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GUÍA PARA LA

INCORPORACIÓN DE LA
PERSPECTIVA DE GÉNERO
Y DIVERSIDAD
EN LA GESTIÓN INTEGRAL
DEL RIESGO DE DESASTRES
GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Coordinadora de proyecto
Melina Adelchanow

Autora
Macarena Morales

Revisión de contenidos
Soledad Salinas

Diseño
Verónica Marques

Centro Nacional de Información en Gestión Integral del Riesgo (CENAGIR).


Ministerio de Seguridad de la Nación.

Junio 2023; 46 págs.

Esta publicación ha sido realizada en el marco del Programa Perspectiva de Género


en la Gestión Integral del Riesgo y la Protección Civil del Ministerio de Seguridad.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

AUTORIDADES

Presidente de la Nación
Dr. Alberto Ángel FERNÁNDEZ

VicePresidenta de la Nación
Dra. Cristina Elizabeth FERNÁNDEZ DE KIRCHNER

Ministro de Seguridad
Cdor. y Dr. Aníbal Domingo FERNÁNDEZ

Secretaria de Articulación Federal


Dra. Silvia Paola LA RUFFA

Subsecretario de Gestión del Riesgo y Protección Civil


Sr. Gabriel Edgardo GASPARUTTI

Director Nacional de Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres


Sr. Claudio Daniel SCHBIB

Director Nacional de Operaciones de Protección Civil


Sr. Esteban María CHALÁ

Directora de Bomberos Voluntarios


Lic. María Carolina BUSQUIER

Director de Análisis para la Reducción del Riesgo de Desastre


Dr. Facundo Gabriel CELASCO

Director de Respuesta
Sr. Martín Aníbal GUERRA

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

CONTENIDO

PRESENTACIÓN ............................................................................................................... 7

1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 9

2. ¿POR QUÉ LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD


EN LA GESTIÓN INTEGRAL DE RIESGOS DE DESASTRES? ........................................ 11

2.1. Los desastres no son naturales .............................................................................. 13

2.2. Los desastres afectan de manera diferenciada a mujeres y diversidades .......... 15


2.3. Las causas que generan vulnerabilidad: qué es la interseccionalidad ............... 16

3. PROCESO DE GESTIÓN INTEGRAL DE RIESGO DE DESASTRES ............................ 18

3.1. Riesgo y desastres .................................................................................................. 18


3.2. Estrategias de intervención .................................................................................... 19

4. PREVIO AL DESASTRE: CÓMO REDUCIMOS LOS RIESGOS


CON PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD ......................................................... 21

4.1. Diseñar y actualizar programas de capacitación ................................................... 21


4.2. Registrar información en bases de datos desagregadas ..................................... 24
4.3. Construir alianzas con organizaciones .................................................................. 25
4.4. Potenciar la participación y liderazgo en la toma de decisiones ......................... 26
4.5. Elaborar mapas comunitarios de gestión del riesgo ............................................. 27
4.6. Desarrollar sistemas de alerta temprana locales ................................................. 28
4.7. Diseñar el ordenamiento territorial ........................................................................ 30
4.8. Comunicar los riesgos ........................................................................................... 32

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

5. DURANTE LA EMERGENCIA:
CÓMO TRABAJAMOS EN LA RESPUESTA .................................................................. 35

5.1. Prevenir y atender las violencias ............................................................................ 35


5.2. Contar con información desagregada .................................................................... 37
5.3. Promover la participación igualitaria en la toma de decisiones ........................... 37
5.4. Disponer kits de respuesta ..................................................................................... 38
5.5. Diseñar los centros de evacuaciones .................................................................... 39
5.6. Generar espacios para fomentar la resiliencia comunitaria
en los procesos de gestión post desastre ..................................................................... 41

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................ 43

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

PRESENTACIÓN

Sin duda alguna los desastres irrumpen con un impacto diferenciado en la vida de
las mujeres y las diversidades. Los cálculos indican que, en esas circunstancias,
las mujeres mueren en una proporción 14 veces mayor que los varones. Perma-
nece muy presente en nuestra memoria cómo durante la reciente pandemia las
emergencias produjeron una sobrecarga en las tareas domésticas y de cuidado e
incrementaron el riesgo de sufrir violencias.
En la República Argentina la sanción de la Ley N° 27.287 del Sistema Nacional para
la Gestión Integral del Riesgo y la Protección Civil (SINAGIR) cristaliza la adopción
de un nuevo paradigma para el abordaje de las emergencias y desastres, que pone
el foco en la prevención y la consideración de los distintos factores que generan
riesgos y vulnerabilidades en una sociedad.
En este sentido, por decisión del Ministro de Seguridad de la Nación, se creó me-
diante la Resolución N° 334 de 2022 el “Programa Perspectiva de Género en la
Gestión Integral del Riesgo y la Protección Civil”.
Este programa tiene por finalidad institucionalizar el enfoque de género en la pre-
vención del riesgo y las modalidades de abordaje de las emergencias, para cons-
truir políticas públicas que atiendan y reviertan los factores que producen vulne-
rabilidad en mujeres y personas LGTBIQ+ y generen condiciones para una mayor
igualdad.
De este modo se busca amplificar las voces de mujeres y diversidades en los pro-
cesos vinculados a la gestión del riesgo, considerando las cuestiones que las afec-
tan y reconociendo sus experiencias comunitarias y de gestión.
Esta guía pretende ser un aporte para la construcción de políticas más igualitarias,
en la que se comparten conocimientos, experiencias y herramientas. Invitamos a
las y los integrantes del SINAGIR a que adopten las iniciativas propuestas en sus
respectivos ámbitos, las cuales contarán con el acompañamiento del Ministerio de
Seguridad de la Nación para su instrumentación.

Dra. Silvia La Ruffa


Secretaria de Articulación Federal de la Seguridad
Ministerio de Seguridad

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

El Ministerio de Seguridad trabaja desde hace más de una década en la incorpora-


ción de la perspectiva de género y diversidad en sus políticas públicas y en la labor
de las Fuerzas Federales de Seguridad. En esta línea se presenta la Guía para la
Incorporación de la Perspectiva de Género y Diversidad en la Gestión Integral del
Riesgo de Desastres, dirigida a organismos gubernamentales y organizaciones de
la sociedad civil que integran el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Ries-
go y la Protección Civil (SINAGIR).
Los desastres impactan de modo diferenciado a los distintos grupos de una comu-
nidad, atendiendo a las diversas condiciones de vulnerabilidad que los atraviesan,
al mismo tiempo que profundizan dichas condiciones de vulnerabilidad. Atendien-
do al contexto y la relación generizada histórica y jerárquica de nuestra sociedad,
es un hecho que las emergencias y desastres aumentan de manera significativa
los niveles de vulnerabilidad de las mujeres, adolescentes y niños/as y personas
LGBTIQ+, colocándolas en situaciones de alto riesgo y exposición frente a fenó-
menos como la violencia por motivos de género, la explotación sexual, la trata y el
tráfico de personas.
Dicho esto, la Guía postula una herramienta de gestión general que permita la toma
de decisiones con adecuación a los diferentes contextos, para garantizar derechos
y lograr mayor efectividad en las políticas públicas de gestión integral del riesgo
de desastre que se desarrollen. Las acciones y respuestas no serán uniformes ya
que los riesgos no son los mismos, ni afectan a todas las personas por igual; así
como es necesario pensar lineamientos tanto para la gestión del riesgo previo a la
ocurrencia del desastre como durante la emergencia y en la etapa de respuesta.
Se presenta entonces esta Guía como un avance significativo en las políticas refe-
ridas a la temática, con miras a una reflexión continua que permita mejorar y pro-
fundizar las acciones llevadas adelante por el Estado en esta materia y garantizar
acabadamente los derechos de todas las personas afectadas en un desastre.

Lic. Zaida Gatti


Directora Nacional de Políticas de Género
Ministerio de Seguridad

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

1
INTRODUCCIÓN

Esta guía tiene por finalidad brindar recomendaciones para el abordaje de la ges-
tión integral del riesgo de desastres (GIRD) con perspectiva de género y diversi-
dad. Tiene por objetivo principal la incorporación de este enfoque en las acciones,
procedimientos y proyectos vinculados a la prevención, mitigación, preparación,
respuesta y recuperación ante situaciones de emergencias y desastres, contribu-
yendo a la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas.
Este material tiene como propósito revisar las prácticas institucionales y generar
un marco conceptual compartido para las y los actores que intervienen en la ges-
tión integral del riesgo desde la perspectiva de género y diversidad. Se propone
traducir las normativas, recomendaciones y aprendizajes alcanzados a nivel inter-
nacional en orientaciones prácticas, adaptadas a la realidad local de la Argentina.
Al mismo tiempo, pretende ser una invitación a la reflexión continua sobre esta
cuestión. Un punto de partida para enriquecer un debate que resulta preciso que
las instituciones dedicadas a la gestión del riesgo puedan apropiarse.

