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Adoración Misioneras

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VJE

“Partió y fue sin demora” Lc 1, 39


Exposición del Santísimo
Monitora: Nuestra madre fundadora María del Refugio Aguilar y Torres anhelaba
extender su Obra por todo el mundo, porque hacerlo equivaldría a dar a conocer a
Jesús Eucaristía a toda la humanidad, incluyendo las tierras de misión, es por eso que
ahora jovenes la misión recientemente aquí en su patria constituye un medio para
llevar la presencia redentora de Jesús Eucaristía tanto en Lepaera como en sus
aldeas.

Canto: Alma misionera

Monitora: Escuchemos el evangelio Lc 1, 39-45


En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región
montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a
Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó
de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y
exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito
el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a
mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo
el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas
que le fueron dichas de parte del Señor!». Palabra del Señor.

Momentos de silencio
C a n t o : Como lo hizo María en la visitación

Discurso del Papa Francisco en la vigilia con los jóvenes


También la Virgen María tuvo que viajar para ver a Isabel: «partió y fue sin demora»
(Lc 1,39). Uno se pregunta: ¿por qué María se levanta y va deprisa a ver a su prima?
Claro, acaba de enterarse de que la prima está embarazada, pero ella también lo está.
¿Por qué entonces va a ir si nadie se lo pidió? María realiza un gesto no pedido, no
obligatorio, María va porque ama, y «el que ama, vuela, corre y se alegra» (Imitación
de Cristo, III, 5). Eso es lo que nos hace el amor.
La alegría de María es doble: ella acaba de recibir el anuncio del ángel que iba a recibir
al Redentor y también la noticia de que su prima está embarazada. Entonces, es
curioso: en vez de pensar en ella, piensa en la otra.
¡Es para llevarlo a los otros porque la alegría es misionera! Repitamos todos juntos: ¡la
alegría es misionera! Y entonces yo tengo que llevar esa alegría a los demás. Pero esa
alegría que nosotras tenemos, también otros nos prepararon para recibirla. Ahora
miremos para atrás, todo lo que hemos recibido, lo que hemos recibido y han
preparado, todo eso, ha preparado nuestro corazón para la alegría. Todos, si miramos
hacia atrás, tenemos personas que fueron un rayo de luz para la vida: padres, abuelos,
amigos, religiosos, catequistas, animadores, maestros. Ellos son como las raíces de
nuestra alegría.

Momento de silencio: Recordemos en este momento jóvenes a aquellas personas que


nos dieron algo en la vida.

Monición: Continuamos con la reflexión


¿Encontraron? ¿Encontraron rostros, encontraron historias? Esa alegría que vino por
esas raíces es la que nosotras tenemos que dar, porque nosotras tenemos raíces de
alegría. Y también nosotras podemos ser, para los demás, raíces de alegría. No se
trata de llevar una alegría pasajera, una alegría de momento. Se trata de llevar una
alegría que cree raíces. Y me pregunto: ¿cómo podemos convertirnos en raíces de
alegría? La alegría no está en la biblioteca, encerrada, aunque hay que estudiar, pero
está en otro lado. No está guardada bajo llave, la alegría hay que buscarla, hay que
descubrirla. Hay que descubrirla en nuestro diálogo con los demás, donde tenemos que
dar esas raíces de alegría que nosotros hemos recibido. Y eso, a veces, cansa. Yo les
hago una pregunta: ¿ustedes se cansaron alguna vez? Piensen lo que sucede cuando uno
está cansado: no tiene ganas de hacer nada, entonces uno se abandona, deja de
caminar y cae. ¿Ustedes creen que una persona que cae en la vida, que tiene un
fracaso, que incluso comete errores pesados, fuertes, ya está terminada? No. ¿Qué
es lo que hay que hacer? Levantarse.
Y hay una cosa muy linda que quisiera que hoy se la llevaran como recuerdo: los alpinos,
que les gusta subir montañas, tienen un cantito muy lindo que dice así: “En el arte de
ascender —la montaña—, lo que importa no es no caer, sino no permanecer caído”.
El que permanece caído se “jubiló” de la vida ya, cerró, cerró la esperanza, clausuró la
ilusión y ahí queda caído. Y cuando vemos alguno —amigos nuestros que están caídos— ,
¿qué tenemos que hacer? Levantarlo. Fíjense cuando uno tiene que levantar o ayudar a
levantar a una persona qué gesto hace: lo mira de arriba hacia abajo. El único momento
que es lícito mirar a una persona de arriba abajo es para ayudar a levantarse. ¡Cuántas
veces vemos gente que nos mira así, por sobre el hombro, de arriba para abajo! Es
triste. La única manera en que es lícito, la única situación en que es lícito mirar a una
persona de arriba para abajo es —lo digan ustedes— para ayudar a levantarse. Bueno,
esto es un poco el camino, la constancia en caminar. Y en la vida, para lograr las cosas
hay que entrenarse en el camino. A veces no tenemos ganas de caminar, no tenemos
ganas de hacer esfuerzos. Que se debe hacer entonces caminar; si me caigo,
levantarme o que me ayuden a levantarme; no permanecer caído; y entrenarme,
entrenarme en el camino. Y todo esto es posible, no porque hagamos cursos sobre el
camino —no hay ningún curso para enseñarnos a caminar en la vida—.En la vida, nada es
gratis. Todo se paga. Sólo hay una cosa gratis: el amor de Jesús. Entonces, con esto
gratis que tenemos —el amor de Jesús— y con las ganas de caminar, caminemos en
esperanza, miremos nuestras raíces y vayamos adelante, sin miedo. No tengan miedo.

Monitora: Jóvenes a nuestro alrededor hay muchos hermanos y


hermanas que necesitan que les ayudemos a levantarse y a quienes
compartir nuestra alegría, les invitó a que traigan a su mente a esas
personas y en este momento las presentes a Jesús.

Momento de silencio
Monitora: Digamos juntas el canto de la alegría (página 8) y
compartamos aquella frase que más resuena.

Monitora: Ahora las invito a que como compromiso de llevar su alegría


de sentirse amadas por Jesús tomen una sandalia y recuerden no
tengan miedo que Jesús siempre caminará conmigo. (canto- Amando
hasta el extremo)

Reserva del Santísimo

“Evangelizar con María a la Luz de la Eucaristía”

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