha transformadolas
perspectivas pesimistas en un optimismoreal y positivo"87
El Congreso Industrialde 1900, que contOcon la participaci6nde prominentes
propietariosrurales,iba a mostrarque este cambio de humorno se limitabaa LixKlett.
Algunos participantes,entre los que se contaban LauroM. Castro y Jose L. Suarez,
alzaronsus voces contrala industriay el proteccionismo,argumentandoque este iltimo
invitaba a las represalias comerciales. Pero no fueron capaces de ofrecer pruebas
concluyentes parasostenersus puntosde vista.Encambio,la mayoriade los participantes
del congreso considerarona la industriano como unaamenazasinocomo uncomplemento
del sector agrario88.Conformepasaban los a'os, este diagnostico se afirm6.Elboom de

83 Victor BULMER-THOMAS: The Economic History of Latin America Since Independence (Cambridge,
"Industryin LatinAmerica before 1930",en L. BETHELL
1994), pp. 144-5; Colin LEWIS: (editor), Cambridge History,vol.
IV,p. 320.
84 BUIA,XI11:373,20 enero 1900, p. 2.
85 LIxKLETT: "Comercio Internacional",LPA,24 abril 1896, reproducido en LlXKLETT: Estudios, pp. 338-9.
86 LIXKLETT: Estudios (1897), p. 495.
87 lntereses econ6micos", LPA, 12enero 1899, reproducido en LlxKLETT: Estudios, p. 541-2.
88V6ase BUIA,junio 1900, XIV:378,pp. 1-19, ASRA,XXXV:5,31 mayo 1900, pp. 103-17; La Prensa, 19 mayo
1900, p. 5; RRP, 26 mayo 1900, p. 10.

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TERRATENIENTES,EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA 487

las exportaciones de la primerad6cada del siglo ofreci6 pruebas irrefutablesde que el


crecimiento industrialy el desarrollo agrario no eran un juego de suma cero. En la
decada que precedi6 a la PrimeraGuerraMundial,al mismo tiempo que la industria
experimentaba una expansi6n sin precedentes, el sector ruralrecobr6 el dinamismode
la decada de 1880, y creci6 a una tasa anualde casi el ocho porciento (una cifranotable
para economias prekeynesianas)89.
Durante esta decada notable, los productores rurales finalmente Ilegaron a la
conclusi6n de que el desarrolloindustrialresultabacompatiblecon la expansi6n agraria.
Desde entonces aprendierona aceptar la presencia de una economia mds compleja,
que no s61o no presentaba amenaza alguna a su posici6n eminente, sino que tambien
ofrecia nuevas oportunidadespara hacer negocios a estancieros emprendedores o con
una base territorialinsuficiente.Los conflictos entre industriales,productores ruralesy
estado encontraronuna fuerzamoderadoraen la sostenida expansi6n agraria,que trajo
una decada de inusitada prosperidad para el sector rural, pero tambi6n para los
sectores empresarios en su conjunto.Parala decada de 1900, el proteccionismoya no
provocaba temor alguno entre los terratenientes.
La aprobaci6n de una nueva Ley de Aduana a mediados de la decada de 1900
ofrece un claro testimoniodel consenso al que habian arribadoproductores ruralesy
empresarios industriales.Latarifade 1905 permaneci6 en vigencia, con modificaciones
de detalle, hasta la decada de 1930. Los cambios introducidosen 1905 con respecto al
pasado no eran grandes; en todo caso, la nueva ley tenia por intenci6n racionalizarla
estructurade tarifasy aforos, pero en otros aspectos continuabauna politicaarancelaria
que estaba lejos del librecambio90.Tantoes asi que un conocido estudio de la Liga de
las Naciones aparecido en 1927 concluia que en 1925 las tarifas arancelarias de la
Argentinaestaban porencima de las de CanadA,Franciay Alemania91.Esto explica por
que la Argentina fue descripta muchas veces durante esos anos como un pais
"declaradamenteproteccionista"92.Los estancieros, sin embargo, no encontraron en
ello un motivode gran irritaci6n.A diferenciade las discusiones de la decada de 1890,
el debate parlamentariosobre la ley de aduanas de 1905 no atrajola atenci6n de los
empresarios rurales ni del piblico en general y pas6 practicamente inadvertido.La
discusi6n arancelariase habia convertidoen un tema eminentemente tecnico, a punto
tal que La Nacidn, un 6rgano de prensa que en la decada anteriorhabia intervenido
repetidamenteen el debate, advirti6neutralmenteque "lacuesti6n del librecambioy del
proteccionismo se ha ventilado incidentalmente en el debate"93. Destacando este
consenso generalizado, el presidente de la comisi6n que present6 el proyecto de ley,
seral6 que "ningunode los diariosde la capital,que siguen bien de cerca las palpitaciones
y los anhelos del pueblo, ha tenido una sola voz de protesta"contralas propuestas de la
comisi6n94
89 CORTISCONDE:La economia, pp. 230-1.
90 ROCCHI: Building, cap. V.
91 DIAZALEJANDRO: Essays, p. 284.
92 N. L. WATSON: The Argentine as a Market(Manchester, 1908). Otros ejemplos en D(AZALEJANDRO:
Essays,
pp. 279-80.
93 "Laley de aduanas", La Naci6n, 9 setiembre 1905, p. 5.
94 DSCDN, 28 August 1905, p. 551. Tambi6n RRP, 15 setiembre 1905, p. 572.

