Al-Ándalus

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Resúmenes de Selectividad Hª España. Opción A.

2. AL-ANDALUS.

1. INTRODUCCIÓN.
La conquista árabe de la Península y la formación de al-Ándalus se inscriben en el proceso
general de expansión del Islam. El impulso de conquista obedecía a la idea de la yihad o guerra
santa, obligación dicha por el Profeta a los miembros de la comunidad musulmana. El asalto a
la Península era la continuación natural de esta expansión.
Al-Ándalus, como ellos denominarán a la nueva conquista, coexistirá durante ocho
siglos con los reinos cristianos (que se formaron en el norte peninsular). En un principio, los
musulmanes serán más poderosos que los cristianos pero a partir del siglo XI, los reinos
cristianos irán apoderándose de territorios musulmanes hasta derrotar al último reino
musulmán, el nazarí, en 1492, terminando la Reconquista en el reinado de los Reyes Católicos.

2. DESARROLLO.
La Invasión (711-714).
Los musulmanes entran en la Península Ibérica en el año 711 con la batalla de Guadalete,
aprovechando las luchas dinásticas entre los partidarios de Don Rodrigo y los hijos de Witiza.
En esta batalla, los musulmanes dirigidos por Tariq (la mayoría bereberes) derrotan en la
batalla de Guadalete (711) al último rey visigodo, Rodrigo. Después vino a la Península otro
ejército (muchos árabes) al mando de Muza. Los visigodos no opusieron casi resistencia y en
cuatro años se hicieron con el control de la península, excepto las zonas cantábrica y pirenaica.
En algunas zonas como el sureste peninsular (Orihuela, Murcia…), los dirigentes locales
pactaron su rendición en el pacto de Tudmir con los musulmanes a cambio de mantener su
poder político, conservar las propiedades y la religión cristiana.
Emirato Dependiente (711-756).
La Península Ibérica es conocida por los musulmanes como Al-Ándalus, se convierte en
una provincia (emirato) más del Islam, gobernada por un emir nombrado por el califa (máxima
autoridad política y religiosa del Islam) omeya. Este emir dependía política y religiosamente del
califa. En estos años se producen luchas entre árabes y bereberes, por la actitud de los árabes
de tener el control del gobierno discriminando a los bereberes, venciendo los árabes gracias a
la ayuda de un ejército mercenario sirio. En estos años se produce una rápida islamización de
la población peninsular que fueron convirtiéndose al Islam (muladíes) por las ventajas fiscales
que proporcionaba).
En 722, los cristianos “vencen” a los musulmanes en la batalla de Covadonga, que marcará
el inicio de la Reconquista y los musulmanes son derrotados por los francos (Carlos Martel) en
la batalla de Poitiers teniendo que replegarse al sur de los Pirineos.
En el 750 hubo un cambio importante en el imperio musulmán: los omeyas fueron víctimas de
la revolución abasí, matando a todos los miembros de la dinastía excepto un omeya llamado
Abd-al-Rahman que marcha Al-Ándalus y se proclama emir en 756.
Emirato Independiente (756-929).
Abd-al-Rahman I funda el emirato independiente de Córdoba, rompiendo todas las
relaciones políticas con el Califa aunque sigue reconociendo la autoridad religiosa del califa.
Sienta las bases de la consolidación del estado acrecentando los recursos estatales, creando
un ejército profesional, organizando las marcas en las fronteras…,
A mediados del siglo IX, [con Abd-al-Rahman II], el emirato estaba solidamente
establecido con una administración central, incorporando altos funcionarios (visires o ministros)
con importantes funciones políticas, fiscales y militares, una administración de justicia basada
en la ley coránica e impartían la justicia los cadíes y se produjo el mayor auge económico. Sin
embargo, a finales de este siglo se inicia una profunda crisis política de desintegración, iniciada
en las Marcas, donde los gobernadores intentan conseguir una mayor autonomía. Las revueltas
en las ciudades son frecuentes (Mérida, Serranía de Ronda, Sevilla) destacando la de Ibn
Hafsun (Ronda).
Califato de Córdoba (929-1031).
Se inicia en el 929 cuando el emir Abd-al-Rahman III decidió proclamarse califa (tenía el
poder político y religioso), consolidando la independencia de Al-Andalus. Alcanzó grandes
éxitos: restauró la unidad interna acabando con las rebeliones que existían en Al-Ándalus

