Ensayo TCA OFICIAL

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El TCA en los jóvenes, en una sociedad superficial

Julio Oñate

El trastorno de la conducta alimentaria conocido como "anorexia nerviosa" (desde


aquí en adelante TCA1) es un problema alarmante y común en los jóvenes de la
actualidad. El TCA no solo es un trastorno alimentario, sino que es también un
problema mental y emocional que puede tener graves consecuencias en la salud
física y emocional del individuo. Este ensayo explora el impacto de la TCA en los
jóvenes y argumentando que la sociedad debe dejar de normalizar el uso de
estándares de belleza obsesivos y superficiales en los adolescentes. Como una
persona que ha sufrido TCA, tengo una perspectiva única y personal en el tema y
quiero compartir mi punto de vista con la sociedad. Los TCA son mucho más
que simples problemas de alimentación, son trastornos complejos y
multifactoriales que involucran aspectos emocionales, psicológicos y
sociales. Uno de los factores desencadenantes más comunes es la presión social
y los ideales de belleza irrealistas impuestos por los medios de comunicación y la
sociedad en general. Los jóvenes, especialmente las mujeres, se ven
bombardeados constantemente con imágenes retocadas y estereotipos de belleza
inalcanzables, lo que puede llevar a una baja autoestima y a la búsqueda obsesiva
de la delgadez como medida de aceptación y valía personal.

Se deben estar haciendo muchas preguntas quizás, como, por ejemplo: ¿Qué es
un TCA? ¿Cuándo se genera? ¿Cómo se evidencia? ¿Por qué lo hacen? Entre
muchas otras, y durante este documento, las vamos a resolver. En este ensayo
argumentativo, explorarán las causas, los efectos y la importancia de brindar
apoyo y atención adecuada a aquellos jóvenes que sufren de TCA.

1
trastornos de la conducta alimentaria
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son trastornos psiquiátricos que
se caracterizan por una alteración en la relación de la persona con la comida y su
cuerpo. Los factores que pueden contribuir al desarrollo son diversos, complejos, y
pueden incluir aspectos biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Algunos de
los factores de riesgo comunes incluyen la presión social para ser delgado/a, la
insatisfacción con la imagen corporal, la historia de abuso o trauma, la ansiedad y
la depresión. Los TCA pueden incluir la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el
trastorno por atracón, entre otros.

¿En qué momento llegaron o comenzaron a ocurrir los trastornos de conducta


alimentaria?

Cabe mencionar y valga la redundancia que los trastornos de la conducta


alimentaria son condiciones de salud mental que han existido a lo largo de la
historia, aunque no siempre se les ha dado el mismo reconocimiento o se ha
comprendido su naturaleza en la misma medida que en la actualidad.

A lo largo de la historia, los trastornos de la conducta alimentaria han sido


influenciados por factores culturales, sociales y de percepción de la belleza. La
conciencia y el conocimiento sobre los TCA han ido evolucionando, lo que ha
llevado a una mejor comprensión y tratamiento de estas condiciones.

En la antigüedad no hay registros específicos sobre los trastornos de la conducta


alimentaria en la antigüedad, se sabe que ciertas culturas valoraban la delgadez
extrema o practicaban la restricción alimentaria como parte de rituales religiosos o
estéticos.

En los siglos XVII y XVIII, durante estos siglos, se documentaron casos de


inapetencia o pérdida de apetito en mujeres jóvenes, lo cual se asociaba a la
melancolía y la histeria. Sin embargo, no se consideraban como trastornos
alimentarios en sí mismos. En el siglo XIX surgieron los primeros informes
médicos sobre la anorexia nerviosa. William Whitey Gull 2, en 1874, acuñó el
término "anorexia nerviosa" para describir un trastorno caracterizado por la
pérdida de apetito, la delgadez extrema y la distorsión de la imagen corporal. A lo
largo del siglo XX, se fueron reconociendo y estudiando más a fondo los trastornos
de la conducta alimentaria. En la década de 1960, se empezó a utilizar el término
"bulimia" para describir un trastorno caracterizado por atracones compulsivos
seguidos de comportamientos compensatorios, como el vómito autoinducido. En la
década de 1980, se incluyó la bulimia y la anorexia nerviosa en el Manual
2
Sir William Withey Gull fue un médico en Inglaterra durante el siglo XIX que estudió la
paraplejía, la anorexia y las hormonas.
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM)3 de la Asociación
Americana de Psiquiatría. En la actualidad, los trastornos de la conducta
alimentaria continúan siendo objeto de estudio e investigación. Se reconoce que
son complejos con, ya que hay factores biológicos, psicológicos y sociales, y se
enfatiza la importancia de un enfoque multidisciplinario en su tratamiento, que
involucre a profesionales de la salud mental, médicos, nutricionistas y otros
especialistas.

