3.conceptos, Áreas y Funciones de La Salud Pública.
3.conceptos, Áreas y Funciones de La Salud Pública.
3.conceptos, Áreas y Funciones de La Salud Pública.
PLANIFICACIÓN
PARTICIPACIÓN
VIGILANCIA
INVESTIGACIÓN
RESILIENCIA
CALIDAD
GOBERNANZA
MONITOREO
EQUIDAD
DETERMINANTES
SOCIALES
RECTORÍA
PROMOCIÓN
RECURSOS HUMANOS
PARA LA SALUD
ACCESO Y COBERTURA
UNIVERSAL
AASAP
Asociación Argentina de Salud Pública
Funciones Esenciales de Salud Pública:
su implementación en Argentina y
desafíos hacia salud universal
Experiencia federal
Representación OPS/OMS Argentina, 70
OPS/OMS Argentina
Marcelo T. de Alvear 648 - 4° piso
(C1058AAH) CABA, Argentina
Capítulo 2 .......................................................................................................................................................... 19
Documento sobre rectoría, Funciones Esenciales de Salud Pública, federa-
lismo y sistema de salud argentino.
Valentín Aragüés y Oroz
Capítulo 3 .......................................................................................................................................................... 43
Funciones Esenciales de Salud Pública (FESP): vigencia o caducidad.
José Antonio Pagés
Capítulo 4 .......................................................................................................................................................... 57
Federalismo y salud en la Argentina
(El derecho a la salud en el ordenamiento jurídico argentino).
Oscar Ernesto Garay
Capítulo 5 .......................................................................................................................................................... 71
Rectoría y gobernanza para las Funciones Esenciales de Salud Pública:
antecedentes conceptuales.
Ernesto Báscolo; Osvaldo Artaza
[i]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Capítulo 6 .......................................................................................................................................................... 91
Rectoría y gobernanza en la transformación de los sistemas para salud
universal.
Osvaldo Artaza; Ernesto Báscolo
[ii]
Índice de autores
Ernesto Báscolo
Economista. Doctor en Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires. Magister
en Economía de la Salud y Políticas de Salud. Birmingham University. Magister en
Salud Pública. Universidad de Rosario. Asesor en Gobernanza de Salud, Liderazgo,
Política y Planificación en la Organización Panamericana de la Salud, Washington.
Investigador Conicet en licencia.
Julio Bello
Médico, Diplomado en Salud Pública de la UBA; coordinador de la Asociación Ar-
gentina de Salud Pública; profesor universitario, fue director y coordinador del pro-
grama de Salud de Médicos Comunitarios, en diversas universidades; ex consultor
temporario de la OPS y OEA; ex subsecretario Nacional de Desarrollo Humano y
Familia y ex subsecretario de Salud de las provincias de Chaco y Buenos Aires.
[iii]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Jorge Mera
Fue subdirector del Hospital de Niños, interventor del INOS y director nacional de
Recursos Humanos de Salud. Ha publicado, entre otros, los libros Política de Salud
en la Argentina, Los servicios de Salud en Argentina y La reforma de salud en el
tercer milenio.
[iv]
Prólogo
Prólogo
[v]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Maureen Birmingham
Representante OPS/OMS Argentina
[vi]
Capítulo 1
Capítulo 1
Capítulo introductorio: Las funciones
esenciales de salud pública y su debate en
el contexto del sistema de salud en Argentina
Ernesto Báscolo i
Introducción
[7]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
de rectoría y se abordan las FESP como capacidades críticas para transformar los
sistemas de salud.
[8]
Capítulo 1
[9]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[10]
Capítulo 1
[11]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Las características institucionales de Argentina como país federal y con una lar-
ga trayectoria de tres subsistemas (público, seguridad social y privado) con escasa arti-
culación han sido consideradas como condiciones estructurales que explican la presen-
cia de los rasgos de fragmentación institucional y segmentación de su sistema de salud.
[12]
Capítulo 1
[13]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[14]
Capítulo 1
Conclusión
Las FESP han sido una temática central en el debate de la salud pública en la
región de las Américas durante las últimas décadas. Un contexto general, marcado
por procesos de transformación de los sistemas de salud en gran parte de los países de
las Américas y una estrategia regional de OPS de acceso universal a la salud y cober-
tura universal de salud nos alienta a revitalizar y actualizar el concepto de las FESP.
Considerar las FESP como capacidades críticas para sostener los procesos de
transformación de los sistemas de salud hacia la salud universal ofrece una gran opor-
tunidad para analizar el rol de las autoridades de salud en escenarios institucionales y
políticos particulares. Este abordaje permite interpretar las FESP como instrumento
facilitador de los procesos de cambio y por lo tanto como herramienta de cooperación
con los países de la región.
[15]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[16]
Capítulo 1
Bibliografía
[17]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[18]
Capítulo 2
Capítulo 2
Documento sobre rectoría, Funciones
Esenciales de Salud Pública, federalismo
y sistema de salud argentino
Valentín Aragüés y Oroz i
i - Médico Sanitarista. Docente Autorizado de Salud Pública de la UBA. Director científico de la Revista
Argentina de Salud Pública. Asesor de Gabinete de la Unidad Ministro. Ministerio de Salud de la Nación
Argentina.
[19]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
decir que no es más que un submodelo de esta y, por lo tanto, los cambios sociales
han de corresponder biunívocamente a los del contexto sanitario.3 De esto deviene
que no debería esperarse de un sistema de salud sino que refleje ciertas características
de la sociedad en la que está inserto y de la que emerge, como, por ejemplo, inequi-
dades profundas que esa misma sociedad no ha podido resolver, ni, mucho menos,
puede esperarse que este las solucione.4
América Latina ha sido histórica y clásicamente gobernada de modo oligár-
quico y caudillístico,5 lo que produjo un fenómeno de circulación de élites en el
sentido de Pareto,6 y se ejerció la apropiación de los bienes públicos por estas, alter-
nando con la dación demagogo-populista de privilegios, con el efecto colateral de la
exclusión de grandes masas, paradigmáticamente, los más pobres. Las sociedades la-
tinoamericanas han estado sujetas también a un aumento constante de la desigualdad,
en cuanto a la distribución de la propiedad, el consumo, el poder, el conocimiento, las
posibilidades culturales y el acceso a los servicios, entre estos, los de salud.7
La ontogénesis del sistema de provisión de servicios de salud argentino puede
rastrearse hasta el Protomedicato, creado en España en el siglo xv, y que más tarde
se extendió a las colonias, donde funcionó con inconstancia, entre 1780 y 1822. El
prefijo proto, que en ese entonces valía por “principal”, todavía sirve, ahora, para
destacar su condición de primitivo. Sus funciones eran muy diversas e incluían la
formación de médicos y la regulación del ejercicio profesional (lo que suponía, por
ejemplo, perseguir a los curanderos) y el cuidado de la Salud Pública, vale decir que
poseía atribuciones que hoy pertenecen a un Ministerio de Salud, a un colegio de
médicos y a una universidad.8 Como lúcidamente se comenta,9 si se comparan estas
funciones con las que actualmente se consideran funciones esenciales de la Salud
Pública, se comprueba que el Protomedicato, a pesar de estar esencialmente dirigido
al desarrollo de los recursos humanos para salud, se ocupaba también del análisis de
la situación de este ámbito, de la vigilancia y control de riesgos y daños, del desarro-
llo de la capacidad institucional de gestión y de la regulación y la fiscalización, así
como de la evaluación y promoción del acceso a los servicios de salud.
Vale decir que el Protomedicato ejerció una suerte de “protofunciones esen-
ciales” en una época temprana. En esos tiempos no había otra institución destinada
a la protección de la salud colectiva con una delimitación tan amplia de funciones
específicas, aunque cada Protomedicato en América interpretó de manera diferente
su misión y enfatizó objetivos diversos. Esta institución fue eliminada en 1822, como
parte de las reformas rivadavianas,10 pero puede decirse que no dejó de existir: sus
funciones principales fueron apropiadas y desdobladas, entre la Universidad y el Tri-
bunal de Medicina, al que le correspondía regular la actividad profesional.
[20]
Capítulo 2
ii - Artículo 104 de la Constitución anterior de 1853/60; Art, 97 de la de 1949 y, 121 del texto de 1994
[21]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[22]
Capítulo 2
[23]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[24]
Capítulo 2
gionales diferentes atravesados en una matriz de confluencia por tres o cinco tipos
organizativos). El modelo de atención de la salud ha privilegiado desde hace décadas,
el desarrollo de las actividades centradas en la especialización y el uso de la alta tec-
nología, en detrimento de los programas de promoción y prevención y del desarrollo
de redes de atención primaria. La organización sanitaria en la mayoría de los estados
provinciales está basada en la atención de la enfermedad en los grandes centros hos-
pitalarios, como el sitio principal en el que se “da” salud.
El Sistema Nacional del Seguro de Salud debe soportar como un sambenito
la excesiva fragmentación del sector, criticada por casi todos los autores que se han
ocupado del tema: “...es posible mostrar el perfil excesivamente atomizado que pre-
senta la organización institucional de la atención médica en el país (…) el mosaico de
modalidades de atención médica que existe en la Argentina difícilmente puede ser
calificado como un sistema de salud, si se acepta que tal concepto supone coheren-
cia entre las partes que lo componen…”.19
Los sectores clásicos en los que se divide la atención médica son el sedi-
mento de políticas sociales según se ha comentado, a veces contradictorias y siem-
pre individualistas que, como capas geológicas, se han superpuesto sin integrarse,
generando una dispersión de esfuerzos que se expresa en alta concentración de ser-
vicios en algunos lugares y desprotección en otros, carencias materiales junto con
presupuestos cuantiosos, mientras que la carga de enfermedad ilustra penosamente la
dificultad de una adecuada atención médica para llegar a toda la población.
