Continuación Tena 3 (Derecho Romano)
Continuación Tena 3 (Derecho Romano)
Continuación Tena 3 (Derecho Romano)
Visto en clase:
I. Introducción.
II. Características del Derecho romano.
III. La romanización jurídica.
Como vemos, las competencias del Senado y las de los magistrados son absorbidas
progresivamente por el príncipe (Principado o Alto Imperio ) y después por el emperador
(Dominado o Bajo Imperio), de manera que se va configurando un poder absoluto que se inicia en
el Principado y se manifiesta abiertamente en el Dominado. Progresivamente la voluntad del
príncipe se configura como la única fuente de creación del Derecho. Esa voluntad se manifiesta a
través de las constituciones imperiales o leges.
En el Bajo Imperio, los juristas recogen en sus obras el derecho romano antiguo y las leyes
de los emperadores. Esas obras reciben el nombre de iura, escritos de juristas; algunos de estos
juristas llegarán a tener una enorme autoridad moral y prestigio y, por este motivo, Augusto y
Tiberio les concederán el ius publice respondendi o privilegio de que sus dictámenes tuvieran el
rango de las constituciones imperiales y fuesen vinculantes en los tribunales.
En el terreno práctico, en los juicios, los jueces emplean, para resolver el conflicto jurídico,
esos iura y las constituciones imperiales. Esas constituciones imperiales se recopilan en códigos
privados (Gregoriano y Hermogeniano, de finales del siglo III) o de carácter oficial (Teodosiano,
del siglo V, recoge constituciones desde Constantino a Teodosio II).
En Hispania cada territorio tiene su régimen jurídico particular, no existe unidad jurídica
sobre la base del Derecho romano ya que las concesiones particulares de latinidad y ciudadanía y la
general de latinidad de Vespasiano, por razones materiales, sólo permitían una inicial pero limitada
aplicación del Derecho de Roma. Las comunidades seguían rigiéndose mayoritariamente por sus
costumbres primitivas, sólo sustituidas por ciertas normas romanas, que debemos analizar.
En sentido estricto, se trataría del Derecho creado específicamente para Hispania por el
poder central o las autoridades provinciales delegadas de aquél. El número de fuentes directas es
reducido. La mayor parte de los textos son inscripciones en piedra o tablas de bronce, recogidas en
el Corpus inscriptionum latinarum (esencialmente en el volumen II y en el Suplemento). No
obstante, la mayor parte de las normas bajoimperiales las conocemos por su incorporación a los
códigos romanos.
También nos proporcionan datos de interés las obras históricas (por ejemplo la referencia de
Plinio a la concesión de la latinidad por Vespasiano).
De los datos que conocemos se desprende que, en la práctica el Derecho romano se aplicó
parcial y limitadamente, aunque nos consta que se conocía ciertas instituciones, como el municipio,
la tutela, la esclavitud, etc. No se conocían todas las grandes obras de los juristas romanos.
La ley de Urso -Osuna- (Lex Coloniae Genetivae Juliae, nombre que alude a su fundador,
Julio César). Data del año 44 a. C. Se conservan unos 50 capítulos en cuatro bronces, en los que
quizás se contienen una reedición interpolada del s. I d. C., fecha en la que seguía en vigor la ley.
Fueron encontradas en el mismo lugar (afueras de Málaga) a mediados del siglo XIX (1851).
Hipótesis:
c) Leyes de los distritos mineros. Se conservan dos, los llamados Bronces de Vipasca I y II,
encontrados en una antigua mina cerca de Aljustrel (Portugal).
Fragmento II: contiene una ley dicta (ley que contiene normas para la administración de bienes
estatales o municipales) dirigida al procurator metallorum de Vipasca por un funcionario superior
(procurator metallorum de Lusitania o de Hispania). Contenido: cuestiones generales acerca de
concesiones mineras, normas técnicas, etc. Quizás tomase como modelo una ley minera general de
la época de Adriano.
Fragmento I: es más importante porque es específico del Derecho provincial hispano. Es una
disposición del procurador de las minas de Vipasca. Contenido: derechos de los arrendatarios de las
minas y de los concesionarios de los servicios del distrito minero.
