46 Gozoso
46 Gozoso
46 Gozoso
ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor Jesucristo, que por mi amor quisiste nacer en un pesebre y morir en la
cruz, ¡qué grande ha sido mi deslealtad! ¡qué grande mi atrevimiento cada vez
que he faltado a tu ley de amor! Tú, Señor, mostrándote misericordioso
conmigo te manifiestas Dios, pues en tu ser infinito cabe infinita bondad.
Imploro tu perdón tanto más necesario cuanto más pecador me confieso.
¡Perdón, Señor mío! Te ofendí y al considerarlo siento gran tristeza, pero al
verte en la cruz, mi confianza renace, por eso, desde el fondo de mi alma, te
digo como el salmista: ¡Apiádate de mi Dios mío según tu gran misericordia!
Amén.
OFRECIMIENTO:
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que
ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y
reclamando tu socorro, haya sido desamparado de ti. Animado por esta
confianza, a ti acudo, oh Madre, Virgen de Vírgenes, y gimiendo bajo el peso de
mis pecados me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. Oh Madre de
Dios, no deseches mis súplicas, antes bien, escúchalas y acógelas
benignamente. Amén.
PADRE NUESTRO:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación y
líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, los
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
PRIMERA PLEGARIA:
SEGUNDA PLEGARIA:
TERCERA PLEGARIA:
Madre de todos los hombres, te suplicamos que así como consolaste a Juan
Diego, abatido por la enfermedad que minaba la salud y fuerza de su tío,
acudas en auxilio nuestro cuantas veces nos apartemos de la virtud y
atentemos contra el amor. Madre Santa, que resuene en nuestros oídos aquel
¿A dónde vas, hijo mío?, que dijiste a Juan Diego y que al oírlo dejemos el
camino de la mentira, del fraude, la irresponsabilidad y comencemos de nuevo
a servir a Dios Amén.
CUARTA PLEGARIA:
Madre de los mexicanos, te suplicamos que así como brotaron rosas frescas y
fragantes en el árido Tepeyac y se imprimía tu divina imagen en la tilma de
Juan Diego, te dignes hacer florecer en nuestra alma el amor para que en ellas
te retrates tú, purísima Madre, y podamos esperar con inquebrantable fe un
tránsito feliz de esta vida a la eterna. Amén.
QUINTA PLEGARIA:
Madre de los mártires, te suplicamos que, así como el neófito Juan Diego, tu
embajador, se sintió tan hondamente solidario ante las necesidades de sus
semejantes, y alcanzó por tu mediación ante Dios la salud de su afligido tío
Juan Bernardino, te dignes alcanzarnos la gracia de vivir ese espíritu de
servicio a los demás como verdaderos hermanos de Jesús. Amén.
R. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, los
pecadores, ahora, y en la hora de nuestra muerte. Amén.
V. Dios te salve María Santísima, vida de los santos, alegría de los ángeles,
esperanza de los hombres, nube luminosa a cuyo seno bajó el Hijo de Dios.
Dios te salve María Santísima, Madre de Dios Hijo, virgen purísima en el parto,
en tus manos encomendamos nuestra esperanza para que la alientes. Llena
eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, los
pecadores, ahora, y en la hora de nuestra muerte. Amén.
V. Dios te salve María Santísima, modelo de amor, lirio de pureza, imagen viva
de castidad. Dios te salve María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo,
virgen purísima después del parto, en tus manos encomendamos nuestra
caridad para que la inflames, nuestras necesidades para que las remedies,
nuestras almas para que las salves. Llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, los
pecadores, ahora, y en la hora de nuestra muerte. Amén.
LETANÍAS
Santa María.
Ruega por nosotros
Hija predilecta del Padre.
Ruega por nosotros
Madre del Verbo Encarnado.
Ruega por nosotros
Templo del Espíritu Santo.
Ruega por nosotros
Virgen purísima, preservada del pecado original.
Ruega por nosotros
María, hija fiel de Sión.
Ruega por nosotros
María, obediente, pobre y humilde.
Ruega por nosotros
María, llena de gracia y de todas las virtudes.
Ruega por nosotros
María, discípula perfecta de Cristo.
Ruega por nosotros
María, atravesada por la espada del dolor.
Ruega por nosotros
María, entregada al apóstol Juan y a todos nosotros.
Ruega por nosotros
María, imagen purísima de la iglesia.
Ruega por nosotros
Santa María de Guadalupe.
Ruega por nosotros
Mujer vestida del sol eterno.
Ruega por nosotros
Mujer coronada de Estrellas del cielo.
Ruega por nosotros
Mujer con la luna perecedera bajo tus pies.
Ruega por nosotros
Estrella de la Evangelización.
Ruega por nosotros
Madre del verdadero Dios por quien se vive.
Ruega por nosotros
Madre, tú que amparaste a Juan Diego y a los más pequeños.
Ruega por nosotros
Madre, tú que amparas a los indígenas, campesinos y obreros.
Ruega por nosotros
Madre, tú que amparas a los niños maltratados y abandonados.
Ruega por nosotros
Madre, tú que amparas a los enfermos, ancianos y presos.
Ruega por nosotros
Madre, tú que amparas la vida del niño no nacido.
Ruega por nosotros
Virgen, tú que comunicas el amor a la castidad y pureza.
Ruega por nosotros
Virgen, tú que comunicas la búsqueda de silencio y meditación.
Ruega por nosotros
Virgen, tú que comunicas el celo apostólico por una nueva Evangelización.
Ruega por nosotros
María, Reina del cielo y de todo el universo.
Ruega por nosotros
María, Reina de América.
Ruega por nosotros
Reina, tú que nos pides el respeto a toda vida humana.
Ruega por nosotros
Reina, tú que nos pides la obediencia a los derechos humanos.
Ruega por nosotros
Reina, tú que nos pides la real protección de los derechos humanos.
Ruega por nosotros
Reina, tú que nos pides la consagración a tu Corazón inmaculado.
Ruega por nosotros
Reina, tú que nos pides el rezo diario del santo rosario.
Ruega por nosotros
Reina, tú que comunicas la caridad con tus hermanos más indigentes.
Ruega por nosotros
Reina, tú que comunicas el deseo de la entrega total a Cristo y a su Iglesia.
Ruega por nosotros
Reina, tú que comunicas la superación de nuestros instintos egoístas.
Ruega por nosotros
Reina, tú que nos pides la reparación de tantos crímenes contra la vida del
alma y del cuerpo.
Ruega por nosotros
Reina, tú que nos pides la solidaridad cristiana con los hermanos más pobres.
Ruega por nosotros
María, signo celestial de la caída final del maligno.
Ruega por nosotros
María, signo celestial que prepara la última venida de Cristo.
Ruega por nosotros
María, signo celestial de victoria sobre las herejías, sectas y el ateísmo.
Ruega por nosotros
María, signo celestial de consuelo y esperanza de nosotros peregrinos.
Ruega por nosotros
María, signo celestial de nuestra transformación gloriosa.
Ruega por nosotros
María, signo celestial de un nuevo cielo y una nueva tierra.
Ruega por nosotros
ORACIÓN:
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas
y oraciones que te hacemos en nuestras necesidades. Antes bien, líbranos de
todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros, Santa
Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
CONSAGRACIÓN A MARÍA:
¡Oh señora mía! ¡Oh madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti, y en prueba
de mi filial afecto, te consagro en este día, y para siempre, mis ojos, mis oídos,
mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, ¡oh
madre de bondad!, guárdame y defiéndeme como instrumento y posesión tuya.
Amén.
ORACION FINAL: