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i

I^ I ^II'^

CULTNO
N: 2-71

DE LA IILCApIOFA
JOSE RECHE MARMOL
Agente de Extensión Agraria

YIAI8TERI0 DE 1G^RICOLTORI
CULTIVO DE LA ALCACHOFA

La alcachofa, llamada también "alcaucil" o"alcacil", es


una planta vivaz, perteneciente a la familia de las Compuestas,
y su nombre científico es Cynaru scolymus; son comestibles en
ellas las brácteas y el receptáculo; también pueden utilizarse
sus hojas después de blanqueadas.
Es una planta que en la actualidad se cultiva en todo el
mundo. A efectos del cultivo, se considera como planta bianual
o trianual, ya que a partir de los tres años la producción tiende
a disminuir, retrasándose la fructificación.

DESCRIPCION

La alcachofa es una planta herbácea, de hojas oblongas, ase-


rradas, con los bordes provistos de grandes dientes, de más
de un metro de longitud con un nervio central grueso, y con
nerviaciones marcadas. Tiene numerosos lóbulos laterales,
verdosos en su cara superior y recubiertos por una pelusa en
el envés o cara inferior.
Los tallos son acanalados, gruesos, ramificados y con surcos
longitudinales. Sobre estos tallos, y en sus terminaciones, es
donde se producen las inflorescencias objeto de dicho cultivo.
Las flores se hallan reunidas en grandes cabezuelas terminales,
provistas de gruesas escamas en la base, a veces, espinosa.
Fruto en aquenio, de forma oblonga, de colores más o me-
nos grisáceos, con manchas pardas o negruzcas. Su composi-
ción nutritiva es: 12,8 por 100 de proteínas, 0,60 por l00 de
grasas, 78,56 por 100 de almidón y extractivo no^ nitrogcnado,
3,43 por 100 de celulosa, 5,33 por 100 de cenizas y un 81,12 por
100 de agua. La raíz es perenne (rizoma) y gruesa, y produce
esquejes utilizados en la multiplicación de este vegetal. Su^
semillas son deprimidas, de color grisáceo, con rayas más os-
curas; tienen gran poder de difusión, gracias al cual son tras-
ladadas a grandes distancias por el viento; esta tiene el incon-
veniente de que luego dan lugar a plantas silvestres que no
se parecen en nada a las de origen, ya que son plantas degcne
radas y de peor calidad.
La duración de la facultad germinativa dura de seis a doce
años, tardando en germinar unos veintidós días. E1 níimero de
semillas contenidas en un gramo es de 27, apro^imadamente.

VARIEDADES

Hay alcachofas espinosas o silvestres y otras no espinosas


o domésticas. Las primeras poseen escamas carnosas, termina-
das en espinas, que cubren la inflorescencia joven. Las otras

Fig. 1. Un alcachnfar en la ribera del Tajo.


- 4 -

se dividen en dos subgrupos: unas, cuyas escamas terminan en


un apéndice sinuoso y con tres dientes, pero recto en el ápice,
y otras, las hortícolas, que tienen el apéndice doblado hacia
dentro; estas últimas son las más generalizadas, clasificándose
en blancas y violetas, según sea la coloración de sus brácteas.
Las variedades más conocidas de alcachofas cultivadas son
las siguientes:

Gruesa Verde de Laón o de París. Sus frutos son de gran


tamaño, tiernos y carnosos, estando un poco separadas las
brácteas que rodean a las inflorescencias; muy productiva v
resistente al frío; variedad tardía.

Empoli. Es una planta vigorosa, de un metro y medio dc


alto, y con hojas largas y delgadas de color verde claro; el
fruto es grueso y redondo, de color violáceo; es una varicdad
temprana.

Gruesa de Bretaña. Sus tallos son grandes; mide, a vcces,


más de un metro de longitud; es una planta robusta; el fruto
es mediano, con brácteas apretadas de colores negruzcos y
verdosos en los bordes; variedad muy precoz.

De Ve^2ecia. Planta con grandes hojas y fruto grueso, con


escamas redondas y divididas, de color violeta oscuro. De buen
sabor (muy tiernas) y casi picante; es característico de esta
planta el tener el mismo sabor del cardo en el tallo o cogollo.
Variedad muy productiva y temprana.

Gruesa Romana. Tiene hojas medianas y enteras, el fruto


posee escamas no muy apretadas y de tamaño mediano, de
un color verde oscuro. Esta variedad tiene escamas exteriores
espinosas. Variedad de un sabor algo amargo. Muy productiva.