A medida que la sociedad progresa y cambia, también lo hacen los estándares de


belleza. La búsqueda del estado de perfección y la presión para encajar en los
estándares de belleza han sido temas recurrentes a lo largo de la historia y la
cultura. Se podría decir que los jóvenes han sido particularmente vulnerables a
esta presión a lo largo de los años y en diferentes culturas. Por un lado, es cierto
que la sociedad puede ser más abierta y tolerante con la diversidad y las
diferencias, lo que puede tener un impacto positivo en la autoestima y la confianza
de los jóvenes en sí mismos. Sin embargo, a la vez, la sociedad puede ser más
exigente y superficial, lo que puede aumentar la presión y la ansiedad de los
jóvenes al tratar de encajar en los estándares de belleza. Desde la era de las
redes sociales, las imágenes perfectas e ideales se han convertido en el estándar
en la vida de muchos jóvenes. El impacto de las redes sociales en la autoestima y
la confianza de los jóvenes ha sido objeto de estudio y es una de las áreas de
preocupación de los especialistas.
Los estereotipos de belleza superficiales que existen en la sociedad pueden tener
un impacto negativo en la imagen corporal y la salud mental de los jóvenes,
especialmente en aquellos que sufren de trastornos alimentarios. Como los
estereotipos de belleza pueden llevar a los jóvenes a sentirse insatisfechos con su
propio cuerpo y a adoptar comportamientos alimentarios poco saludables para
tratar de alcanzar el ideal de belleza. También estos pueden fomentar la
comparación social, lo que puede llevar a los jóvenes a comparar su cuerpo con el
de otros y sentirse inadecuados. Esto puede llevar a una percepción distorsionada
del cuerpo y a la adopción de comportamientos alimentarios poco saludables.
Mayor riesgo de trastornos alimentarios los jóvenes que se sienten presionados
por los estereotipos de belleza pueden tener un mayor riesgo de desarrollar
trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa.
Es importante que la sociedad tenga en cuenta que la superficialidad y la
obsesión por la estética pueden contribuir a la incidencia de TCA en los jóvenes, y

3
DSM por sus siglas en inglés, es una guía ampliamente utilizada en Estados Unidos para el diagnó stico de
los trastornos de salud mental, tanto en adultos como en niñ os.
es importante que los padres y los jóvenes estén conscientes de los efectos
negativos de la presión superficial.

En resumen, la búsqueda de encajar en los estándares de belleza siempre ha sido


un tema recurrente en la sociedad y en la vida de los jóvenes. Pero muchas veces
no solo buscan encajar en la sociedad, sino que también tiene que ver con las
creencias de cada persona. La cultura y la religión pueden desempeñar un papel
en el desarrollo de los trastornos alimentarios, pero es importante señalar que
dichos trastornos pueden afectar a personas de todas las culturas y religiones. Las
tasas de dichos trastornos parecen variar entre diferentes culturas y cambian con
el tiempo a medida que evolucionan las culturas.

Algunas culturas pueden otorgar un mayor valor a la delgadez, lo que puede


contribuir al desarrollo de trastornos alimentarios. Además, algunas religiones
pueden tener restricciones alimentarias específicas o prácticas de ayuno que
pueden ser mal utilizadas o desencadenar comportamientos alimentarios
desordenados.

Sin embargo, es probable que el papel de la religión en el desarrollo de los


trastornos alimentarios no sea significativo, pero presenta algunas variables de
confusión en el proceso de tratamiento y recuperación.

Algunos estudios sugieren que la religiosidad puede estar asociada con los
trastornos alimentarios, pero más que la religión o cultura es el adoctrinamiento
que le dan los padres a los jóvenes, ya que como jóvenes les cuesta mucho tener
y un pensamiento crítico y durante la adolescencia o juventud son muy
influenciables y necesitan la aprobación las personas y con mayor razón la de los
padres o personas que pueden considerar superiores o motivo de inspiración.

Las normas culturales pueden influir en la percepción del cuerpo y la alimentación


de las personas. Por ejemplo, en la antigua Grecia, la figura delgada era
idealizada y se valoraba el control sobre los deseos y apetitos.

