Continuación Tena 3 (Derecho Romano)

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Continuación Tema 3.

El Derecho de la Hispania romana

Visto en clase:
I. Introducción.
II. Características del Derecho romano.
III. La romanización jurídica.

IV. El Derecho romano en Hispania (continuación).

Como vemos, las competencias del Senado y las de los magistrados son absorbidas
progresivamente por el príncipe (Principado o Alto Imperio ) y después por el emperador
(Dominado o Bajo Imperio), de manera que se va configurando un poder absoluto que se inicia en
el Principado y se manifiesta abiertamente en el Dominado. Progresivamente la voluntad del
príncipe se configura como la única fuente de creación del Derecho. Esa voluntad se manifiesta a
través de las constituciones imperiales o leges.

Tipos de leges en el Principado:


a) Edictos: normas de carácter general
b) Mandatos: órdenes e instrucciones dadas por el emperador a los funcionarios imperiales.
c) Escriptos: respuestas del emperador a las consultas jurídicas de los jueces o de los
particulares.
d) Decretos: sentencias dictadas por el príncipe.

En el Dominado, los ciudadanos se convierten en súbditos y se rompe cualquier vinculación


con el pasado republicano. Siguen teniendo gran importancia las constituciones imperiales, cuyas
formas se simplifican:
a) edictos
b) escriptos

En el Bajo Imperio, los juristas recogen en sus obras el derecho romano antiguo y las leyes
de los emperadores. Esas obras reciben el nombre de iura, escritos de juristas; algunos de estos
juristas llegarán a tener una enorme autoridad moral y prestigio y, por este motivo, Augusto y
Tiberio les concederán el ius publice respondendi o privilegio de que sus dictámenes tuvieran el
rango de las constituciones imperiales y fuesen vinculantes en los tribunales.
En el terreno práctico, en los juicios, los jueces emplean, para resolver el conflicto jurídico,
esos iura y las constituciones imperiales. Esas constituciones imperiales se recopilan en códigos
privados (Gregoriano y Hermogeniano, de finales del siglo III) o de carácter oficial (Teodosiano,
del siglo V, recoge constituciones desde Constantino a Teodosio II).

En Hispania cada territorio tiene su régimen jurídico particular, no existe unidad jurídica
sobre la base del Derecho romano ya que las concesiones particulares de latinidad y ciudadanía y la
general de latinidad de Vespasiano, por razones materiales, sólo permitían una inicial pero limitada
aplicación del Derecho de Roma. Las comunidades seguían rigiéndose mayoritariamente por sus
costumbres primitivas, sólo sustituidas por ciertas normas romanas, que debemos analizar.

1. El Derecho provincial hispánico.

En sentido estricto, se trataría del Derecho creado específicamente para Hispania por el
poder central o las autoridades provinciales delegadas de aquél. El número de fuentes directas es
reducido. La mayor parte de los textos son inscripciones en piedra o tablas de bronce, recogidas en
el Corpus inscriptionum latinarum (esencialmente en el volumen II y en el Suplemento). No
obstante, la mayor parte de las normas bajoimperiales las conocemos por su incorporación a los
códigos romanos.

También nos proporcionan datos de interés las obras históricas (por ejemplo la referencia de
Plinio a la concesión de la latinidad por Vespasiano).

De los datos que conocemos se desprende que, en la práctica el Derecho romano se aplicó
parcial y limitadamente, aunque nos consta que se conocía ciertas instituciones, como el municipio,
la tutela, la esclavitud, etc. No se conocían todas las grandes obras de los juristas romanos.

a) En el Derecho provincial hay que destacar los foedera o tratados


de amistad o sumisión, donde se establecían las bases de las relaciones de tipo público entre las
ciudades de las provincias y Roma. Estas relaciones terminarían de perfilarse en la ley provincial.
En el caso de Hispania esta ley no se conserva, pero su existencia se deduce de un pasaje de Apiano
Alejandrino. Parece ser que la ley se otorgaría después de la caída de Numancia, hacia el 133 a. C.
Debió ser redactada por diez senadores, que se trasladaron a Hispania para analizar in situ la
problemática del lugar, y en ella se recogería el marco constitucional dentro del que se organizaría
la provincia, estableciéndose la condición de las ciudades, sus servicios y tributos a Roma, las
atribuciones de los magistrados, etc.

b) Las leges datae provinciales. Existían de colonias y de municipios.