Mazzaferrata. Es una planta poco productiva; los frutos son


de sabor mediocre, pero por cosecharse temprano tiene buen
mercado.
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De Navarra. Planta con un metro aproximado de altura,


muy productiva; frutos apiñados, de sabor excelente, medianos
y algo violáceos.

De Getafe. Es una de las variedades más cultivadas en el


Centro de la Península; sus frutos son de tamaño mediano,
pero muy tiernos y sabrosos, por lo que son generalmente muy
apetecidos y buscados.

ZONA DE CULTIVO

La alcachofa se cultiva generalmente en toda España y


está muy adaptada a las provincias de la costa mediterránea,
en las que la producción se dedica principalmente a la expor-
tación. Destacan como principales provincias productoras: en
el centro, Madrid y Segovia; en Andalucía, Málaga y Sevilla, y,
como dijimos anteriormente, las zonas del Mediterráneo, por
sus condiciones adecuadas para la obtención de cosechas de
alto rendimiento, especialmente la vega del Segura, con una
producción que representa las dos terceras partes de la cosecha
nacional.
En España, la producción en 1969 fue de unos 90 millones
de kilos, con una disminución del 22,6 por 100 con respecto
a la cosecha del año anterior, que fue de 114.700.000 kilos.

EXIGENCIAS EN CLIMA Y SUELO

Es una planta que normalmente soporta mal los suelos hú-


medos y los fríos. Necesita para su desarrollo tierras sanas y
frescas, profundas y muy fértiles; las que mejor van son las
de textura arcillo-areno-caliza, incrementándose su cultivo en
zonas de nuevos regadíos y terrenos más sueltos (areno-limo-
sos), más pobres en principios fertilizantes. Cuando los terre-
nos son secos, su recolección se anticipa, pero los frutos son
de peor calidad. El suelo ha de ser rico en materia orgánica y
abonos minerales. Es conveniente que este cultivo se implante
en regiones o zonas donde la diferencia de temperatura entre
F i g. 2.- Planta
donde puede apre-
ciarse la colocación
de las alcachofas.

el invierno y el verano sea apreciable, ya que con este desequi-


librio la planta sufre en los meses de mucho frío una detencióil
que luego repercute en un mayor desarrollo, vigor y actividad
al llegar la primavera; produciendo más y mayores inflores-
cencias.
También hay que tener en cuenta que las bajas temperatu-
ras y el excesivo calor interrumpen su cultivo. Es una planta
de climas suaves o cálidos, que no sean excesivamente húme-
dos. Si desciende la temperatura en invierno a menos de 5 gra-
dos centígrados, se detiene el desarrollo y, a veces, mueren las
plantas. La alcachofa doméstica es más sensible al frío que la
espinosa.
En parcelas donde crece hierba espontánea, la planta se
desarrolla con vigor, pero las producciones son escasas; este
cultivo necesita, entre otras cosas, terrenos limpios y muy cui-
dados, para lo cual se pueden efectuar los tratamientos nece-
sarios con productos a base de paraquat y diquat, a dosis
de 0,4 a 0,6 kilos de materia activa por hectárea, pudiéndose
utilizar a lo largo de todo el ciclo vegetativo y poniendo cuida-
do en no mojar las plantas, ya que se producirían quemaduras.
Después del recalce, en primavera u otoño, una vez enrai-
zada la planta, se podrán aplicar pulverizaciones con cualquie-
Fig. 3.--En terrenos donde la hierba es muy abundante pueden utilizarse
herbicidas para desembarazarse de ella.

ra de estos productos: simazina, linurón y prometrina, a la


dosis de 1 kilo de materia activa por hectárea.
E1 alcachofal es muy exigente en agua; cuando falta ésta
se obtienen frutos más pequeños, de menos resistencia al
transporte, y se adelanta la fructificación; por el contrario, con
riegos copiosos los frutos son más jugosos, de mayor tamaño y
resistentes al transporte.

ABONADO

Es un vegetal muy esquilmante, por lo que necesita grandes


cantidades de estiércol, complementado con abonos minerales.
Recomendamos que, antes de aplicar cualquier abonado,
se realice el análisis del suelo para saber de esta manera a qué
atenerse.
Como norma gcneral, se puede decir que el abonacío con
estiércol bien hecho ha de oscilar entre 50.000 y 60.000 kilos
por hectárea y las aportaciones han de hacersc con sumo cui-
- 8 -

dado y prudencia, para evitar que se obtengan cosechas de


escasa resistencia al transporte, conservación y calidad medio-
cre. Siempre que podamos aportaremos el estiércol en el cul-
tiva anterior, facilitando de esta forma la descomposición y
transformación en el caso de que la incorporación hubiese sido
de estiércol no muy hecho.
Los abonos minerales pueden utilizarse a las dosis siguien-
tes: sulfato amónico, 2.000 kilos; superfosfato de cal, 700 kilos,
y potasa, 300 kilos; todo ello referido a una hectárea. Deben
distribuirse con las labores preparatorias del terreno o abona-
do de fondo la totalidad del fosfórico y la potasa, junto con
unos 500 kilos de sulfato amónico. El resto del abonado nitro-
genado se adicionará al terreno en varias veces, al principio de
la primavera, antes de la recolección y en el desretoñado.
Una fórmula de abonado muy usada en la zona Centro es la
siguiente: superfosfato, 1.200 kilos; sulfato amónico, 2.000 ki-
los, potasa, 600 kilos, repartiendo la mitad del abono nitroge-
nado junto con el fosfórico y la potasa en el abonado de fondo
o sementera y el resto del nitrógeno en cobertera.

MULTIPLICACION

La alcachofa es una planta cuya reproducción se efectúa


por renuevos y por semillas. Los retoños o renuevos pueden
ser obtenidos en vivero o trasplantados directamente al terre-
no de asiento. La utilización del vivero ha ido disminuyendo
poco a poco por la mano de obra necesaria y la ocupación tem-
poral de la tierra, por lo que se tiende a la plantación directa
en el terreno de asiento.
En la multiplicación vegetativa, es decir, en la que se realiza
por renuevos, la planta originada ha adquirido las característi-
cas de la planta origen; por el contrario, cuando la reproduc-
ción se efectúa por semillas, la planta obtenida comienza a de-
generar, repercutiendo sensiblemente en la formación y produc-
ción de frutos; por lo que este sistema es poco utilizado en
zonas de cultivo intensivo.
Fig. 4. -- Renuevo de
alcachofa utilizado pa-
ra multiplicación de ]as
p]antas.

Para su multiplicación vegetativa por brotes o renuevos,


éstos se tomarán de las plantas mejor desarrolladas y que se
vea son más productivas; para ello se aprovecha la facilidad
que tiene este vegetal de formarse en varios pies, y se cortan
varios de ellos arrancándolos con un poco de raíz para facili-
tar el arraigo; esta operación se hace generalmente en el mes
de agosto o septiembre, aunque varía según comarcas y varie-
dades. Se recortan un poco las hojas y se plantan en los caba-
llones ya preparados para ello, procurando colocar un par de
plantas o renuevos por hoyo y a una distancia que oscila entre
60 a 70 centímetros; se ponen dos plantas por hoyo para evitar
las posibles marras. A1 abrir los hoyos para colocar los brotes
conviene depositar en su fondo abono y poner encima el re-
nuevo, procurando que quede a unos ocho o diez centímetros
del suelo, por lo cual el diámetro del hoyo será de unos veinte
centímetros. A continuación se riega. Conviene desinfectar los
hijuelos antes de plantarlos, con un caldo que contenga penta-
cloro-nitro-benceno (PCNB) al 0,5 por 100 de materia activa y
diazinón o fentión (lebaycid) al 0,3 por 100.
Una vez enraizadas las plantas se aclaran, dejando una por
hoyo, y antes de los fríos de otoño se recalzan para preservar-
las de las bajas temperaturas; en el mes dc febrero o marzo,
cuando ya no haya peligro de helada, se levantan los recalces.
Deben utilizarse renuevos de tipo medio, ni grandes ni pe-
queños, ya que los grandes no arraigan bien y los pequeños
producen plantas raquíti^ as. Muchos agricultores, por carecer
de suficientes hijuelos o por implantar de nuevo el cultivo,
obtienen dichas plantas de viveros especializados o de los pro-
pios agricultores que con esto tienen un ingreso notable en sus
explotaciones.
Otro sistema de reproducción vegetativa es por esquejes o
partes de raíz, para lo cual, llegada la época de la plantación,
se arrancan las plantas y se separan dichos retallos, plantán-
dolos en el terreno donde quiere iniciarse el cultivo.
La multiplicación por semillas se utilizará cuando no es
posible obtener renuevos o retallos de una planta, o se nece-
siten más de los previstos, pero teniendo en cuenta que con
las semillas se producen plantas vigorosas y adaptables a sue-
los poco fértiles, pero que tardan mucho en florecer y dan
producción escasa, además de no adquirir los caracteres de-
seables de la variedad de origen. A finales de verano se for-
mará el semillero, distribuyéndose las semillas a golpe, en nú-
mero de dos a tres por hoyo, a una distancia de veinte centíme-
tros entre ellos y a otros tantos entre líneas, gastando unos
25 kilos de semilla, aproximadamente, por hectárea. Se regará
por aspersión para no descubrir las semillas, y, una vez naci-
das, se dejará la plantita que mejor responda a los caracteres
deseados. Cuando estas plantas tengan de cuatro a cinco hojas,
se riega el terreno, y se arrancan con cuidado, procurando que
vaya adherido a las raíces un poco de tierra; se corta la ter-
minación de la raíz y se lleva al terreno de asiento, colocán-
dolas en los caballones o mesillas, según la forma de cultivo,
a una distancia de 70 centímetros unas de otras, dándoles se-
guidamente un riego para que se asienten las plantas. Se utili-
zarán alrededor de unas 14.000 plantitas por hectárea. Esta
operación de trasplante se efcctúa durante los meses de marzo
a noviembre, dependiendo de la variedad, de las comarcas y
del rigor del frío. No hay que olvidar desinfectar las plantitas
con los productos anteriormente indicados o con otros seme-
jantes. Hay que señalar que las plantaciones tempranas (julio)
pueden ser afectadas por el calor, dificultando el arraigo d^
las plantas.
Para la obtención de la semilla se cscogen en primavera
como plantas madres los pies más vigorosos de dos años de
edad y se conserva en ellos únicamente la cabezuela principal.
Durante la floración se envuelven dichas cabezuelas en un pa-
pel engrasado que se mantiene suspendido e inclinado sobre el
suelo para que el agua no penetre y se quede entre las escamas,
evitando también de esta forma la caída de las flores y el po-
sible corrimiento. Las inflorescencias maduran en agosto 0
septiembre y se procede a la corta de estas cabezas, colocán-
dolas posteriormente al sol y al aire libre para su secado y
desgrane; de esta manera se hace la recogida de las semillas.

