7 - Análisis Social para El Orcenamiento Territorial Rural
7 - Análisis Social para El Orcenamiento Territorial Rural
7 - Análisis Social para El Orcenamiento Territorial Rural
“El agua es para todos, la Ɵerra es para todos, el pan es para todos. Yo sé que esto puede afectar
algunos intereses”.
Enrique Angellelli, 1969
RESUMEN: En este capítulo se plantea la importancia de abordar el estudio de los Sistemas Socio-Ecológicos
para la planiÞcación territorial, realizando un análisis integrado de los sistemas bioİsicos y humanos. Mediante
este enfoque, la gesƟón de los recursos naturales no se centra solo en los componentes del sistema, sino en sus
relaciones, interacciones y retroalimentaciones. La incorporación de la perspecƟva social para la planiÞcación
territorial es un aspecto relevante que muchas veces no es tenido en cuenta con la suÞciente importancia. Es
fundamental entender el contexto socioeconómico para el desarrollo de políƟcas acorde con las necesidades y
demandas de la población. En el ordenamiento territorial el análisis social sirve para idenƟÞcar cuáles son los
actores relevantes, entender sus interrelaciones, intereses y relación con el uso de los recursos. Esta información
puede ser uƟlizada para facilitar la implementación de una acción especíÞca, evaluar la viabilidad de planes futu-
ros, minimizar los conßictos por el uso de los recursos y mejorar la distribución entre los grupos de actores. Las
estrategias de planiÞcación en ausencia de un análisis social adecuado, Ɵenen un riesgo alto de fracasar debido
a la falta de viabilidad en las políƟcas propuestas. La inclusión o no de los disƟntos grupos de actores dependerá
del objeƟvo de estudio y el marco conceptual adoptado. En este capítulo se detallan algunas metodologías para
la idenƟÞcación, espacialización, caracterización y estudio de las relaciones entre los actores, siguiendo disƟntos
enfoques.
*
En: Paruelo JM, EG Jobbágy, P Laterra, H Dieguez, MA García Collazo y A Panizza (Eds.), Ordenamiento Territorial: Concep-
tos, Métodos y Experiencias. FAO, MAGyP y FAUBA 2014 (pp. 121-139).
1
Este documento fue elaborado a parƟr del debate llevado a cabo en el Taller “Ordenamiento Territorial Rural: Pautas para
su abordaje de manera parƟcipaƟva”, realizado en Buenos Aires los días 10 y 11 de abril de 2013 en el marco del proyecto
TCP/ARG/3302 “Fortalecimiento de las capacidades que permitan abordar los procesos de Ordenamiento Territorial Rural
de forma parƟcipaƟva e iteraƟva”, organizado por la FAO, MAGyP, INTA y FAUBA.
2
Departamento de Métodos CuanƟtaƟvos y Sistemas de Información. Facultad de Agronomía, UBA, CONICET. Av. San Mar-
ơn 4453, CABA. Contacto primer autor: [email protected]
3
Cátedra de Ecología, Facultad de Agronomía, UBA.
4
InsƟtuto de Desarrollo Rural, Mendoza.
5
InsƟtuto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Estación Experimental Corrientes.
6
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
7
InsƟtuto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Estación Experimental Bariloche.
8
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. 122
1. INTRODUCCIÓN: EL ANÁLISIS SOCIAL PARA ABORDAR LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL
El territorio puede ser entendido como un Sistema Socio-Ecológico (SSE) en el cual los seres huma-
nos interactúan con los componentes naturales del sistema (Liu et al. 2007). El término de Sistema So-
cio-Ecológico es uƟlizado para deÞnir un concepto sistémico e integrador del “ser humano en la natu-
raleza” (Berkes y Folke 1998). En estos sistemas interactúan disƟntos componentes culturales, políƟcos,
sociales, económicos, ecológicos, tecnológicos, etc. (Resilience Alliance 2010). La base del marco de los
SSE reside en la suposición de que los sistemas sociales y ecológicos están estrechamente conectados
y, por tanto, el delineamiento de sus fronteras y la delimitación exclusiva de un ecosistema o de un
sistema social resulta arƟÞcial y arbitrario. Los SSE son sistemas dinámicos, es decir, que se modiÞcan
y adaptan a los cambios. Janssen y Ostrom (2006) los deÞnen como sistemas adaptaƟvos complejos,
en los que los componentes sociales y bioİsicos están interactuando a múlƟples escalas temporales y 123
Capítulo 7 • Análisis social para el ordenamiento territorial rural
espaciales. Mediante este enfoque, la gesƟón de los ecosistemas y recursos naturales no se centra en
los componentes del sistema, sino en sus relaciones, interacciones y retroalimentaciones.