Algunas de las formas en que las normas culturales pueden influir en la


percepción del cuerpo y la alimentación incluyen: 4(1) Valoración de la delgadez:
en algunas culturas, la delgadez se valora y se considera un ideal de belleza. Esto
puede llevar a la adopción de comportamientos alimentarios poco saludables,
como la restricción de alimentos y la práctica de dietas extremas, para lograr el

4
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médico, diagnóstico o tratamiento. Ver información adicional. Ver información adicional.
ideal de delgadez; (2) Estereotipos de género: En algunas culturas, se espera que
las mujeres sean delgadas y los hombres sean musculosos. Esto puede llevar a la
adopción de comportamientos alimentarios poco saludables, como la restricción
de alimentos y la práctica de dietas extremas, para lograr el ideal de delgadez en
las mujeres y el ideal de musculatura en los hombres; (3) Creencias religiosas:
Algunas religiones tienen restricciones alimentarias específicas o prácticas de
ayuno que pueden ser malinterpretadas o mal utilizadas para justificar
comportamientos alimentarios poco saludables; (4) Tradiciones culturales: las
tradiciones culturales pueden influir en los alimentos que se consumen y cómo se
preparan. Algunas tradiciones pueden incluir alimentos ricos en grasas y azúcares,
lo que puede llevar a una alimentación poco saludable.

Es importante tener en cuenta que las normas culturales no son la única causa de
los trastornos alimentarios, pero sí pueden influir en los jóvenes

Pero ¿cómo un joven llega a tener un TCA?

Los efectos de los TCA en los jóvenes son alarmantes. No solo surge la salud
física, sino también la salud emocional y el bienestar general. La desnutrición, los
desequilibrios electrolíticos y la debilidad física son solo algunas de las
consecuencias físicas que pueden llevar a complicaciones graves e incluso la
muerte. A nivel emocional, los jóvenes que sufren de TCA experimentan
sentimientos de vergüenza, culpa y baja autoestima, lo que puede llevar a la
depresión, la ansiedad y en casos extremos, al suicidio.

cuando debería estar disfrutando su vida sin prejuicios, ni esperando la aceptación


de otras personas, para esto nos debemos remontar muchos años atrás.

Pero, ¿qué pasa en la mente de los jóvenes? Eso es lo que muchos se preguntan,
y para eso nos vamos a dividir en dos grupos la mente de un joven sin TCA y la
mente de un joven con TCA

En contraste, un joven con un Trastorno de la Conducta Alimentaria puede


experimentar una serie de pensamientos y emociones diferentes y más intensas
relacionadas con la comida, el peso y su cuerpo. Es importante tener en cuenta
que los TCA son trastornos mentales complejos y cada persona puede tener
experiencias y pensamientos únicos, pero se presentan algunos pensamientos y
emociones comunes que podrían surgir: (1) Obsesión con la imagen corporal: Los
jóvenes con TCA a menudo tienen una percepción distorsionada de su cuerpo y
pueden obsesionarse con su apariencia. Pueden pasar mucho tiempo pensando
en su peso, forma corporal y tamaño, y pueden compararse constantemente con
los demás. (2) Baja autoestima: Muchos jóvenes con TCA tienen una baja
autoestima y una sensación general de insatisfacción con ellos mismos. Pueden
sentirse inseguros acerca de su apariencia y tener la sensación de que su valía
personal está ligada a su peso y forma corporal. (3) Ansiedad y preocupación: Los
jóvenes con TCA a menudo experimentan altos niveles de ansiedad y
preocupación relacionados con la comida, el peso y el control. Pueden sentir
miedo de comer determinados alimentos o de aumentar de peso, lo que puede
generar una constante tensión mental. (4) Perfeccionismo: Muchos jóvenes con
TCA tienen tendencia al perfeccionismo y establecen estándares muy altos para sí
mismos en todos los aspectos de su vida. Pueden sentir la necesidad de tener un
control extremo sobre su alimentación y peso, y pueden ser muy autocríticos si no
logran cumplir con sus propias expectativas. (5) Sentimientos de culpa y
vergüenza: Los jóvenes con TCA a menudo experimentan sentimientos intensos
de culpa y vergüenza relacionados con su comportamiento alimentario. Pueden
sentirse culpables por comer, por no hacer ejercicio o por no poder controlar sus
pensamientos y acciones en torno a la comida. (6) Aislamiento social: Debido a la
naturaleza de los TCA y a la forma en que pueden afectar la vida diaria, muchos
jóvenes pueden aislarse socialmente. Pueden evitar eventos sociales que
involucren comida, retirarse de amigos y familiares, y experimentar una sensación
de soledad y desconexión.

Es importante destacar que los pensamientos y emociones mencionados


anteriormente son sólo una descripción general y que cada joven puede tener una
experiencia única.