CULTIVO

La alcachofa se cultiva en varias formas: en "llano o mesi-


llas", que son eras o parcelas con una anchura de tres metros
y medio, separadas unas de otras por un pasillo o caballón;

Fig. 5. - Planta de
alcachofa joven.
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el riego en este caso se hace a manta. La separación entre


plantas es de 60 a 80 centímetros. En "lomos" o caballones se-
parados unos de otros de 1 a 1,20 metros y con una altura de
40 centímetros, aproximadamente. La distancia entre plantas
es también igual que en la forma anterior. En estos "lomos"
puede ir una sola línea de plantas o también "lomos a dos
líneas", teniendo entonces estos lomos una anchura de 1,40
metros y quedando en ellos separadas las plantas 70 centíme-
tros entre sí.
Tanto en uno como en otro sistema las parcelas deben ir
provistas de surcos para el riego y con la conveniente incli-
nación.
Las labores preparatorias del terreno tienen por objeto re-
mover el suelo en profundidad, para poner a disposición de
las raíces los elementos necesarios para su desarrollo. La pro-
fundidad de estas labores no suele ser mayor de 50 centíme-
tros. No es conveniente el volteo de las capas del terreno.
También se persigue con estas labores ofrecerle a la planta
una cama mullida. Después se abona el terreno y se procede
a la formación de caballones o mesillas.
Las plantitas obtenidas por hijuelos, por esquejes o por
semilla se irán colocando en los caballones o lomos y en las
mesillas a una distancia de 70 centímetros, como hemos dicho.
Se continúa con un riego para que las plantas queden asenta-
das; los riegos siguientes se harán de acuerdo con las necesi-
dades del cultivo, procurando mantener el suelo con buen
tempero. Pasada una semana de la plantación se efectuará
el recalce de las plantitas. A principios de la primavera se cava
el terreno y se abona el cultivo coincidiendo con un riego. A
partir de mayo o junio comienza la recolección; cuando se ter-
mina ésta se suprimen por el pie los tallos que hayan fructifi-
cado o que carezcan de extremidad.
En el mes de octubre siguiente a la plantación se descalzan
las plantas y se efectúa el desretoñado, que consiste en dejar
por cada planta uno o dos de los retoños más vigorosos y que
veamos pueden desarrollarse mejor, y se abona. Así se conti-
núa año tras año hasta llegar al completo agotamiento del al-
Fig. 6.-Vista de un alcachofal,
donde pueden observarse dos
sistemas de plantación : al fon-
do, en llano, y en primer térmi-
no, en lomns.