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488 ROY HORA

Para mediados de la decada de 1900, entonces, la discusi6n sobre el


proteccionismo habla perdido su actualidad para los productores rurales. Signifi-
cativamente, La Prensa, que se pronunciaba por una rebaja moderada de la tarifa,
fundaba este argumento sin necesidad de hacer referencia alguna a los efectos del
regimen aduanero sobre la suerte del sector agrario. Para este diario, "el impuesto
aduanero ejerce influjodecisivo en la economla del comercio y la industria, en el
incremento o disminuci6nde las rentas fiscales, en la expansi6n o depresi6n de los
consumos, y sobre todo en el abaratamientoo carestla de las subsistencias"95.Perdida
la centralidadque el problemahabia tenido en el pasado, se entiende entonces que ni
laSociedad Ruralnila LigaAgrariahicieransentirsu presenciaen el debate parlamentario.
Slo una voz desafi6 el consenso propietarioalcanzado dentroy fuera del Congreso: la
de Alfredo Palacios. "No puedo dejar de reconocer", afirmaba el primer diputado
socialista del parlamentoargentino,"queexisten derechos prohibitivosque se aplican
en favor de las industrias eternamente protegidas, mientras se descuida nuestra
verdaderariquezanacional,nuestrasindustriasnaturales:la ganaderiay la agricultura"96
Es entendible que esta invocaci6nno sedujese a los propietariosrurales.Ellose debia,
en parte,a que Palacios alzaba su voz en nombredel mundodel trabajo.Habiatambien
una raz6n mas fundamental:para entonces la idea de que habia algo sustancial en
juego en el debate sobre el proteccionismoya no atralaa los terratenientes,que habian
aprendido a convivircon una economia diversificadaque no representaba amenaza
alguna a su posici6n privilegiada.