Cada vez existen más programas interdisciplinarios que integran la ecología con las ciencias sociales
para estudiar sus vínculos. De todos modos aún existen pocos estudios que abarquen la complejidad
de estos sistemas. Estudiar de manera integrada a los sistemas naturales y humanos revela nuevos
patrones y procesos que no habían sido evidenciados al estudiar los sistemas por separado. Según
Liu et al. (2007), los SSE muestran dinámicas no lineales con umbrales de cambio y transición entre
estados, bucles complejos de retroalimentación, lapsos largos en la observación de las consecuencias,
resiliencia, transformaciones, heterogeneidad e incerƟdumbre. Por otra parte, los acontecimientos del
pasado Ɵenen efectos insoslayables sobre las condiciones presentes y las posibilidades del futuro. La
dinámica de estos sistemas está inßuenciada por múlƟples factores, en los cuales los procesos locales
están moldeados por otros procesos a mayor escala, y en úlƟma instancia por procesos a escala global.
Los mercados globales y la políƟca internacional permiten que las decisiones que se toman en un lugar
determinado terminen afectando a personas y ecosistemas de otros lugares alejados en el planeta (Liu
et al. 2013). Por ejemplo, el aumento del precio de commodiƟes a nivel global aceleró la expansión de
la frontera agropecuaria y los cambios en el uso del suelo en zonas que antes eran consideradas mar-
ginales para la agricultura.
El desaİo de reverƟr la degradación de los ecosistemas y al mismo Ɵempo saƟsfacer las mayores
demandas de servicios requiere que se introduzcan cambios signiÞcaƟvos en las políƟcas, insƟtuciones
y prácƟcas (MEA 2005). A nivel académico, el enfoque de la gesƟón de los ecosistemas y recursos natu-
rales requiere una visión integradora de todo el sistema, que no solo se centre en los componentes del
sistema, sino en sus interacciones y retroalimentaciones. Este Ɵpo de estudios Ɵene una fuerte voca-
ción aplicada ya que aporta información de gran uƟlidad para la toma de decisiones relaƟva a la gesƟón
de los recursos naturales. En este senƟdo, adaptar los resultados esperados a la prácƟca de la gesƟón
supone un cambio de paradigma, en donde no solo se considera información ecológica, sino también
información social y el estudio de los beneÞcios obtenidos por los actores sociales a través del uso de
los servicios que provee el ecosistema. Este Ɵpo de enfoques requiere establecer los límites espaciales
de los SSE, detectar los servicios clave de los ecosistemas que son uƟlizados y deÞnir a los agentes rele-
vantes del sistema que alteran la provisión de estos servicios. Además, resulta fundamental conocer el
perÞl histórico del sistema a nivel local, regional y mulƟrregional, y determinar cuáles son las variables
de control que actúan como impulsoras del cambio de los ecosistemas y sus servicios. Por úlƟmo, es
necesario determinar la estructura insƟtucional, las relaciones de poder y los derechos de propiedad, y
cómo esto inßuye en los procesos de toma de decisiones y acceso a la información.
Para estudiar la gesƟón de los SSE, Walker y colaboradores (2002) proponen una metodología que
incluye la parƟcipación acƟva de los agentes relevantes del socioecosistema, incluyendo acƟvidades
como entrevistas y talleres con la población local, a Þn de entender y analizar los vínculos entre la na-
turaleza y el bienestar humano. Mediante esta instancia de parƟcipación se busca responder una serie
de preguntas cruciales para el manejo de los recursos: ¿Cuáles son los servicios ecosistémicos más re-
levantes para los actores sociales y por qué? ¿Qué propiedades de los ecosistemas son relevantes para
su provisión? ¿Cómo se distribuye entre los actores sociales el acceso a los servicios ecosistémicos? El
planteo de estas preguntas y de sus respuestas se propone no solo como parte necesaria de la invesƟ-
gación, sino como procesos que fomentan el intercambio de ideas, el debate y la búsqueda conjunta de
decisiones, incrementando la cohesión social.