Los TCA también pueden estar relacionados con desequilibrios químicos en el


cerebro, trastornos de la alimentación durante la infancia, experiencias traumáticas
y problemas de salud mental subyacentes, como la depresión o la ansiedad. Estos
factores, combinados con una predisposición genética, pueden desencadenar un
ciclo destructivo de restricción alimentaria, purgas o atracones.

Mientras que la experiencia mental de un joven sin un Trastorno de la Conducta


Alimentaria (TCA) puede variar ampliamente según la persona y sus
circunstancias individuales. Sin embargo, aquí hay algunos aspectos generales
que podrían caracterizar la mente de un joven sin TCA: (1) Pensamientos
equilibrados sobre la alimentación y el cuerpo: Un joven sin TCA probablemente
tenga una relación más saludable con la comida, donde los alimentos se perciben
como una fuente de nutrición y placer, sin obsesiones o ansiedades extremas en
torno a ellos. Además, su imagen corporal suele estar más en línea con la realidad
y no distorsionada. (2) Autoestima y confianza: Un joven sin TCA puede tener una
autoestima más equilibrada y sentirse más seguro en su identidad y apariencia. Su
sentido de valía personal no está ligado únicamente a su peso o forma corporal,
sino que se basa en una variedad de aspectos de su vida. (3) Preocupaciones y
pensamientos cotidianos: Al igual que cualquier otra persona, un joven sin TCA
puede tener preocupaciones y pensamientos cotidianos relacionados con su vida,
relaciones, estudios, metas y otros aspectos importantes. Sus pensamientos no
están dominados por preocupaciones constantes sobre la comida, el peso y la
forma corporal.

La presión o el relato que ejercen los padres sobre el físico de los hijos puede
generar un trastorno alimentario. Los padres pueden influir en la percepción del
cuerpo y la alimentación de sus hijos de varias maneras, estos pueden ser un
apoyo importante para los jóvenes que sufren de trastornos alimentarios. Sin
embargo, también pueden empeorar la situación si no manejan adecuadamente la
situación. Hay algunos factores que perjudican esto como. (1) 5Comentarios
negativos sobre el peso o la apariencia de sus hijos: Los comentarios negativos
sobre el peso o la apariencia de los hijos pueden hacer que se sientan
avergonzados o inseguros acerca de su cuerpo. Esto puede llevar a
comportamientos alimentarios poco saludables, como la restricción de alimentos o
la práctica de dietas extremas. (2) Modelado de comportamientos alimentarios
poco saludables: Los padres que tienen comportamientos alimentarios poco
saludables, como la restricción de alimentos o la obsesión por la dieta, pueden
influir en sus hijos para que adopten comportamientos similares. (3) Enfoque
excesivo en la apariencia física: Los padres que enfatizan demasiado la
importancia de la apariencia física pueden hacer que sus hijos se sientan
presionados para cumplir con ciertos estándares de belleza. Esto puede llevar a
comportamientos alimentarios poco saludables y a una percepción distorsionada
del cuerpo.

Es importante que los padres estén al tanto del impacto que los estereotipos de
belleza pueden tener en la imagen corporal y la alimentación de sus hijos. Es
recomendable fomentar una comunicación abierta y honesta sobre la imagen
corporal y la alimentación saludable, y enseñar a los jóvenes a valorar la
diversidad y la belleza en todas sus formas. Si sospechas que tu hijo puede estar
sufriendo de un trastorno alimentario, es importante buscar ayuda profesional y
brindar un apoyo emocional adecuado.

5
Psychology Today © 2023 Sussex Publishers, LLC
No obstante, un TCA no es solo una cosa hemos visto que es algo social, cultural,
mental y físico, pero también hay variables. Hay varios tipos de trastornos
alimentarios que pueden afectar a los jóvenes. Estos son algunos de los tipos de
trastornos alimentarios más comunes en niños y adolescentes: (1) Anorexia
nerviosa: las personas con anorexia nerviosa comen muy poco a propósito, lo que
lleva a un peso corporal muy bajo. Tienen un miedo intenso al aumento de peso y
temen verse gordos. Las personas con anorexia son muy estrictas sobre qué y
cuánto comerán. Pueden pensar en alimentos o calorías casi todo el tiempo. (2)
Bulimia nerviosa: las personas con bulimia nerviosa tienen episodios de atracones,
seguidos de conductas de purga como vómitos, uso de laxantes o ejercicio
excesivo. También pueden tener una imagen corporal distorsionada y un miedo
intenso a aumentar de peso. (3) Trastorno por atracón: las personas con trastorno
por atracón tienen episodios de comer grandes cantidades de alimentos en un
período corto de tiempo y sienten una pérdida de control durante estos episodios.
A diferencia de la bulimia, no se purgan después de los atracones. (4) Trastorno
por evitación/restricción de la ingesta de alimentos 6: este tipo de trastorno
alimentario se caracteriza por la falta de interés en los alimentos o la evitación de
ciertos alimentos en función de sus características sensoriales, como la textura, el
color o el olor. Esto puede llevar a una pérdida de peso significativa o a
deficiencias nutricionales. Otros trastornos alimentarios y alimentarios
especificados: esta categoría incluye trastornos