d. Conclusiones
Durantelas iltimasdos decadas del siglo XIXla Argentinaasisti6 a la emergencia
de un sector industrialmodernode ciertas proporciones,y de politicasque, ademas de
atender problemas fiscales, estaban orientadas a favorecer su crecimiento. Estas
medidas, que tenianporinstrumentoprivilegiadola tarifaaduanera,no resultanasimilables
alas politicas proteccionistas que se volvieroncorrientes desde la decada de 1930
(que, amen de aranceles mas altos, incluyen tambien barreras paraarancelarias y
politicasde precios que transfierenrecursosentresectores), mas expresamente dirigidas
a impulsarel desarrollo industrial.De todas maneras, es preciso sefialar que en su
propiocontexto,estas tarifaseranpercibidascomo barrerasal intercambioque contribuian
a proteger determinadas actividades manufacturerasy agroindustriales.Este protec-
cionismo del cambio de siglo expresaba y era impulsado por una amplia red de
intereses politicos. En el atrasado interiordel pals, el mismo encontraba defensores
decididos entre las oligarquiasprovinciales,que aspiraban a proveer al gran mercado
litoralcon sus producciones regionales, vinculandose de este modo a los beneficios
que la economla de exportaci6nvolcaba sobre las areas mas pr6speras del pals. Estos
grupos estaban profundamenteimplantadosen la estructurade poder de la Repiblica
Oligarquica.Enlas provinciaspampeanas y litorales,en cambio, se hacia notarel poder
de los grupos sociales vinculados a la economia de exportaci6n. En esta regi6n se
encontrabanlos grupos propietariosmAsricos del pais, los grandes terratenientesde la
pampa. Estos coronaban un sector ruraldiversificado,que incluiaun gran nOmerode

95 La Prensa, 4 setiembre 1905, p. 6.


96 DSCDN, 28 agosto 1905, p. 555.

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TERRATENIENTES, YCRECIMIENTO
EMPRESARIOS INDUSTRIAL
ENLAARGENTINA 489

productores de bienes de exportaci6n.Sin embargo, en las ciudades del litoral,donde


se encontraban los sectores industrialesmas concentrados y modernos, y donde la
industriacumplia un papel central en la generaci6n de empleo, los intereses
manufactureros tambienposeiananclajesde consideraci6n. Porotraparte,motivaciones
fiscalistas,el deseo de diversificar la estructuraproductivay de dar impulsoa una
economiamas complejae integradaexplicanpor que los interesesindustrialesse
haclanescucharinclusoen el coraz6nde laArgentina agroexportadora.
A partirde este razonamiento, podemosintentarreplantearlos terminosdel
sico problema sobre la ausencia de un partido industrialistaen la Argentina cl.-
En
agroexportadora. primerlugar,convieneseralar que la experienciacomparada
sugiereque partidosde este tiposon,aquicomoen otraspartes,laexcepci6nantesque
la regla;si retomamosel problemade la faltade un partidoindustrial, ello no es tanto
porqueel mismorevelaunaanomaliaargentina,sinoporel peso que ladiscusi6nsobre
la debilidadpoliticade los industriales hatenidotradicionalmente en la historiografia.La
buenaacogidaque las demandasde protecci6na la industria encontraron en lafuerza
que gobern6la repOblica entre1880y 1916ofreceindiciosreveladoresacerca de los
motivosque obstaculizaron la emergenciade unafuerzaindustrialista. Sencillamente,
en la medidaen que granpartede las demandasde la industria(al menos de sus
sectores mds activos)encontrabaneco favorableen el PAN,la necesidadde un "par-
tido industrial"se revelabacuando menos discutible.Y aun si los actores compro-
metidoscon la industria hubiesenIlegadoa laconclusi6nde que unafuerzade este tipo
resultabanecesaria,lafortalezapoliticadel PANsugiereque esta empresano hubiese
resultadosencilla.Losindustriales nuncase inclinaron a considerarel problemadesde
esta perspectiva,que sl resultamas pertinentepara entenderla posici6n del em-
presariadorural.Enrigor,la preguntaporlas razonesque explicanla ausenciade un
partidoecon6micoparecemas relevanteparaeste gruposocial,que tradicionalmente
ha sido consideradocomo politicamente dominante.Comosugiere la evidenciaem-
piricaque hemospresentadoa lolargode este trabajo,si algofalt6en laArgentina agro-
exportadorano fue un partidoindustrialista sino, en todo caso, un partido libre-
cambista.
Duranteel largoperiodode expansi6nagropecuariaque se extendi6entre la
segunda mitaddel siglo pasadoy la decada de 1930,y aun despues, el sector rural
-dinamicoe internacionalmente competitivo-siemprerequiri6 menosapoyoestatalque
el sectorindustrial. Ellosindudaafect6negativamente a quienesintentaron impulsarsu
organizaci6n politicao corporativa. Algunascondiciones para laaparici6n unafuerza
de
de estas caracteristicasparecieronemerger,por un momento,despues de 1890.
Duranteesos anos, los terratenientes asistieronal crecimientoindustrial y al avance del
proteccionismo con declaradorecelo.Duranteese periodode crisisparael sectorrural,
laincertidumbre y el pesimismomarcaron fuertemente lareflexi6ny laactividadecon6mica.
Como nunca en el pasado, diversosactores identificados con el sectorruralreclamaron
la creacidnde un partidolibrecambista(o al menos una mayorpresencia de los
productoresruralesen la vidapolitica).Aunqueesta predicaencontr6algOneco, dos
obstculos frustraron a los impulsoresde este proyecto.Enprimerlugar,los grandes
terratenientes siemprefueronconscientesde laexistenciade partidospoliticosde gran
fortaleza,y de la debilidadde lo que Ilamaban "lasclases productoras" frentea ellos.Es
comprensible que los empresarios rurales se resistiesen a desafiar una maquina