Fig. 7.-Detalle de una planta-


ción en lomos.

Fig. 8.-Detalle de una planta-


ción en Ilano.
cachofal. En caso necesario, al final del cultivo se pueden apro-
vechar las hojas blanqueándolas como en el cardo.
Una operación muy importante, en algunas comarcas, es
cortar al principio del invierno las plantas por la mitad, atarlas
y recalzarlas con la tierra, procurando que al hacer esta ope-
ración la tierra no penetre en el interior o corazón de la planta;
tampoco es conveniente taparla toda de tierra; hay que dejar
la punta o la extremidad de la planta al aire para evitar que
se pudra. Cuando llegue la primavera se comienzan a descubrir
poco a poco las plantas, no bruscamente porque pueden ser
dañadas por el medio ambiente; se cortan las hojas podridas
y, en caso necesario, se abona el terreno, cavándolo y regán-
dolo seguidamente. Después se continúa con la recolección.
Hay que tener en cuenta un aspecto que interesa destacar
en este cultivo; la alcachofa no es planta que debamos explo-
tar más de cuatro años en el mismo terreno a pesar de ser
planta vivaz; a los dos años es cuando da mayor rendimiento
y al quinto año está completamente agotada o, al menos, su
rendimiento es escaso, por lo que debemos renovarla frecuen-
temente y no intentar apurarla hasta el límite, ya que obten-
dríamos peores frutos y en menor cantidad; además, por ser
planta esquilmante, deja agotado el terreno, por lo que hay
que pensar en una posible alternativa y dejar el terreno libre
del cultivo. Una buena alternativa es que la alcachofa siga al
cultivo de trigo, patatas tempranas o cebada y preceda al de
maíz, sorgo o patatas de verano, pero siempre teniendo en
cuenta que la preparación y buen laboreo del terreno es un
factor importante. Los cultivos asociados no son convenientes,
scílo en el caso de marras o fallos podría aprovecharse para
plantar hortalizas.

PLAGAS Y ENFERMEDADES

Plagas

CÁSIDA DE LA ALCACHOFA ^CQSSZCZa def florata). Este lnsect0,


en su forma adulta, es un escarabajo de seis-siete milímetros
de largo, de forma oval; de color verde claro uniforme en su
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cara dorsal. Por la parte ventral el insecto es aplanado, dc


color negro y patas parduzcas; parece una pequeiia tortuga
cubierta totalmente por un caparazón, quc deja sólo al des-
cubicrto las antenas de color amarillento y oscuras en su ex-
tremo.
La larva posee un contorno espinoso, quc termina en dos
salientes largos, que imitan a una horquilla, utilizada para
protegerse el cuerpo con sus propios excrementos.
La cásida tiene dos generaciones anuales; aparecen los adul-
tos en primavera, cuando salen de sus refugios después de
haber pasado el invierno. Se dirigen a las alcachofas y se ali-
mentan de las hojas. A los pocos días, y sobre el mes de abril,
tiene lugar la puesta de la hembra en el envés y nerviaciones
de las hojas. A1 nacer se alimentan las larvas del limbo de la
hoja, sin perforarla, pero haciendo que se seque y se caiga. A
principios de junio, la larva, completamente desarrollada, se
cuelga cabeza abajo de un hilo pegado en el envés de la hoja,
convirtiéndose en ninfa al mes de su nacimiento. A los diez
días aparece la nueva generación de adultos que, con la pri-
mera, continúa el daño a las plantas. A mediados de junio
mueren los machos de la primera generación, haciéndolo
a final de julio las hembras; los machos y hembras adultos de

Fig. 10.-Cuando se combaten las plagas y enfermedades se consiguen plantas


con buen aspecto.
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la segunda generación paralizan su actividad en agosto, refu-


giándose para invernar en septiembre-octubre.
Al dejar la planta sólo con las nervaduras, la debilitan, dis-
minuyendo la producción.
Se destruyen fácilmente con espolvoreos a base de D. D. T.
y lindano o carbaril (sevín).