alimentarios que no encajan en las otras categorías de diagnóstico, pero que aún
causan problemas clínicamente significativos con la alimentación.

Los ejemplos incluyen el trastorno de purga, el síndrome de alimentación nocturna


y la anorexia nerviosa atípica.

Es importante tener en cuenta que los trastornos alimentarios pueden afectar a


personas de todas las edades, orígenes raciales/étnicos, pesos corporales y
géneros. Los trastornos alimentarios aparecen con frecuencia durante la
adolescencia o la adultez temprana, pero también pueden desarrollarse durante la
niñez o más tarde en la vida.

Pero la cultura, religión e ideologías paternas o sociales no son las únicas que
afectan a los jóvenes hoy en la era digital, las redes sociales se han convertido en
una parte integral de la vida de los jóvenes, proporcionando una plataforma para la
conexión social, la expresión personal y la exploración de intereses. Sin embargo,
junto con sus beneficios, las redes sociales también han ejercido un impacto

6
ARFID, por sus siglas en inglés
significativo en la imagen corporal de los jóvenes. A medida que estos canales de
comunicación evolucionan y se vuelven cada vez más omnipresentes, surge la
necesidad de analizar críticamente cómo afectan la percepción que los jóvenes
tienen de sus cuerpos. En esta era de filtros, retoques y estándares de belleza
inalcanzables, es fundamental explorar y comprender los efectos negativos que
las redes sociales pueden tener en la imagen corporal de los jóvenes, así como
identificar posibles estrategias para mitigar estos impactos perjudiciales.

Las redes sociales pueden tener tanto efectos positivos como negativos en cuanto
a la imagen de los jóvenes. Las redes sociales pueden influir en la autoestima de
los jóvenes.7 Al comparar sus vidas con las imágenes idealizadas que se
presentan en línea, algunos pueden sentirse inseguros acerca de su apariencia
física o su estilo de vida. Esto puede llevar a sentimientos de insatisfacción y baja
autoestima. se suelen compartir imágenes retocadas y filtradas que presentan una
versión perfeccionada de la realidad. Los jóvenes pueden sentirse presionados
para cumplir con estos estándares de belleza poco realistas, lo que puede generar
preocupaciones sobre su apariencia física y llevar a comportamientos obsesivos,
como dietas extremas o cirugía estética. Las redes sociales pueden ser un terreno
fértil para el ciberacoso y el acoso en línea. Los jóvenes pueden enfrentar
comentarios ofensivos o humillantes sobre su apariencia, lo que puede causarles
angustia emocional y afectar negativamente su autoimagen. Los jóvenes a
menudo buscan validación y aceptación en línea, y pueden medir su valor
basándose en la cantidad de "me gusta" y comentarios positivos que reciben en
sus publicaciones. Esto puede generar una búsqueda constante de aprobación
externa y una dependencia de la retroalimentación de los demás para sentirse
bien consigo mismos. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que las
redes sociales también pueden tener efectos positivos en la imagen de los
jóvenes. Pueden proporcionar una plataforma para que los jóvenes compartan su
creatividad, expresen su individualidad y se conecten con otros que comparten sus
intereses. Además, las redes sociales también pueden ser utilizadas como
herramientas para promover la autoaceptación y la diversidad corporal,
fomentando una cultura más inclusiva. En última instancia, la forma en que las
redes sociales afectan a los jóvenes en cuanto a su imagen depende de cómo se
utilicen y cómo los jóvenes gestionen su participación en ellas. Es importante
fomentar un uso consciente de las redes sociales, promover una imagen corporal

7
Collins, M.E. (1991). Body figure perceptions and preferences among pre-adolescent children.
International Journal of Eating Disorders, 199-208.
positiva y desarrollar habilidades de afrontamiento saludables para enfrentar los
desafíos que puedan surgir.