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490 ROY HORA

electoral tan poderosa como el PAN.S61ola profundacrisis politicade la primeramitad


de la d6cada del noventa permiti6entreveresta posibilidad,pero la reconstituci6ndel
PAN prontotorn6 quimericas estas posturas. Desde entonces, el conflicto en torno al
proteccionismoy el librecambio,aunque morigerado,encontr6 su principalexpresi6n
dentromismo de la fuerzagobernante,y su arbitrosupremo en el cambio de siglo, en la
figurade Roca. Algo similarsucedi6 cuando el PANfue desplazado por el radicalismo,
el nuevo catch-all party que iba a dominarla escena politica argentina entre 1916 y
1930. Elcontrolque el radicalismoejerci6sobre la vida politicadesde 1916 Ilev6a que,
al igualque su antecesor el PAN,esta fuerzase convirtieraen el principalvehiculo de las
discusiones sobre politicaarancelaria,cuyos principalesepisodios tuvieronlugardurante
los prime-rosarios de la presidencia de Alvear.Significativamente,la evoluci6n de este
partidotambien resulta reveladorade la perdida de centralidadde la discusi6n entre
proteccionistas y librecambistas.A mediados de la decada de 1890, el radicalismo
habia defendido las posiciones librecambistascon firmeza. Diez afos mas tarde la
famosa discusi6n de su maximoliderHip6litoYrigoyencon Pedro Molinaindicariacon
claridadque a esa alturael PartidoRadicalya preferiano definirsesobre este punto.
En el cambio de siglo, el proyecto de lanzar un partido de claros principios
econ6micos librecambistas no s61o se torn6 inviable;tambien se revel6 innecesario.
Unicamente en el problematicocontexto de la d6cada del noventa pudo ganar fuerza
entre los terratenientesla idea de que el PAN,asi como las politicasproteccionistas que
este prohijaba,constituianuna amenaza al sector de exportaci6n.S61oentonces pudo
cobrar alguna verosimilitudla idea de que una fuerza como el PAN,que en la decada
anteriorhabia contribuidocomo ningunaa crear condiciones en las que era posible la
acumulaci6n de capital en el agro, podia funcionarcomo un obstaculo a ese proceso.
Con el paso del tiempo y el cambio en el climaecon6mico, las dramaticasvisiones que
los estancieros hicieronsuyas comenzaron a desvanecerse, y para el cambio de siglo
se hizo evidente que el proteccionismoy el crecimiento industrialno amenazaban la
vitalidaddel sector de exportaci6n.Desde entonces los Ilamamientosa organizar un
partido"programatico", que no faltaron,sugieren un desplazamientodel eje de discusi6n,
ya que indicabanpor sobre todas las cosas la erosi6nde la legitimidaddel orden politico
oligArquicoantes que las fracturasque dividianal empresariadoy al cuerpo politicode
la naci6n en tornoa temas como la protecci6naduanera.
Ello se debia a la gradual desaparici6n de los obstaculos que los empresarios
ruralesenfrentaronen la decada del noventa. La amenaza de represalias comerciales,
entonces el mayor problema asociado al desarrollo de la industriadomestica que
competia con bienes importados,se hizo presente varias veces, pero nunca leg6 a
concretarse. Otros puntos problemAticosasociados al proteccionismos6lo inquietaron
a los propietarios rurales cuando aparecieron vinculados a un contexto de gran
incertidumbreen el que el futuroparecia anunciarla crisis del comercio exterior.Asi, por
ejemplo, aun cuando estancieros y agricultoresprotestaroncontralas tarifasaduaneras,
siempre se mostraronfirmes en su preferenciapor impuestos alas importacionespor
sobre otras formas de financiarel gasto estatal. A pesar de sus encendidas criticas al
proteccionismo, los terratenientes nunca presentaron ningOn proyecto digno de
consideraci6n para transformarel sistema impositivo.Es por ello que, en definitiva,una
vez superada la decada del noventa, una tarifaaduanera moderada cre6 condiciones
propicias para articularlos intereses de la industria domestica y de la actividad