ALTICA O PULGUILLA DE LA ALCACHOFA (Sphaeroderma Yubt-


dum). Este insecto ataca también a las hojas, estando muy
extendido por los huertos de Levante, en los que causa ver-
daderos estragos. El insecto adulto es un pequeño escarabajo
de tres-cuatro milímetros, casi tan ancho como largo, muy
abombado, de color amarillo rojizo brillante; las patas pos-
teriores las tiene muy desarrolladas, lo que le facilita enor-
memente el salto.
Las larvas son de color crema, al principio de su vida, y
pasan a blanco amarillento después; son algo aplastadas y
tienen unos siete milímetros de longitud. Los huevos son de
forma elipsoidal y se ponen oscuros antes de nacer las larvas.
La ninfa está encerrada en una celdilla de tierra que ella misma
fabrica, convirtiéndose en insecto adulto al terminar el verano.
Los insectos adultos comienzan en primavera a roer los
pelos y la epidermis de las hojas, no causando mucho daño
en esta generación. Cuando llega el verano, los insectos se ale-
targan por el calor, quedando inactivos, ocultos entre la hoja-
rasca y las piedras, hasta llegar el mes de septiembre en que
comienzan de nuevo su actividad y continúan haciendo daño
hasta la llegada de los primeros fríos. En octubre comienza
la puesta y, a los pocos días, sale la larva, que se introduce
entre la epidermis de la hoja y empieza a formar galerías. Al-
canza su máximo desarrollo en septiembre y entonces se deja
caer al suelo y se entierra unos centímetros, formando la celda
para pasar en ella el invierno; al final de su invernada se con-
vierte en insecto adulto, apareciendo de nuevo los adultos en
la primavera siguiente.
Los daños ocasionados por este insecto se reflejan en las
hojas, que aparecen traslúcidas, con unas manchas oscuras,
apreciándose las larvas minadoras en el interior de las galerías
que fabrican. Si el ataque es intenso puede destruir totalmente
las hojas, que acaban por secarse y caer. La cosecha queda
considerablemente mermada y la planta acaba por morir si el
ataque continúa.
Para combatir estos insectos hay que empezar destruyendo
los adultos en la primavera con el fin de impedir que efectúen
la puesta; para ello pueden utilizarse productos a base de
D. D. T. y lindano en espolvoreo. Las larvas se exterminan cuan-
do están dentro de las hojas con insecticidas orgánicos de
gran poder de penetración, como son el diazinón, fentión (le-
baycid) y malatión.

VaNESA (Pyrameis cardui). En su fase adulta es una maripo-


sa grande y vistosa, con las alas pardas y un mosaico de
manchas negras, blancas y rojas; alcanza una longitud de
cinco-seis centímetros. La oruga mide cuatro centímetros de
tamaño, es de color gris claro, con bandas negras dorsales y
una banda amarilla interrumpida en los lados; el cuerpo está
rodeado de espinas ramificadas.
La aparición de los insectos adultos comienza en primavera,
efectuando su puesta en el envés de las hojas en forma aisla-
da; a los pocos días nacen las larvas, que se nutren de las par-
tes más tiernas de la planta hasta llegar a su completo des-
arrollo; entonces se convierten en crisálida. A los quince días
aparece de nuevo el insecto perfecto o mariposa. En el mes de
julio efectúan una nueva puesta, de la que salen orugas, que,
al llegar el otoño, se transforman en crisálidas invernantes.
Ataca a la alcachofa, pero también lo hace a otras horta-
lizas, en las que destruye las hojas, dejando sólo las nerva-
duras.
Para combatir esta plaga se utiliza, como en las anteriores,
el D. D. T. v lindano.

ApróN (Apion carduorum). Esta pla^a ataca también a las


hojas. Es un pequeño gorgojo de unos tres milímetros, dc color
negro azulado y con el cuerpo cubierto de una vellosidad blan-
quecina. Su cabeza se prolonga en una especie de trompa muy
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pronunciada. Las larvas son minadoras, de color blanco, cur-


vadas y labran galerías en los peciolos y nerviaciones de las
hojas.
Los primeros insectos aparecen a principios de la prima-
vera, después de haber invernado ocultos en las piedras y
hojas secas. Comienzan a morder las hojas, produciendo nu-
merosos agujeros a la vez que van haciendo la puesta en los
nervios y peciolos de las hojas. Cuando nace la larva, a prin-
cipios de junio, comienza de nuevo su daño, haciendo galerías
en las hojas. Se transforma en ninfa al final de una de las
galerías, en una celdilla ovalada que construye previamente
para tal fin, a los quince días de vida, normalmente. Los pri-
meros adultos aparecen en junio, continúan todo el verano
en la planta e invernan después, repitiéndose así el ciclo.
Los daños producidos por los adultos no son muy sensibles,
pero las galerías que fabrican las larvas desequilibran el fun-
cionamiento de la planta, disminuyendo en gran parte el nú-
mero de cabezuelas.
Se combate esta plaga con pulverizaciones de D. D. T., lin-
dano, malatión, carbaril (sevín), fentión (lebaycid) y diazinón,
realizadas cuando se observen los primeros daños en las hojas,
antes de la puesta.