La ley de Urso -Osuna- (Lex Coloniae Genetivae Juliae, nombre que alude a su fundador,
Julio César). Data del año 44 a. C. Se conservan unos 50 capítulos en cuatro bronces, en los que
quizás se contienen una reedición interpolada del s. I d. C., fecha en la que seguía en vigor la ley.

Ley de Irni. Se encontró en 1981 en un lugar próximo a Sevilla, El Saucejo. Se conservan


seis de las diez tablas que la integraban. Se grabó a finales del 91 d. C. Contenido: magistraturas
municipales, administración municipal, jurisdicción, nombramiento y competencia de los jueces,
calendario judicial, etc.

Leyes de Salpensa, cerca de la actual Utrera y de Malaca. De tiempos de Domiciano.


Contenido; hacienda local y urbanismo y organizan como municipios latinos los anteriores núcleos
urbanos, aplicando de forma particular el ius latii concedido por Vespasiano años antes con carácter
general. De cada ley se conserva una tabla de bronce con unos pocos capítulos (8 de la de Salpensa
y 19 capítulos de la de Málaga).

Fueron encontradas en el mismo lugar (afueras de Málaga) a mediados del siglo XIX (1851).
Hipótesis:

• Rodríguez Berlanga: los salpensanos huyendo de los visigodos abandonaron su


ciudad portando su ley.
• Mommsen: La ley de Salpensa fue llevada a Málaga para corregir algún defecto o
para completar la pérdida de alguna de las partes
• Riccobono: La ley nunca llegó a Salpensa sino que se quedó en Málaga.
• D’Ors: las leyes se enterraron cuando ya no estaban en vigor y no tenía más que un
valor arqueológico.

c) Leyes de los distritos mineros. Se conservan dos, los llamados Bronces de Vipasca I y II,
encontrados en una antigua mina cerca de Aljustrel (Portugal).
Fragmento II: contiene una ley dicta (ley que contiene normas para la administración de bienes
estatales o municipales) dirigida al procurator metallorum de Vipasca por un funcionario superior
(procurator metallorum de Lusitania o de Hispania). Contenido: cuestiones generales acerca de
concesiones mineras, normas técnicas, etc. Quizás tomase como modelo una ley minera general de
la época de Adriano.

Fragmento I: es más importante porque es específico del Derecho provincial hispano. Es una
disposición del procurador de las minas de Vipasca. Contenido: derechos de los arrendatarios de las
minas y de los concesionarios de los servicios del distrito minero.

d) Se conservan cerca de treinta disposiciones imperiales específicas para Hispania. Han


sido estudiadas por Hinojosa y se encuentran recogidas en los códigos generales o conocidas
directamente. Contenido diverso: cuestiones municipales, penales, judiciales, de familia,
donaciones, esclavos, etc. También existen constituciones dirigidas a la prefectura de las Galias, de
la que dependen las provincias de Hispania.

2. El Derecho romano vulgar.

En la época del Dominado (o época postclásica) Roma sufre importantes transformaciones


que terminan conduciendo a la pérdida de efectividad del Derecho romano clásico.

El Derecho romano se territorializa a partir de la concesión de Caracalla de la ciudadanía a


todos los habitantes del Imperio (salvo a los dediticios). Esto supone la generalización de un
Derecho entre personas no preparadas para comprenderlo. El Derecho clásico era muy complejo,
extenso y técnico, de modo que no podía aplicarse con facilidad en los territorios provinciales, cuyo
grado de romanización y de nivel cultural era muy variable.

Por otro lado, la grave crisis que sufrió el Imperio romano occidental en el siglo III afectó a
todos los órdenes de la vida: económico, social, cultural... También afectó al mundo del Derecho: el
nivel cultural descendió y ya no podían entenderse las complicadas construcciones jurídicas de la
época clásica.
Los grandes juristas clásicos no tenían en el Dominado continuadores, de modo que
desapareció la jurisprudencia culta, creativa y brillante.

