Unidad 5. La Forma de Gobierno %%& %%%

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA.

LICENCIATURA EN DERECHO
GRUPO 2-1 MATUTINO.
DERECHO CONSTITUCIONAL I.
Horario: 11.15 a 12.00 p.m.

UNIDAD 5.- LA FORMA DE GOBIERNO.

¿Qué es la forma de gobierno?


Hace referencia al modelo de organización del poder constitucional que adopta un Estado en
función de la relación existente entre los distintos poderes.
¿Cómo se define la forma de gobierno de México?
México es una República Federal que proclamó su Independencia de España el 16 de septiembre
de 1810. El régimen republicano democrático representativo federal se estableció con la
Constitución de 1824. La Constitución actualmente en vigor fue aprobada por el Congreso el 5 de
febrero de 1917.
¿Cuáles son las 6 formas de gobierno?
Algunas de las formas de Gobierno más reconocidas, son la monarquía, la teocracia, la
aristocracia, la tiranía, la dictadura, el comunismo y la democracia.
¿Cómo se forma un gobierno?
La forma de Gobierno se basa en el predominio de la mayoría, pero con respeto a las minorías. Lo
que conduce al pluripartidismo. En cuanto al funcionamiento se señala: Pluralidad de órganos
constitucionales y la aceptación de la teoría de separación de poderes.
¿Qué tipo de gobierno tiene México 2021?
En nuestro país el régimen político y de gobierno se consagra en el artículo 40 de nuestra Carta
Magna, que refiere que será una República, democrática representativa, laica y federal.
¿Qué nos dice el artículo 39 constitucional?
Artículo 39.- La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder
público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el
inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
¿Cuáles son las formas de gobierno según la Constitución mexicana?
Artículo 40. - Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una república federal, democrática,
representativa y participativa, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a
su régimen interior; pero unidos en una Federación establecida según los principios de esta Ley
Fundamental.
¿Qué dice el artículo 49 constitucional?
El artículo 49 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que el
Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial y
que no podrán reunirse dos o más de estos poderes en un solo individuo o corporación.
Formas de gobierno en México.
Durante el siglo XIX hubo en México monarquía, dictadura, república federal, república centralista
y dos imperios.
¿Cuáles han sido las formas de gobierno en México?
1.1 Primer Imperio (1821-1823)
1.1.1 Regencias (1821-1822) .
1.2 Gobierno provisional (1823-1824)
1.3 Primera República Federal (1824-1836)
1.4 República Centralista (1836-1846)
1.5 Segunda República Federal (1846-1853) .
1.6 La Reforma (1855-1861) .
1.7 Segundo Imperio (1863-1867) .
1.8 República Restaurada (1867-1876)
¿Qué sistema político liberal adopto México durante el siglo XIX?
Después de múltiples problemas que trajo consigo el federalismo, en diciembre de 1836 se
redactan las Siete Leyes Constitucionales, en las que se establecía una República centralista,
proyecto conservador, con representación ciudadana y separación de poderes.
5.1 Distinción entre forma de gobierno y forma de estado, y tipo histórico de estado.
Existe una diferencia fundamental entre ambos: el Estado es permanente, en tanto que
el gobierno es temporal; el Estado prevalece sobre cualquier circunstancia, mientras que
el gobierno cambia según las circunstancias políticas.
El nacimiento de México a la vida independiente, contrajo a la par una serie de intervenciones
extranjeras y el no reconocimiento de Estados como el de la Santa Sede y el de la Corona
Española.
FORMAS DE ESTADO Y FORMAS DE GOBIERNO.
En lo que se refiere a las relaciones que se establecen en el seno del Estado, existen dos
conceptos que revisten particular relevancia para el estudio de los sistemas políticos: las formas
de Estado y las formas de gobierno. Por una parte, haciendo referencia a la manera en que se
relacionan los elementos fundamentales del Estado (territorio, población y gobierno), se puede
arribar a la clasificación de las formas de Estado, y por la otra, haciendo referencia a la forma en
que se posicionan y relacionan los órganos de gobierno (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) se
determinan las formas de gobierno.