124
3. ESCALAS DE ANÁLISIS PARA LA TOMA DE DECISIONES
Escalas Escalas
ecológicas insƟtucionales
- -
Global Internacional
Bioma Nacional
Interacción
Paisaje hombre- Provincia
ecosistema
Ecosistema Depto/Municipio
Comunidad
Organización/Familia
Figura 7.1. Relación entre las escalas ecológicas e insƟtucionales en los Sistemas Socio-Ecológicos (adaptado de
Hein 2010). Las ßechas al costado indican el nivel de detalle en los niveles de organización.
Los procesos sociales, políƟcos y económicos también Ɵenen escalas caracterísƟcas que pueden
variar ampliamente, tanto en su extensión espacial como temporal. Las escalas de los procesos ecoló-
gicos y sociopolíƟcos generalmente no concuerdan. Muchos problemas ambientales se originan en esta
discordancia entre la escala en que suceden los procesos ecológicos, la escala en la que se toman las
125
Capítulo 7 • Análisis social para el ordenamiento territorial rural
decisiones, y la escala en la que se ejecutan esas decisiones (la dimensión políƟco-insƟtucional). A una
escala determinada, los resultados pueden estar fuertemente inßuenciados por las interacciones entre
factores ecológicos, socioeconómicos y políƟcos que resultan de las otras escalas. La evaluación a una
escala estrictamente local, por ejemplo, puede revelar que la respuesta social más efecƟva requiere
de una acción a escala nacional, como la eliminación de un subsidio o la puesta en vigencia de una re-
gulación. Por otra parte, es posible que una evaluación estrictamente global carezca de la perƟnencia
y credibilidad necesarias para conducir a cambios en el manejo de los ecosistemas en la escala local
donde la acción es necesaria. Por ello, la consideración de una única escala equivale probablemente a
pasar por alto las interacciones con otras escalas que Ɵenen una importancia decisiva para comprender
los determinantes de los ecosistemas y sus repercusiones en el bienestar humano.
La elección de la escala espacial o temporal y su nivel de detalle para evaluar una acción es una
decisión políƟca, puesto que, intencionadamente o no, puede privilegiar a ciertos grupos de actores.
Esta decisión favorece implícitamente a determinados sistemas de conocimiento, Ɵpos de información
y modos de expresión, en detrimento de otros. Por ejemplo, los intereses de las poblaciones minorita-
rias o con escaso poder de gesƟón generalmente se pasan por alto cuando las evaluaciones se realizan
a escalas espaciales de menor detalle o con altos niveles de agregación. Reßejar las consecuencias po-
líƟcas de las elecciones de una escala y sus límites es un requisito importante para explorar el aporte
potencial de los análisis mulƟescala en la toma de decisiones y los procesos públicos de planiÞcación.
4. TIPOS DE CAPITAL
La sostenibilidad de un territorio requiere que la base producƟva necesaria para generar bienestar
sea mantenida o incrementada en el Ɵempo, o en otras palabras, que el capital total de dicho territorio
aumente o permanezca constante. El capital total comprende disƟntos Ɵpos de capital, dependiendo
del autor. Aquí uƟlizamos la clasiÞcación propuesta por Arrow et al. (2004), que propone las siguientes
formas: capital natural, capital manufacturado, capital social y capital humano. Algunos autores, como
Bourdieu (1977), proponen la existencia de otras formas, como el capital cultural y el simbólico.
Dadas determinadas restricciones, algunos autores proponen que existe cierto grado de susƟtución
entre diferentes formas de capital (Solow 1974). Por ejemplo, ciertos humedales prestan un servicio
fundamental como el de la puriÞcación del agua, el cual es una forma de capital natural que puede ser
reemplazado por capital manufacturado, como una planta de tratamiento de agua. A esta concepción,
en la cual existe la posibilidad de susƟtuir formas de capital, se la denomina sustentabilidad débil. En
contraposición, existe otro enfoque, denominado sustentabilidad fuerte, que determina que existen
ciertas formas de capital que no pueden ser reemplazadas por otras (Daly 1997; Folke 1994; Marơnez
Alier 1995). Por ejemplo, y en relación a las formas de capital relevantes para este capítulo, la idenƟdad
cultural o la capacidad de una comunidad para responder a eventos climáƟcos extremos no pueden ser
reemplazadas por otras formas de capital.