Parte de una premisa fundamental, que se analizará a lo


largo de este trabajo: las desigualdades de género aumentan
el impacto de los desastres y los desastres aumentan las
desigualdades de género.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Este documento realiza un recorrido por los principales aspectos críticos en los
que la perspectiva de género y diversidad interpela las prácticas institucionales
en materia de gestión del riesgo y protección civil. Cada uno de los puntos que se
abordan pretenden ser disparadores para la reflexión, y herramientas concretas
para la intervención, con el objeto de mejorar la prevención, la mitigación, la pre-
paración, la respuesta y la recuperación frente a las situaciones de emergencia y
desastres.
El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, adopta-
do en la tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas celebrada en Sendai
(Japón) el 18 de marzo de 2015, insta a nivel internacional a incorporar las consi-
deraciones de género en la reducción del riesgo de desastres y la preparación para
situaciones de emergencia. En el plano nacional, se sancionó la Ley N° 27.287 en
2016 mediante la cual se crea el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Ries-
go de Desastres y la Protección Civil (SINAGIR), que tiene entre sus funciones velar
por el respeto a la equidad de género.
Esta guía se propone como una herramienta para facilitar y agilizar la adecuación y
generación de nuevos procedimientos y pautas de actuación, desde un enfoque de
derechos humanos, tomando en cuenta la realidad que viven en los procesos so-
ciales de configuración del riesgo mujeres y personas LGBTIQ+ (Lesbianas, Gays,
Bisexual, Trans, Travestis y Transgénero, Intersex, Queer, más las identidades no
heteronormativas). Se busca potenciar una participación igualitaria, que fortalezca
su liderazgo en las instituciones en las que participan y en sus comunidades, te-
niendo en cuenta sus necesidades específicas y diferenciadas.
¿A quién está dirigido este material? Está destinado a los organismos guberna-
mentales y organizaciones de la sociedad civil que integran el Sistema Nacional
para la Gestión Integral del Riesgo y la Protección Civil (SINAGIR), que desde diver-
sas instancias y con diferentes responsabilidades participan en la gestión integral
de riesgo de desastres.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

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¿POR QUÉ LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL
DE RIESGOS DE DESASTRES?

Ya para 2010 las estimaciones a nivel mundial señalaban que las mujeres y las
niñas son 14 veces más propensas que los varones a morir durante un desastre
(PNUD, 2010). Los desastres y su impacto posterior afectan más a las mujeres y
personas LGBTIQ+.
Todas las personas pueden estar igualmente expuestas a un peligro, pero las muje-
res y diversidades tienen mayores niveles de vulnerabilidad -construidos- y menor
acceso a los recursos que los varones y, por tanto, desarrollan diferentes habilida-
des para afrontarlos.

En un marco de desigualdad estructural, las mujeres y


personas LGBTIQ+ son más vulnerables frente a la ocurrencia
de desastres. Sin embargo, así como los desastres no son
naturales, esas vulnerabilidades tampoco son naturales.

Mujeres

14 veces
más propensas
que los varones a morir
durante un desastre

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

¿Por qué se afirma que los desastres y las vulnerabilidades que afectan a las mu-
jeres y personas LGBTIQ+ no son naturales? A continuación, se definirán dos con-
ceptos incorporados a la GIRD: el género y la perspectiva de género y diversidad.
Entonces, ¿a qué se refiere la categoría de género? Se refiere a aquellas caracte-
rísticas de los varones y de las mujeres que están construidas socialmente, en
contraste con aquellas que están biológicamente determinadas. Esto implica que
el género resulta una categoría distinta de la de sexo; en tanto construcción social
designa los aspectos psicológicos, sociales y culturales que devienen en lo feme-
nino y lo masculino y que se incorporan a través de la socialización. Por tratarse de
una construcción social y cultural, el género porta un carácter histórico, los conte-
nidos de la denominada identidad de género se transforman a través del tiempo y
pueden variar en diferentes contextos culturales.
El siguiente interrogante que se propone responder esta guía es ¿qué es la perspec-
tiva de género y diversidad? Esta perspectiva permite develar que las personas se
encuentran inmersas en un orden de género, en un sistema de creencias que asig-
na roles, atributos y comportamientos diferenciados a varones y mujeres sobre la
base de la diferencia sexual.
Todas las personas nacen con determinadas características biológicas, desde las
cuales se asigna de manera binaria el género femenino o masculino. Esta división
entre varón y mujer establece una categorización que se presenta como biológica
y, por lo tanto, es asumida como natural, cuando en términos reales se trata de una
clasificación sociocultural.
En este sentido, el género no se refiere sólo a las mujeres y personas LGBTIQ+, sino
a una relación social.

En las sociedades contemporáneas, las relaciones de género


conllevan una jerarquización, una distribución desigual del
poder que pondera lo masculino por sobre lo femenino y se
encuentra en la base de las desigualdades que afectan a las
mujeres y disidencias (SALVADOR, Valeria y TEPER, Dana, 2019).

Más aún, las condiciones históricas de desigualdad, al encontrarse naturalizadas,


muchas veces resultan difíciles de percibir.
Se sostiene aquí que la distribución sexual del trabajo, los roles, los estereotipos de
género, condicionan la forma en que varones y mujeres se posicionan con relación
a la gestión del riesgo de desastres. El hecho de que la mayor parte de las activi-
dades asumidas por las mujeres se desarrollan principalmente en el hogar (esfe-
ra privada) y en su entorno comunitario (tareas de cuidado, trabajo comunitario,
actividades productivas en el hogar), con frecuencia las deja en una situación de

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

mayor exposición frente a desastres o acontecimientos ambientales, como inun-


daciones o deslizamientos, ya que es más probable que las encuentre en sus ca-
sas y tengan mayores dificultades para la evacuación al estar a cargo del cuidado
de otras personas.
En el reciente terremoto de México (2017), los datos muestran nuevamente un
enorme desequilibrio de género. En virtud de los acontecimientos, debido al día y
la hora en que tuvo lugar el desastre, se relevó que había muchas más mujeres que
varones en el interior de sus hogares, muchas de ellas a cargo de personas depen-
dientes, que no pudieron salir de los edificios a tiempo (FERNÁNDEZ SAAVEDRA,
Ana Gabriela y DEMA MORENO, Sandra, 2018).
Por otro lado, los límites que presenta la geografía del hogar pueden actuar tam-
bién como fronteras para tomar conocimiento y anticipar dinámicas incipientes
frente a desastres.
Los denominados mandatos de género se cristalizan también en la constitución de
la subjetividad masculina. Imposiciones tales como la audacia o el heroísmo, suelen
incidir en una menor percepción del riesgo por parte de los varones y conducirlos a
exponer sus vidas para rescatar víctimas o proteger los bienes (UNDRR, 2015).
A su vez, resulta imperante la comprensión de que estas relaciones intersectan
con—y están mediadas por—relaciones de clase, edad y etnia, creando una multi-
plicidad de realidades identitarias que deben ser consideradas en los instrumentos
de política y gestión de riesgo de desastre (PNUD, 2010). Esto significa que las con-
diciones sociales, económicas, culturales, entre otras, son factores determinantes
de los escenarios de riesgo de cada comunidad.

2.1. Los desastres no son naturales

En primer lugar, se intenta responder la pregunta acerca de qué es la gestión


del riesgo de desastres; de dónde surge esta idea y por qué los desastres no
son naturales.
A principios de la década de los ´90, tuvo lugar la apertura y el impulso a una agenda
humanitaria internacional, potenciada por el desarrollo e innovación tecnológica.
Asimismo, se produjo a un cambio significativo en el abordaje conceptual de los
desastres. Se consolidó un paradigma que desestimó el enfoque emergencista, li-
mitado al manejo de la respuesta frente a un desastre, para centrarse en la gestión
del riesgo, que implica priorizar la previsión, la capacidad de resiliencia y el control
de los factores desencadenantes de este tipo de eventos, así como la recuperación
posterior de la comunidad afectada.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

La noción fundamental del paradigma de gestión integral del


riesgo es que los desastres son fenómenos inherentemente
sociales y que estos se fundan en los sistemas y las estructuras
sociales (QUARANTELLI, Enrico y PERRY, Ronald, 2005).

Ahora bien, como se verá seguidamente, el concepto de desastre se complementa


con el de riesgo. De acuerdo al Artículo 2, inciso d de la Ley N° 27.287, se entien-
de por desastre “la interacción entre una amenaza y una población vulnerable que,
por su magnitud, crea una interrupción en el funcionamiento de una sociedad y/o
sistema a partir de una desproporción entre los medios necesarios para superarla y
aquellos medios a disposición de la comunidad afectada”.
Para constituir la ecuación sobre el riesgo, que representa la probabilidad de que
suceda un desastre, deben combinarse inicialmente dos condiciones dentro de
las comunidades: la amenaza o peligro y una población vulnerable con limitadas
capacidades para responder y recuperarse.
Esto, sin embargo, no agota la definición de riesgo. Además de la amenaza, el grado de
exposición y las vulnerabilidades, deben considerarse las capacidades de una comuni-
dad. De esta forma, el riesgo puede incrementarse o disminuir en función de la capaci-
dad institucional, comunitaria, grupal o individual de enfrentar y actuar ante los eventos
adversos, o mitigar o anular las causas que lo generan. (VILLALBA Carlos, 2022).

