6° Básico
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PRUEBA DE LECTURA
Nivel Intermedio
6º BÁSICO
Alumno(a) ____________________________Fecha___________
Chile es un país de América del Sur caracterizado por una gran variedad de ecosistemas,
cada uno con sus particularidades de flora y fauna, las cuales lo convierten en destino
turístico de visitantes de todas partes del mundo. Costa, cordillera, islas volcánicas y una
zona ártica son solo algunos de los entornos que se pueden encontrar.
En la actualidad, los bosques de Chile son los más australes del mundo y se encuentran
cada vez más invadidos por especies invasoras que son utilizadas para uso agrícola y
forestal. Esta invasión provoca que los árboles nativos de Chile pierdan su hábitat
natural y en consecuencia los animales que viven en ellos terminan muriendo por falta
de alimento.
A ello también debemos sumarle la introducción por parte del ser humano de animales
exportados de otras zonas como es el jabalí, el visón o el castor norteamericano que son
los que expulsan finalmente a los animales típicos de Chile.
A. Falta de alimentos.
B. La contaminación
C. La destrucción de su hábitat y la caza.
D. Todas las anteriores.
A. Mamíferos.
B. Aves.
C. Anfibios.
D. Todas las anteriores.
A. La contaminación.
B. La falta de alimentos.
C. La caza constante del hombre.
D. El crecimiento de las ciudades.
En medio del tupido follaje, muy cerca del estero con sus cristalinas aguas, dos jóvenes
lagartos tomaban el sol sobre unas resbaladizas rocas. Constantemente oteaban el entorno
con sus pequeños ojos, atentos al peligro o al ataque imprevisto de algún depredador. Con
sus ajustadas ropas verde y turquesa, que se confundían con las hojas, Cornelio y Bartolo
hablaban sobre el pasado y el futuro de su especie.
–No te debes olvidar de que somos descendientes de los dinosaurios; ellos fueron nuestros
antepasados, por eso no debes tener miedo –dijo Cornelio, muy orgulloso, y se echó a reír.
–Por eso mismo estoy preocupado. Ellos fueron amos del mundo, pero se murieron todos
cuando el clima cambió en la Tierra. Y lo mismo nos puede pasar a nosotros –respondió
Bartolo con voz muy suave y melancólica.
El calor sofocante invitaba a las avecillas del bosque a disfrutar de las aguas del estero, con
las que refrescaban sus plumas y sus gargantas, mientras los lagartos con sus largas colas
extendidas seguían pegados a las rocas como si estuvieran tallados en las piedras sin que
nada ni nadie los inmutara.
–Oye, amigo, sabes que estoy muy cansado. Ni te imaginas la flojera que tengo.
Incluso si apareciera una rica mosca, no tendría ánimo ni para sacar la lengua y atraparla
–dijo Cornelio, abriendo la boca y bostezando con los ojos semicerrados.
Súbitamente, Bartolo dio una voz de alarma:
–Cornelio, arranca, vi un aguilucho entre los árboles, date prisa, que no nos vea...
Los dos amigos simultánea y ágilmente dieron un salto y corrieron por la hierba,
perdiéndose entre los agujeros de las rocas, mientras el ave rapaz pasaba sobre sus
cabezas buscando algo que comer.
Cornelio y Bartolo, luego del susto y una vez alejado el peligro, cautelosamente volvieron a
la roca y reanudaron su conversación.
–Cornelio, ¿te has fijado que ahora hay pocas moscas y pocos insectos en la comarca? Dicen
que ese humo negro que rodea la ciudad y está llegando al campo está acabando con
nuestros alimentos. Tal vez nos ocurra lo mismo que a los dinosaurios.
Cornelio quedó pensativo. Por primera vez se dio cuenta de que a ellos también les podía
ocurrir una desgracia similar. Luego de una prolongada pausa exclamó:
–Bartolo, creo que tienes razón; nuestro alimento se está acabando. Ya casi no hay
zancudos ni polillas, una que otra mariposa y casi ninguna chinita; sólo hay abejas, pero
también menos que antes. Quizás tengamos que acostumbrarnos a otro tipo de alimentos.
A. Tristeza y preocupación.
B. Emoción y euforia.
C. Solidaridad y respeto.
D. Ninguna de las anteriores.
10. Según Cornelio, ¿por qué los lagartos no debían tener miedo?
A. Los aguiluchos.
B. Los zancudos.
C. Las mariposas.
D. Los dinosaurios.
A. Un año.
B. Cinco años
C. No está definido.
D. Por el tiempo que comprende entre otoño y primavera.
A. I – IV.
B. II, III.
C. I, II, III, IV.
D. Ninguna es correcta.
A. I – II.
B. III – IV.
C. Solo la II.
D. Solo la IV.
Soy una maestra de escuela, cultora del arte y en particular de la música, hasta donde me
es posible. A nombre de tantos maestros y niños de Chile que nunca podrán verlo, o
estrechar su mano, o recibir el cálido sol de su mirada bondadosa, reciba este humilde y
emocionado homenaje.
