Conclusión de La Relación de Ayuda
Conclusión de La Relación de Ayuda
Conclusión de La Relación de Ayuda
19 de ayuda
Eclesiastés 3.1.3i>.4a.5b.
Introducción
3. Fisch, R. Weakland, J. H. y Segal, L. (1982). La táctica del cambio. Cómo abreviar la terapia.
Barcelona: Herdcr, p. 197.
4. Strupp, H. H. y Binder, J. L. (1989). Una nueva perspectiva en psicoterapia. Guía para psi
coterapia psicodinámica de tiempo limitado. Bilbao: Dcsclóe De Brouwer, 1993. p. 231.
5. Sullivan, H. S. (1974). La entrevista psiquiátrica. Buenos Aires: Editorial Psique, pp. 237-238.
740 LOS PROCESOS DE 1-A RELACIÓN DE AYUDA
Los moriros que pueden dar lugar a esta determinación del Ayudando
pueden ser múltiples: a veces, puede deberse a que el Ayudando tiene
miedo a seguir profundizando en el problema y a sus resistencias al cam
bio; otras veces, puede deberse a la falta de recursos económicos, etc; tam
bién puede ser por falta de confianza o sintonía con el Agente de ayuda,
por las dudas que tiene -fundadas o no- sobre la preparación técnica del
mismo, o por insatisfacción con los logros que se están consiguiendo.
Como los motivos pueden ser tan variados, es muy importante des
cubrir en cada caso, las auténticas razones que tiene el Ayudando para
tomar esta decisión. El Agente de ayuda debe estar también dispuesto a
escucharlas, aunque no le agraden, exdtando la tentación de descargar la
culpa sobre el Ayudando para justificarse él.
existe ninguna fórmula para manejar esta situación pero, en general, el terapeu
ta debería instar a los pacientes a explorar sus razones para querer terminar la terapia
y suministrarles el clima apropiado que favorezca esta exploración. Los pacientes que se
han sentido escépticos o árticos hacia el terapeuta, y que tienen dificultades para exponer
estos sentimientos, suelen da)- excusas para terminar la terapia en lugar de expresa)- sus
inquietudes directamente. Si el terapeuta logra crear un (tima favorable que le permita
al paciente explorar sus sentimientos negativos o ambivalentes, las razones para terminar
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la terapia podrían disiparse y es posible que el paciente decida no abandonarla.
F tarle que deje el tratamiento, sin que se sienta culpabilizado o con sen-
nmientos de fracaso.
Insistir en que continúe el tratamiento, dicen Fisch et al. ( 1 9 8 2 ) , es cuanto
menos una pretensión inútil.
Fbr otra parte, si se acepta ti deseo del diente de dar por terminado el tratamiento,
la despedida se produce en un clima de afabilidad, lo que no deja de tener impor
tancia ya que le facilita al cliente la reanudación del tratamiento en el caso de que
descubra que probar por su cuenta no funciona...
También es justo reconocer que es perfectamente correcto que los terapeutas tengan
sentimientos negativos hada sus clientes. Ahora bien, el que inicien la terminación por
que no han resuelto sus propios asuntos personales, es una cuestión muy diferente.
Cuando un terapeuta tiene, por qemplo, problemas para manejar a un cliente excesi
vamente dependiente, su tarea tal vez deba ser la de consultar con otro prrfesional en
lugar de radonalizar que la terminación es un medio apropiado para manejar el pro
blema. Si no hay claves o sugerencias de terminación por parte del paciente, y no hay
criterios obseivables, entonces un final iniciado por el terapeuta puede muy bien ser
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debido a la contratransferenda.
11. Johnson, Catherine (1988). Cuándo terminar con el Psicoterapeuta. Buenos Aires: Javier
Vergara, 1990, p. 191.
12. Kleinke, op. cit., p. 270.
13. Kramer, S. A. (1990). Positive endings in psychotherapy. S. Francisco: Jossey-Bass, p. 31.
Cit. por Kleinke, op. cit., p. 270.