Estos factores se presentan como dinámicos, cambiantes, e interdependientes y


su coincidencia espacial y temporal determina la existencia del riesgo de desas-
tres en un territorio. (CHIROQUE Henry, 2022).
Cada uno de estos aspectos requiere pensar al riesgo en función de las desigual-
dades preexistentes, ya que se trata de una de las principales causas de vulnera-
bilidad para las personas, entre las que se pretende destacar las desigualdades
de género, dado que estas asimetrías modifican la exposición y vulnerabilidades
frente al riesgo, así como las capacidades de responder al mismo.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

2.2. Los desastres afectan de manera diferenciada a


mujeres y diversidades

Como se ha enfatizado desde los estudios sobre desastres, las amenazas no son
experimentadas de igual forma por todas las personas. Los desastres impactan
de modo diferenciado a los distintos grupos de una comunidad, atendiendo a las
diversas condiciones de vulnerabilidad que los atraviesan. Estos eventos inciden
de manera diferente a nivel sanitario, social, ambiental, económico, educativo y
cultural.
En particular, las desigualdades de género han sido un foco clave de análisis por
más de veinte años (NEUMAYER Eric, PLUMPER Thomas, QUARANTELLI Enrico y
SMITH Oliver, 2007). En el ámbito de los desastres el primer paso fue visibilizar el
impacto diferenciado en las mujeres por sobre los varones e incorporar esta cues-
tión dentro de la Reducción del Riesgo de Desastres.

Aquella investigación encontró que, a partir del estudio de 141


países, en términos comparativos el número de muertes de
mujeres resulta superior al de varones, y que esta disparidad
además está fuertemente vinculada al estatus socioeconómico
desigual de las mujeres.

En el mismo sentido, la Organización de las Naciones Unidas, a través de sus re-


portes anuales, analiza y describe cómo las mujeres y los varones experimentan,
perciben e identifican los riesgos de manera diferente, encontrando allí un elemen-
to sustantivo de análisis.
Asimismo, las emergencias y desastres aumentan de manera significativa los ni-
veles de vulnerabilidad de las mujeres, adolescentes y niños/as y diversidades,
colocándolas en situaciones de alto riesgo y exposición frente a fenómenos como
la violencia por motivos de género, la explotación sexual, la trata y el tráfico de
personas.
Sin embargo, es importante destacar que aún son escasos los estudios de inves-
tigación que permitan arribar a conclusiones sobre los impactos diferenciados y
específicos sobre las diversidades.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

2.3. Las causas que generan vulnerabilidad: ¿qué es la


interseccionalidad?

La población de mujeres y personas LGBTIQ+ está en especial situación de riesgo


ante desastres en términos multicausales, por atravesamientos sociales, económi-
cos y culturales.
Esta vulnerabilidad por género intersecta con otros factores, tales como etnicidad,
edad, condición de discapacidad, condición diferencial de un hábitat rural o urba-
no, acceso a la educación o a los mecanismos de protección social, todos ellos
influyen considerablemente en sus conocimientos y capacidades para prepararse
y responder ante el riesgo de desastres.
La noción de interseccionalidad fue acuñada inicialmente por Kimberle Crenshaw
en 1989, en una búsqueda por comprender y abordar la posición única de opresión
de las mujeres negras. Según Naciones Unidas, la interseccionalidad es una cate-
goría de análisis para referir los componentes que confluyen en un mismo caso,
multiplicando las desventajas y discriminaciones. Este enfoque permite contem-
plar los problemas desde una perspectiva integral, evitando simplificar las conclu-
siones y, por lo tanto, el abordaje de dicha realidad.
Entonces, con la noción de interseccionalidad es posible comprender y atender que
los factores de vulnerabilidad pueden coexistir en una misma persona, lo que la acer-
ca a mayores índices de exposición al riesgo de desastre. A modo de ejemplo, una
mujer puede ser adulta mayor, provenir de una etnia indígena, tener una discapaci-
dad o vivir en una situación de pobreza y así encontrar potenciada su vulnerabilidad.

Discapacidad Género

Edad Situación
económica

VULNERABILIDAD
Religión Orientación
sexual

Etnia Nacionalidad

Las desigualdades de género se construyen de forma interconectada con otros


determinantes de desigualdad. Esto implica, para las políticas de gestión integral
de riesgos de desastres, atender de manera específica y diferenciada las caracte-
rísticas de los distintos grupos de población, y en particular asumir el género como
una categoría heterogénea.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

A MODO DE SÍNTESIS

La gestión del riesgo de desastres sin perspectiva de género deviene parcial,


incompleta, deficiente, y tributa a la amplificación de riesgos. Es decir, sin pers-
pectiva de género y sin la efectiva gestión del riesgo, después del desastre, se
duplica el riesgo (HILLIER Debbie, 2018) ya que se potencian las desigualdades
y profundizan las vulnerabilidades.
La perspectiva de género permite interpelar las desigualdades entre varones y
mujeres y diversidades, en tanto construcciones sociales. Al mismo tiempo ex-
pone el rol transformador que tienen las instituciones públicas para revertirlas.
El no reconocimiento de las desigualdades existentes en una sociedad puede
desembocar en una profundización de las mismas.
La incorporación de este enfoque permite construir metodologías de interven-
ción que reduzcan los riesgos y minimicen su impacto, fortaleciendo de este
modo las políticas públicas de gestión integral del riesgo.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

3
PROCESO DE GESTIÓN INTEGRAL DE
RIESGO DE DESASTRES

3.1. Riesgo y desastres

El desastre es algo visible, que ocurrió, cuantificable en sus consecuencias y sobre


el cual se interviene una vez acontecido. Mientras que el riesgo es algo latente, y
por lo tanto, se pueden identificar y actuar sobre sus causas y disminuir o eliminar
sus consecuencias.
El riesgo de desastre representa una probabilidad de daños y pérdidas en el futuro,
por lo que su materialización en desastre puede ser anticipada con acciones de
prevención, mitigación y preparación. Bajo este lineamiento se inscriben las nor-
mativas e instrumentos de diverso alcance vigentes, como el Marco de Sendai, la
Ley N° 27.287 y el Plan Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres.

De allí la pregunta acerca de cómo trabajar anticipadamente en


estas acciones, y de esta manera hacer foco en la reducción
del riesgo a partir de la modificación y/o eliminación de
los factores sociales que estimulan la construcción de
vulnerabilidades dentro de la sociedad desde la perspectiva
de género y diversidad, advirtiendo los modos en que se
estructuran las desigualdades de género.

La Ley N° 27.287 define a la gestión integral del riesgo como un proceso continuo,
multidimensional, interministerial y sistémico de formulación, adopción e imple-
mentación de políticas, estrategias, planificación, organización, dirección, ejecu-
ción y control, prácticas y acciones orientadas a reducir el riesgo de desastres y

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

sus efectos, así como también las consecuencias de las actividades relacionadas
con el manejo de las emergencias y/o desastres. Comprende acciones de mitiga-
ción, gestión de la emergencia y recuperación.
Para este trabajo se toma además la noción de Gestión Integral del Riesgo enten-
dida como el proceso planificado, concertado, participativo e integral de reducción
de las condiciones de riesgo de desastres de una comunidad, una región o un país.
Implica la complementariedad de capacidades y recursos locales, regionales y na-
cionales y está íntimamente ligada a la búsqueda del desarrollo sostenible. Es el
conjunto de decisiones administrativas, de organización y conocimientos opera-
cionales para implementar políticas y estrategias con el fin de reducir el impacto
de amenazas naturales y desastres ambientales y tecnológicos (CHUQUISENGO
Orlando, 2011).

La Gestión de Riesgo de Desastres puede ser:


y Prospectiva: Implica abordar medidas y acciones en la planificación del desa-
rrollo para evitar que se generen nuevas condiciones de riesgo.
y Correctiva: Refiere a la adopción de medidas y acciones de manera anticipada
para reducir los riesgos ya existentes.
y Reactiva: Implica la preparación y ejecución de respuestas a emergencias.

Desde el enfoque de GIRD se analiza el riesgo como el resultado de la conjunción


entre la presencia de la amenaza, el grado de vulnerabilidad y la capacidad de res-
puesta y adaptación de una población expuesta a una amenaza.

3.2. Estrategias de intervención

En las últimas décadas han surgido varias iniciativas en pos de pensar, diseñar e
implementar políticas de Gestión Integral de Riesgo de Desastre con perspectiva
de género y diversidad. Este trabajo se propone como una guía práctica para incor-
porar los conceptos desarrollados previamente en recomendaciones de medidas
y acciones concretas para fortalecer y optimizar la política de GIRD desde este
enfoque.
El propósito es presentar una herramienta de gestión que permita la toma de de-
cisiones con adecuación a los diferentes contextos, para garantizar derechos y
lograr mayor efectividad en las políticas públicas de GIRD que se desarrollen.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Las acciones y respuestas no serán uniformes ya que los riesgos no son los mis-
mos, ni afectan a todas las personas por igual. Por ello se postula un marco gene-
ral desde el cual adquirir herramientas prácticas para la gestión de reducción de
riesgos de desastres a nivel local.