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TERRATENIENTES,EMPRESARIOSY CRECIMIENTOINDUSTRIALEN LA ARGENTINA 491

exportadora. Considerando el problema desde la perspectiva que ofrecen los


terratenientes, es posible concluir que las relaciones de este grupo con el sector
industrialen la era agroexportadorano reconocen el car~cterestructuralmenteantag6nico
que le atribuyeronlas visiones dominantes en las decadas de 1950 y 1960. Estas
relaciones pueden ser descriptas mejorcomo signadas por una dependencia estructural
de la industria al sector de exportaci6n, y por conflictos circunstanciales, el mas
importantede los cuales estaba subordinadoa la capacidad de este tltimo sector de
conquistary mantenersus mercados externos.
No sorprende entonces que la recuperaci6n de la prosperidad del sector de
exportaci6n y la desaparici6n de las amenazas que se cernian sobre el comercio
exterioren el cambio de siglo pusieran fin a la agitaci6n de los terratenientes.Con el
correr de los anos, los estancieros tambien Ilegarona la conclusi6n de que un cierto
grado de protecci6n y de desarrolloindustrialno presentaba amenaza alguna para la
economla de exportaci6n.Para 1905, cuando una nueva ley de aduanas fue aprobada
por el Congreso Nacional, las consecuencias de esta actitud se hicieron manifiestas.
Desde entonces, opinionescomo las de CarlosGuerrero,unode los mayoresterratenientes
del pals, que celebraba ciertogrado de desarrolloindustrial,se habiantornadocorrientes
entre los grandes propietarios de la pampa. "Lenta,pero seguramente", afirmaba
Guerreroen 1917, "comienzala repiblica a ser manufacturera,primerpaso este hacia el
trabajointensoy fabrilque la hart pujantey poderosa en el conciertode las colectividades
productoras"'7.Aunque esta visi6n sufririaalgunos ataques en las postrimeriasde la
PrimeraGuerraMundial,su vigencia s61oiba a ser fuertementecuestionada a fines de la
decada de 1920, cuando la declinaci6n de GranBretariay del sistema de intercambio
internacionalque la tenla por centro volvieron a poner en discusi6n el consenso
madurado por industrialesy agrarios hacia el cambio de siglo. Pero entonces los
terratenientesya no Ilevarianla voz cantanteen el debate que se abriasobre el futurode
la economla argentinaen un mundoque se revelaba cada vez mas hostil para el sector
de exportaci6n. Serian los voceros de los sectores industrialeslos que, con escasa
originalidady haciendose eco de una denuncia mas amplia, someterian a critica el
papel de los grandes terratenientesen la vida nacional. Ello ofrece un testimonio
reveladorsobre el finde la hegemonia de los grandes productoresruralessobre el resto
de las clases propietarias,y al mismo tiempo senala el cierre de una epoca en la vida
argentina.