CONCLUSIÓN DE LA RELACIÓN DE AYUDA 745
Tanto en este último caso como siempre que el Agente de ayuda deci
de terminar prematuramente su relación terapéutica, debe anunciarlo
con el debido tiempo y trabajar-, en la medida de lo posible, el proceso
de separación, para que sea menos doloroso, y el Ayudando pueda enca
jarlo como otra oportunidad de crecimiento personal.
Las Terapias, como dijimos, se han ido decantando por prestar aten
ción a uno de los dos problemas, olvidándose del otro. A lo sumo, se le
ha prestado una atención secundaria y fragmentaria, cuando la presión
del problema olvidado se ha hecho tan grande que no ha podido seguir
ignorándose; pero sin integrarlo en un marco teórico integral.
ceso de ayuda; más bien puede decirse que pronunciar un ‘‘adiós” desde
la madurez es la culminación de todo el proceso; éste ha sido el objetivo
básico desde el mismo comienzo de decir “hola”. Esto no quiere decir
que sea fácil o que, en ocasiones, no se mezcle con actitudes y senti
mientos complejos, que es necesario clarificar para integrarlos positiva
mente en el proceso de ayuda.
Decirse adiós,cuando se tiene una relación cálida con una persona, fácil
mente suscita un sentimiento de tristeza. Por eso, las despedidas suelen aso
ciarse a sentimientos de tristeza. Se oye decir con frecuencia: “las despedidas
son tristes”,“no me gustan las despedidas', “yo prefino desaparecer sin despedirme”,
etc. Por tanto, es lógico que la ruptura de un encuentro con una persona
-a la que se ha hecho partícipe de las intimidades más profundas que, tal
vez, ni los amigos más íntimos conocen-, provoque también un cierto sen
timiento de tristeza y de pérdida, que deben mantenerse bajo control.
Por lo mismo, son muy sensibles a las pérdidas los Ayudandos que
tienen una estructura de "‘‘apego ambivalente o ansioso’'. Tal vez, el problema
objetivado del Ayudando -motivo de consulta- fue muy ajeno a esta proble
mática; pero, cuando el Agente de ayuda comienza a hablar de la termi
nación de la Relación de ayuda, puede reaccionar con un alto nivel de
Por ello en las sesiones dedicadas a la terminación debe hacerse explícitamente refe
rencia a la posibilidad de que esta sea experimentada como una pérdida y requiera
un trabajo específico de duelo. En los casos de tos pacientes que han acudido a tera
pia por trastornos afectivos es especialmente importante considerar que el sentimiento
de pena (o de indefensión, o de miedo...) que puede acompañar a la separación de la
terapia y del terapeuta- pueda ser interpretado como una recaída en lugar de cómo
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una reacción adecuada.
• Enseña a los Pacientes cómo concluir las relaciones con una sensa
ción de segiridady dominio. Por esta razón, la terminación es un pro
ceso esencial en Terapia y no debe ser evitado (Sullivan, 1974).
19. Carrón González, Ramón (1990). Psicoterapia, Relación y Proceso. Salamanca: Amará
Editores, p. 161.
CONCLUSIÓN DE LA RELACIÓN DE AYUDA 755
20. Kleinke, Chris L. (1994). Principios comunes en psicoterapia. Bilbao: Desciée De Brouwer,
1995, p. 280.
756 LOS PROCESOS DE LA RELACIÓN DE AYUDA
Otra posibilidad es la del cambio paulatino de la actividad del terapeuta que puede
cumplir un papel de apoyo cada vez menor, puede intervenir cada vez menas o puede mos
trarse cada vez más como una persona real que ha cumplido el papel de terapeuta duran
te un momento concreto de la vida de otra persona que ha sido su paciente (con lo que,
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de hecho, está retirando disolviendo la relación explícita y activamente terapéutica)
28. Carkhuff, Robert R. (2000). Ehe Art of Helping in the 21st Century. Amherst, MA:
Human Resource Development Press, p. 184.