Una fragmentación institucional como la que afecta a la historia de la aten-
ción médica en el país no puede sino generar una estratificación absoluta en el
acceso a los servicios, que adquiere un carácter tanto social como espacial. Efectiva-
mente, si la geografía o el estatus “son destino”, parece existir una estrecha relación
entre nivel socioeconómico de la población, lugar de residencia, tipo de cobertura y
acceso institucional a los servicios y, en definitiva, posibilidades de salud. La falta de
coordinación interinstitucional, lejos de expresar pluralismo, refleja un discutible
grado de racionalidad. El gasto que realizan en atención médica los tres sectores no
es pequeño y es posible que oscile en la actualidad entre el 8 y 10% del producto
bruto interno. Sin embargo, este gasto no parece estar en relación con los resultados
obtenidos. La atomización del sistema y su elevada discordancia implica un nivel
inaceptable de irracionalidad en el uso de recursos.
En este breve panorama histórico, mencionamos tres de las características
fundamentales del sistema de salud argentino (fragmentación, segmentación y fe-
deralismo), dejando en claro, al mismo tiempo, que tales peculiaridades son resulta-
dos de procesos largos y complejos, y por lo tanto resultan muy difíciles de modificar.
El enfoque histórico evita de antemano una cierta tentación adánica, que no por
[25]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
iii - Institute of Medicine. The Future of Public Health. Washington, National Academy Press, 1988.
iv - Frenk, J., La nueva Salud Pública, 1988, http://www.saludcolectiva-unr.com.ar/docs/SC-002.pdf (3 diciem-
bre de 2016).
[26]
Capítulo 2
[27]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[28]
Capítulo 2
v - Naciones Unidas (NU), Resolución aprobada por la Asamblea General el 25 de septiembre de 2015.
Septuagésimo período de sesiones Temas 15 y 116 del programa.
[29]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[30]
Capítulo 2
y la rectoría del sistema, esta última es una de las más importantes 27. Se la ha defi-
nido como el ejercicio de influencia por parte del Ministerio de Salud para supervi-
sar y guiar la realización de acciones sanitarias nacionales en nombre del gobierno.
Algunos aspectos de la rectoría tienen que ser asumidos totalmente por el gobierno,
pero otros pueden estar fuera de su alcance. Actualmente, debido a la complejidad
creciente de los sistemas de salud se han desarrollado relaciones diferenciadas entre
el Estado, el sector público, los esquemas de financiamiento/aseguramiento y el sec-
tor privado.28
Durante las décadas de 1980 y 1990 los procesos de reforma del Estado que
se implantaron en los países de la región promovieron la reducción sistemática del
tamaño del Estado, y la transferencia de funciones. Simultáneamente, el proceso de
globalización erosionó la autonomía de los estados mediante el aumento en el flujo de
información, de capital, y en menor grado, de la fuerza de trabajo, lo que contribuyó a
una débil capacidad de gobernancia.29 Consecuentemente, uno de los temas críticos
al cual se enfrentan los países de la región es el débil desarrollo institucional, por
lo que la redefinición de los roles institucionales se ha vuelto un tema prioritario,
y el fortalecimiento de las funciones indelegables del Estado, como la “rectoría”, ha
resultado complejo debido a su relación con conceptos como gobernancia del sector
salud y stewardship. La OMS utiliza el concepto de stewardship para referirse a la
rectoría del sector salud; y aduce que constituye la capacidad del Estado para tomar
responsabilidad por la salud y el bienestar de la población, al igual que para conducir
el sistema de salud en su totalidad. Asimismo, identifica tres grandes ámbitos dentro
del concepto:
1. proveer visión y dirección al sistema de salud,
2. recolectar “inteligencia”, y
3. ejercer influencia mediante la regulación y otros mecanismos. La capacidad
del gobierno para ejercer un pobre o buen desempeño de la gobernancia del
sector salud puede afectar todos los resultados del sistema de salud.29
Por otro lado, la Organización Panamericana de la Salud utiliza el término
“rectoría del sector salud” para referirse al concepto de gobernancia/stewardship
del sector salud, utilizado por la OMS. Como parte de este proceso de desarrollo
conceptual, la OPS define la rectoría en salud como el ejercicio de las responsa-
bilidades y competencias sustantivas de la política pública en salud, en el contexto
del nuevo esquema de relaciones entre gobierno y sociedad, en el Estado moderno.
Es una función de competencia característica del gobierno, ejercida mediante la
Autoridad Sanitaria Nacional. Su propósito es implementar decisiones y acciones
públicas para satisfacer y garantizar, en el marco del modelo de desarrollo nacional
[31]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[32]
Capítulo 2
[33]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[34]
Capítulo 2
[35]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[36]
Capítulo 2
[37]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
vi - OPS N. º 5 SERIE La renovación de la atención primaria de salud en las Américas. Proyecto de recur-
sos humanos para la salud. Área de sistemas de salud basados en la atención primaria de salud.
[38]
Capítulo 2
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[42]
Capítulo 3
Capítulo 3
Funciones Esenciales de Salud Pública (FESP):
vigencia o caducidad
José Antonio Pagés i
Introducción
[43]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
pasado casi veinte años, y la Salud Pública está hoy más presente que antes en las
agendas de desarrollo global. Así lo confirma, entre otros aspectos, la experiencia de
los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015), y los contenidos de los nuevos
Objetivos de Desarrollo Sostenible - 2030.
Sin embargo, la complejidad creciente de la vida en sociedad, la inadecuada
distribución del poder político global, el desarrollo de las tecnologías, la urbaniza-
ción acelerada en países de economía media-baja, los cambios demográficos y los
flujos migratorios, son algunos de los componentes del desarrollo global que nos ha-
cen pensar que, a futuro, al corto y mediano plazo, la Salud Pública continuará siendo
motivo de un fuerte reclamo social, en especial si se mantienen o amplían las actuales
brechas de equidad, justicia, y derechos sanitarios universales. Por todo esto la Salud
Pública debe constituirse en un campo de pensamiento y de acción permanente por
parte de todos los que, de una u otra forma, tienen responsabilidades compartidas con
el bienestar de las personas y el mejoramiento de la vida en sociedad.
Hoy, así como sucedió años atrás, se hace un fuerte llamado, por parte de mu-
chos actores del desarrollo económico y social, para el fortalecimiento de las accio-
nes de rectoría de la autoridad sanitaria y se insiste, con amplio consenso valorativo,
en la responsabilidad que tiene el Estado y la sociedad civil para que la Salud Pública,
como práctica social de naturaleza interdisciplinaria, se desarrolle y se fortalezca.
En este contexto se registran importantes y renovados esfuerzos por parte de
algunos gobiernos, organizaciones internacionales y otras entidades políticas y socia-
les, para apoyar la más clara definición e implementación de funciones esenciales de
Salud Pública (FESP), como parte de una falencia explicativa e interpretativa sobre
la Salud Pública en general, su rol en el desempeño de los sistemas nacionales, tanto
en países unitarios como federales, y su impacto en los resultados de la salud en la
población en general.
Estos procesos de reflexión y debate forman parte de otro conjunto situacio-
nal, en especial en la región de las Américas, donde las fronteras ideológicas se hacen
cada vez más difusas, la sociedad en general presenta síntomas de desilusión y es
ostensible el deterioro del estado de bienestar.
América Latina por más de una década (2000-2016) transitó un incremento de
gobiernos de corte progresista, antiliberales y estatistas, algunos de los cuales, por diver-
sos motivos, produjeron cierto grado de desencanto conducente a lo que algunos hacen
llamar “populismo antisistema”. No se puede repensar la Salud Pública de los tiempos
actuales en los países de nuestra región, sin tener en cuenta esta plataforma política, que
se presenta en arenas movedizas y que pendularmente se mueve entre ciertos agrava-
[44]
Capítulo 3
mientos que se desarrollaron desde la llamada “izquierda política” hasta otros, muchas
veces mayores, que se presentan actualmente con “la derecha sustitutiva” y neoliberal.
[45]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[46]
Capítulo 3
Desde ese entonces hasta ahora, el gobierno de Estados Unidos continua de-
sarrollando indicadores, estándares y otros instrumentos de medición, submedición y
evaluación de la práctica de Salud Pública en ese país, tanto a nivel federal como local.
La Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud
(OPS/OMS) tampoco se quiso quedar atrás en estos esfuerzos. Se recuerda la inicia-
tiva regional que lanzó la OPS/OMS con motivo del centenario de esta institución,
denominada “La Salud Pública en las Américas”, y que tuvo como finalidad la defini-
ción y medición de las FESP, para tratar de encontrar coincidencias entre los diversos
enfoques prevalecientes en esos tiempos.6
El alcance de esta iniciativa se podría resumir en los siguientes objetivos:
• Promover un concepto común de la Salud Pública y de sus funciones esencia-
les en las Américas.
• Crear un marco para la medición del desempeño de las FESP aplicable a todos
los países latinoamericanos.
• Apoyar la evaluación de la práctica de la Salud Pública en cada país, basándo-
se en la medición del desempeño de las FESP.
• Proponer un plan continental de acción para fortalecer la infraestructura y
mejorar la práctica de la Salud Pública basado en los hallazgos de la medición
del desempeño de las FESP.
Las FESP dadas a conocer por la OPS/OMS en el 2002 7 fueron once (11) y
son las siguientes:
[47]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[48]
Capítulo 3
[49]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Experiencias latinoamericanas
Varios países de América Latina hicieron suyas la FESP sugeridas por la OPS/
OMS. En algunos casos introdujeron modificaciones para ser aplicadas en sus respec-
tivos ámbitos nacionales y subnacionales.
Hasta ahora el proceso de utilización de las FESP, con sus altas y bajas, permi-
tió una contribución positiva en el desempeño de la gestión en Salud Pública, añadió
contenido educativo a los programas de formación y capacitación en el sector y po-
sibilitó el aporte de información importante para la elaboración e implementación de
planes de desarrollo en salud.