Pero aquí viene el gran dile o gran pregunta ¿Cómo podemos trabajar el uso de
las redes sociales en los jóvenes? Para trabajar el mal uso de las redes sociales
en la imagen de los jóvenes con TCA, se pueden utilizar diversas estrategias
como por ejemplo (1) Fomentar una comunicación abierta y honesta: Es
importante que los padres y cuidadores hablen con los jóvenes sobre el impacto
que las redes sociales pueden tener en su imagen corporal y su salud mental.
Fomentar una comunicación abierta y honesta puede ayudar a los jóvenes a
sentirse más cómodos hablando sobre sus preocupaciones y a encontrar formas
saludables de manejar el estrés. (2) Limitar el tiempo en las redes sociales: Los
padres pueden limitar el tiempo que los jóvenes pasan en las redes sociales y
fomentar actividades saludables, como el ejercicio físico y la lectura. (3) Enseñar a
los jóvenes a valorar la diversidad: Es importante enseñar a los jóvenes a valorar
la diversidad y la belleza en todas sus formas. Esto puede ayudar a los jóvenes a
sentirse más cómodos con su propio cuerpo y a reducir la comparación social. (4)
Promover la autoestima y la confianza: Los padres pueden promover la autoestima
y la confianza en los jóvenes al elogiar sus fortalezas y habilidades, en lugar de
centrarse en su apariencia física. (5) Buscar ayuda profesional: Si un joven está
luchando con un trastorno alimentario, es importante buscar ayuda profesional. Un
profesional de la salud mental puede ayudar al joven a desarrollar estrategias
saludables para manejar el estrés y mejorar su imagen corporal.

Es importante tener en cuenta que las redes sociales no son la única causa de los
trastornos alimentarios. Los trastornos alimentarios son complejos y
multifactoriales, y pueden ser causados por una combinación de factores
biológicos, psicológicos y sociales.

No obstante, podemos ver que los jóvenes de hoy son personas sociales los
cuales depende de cada uno y para este punto me gustaría contarles un poco de
mi vida durante mi proceso para reconocer que tenia TCA y lidiar día a día con él.

Cuando tenía 20 años, desarrollé un trastorno de la conducta alimentaria (TCA)


sin siquiera darme cuenta. Siempre me había sentido presionado por la sociedad
para cumplir con ciertos estándares de belleza. Pero nunca pensé que llegaría a
experimentar lo que estaba a punto de enfrentar.
Al principio, empecé a obsesionarme con contar cada caloría que consumía.
Quería tener el control total de mi cuerpo y creía que la delgadez extrema era
sinónimo de felicidad y éxito. Me restringía de comer alimentos que disfrutaba y
cada vez limitaba más mi ingesta calórica. Poco a poco, mi vida se volvió un caos.
Mi mente estaba constantemente llena de pensamientos obsesivos sobre la
comida, el peso y la forma de mi cuerpo. Cada día se convirtió en una lucha
interna entre mis deseos de mantenerme en control y las necesidades básicas de
mi cuerpo. Me sentía culpable por cada bocado que tomaba y la ansiedad se
apoderaba de mí cada vez que me enfrentaba a una comida. A medida que mi
TCA se intensificaba, también lo hacían los efectos físicos y emocionales. Mi
energía disminuyó drásticamente, me sentía débil y mareada con frecuencia. Mi
cabello se volvió frágil y se caía en mechones. Incluso mis relaciones personales
empezaron a sufrir, ya que me volví más aislado/solitario y me alejé de mis amigos
y seres queridos. A pesar de todos los signos evidentes de un trastorno
alimentario, me costaba aceptar que tenía un problema real. Me negaba a creer
que me había convertido en una víctima de mi propia obsesión por la apariencia.
Ignoré las preocupaciones de mi familia y amigos, convenciéndome de que
simplemente estaba siendo disciplinado y cuidadoso con mi cuerpo. Fue necesario
un punto de quiebre para que finalmente admitiera que necesitaba ayuda. Me di
cuenta de que el TCA estaba robándome la vida que solía tener, y que, si no hacía
algo al respecto, las consecuencias podrían ser devastadoras. Reuní el coraje
para buscar ayuda profesional y comencé mi viaje hacia la recuperación.