El capital humano es la capacidad de las personas para lograr sus objeƟvos, la cual puede ser incre-
mentada a través de diferentes formas de aprendizaje (KoÞnas 2009). El aprendizaje puede ser formal,
como por ejemplo adquirido a través de la enseñanza media, o informal, que en general se obƟene
por experiencia. A diferencia de otras formas de capital, este es relaƟvamente diİcil de cuanƟÞcar. Sin
embargo, se pueden usar algunas variables tales como la canƟdad de profesionales, docentes o cuen-
tapropistas que hay en determinado lugar, u otros indicadores que permitan valorizar el conocimiento
local de comunidades indígenas, campesinos o productores rurales.
El capital social es la capacidad de grupos de personas de actuar colecƟvamente para resolver pro-
blemas (Coleman 1990). Está compuesto por diferentes elementos tales como la conÞanza, los valores
comparƟdos o las redes sociales que forman los individuos. Al igual que el capital humano, el social es
diİcil de cuanƟÞcar. Para dimensionarlo pueden enumerarse las asociaciones civiles, organizaciones no
gubernamentales, sindicatos u otras formas de organización cuyos integrantes tengan valores y obje-
Ɵvos comunes.
En el contexto de un proceso de ordenamiento territorial, conocer estas dimensiones del capital re-
sulta fundamental, puesto que determinados aspectos sociales del Sistema Socio-Ecológico funcionan
como restricciones o potencialidades para su correcta ejecución. La información necesaria para la ca-
racterización del capital social y humano generalmente se desprende del análisis de los actores sociales
presentes en el territorio y de las relaciones entre ellos.
127
5. LOS ACTORES EN LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL
Estos tres enfoques muchas veces están interrelacionados y se refuerzan mutuamente. A su vez,
los mismos pueden ser vistos como círculos anidados (Donald y Preston 1995), en donde los enfoques
descripƟvos se orientan a cuesƟones más generales, y los normaƟvos a cuesƟones más parƟculares.
La diversidad de enfoques teóricos para un análisis del concepto de actor da cuenta de la mulƟplicidad
de argumentos para realizar una caracterización de actores, incluyendo o no a los disƟntos grupos y
clasiÞcándolos de diversas maneras.
- Opinión de expertos
- Grupos de enfoque
1) IdenƟĮcación - Entrevistas semi-estructuradas
de actores - Muestreo de bola de nieve
SOCIAL
2) Caracterización
ANÁLISIS
de actores
- Categorización reconstrucƟva - Caracterización por parte
(de abajo hacia arriba) de los propios actores
-Matriz de conŇictos
3) Relaciones
- Histograma de frecuencias de conŇictos
entre actores
- Análisis de redes sociales
Figura 7.2. Pasos y metodologías disponibles para la caracterización de actores (adaptado de Reed et al. 2009).
130
Capítulo 7 • Análisis social para el ordenamiento territorial rural
5.2.1. Métodos para la identificación y espacialización de actores
IdenƟÞcar a los actores suele ser un proceso iteraƟvo, en el cual surgen nuevos actores a medida
que avanza el análisis. La idenƟÞcación se establecerá a nivel de actor individual (ej. individuo, familia,
explotación agropecuaria) o a nivel insƟtucional (ej. ONGs, sindicatos, agrupación de productores),
dependiendo del objeƟvo del análisis y de su alcance. A nivel de actor individual, la idenƟÞcación de los
actores puede ser espacialmente delimitada, mientras que a nivel insƟtucional solo es posible delimitar
un área de inßuencia, mientras el foco está puesto más en la acƟtud hacia el OT que en su alcance espa-
cial. Naturalmente, muchas veces no es posible incluir todos los grupos de interés y debe trazarse una
línea en algún momento, sobre la base de criterios bien fundados (Clarke y Clegg 1998). Estos pueden
incluir, por ejemplo, criterios geográÞcos como el límite de un Parque Nacional o criterios demográÞcos
tales como la nacionalidad o la edad, dependiendo del enfoque del análisis. Un problema clave está
en decidir si el fenómeno que se invesƟga debe determinar la parƟcipación de los grupos de interés,
o si debería ser al revés. La idenƟÞcación de los actores no es una etapa trivial. Bryson et al. (2002)
argumentan que es importante una visión incluyente de los interesados, en aras de la jusƟcia social, y
que los actores menos poderosos deben tener voz. Lewis (1991), por razones éƟcas, propone que es
sensato empezar con una perspecƟva inclusiva y en un pluralismo de vista prácƟco, ya que la capacidad
de una políƟca, plan o proyecto para cumplir con sus objeƟvos puede depender de la inclusión de todas
las partes interesadas (Tuchman 1984; Bryson y Bromily 1993).