Los ejercicios de evaluación de las FESP han tenido mayor éxito cuanto ma-
yor ha resultado el sinceramiento de las personas convocadas para este efecto. Y este
sinceramiento, la mayoría de las veces, no ha podido desprenderse de la identifica-
ción política partidaria de turno.
Es llamativo el hecho de que, lejos de lo que se sugiere en sus versiones ori-
ginales, las FESP quedaron restringidas, en lo referencial y adaptativo, al ámbito de
los sectores de salud, con una débil participación interdisciplinaria e intersectorial,
incluyendo las organizaciones de la sociedad civil y los servicios privados de salud.
Esto ha afectado, hasta ahora, el mejor aprovechamiento de las FESP desde el punto
de vista de su alcance.
El caso de la Argentina
ii - Entrevista al Dr. Guillermo Williams, director nacional de Regulación Sanitaria y Calidad en Servicios
de Salud, www.msal.gob.ar.
[50]
Capítulo 3
iii - Ídem.
[51]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
J. H. Hanlon considera: “La Salud Pública se dedica al logro común del más
alto nivel físico, mental y social de bienestar y longevidad, compatible con los cono-
cimientos y recursos disponibles en un tiempo y lugar determinados”.9
La OPS/OMS ha definido las FESP como: “Las condiciones que permiten
un mejor desempeño de la práctica de la Salud Pública”.10 Estas condiciones fueron
sugeridas incorporando como referencia un conjunto de indicadores y estándares.
El mayor o menor logro de tales indicadores y estándares podría arrojar, como re-
sultado, el nivel de capacidades institucionales, nacionales y locales para una buena
práctica de la Salud Pública.
Cuando hablamos del Estado como garante de la Salud Pública es necesario
aclarar que no nos estamos refiriendo exclusivamente a los Ministerios de Salud o
cualquier otro equivalente como autoridad sanitaria. Las responsabilidades estatales
en el ámbito de la Salud Pública y la salud en general se extienden a otros sectores y
ámbitos de actuación y aplicación de las FESP.
Un tema muy controvertido desde el siglo pasado, en el campo académico y
político estuvo relacionado con que “el grado en que la atención de salud individual de
pacientes puede ser considerado una función básica y esencial de la Salud Pública”.1
Por lo general, según Montoya-Aguilar (2006), “cuando se revisan las múl-
tiples definiciones y conceptos sobre Salud Pública nos percatamos de que no son
alternativas excluyentes, sino que son expresiones que acentúan de manera diversa
ciertos aspectos de un concepto de gran amplitud”.
Hoy en día ninguna persona vinculada al mundo de la salud pondría en duda
que la Salud Pública comprende la prevención de enfermedades, incluidos los trau-
mas; así como la promoción, el fomento y protección de la salud de las personas, las
familias, y las comunidades.
El debate histórico por lo general se sigue dando, y en este marco algunos
profesionales del sector hacen una diferenciación entre las funciones de promoción y
prevención de la salud por un lado, y la atención médica reparadora por otro.
Uno de los retos más importantes de la Salud Pública de los tiempos modernos
es tratar de que los profesionales, los técnicos de la salud y sus instituciones apro-
vechen todas las oportunidades que se les presentan desde la atención médica, para
ejercitar la práctica de la Salud Pública.
Lamentablemente esto no se logra totalmente, y es debido, entre otras causas,
a la deficiente formación de los recursos humanos en Salud Pública, en especial de los
profesionales médicos. Se agregan otras condicionantes negativas, tales como, la esca-
[52]
Capítulo 3
sez de recursos humanos para atender todas las necesidades de los sistemas nacionales
de salud, los pobres incentivos para los profesionales, la desvalorización en la diná-
mica de relaciones médico-paciente y la competencia de la práctica privada lucrativa.
En estos primeros años del siglo xxi, de cara a los problemas antes mencio-
nados, no dejan de aparecer posicionamientos que promueven el alejamiento en el
campo de la formulación de políticas en salud y su gestión, entre la práctica repara-
dora de la salud (atención médica curativa) y la de prevención-promoción. Los que
defienden esta idea lo justifican bajo el razonamiento de que debido a la escasez de
recursos financieros para el sector salud, la prevención y promoción quedan ahoga-
dos bajo la presión de los servicios asistenciales y son precisamente estos los que,
en última instancia, hacen que la población se acerque a la red de servicios para
resolver lo que se aprecia como necesidades más sentidas en el llamado proceso
salud-enfermedad.
[53]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[54]
Capítulo 3
Referencias bibliográficas
[55]
CapÌtulo 4
Capítulo 4
Federalismo y Salud en la Argentina
(El derecho a la salud en el ordenamiento
jurídico argentino)
Oscar Ernesto Garay i
1. Introducción
[57]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
manera conteste, hallaron cabida para el derecho a la salud –en el texto de la Consti-
tución Nacional– como un derecho implícito (Aplicación Art. 33).
A partir de la incorporación del Derecho Internacional de los Derechos Hu-
manos, con el estatus de textos normativos con jerarquía constitucional, la fuente del
derecho a la salud pasó a tener doble anclaje en la Constitución Nacional: implícito
(Art. 33) y explícito (Art. 75, inc. 22).
A su tiempo, los textos constitucionales provinciales tuvieron la expresividad
normativa de reconocimiento del derecho a la salud que no supo, o no quiso, darle
el convencional constituyente de 1994. Este derecho se relaciona con los derechos a
la vida, a la integridad física, a la asistencia médica y al acceso a las prestaciones de
salud. Las constituciones provinciales tienen normas sobre algunos de esos derechos.
a) El derecho a la salud en el Art. 33 C.N. En la constitución histórica (1853-
1860) la doctrina y la jurisprudencia hallaron fundamentación interpretativa de los
derechos a la vida y a la salud en el Art. 33 C.N.ii El primero es, necesariamente un
derecho implícito (Se los denomina implícitos porque tienen su fuente en el espíritu
de la Constitución, en su filosofía política, en su techo ideológico), ya que el ejercicio
de los derechos humanos reconocidos expresamente requiere imprescindiblemente
de él. A su vez, el derecho a la salud está íntimamente relacionado con el primero
y con el principio de la autonomía personal, toda vez que un individuo gravemente
enfermo no está en condiciones de optar libremente por su propio plan de vida (prin-
cipio de autonomía).iii
b) El derecho a la salud a partir de la reforma de 1994. En la reforma
constitucional de 1994 encontramos una doble protección de los derechos relacio-
nados con la salud. Si bien el constituyente reformador desperdició una formidable
oportunidad para incluir en forma expresa los derechos a la salud y a la vida en el
texto constitucional, incorporó, por un lado, ciertos preceptos que atienden al derecho
a la salud y a la protección de los usuarios de sus servicios, y por otra parte, otorgó
jerarquía constitucional a diversos tratados que reconocen en forma expresa a los
derechos a la vida y a la salud.
1) El “nuevo” Art. 41 CN. Establece el derecho a la “preservación del medio
ambiente”. En él se incluye el derecho a una mejor calidad de vida (denominado
ii - La norma constitucional estatuye que “Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Cons-
titución no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen
del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno” (Art. 33).
iii - Asociación Benghalensis y otros c/ Ministerio de Salud y Acción Social – Estado Nacional s/ amparo
ley 16.986, CS, 01/06/2000, T. 323, p. 1339.
[58]
CapÌtulo 4
iv - Nos interesa destacar la primera parte de párrafo primero del Art. 41 que dice: “Todos los habitantes
gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las activi-
dades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras;
y tienen el deber de preservarlo”.
v - A partir de la reforma constitucional de 1994, el derecho a la vida se encuentra explícitamente garan-
tizado en la Constitución Nacional, a través de su reconocimiento y protección en tratados de derechos
humanos que gozan de jerarquía constitucional. (Del voto de los doctores Highton de Nolasco, Maqueda y
Zaffaroni). CSJN, Fecha: 07/11/2006, Mosqueda, Sergio C. Instituto Nacional de Servicios Sociales para
Jubilados y Pensionados, Fallos Corte: 329:4918, LA LEY, 18/12/2006, 18/12/2006, 7 - LA LEY, 2007-A,
62 - DJ, 2006-3, 1239 - IMP, 2007-A, 87 - LA LEY, 05/03/2007, 5, con nota de Néstor P. Sagüés; LA LEY,
2007-B, 128, con nota de Néstor P. Sagüés.
[59]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
vi - Como “reglamentario” del Art. 12 del Pacto Internacional de Derechos económicos, sociales y cultu-
rales, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, encargado de supervisar la aplicación del
PIDESC adoptó la Observación General Nº 14 (2000) sobre el derecho a la salud.
vii - También: Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de Discriminación Ra-
cial, 1965: Art. 5 e) iv); Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
Mujer, 1979: Arts. 11. 1) f), 12 y 14. 2) b); Convención sobre los derechos del Niño, 1989: Art. 24; Con-
vención sobre los derechos de las personas con Discapacidad, 2006: Art. 25.
[60]
CapÌtulo 4
[61]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
3. La legislación sanitaria
[62]
CapÌtulo 4
[63]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
ix - Se citan los siguientes artículos de la ley 23.661 del Seguro de Salud por su directa conexión con el
Derecho a la Salud:
ART. 1º. Créase el Sistema Nacional del Seguro de Salud, con los alcances de un seguro social, a efectos
de procurar el pleno goce del derecho a la salud para todos los habitantes del país sin discriminación social,
económica, cultural o geográfica. El seguro se organizará dentro del marco de una concepción integradora
del sector salud, donde la autoridad pública afirme su papel de conducción general del sistema y las socie-
dades intermedias consoliden su participación en la gestión directa de las acciones, en consonancia con los
dictados de una democracia social moderna.