Por otro lado, la grave crisis que sufrió el Imperio romano occidental en el siglo III afectó a
todos los órdenes de la vida: económico, social, cultural... También afectó al mundo del Derecho: el
nivel cultural descendió y ya no podían entenderse las complicadas construcciones jurídicas de la
época clásica.
Los grandes juristas clásicos no tenían en el Dominado continuadores, de modo que
desapareció la jurisprudencia culta, creativa y brillante.
Todas estas circunstancias hicieron que el Derecho romano clásico y el oficial fuesen
desplazados, con el tiempo, por un nuevo Derecho: el Derecho romano vulgar, que se adaptaba
mucho mejor a la nueva problemática de la época.
Estas normas aparecen al margen del Derecho romano oficial. Sin embargo, con el tiempo,
éste se verá afectado por el fenómeno de la vulgarización jurídica: la legislación de los emperadores
terminará recogiendo instituciones o conceptos de Derecho romano vulgar.
Los autores de finales del siglo XIX estudiaron este Derecho partiendo de una concepción
negativa, entendiéndolo como una degeneración del Derecho romano clásico. Para Mitteis era un
Derecho deformado; para Levy, un Derecho corrompido y para Wieacker, suponía una
desintegración del Derecho clásico. Brunner consideraba que del mismo modo que surgió un latín
vulgar apareció un Derecho romano vulgar.
Sin embargo, Levy terminará superando este concepto negativo y afirmará que estas normas
constituyeron el Derecho realmente vivido en la práctica y el que se adaptaba a las necesidades de
la época. Existirá una evolución en su pensamiento: en una primera etapa, consideró que el Derecho
romano vulgar era exclusivo del Imperio Romano Occidental y sólo apreciable en los textos de los
iura; después sostuvo que se trataba de un fenómeno jurídico común a Oriente y Occidente y
apreciable tanto en los textos de los iura como en las leges.
El Derecho romano vulgar será la herencia jurídica de Roma a los reinos germánicos que
aparezcan tras la caída del Imperio Romano Occidental.
3. Las leges (constituciones imperiales) y los iura (obra de los juristas) en el Dominado.
Estos códigos podían tener carácter privado, en caso de no ser promulgados por el
emperador, surgiendo exclusivamente de la voluntad de un particular; o tener carácter oficial, si el
emperador los promulgaba.
De carácter privado era el CODEX GREGORIANUS (Código Gregoriano), del año 291
(según Aquilino Iglesia), realizado por un jurista llamado Gregorio. Esta obra recoge constituciones
imperiales desde Adriano hasta Diocleciano.
También es privado el CODEX HERMOGENIANUS (Código Hermogeniano), realizado
por el jurista Hermógenes, en el año 295 (según Aquilino Iglesia). El código recopila leyes de
Diocleciano.
Estos Códigos, de carácter privado, gozaron de gran difusión y en el año 429 el emperador
Teodosio II les concedió el carácter oficial.
Este código jugó un importante papel en Hispania ya que, no sólo se aplicó en la época
romana (aunque las circunstancias del momento hacen pensar que su vigencia no fuese
generalizada), sino también porque constituyó la parte esencial del código visigodo de Alarico II.
b) IURA.
Junto a las leges, en la época bajoimperial fue de gran importancia la obra de los juristas, la
jurisprudencia. No obstante, como ya se ha señalado, las transformaciones políticas y culturales
propias del Bajo Imperio hicieron mella en la obra de los juristas, cuyo deterioro es evidente si se la
compara con la labor realizada por los juristas clásicos.
Hay que destacar la labor realizada por los juristas postclásicos en torno a la refundición de
los tratados clásicos. En este sentido, cabe resaltar:
Por otra parte, también son destacables en esta época las colecciones mixtas, que recogen
materiales diversos (tanto constituciones imperiales como iura). Del siglo IV son estas dos
colecciones mixtas:
Fragmenta Vaticana, que reúne constituciones imperiales y extractos de obras de Papiniano, Paulo y
Ulpiano.
Collectio legum Mosaicarum et Romanarum, que recoge constituciones imperiales del los Códigos
Gregoriano y Hermogeniano; iura de Gayo, Papiniano, Paulo, Ulpiano y Modestino; y preceptos de
la ley de Moisés (posiblemente para mostrar cómo el Derecho romano y la legislación mosaica
ofrecían coincidencias).