Sin embargo, lidiar con el TCA a diario resultó ser una batalla desafiante. Cada
comida era un campo minado de emociones contradictorias. Experimentaba
miedo, ansiedad y culpa antes, durante y después de cada bocado. Me enfrentaba
a pensamientos distorsionados sobre mi cuerpo y caía en el ciclo vicioso de
autocrítica y comparación con los demás. Además, la recuperación no es un
camino lineal. Hay recaídas y momentos en los que siento que nunca superare
este trastorno. Pero poco a poco, con el apoyo de mi equipo de tratamiento y el
amor incondicional de mi familia, he ido ganando fuerza para enfrentar mis
miedos. Aprendí a reemplazar mis pensamientos negativos con afirmaciones
positivas. Busqué apoyo en grupos de apoyo esto sin duda es lo que más me ha
costado, no soy una persona que habla mucho de cómo se siente o como esta,
pero en este grupo encontré a personas que compartían mi lucha y me brindaban
aliento y comprensión. Gradualmente, estoy reconstruyendo mi relación con la
comida, aprendiendo a escuchar las señales de mi cuerpo y a disfrutar de una
alimentación equilibrada.
Al día de hoy, todavía enfrento desafíos en mi camino hacia la superación. Pero
he aprendido a valorar mi salud y bienestar por encima de los estándares
superficiales de belleza. Comparto mi historia para generar conciencia sobre los
TCA y para recordarle a otros que no están solos en esta lucha.

Quizás se preguntarán que, ¿por qué me demoré tanto en contarles mi historia?,


pero quiero que entiendan y vean lo que es un TCA de la parte científica, cultural y
social, no somos simplemente gente que va vomitando por la vida, no somos
gente “tonta” somos personas valientes. Lidiar con un TCA día a día es un desafío,
pero quiero transmitir un mensaje de esperanza. La superación o recuperación de
este es posible y merece la pena cada esfuerzo. No estás solo, hay personas
dispuestas a apoyarte y ayudarte a superar este obstáculo. Juntos, podemos
enfrentar y superar los desafíos diarios del TCA y encontrar la paz y la libertad que
merecemos.

En la actualidad, estamos inmersos en una cultura que valora en gran medida la


apariencia física y promueve estándares de belleza poco realistas. Esta obsesión
por la imagen corporal perfecta ha generado un entorno propicio para el desarrollo
de los TCA, como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por
atracón, entre otros.

En una sociedad donde se valora la delgadez extrema y se promueve la idea de


que solo los cuerpos "perfectos" merecen admiración y aceptación, los jóvenes
están constantemente expuestos a mensajes negativos sobre su apariencia. Estos
mensajes pueden provenir de los medios de comunicación, las redes sociales e
incluso de su entorno cercano, como amigos y familiares. Como resultado,
muchos jóvenes se sienten presionados para alcanzar estos estándares irreales y,
en su búsqueda de la perfección, desarrollan trastornos alimentarios.

Es importante reconocer que los TCA no son simplemente una elección o una
muestra de vanidad. Son enfermedades mentales complejas que involucran una
combinación de factores biológicos, psicológicos y socioculturales. La presión
social y la influencia de una sociedad superficial solo agravan estos trastornos y
dificultan aún más la recuperación. Para abordar eficazmente el problema de los
TCA en los jóvenes en una sociedad superficial, es crucial adoptar un enfoque
integral. En primer lugar, se requiere una mayor conciencia y educación sobre los
trastornos alimentarios y sus causas subyacentes. Esto implica brindar
información precisa y desterrar los mitos y estigmas asociados con los TCA.

Además, es fundamental fomentar un ambiente de apoyo emocional para los


jóvenes que luchan contra un TCA. Esto incluye el fortalecimiento de la
autoestima, el fomento de una imagen corporal positiva y la promoción de la
aceptación de la diversidad de cuerpos. Las intervenciones terapéuticas, como la
terapia cognitivo-conductual y la terapia familiar, desempeñan un papel crucial en
el tratamiento de los TCA y deben estar ampliamente disponibles y accesibles
para aquellos que las necesiten. Por otro lado, es esencial abordar las influencias
negativas de los medios de comunicación y las redes sociales en relación con la
imagen corporal. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de
promover imágenes más realistas y saludables de la belleza. Además, se deben
implementar regulaciones y pautas más estrictas en la publicidad y la promoción
de productos relacionados con la imagen corporal.

Para concluir me gustaría volver a recalcar y mencionar que el trastorno de la


conducta alimentaria (TCA) en los jóvenes es un tema de gran preocupación en
una sociedad superficial, donde los estándares de belleza y la presión por encajar
son desmedidos. La influencia cultural, los padres y las religiones desempeñan un
papel crucial en la aparición y el tratamiento de estos trastornos. A lo largo de los
siguientes párrafos, exploraremos cómo estos factores pueden afectar a los
jóvenes y cómo pueden contribuir a su recuperación.