Para la concreción de políticas integrales para la prevención


del riesgo y la respuesta ante desastres, es fundamental
considerar los recursos disponibles, las capacidades de
gestión y las posibilidades de alianzas estratégicas con las
organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil y el
sector privado.

La presente guía habilita la comprensión de la complejidad de los procesos de


la gestión del riesgo, desde una perspectiva comunitaria, participativa, territorial,
pero fundamentalmente con una perspectiva de derechos que advierta las impli-
cancias de género.
Antes de avanzar, resulta clave plantear dos aspectos a considerar en el diseño de
políticas de reducción de riesgos de desastres con perspectiva de género y diversi-
dad. En primer lugar, es un imperativo no perpetuar ni reforzar roles o estereotipos
de género, ya que eso podría aumentar la vulnerabilidad de las mujeres en contex-
tos de desastres (BRADSHAW Sarah, 2013).
Complementariamente, las propuestas desarrolladas no deben considerar única-
mente el aspecto binario de las relaciones sexo-género, en tanto esta mirada no
reconoce realidades de personas transexuales, no binarias o intersexuales.

Para darle practicidad a la propuesta, se agrupan las acciones en dos momentos,


que se desarrollarán en los siguientes apartados:
• Previo a la ocurrencia del desastre.
• Durante la emergencia y en la etapa de respuesta.

De todas formas, es importante destacar que las acciones planteadas en esta guía
resultan de utilidad a lo largo de todo el proceso de la gestión integral del riesgo de
desastre. Eso se traduce en que para la etapa pos desastre, también pueden ser
activadas para desarrollar y fortalecer la resiliencia de la comunidad afectada.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

4
PREVIO AL DESASTRE:
CÓMO REDUCIMOS LOS RIESGOS
CON PERSPECTIVA DE GÉNERO
Y DIVERSIDAD

En el presente apartado se desarrollarán propuestas de acción para la prevención


y mitigación de los riesgos de desastres.

Propuestas
de acción

4.1. Diseñar y actualizar programas de capacitación

No existe una efectiva gestión del riesgo sin la formación de las personas que in-
tegran las instituciones involucradas en la GIRD, y en especial, de aquellas que to-
man decisiones. Por ello es fundamental la promoción continua de la capacitación,
para incorporar conceptos, normativas y herramientas metodológicas. Y al mismo
tiempo resulta clave comprender que el impacto de las emergencias y desastres
no se cristaliza de manera homogénea en la sociedad, ya que existen factores que
condicionan las capacidades para prepararse y responder frente a ellas.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Esta acción apunta a entender el riesgo y fortalecer la gobernanza del riesgo de


desastres, tal como propone el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de
Desastres 2015-2030 y lo materializa el Plan Nacional para la Reducción del Ries-
go de Desastres de la Argentina.
Otro elemento sustantivo se encuentra en la inclusión en los programas de capa-
citación de contenidos vinculados a los principios de la comunicación de riesgos
y herramientas para la comunicación eficaz. Esto especialmente destinado a los
equipos de comunicación a nivel local y, de ser posible, a otros actores estratégi-
cos como líderes comunitarios, asociaciones de mujeres, de jóvenes, autoridades
municipales, personal de salud, y otros.
Se encuentra a disposición bibliografía en la serie de Manuales #GIRD. En ella se
recorren diversos tópicos en relación a la Gestión Integral del Riesgo: participación
comunitaria, resiliencia urbana, mapeo de riesgos, género avances normativos y
respuesta frente a desastres.

MANUAL #GIRD 1 MANUAL #GIRD 2 MANUAL #GIRD 13 MANUAL #GIRD 4


GESTIÓN INTEGRAL DE NORMATIVA DE HACIA UNA GESTIÓN MAPEO COMUNITARIO
RIESGOS DE DESASTRES LA GESTIÓN INTEGRAL INTEGRAL DEL RIESGO DE GESTIÓN DE RIESGOS
DE RIESGO DE DESASTRES CON PERSPECTIVA
DE GÉNERO

MANUAL #GIRD 5 MANUAL #GIRD 6 MANUAL #GIRD 7


RESILIENCIA URBANA PARTICIPACIÓN DE PLANIFICACIÓN, PREPARACIÓN
Y PLANIFICACIÓN DEL LA COMUNIDAD Y RESPUESTA A EMERGENCIAS.
DESARROLLO LOCAL Y ORGANIZACIÓN SISTEMAS DE GESTIÓN PARA
DEL VOLUNTARIADO LAS ORGANIZACIONES

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

NORMATIVA E INSTRUMENTOS
INTERNACIONALES Y REGIONALES:

Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación sobre la


mujer.
Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra
la mujer de la Convención de Belem Do Para.
Principios de Yogyakarta sobre la aplicación de la legislación internacional de dere-
chos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género.
Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030.

NORMATIVA NACIONAL:

Ley N° 26.150 Programa Nacional de Educación Sexual Integral.


Ley N° 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
Ley N° 26.743 de Derecho a la Identidad de Género de las Personas.
Ley N° 26.842 de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus
Víctimas.
Ley N° 27.287 del Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo y Protección
Civil.
Ley N° 27.499 Micaela de Capacitación Obligatoria en Género para todas las personas
que integran los tres poderes del Estado.

Ley N° 27.610 de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

4.2. Registrar información en bases de datos desagregadas

Es sabido en términos de planificación estratégica que lo que no se mide, no cuenta.


De los informes anuales de ONU Mujeres, se advierte que la carencia de datos su-
ficientes desagregados continúa siendo una barrera para comprender impactos di-
ferenciados y formular políticas y programas de reducción de riesgos de desastres
más inclusivos y con enfoque de género. De acuerdo con el sistema en línea para
el monitoreo y reporte nacional, el Monitor del Marco de Sendai a nivel mundial, de
los 149 países actualmente reflejados en proceso de monitorear y reportar a través
del SFM, únicamente 44 de ellos (30%) incluyen datos desagregados por sexo.
Como ya se analizara, el impacto diferenciado de los desastres en varones y mu-
jeres, así como las desigualdades que todavía afectan a las mujeres y niñas en
las sociedades contemporáneas, contribuyen a que las vulnerabilidades se sigan
construyendo de forma diferenciada.
Como se advirtiera con anterioridad, en el estudio de Eric Neumayer y Thomas
Plumper se observó que en sociedades donde mujeres y varones gozan de igual-
dad de derechos, no primaron diferencias significativas en el número de muertes
de acuerdo al género. Los roles de género tienen un impacto significativo en las
tasas de muerte y lesiones de varones y mujeres, de acuerdo a su nivel de acceso
a derechos económicos y sociales.
Las condiciones limitantes que mujeres y niñas enfrentan como, por ejemplo, la
baja participación en la toma de decisiones familiares y comunitarias, el limita-
do acceso al manejo de las finanzas familiares y a los servicios de bancarización
y crédito, o el deficiente acceso a la asistencia sanitaria o a la educación, entre
otros, se acentúan en la ruralidad, limitando aún más la capacidad de preparación
y respuesta de las mujeres y niñas rurales a los eventos de desastre (ONU Mujeres,
UNDRR, 2022).

La importancia de contar con estadísticas desagregadas con


perspectiva de género contribuirá a la integración de esta mirada
en los procesos de gestión integral del riesgo de desastres y
a la mejora de las intervenciones. Se busca así comprender
acabadamente la situación de las poblaciones expuestas a una
amenaza y atender de manera más específica las necesidades
y prioridades de los grupos vulnerables afectados.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Para ello, se sugiere el registro de los siguientes datos que permitirán una caracte-
rización de la población: sexo – género, edad, discapacidad, acceso a la vivienda,
mujeres jefas de hogar, estudios alcanzados, comunidades originarias. También se
recomienda contar con información sobre las organizaciones de mujeres y ONGs
locales, así como la infraestructura de cuidados existente.
De ser posible, otro aspecto a considerar es el acceso a las tecnologías, se ha
relevado que las mujeres tienen menor acceso y capacidades para comunicarse
a través de teléfonos móviles. En contextos de emergencia, resulta vital el acceso
a la información y comunicación que puede obtenerse en tiempo real mediante el
uso de estos dispositivos.
Esta base de datos desagregada facilitará la construcción de un diagnóstico parti-
cipativo a nivel local y provincial.
Finalmente, en su confección es preciso dar participación a las organizaciones ci-
viles en territorio, ya que son portadoras de conocimiento específico sobre cuáles
son las problemáticas particulares.

4.3. Construir alianzas con organizaciones

Construir alianzas con organizaciones de la sociedad civil y otros actores del sec-
tor privado involucradas en la GIRD, entre ellos los medios de comunicación. Para
ello se torna un elemento crucial identificar en primer lugar si hay organizaciones
no gubernamentales en territorio, con el fin de generar acciones transversales que
transformen y generen un cambio cultural.