Prever es gobernar (Buenos Aires, 1917), p. 24.


97Carlos GUERRERO:

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492 ROYHORA

RESUMEN

Este articulo analiza la relacidn entre el tras la Crisisdel Noventa.Este


pro industrialista
empresariadorurale industrialen la Argentinadel articuloargumentaque ningunade las dos visiones
cambiode siglo. Este problemaha generadoun mencionadasmis arribada cuenta de la forma
largo debate entre economistase historiadores. particularen que se desarroll6esta discusi6n
Algunos autores han afirmadoque los terra- entrela dccada del noventay la PrimeraGuerra
tenientes pampeanos se opusieronsistemdtica- Mundial.En particular,este trabajosugiere que
menteal desarrolloindustrial.Mdsrecientemente, las visionesmdscorrientessobre la relacidnentre
una linea alternativade interpretaci6n
ha puesto empresariosy politica deben ser revisadas. El
en cuesti6nesta visi6n,afirmandoque no existi6 trabajomuestrac6molacomplejidadde las fuerzas
contradicci6nalguna entre expansi6nagrariay politicasactuantesen la Argentinade finde siglo,
crecimiento industrial.Estas interpretaciones asi como las constriccionesimpuestas por las
rivalescarecende unsustentohist6ricoadecuado. demandasfiscalesdel estado,dieronporresultado
Este trabajointentaarrojarnueva luz sobre este unapoliticafiscaly arancelariaque quedda mitad
debate enfocando un aspecto particularde la de caminoentreel proteccionismo y el librecambio.
relaci6nentresectoragrarioy sectorindustrial:la Hastafines de la d6cada de 1920, esta solucidn
formaen que los propietariosruralespampeanos fueaceptadatantoporlos empresariosindustriales
reaccionaronfrentea la emergenciade un clima comopor los sectores industriales.

SUMMARY

Thispaperanalyses the relationshipbetween northose thatstress conflictconvey an accurate


agrarianand industrialentrepreneursin export- pictureof theirrelationship.Thispaper shows that
led Argentina.Thishas been a subject of many while there was no identificationof interests
debates. Several authors have argued that betweenlargelandownersand industrialists, and
pampeanlandownersshowed littleinterestin the thereforesome groundfor conflictin the 1890s,
development of manufacturing.It has been this was never translatedinto open hostility.By
suggested thatpublicpolicywas eitherindifferent theturnof thecentury,changinghistoricalcircums-
or hostile to the expansionof industry.Another tances affected the way in which landowners
line of interpretationdefies these statements, defined their interests and expectations with
arguing that no contradictionexisted between regardsto industrialdevelopmentandprotectionist
agrarianexpansionandindustrial growth.However, economicpolicy,and theirinitialfearsgave wayto
insufficientempiricalevidencehas been deployed a less hostile approach. In the end, the set of
Analysinghow the
to test these interpretations. social and economic forces acting in turnof the
Argentinelandownersreacted to the emergence centuryArgentina,and theconstraintsforcedupon
of a protectionistclimateafterthe BaringsCrisis, Argentinepolicy-makersresulted in a middle-
thispaperaims to shed new lighton thisdebate. I groundapproachto protectionismand the tariff
argue that neither the views that emphasise issue, whichwas largelyaccepted by both rural
harmonybetweenlandownersand manufacturers entrepreneurs and manufacturers untilthe 1920s.

REGISTROBIBLIOGRAFICO
HORA,Roy
Terratenientes,empresariosindustrialesy crecimientoindustrialen la Argentina:los estancieros y el
debate sobre el proteccionismo(1890-1914)".DESARROLLO ECONOMICO - REVISTA DE CIENCIAS
SOCIALES(Buenos Aires),vol. 40, N2 159, octubre-diciembre2000 (pp. 465-492).
Descriptores: <Historiasocial> <Historiaecon6mica> <Terratenientes><Empresarios><lndustriales>
<Estancieros><Proteccionismo><Crecimiento><Argentina>.

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