Brota una pregunta. ¿Se quedará un día el Maestro a vivir entre nosotros?
La patria chilena, dilatada y henchida de orgullo, te saluda y canta:
“¡Toca para nosotros, Maestro, hasta que la última hoja del otoño se desprenda en la
arboleda y nos alegre, junto contigo, ¡el final del concierto, cuando Dios nos llame a
participar en la suma y eterna armonía!
Hago extensivo mi saludo cariñoso a su distinguida esposa, Sra. Ruth, a su hermana
Lucrecia, a sus hijos y seres queridos. Deseo una feliz estadía en la patria y un buen viaje
para Ud. y quienes le acompañan.
Gracias, Maestro, por haber venido. No se imagina qué bien le ha hecho a Chile su retorno,
su mensaje de amor, paz y armonía.
¡Hasta siempre en el recuerdo y en el Reino maravilloso de la música!
Con cariño y admiración, una maestra de Chile.
Perdone si me atrevo a pedirle un autógrafo dedicado a las niñas de mi escuela: Escuela
Particular Nº 51 “Madre Admirable”. Casilla 488. Temuco.
¡Gracias!
A. Emoción y rencor.
B. Alegría e indiferencia.
C. Euforia y templanza.
D. Admiración y reconocimiento.
A. Profesora y cantante.
B. Dueña de casa.
C. Pacifista y poetisa.
D. Maestra de escuela.
22. “La patria chilena, dilatada y henchida de orgullo, te saluda y canta.”, se podría
interpretar como.
23. Toca para nosotros, Maestro, hasta que la última hoja del otoño se desprenda
en la arboleda, significa que.
JAIME COLIBRÍ
Miguel Arteche
A. Bello y nervioso.
B. Tranquilo y tembloroso.
C. Rápido y bello.
D. Inquieto y rápido.
Ulises no sabía muy bien cómo iban a salir de aquella cueva porque era imposible
mover la enorme piedra que hacía de puerta. Pero no había nada imposible para el
ingenioso héroe.
Ulises cogió una rama de olivo y pinchó con ella el único ojo de Polifemo, dejándole
ciego y dolorido. El cíclope se despertó gritando del dolor y a ciegas consiguió llegar
hasta la puerta de la cueva, movió la piedra y salió para avisar a sus hermanos cíclopes
que vivían en la misma isla.
- ¡Hermanos, me han dejado ciego! - gritó Polifemo
- ¿Quién te ha dejado ciego, Polifemo? - le preguntaron sus hermanos.
- ¡Nadie me ha dejado ciego!
Esa fue la respuesta de Polifemo después de que Ulises le engañara con su nombre.
Entonces el resto de los cíclopes pensaron que era una broma de Polifemo y no le
hicieron más caso. Así Ulises y sus marineros pudieron salir de la cueva y correr hacia
la playa para embarcarse hacia una nueva aventura.
“La Odisea”, Homero (Fragmento adaptado).
28. ¿Por qué Ulises decidió no matar a Polifemo cuando estaba dentro de la
cueva?
A. Su único ojo.
B. Su voz atronadora.
C. Su gusto por el vino.
D. Su experiencia en cuidar ovejas.
Una de las más hermosas leyendas sobre animales hace referencia, justamente, a
la aparición del gato sagrado de Birmania. Mucho antes del nacimiento de Buda, vivía en
el templo de Lao – Tsun, perdido en las montañas de Indochina, un viejo y sabio
sacerdote llamado Mun – Ha. Había dedicado su vida a la diosa consagrada en la estatua
de oro y ojos de zafiro, Tsun – Kyan –Kse, encargada de la transmigración de las almas.
Un día, una horda de bandoleros atacó el templo y Mun – ha se refugió con los demás
sacerdotes en el santuario de la diosa Tsun-Kyan Kse. El sacerdote murió a los pies de la
estatua, y entonces se produjo un milagro: su gato blanco Sinh, que lo acompañaba a
todas partes, saltó sobre la cabeza de su amo en el preciso momento en que este
exhalaba su último suspiro, y el alma del anciano pasó al cuerpo del animal. La diosa
transmitió entonces a Sinh su color dorado. Solo los extremos de las patas que estaban
en contacto con la cabellera plateada del viejo sacerdote quedaron blancas. Los ojos del
animal se tornaron azul zafiro como los de la diosa: brillaban con un fuego
resplandeciente y observaban obstinadamente una de las entradas del templo.
A. I – III – II – V – IV.
B. III – I – II – V – IV. L
C. I – II – III – V – IV.
D. III – II – I – IV – V.