En este sentido, al hablar de las formas de Estado nos referimos a la estructura o contorno de la
organización política, es decir a la configuración total y unitaria de las instituciones políticas de una
comunidad política nacional, de un Estado-Nación. La tipología más extendida en nuestros días
sobre las formas de Estado son el Unitario y el Federal, mientras que las formas de gobierno
típicas se clasificarían en parlamentario y presidencialista. El Estado Unitario de acuerdo con
Serra, se integra por un poder central, sin autonomía para las partes o regiones que la componen,
y es el único que regula toda la organización y acción de un poder que coordina a todas las
instancias públicas. De ahí deriva su organización centralista.
En esta forma de organización estatal, todos los ciudadanos están sujetos a una autoridad única,
al mismo régimen constitucional y a un orden jurídico común. Su funcionamiento se articula
mediante la centralización política y la descentralización administrativa.
El Estado Federal en cambio se integra con diversas entidades que conservan su autonomía
constitucional con cierto grado de descentralización política, pero que se unen para ciertos fines
de representación nacional. La existencia de entidades federativas implica desde luego una
delimitación territorial, una población y órganos de gobierno autónomos que dirigen esa
colectividad humana. Coexisten en consecuencia diferentes ámbitos de gobierno, así como
órganos de poder: el federal, el estatal y el municipal.
Por otra parte, una manera adicional de clasificar las formas que adoptan los Estados, atiende a la
forma de legitimación del titular del Estado, ya sea que se trate de una Monarquía o una República
y a la temporalidad de éste. Así, por ejemplo, la forma de sucesión del titular de una monarquía es
mediante la herencia, mientras que en una república se renovará periódicamente, según los
plazos previstos en la Constitución respectiva. El mandato de la titularidad en la monarquía
termina con la muerte del soberano o su abdicación a favor de su heredero/a y el mandato en la
república termina con el plazo establecido en la Constitución a favor de quien haya sido electo
para tal fin. Sin embargo, esta última clasificación no determina el tipo de régimen de gobierno, es
decir que ya sea república o monarquía pueden a su vez clasificarse en democrático, autoritario o
dictatorial, según sea el caso.
El régimen político por su parte, se refiere a la distribución y jerarquización normativa y
constitucional de los poderes públicos del Estado, así como a las formas jurídicas institucionales
aplicables a su renovación y funcionamiento. Las Sistema político y formas de gobierno configuran
al régimen político.
La forma de gobierno se refiere a la manera de organizar y distribuir las estructuras y
competencias de los órganos que componen el gobierno. En conclusión, podemos afirmar que las
formas de gobierno consideran los modos de formación de los órganos esenciales del Estado, sus
poderes y sus relaciones, mientras que las formas de Estado están determinadas por la estructura
de éstos y se refieren a las relaciones que se establecen entre población, territorio y soberanía,
según se integren en un orden estatal único o estén descentralizadas en los diferentes ámbitos de
competencia de conformidad con el pacto constitucional.
En lo que se refiere específicamente a las formas de organización política y administrativa de los
Estados, las formas de organización tanto políticas como administrativas son métodos o sistemas
encaminados a la estructuración de las funciones jurídicas.
Constituyen los medios a través de los cuales se conseguirán propósitos tales como la atención
técnica de un servicio, los problemas de una región y el aseguramiento de ideales democráticos,
o, en última instancia, la adecuada participación popular en los asuntos públicos. Estas formas de
organización pueden clasificarse en forma de centralización, descentralización o desconcentración
política o administrativa.
5.2 Desarrollo histórico.
Como resultado de la firma de los Tratados de Córdoba se dio la existencia legal de la nueva
nación, a la cual se agregaban, además de sus múltiples problemas, las asechanzas del exterior.
Así, se procedió a crear la Junta Provisional de Gobierno, fase previa a la instauración del modelo
monárquico que en esa primera etapa de agrupación político-administrativa adoptaría México.