ART. 2º.- El seguro tendrá como objetivo fundamental proveer el otorgamiento de prestaciones de salud
igualitarias, integrales y humanizadas, tendientes a la promoción, protección, recuperación y rehabilita-
ción de la salud, que respondan al mejor nivel de calidad disponible y garanticen a los beneficiarios la
obtención del mismo tipo y nivel de prestaciones eliminando toda forma de discriminación en base a un
criterio de justicia distributiva.
x - Dentro del segmento de las obras sociales, por la importancia que tienen, cabe mencionar al Instituto
Nacional de Obras Sociales para Jubilados y Pensionado (Ley 19.032) y a las Obras Sociales Provinciales
(no están obligadas a brindar las prestaciones médicas del PMO).
[64]
CapÌtulo 4
sistema de salud integrado, racional, que satisfaga con servicios de salud de calidad a
las necesidades idénticas de todos los ciudadanos a iguales cuidados de salud (Tobar
F., Olaviaga S., Solano R., 2012, p.1)
[65]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[66]
CapÌtulo 4
[67]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
xii - Existe la necesidad político-institucional de una Ley Federal de Salud (LFS). El objetivo es acabar con
la fragmentación y la desarticulación del sistema de salud argentino. También, dotarlo de equidad. La meta
debe ser alcanzar un sistema de salud equitativo e igualitario. (Garay, Oscar Ernesto, Tratado practico de
la legislación sanitaria, Tº 1, La Ley, Buenos Aires, p. 91).
[68]
CapÌtulo 4
8. Final
[69]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Referencias bibliográficas
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documents/10179/51825/Complejidad+y+fragmentacion/31a873bd-dc14-451c-b5db-
7fab2aef149c
[70]
Capítulo 5
Capítulo 5
Rectoría y gobernanza para las Funciones
Esenciales de Salud Pública: Antecedentes
conceptuales
Ernesto Báscolo, Osvaldo Artaza i
Introducción
[71]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
iii - “Dimensiones del Rol Rector en Salud”. XL Consejo Directivo de la Organización Panamericana de
la Salud y la Organización Mundial de la Salud. (OPS/OMS, 1997).
iv - Actualmente se debate sobre si utilizar el término rectoría o el concepto de Gobernanza que involucra
a todos los sectores de la sociedad. Gobernanza es un concepto más amplio que el de rectoría, el cual solo
involucra a los organismos del Estado, tales como los ministerios de salud. Gobernanza involucra a todos
los actores que juegan un papel en el tema de salud, incluyendo a aquellos que afectan los determinantes
sociales de la salud. Huffy et. al. 2006, define la gobernanza como “los procesos de acción colectiva que
organizan la interacción entre los actores, la dinámica de los procesos y las reglas de juego (informales y
formales), con las cuales una sociedad determina sus conductas, toma y ejecuta sus decisiones”. Aun así,
en este capítulo nos referiremos tanto al rol de la autoridad sanitaria en la conducción de todo el sector,
como a los procesos colectivos que afectan las políticas públicas.
[72]
Capítulo 5
[73]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[74]
Capítulo 5
capacidad de gobernanza. Esta realidad obliga a un esfuerzo por renovar –desde una
rectoría fortalecida– la capacidad del Estado para ejecutar las FESP, que es la materia
de este libro.
[75]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Recursos humanos
[76]
Capítulo 5
[77]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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Capítulo 5
[79]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[80]
Capítulo 5
en salud xi –salud universal– habla de –al menos– alcanzar un 6% del gasto sobre el
PBI, señalando expresamente que dicho gasto debe ser público. He allí el desafío
ético y político fundamental en la mayoría de los países las Américas: lograr más
recursos públicos para salud.
Una de las formas más recomendables para garantizar la protección financiera
es a través de la mancomunación solidaria de fondos. La mancomunación busca reu-
nir, en arreglos comunes para compartir el riesgo, la cantidad más elevada de recursos
financieros posible, para una sociedad determinada. Esto debe llevarse a cabo siguien-
do una lógica de equidad y solidaridad; es decir, de manera que las personas aporten
según su capacidad pero reciban los servicios según sus necesidades, permitiendo la
transferencia de recursos de los individuos sanos a los enfermos y redistribuyendo los
de quienes poseen más hacia quienes tienen menos.xii Asimismo, la mancomunación
tiene una lógica de eficiencia: busca disminuir los costos de administración y diluir los
riesgos de los individuos de padecer problemas de salud entre el mayor número posi-
ble de personas, de tal forma que la contribución que debe de aportar cada individuo
sea lo más pequeña posible.
Otra importante función del sistema de financiamiento que debe discutirse al
hablar de salud universal es la de asignación de recursos y la arquitectura de incenti-
vos a nivel de los mecanismos de pago a los prestadores, los que deben apuntar hacia
la consecución de resultados e impacto sanitario, transitando del pago histórico, o por
acto, al pago por desempeño en salud, y deben estar alineados con una lógica de redes
integradas de servicios de salud (RISS) basados en la atención primaria de la salud
(APS). A su vez, deben considerar incentivos en la remuneración de los recursos hu-
manos en salud (RHS) y su influencia en el mayor o menor grado de alineamiento de
estos con los objetivos del sistema. En este caso existe un potencial para incidir en el
nivel de compromiso que los RHS adquieran (y demuestren en su práctica cotidiana)
respecto del esfuerzo de garantizar un acceso a servicios de calidad dispensados con
preocupación por el individuo y su dignidad.
En el financiamiento, la búsqueda de cómo aumentarlo y mejorarlo obliga a
realizar un enorme esfuerzo en cuanto a la eficiencia en el uso de los recursos.27 Por
un lado, no es posible técnica, política, ni éticamente generar mayores espacios fisca-
les ni disposición de las personas a contribuir con los sistemas de salud si no está a la
vista un uso que se perciba como correcto de los recursos disponibles. Por otro lado,
xi - Resolución CD53.R14. Estrategia para el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud.
xii - Esto sucederá, en la medida de que el fondo mancomunado se financie principalmente a través del
tesoro nacional por el Estado y que esté presente una fiscalidad progresiva, y con base en primas que re-
presenten un porcentaje determinado de los ingresos de los miembros del fondo.
[81]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[82]
Capítulo 5
xiii - Un ejemplo es el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco
(CMCT OMS) que reafirma el derecho de todas las personas al máximo nivel de salud, negociado bajo los
auspicios de la Organización Mundial de la Salud.
[83]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
para todos los habitantes sin discriminación por condición laboral, etnia, lugar de
residencia, género o ninguna otra especie de distinción, que no se asocie estricta-
mente a la necesidad. Para ello es preciso desarrollar la capacidad institucional de
los Ministerios o Secretarías de Salud para definir, costear, implementar y legitimar
socialmente los contenidos de los planes garantizados de prestaciones que tengan
carácter de obligatorio para toda la población. En dicho programas o conjuntos de
beneficios en salud para toda la población es esencial estén claramente definidas las
condiciones de acceso, protección financiera y calidad. Así como la existencia de una
institucionalidad regulatoria con reales capacidades para asegurar dichas condiciones
sean cumplidas para todos.
El reconocimiento legal de un derecho, e incluso su instrumentación normati-
va, no siempre significa su plena realización. De hecho, en nuestros países el ejercicio
del derecho a la salud se ha visto dificultado por diversos factores entre los que des-
tacan los de orden financiero, cultural, geográfico, y de género, configurando así una
“geografía de la exclusión” de la protección social en salud. De hecho, tratar de reme-
diar esta situación ha sido uno de los objetivos declarados de muchas de las agendas
de cambio (conocidas genéricamente como “reformas”) que se han introducido en los
sistemas de salud de los países de la región en las últimas décadas.
Las reformas en salud no pueden ofrecer “todo para todos y al mismo tiempo”.
No hay país en el mundo que pueda afrontar ese desafío. La necesidad de priorizar es
consustancial a la escasez de recursos, el desafío es cómo abordar esto desde la óp-
tica de los derechos humanos. Mientras nuestras sociedades sean inequitativas habrá
presiones políticamente insalvables para condiciones de acceso y calidad mejores a
la de los demás grupos. O cambiamos radicalmente nuestro tipo de sociedad o asu-
mimos las consecuencias de ello en salud. Por lo tanto, desde el punto de vista de
salud universal es primordial definir un estadio esencial posible para todos, coherente
con el concepto ético de dignidad humana, y ese estadio debe establecerse como el
punto de partida para la universalidad. Ese modelo debe contener lo prioritario para
promover y mantener la vida y su calidad sin diferencias evitables; debe incorporar
todo lo costo efectivo que el conocimiento va colocando a disposición de los sistemas
sanitarios; debe asegurar que nadie queda afuera, especialmente los más vulnerables.
Una vez definido esto, debe traducirse en un conjunto de beneficios o plan de salud,
adecuadamente financiado, implementado a través de la estrategia de APS y bien ges-
tionado. No hay “milagros” en salud, ya hay suficiente evidencia para fundamentar lo
anterior en contextos de sociedades que siguen generando exclusión.
Es indispensable, definir en qué consiste lo esencial, lo ético que puede/debe
garantizarse a todos sin exclusión, con el fin de avanzar a derechos sociales en salud
[84]
Capítulo 5
que se cumplan. Lo anterior debe realizarse sin acotar los beneficios o posibilidades
de acceso a una lista o “plan básico” para personas de bajos recursos, ya que es re-
sistido por la ciudadanía (la focalización de los recursos en los más pobres solo se
traduce en producir sistemas estratificados, en los cuales los servicios reservados
para ellos son de calidad inferior; los servicios para la población de menores ingresos
terminan siendo “pobres servicios”). También hay que reconocer la existencia de ten-
dencias en algunos sectores políticos que en sus discursos, con el supuesto legítimo
de que el Estado debe financiar todas las necesidades de salud, tienden a ofrecer un
universalismo sin los respaldos de recursos que lo haga posible. Todo esto junto a las
influencias de los medios de comunicación, genera una creciente explosión de expec-
tativas que se traduce en un problema político real, a la hora de tomar decisiones cla-
ves para conseguir una más equitativa y efectiva atención sanitaria con los recursos
disponibles. Por su propia naturaleza, las necesidades en salud son potencialmente
infinitas y los recursos para atenderlas no lo son.