CONCLUSIÓN DE LA RELACIÓN DE AYUDA 763
2. Apoyos complementarios
Además de este trabajo del Agente de ayuda de mentalización del
Ayudando, algunos "Terapeutas sugieren también la posibilidad de otros
contactos de apoyo, posteriores a la terminación formal de la Relación
de ayuda, con el fin de asegurar el resultado terapéutico. Dice, por ejem
plo,Johnson (1988):
... Muchos terapeutas hacen por su cuenta un seguimiento informal de sus clien
tes visitándoles para saludarles y ver cómo les va todo, enviándoles una nota o lla
mándoles por teléfono.
lo suelo llamar por teléfono a mis clientes entre seis meses y un año después de
haber Jinaliuido la terapia para comunicarles que me acuerdo de ellos y que me pre
gunto cómo están. Dejo que pase el suficiente tiempo para que haya habido algunos
cambios en sus vidas, y compruebo si han sido capaces de aplicar lo que aprendie
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ron en la terapia a otros aspectos de sus vidas.
Indico, de modo general, dos recursos muy comunes, que cada día
van tomando mayor consistencia:
1. Grupos de autoayuda
2. Biblio terapia
32. Okum, Bárbara, F. (1997). Ayudar de forma efectiva (Counseling). Técnicas de terapiay entre
vista. Barcelona: Paidós, 2001, pp. 285-286.
766 LOS PROCESOS DE LA RELACIÓN DE AYUDA
los grupos de autoayuda está llamado a ser la revolución del próximo siglo” refi
riéndose a este siglo, naturalmente. Basta hacer una ligera búsqueda en
internet para ver la gran cantidad de grupos de autoayuda, de toda índo
le, que se anuncian. Con estas experiencias se quiere compensar la falta
de soportes de ayuda y de comunicación apropiada en el ámbito social,
familiar y de amistad.
Los grupos de autoayuda son muy variados y tratan todo tipo de pro
blemas; aquí nos hacemos eco, principalmente, de aquellos que tienen
que ver con los problemas que más suelen llevar a pedir ayuda terapéu
tica: alcoholismo y otras adicciones, enfermedades crónicas y terminales
(cáncer, sida, etc.), duelo, maltrato familiar, trastornos de alimentación,
separación afectiva, ansiedad, depresión, experiencias traumáticas, suici
dio, problemas familiares, etc.
• Número de miembros
• Condiciones de pertenencia
En cuanto a los miembros que integran estos grupos, existe también
una gran diversidad.
1. Evitar el ‘voluntarismo ”
En los casos en que estos grupos están conectados entre sí, la propia
entidad que los promueve suele realizar esta tarea; cuando el grupo es
totalmente autónomo, me parece conveniente una supervisión externa rea-
lizada por algún experto. Sin embargo, el profesional o experto partici
pante tiene que estar muy atento para no caer en la tentación de asumir
un excesivo protagonismo en el grupo.
2.2.2. Biblioterapia
Otro instrumento de ayuda muy útil puede ser lo que suele llamarse
biblioterapia. El nombre es relativamente nuevo, pero no la realidad.
El uso del libro como instrumento facilitador del cambio es viejo; pue
de decirse que forma parte del acervo cultural de occidente. De hecho,
sobre esta convicción se ha basado la tradicional recomendación de las
“buenas lecturas”. En las tres últimas décadas, sin embargo, ha asumido
nuevos matices; y, sobre todo, ha crecido vertiginosamente la publicación
de libros y revistas, destinados directamente a las personas afectadas por
un problema específico, con la finalidad de prestarles ayuda.
1. Beneficios principales
Entre las muchas ventajas que puede ofrecer la biblioterapia indico las
más importantes:
• Por otra parte, el estilo de estos libros suele ser asequible y bastante
pedagógico. Explica la doctrina incluyendo bastantes casos concre
tos, tomados de la vida ordinaria y, a veces, el propio autor expone
también experiencias personales y los medios que él ha utilizado para
superarlas. Esto contribuye a que el Ayudando se implique más
fácilmente y se anime a afrontar con más decisión sus problemas.
3. Algunas dificultades