Esta Junta Provisional designó a la Regencia del Imperio Mexicano, órgano de carácter ejecutivo
que, en su calidad de gobernador interino, nombró al que sería en nuestro ámbito el primer
secretario y le confirió el título de secretario de Negocios y Relaciones Interiores y Exteriores.
Las funciones de éste serían reguladas por el Decreto para el establecimiento de los ministerios
del 8 de noviembre de 1821, en el que se señala la creación de cuatro secretarias de Estado y del
Despacho Universal, siendo una de ellas la secretaria de Estado y del Despacho de Relaciones
Exteriores e Interiores, para la que se fijó como su ámbito de competencia el atender y despachar
todas las relaciones diplomáticas con las partes extranjeras.
Para la realización de estos primeros contactos con el exterior, se dio posesión del cargo al doctor
José Manuel de Herrera, quien fue así consignado en los anales de la historia nacional como el
primer secretario de Relaciones Exteriores. Cabe destacar que, de la creación de un Ministerio de
Relaciones Exteriores, en 1822 se dio la primera disposición del Servicio Exterior.
El 7 de mayo del año mencionado, ya habiéndose constituido un Congreso Constituyente, se hizo
un Decreto por el cual se establecieron reglas para los nombramientos de los miembros del
servicio exterior, así como instrucciones y sueldos del personal diplomático. Con esta pequeña
base se estipuló el primer antecedente del Servicio Exterior Diplomático.
Consolidado el Estado mexicano y adoptada la Constitución de 1824, se estableció que el régimen
de gobierno en el país sería de carácter republicano federal, precisándose en ella las atribuciones
del Congreso General respecto del desarrollo de las relaciones internacionales (Art. 50), las del
presidente de la República, en materia de nombramiento y remoción de secretarios, enviados
diplomáticos y cónsules, así como en la concertación de compromisos internacionales (artículo
110).
Del mismo modo, se delineaba la organización administrativa y funciones de los despachos en los
negocios del gobierno (artículos 117 a 122).
Acorde con la nueva estructura jurídico-política, y ante el incremento de los compromisos
internacionales de México, se procedió, el 7 de julio de 1826, a expedir el primer Reglamento
Interior del Ministerio de Relaciones Exteriores e Interiores, en el que se delimitaron tanto sus
responsabilidades como sus atribuciones. Y para el 31 de diciembre de 1829, el General Vicente
Guerrero expidió la primera ley del Servicio Exterior Mexicano.
En este último documento, se estipularon las reglas por las cuales se establecían Legaciones
Ordinarias, Legaciones Extraordinarias y Consulados. De esta manera, las legaciones
extraordinarias tenían a su cargo la constitución de Tratados y Acuerdos; las Legaciones
Ordinarias la correspondencia permanente que era conferida al derecho de reciprocidad; para los
Consulados, esta ley los dividía en consulados generales, consulados particulares y
viceconsulados, estando al frente de ellos un cónsul general, un cónsul particular y un vicecónsul,
respectivamente.
Para 1831, se promulgó la Ley sobre el establecimiento de legaciones en Europa y América, en
donde se consignaron disposiciones más de orden laboral que de orden orgánico; en esta Ley se
introdujeron dos aportaciones importantes: el personal diplomático se vio incrementado con la
aparición del oficial de la legación y los sueldos del personal comisionado en Europa y América
fueron igualados.
De la misma manera, en 1834 se promulgó la Ley sobre el establecimiento de consulados, la cual
fue expedida el 12 de febrero de 1834. En ésta, el presidente Valentín Gómez Farías, derogó
todas las disposiciones relativas a los consulados que hasta la fecha se habían dictado. Hay que
destacar que entre 1835 y 1896 se expidieron seis reglamentos que determinaban la indumentaria
que, de acuerdo con la diplomacia de la época, debía usar el personal diplomático y consular
mexicano.