A nivel municipal, la realización de talleres para difundir la experiencia local en la


gestión de reducción de riesgos de desastres aporta al impacto esperado. De re-
levarse ONGs de mujeres y diversidades con trabajo en territorio, es vital propiciar
estas iniciativas en colaboración con ellas. Entre los temas a difundir, resultan sig-
nificativos los siguientes:
• Perspectiva medio ambiental
• Género y diversidad
• Amenazas de la región
• Recomendaciones a tener en cuenta en caso de una emergencia

25
GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

También resulta propicio informar sobre las competencias de los organismos gu-
bernamentales que trabajan en el territorio.
Esto busca generar una estrategia articulada entre todos los sectores que integran
la GIRD con implicaciones multidisciplinarias e intersectoriales de todas las instan-
cias de la sociedad.
Del mismo modo, y en colaboración con las instituciones académicas (públicas y
privadas), es recomendable promover iniciativas para incorporar materias optati-
vas dentro de los planes académicos y actividades de extensión, vinculadas a los
temas señalados.
Con relación a los medios de comunicación locales, deviene oportuno trabajar en
conjunto para construir capacidades mediante el establecimiento de una estrate-
gia y planes para la comunicación de riesgo e información durante la emergencia.

4.4. Potenciar la participación y liderazgo en la toma de


decisiones

Construir una respuesta integral a emergencias y desastres significa también ase-


gurar que sean escuchadas las voces, las experiencias y los liderazgos de todas
las poblaciones afectadas. Esto, como en cualquier otro ámbito, implica compartir
la toma de decisiones y, muy especialmente, reconocer el liderazgo de las mujeres
y diversidades y sus organizaciones para incluirlas como parte activa en la formu-
lación y aplicación de medidas en todas las fases de los desastres y emergencias,
incluyendo las iniciativas de recuperación.

Por ello, resulta fundamental fortalecer y aumentar su autoconfianza y autonomía


para manejar recursos en condiciones más igualitarias con los varones, para gene-
rar cambios en las creencias, valores y actitudes moldeadas por el género. A modo
ilustrativo, se verá más adelante, cómo la intervención de las mujeres deviene fun-
damental en el diseño de sistemas de alerta temprana efectivos.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

El involucramiento comunitario ha sido abordado en diversos trabajos que, entre


otras cuestiones, refieren que es más probable que las mujeres se ofrezcan como
voluntarias y que estén dispuestas a recibir entrenamiento para los programas so-
bre el manejo de las emergencias en sus comunidades (NEHNEVAJSA Jiri, 1989).
Otro hallazgo al respecto encontró que son más mujeres que varones fungiendo
como líderes e integrando organizaciones de base que trabajan en cuestiones de de-
sastres comunitarios (NEAL David y PHILLIPS Brenda, 1990). Las mujeres se vuelven
muy activas en estos grupos a través de las denominadas redes de amigas y debido
a que los desastres representan una amenaza a sus hogares y a la comunidad.
Sin embargo, su participación es vista como una extensión de su rol doméstico
asignado y responsabilidad tradicionales. Las mujeres no siempre son percibidas
como actores legítimas (HOTHERGILL Alice, 2000) o se minimiza su trabajo.

En Argentina el abordaje territorial evidencia que las mujeres


de los sectores populares ejercen un liderazgo comunitario,
legitimado en la diversidad de actividades voluntarias que
realizan por el bienestar de sus vecinos y vecinas, y en muchos
casos, además, integran organizaciones de mujeres. Estas
líderes y organizaciones tienen el potencial de jugar un rol
crucial en las respuestas a la emergencia y desastres, poseen
información, experiencia, redes y recursos que son vitales
para aumentar la resiliencia de sus comunidades.

En organizaciones para la preparación de las emergencias, las mujeres están me-


nos representadas. Están marcadamente ausentes de las posiciones de toma de
decisiones, de los roles de liderazgo, y de los niveles más altos del área de manejo
de emergencias. Esto se observa en la composiciónde las Protecciones Civiles en
el territorio argentino que están a cargo, en su mayoría, por varones.
La falta de participación de las mujeres en los lugares de toma de decisiones im-
plica que queden por fuera del circuito de prevención del riesgo y que sus necesi-
dades específicas no sean tenidas en cuenta para su abordaje.

4.5. Elaborar mapas comunitarios de gestión del riesgo

El mapa comunitario de gestión de riesgos es la representación gráfica de un determi-


nado territorio o área geográfica, barrio o sector. Se construye con los miembros de la
comunidad, partiendo de las bases de datos que fueran ya mencionadas anteriormente.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Los procesos participativos de organización colectiva en territorio con perspectiva


de género y diversidad resultan fundamentales al momento de construir mapas de
riesgo. En América Latina se encuentra la mayor concentración de personas en zo-
nas urbano marginales y también rurales, en tal sentido se torna imperativo brindar
acceso a la participación de esos sectores.

Es importante tener en cuenta:


• Los actores y sus responsabilidades para con la comunidad.
• Las amenazas (a modo de ejemplo: inundaciones, deslizamientos, sismos, in-
cendios, explosiones, derrame de sustancias peligrosas).
• Las vulnerabilidades a las que se encuentra expuesto un territorio (grupos po-
blacionales, condiciones de las viviendas, servicios públicos, vías de acceso,
medios de transporte, formas de comercio, etc.) y que pueden ser afectadas por
las amenazas.
• La caracterización de los niveles de riesgo que presenta la comunidad (combi-
nación entre amenaza y vulnerabilidad).
• Los recursos y capacidades de la comunidad para afrontar y organizar la prepa-
ración, mitigación y atención frente a las situaciones de riesgo.

Esta herramienta resulta fundamental ya que promueve el sentido de pertenencia


para la toma de decisiones y autonomía para la creación y transformación de la
realidad de la comunidad con medidas de prevención, mitigación y atención frente
a desastres. Se ha demostrado que esta acción permite mejorar las condiciones
de vida de la comunidad, fortaleciendo sus capacidades locales de preparación y
respuesta frente a desastres.

4.6. Desarrollar sistemas de alerta temprana locales

La Ley N° 27.287 define el sistema de alerta temprana como el mecanismo o he-


rramienta de provisión y difusión de información oportuna y eficaz previa a la ma-
nifestación de una amenaza, a cargo de instituciones responsables identificadas,
que permite la toma de decisiones y así la mitigación del riesgo existente.
En todas las acciones que han sido presentadas aquí se trabaja bajo la premisa de
transversalidad de las instituciones para fortalecer los niveles de gobierno, locales
y comunitarios, dotándolos de capacidad para analizar las condiciones de riesgo
de desastre y para diseñar, negociar e implementar soluciones flexibles y viables

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

de acuerdo a cada lugar. Esto es lo que constituye un sistema de alerta temprana


efectivo: conocimiento del riesgo, análisis de la amenaza, comunicación y difusión
de alertas y capacidad de respuesta.
Son las comunidades las que padecen las consecuencias de una amenaza y las
que responden en primera instancia. Por ello es preciso fomentar lazos comunita-
rios que se aparten de las estructuras jerárquicas de la desigualdad social y que,
por lo tanto, puedan funcionar como potenciadores de la organización frente al
riesgo (MADDIO Agustina, 2022).
Debido a los roles asumidos en relación con el cuidado de los hijos/as menores y/o
adultos/as dependientes, las mujeres suelen desarrollar la mayoría de sus actividades
cerca de o en el mismo territorio en que viven; por lo tanto, pueden tener un mayor
contacto con la comunidad e, incluso, una mayor percepción del riesgo. De allí que
puedan resultar más eficaces en la movilización de la comunidad para responder a
los desastres, en la comunicación de las alertas tempranas y en las decisiones sobre
la evacuación. Rápidamente forman grupos y redes de actores sociales que trabajan
para satisfacer las necesidades más urgentes de la comunidad (UNDRR, 2015).
Las mujeres han adquirido así habilidades comunicativas altamente desarrolladas, lo
que las convierte en figuras fundamentales para la integración de la familia, las relacio-
nes extensivas con otros familiares y con el vecindario en los contextos de emergen-
cias y desastre.