Mosca nE LA Ai.cncFroFn. Con este nombre se conocen varias


moscas de la familia Agromyzidae, como son la Agromyza an-
dalusiaca y la Playtomyza af finis. El insecto adulto es una
mosca de unos cuatro milímetros, de color negro, con vello
fino y gris, patas negras con tibias amarillas. La larva mide
siete milímetros, es blanca, cilíndrica y curvada. Los adultos
aparecen en abril y mayo, y hacen la puesta en una hendidura
practicada en la epidermis de la hoja a menos de 10 milímetros
de una nerviación. A la semana, la larva aviva y penetra en
la nerviación más próxima y se dirige a las nerviaciones más
gruesas, produciendo galerías rectas y cortas, transparentes y
casi perpendiculares a los nervios; a esta forma de comportar-
se se debe el nombre de submarino, que dan los agricultores
a la plaga. La ninfosis la efectúan en la tierra a unos cinco
Fig. 11.--Las malas hierbas, adem<ís de hacer la competencia al
cultivo en el disfrute de los elementos r,utritivos, pueden
ser foco de infección de enfermedades y plagas.

centímetros de profundidad, avivando los adultos en agosto-


septiembre, que efectúan la nueva puesta.
Para combatir la plaga deben utilizarse insecticidas, como
el triclorfón (dipterex), fentión (lebaycid) y diazinón, una o
dos veces y cuando aparecen los primeros insectos adultos,
en otoño, o mejor aun, en la primavera.
Hay que tener presente que las dosis excesivas de dipterex
son fitotóxicas para esta planta, por lo que deberá usarse
este producto con precaución.

PULCONES. Dos clases de pulgones atacan a las alcachofas:


el pulgón verde y el pulgón negro. Estos insectos invaden toda
la planta, causando en las hojas los cnrollamientos típicos;
también se encuentran en la base de las cabezuelas.
Dan excelentes resultados contra esta plaga algunos insec-
ticidas, como el aziditión (sayfos), malatión y fenitrotión (su-
mitión).

E[. l^tocrul^o vr i.a ^[.cnct^ol^n (Hydroecia xanthenes). Tam-


bién se le llama barrenador del tallo. El insecto adulto es una
mariposa de cuatro centímetros de longitud, con las alas an-
- zo

teriores amarillo-grisáceas, las alas posteriores sombreadas,


dando una tonalidad oscura a toda ella. Es un insecto de vida
nocturna, que causa muchos daños en la cuenca mediterránea.
Los adultos aparecen desde mediados de octubre hasta me-
diados de noviembre, hacen la puesta en paquetes, en el cuello
de la planta. E1 avivamiento se prolonga desde diciembre hasta
mai-zo. Las larvas van mordisqueando las hojas, pero el mayor
daño lo ocasionan en el tallo al introducirse en su interior,
interrumpiendo la circulación de la savia y tronchándolo
a veces.
Una medida para combatir esta plaga es usar tallos y pies
sanos, renovando los que hayan sido atacados y destruyéndo-
los por el fuego. En el momento del avivamiento es conve-
niente hacer tres o cuatro espolvoreos con D. D. T., el primero
al observar el principio del avivamiento y repitiendo los si-
guientes cada quince días cuando las orugas están en las
hojas. Pueden utilizarse también pulverizaciones con productos
fosforados, como malatión, diazinón y triclorfón (dipterex) a
con carbaril (sevín).

Insectos de las raíces


Protrama radicis. El insecto adulto no tiene alas, mide unos
tres milímetros, es globoso, blanco amarillento, ojos compues-
tos, voluminosos.

Trama trogodites. Parecido al anterior, de cuerpo ovalado


y con antenas oscuras.
Estos dos insectos pueden combatirse regando en prima-
vera la base de las plantas con D. D. T., en emulsión, o fenitro-
tión (sumitión) y aziditión (sayfos), o bien desinfectar el te-
rreno con una emulsión de sulfuro de carbono al 2 por 100.

Enfermedades
Dos enfermedades atacan principalmente a la alcachofa,
o, por lo menos, dos son las que se pueden considerar como
responsables de algunas pérdidas sensibles en la producción:
se trata de la "viruela o moteado" y el "mildiu".
-zl-

VixuEL^ o NtorEauo (Ramularia cynarae). Produce sobre las


hojas de la alcachofa unas manchas circulares e irregulares de
unos cuatro milímetros de diámetro, que se van extendiendo
por los nervios secundarios hasta invadir parte de la hoja y
hacen que se seque. La humedad atmosférica elevada favorece
el desarrollo de esta enfermedad.