La escasez resultante se acentúa a medida que la demanda por servicios de
salud crece. Además, la explosión tecnológica y la dinámica de la industria de la
salud, hace posible ofrecer servicios que pueden no responder a una necesidad: hay
innumerables estudios sobre consumo innecesario. Por todo eso, en materia de aten-
ción a la salud, siempre existe alguna forma de racionamiento. Toda sociedad, así sea
próspera en extremo, enfrenta el problema del uso racional de los servicios de salud.
Lo puede hacer en forma implícita, dejando que cada quien se defienda por sí mismo,
o en forma explícita, mediante un consenso social transparente y democrático. Este
último punto es fundamental y las preguntas que muchos se hacen son: ¿cómo hacer
participar a la ciudadanía en la toma de decisiones?, ¿cómo hacer realmente prota-
gonista a las personas?, e incluso, muchos también cuestionan acerca de si eso es
siquiera posible. Frente a la participación las personas, surge el temor de que aquellos
grupos más favorecidos y con mayor capacidad de ejercer presión coapten los recur-
sos disponibles para sus intereses. Asimismo, está la realidad creciente en muchos de
nuestros países, que finalmente los jueces se van constituyendo en “autoridad sanita-
ria” al obligar a incorporar prestaciones, no son siempre costo efectivas.
El dilema es cómo –en el contexto de los cambios en salud– establecer meca-
nismos institucionales para una adecuada participación ciudadana en la formulación
de las políticas públicas en salud. Dicho de otro modo, cómo un programa de amplia-
ción de acceso y cobertura puede ser a la vez “técnicamente correcto y socialmente
legítimo”. Especialmente, cuando en muchas sociedades el sistema sanitario –sus
valores y objetivos– han pasado a formar parte de la “identidad” que esa misma so-
ciedad tiene de sí misma.
[85]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Palabras finales
El ejercicio de la rectoría por parte de la autoridad sanitaria y el involucra-
miento de los actores claves que integran la acción colectiva no deben agotarse en
la definición de las competencias formales, sino en el desarrollo de las capacidades
críticas que respondan al contexto particular de cada caso. Esta condición rescata el
[86]
Capítulo 5
[87]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Referencias bibliográficas
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Capítulo 5
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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de las Américas: a 10 años del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud
para el Control del Tabaco, op. cit.
[90]
Capítulo 6
Capítulo 6
Rectoría y Gobernanza en la transformación
de los sistemas para salud universal
Osvaldo Artaza, Ernesto Báscolo i
Introducción
[91]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
sobre la transformación de los sistemas desde los desafíos que los países tienen en su
responsabilidad de rectoría y de generación de gobernanza.
[92]
Capítulo 6
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[94]
Capítulo 6
[95]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Es esencial comprender los fenómenos políticos y los debates que hoy están,
de alguna manera, determinando a nuestros sistemas sanitarios.4 En América Latina
se han ido desarrollando sistemas con una marcada diversidad, fruto de los contextos
políticos, sociales y económicos particulares de cada uno de los países. Para hacer
posible la salud universal declarada en la resolución de nuestro cuerpo directivo no
basta con solo plantear una visión de futuro sino también analizar décadas de cam-
bios en estos sistemas y reflexionar sobre las razones de lo avanzado y lo pendiente.
[96]
Capítulo 6
[97]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
–vía aprendizaje, ensayo y error– que revolucionarios. Es hora de sacar las fronteras a
nuestras experiencias y ensanchar el horizonte en la búsqueda común de integración,
al interior de nuestros países y entre éstos.
En América Latina los cambios en el sector salud han ido de la mano con
los fenómenos sociales y económicos. Esto último es particularmente notorio desde
mediados del siglo xx y han reflejado el concepto particular del desarrollo que pre-
dominó en distintos momentos.31, 32, 33 El estancamiento económico y el aumento del
gasto social, fenómenos propios de los años sesenta, llevaron a la crisis del modelo
de crecimiento basado en la sustitución de importaciones, vigente desde principios
de siglo, y dieron paso paulatinamente al modelo de globalización que tuvo inicio en
los años ochenta. Del modelo anterior se pasó a una reestructuración de los procesos
productivos y a políticas de ajuste económico –la “década perdida”– que generaron
un aumento de las inequidades en América Latina, lo que no ha logrado revertirse
–incluso se ha acentuado– a pesar del avance –desigual entre los países– observados
durante los recientes años.34, 35. 36, 37, 38, 39, 40
Instalada la globalización, se imponen los requerimientos de competitividad y
libertad comercial. En el ámbito social los cambios en la seguridad social, en el régi-
men de pensiones, las privatizaciones y la precarización de los empleos acompañaron
la depresión de aquellas zonas que no lograban competitividad. Todo esto, dentro de
un contexto de redes de soporte social, progresivamente más frágiles, con los sectores
educación y salud con insuficiencias de cobertura y fallas en la equidad en el acceso a
los servicios. Esta realidad social implícita en los cambios económicos de las últimas
décadas ha incubado profundas inquietudes políticas, que están teniendo efectos en el
modelamiento de las políticas sociales –incluidas las de salud– del presente y del futuro.
Tras las injustas diferencias entre diversas áreas geográficas y grupos de po-
blación, subyacen, entre otras causas, diferencias en aspectos cruciales de los deter-
minantes sociales de la salud: acceso al agua potable, instalaciones sanitarias y al-
cantarillado, nutrición, nivel educacional (particularmente con relación a escolaridad
de la madre y diferencias de calidad en la educación que reciben los distintos grupos
sociales), desempleo, etcétera.41, 42, 43, 44 Además, suele coincidir, en nuestros países,
que quienes tienen mayor riesgo son justamente los grupos de personas que tienen
mayores dificultades para acceder a servicios de calidad de atención a la salud.45 En
este análisis, resulta clave la asociación histórica que se ha producido en los países,
entre exclusión social, pobreza –especialmente la suburbana– y los grupos indígenas.
El destino de la pobreza tiende a reproducirse y perpetuarse a través del cír-
culo vicioso de familia pobre, educación incompleta, desempleo, delincuencia, mala
salud, adicciones, exclusión social y constitución de una familia pobre. Ayer era la
brecha entre la sociedad rural y la urbana. Hoy la brecha de las inequidades está entre
[98]
Capítulo 6
los incluidos y los excluidos –“los que sobran” según una popular canción chilena de
los años ochenta– los que están al margen de todo.v
Vivimos un escenario de acumulación de problemas del subdesarrollo, jun-
to a la presencia de distintas etapas –según cada país– de transición demográfica e
epidemiológica donde conviven patologías que eran propias de países desarrollados
(cáncer, cardiovasculares, traumas, crónico degenerativas) y de los subdesarrolla-
dos (infecto contagiosas), todas ellas afectan a las poblaciones más pobres (“acu-
mulación y polarización epidemiológica”); donde ganan peso patologías emergentes
como el SIDA, y reemergentes como la tuberculosis; donde la violencia es un fenó-
meno cotidiano,46 así como los accidentes, la morbilidad y la mortalidad debidas a los
trastornos de la salud mental y a las adicciones (drogas, alcohol, tabaco). En todos los
países se observa un progresivo envejecimiento en la estructura de las poblaciones,
derivado del aumento sostenido de la esperanza de vida al nacer, la disminución de
la mortalidad y de la natalidad 47 (resultados que se han alcanzado con diferente mag-
nitud –entre y al interior– de los diferentes países. Diferencias que dependen en gran
parte del nivel de justicia y desarrollo social, económico, ambiental y tecnológico al-
canzado). Ello, unido a la alta vulnerabilidad ante los desastres naturales de extensas
áreas de la región y a la alta proporción de población indígena y socialmente excluida
implica un permanente esfuerzo de articulación entre los esquemas tradicionales y
modernos en materia de promoción de la salud, de prevención frente a riesgos y de
mitigación de daños.
En el plano político asistimos a un proceso todavía inacabado de democratiza-
ción. Ello se ha dado en el marco de un proceso continuo de reforma y reconversión
del Estado. Fuimos dejando de lado al Estado que todo lo puede y es dueño de todo.
Asistimos a la descentralización de los organismos públicos y a la privatización de
las empresas del Estado en mayor o menor grado en casi todos los países. Simultá-
neamente, el Estado –con diversos grados de éxito– ha estado tratando de asumir sus
roles indelegables de garante de los derechos ciudadanos, de factor de cohesión so-
cial y de articulador colectivo de la solidaridad. Para ello, trata de fortalecer su poder
rector y regulador, lo cual implica un proceso de modernización muy profundo que
requiere de un cambio de cultura, que aún está lejos de culminar con éxito.
De acuerdo con lo anterior, también la gestión pública está en revisión. De for-
ma aún incipiente, un concepto más democrático de las políticas públicas abre espa-
cios a la participación de la sociedad civil en la definición de los intereses públicos y
en las formas de satisfacerlos. La administración pública ya no es cuestión exclusiva
de la burocracia estatal, sino de toda la sociedad, aunque conducida y regulada por
las autoridades. En el sector de la salud, la gestión de las políticas públicas implica
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
no solo la prestación directa de servicios, sino sobre todo actuar como garante de la
resolución de necesidades de la población, por sí mismo o por otros mecanismos que
aseguren un ejercicio solidario de derechos ciudadanos reales.
Asimismo, surge la pregunta acerca de quién debe conducir las nuevas polí-
ticas sociales, cuando el Estado ha cedido mucho campo de acción y encontramos
una sociedad civil debilitada en sus redes y capacidad de organización. Entonces,
se genera el debate del fortalecimiento de ciertos roles o funciones clave del Esta-
do, y de potenciar la articulación de la propia ciudadanía. Esto último no solo para
la obtención de máxima efectividad en ámbitos como educación y salud, sino tam-
bién para el logro de legitimidad de dichas políticas sociales y, por ende, de todo el
modelo. No hay que olvidar que la revisión del papel del Estado vino de la mano
de gobiernos militares en varios de nuestros países, y para la ciudadanía ya no es
suficiente una promesa de un futuro económico mejor, si no va acompañado con una
democratización real del diseño y aplicación de las políticas sociales y en que estas
vayan constituyéndose en una traducción hacia lo cotidiano del concepto de derechos
humanos –inicialmente reducidos al ámbito de los derechos políticos– aterrizados a
la esfera práctica de la vida familiar en el ámbito de los derechos sociales.
Es así que las políticas públicas en salud buscan estar en el contexto del debate
sobre el modelo actual de desarrollo, y surgen interrogantes sobre su gobernabilidad
y sostenibilidad, sobre una suerte de “ecología humana” como condición para el de-
sarrollo económico. Toda política del área social requiere de recursos –productividad
y competitividad– para invertir en ellas, pero el debate se reduce a una cuestión de
recursos disponibles y a la voluntad de una sociedad de dar una visión de país y un
arreglos sociales que permitan un modo más justo y equitativo de vida,48 y de esa ma-
nera lograr indicadores de resultados en calidad de vida superiores a los esperables,
solo por producto interno bruto o ingreso per cápita. Estas observaciones son parte de
las actuales búsquedas a la hora de diseñar políticas públicas, en la manera de priori-
zar los recursos, y en la manera de hacer partícipes a los ciudadanos.
El proceso político es aquel a través del cual distintos actores relevantes expli-
citan y ejecutan sus actividades. El ejecutivo toma decisiones respecto de prioridades
y asignación de sus recursos en relación con lo anterior. El proceso de formulación de
políticas puede ser dividido en diversas fases, tales como identificación de problemas
y su priorización, formulación de políticas y estrategias, su implantación y, finalmen-
te, la evaluación de su impacto. En todo este proceso existe debate en relación con el
tema del ejercicio del poder en este proceso.
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Capítulo 6
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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Capítulo 6
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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Capítulo 6
México49
En este país la rectoría y gobernanza es ejercida en múltiples espacios. Es así
que existe el Consejo de Salubridad General, liderado por el presidente de la Repúbli-
ca, donde participan todos los actores del sistema nacional de salud y las instituciones
de seguridad social en salud (el Instituto Mexicano de Seguridad Social –IMSS–, el
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Brasil
El sistema de salud de Brasil está constituido por el Sistema Único de Salud
(SUS), que está financiado con impuestos generales y contribuciones sociales recau-
dados por los tres niveles de gobierno. El SUS presta servicios de manera descentrali-
vi - Propuesta del equipo de la Dra. Mercedes Juan, primera Secretaria de Salud del gobierno de Enrique
Peña Nieto (2012-2018).
[106]
Capítulo 6
zada a través de sus redes de clínicas, hospitales y otro tipo de instalaciones federales,
estatales y municipales, y a través de contratos con establecimientos privados con y
sin fines de lucro.
Luego de recuperar la democracia, la Constitución Federal de 1988 instituyó
la creación del Sistema único de Salud (SUS), con lo que toda la población brasileña
pasó a tener derecho a la salud universal y gratuita, financiada con recursos prove-
nientes de los presupuestos de la unión de los Estados, del Distrito Federal y de los
municipios, conforme rige el artículo 195 de la propia Constitución. También des-
centralizó los servicios del SUS hacia los Estados y municipios. El gobierno federal
está encargado de preservar y promover los principios del SUS, definir prioridades
nacionales, monitorear los resultados de los programas y políticas y participar en el
financiamiento tripartito garantizando la equidad entre los Estados. El pacto federal
sanitario tiene como sustento la unidad doctrinaria del SUS y la diversidad operativa
basada en las especificidades de los Estados y municipios. Los principios del SUS
son la universalidad, la equidad, la integralidad, la descentralización y la participa-
ción social.
El SUS es un buen ejemplo de coordinación entre tres órdenes de gobierno
–federal-estadual y municipal– en un ejercicio efectivo de rectoría. Este resultado
es imposible de entender sin comprender el movimiento de reforma sanitarista que
logró generar un amplio e inédito consenso entre distintos actores.
El problema actual es que el producto resulta de insuficiente acceso, listas de
espera y una percepción de inadecuada calidad, a pesar de programas como “mais
médicos”, hay una creciente proporción de la población que, aun teniendo cobertura
en el SUS, opta por contratar un esquema de aseguramiento conocido como Salud
Suplementaria,50 financiado con recursos de las empresas o de las propias familias.
Dado a que prácticamente la mitad de la población ya está en dichos esquemas se
está generando una vuelta a la segmentación que se creía superada con la creación
del SUS con el consiguiente debilitamiento de la rectoría, a pesar de los esfuerzos
de la Agencia Nacional de Salud Suplementaria (ANS), que es la entidad reguladora
vinculada al Ministerio de Salud responsable desde el año 2000 en que fue creada)
por el sector de medicina prepaga y planes de seguro de salud en Brasil.
Evidentemente la lección aprendida desde Brasil es que nada en política es inmu-
table y que al final son los ciudadanos, por el modo en que valoran la agregación de valor
público,vii los que van modulando paso a paso los flujos y reflujos con que se diseñan
los sistemas sanitarios y determinan las condiciones en que se lleva a cabo la rectoría.
vii - Moore (1998) postula que las organizaciones públicas tienen como finalidad crear “valor público”
-resolver problemas, satisfacer necesidades y habilitar el ejercicio de derechos, mediante la prestación de
bienes, servicios, transacciones, legislación y regulaciones.
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Argentina
El sistema de salud de la Argentina es, quizás, uno de los más fragmentados y
segmentados de la región –sino del mundo– y está compuesto por tres sectores: pú-
blico, seguro social y privado. Aquí es determinante la organización federal del país,
en que cada una de las 24 provincias retiene su responsabilidad constitucional para
ejercer con autonomía las funciones de rectoría, financiamiento y prestación de los
servicios de salud, y en que la seguridad social se desarrolló históricamente en forma
desintegrada en un centenar de entidades muy relacionado con la particular historia
argentina del sindicalismo y su relación con el poder.
El sector público está conformado por el Ministerio de Salud de la Nación, los
Ministerios de Salud provinciales y la red de hospitales y centros de salud públicos
que prestan atención gratuita a toda persona que lo demande, fundamentalmente a
personas de los quintiles de ingresos más bajos, sin seguridad social y sin capacidad
de pago (36 % de la población).51 Este sector se financia con recursos fiscales que
ascienden a 2.2 % del PBI (que provienen fundamentalmente de aportes provinciales)
y recibe pagos ocasionales del sistema de seguridad social cuando atiende a sus afilia-
dos. Al interior de este sistema hay una multiplicidad de programas –algunos de ellos
financiados con créditos internacionales– tales como SUMAR, Funciones Esenciales
de Salud Pública (Banco Mundial) y Redes (Banco Interamericano de Desarrollo),
que apuntan a asegurar actividades sobre poblaciones de mayor vulnerabilidad.
El sector del seguro social obligatorio está organizado en torno a las Obras So-
ciales (OS) nacionales (más de 200 con un gasto de 1,59 % del PBI) y 24 provinciales
(0,74% del PBI), que aseguran y prestan servicios a los trabajadores y sus familias
(42 % de la población). Además, el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Ju-
bilados y Pensionados –PAMI– brinda cobertura a los jubilados del sistema nacional
de previsión y sus familias (20 % de la población con un gasto que llega a 0,75% del
PBI). Las provincias cuentan con una OS que cubre a los empleados públicos de su
jurisdicción. La mayoría de las OS operan a través de contratos con prestadores pri-
vados y se financian con contribuciones de los trabajadores y empleadores.
El sector privado está conformado por profesionales de la salud y estableci-
mientos que atienden a demandantes individuales y a los beneficiarios de las OS y de
los seguros privados. Este sector también incluye más de un centenar de entidades de
seguro voluntario llamadas Empresas de Medicina Prepaga –EMP– que se financian
con primas que pagan las familias o las empresas y con recursos derivados de contra-
tos con las OS (8 % de la población). El gasto en los servicios que ofrecen se presta
en consultorios e instalaciones privadas. El total del gasto privado se acerca al 3% del
PBI, dos tercios corresponden al pago directo de las personas en el punto de atención,
especialmente en el ámbito del acceso a medicamentos.52
[108]
Capítulo 6
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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Capítulo 6
Palabras finales
Los países han mejorado las condiciones e indicadores sanitarios, pero persis-
ten profundas inequidades y surgen problemas emergentes. Muchos de estos guardan
relación con injusticias estructurales que subyacen en nuestras sociedades, otros con
los cambios políticos, culturales, sociales y tecnológicos en nuestros países, que nos
han obligado a incorporar nuevas metodologías a los procesos de cambio del sector
Salud. Para ello se ha definido una estrategia hacia el acceso y la cobertura universal
en salud. Su implementación no se ve ajena a la capacidad efectiva de ejercer rectoría
y de la capacidad de gobernanza, dados los permanentes debates sobre las políticas
sociales en su conjunto y a la concepción subyacente de los modelos de desarrollo, ya
que los aspectos sanitarios no pueden analizarse fuera de los contextos económicos,
sociales y políticos.