En 1836, como consecuencia del golpe de Estado dirigido por el general Antonio López de Santa
Anna, se promulgaron las Siete Leyes Constitucionales en las que se fijó como forma de gobierno
el modelo republicano centralista, determinándose las bases para que el presidente de la
República nombrara, celebrara y dirigiera las relaciones internacionales en las que fuese parte el
Estado central (Cuarta Ley, artículo 17, fracciones XII, XIII, XIX, XX, XXI, XXXI y XXXII).
Al mismo tiempo, se establecía que serían cuatro los ministerios, uno de ellos el de Relaciones
Exteriores (artículo 28), y se especificaban la asignación y funcionamiento de los ministerios
encargados de los asuntos del gobierno (artículo 31, fracciones I, II y III; 32 y 38).
Los efectos de la adopción de este sistema de gobierno se hicieron notar. Se procedió al
establecimiento de medidas urgentes y necesarias mediante la promulgación de las Bases de
Organización para el Gobierno Provisional de la República, firmadas el 28 de mayo de 1841 y en
las cuales se señalaba la existencia de cuatro ministerios, siendo uno de ellos el de Relaciones
Exteriores, Gobernación y Policía.
El presidente Mariano Arista decreta en 1852 una reestructuración orgánico-funcional de los
ministerios, lo cual motiva que sea expedido el 12 de octubre de ese año, el segundo Reglamento
Interior del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En cuanto a la Política Exterior, abundaron intereses ajenos y duras condiciones impuestas por las
Potencias para otorgar a México el rango de nación. Pérdida de territorio, por la Guerra de Texas y
la correspondiente con Estados Unidos de 1847-1848, predominio comercial, dependencia por
endeudamiento e inversión de capital y técnica industrial.
Una de las discusiones políticas fundamentales del siglo XIX mexicano fue la manera de lograr la
unidad nacional. La discusión pasó a ser, después de la invasión y pérdida de más de la mitad del
territorio nacional en 1847 la prioridad indiscutible.
En este contexto, durante la última administración del general Antonio López de Santa Anna se
decretaron las Bases de la Administración Política de la República Mexicana, el 22 de abril de
1853, las que señalaban que serían cinco los Ministerios de Estado para el Despacho de los
negocios del gobierno, uno de ellos con el nombre de Ministerio de Relaciones Exteriores, mismo
que en mayo de ese año apareció en primer término dentro del decreto para el orden y
denominación de los ministerios instituidos.
Con el fin de afirmar y definir sus acciones, el Ministerio de Relaciones Exteriores expidió su tercer
Reglamento Interior el 8 de agosto de 1853, en atención al artículo tercero del Decreto de
gobierno del 28 de junio de ese año.
De la misma manera, para 1853, se promulgó la Ley de arreglo del cuerpo diplomático. Se expidió
el 25 de agosto de 1853, en este ordenamiento se intentó codificar las distintas disposiciones en
materia diplomática que se habían dictado; el primer título del estatuto orgánico definió un nuevo
orden jerárquico del cuerpo diplomático, además de confirmar la composición de las legaciones
ordinarias y extraordinarias de la ley de 1829.
Otras características de este documento, radican en las disposiciones de “las cualidades de los
empleados diplomáticos y reglas para nombrarlos”; se reivindicó la nacionalidad mexicana como
requisito para formar parte del cuerpo diplomático y denotó como cualidades de todo empleado
diplomático, la buena reputación, la acreditada aptitud, la probidad calificada en cualesquiera de
las profesiones honrosas y literarias.
Al estar en el poder los liberales, se creó el Estatuto Orgánico Provisional de la República
Mexicana del 15 de mayo de 1856, el cual señalaba la existencia de seis ministerios, instituidos
para el buen gobierno, determinándose que uno de ellos sería el de Relaciones Exteriores.
El 5 de febrero de 1857 se adoptó una nueva Constitución para la República Mexicana, en donde
se establecieron las facultades del Congreso General (artículo 72, fracciones XII y XIII) y las del
presidente de la República (artículo 85, fracciones II, III, X y XI), respecto de la ratificación y
aprobación de los asuntos internacionales y del nombramiento y remoción de secretarios, agentes
diplomáticos y cónsules, así como de la concertación de compromisos internacionales.