Para la idenƟÞcación preliminar y espacialización de los actores sociales de una determinada región
resulta úƟl la uƟlización de datos secundarios, provenientes de los censos. En ArgenƟna pueden uƟli-
zarse datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas y el Censo Nacional Agropecuario,
de donde puede obtenerse información a nivel de radio censal acerca del Ɵpo jurídico, modalidades de
gesƟón, uso de la Ɵerra, régimen de tenencia de la Ɵerra, prácƟcas culturales, acƟvidades pecuarias,
instalaciones, construcciones y mejoras, maquinarias, equipos y vehículos, Ɵpo de vivienda y mano de
obra, modo de comercialización de los productos, etc. Estos datos pueden ser espacializados a nivel de
explotación agropecuaria (EAP), radio censal, fracción censal o departamento, en función de grado de
detalle deseado. Además es posible realizar una superposición con información adicional (carreteras,
usos del suelo, Ɵpo de suelo, clima, etc.), con lo que cada unidad de análisis quedará categorizada en
términos de variables producƟvas (Ɵpo de acƟvidades, mano de obra uƟlizada, nivel tecnológico, etc.),
sociales (Ɵpo de producción, régimen de tenencia, Ɵpo de gesƟón, etc.) y económicas (ingresos brutos,
márgenes, integración al mercado, variabilidad de ingresos, etc.). En función de estos resultados se
deÞnirán clases, las cuales se asimilarán a Ɵpos de actores o agentes territoriales.
La idenƟÞcación de los actores insƟtucionales se realiza mediante la uƟlización de datos prima-
rios, es decir, aquellos datos que se obƟenen en el terreno. Existen diferentes metodologías para este
proceso, que incluyen la opinión de expertos, grupos de enfoque, entrevistas semiestructuradas, el
muestreo de “bola de nieve” (el actor entrevistado idenƟÞca a otros actores, y así sucesivamente), o
una combinación de estas. La idenƟÞcación de actores puede llevarse a cabo sin la parƟcipación acƟva
de los mismos. Sin embargo, puede ser necesaria la parƟcipación si no está claro cuáles son los temas
más perƟnentes para la invesƟgación, o si hay un conocimiento incompleto de la población de la que
puedan ser arrastrados a las partes interesadas. El nivel de parƟcipación en la caracterización de acto-
res también puede variar considerablemente de una consulta pasiva, en la que los actores simplemente
proporcionan información para el análisis, a una parƟcipación acƟva en la que hay un intercambio bidi-
reccional de información entre las partes interesadas y los analistas como socios iguales, por lo que los
interesados pueden ayudar a elaborar propuestas de ordenamiento territorial o idenƟÞcar objeƟvos de
invesƟgación (Rowe y Freer 2000). 131
Capítulo 7 • Análisis social para el ordenamiento territorial rural
5.2.2. Métodos para la clasificación de los actores
Existen dos aproximaciones metodológicas básicas para realizar una clasiÞcación de actores. La pri-
mera es del Ɵpo de arriba hacia abajo (top-down), en donde hay un equipo técnico encargado de cate-
gorizar a los grupos de interés. Este Ɵpo de análisis se denomina categorización analíƟca y no cuenta
con una parƟcipación acƟva de los actores (Hare y Pahl-Wostl 2002). La segunda es del Ɵpo de abajo
hacia arriba (boƩom-up), en donde las propias partes interesadas se clasiÞcan a sí mismas. Este Ɵpo de
análisis se denomina categorización reconstrucƟva (Dryzek y Berejikian 1993). Estas dos metodologías
no son excluyentes, sino que pueden complementarse.
Las categorizaciones analíƟcas consisten en un conjunto de métodos en los que la clasiÞcación de
los grupos de interés se lleva a cabo por los encargados de realizar el análisis sobre la base de sus
observaciones del fenómeno en cuesƟón. Estos análisis se encuentran inßuidos por una determinada
perspecƟva teórica sobre cómo funciona el sistema. Ejemplos de categorizaciones analíƟcas incluyen
niveles de interés e inßuencia (Lindenberg y Crosby 1981), cooperación y competencia (Freeman 1984),
cooperación y amenaza (Savage et al. 1991), urgencia, legiƟmidad o inßuencia (Mitchell et al. 1997).