En el momento actual, debido a la creciente conciencia, sobre la dignidad del
ser humano y sobre el derecho a su integral respeto, se ha generado espacios para una
revalorización de lo social y un reconocimiento del papel irrenunciable del Estado
como garante y protector de los derechos ciudadanos. Esto último está sentando las
bases de procesos de cambios que apuntan a mayor universalidad en el acceso a ser-
vicios integrales y de calidad, a superar las inequidades y a entregar a los ciudadanos
derechos reales en salud.
En este proceso de cambio de nuestras sociedades, donde se insertan los pro-
cesos de reforma del sector Salud, hay que comprender los múltiples intereses que
entran en juego, algunos de ellos –económicos y corporativos– con mucha mayor
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
capacidad de expresión y de influencia que el interés del propio bien común. En toda
la magnitud de la complejidad expuesta es necesario compartir las experiencias de
cada uno de los países de la región, dentro de una visión lo más amplia posible de
sus procesos insertos en sus contextos sociales, políticos y económicos, con el objeto
de desarrollar “capacidad de aprendizaje en salud” que posibilite construcción de
evidencia para el ejercicio efectivo de la rectoría y la gobernanza.
La incapacidad de aprender nos aleja del desarrollo como sociedades. Un
discurso político sobrecargado de ideología –de ambos extremos del espectro– el
no asumir las consecuencias políticas con relación a que los sistemas de salud son
sistemas complejos, que los cambios son graduales, dinámicos, jamás irreversibles,
y que los “sueños populistas de cualquier signo” chocan con la porfiada realidad de
la insuficiencia de recursos o de las resistencias naturales, de los distintos y legítimos
intereses de diversos grupos de influencia y poder, debería invitarnos a reflexionar
sobre cómo aprovechar nuestros aciertos y desaciertos –lo que tenemos– y desde allí
generar políticas públicas coherentes y continuas, que nos permitan alcanzar efecti-
vamente objetivos sanitarios y formar capital social en salud.
Los padres o teóricos de las reformas de mercado, al señalar que el “modelo”
de sistema salud de América Latina es el “modelo segmentado y fragmentado” es-
taban en lo correcto. Sin embargo, al proponernos “recetas” no se colocó suficiente
acento en la capacidad rectora del Estado, en la importancia de los recursos humanos
y en la trascendencia de las acciones de salud pública sobre las personas y el ambien-
te. Por lo que no se ha logrado revertir la fragmentación y, en algunos casos, se ha
retrocedido en las medidas elementales.
Nuestras experiencias y lecciones aprendidas deben sentar las bases de una nue-
va forma de hacer política de salud, para en el futuro posibilitar que acceso y cobertura
universal sean una realidad. Este escenario va de la mano de una agenda para –desde el
fortalecimiento de la rectoría– abordar temas como: (i) la construcción de una política
de Estado en salud; integración y gobernabilidad; (ii) la articulación de las políticas de
salud con políticas públicas saludables y la macroeconomía; (iii) el diseño de políticas
de salud basadas en la equidad que se sustenten en la eficiencia distributiva; (iv) el em-
poderamiento e inclusión de las comunidades y grupos excluidos o vulnerables; (v) el
desarrollo de ciudadanía en salud (derechos de las personas); y, (vi) el fortalecimiento
de la autoridad sanitaria en las funciones esenciales de salud pública.
El ejercicio de la rectoría por parte de la autoridad sanitaria y el involucra-
miento de los actores claves que integran la acción colectiva no deben agotarse en
la definición de las competencias formales, sino en el desarrollo de las capacidades
críticas que respondan al contexto particular de cada caso. Esta condición rescata el
concepto de las funciones esenciales de la salud pública, como capacidades críticas
[112]
Capítulo 6
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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Capítulo 6
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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[120]
Capítulo 7
Capítulo 7
Federalismo y salud: análisis y propuestas
Julio Bello; Jorge Mera
Introducción
i - Asociación Argentina de Salud Pública. Participaron en el equipo de investigación Lic. Beatriz Castro;
Dr. Ramón Trejo; Mg. Marisol Yakimiuk; Dra. Alejandra Saudino; Lic. Lucila Zamboni; Lic. Nicolás
Mera; Lic. Alejandro Sonis; y Sr. Javier Cicciaro.
ii - Asociación Argentina de Salud Pública. Participaron en el equipo de investigación Lic. Beatriz Cas-
tro; Dr. Ramón Trejo; Mg. Marisol Yakimiuk; Dra. Alejandra Saudino; Lic. Lucila Zamboni; Lic. Nicolás
Mera; Lic. Alejandro Sonis; y Sr. Javier Cicciaro.
[121]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[122]
Capítulo 7
[123]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
iii - Esta fórmula posee un premeditado grado de generalidad y debe interpretarse como lo establece la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, en consonancia con el propósito dado a la Nación, de promover
el bienestar general contenido en el Preámbulo (Fallos 321:1052; 1998).
iv - Fallos 239:343; 1957.
v - Fallos 24/10/2000.
[124]
Capítulo 7
[125]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[126]
Capítulo 7
[127]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Agenda estratégica
vii - Hacia el interior de las provincias aparece un tema similar en relación a los municipios. En este sen-
tido es valorable la experiencia del COSAPRO en la provincia de Buenos Aires
[128]
Capítulo 7
[129]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[130]
Capítulo 7
El concepto de federalismo
[131]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[132]
Capítulo 7
Ahora bien, la puesta en marcha y vigencia del principio federal pone en evi-
dencia la necesidad de una imperiosa función de coordinación entre los diversos
niveles de gobierno. De esta manera, entra en escena la cuestión de la distribución de
competencias nacionales y subnacionales, eje del proceso de descentralización que
también incumbe a nuestro país.
Tulia Falleti define la descentralización como un proceso, como un conjunto
de políticas, reformas electorales, o reformas constitucionales que transfieren res-
ponsabilidades, recursos o autoridad desde los niveles de gobierno más altos a los
más bajos. Bajo esta concepción, entonces, los diferentes niveles de gobierno son
tanto los que conceden como los destinatarios de los recursos, las responsabilidades
y la autoridad.xiv
En los hechos, la descentralización implicó la transferencia de servicios pú-
blicos a los gobiernos subnacionales, tales como la educación, la salud, la vivienda,
el transporte y los programas de reducción de la pobreza, los que ahora son responsa-
bles de los fondos, de la distribución, de la administración y de la calidad de esos ser-
vicios públicos.xv En consecuencia, las políticas de descentralización traen aparejada
la cuestión de la relación y el balance de poder entre los “centros” nacionales y las
“periferias”. Al respecto, cabe señalar la importancia que han adquirido los actores,
las políticas y los intereses subnacionales durante los procesos de reformas de des-
centralización en el último cuarto del siglo xx.xvi
Tradicionalmente, estos procesos de descentralización han dado lugar a pos-
turas encontradas desde la concepción teórica. Por un lado, quienes sostienen que
la descentralización conduce a altos niveles de eficiencia fiscal, mejores desempe-
ños de los gobiernos, y altos niveles de participación política y accountability. Por
otro, quienes la cuestionan, y la vinculan a la inestabilidad económica y al cliente-
lismo político. No obstante estas diferencias, tanto los defensores como los críticos
de las políticas de descentralización asumen necesariamente, que tales políticas
aumentan el poder de los gobiernos subnacionales. A partir de ello, el incremento
en el poder de los funcionarios subnacionales (vistos como héroes o tiranos locales)
resulta en la variable interviniente entre la descentralización y los resultados de las
reformas.xvii
xiv - Falleti, T.G. Decentralization and subnational politics in Latin America. New York: Cambridge
University Press; 2010. (p. 34)..
xv - Ibídem (p. 2).
xvi - Ibídem (p. 3).
xvii - Ibídem (p. 231).
[133]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[134]
Capítulo 7
[135]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
El tema del federalismo es crucial dentro del sector Salud de la Argentina, por
cuanto una parte importante de las cuestiones y problemas sectoriales admite una
explicación cuyo núcleo central son las relaciones entre la Nación y las provincias.
Históricamente ha existido un discurso según el cual las tendencias centralis-
tas y la vocación por manejar todo el país desde la ciudad capital han sido largamente
consideradas por historiadores y politólogos. Sostener esta visión, fuertemente hege-
mónica, solo contribuye a reiterar una vez más el mismo e idéntico análisis acerca de
la fuente causal de los problemas del sistema de salud. Se hace necesaria pues una
revisión del modelo federal y de su ejercicio en la Argentina.
En la actualidad, surgen muchas voces preocupadas por la creciente fragmen-
tación de todos los sistemas que garantizan el ejercicio de derechos, tales como la sa-
lud, pero también los sistemas previsionales, las políticas sociales, los sistemas edu-
cativos, etc. Y esa fragmentación, que muchas veces se analiza desde una perspectiva
económica y se atribuye a las fuentes de financiamiento, tiene que ver precisamente
con la existencia de tres niveles de gobierno y tres espacios jurisdiccionales que ma-
nejan sus propios presupuestos. La autonomía por el manejo del propio presupuesto
asegura la independencia en materia de decisiones, tanto políticas como técnicas.
Este hecho, a primera vista positivo, y reclamado insistentemente por quienes ven
al centralismo como la fuente de todos los males, también acarrea disparidades re-
gionales e interjurisdiccionales que, si estamos hablando del acceso a la atención no
significan ni más ni menos que inequidades en la garantía del derecho a la salud. El
lugar de nacimiento y de vida marca una determinada materialización del derecho a
la salud. Nacer en una provincia pobre se traduce entonces en una peor salud.
Una revisión de la cuestión federal, a la luz de los problemas que hoy presenta
el sistema de salud, posiblemente también arrojará ideas y propuestas válidas para el
resto de las políticas públicas atravesadas también por esta situación.