El mundo romano se ruralizó, lo que no era compatible con un Derecho romano


eminentemente urbano.

Todas estas circunstancias hicieron que el Derecho romano clásico y el oficial fuesen
desplazados, con el tiempo, por un nuevo Derecho: el Derecho romano vulgar, que se adaptaba
mucho mejor a la nueva problemática de la época.

El Derecho romano vulgar es un Derecho de origen popular, consuetudinario, que surge de


manera espontánea y anónima de la práctica jurídica de personas que no tienen formación jurídica,
aunque también afectó a los juristas profesionales, cuyo nivel cultural había descendido
notablemente.

Estas normas aparecen al margen del Derecho romano oficial. Sin embargo, con el tiempo,
éste se verá afectado por el fenómeno de la vulgarización jurídica: la legislación de los emperadores
terminará recogiendo instituciones o conceptos de Derecho romano vulgar.

Los autores de finales del siglo XIX estudiaron este Derecho partiendo de una concepción
negativa, entendiéndolo como una degeneración del Derecho romano clásico. Para Mitteis era un
Derecho deformado; para Levy, un Derecho corrompido y para Wieacker, suponía una
desintegración del Derecho clásico. Brunner consideraba que del mismo modo que surgió un latín
vulgar apareció un Derecho romano vulgar.

Sin embargo, Levy terminará superando este concepto negativo y afirmará que estas normas
constituyeron el Derecho realmente vivido en la práctica y el que se adaptaba a las necesidades de
la época. Existirá una evolución en su pensamiento: en una primera etapa, consideró que el Derecho
romano vulgar era exclusivo del Imperio Romano Occidental y sólo apreciable en los textos de los
iura; después sostuvo que se trataba de un fenómeno jurídico común a Oriente y Occidente y
apreciable tanto en los textos de los iura como en las leges.

Características del Derecho romano vulgar:

1. Confusión entre lo jurídico y lo que tiene apariencia jurídica.


2. Confusión entre instituciones jurídicas. Por ejemplo, se confunde el concepto de
propiedad y el de posesión.
3. Proyección sobre el Derecho de consideraciones éticas y morales. En las normas jurídicas
se produce una confusión entre delito y pecado.
4. Se trata de un Derecho práctico, exento de perfección técnico-jurídica, simple, interesado
en resolver los conflictos jurídicos de la vida diaria.

Trascendencia posterior del Derecho romano vulgar.

El Derecho romano vulgar será la herencia jurídica de Roma a los reinos germánicos que
aparezcan tras la caída del Imperio Romano Occidental.

El Derecho romano vulgar influyó enormemente en la redacción de los textos normativos de


los pueblos germánicos, especialmente en los códigos visigodos. Como hemos señalado, el Derecho
romano vulgar era un Derecho simple, carente de la tecnificación jurídica del Derecho clásico, y
esto facilitó su encuentro con el Derecho germánico, que también era un Derecho práctico y
sencillo.

3. Las leges (constituciones imperiales) y los iura (obra de los juristas) en el Dominado.

El gran número de normas existentes en el Bajo Imperio, su casuismo y dispersión, planteó


la necesidad de reunirlas en compilaciones o “códigos” (hojas cosidas por uno de sus bordes a
diferencia de los volumina o rollos).

Estos códigos podían tener carácter privado, en caso de no ser promulgados por el
emperador, surgiendo exclusivamente de la voluntad de un particular; o tener carácter oficial, si el
emperador los promulgaba.

De carácter privado era el CODEX GREGORIANUS (Código Gregoriano), del año 291
(según Aquilino Iglesia), realizado por un jurista llamado Gregorio. Esta obra recoge constituciones
imperiales desde Adriano hasta Diocleciano.
También es privado el CODEX HERMOGENIANUS (Código Hermogeniano), realizado
por el jurista Hermógenes, en el año 295 (según Aquilino Iglesia). El código recopila leyes de
Diocleciano.

Estos Códigos, de carácter privado, gozaron de gran difusión y en el año 429 el emperador
Teodosio II les concedió el carácter oficial.