En plena Guerra de Reforma, la Secretaría de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores
emitió, el 12 de agosto de 1858, su cuarto Reglamento Interior.
La aproximación al encuentro de soluciones positivas se hizo tangible con la Reforma de 1858-
1860, y con la resistencia a la intervención extranjera de 1862-1867 que sentó las bases
definitivas de la República Federal. Al fracasar el segundo Imperio, se acabaron las expectativas
europeas respecto de México.
Al consolidarse el gobierno de Benito Juárez en 1861, se dan en forma sucesiva cuatro reformas y
modificaciones a la composición orgánica del gobierno federal, en las cuales se manifestó la
existencia del Ministerio de Relaciones Exteriores, quedando finalmente considerado como
Ministerio de Relaciones Exteriores y de Gobernación.
En el periodo llamado la república restaurada y habiendo caído el imperio de Maximiliano, se
trazaron nuevas bases para una política exterior cimentada en el respeto a la soberanía de los
pueblos y en su igualdad jurídica, en congruencia con el proyecto nacional; en este sentido, se
promulgó el Reglamento del cuerpo consular de 1871; entre los avances de esta ley, se pueden
mencionar: la asignación de tareas específicas a cada uno de los miembros de los consulados,
además de ampliar las categorías de composición de los consulados.
Sin mayor cambio en la organización jurídico-administrativa del gobierno de Benito Juárez,
concluyó una etapa del Estado mexicano, dando paso al prolongado régimen del general Porfirio
Díaz.
5.3 Clasificación. (de las formas de gobierno).
En el Espíritu de las leyes habla de tres formas: Gobierno republicano: la soberanía está en el
pueblo. Monárquico: el gobierno es uno solo, pero tiene límites, se debe ajustar a las leyes.
Despótico: una sola persona es el jefe, sin límite alguno.
5.4 La República y la Monarquía.
¿Qué diferencias hay entre la monarquía y la república?
En la práctica suele pensarse que la forma de Estado de un país es la monarquía si tiene rey, y
república si no lo tiene. Lo cierto es que una república está fundamentada en el “imperio de la ley”
y no en el “imperio de los hombres”.
Características de la monarquía.
Ser un sistema político basado en el gobierno de una sola persona, es decir, que tiene poder
absoluto. Tener un rey que solo puede acceder al cargo de manera hereditaria. Tener un
monarca que es símbolo de continuidad y de estabilidad. Ser una única organización político
administrativa.
¿Cómo era la monarquía en México?
Cuando decimos que nuestro país era una monarquía constitucional, quiere decir que la figura
suprema era un monarca, pero que éste no se mandaba solo, sino actuaba con base en una
constitución. Recuerda que, al independizarse México busca principalmente dejar de responder
ante España y tomar sus propias decisiones.
¿Qué es una república y cuáles son sus características?
Una república es una forma de gobierno y organización del Estado, en la que el poder público es
ejercido por representantes del pueblo, ceñidos a un cuerpo de leyes fundamentales establecidas
para todos (o sea, una Constitución), y en el marco de una separación de los poderes públicos.
Características del republicanismo.
Igualdad: Todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, obligaciones y oportunidades.
También son iguales ante la ley.
Libertad: Los ciudadanos son libres y tienen una amplia provisión de derechos. Al contrario de lo
que sucede en los regímenes no democráticos.
La rebelión federalista de 1840 contra el gobierno de Anastasio Bustamante fue otro más de los
enfrentamientos armados que sacudieron a la capital en aquel periodo, así como el motivo para
que Gutiérrez de Estrada, ex ministro de Relaciones Exteriores, planteara el regreso a la
monarquía para terminar con los conflictos internos. Su intento quizá se habría perdido en el
tiempo si la casa real austriaca no hubiese mostrado interés en la propuesta varios años después.