Estos análisis ơpicamente hacen uso de matrices o diagramas de Venn para la representación de la rea-
lidad y son populares entre los desarrolladores de políƟcas o agentes corporaƟvos.
Las categorizaciones reconstrucƟvas permiten a las partes interesadas idenƟÞcar las variables a par-
Ɵr de las cuales serán deÞnidos los grupos de actores (Hare y Pahl-Wostl 2002). Estos métodos se ba-
san en un análisis empírico de las percepciones de las partes interesadas y no en perspecƟvas teóricas
(Barry y Proops 1999). Dentro de este Ɵpo de enfoques se engloban diversos métodos de la rama de la
psicología experimental (Hare y Pahl-Wostl 2002), que luego fueron adaptados a la ciencia políƟca. Una
de las metodologías más ampliamente difundidas es la metodología Q, en la que el análisis del discurso
idenƟÞca las formas en que las personas piensan y hablan sobre un tema en parƟcular, las percepciones
comparƟdas y un terreno común entre los individuos. Esta metodología se emplea para agrupar a los
individuos en base a discursos sociales y los puntos en común comparƟdos (Barry y Proops 1999), y ha
sido uƟlizado en la invesƟgación de conßictos medioambientales (Ockwell 2008). Otro método uƟlizado
es el Análisis Estratégico de PerspecƟvas (Dale y Lane 1994), en el cual se uƟlizan entrevistas y talleres
para idenƟÞcar y comparar los objeƟvos de los diferentes grupos, y las oportunidades y limitaciones que
Ɵenen para alcanzar sus metas. Así, pueden idenƟÞcarse categorías de grupos de interés que comparten
objeƟvos similares. La información recogida durante este proceso puede ser una herramienta úƟl para
las negociaciones entre los grupos en conßicto. Este enfoque es similar al mapeo de conßictos (Cor-
nelius y Faire 1989), que se centra en las necesidades en lugar de posiciones u objeƟvos establecidos.
Resulta úƟl agrupar a los actores en las siguientes categorías: insƟtución pública, insƟtución priva-
da, organización social, parƟdo políƟco, organización sin Þnes de lucro, sistema de ciencia y técnica,
medios de comunicación, asociación de productores, etc. Una vez ordenados en grupos, Chevalier y
Buckles (2008) recomiendan la colocación de los actores en un “diagrama arco iris” que los clasiÞca de
acuerdo al grado en el que puedan afectar o ser afectados por un problema o acción (Figura 7.3).
Las matrices interés-inßuencia o dependencia-inßuencia son un método popular muy usado para
clasiÞcar actores. (Eden and Ackermann 1998; De López 2001). El objeƟvo de esta metodología es
reconocer las principales funciones de los actores sociales e insƟtucionales en la propuesta de inter-
vención para un objeƟvo o problemáƟca parƟcular. Por otra parte, sirve para idenƟÞcar las posibles
acciones que podrían desarrollar los actores sociales e insƟtucionales, perÞlando una red de alianzas
interinsƟtucionales en relación con la propuesta de intervención. Este Ɵpo de clasiÞcaciones sirve en
principio para Þnes instrumentales. Estas matrices dividen a los actores en: “Actores clave”, “Actores de
contexto, “Actores invisibilizados/AcƟvistas” y “MulƟtud” (Figura 7.4.) Los “Actores clave” son actores 132
Capítulo 7 • Análisis social para el ordenamiento territorial rural
Afectador y afectado
Leve
Grande
Figura 7.3. Esquema de arco iris para la clasiÞcación de grupos de interés de acuerdo al grado en el que puedan
afectar o ser afectados por un problema o una acción (Chevalier y Buckles 2008).
acƟvos, ya que Ɵenen un gran interés e inßuencia sobre un fenómeno parƟcular. Son actores que están
someƟdos a una importante pérdida o ganancia en función de las medidas de gesƟón adoptadas, y a la
vez sus acciones pueden afectar al ßujo de servicios. Los “Actores de contexto” son muy inßuyentes en
el contexto del problema, pero Ɵenen poco interés, por lo cual pueden signiÞcar un riesgo importante.