Un código oficial fue el CODEX THEODOSIANUS (Código Teodosiano), elaborado a


instancias del emperador TEODOSIO II, publicado en el 438 en el Imperio oriental y un año
después en todo el Imperio. Esta obra recoge las constituciones imperiales desde Constantino hasta
Teodosio II y Valentiniano III, derogando las normas no incluidas.

Este código jugó un importante papel en Hispania ya que, no sólo se aplicó en la época
romana (aunque las circunstancias del momento hacen pensar que su vigencia no fuese
generalizada), sino también porque constituyó la parte esencial del código visigodo de Alarico II.

b) IURA.

Junto a las leges, en la época bajoimperial fue de gran importancia la obra de los juristas, la
jurisprudencia. No obstante, como ya se ha señalado, las transformaciones políticas y culturales
propias del Bajo Imperio hicieron mella en la obra de los juristas, cuyo deterioro es evidente si se la
compara con la labor realizada por los juristas clásicos.

Al atribuirse el emperador la práctica de los rescriptos, los juristas perdieron la


independencia de que antes gozaban dentro de su actividad dictaminadora, pues, aunque
continuasen emitiendo dictámenes, éstos no reflejaban más que la voluntad del emperador. Los
juristas, por tanto, se convierten en meros instrumentos al servicio del emperador.

Al carecer de su antiguo poder creativo, los juristas suelen centrarse en la interpretación o


resumen de los escritos de los juristas clásicos.

Fundamentalmente, los juristas postclásicos estudiaron la obra de PAULO y de ULPIANO.


Se realizaron ediciones de las obras de los juristas clásicos que no reproducían los textos
originales de éstos, en la medida en que se introdujeron numerosas interpolaciones
(modificaciones).

Hay que destacar la labor realizada por los juristas postclásicos en torno a la refundición de
los tratados clásicos. En este sentido, cabe resaltar:

Regulae Ulpiani (Reglas de Ulpiano)


Pauli Sententiae (Sentencias de Paulo)
Res cottidianae (refundición de las Instituciones de Gayo)

Por otra parte, también son destacables en esta época las colecciones mixtas, que recogen
materiales diversos (tanto constituciones imperiales como iura). Del siglo IV son estas dos
colecciones mixtas:

Fragmenta Vaticana, que reúne constituciones imperiales y extractos de obras de Papiniano, Paulo y
Ulpiano.

Collectio legum Mosaicarum et Romanarum, que recoge constituciones imperiales del los Códigos
Gregoriano y Hermogeniano; iura de Gayo, Papiniano, Paulo, Ulpiano y Modestino; y preceptos de
la ley de Moisés (posiblemente para mostrar cómo el Derecho romano y la legislación mosaica
ofrecían coincidencias).

La obra de los juristas clásicos se utilizó en el Dominado como Derecho alegable en


juicio. El abuso de estas alegaciones y la profusión de textos, que en muchas ocasiones no podían
ser contrastados con lo originales para comprobar su autenticidad, generó muchos problemas en el
mundo de los tribunales. Por este motivo, se adoptaron medidas en las llamadas "leyes de citas",
para restringir qué autores podían ser utilizados en juicio y cuál debía ser la jerarquía entre ellos (en
el caso de existir discrepancias entre las citas de diversos autores).

1. Leyes de citas de Constantino: de los años 321 y 323.


2. Ley de citas de Teodosio II y Valentiniano III del 426, que reduce el número de juristas
alegables en juicio a los siguientes: Papiniano, Paulo, Ulpiano, Gayo y Modestino. En el supuesto
de discrepancias entre los autores, el juez seguiría el criterio de la mayoría, y, si no existiese, la
opinión de Papiniano.
En conclusión, podemos afirmar que en la época postclásica las circunstancias del momento
imponen el dominio de la legislación imperial. La jurisprudencia ha quedado muy restringida y
entra en una fase de clara decadencia. Los juristas postclásicos no son creativos, se limitan a
interpretar y resumir los textos clásicos. Queda sólo la vía legal, pero no se trata de unas leyes
surgidas del pueblo en los comicios, ni del Senado (los senadoconsultos no eran leyes pero se
equiparaban a ellas) ni de los magistrados (como sucedía en el sistema republicano), sino de leyes
que nacen de la exclusiva voluntad del emperador.

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