Mi1.Dlu vE La aLCACxoFA (Bremia lactitcae). Esta enferme-


dad se manifiesta también en forma de manchas sobre las
hojas, que al principio son de color oliva y luego parduzcas.
Las hojas atacadas se abarquillan y se secan, sobre todo las
próximas al suelo.
Como en la otra enfermedad, las temperaturas suaves v el
ambiente húmedo favorecen el desarrollo.
Los medios de lucha contra estas enfermedades han de ser
preventivos, utilizando para ello productos a base de cobre,
como son los caldos cúpricos (caldo bordelés al 1 por 100), y
mojando todo el envés de la hoja.
También se utilizan, y cada vez con mayor intensidad, fun-

Fig. 12. -En un buen alcachofal se pueden llegar a conseguir hasta 18.006 kilos
de cosecha por hect^írea.
Fig. 13. La recolección de la alcachofa se efectúa a mano, cortando la cabe-
znela con ^m poco de Call^o, p^ara evitar que se ennegrezca.

gicidas, como el zineb, maneb o el oxicloruro de cobre más


zineb.
Una manera eficaz de luchar contra estas enfermedades es
utilizar plantas sanas para la multiplicación del alcachofal y
eliminar las que muestren síntomas de ellas.

RECOLECCION Y RENDIMIENTOS

Ya hemos dicho que la recolección varía según las comar-


cas, variedades y época de plantación. En la zona mediterránea
la recolección se inicia a primeros de noviembre. En la pro-
vincia de Navarra tiene lugar en noviembre, en mayo y junio,
con unos meses de intervalo a causa de las heladas, y en otras
comarcas la recolección tiene lugar a partir de mayo o junio
(zona Centro).
-23-

La recolección se lleva a cabo a medida que se van forman-


do los frutos, suprimiendo por el pie todos los tallos que han
fructificado; las alcachofas o cabezuelas se cortan con un poco
de pedúnculo, para que no se ennegrezcan, y hay que procurar
llevarlas lo antes posible al mercado; en el caso de que haya
que csperar para la venta, se colocarán en locales húmedos y
se taparán con hojas verdes.
Un buen alcachofal puede producir un número variable de
cabezuelas (de 100.000 a 200.000), pesando cada una de ellas
unos 100 gramos. La producción media de un buen cultivo
oscila de 12.000 a 18.000 kilos por hectárea; los rendimientos
varían, no obstante, según el sistema de plantación y otros
factores.

UTILIZACION

Las alcachofas son muy apreciadas, no sólo para usos do-


mésticos, sino también para fines medicinales; tanto es así
que se recomiendan para las personas que tienen afecciones
hepáticas. Se aprovechan, como hemos dicho, sus inflorescen-
cias y las brácteas más tiernas completamente desarrolladas
que las rodean. Mundialmente, se utilizan cn conserva. Tam-
bién los subproductos de la alcachofa (tronchos, hojas, brác-
teas, frutos no utilizados) pueden aprovecharse henificados, en-
silados y como alimentación en verde del ganado.
Las conservas tienen por objeto el envasado de frutos una
vez seleccíonados y clasificados (limpios de las brácteas ex-
teriores), en frascos a los que se añaden ciertos productos con-
servadores y que son después sometidos a esterilización.

COMERCIALIZACION

España exporta unos 26 millones de kilos, aproximadamen-


te, la cuarta parte de la cosecha nacional, siendo Fran-
cia donde se envía la mayor parte: unos 24 millones de kilos.
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En conserva se exportan unos 5 millones de kilos, la mayoría


a Estados Unidos y Francia.
En cuanto al precio por kilo de este fruto, se ha incrementa-
do en un 11 por 100, en 1969, con respecto al año anterior; el
precio medio de los últimos años ha sido: en 1967, 8,86 pese-
tas/kilo; en 1968, 11,69 pesetas^kilo, y en 1969, 14 pesetas/kilo,
correspondiendo a los meses de enero, febrero y marzo el valor
más alto alcanzado, y julio, el mes en que menos se cotiza esta
hortaliza.

PUBLICACIONES DE CAPACITACION AGRARIA


Bravo Murillo, 101. Madrid-20

Se autoriza la reproducción íntegra


de esta publicación mencionando
su origen: •Hojas Divulgadoras del De^ó^ito ie^;a! : mi. ^.oss - is; i
Ministerio de Agricultura•. crári^a^ Aragón. S. A.-Madrid.

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