Son actores cuyas acciones o decisiones pueden afectar la capacidad del ecosistema para suministrar
servicios pero que no se ven afectados por el cambio en el ßujo de servicios. Los “Actores invisibiliza-
dos/AcƟvistas” Ɵenen un gran interés en resolver un problema, pero baja inßuencia y carecen de la
capacidad de impacto, a pesar de que pueden llegar a ser inßuyentes mediante la formación de alianzas
con otros actores. Son actores que están someƟdos a una importante pérdida o ganancia en función de
las medidas de gesƟón adoptadas, pero sus acciones o decisiones no afectan al ßujo de servicios. Estos
son a menudo los actores marginales que los proyectos de desarrollo buscan visibilizar. Por úlƟmo, la
“MulƟtud” representa a las partes interesadas que Ɵenen poco interés o inßuencia en los resultados
deseados y no son necesarios de considerar en mayor detalle. Son actores que no están someƟdos a
una importante pérdida o ganancia de servicios pero en función de las medidas de gesƟón adoptadas,
y sus acciones no afectan al ßujo de servicios. Estos métodos se uƟlizan a menudo en ausencia de la
parƟcipación directa de los interesados en el análisis, por lo que pueden reßejar los prejuicios de los
invesƟgadores en lugar de las percepciones de los propios actores, lo que lleva a las preguntas sobre la
legiƟmidad sobre la base de estas categorizaciones. Otro enfoque propuesto por Hart y Sharma (2004)
invierte esta relación, centrándose en la apertura de un diálogo bidireccional con los grupos de interés
Actores
Actores
invisibilizados y
(NIVEL DE DEPENDENCIA)
ALTO clave
acƟvistas
GRADO DE INTERÉS
Actores de
MulƟtud
contexto
BAJO
BAJA ALTA
GRADO DE INFLUENCIA
6. CONSIDERACIONES FINALES
El estudio de los Ɵpos de capital de un Sistema Socio-Ecológico permite tener una idea de la ca-
pacidad de una sociedad de producir bienes y servicios. El capital natural puede esƟmarse como la 134
Capítulo 7 • Análisis social para el ordenamiento territorial rural
capacidad de los ecosistemas de proveer servicios ecosistémicos de uso actual o potencial. Una siste-
maƟzación de los marcos conceptuales para su abordaje y de las herramientas para su cuanƟÞcación
se encuentra en los capítulos 1, 2, 5 y 10 de este libro. Por otra parte, el capital social es el beneÞcio
esperado de la cooperación entre individuos y grupos, y se compone de elementos tales como la con-
Þanza, los valores, o las redes de pertenencia social. Si bien resulta complicado cuanƟÞcar al capital
social, el mismo se puede dimensionar según el grado de asociaƟvismo que Ɵenen los actores, por
ejemplo mediante la parƟcipación en sindicatos, organizaciones no gubernamentales u otras formas
de organización que imponga valores y objeƟvos comunes. El capital humano es el beneÞcio esperado
del conocimiento, competencias o atributos sociales para realizar algún trabajo. Se asocia al nivel de
educación que Ɵene la población, pero también a cuesƟones no formales tales como conocimiento
local de comunidades indígenas, campesinos o productores rurales. Es importante que la toma de
decisiones en el ordenamiento territorial tenga en cuenta el balance adecuado de todos los Ɵpos de
capital del sistema para garanƟzar la provisión de servicios de manera sostenible en el Ɵempo. La plani-
Þcación parƟcipaƟva para el manejo de los recursos naturales es necesaria para involucrar a las partes
interesadas en múlƟples niveles de la búsqueda de soluciones, favoreciendo el intercambio de ideas,
el fortalecimiento de las relaciones e incrementando la cohesión social. Las estrategias de planiÞcación
en ausencia de un análisis social adecuado, Ɵenen un riesgo alto de fracasar debido a la falta de viabi-
lidad en las políƟcas propuestas.
AGRADECIMIENTOS. Este proyecto fue Þnanciado por UBACYT, FONCYT y CONICET. El IAI (Inter-Ame-
rican InsƟtute for Global Change Research) también aportó fondos, mediante los proyectos CRN II
2031, CRN III 3095 (NaƟonal Science FoundaƟon Grant GEO-0452325 and 1128040).
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