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(Toledo, Badajoz, Zaragoza…); logró frenar el avance de los cristianos, lleva a cabo una
política exterior con el Norte de África, reorganiza un ejército.
Con su hijo y sucesor Al-Hakam II se produce el mayor auge andalusí tanto en lo
político como en lo cultural y artístico. Hay un aislamiento del poder que se apoya en
funcionarios y militares extranjeros y bereberes iniciándose la desintegración del califato tras la
muerte de este Califa. Almanzor se aprovecha de la poca edad de Hisham II (hijo de Al-Hakam
II) para monopolizar el poder efectivo (práctico).
El poder de Almanzor se basa en un reforzamiento y control del ejército en el que
introdujo a elementos bereberes. Almanzor realizó más de 50 expediciones contra los cristianos
(destruye ciudades como Barcelona, Santiago, Zamora, León…), pero antes tuvo que
apaciguar algunos disturbios internos del país.
Pero después de la muerte de Almanzor, el califato iniciará su descomposición o fitna, que
culminará con la desaparición formal del califato en 1031, disgregado en una treintena de
reinos de taifas.
Reinos de Taifas (1031-1090).
Al-Andalus se dividió en un mosaico de pequeños reinos, que luchaban entre sí y contra
los cristianos del norte que, aprovechando su desunión avanzaron hacia el sur. Muchos reinos
de taifas desaparecieron ante la expansión de los reinos más poderosos (Badajoz, Zaragoza,
Toledo, Sevilla, Valencia…).
Estos reinos fueron sumisos hacia los dirigentes cristianos, a los que entregaban unos
tributos llamados parias; esta debilidad se hizo patente en el 1085 con la conquista de Toledo
por Alfonso VI, lo que provocó que los taifas pidiesen ayuda a los almorávides (Imperio
musulmán del Norte de África).
El Imperio Almorávide (1090-1145) y los Segundos Taifas (1145-1175).
Los almorávides llegan a la Península Ibérica y derrotan a los cristianos en la batalla de
Sagrajas (1086) salvando las taifas. Más tarde, viendo la debilidad de estos reinos de taifas las
eliminaron unificando Al-Ándalus e incorporándolas a su imperio.
La presión de los cristianos, las sublevaciones interiores y el hundimiento de los
almorávides en África frente a un nuevo imperio (almohades), motivaron su desaparición en
1145 y la llegada de los segundos taifas. Estos van a tener una corta existencia, tras la
invasión de los almohades (imperio del N. de África).
Los Almohades. Este imperio consigue unificar nuevamente Al-Ándalus. Su poder se
basaba en un poderoso ejército, obteniendo contra los cristianos la victoria de Alarcos en 1195;
pero éste sucumbió ante los reyes cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa (1212).
Aunque se formaron nuevamente taifas, todos serían conquistados de manera rápida por los
cristianos. El único que sobrevivió fue el reino nazarí de Granada.
Reino Nazarí de Granada (1231-1492).
Es el último reino musulmán de la Península, que se extendió por las actuales
provincias de Granada, Málaga y Almería. Su fundador fue Muhammad I. Las razones de que
permaneciera casi dos siglos y medio fueron las siguientes: zona muy rica que pagaba tributos
a Castilla, zonas montañosas de difícil conquista, hábil diplomacia y guerras internas en
Castilla.
Así no será hasta los Reyes Católicos cuando se emprenda la conquista cristiana del
reino de Granada. La guerra comenzó en 1481, en 1492 Boabdil entrega la ciudad pasando el
territorio a formar parte de la Corona de Castilla y terminando la Reconquista.

3. CONCLUSIÓN.
El dominio islámico de la península ibérica se prolongará desde el 711, con la llegada
de los musulmanes al mando de Tariq, hasta la capitulación del sultán de Granada ante los
Reyes Católicos en 1492. En una existencia que se prolongará ocho siglos, al-Ándalus fue un
territorio donde se manifestará el poder musulmán, que irá disminuyendo ante el progreso de
los reinos cristianos con la Reconquista.
La permanencia de los árabes en la Península Ibérica fue muy fructífera, dejando un
destacado legado cultural muy notable en agricultura, urbanismo, filosofía, literatura, arte y
patrimonio que tuvo una gran repercusión en los reinos cristianos vecinos y en la Europa
occidental cristiana. Hoy día, la herencia andalusí forma parte de las señas de identidad de
nuestra cultura española y mediterránea.

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