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A modo ilustrativo, en la provincia de Buenos Aires (Coronel Rosales), de acuerdo


a la información procesada por entidad de Bomberos/as Voluntarios/as (UNDRR,
2010), se pudo constatar que en situaciones de inundaciones y fuertes temporales
de lluvias, del total de llamados recibidos por el cuartel, el 80% son efectuados por
mujeres y son las primeras en accionar y organizarse efectivamente frente a la
emergencia.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Reconocer socialmente estas aptitudes, se ubica lejos de ponderar y reforzar este-


reotipos de género, reforzando roles maternales o de cuidado impuestos. Se trata
de generar reconocimiento desde una carga inversa, que reconozca en cambio sus
aptitudes y posicione a las mujeres en un lugar superador para la toma de decisio-
nes. La propuesta es que desde los ámbitos institucionales se promueva su em-
poderamiento y liderazgo comunitario, su acceso a las instancias de capacitación
para la prevención de riesgos o respuesta a desastres y su participación en los
comités de gestión en paridad con los varones, para desempeñar roles políticos
dentro de las estructuras de respuesta.
El citado caso de la provincia de Buenos Aires ayuda a comprender de manera tan-
gible la importancia de las acciones propuestas en esta guía ya que cada una de
ellas aporta para el desarrollo de la otra. Se alimentan entre sí para, en su conjunto,
lograr la GIRD con perspectiva de género.
Un caso a destacar aquí también resulta el de la comunidad de La Masica, en Hon-
duras. Durante el Huracán Mitch que se produjo en 1998 no se registraron muertes.
Según Debbie Hillier (2018), esto se logró entre otras razones por la inclusión de
mujeres en los sistemas de prevención. En este caso, las mujeres habían sido en-
trenadas y estaban a cargo del sistema de alerta temprana de la comunidad.
Del mismo modo, se destaca especialmente el rol de las mujeres indígenas y sus or-
ganizaciones en la reducción de riesgos de desastres. Su resiliencia y conocimien-
tos ancestrales en la gestión de los recursos naturales y la reducción del riesgo de
desastres pueden ser consideradas como prácticas innovadoras que contribuyan
positivamente a la economía circular, la transición ecológica y la consolidación de
energías limpias y seguras, todos factores clave para reducir el riesgo de desastres
y atender las poblaciones afectadas.

4.7. Diseñar el ordenamiento territorial

El ordenamiento territorial se constituye como un proceso político, técnico y admi-


nistrativo por medio del cual se organiza el uso y ocupación del territorio en fun-
ción de sus características físicas, sociales, económicas, culturales, político-insti-
tucionales, sus potencialidades y limitaciones, a los efectos de generar procesos
de desarrollo sostenible.
A partir de estudios realizados con el apoyo del Programa Desarrollo Rural Sos-
tenible de la Cooperación Técnica Alemana – GTZ sobre conceptos asociados a
la gestión del riesgo de desastre en la planificación e inversión para el desarrollo,
se puede arribar que las personas que habitan barrios con índices de pobreza ele-
vados, se ven expuestas a mayores riesgos frente a peligros naturales, en tanto las

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

estructuras de las viviendas precarias son construidas sin la consideración de las


perturbaciones que ellas pudieran implicar sobre los patrones naturales de drenaje
y los cursos de agua, por ejemplo.
Por otro lado, el desarrollo y ordenamiento territorial con perspectiva de género
debiera incluir en su análisis las siguientes consideraciones: las mujeres son po-
seedoras de menor cantidad de tierras y las que tienen, son de menor tamaño.
Según el dossier estadístico del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)
de la Argentina, octubre 2022, sobre el Acceso a las tierras: de las 210.644 explo-
taciones agropecuarias gestionadas por personas humanas, sólo el 20% estaban
dirigidas por mujeres productoras. La participación de las mujeres se concentra en
las explotaciones agropecuarias de menor tamaño: el 22% gestionaba espacios de
hasta 5 hectáreas, en tanto el 0.5% gestionaba aquellos de más de 10.000 hectáreas.

210.644 explotaciones agropecuarias

20 %
dirigidas por
mujeres productoras

Para ello, es fundamental propiciar los programas de financiamiento con perspec-


tiva de género, por ejemplo, impulsando normativa sobre el uso de materiales y
métodos de construcción, que sean acompañados por incentivos, capacitaciones
y opciones para que las mujeres (muchas de ellas jefas de hogar) disponga dne
sistemas constructivos accesibles y seguros, que utilicen materiales locales y tec-
nologías apropiadas y de bajo costo.
También resultan claves las iniciativas de usos productivos alternativos para aque-
llos predios considerados peligrosos, en los que es posible habilitar el uso recrea-
cional y para la agricultura, dentro de los distintos municipios. Poner a disposición
de las mujeres el diseño y elección de las propuestas para dichos terrenos, faci-
litando su acceso a capacitaciones para mejorar el manejo agrícola, el acceso a
tecnologías que permitan incrementar sus producciones y facilitando contactos
para la comercialización.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

4.8. Comunicar los riesgos

Un elemento clave también a tener en cuenta para una efectiva gestión del riesgo
con perspectiva de género y diversidad cobra espacio en la comunicación. Existen
diversas formas de comunicar el riesgo, pero son pocos los estudios científicos
que lo hacen desde este enfoque.
En primer lugar, se define aquí la comunicación del riesgo como “un proceso me-
diante el cual los actores involucrados en la reducción del riesgo de desastres,
la preparación y la resiliencia, trasmiten mensajes que les permiten comprender
los riesgos y actuar coordinadamente de forma prospectiva, correctiva y reactiva”
(Cruz Roja, 2014), ya que su objetivo primario es preservar la vida humana.
Así se entiende que la comunicación del riesgo es un recurso fundamental ya que
puede proporcionar elementos para la prevención y la actuación, legitima acciones
públicas del gobierno y de la ciudadanía, genera percepciones del riesgo acordes a
la realidad y modifica hábitos y comportamientos. (RIORDA Mario, 2022).
Del mismo modo, se destaca aquí que la comunicación de riesgo tiene, entre sus com-
ponentes esenciales, el intercambio en tiempo real de información, recomendaciones
y opiniones, entre personas expertas y/o funcionarios/as y quienes se enfrentan a una
amenaza (riesgo) para su sobrevivencia, su salud o su bienestar económico o social.
En tal sentido, una efectiva estrategia de comunicación con perspectiva de género
y diversidad es una herramienta capaz de conseguir resultados positivos en todo
el proceso de gestión del riesgo.

Para ello, resulta clave crear y fortalecer los programas de comunicación de riesgos
con perspectiva de género adaptados al contexto local tendientes a:
• Concientizar sobre los riesgos existentes en una comunidad, a fin de impulsar una
visión integral orientada a reducirlos y a disminuir las vulnerabilidades sociales.
• Generar cambios de actitudes y hábitos tendientes a incorporar la prevención
del riesgo en las culturas e identidades.
• Proteger a las comunidades vulnerables del impacto de las emergencias y desastres.

En este punto resulta importante introducir y destacar conceptos -que ya se han


mencionado- para confeccionar la estrategia de comunicación con perspectiva de
género. Uno de los elementos fundamentales es el concepto de percepción del
riesgo que una comunidad tiene sobre un posible riesgo.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Al momento de diseñar acciones y campañas de comunicación de riesgo es


indispensable tener en cuenta que la percepción es la forma en que los distintos
sectores sociales visualizan el problema del riesgo y los desastres y las condiciones
bajo las cuales se asumen como actores directos o como simple espectadores/as
(Ídem, 2022). Desde el enfoque que aquí se trabaja, el riesgo es una construcción
social y, como tal va cambiando de acuerdo con las condiciones geográficas, cul-
turales, históricas y económicas. La percepción del riesgo es entonces un proceso
social y, en sí misma, una construcción cultural (GARCÍA ACOSTA Virginia, 2005).

Las personas pueden responder a los riesgos que perciben.


Además, la manera de percibir los riesgos cambia según el género.
Por ello, desde la comunicación es posible mejorar o empeorar
la percepción del riesgo, de acuerdo a cómo se comunica.

Un elemento esencial que las instituciones de gobierno locales deben tener en


cuenta es la relevancia de los medios de comunicación social los cuales, además
de informar, muchas veces funcionan como intermediarios entre las necesidades
de la población y las instituciones que las representan. Del mismo modo, los me-
dios tienen un interés particular sobre las crisis y los desastres, las imágenes dra-
máticas convocan a las audiencias con mayor impacto que las simples declara-
ciones fácticas respecto a los hechos acaecidos. Por ello, resulta clave incluirlos
dentro de los programas de abordaje que se diseñen.

Los medios son el escenario de discursos que construyen realidad, y que poten-
cian, intensifican y organizan la circulación de los mismos. Para que los medios
de comunicación contribuyan a la GIRD, las instituciones locales tienen que:
• Relevar y sistematizar los contactos de medios existentes y que pueden atrave-
sar el escenario del desastre: base de datos de comunicación.
• Caracterizar a los medios según su público, discernir a qué audiencias están dirigidos
y conocer su programación para poder tomar una decisión oportuna sobre qué me-
dios, en particular, son los adecuados para emitir una advertencia o proporcionar una
información pública después de una emergencia. La comunicación de riesgos requie-
re de la comprensión de las percepciones de las partes interesadas, de las preocupa-
ciones y creencias, así como de sus conocimientos y prácticas. Una comunicación
de riesgos efectiva debe ser capaz de identificar y poder controlar desde un inicio, los
rumores, así como la desinformación y otros desafíos de la comunicación.
• Sistematizar las características de los medios locales según su potencialidad
estructural de energía de respaldo y otros recursos para continuar operando en
una emergencia (SCALON Joseph, 2007).