La cultura en la que los jóvenes están inmersos puede ejercer una influencia
significativa en su relación con la imagen corporal y los TCA. En una sociedad
superficial, donde se promueve un ideal de belleza estereotipado, los jóvenes
pueden sentir una enorme presión para cumplir con esos estándares. Los medios
de comunicación, la publicidad y las redes sociales desempeñan un papel clave en
la perpetuación de estos ideales, exaltando la delgadez extrema y la perfección
física. Es fundamental fomentar una cultura que valore la diversidad y promueva la
aceptación de todos los cuerpos.

Los padres también tienen un papel crucial en la prevención y tratamiento de los


TCA. Su actitud y comportamiento pueden influir en la imagen corporal y la
autoestima de los jóvenes. Los padres deben educarse sobre los riesgos de los
TCA y promover una relación saludable con la comida y el cuerpo. Además, deben
fomentar la comunicación abierta y el apoyo emocional, creando un entorno
seguro y libre de juicio donde los jóvenes se sientan cómodos expresando sus
preocupaciones.

Las religiones también pueden desempeñar un papel en la relación de los jóvenes


con su cuerpo. Algunas religiones pueden enfatizar la importancia de la modestia,
lo que puede generar sentimientos de culpa o vergüenza en relación con la
apariencia física. Sin embargo, es importante destacar que muchas religiones
también promueven valores como el amor propio, la aceptación y el cuidado del
cuerpo como un templo sagrado. Es fundamental que las enseñanzas religiosas
se enfoquen en fomentar una imagen corporal saludable y no contribuyan a la
alimentación desordenada.

Para abordar el TCA en los jóvenes en una sociedad superficial, es esencial


adoptar un enfoque holístico. La educación y la conciencia son fundamentales
para brindar a los jóvenes las herramientas necesarias para comprender los
estándares de belleza poco realistas y desafiarlos. Las escuelas y las instituciones
religiosas pueden desempeñar un papel crucial al integrar programas educativos
que promuevan la aceptación y la diversidad corporal.

Además, se necesita un apoyo emocional sólido para los jóvenes que enfrentan
TCA. Los padres, los maestros y los líderes religiosos deben estar capacitados
para identificar las señales de alerta y brindar el apoyo necesario a aquellos que lo
necesiten. Asimismo, es importante que existan servicios de salud mental
accesibles que brinden tratamiento especializado a los jóvenes que padecen TCA.

La colaboración entre la cultura, los padres y las religiones es fundamental para


abordar el TCA en los jóvenes. Es necesario fomentar un diálogo abierto y
constructivo entre estos actores para desafiar los ideales de belleza poco realistas
y promover una imagen corporal positiva. Las campañas de concienciación y los
programas de prevención en escuelas y comunidades religiosas pueden ser
herramientas efectivas para abordar este problema.

Además, es importante recordar que los TCA no discriminan en función de la


cultura, los padres o las religiones. Cada individuo es único y puede verse
afectado por diferentes factores. Por lo tanto, se necesita una atención
personalizada y un enfoque centrado en la persona para tratar los TCA en los
jóvenes. Los profesionales de la salud mental deben trabajar en estrecha
colaboración con las familias y las comunidades religiosas para desarrollar
estrategias de tratamiento efectivas y respaldar la recuperación.

La cultura, los padres y las religiones desempeñan un papel importante en la


imagen corporal y el desarrollo de los jóvenes. Para abordar este problema, se
requiere educación, apoyo y colaboración entre estos actores. Promover una
cultura de aceptación y diversidad, brindar apoyo emocional a los jóvenes y
garantizar servicios de salud mental accesibles son pasos clave hacia la
prevención y recuperación de los TCA en los jóvenes.

En última instancia, para enfrentar el problema de los TCA en los jóvenes en una
sociedad superficial, debemos buscar un cambio cultural y de valores.
Necesitamos desafiar los ideales superficiales y centrarnos en la salud y el
bienestar integral de los jóvenes y niños. Esto implica promover la empatía, la
comprensión y la aceptación de uno mismo y de los demás, independientemente
de su apariencia física. Solo mediante un enfoque integral y una transformación en
nuestras actitudes y valores podremos ayudar a los jóvenes a superar los TCA y
construir una sociedad más saludable y compasiva.

Pero para cerrar les quisiera decir solo una cosa más.

Tu valentía y fortaleza son más poderosas que cualquier TCA. Enfrenta cada
desafío con determinación y recuerda que mereces amor, aceptación y una
relación saludable con tu cuerpo. ¡Eres capaz de superar cualquier obstáculo y
vivir una vida plena y feliz!8

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Julio Oñate

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