El 18 de octubre de 1840 la ciudad de México amaneció apacible, con sus calles empedradas
poblándose de gente, iglesias que tañían sus campanas, comercios bulliciosos, fondas
aromáticas, vendedores que pregonaban mercancías, carruajes de familias aristócrata.
La capital parecía recuperarse de la sangrienta y fallida rebelión, encabezada apenas unos
meses atrás por el incansable liberal Valentín Gómez Farías y el general José Urrea, que exigía
regresar al régimen federal y que al cabo de doce días (15 a 27 de julio) había dejado cerca de
seiscientos muertos y destrozado la esquina sur de la fachada de Palacio Nacional.
No es difícil imaginar los rostros descompuestos de indignación, burla o cólera que provocó entre
las elites política y militar ese escrito de José María Gutiérrez de Estrada, un joven político y
diplomático nacido en 1800, quien ya para entonces había sido oficial del Ministerio de
Relaciones, senador por Yucatán y ministro de Relaciones.
En el verano de 1840 Gutiérrez de Estrada había regresado de una estancia de cuatro años en
Europa con su esposa, Loreto Gómez de la Cortina, durante los cuales viajó por varios países
donde pudo observar la forma en que los principios de representatividad democrática se
amalgamaban gradualmente con los sistemas monárquicos aún vigentes. Quizá fue por eso que,
al contemplar el desastroso espectáculo de México, no dudó en escribir la escandalosa propuesta
monárquica que provocó una de las controversias más intensas de la primera mitad del siglo XIX.
¿Monarquía o república?
En realidad, no era la primera vez que se pensaba en que México se constituyera como una
monarquía. Ya en el siglo XVI, hacia 1541, Fray Toribio de Benavente había propuesto al rey
Carlos V que enviara a alguno de sus infantes a gobernar Nueva España.
Algo semejante pidió a Carlos III, en 1783, Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda,
cuando solicitó que uno de los infantes fuera “rey de México”, otro gobernara Perú y uno más el
resto de las provincias de Tierra firme.
Incluso en junio de 1821, poco antes de que se consumara la Independencia, los diputados
americanos a las cortes españolas: Lucas Alamán, Mariano Michelena, Lorenzo de Zavala y
Miguel Ramos Arizpe estos dos últimos serían después destacados federalistas, entre otros,
propusieron que el rey de España nombrara a un gobernante para cada una de sus posesiones
divididas en tres secciones, sin excluir a las “personas de la familia real”.
Y, por supuesto, el independentista Plan de Iguala, formulado en febrero de 1821 por Agustín de
Iturbide, consideró que el gobierno de Nueva España sería una “monarquía moderada”
constitucional y solicitó a Fernando VII, a sus hijos o a otro miembro de la casa real para gobernar
el nuevo país.
Sin embargo, tras la accidentada y fallida experiencia del gobierno imperial de Iturbide (1822-
1823), de apenas ocho meses de duración, y tras la conformación del país como república federal
con la Constitución de 1824, el régimen monárquico quedó proscrito y condenado por la mayoría
de los actores políticos.
No obstante, como lo demostrarían proyectos monárquicos posteriores y, por supuesto, el imperio
de Maximiliano de Habsburgo (1864-1867), “el republicanismo y el monarquismo” fueron “las dos
posibilidades de ser de la nueva nación” que estuvieron en disputa entre 1821 y 1867.
5.5 Instituciones que caracterizan el régimen republicano en México y las disposiciones
jurídicas que lo rigen.
¿Qué son las instituciones de gobierno?
Una entidad gubernamental es aquella que provee un servicio público a la ciudadanía. Su gestión
suele estar a cargo del Gobierno en funciones, aunque en algunos casos se le brinda cierta
autonomía nombrando a gestores independientes al mando de la institución
¿Qué caracteriza a la forma de gobierno de México establecida en la Constitución?
El gobierno federal, denominado constitucionalmente el Supremo Poder de la Federación, está
constituido por los tres poderes de la Unión: el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder
judicial. La Ciudad de México es la capital de la federación y la sede de los Poderes de la Unión.
FIN DE UNIDAD 5.

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