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Por otro lado, es importante identificar mecanismos y canales para la comuni-


cación con las comunidades vulnerables (tercera edad, discapacidad, infancias,
poblaciones indígenas), de modo que puedan recibir ayuda. Y en tal dirección,
elaborar mensajes y materiales en todos los idiomas y dialectos de la población
destinataria.
Otro punto a tener en cuenta, y muchas veces omitido, es el despliegue de las re-
des sociales y las nuevas plataformas de comunicación, que están transformando
la forma en la que quienes comunican las crisis llegan a la audiencia y agencias
asociadas. En tal sentido, se ha demostrado que los mensajes en situaciones de
emergencia son más efectivos cuando se presentan personalizados y generan lla-
mados a la acción ya que brindan a las personas los pasos a seguir. (RIORDA Ma-
rio, 2022).
El desafío que enfrentamos respecto a las personas individuales que utilizan las re-
des sociales para comunicar emergencias es que pueden ser amplificadores o ate-
nuadores de mensajes individuales de quienes las consumen, lo que puede poten-
ciar o empeorar los mensajes que la comunidad necesita (RIORDA Ma­rio, 2022 ).
Precisamente por ello, es importante contar con estrategias comunicativas y de di-
fusión orientadas a la prevención y el autocuidado de la población. El objetivo final
es que toda persona expuesta a un riesgo sea capaz de tomar decisiones para su
supervivencia en base a la información circulante sobre una amenaza determinada.

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GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

5
DURANTE LA EMERGENCIA:
CÓMO TRABAJAMOS EN LA RESPUESTA

En contextos de emergencias y desastres, en especial en la etapa posterior a éstos,


se agudizan las desigualdades que existían previamente. Esto incluye las diversas
formas de desigualdad entre mujeres y varones, por lo que es fundamental contra-
rrestarlas en todas las fases de las emergencias (ONU Mujeres LAC, ONU Mujeres
México, 2019). Asimismo, las personas LGBTIQ+ también están expuestas a un
mayor riesgo de discriminación, estigma y violencia sexual y física.
Todas las propuestas y acciones que se presentan a continuación son parte inte-
gral del proceso de respuesta. Para ello se han tenido en cuenta las recomenda-
ciones de las Naciones Unidas, en relación a las acciones que se deben tener en
cuenta durante la emergencia (ONU Mujeres, 2019)

5.1. Prevenir y atender las violencias

Como fuera mencionado, los desastres aumentan los niveles de vulnerabilidad de


las mujeres y diversidades, colocándolas en situaciones de alto riesgo y exposi-
ción frente a fenómenos como la violencia por motivos de género, la explotación
sexual1, la trata y el tráfico de personas. En estos contextos se incrementa de ma-
nera particular para las niñas y adolescentes el riesgo de ser víctimas de abuso
y violencia sexual, ya que muchos de los factores de protección, como escuelas,
personas cuidadoras y autoridades especializadas, ven afectadas sus funciones.

1. La Argentina es un lugar de origen, tránsito y destino de víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual
y laboral (https://www.argentina.gob.ar/trabajo/trata-de-personas/mitos-o-falsas-creencias-sobre-trata-de-personas).

35
GUÍA PARA LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD EN LA GESTIÓN INTEGRAL DEL RIESGO DE DESASTRES

Asimismo, se ha observado un significativo aumento en los niveles de violencia


contra otros grupos vulnerables como las personas discapacitadas, minorías étni-
cas y migrantes2. De igual modo, se produce un aumento del grado de violencia en
los varones, contra sí mismos, contra otros varones y contra sus parejas.
En particular, con relación a la violencia familiar o de pareja, es preciso tener en
cuenta que en muchas ocasiones no es denunciada. Atraviesa además al fenóme-
no la creencia errónea con arraigo cultural que ubica al problema como un asunto
privado y no como lo que es, un problema de raigambre social.
Las instituciones estatales como actor local encargado prevenir, atender y erra-
dicar las violencias que se producen en este ámbito, deben conocer las pautas
y procedimientos para el manejo de casos, la identificación y seguimiento de los
protocolos3 y rutas de atención y protección, y mecanismos de alerta temprana y
respuesta rápida.

De ahí que las intervenciones en situaciones de crisis deben


contemplar estrategias para prevenir y abordar las posibles
situaciones de violencia, principalmente en el caso de las
mujeres que suelen ser las más afectadas. Es necesario
reforzar los mecanismos institucionales existentes para
proteger la ruta de derivación segura, a través de actores
locales que brinden asistencia, como así también disponer
una correcta protección de datos personales4.
Es preciso que durante todo el tiempo en que se prolongue la
emergencia, esté garantizada la continuidad de la prestación
de servicios vinculados a la atención de las mujeres que
atraviesen situaciones de violencia. Se recomienda que
estos efectores sean considerados esenciales.

Para enfrentar esta realidad de forma efectiva, se deben diseñar y poner en prácti-
ca procedimientos operativos estandarizados para mujeres víctimas de violencia
de género en contexto de emergencia o desastres. Asimismo, se deberán aplicar

2. https://www.argentina.gob.ar/trabajo/trata-de-personas/mitos-o-falsas-creencias-sobre-trata-de-personas
3. Resolución Ministerio de Seguridad Nº 1167/2011 “Directivas para la Coordinación de Acciones a seguir para
la atención de personas damnificadas en delitos contra la integridad sexual”.
4. En el caso de denuncia por trata o explotación sexual/laboral, para garantizar la recolección de datos para una
óptima derivación, se utiliza una guía de indicadores básicos que configuran el delito de Trata y Explotación de
Personas que se plasma en una serie de preguntas básicas que forman parte del Manual de Procedimiento de la
línea 145. Resolución Jefatura de Gabinete de Ministros N° 1280/15 Protocolo Único de Articulación.

36
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los protocolos vigentes atendiendo las particularidades que sean de cada caso,
como ser el Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la
interrupción voluntaria y legal del embarazo, en caso de abuso sexual; el Protocolo
Único de Articulación para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y
para la Protección y Asistencia a las Víctimas.
Por otro lado, en orden complementario, se debe tener en cuenta la inclusión de
servicios médicos, psicológicos, sociales y legales para las mujeres, adolescentes
y niñas, que sean cultural y lingüísticamente apropiados, atendiendo así nueva-
mente al elemento comunicacional. Al respecto, resulta necesario advertir que en
el contexto de la crisis estas situaciones son proclives a quedar invisibilizadas, ya
que existe la probabilidad que las personas afectadas no se reporten como vícti-
mas de violencia.

5.2. Contar con información desagregada

Como ya vimos, es importante contar con información desagregada para poder fa-
cilitar el diagnóstico diferenciado de las poblaciones afectadas, con perspectiva de
género, aumentando la posibilidad de diseñar medidas adecuadas e interviniendo
más eficazmente en la respuesta y recuperación.

5.3. Promover la participación igualitaria en la toma de


decisiones

Como fuera ya analizado, es prioritario construir espacios de participación tenien-


do en cuenta las aptitudes que desarrollan las mujeres a lo largo de sus vidas y
propiciando los lugares de liderazgo y toma de decisiones para ellas. Por ello, es
necesario destacar la importancia de incrementar su autoconfianza y autonomía
en la toma de decisiones y manejo de recursos para generar cambios en las creen-
cias, valores y actitudes moldeadas por el género.
En las comunidades de menores ingresos, además del trabajo reproductivo y pro-
ductivo, las mujeres asumen un rol de gestoras comunitarias, trabajando de mane-
ra voluntaria en tareas vinculadas a la resolución de problemas de alimentación,

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salud, educación y cuidados en general. Son tareas no remuneradas, visualizadas


como una extensión del rol doméstico y con escasa traducción en la asunción de
liderazgos políticos por parte de estas mujeres. En el caso de los varones, también
emprenden tareas comunitarias, pero las ejercen desde roles políticos.
Por otro lado, en el marco de una emergencia es importante considerar la partici-
pación de mujeres en las instancias gubernamentales de coordinación operativa.
En el caso de puesta en funcionamiento de un Comando Operativo de Emergencias
o un Sistema de Comando de Incidentes, es fundamental que se considere la parti-
cipación de mujeres en forma paritaria, para la toma de decisiones en relación a la
situación de crisis, la coordinación de las distintas áreas y organismos intervinien-
tes y la disposición de los recursos humanos y materiales.

