Su Abundante Bondad 1
Su Abundante Bondad 1
Su Abundante Bondad 1
(Parte 1)
El Salmo 23 contiene una gran promesa sobre la provisión de Dios para sus hijos, lo que significa
que nuestro futuro está asegurado y lleno de la abundante bondad de Dios.
«Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto
a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor
de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de
mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente, el bien y la
misericordia me seguirán todos los días de mi vida […]» (Salmos 23, RVR1960).
El Señor es nuestro proveedor; sin embargo nunca debemos ser indiferentes a la realidad que vive
el mundo que nos rodea, las necesidades de las personas que están nuestro alrededor. Siempre
que observemos necesidades, debemos mirar hacia Dios, enfocarnos en Su grandeza y
superioridad, y creer en sus promesas y provisión, porque solo de esa manera podremos cambiar
cualquier realidad presente. Una vida de escasez nace de una manera de pensar, por esta razón,
es sumamente importante examinar nuestro sistema de creencias, si pensamos que Dios puede
hacer cosas imposibles, él lo hará; pero, si creemos lo contrario, Dios no puede intervenir ni
manifestar su poder. Debemos conocer más a Dios para hacerlo conocido.
1. Su poder eterno. Nuestro Dios tiene poder y dominio sobre todo. Él ha creado todas las
cosas buenas. Su poder y dominio nos han sido entregado por Cristo y ahora tenemos
autoridad sobre las fuerzas del mal, sobre las enfermedades, sobre la pobreza y sobre todas
las circunstancias, porque fuimos creados a imagen y semejanza de Dios.
2. Su naturaleza divina. La revelación de Su naturaleza trae transformación a nuestra vida para
que experimentemos Su presencia, Su gracia, Su bendición y Su bondad.
Es nuestro deber crecer, multiplicarnos y fructificad con el fin de que nuestro Padre sea revelado
en todo lugar donde nos movamos. A Dios le agrada, cuando por medio de nuestra vida, Él es
conocido.
La única forma de vivir una vida sin escasez es acercándonos más a Cristo, permitiendo que el
Espíritu Santo nos revele Su carácter y Su persona. Nuestro Dios no tiene límites, por lo tanto
nuestro conocimiento debe expandirse y ensancharse para vivir una vida donde abunde la
presencia y el poder de Dios. El Señor no solo se manifiesta como nuestro pastor para que nada
nos falte, sino que también Jesús afirma que vino para darnos una vida de abundancia «El ladrón
no viene, sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia» (Juan 10:10, RVR1960). A nosotros no nos falta nada, porque si tenemos
a Cristo, tenemos la vida; ¡lo tenemos todo!
Una vida libre de escasez consiste en tener abundancia en lo interno y en lo externo para glorificar
y hacer conocido a nuestro Señor.
Para experimentar abundancia es clave aprender a vivir una vida dependiente de Dios, porque la
voluntad de Satanás es que nos independicemos de los principios del Señor, de Su Palabra y de
los valores que ella nos enseña. Lo logró en el jardín del Edén y cree que también lo puede lograr
con nuestra vida. Pero a través de una mente renovada y de la fe, podemos eliminar pensamientos
de incredulidad, de temor, de escasez y pobreza. Ser dependiente de Dios es confiar cada día más
en que solo Él es nuestra fuente de provisión.
Una mente renovada con las verdades de la Palabra tiene como resultado una vida de abundancia
y de éxito. Hablar, meditar y guardar la Palabra es fundamental para caminar con poder. «Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien […]» (Josué 1:8-9, RVR1960).
Oración en acuerdo:
¡Padre!, eres mi fuente de provisión. Creo que en el cielo hay depósitos divinos con abundancia
que están disponibles para mí. En el nombre de Jesús, amén.
Nota: enseñanza tomada del día 13 de noviembre 2022, Apóstol Juan Crudo.