5.4. Disponer kits de respuesta

Se sugiere que dentro de los equipos que actúen en la respuesta en caso de una
auto evacuación de la población, o en los Centros de Evacuación, intervengan re-
ferentes de género mujeres para garantizar el relevamiento de necesidades y pro-
veer los insumos y elementos necesarios. Es importante que estén correctamente
identificadas.
Más allá de las demandas específicas que surjan, para una correcta planificación
de los insumos que puedan requerirse en este ámbito, se sugiere contar con los
siguientes kits, los cuales deben ser puestos a disposición en las situaciones o
contextos que se describen a continuación.
• Kits de higiene personal para mujeres y personas trans, considerando sus nece-
sidades sanitarias específicas. Con frecuencia en los kits de higiene personal
no se incluyen toallas sanitarias para la gestión menstrual o la incontinencia
urinaria, o no se prevén medicinas para enfermedades específicas emergentes
de los propios desastres, a modo de ejemplo las inundaciones redundan en los
casos de micosis vaginal. Las mujeres que se encuentran en un centro de eva-
cuaciones están más propensas a presentar enfermedades relacionadas con
condiciones precarias de higiene, escasez de agua y de alimentos. Asimismo, se
debe tener en cuenta que el embarazo, la lactancia y la menstruación conllevan
necesidades específicas.
Del mismo modo, se debe articular y garantizar a través del área de salud, la dispo-
sición y provisión de:
• Kits de prevención que incluyan métodos profilácticos (para mujeres, varones y
personas trans) con folletería explicativa bilingüe sobre prevención. En el mismo

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sentido, resulta oportuno contemplar también la asistencia y medicación para


la interrupción voluntaria del embarazo, de acuerdo a lo establecido en la Ley N°
27.610 de interrupción voluntaria del embarazo y su protocolo para la atención
integral.
• Kits de profilaxis en casos de abuso y violencia sexual: debe asegurarse que
las víctimas reciban profilaxis y la adecuada atención para enfermedades de
transmisión sexual como VIH/SIDA, sífilis, gonorrea, hepatitis B e interrupción
voluntaria del embarazo.
• Kits para personas gestantes y recién nacidos/as: debe procurarse el cumpli-
miento de calendario de vacunación para ambos, la administración de vitaminas
y la continuidad de tratamientos para patologías tales como infección por VIH,
asma, hipertensión arterial. Es prioritario garantizar la alimentación nutricional-
mente adecuada para la madre y si fuera necesario, para los/as recién nacido/as
si se alimentan con leche maternizada.

5.5. Diseñar los centros de evacuaciones

En esta sección presentamos una guía práctica para diseñar centro de evacua-
ciones, garantizando servicios básicos e infraestructura vital con perspectiva de
género, para su aplicación en aquellos casos que se utilice este dispositivo de
emergencia.

Infraestructura

• Diseñar espacios seguros para la asistencia de mujeres y personas LGBTIQ+


en situación de violencia en donde se resguarde su intimidad, respetando los
protocolos de actuación vigentes. En el caso de medidas de protección, como
restricciones de acercamiento, se deben procurar espacios diferenciados de
evacuación.
• Contemplar un espacio especialmente acondicionado para mujeres y personas
gestantes y en período de lactancia. La ocurrencia de un desastre con frecuen-
cia repercute en la interrupción de servicios que son importantes en el cuidado
de las embarazadas, como el cuidado prenatal y el soporte social y económi-
co; además, genera un estrés psicológico con consecuencias en la salud de las
embarazadas y de los recién nacidos. Por lo tanto, es necesario tomar medidas
para evitar complicaciones durante el embarazo y brindar una atención en con-
diciones seguras para evitar muertes maternas y de los recién nacidos. En la

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medida de lo posible establecer servicios de atención ginecológica y obstétrica


con personal capacitado.
• Priorizar la cercanía y proximidad de los sanitarios provisorios para mujeres y
personas LGBTIQ+, en espacios que no estén alejados y donde el acceso a los
mismos sea por circuitos seguros. Se recomienda que las puertas no cubran la
totalidad del receptáculo del baño, de modo tal que sea posible observar que no
haya más de una persona dentro del mismo.

Acceso a la comunicación

• Señalización accesible e inclusiva: incorporar a los esquemas la comunicación


sonora, braille, pictogramas. Con una utilización del lenguaje clara, simple y ac-
cesible, en atención a los diversos grados de alfabetización y niveles de estu-
dios formales alcanzados, que pudieran encontrarse involucrados.
• Agentes bilingües: incorporar agentes bilingües de acuerdo a las comunidades
aborígenes locales, quienes deben tener capacitación en gestión del riesgo de
desastres con perspectiva de género para poder dar una adecuada atención,
evitando la improvisación y el distanciamiento de las mujeres de comunidades
aborígenes.

Relevamiento sanitario específico sobre personas gestantes

Realizar censo de personas embarazadas y de acuerdo al período de gestación


que atraviesan. La ficha debe relevar e informar, entre otros datos, los que a conti-
nuación se sugieren:
• Embarazos de alto riesgo. Resulta fundamental para prever el sitio donde serán
derivadas quienes sean catalogadas con alto riesgo obstétrico.
• Embarazos adolescentes. La maternidad temprana en jóvenes de menores re-
cursos genera y reproduce mayor pobreza, aumento de deserción escolar y me-
nores oportunidades laborales. En situaciones de emergencia se profundizan
las vulnerabilidades, ya que por lo general, disponen de escasos o nulos recur-
sos para enfrentar las pérdidas ocasionadas y recomponerse luego del evento
(resiliencia). En razón de ello, resulta vital realizar el seguimiento y asegurar las
necesidades básicas y estratégicas para afrontar no solo la emergencia sino
también la etapa posterior.

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• Estado actualizado de vacunas. para el seguimiento y, en caso de ser necesario,


suministro y aplicación de vacunas de acuerdo al calendario nacional vigente.
• Información sobre signos de alarma para embarazadas (como ser sangrado
genital, dolor, fiebre persistente) para que ellas, eventualmente, puedan comuni-
carlo con inmediatez a los agentes auxiliares de salud del Centro de Evacuacio-
nes. Del mismo modo, debe informarse los servicios de salud disponibles más
cercanos para la atención de las embarazadas y los recién nacidos y la gestión
para el traslado.

5.6. Generar espacios para fomentar la resiliencia co-


munitaria en los procesos de gestión post desastre

La planificación de talleres se enmarca en una propuesta de generar iniciativas de


recuperación espontáneas para fomentar la resiliencia de las comunidades afec-
tadas. Se propone así una mirada integral de la gestión del riesgo que incluye a to-
dos/as, precisamente en atención a ello se realiza el abordaje junto a las infancias,
e incursionando en aspectos novedosos que en la gestión tradicional quedaban
relegados.
A tal fin, se presentan tres propuestas de talleres:
• Infancias: Diseñar juegos con el objetivo de entretener y explicar los distintos
aspectos de la emergencia, de acuerdo a la edad. A modo ilustrativo, la Cruz
Roja ha elaborado cuentos ilustrados donde se aborda y explica qué es el riesgo
y en qué consiste el cambio climático.
• Talleres con orientación psicosocial de la respuesta: guiados con el fin de traba-
jar sobre formas activas de resolver problemas y métodos de manejo de estrés
en contextos de tránsito de la emergencia, pensando en los procesos de recupe-
ración y resiliencia con perspectiva de género de la población afectada.
• Talleres de corresponsabilidad social en los cuidados. En estos espacios se im-
pulsa la promoción del cuidado como responsabilidad social. Esto se traduce en
la asunción de un enfoque de vida que posibilite la construcción de sujetos ca-
paces de compartir, o realizar en forma conjunta y equitativa, una tarea que im-
plica que las personas involucradas asuman responsabilidades y compromisos,
así como las consecuencias de las acciones u omisiones (Costa Rica: Instituto
Nacional de las Mujeres, 2015). La corresponsabilidad social en los cuidados
deviene necesariamente en un mayor involucramiento del Estado, gobiernos lo-
cales y el sector privado.

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Particularmente, durante las emergencias hay una proyección al aumento de la


carga del trabajo no remunerado y carga adicional para las mujeres y niñas entre
otras razones porque sobre ellas recae tradicionalmente el trabajo doméstico y
de cuidados no remunerado, como por ejemplo el suministro de cuidados, agua
y alimentos. (CIGIDEN, 2021).
Esta situación afecta especialmente a las mujeres jefas de familia, mujeres en
situación de pobreza y con personas dependientes a su cargo, incrementando
sus niveles de exposición a la violencia y a condiciones de vulnerabilidad: el
trabajo reproductivo se incrementa; la pérdida o daño de la infraestructura do-
méstica, aunque ésta haya sido mínima, demanda de las mujeres una mayor
dedicación de tiempo a la preparación de alimentos, a la limpieza de la vivien-
da, a la higiene de los niños/as o adultos dependientes; son las encargadas de
buscar el agua, leña, etc. La ausencia de servicios de cuidado de niños y niñas
y el cierre temporal de las escuelas, que suelen ser usadas como centros de
evacuaciones, hace que deban ocupar más tiempo en el cuidado de los hijos/as,
adultos/as mayores, enfermos/as y discapacitados/as. Ellas, a diferencia de los
varones, ven restringida su movilidad para salir a buscar empleo o para realizar
actividades destinadas a generar ingresos (UNDRR, 2015).
En virtud de lo dicho, en los talleres se trabaja sobre el rol de los varones y la dis-
tribución de las tareas para que las mujeres y niñas no reciban la sobrecarga de
tareas. Del mismo modo, se trabaja con las mujeres para elaborar la propuesta
con ellas. Esto es fundamental porque no sólo se abordan los intereses prác-
ticos de género, sino también los intereses estratégicos de género. Este taller
también reviste importancia en las etapas previas a la emergencia.

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