La relación Nación-provincia –y en los últimos años con los municipios– ha
jalonado toda la historia del desarrollo del sistema de salud, caracterizado por ser el
producto de una larga construcción social.
El primer antecedente de peso en los tiempos modernos es el dictado en 1906
de la Ley 4.953, que creó la Comisión de Asilos y Hospitales Regionales. La comi-
sión, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, debido a la vincu-
lación de muchos establecimientos asistenciales con la Iglesia Católica, fue presidida
por Domingo Cabred y construyó hospitales públicos gratuitos –particularmente neu-
ropsiquiátricos– para la atención de poblaciones desprotegidas dentro de las provin-
[136]
Capítulo 7
cias.xxiv Esta acción sanitaria ejecutada directamente por la Nación, coincidió con una
similar en Educación, concretada en la creación de las escuelas Láinez, “elementales,
infantiles, mixtas y rurales”, según el porcentaje de analfabetos de cada jurisdicción
(Ley 4.874 de 1905), también orientadas a subsidiar a las provincias sin capacidad de
atender esas necesidades por sí solas.
La tarea de la comisión, que funcionó aproximadamente hasta 1925 (Cabred
falleció en 1929) fue retomada, ya desde un Ministerio de Salud, por Ramón Carrillo xxv
quien, sin mayores concesiones al federalismo, siguió el criterio de construir hospitales
nacionales en las provincias, con la participación adicional de la Fundación Eva Perón,
y así incrementó la capacidad instalada pública entre 1946 y 1954 en un ritmo y dimen-
sión nunca superados hasta hoy.
Luego de 1955, las acciones prevalecientes aconsejadas por la Organización
Panamericana de la Salud,xxvi se orientaron en el sentido de descentralizar los estable-
cimientos nacionales y transferirlos a las Provincias, en consonancia con los criterios
de planificación en boga en el mundo, en materia de servicios sociales y de salud:
descentralización, democratización y cercanía de los servicios a la población usuaria.
Esta tendencia fue compartida, con mayor o menor intensidad, por todos los
gobiernos posteriores. Sin embargo, la razón última de dichas políticas de transferen-
cias no parece haber sido solo un criterio sanitario, sino también el alivio del Tesoro
Nacional, a punto tal que la última gran transferencia se realizó en 1992 por el artí-
culo 25 de la ley 24.061, que fue la ley del presupuesto nacional de ese período.xxvii
En otro orden de cosas, hacia 1970/71, con la Ley 18.610 culminó el de-
sarrollo de la seguridad social médica en nuestro país, representada por las obras
sociales.xxviii Dicha ley extendió el régimen de obra social a todos los trabajadores en
relación de dependencia del régimen nacional y consolidó la agrupación de los bene-
ficiarios por rama de actividad (textiles, metalúrgicos, etc.) que las entidades habían
adoptado desde sus comienzos como servicios sociales prestados por los sindicatos
a sus afiliados.
xxiv - Malamud M. Domingo Cabred: crónica de una vida consagrada a luchar por la atención médica-
social de los argentinos. Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas; 1972.
xxv - Alzugaray R.A. Ramón Carrillo: el fundador del sanitarismo nacional. Buenos Aires: Centro Editor
de América Latina; 1988.
xxvi - Pedroso O.P. Informe de Consultoría para la Oficina Sanitaria Panamericana. Buenos Aires: Uni-
versidad de Buenos Aires: Escuela de Salud Pública; 1968.
xxvii - Bisang R., Cetrángolo O. Descentralización de los servicios de salud en Argentina. Santiago de Chile:
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xxviii - Argentina. Instituto Nacional de Obras Sociales. Las obras sociales en la República Argentina. (2 ed).
Buenos Aires: Argentina. Ministerio de Bienestar Social; 1972.
[137]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Del mismo modo y con igual criterio, el gobierno militar fue creando institutos
de obra social como ISSARA (trabajadores rurales, Decreto-Ley 19.316), OSPLAD
(docentes, Decreto-Ley 19.665), OSECAC (empleados de comercio, Decreto-Ley
19.772) y el PAMI (jubilados y pensionados, Decreto-Ley 19.032), esta última es la
entidad más grande del sistema, cuya administración todos los gobiernos han buscado
mantener centralizada.
Independientemente de descentralizaciones y obras sociales, el Ministerio de
Salud de la Nación tuvo siempre a su cargo programas asistidos de salud (PAS) y
grandes luchas (Chagas, Tuberculosis, Salud materno-infantil, etc.) donde, con recur-
sos nacionales, incluso con personal propio de la Nación, se afrontaron acciones sani-
tarias en las provincias. Por cierto, más allá de toda consideración sobre federalismo,
esos programas y otros similares de la actualidad como Remediar, Crecer o Médicos
Comunitarios debieron gran parte de su éxito a la modalidad instrumentada desde la
Nación para realizarlos.xxix
En 1981, en pleno gobierno militar, se creó por Decreto-Ley 22.373 el Conse-
jo Federal de Salud (COFESA), con el objetivo de servir de espacio de consenso de
políticas sanitarias entre Nación y provincias.xxx
Cuando el país retornó a su normalidad constitucional, el COFESA reunido
en Tucumán en octubre de 1984 consideró la iniciativa del gobierno del presidente
Alfonsín sobre el Seguro Nacional de Salud. Allí, administraciones provinciales jus-
ticialistas, radicales y de partidos locales coincidieron punto por punto con el pro-
yecto preparado por el Instituto Nacional de Obras Sociales para el ministro Dr. Aldo
Neri. Ese consenso unánime, el primero sobre un tema general de política sanitaria
conseguido en democracia por el COFESA, duró poco tiempo, erosionado por disen-
sos político-partidarios más abarcadores que el tema Salud, pero vale como ejemplo
de la potencialidad del cuerpo para ser foro de discusión y acuerdo federales sobre
políticas substantivas de Salud, no obstante haber sido creado por un régimen militar,
unitario por definición.xxxi
xxix - Mera J.A., Bello J.N. Organización y financiamiento de los servicios de salud en Argentina:
una introducción. Buenos Aires: Organización Panamericana de la Salud; 2003. (Representación OPS/
OMS Argentina, 56). [citado 20 enero 2017]. Disponible en: http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/
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xxx - Ricchieri P.R., Tobar F. El Consejo Federal de Salud (CO.FE.SA.): actor clave en la construcción
de un federalismo sanitario efectivo. Buenos Aires: Argentina. Ministerio de Salud; 2003. [citado 20 enero
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xxxi - Mera J. Política de salud en la Argentina. Buenos Aires: Hachette; 1988.
[138]
Capítulo 7
Las leyes 23.660 y 23.661 sancionadas por el Congreso a fines de 1988 confir-
maron la estructura ajena a todo criterio federal de las obras sociales y del Seguro Na-
cional Salud (SNS). Sin embargo, la legislación previó (Ley 23.661, Capítulo VIII)
que las provincias pudieran convenir con la Nación la administración del Seguro
en sus jurisdicciones. Ni el ministro Barrios Arrechea, misionero, ni el presidente
Menem –riojano, que asumió en 1989–, pese a su condición de provincianos dieron
el más mínimo paso en el sentido de aplicar el mencionado Capítulo VIII, cosa que
tampoco hicieron los gobiernos sucesivos hasta el día de hoy.
La década del 90, si bien fue el momento en que se concretó lo mencionado
antes sobre descentralizaciones mediante la ley del presupuesto nacional, se orientó
más bien a la desregulación de los regímenes que caracterizaban los vínculos obras
sociales–prestadores privados, innovando poco o nada en cuanto a la relación Nación/
provincias.
En este punto tal vez conviene referir un caso de federalismo exacerbado. En
coincidencia con la crisis de 2001/2002 y acompañando el reclamo “que se vayan
todos” surgió la propuesta de suprimir por completo el Ministerio de Salud de la
Nación, asignando sus responsabilidades a las provincias. Afortunadamente, ningún
caso prosperó porque la Argentina, bueno es recordarlo, es una unión nacional y no
una confederación de provincias.xxxii
En marzo de 2003, la gestión ministerial, encabezada por el Dr. Ginés Gon-
zález García, consiguió en la simbólica ciudad de San Nicolás de los Arroyos, un
Acuerdo Federal de Salud que reconocía la tarea anterior de la Mesa del Diálogo
–promovida por la Iglesia Católica con el apoyo del PNUD– y también la del Com-
promiso Federal de Salud de diciembre de 2002.xxxiii
Este exitoso esfuerzo de concertación entre todas las jurisdicciones sanitarias
concluyó en el Plan Federal de Salud 2004-2007, que contempló la ejecución coordi-
nada de diversas acciones en materia de salud. Por cierto, no obstante los merecidos
elogios cosechados por su vertebración de acuerdos efectivos y permanentes entre Na-
ción y provincias, el Plan también ha merecido críticas que, sin desconocer el valor del
consenso unánime, apuntan a considerar que eludiendo cuestiones más substanciales
pero ríspidas, se puede lograr que todo el mundo firme un documento común.
Sin considerar la existencia de externalidades ni economías de escalas, o si
una estructura federal asegura o no la internalización de costos y beneficios dentro
xxxii - Comisión de Salud Pública del CCPM. Federalismo y unión nacional en el sistema de salud. Bue-
nos Aires: CCPM; 2002.
xxxiii - Diálogo Argentino. Mesa permanente de Salud. Buenos Aires: Argentina. Ministerio de Salud; 2002.
[139]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
de cada región, las provincias argentinas son un agregado óptimo para la ejecución
de acciones de salud.
En principio, las provincias no delegaron en el gobierno central las atribucio-
nes sobre Salud cuando reconstituyeron la Nación a mediados del siglo xix y, por lo
tanto, las han retenido. Más aún, les pertenecen la jurisdicción política, que implica
la capacidad legislativa y presupuestaria, y el poder de policía sanitaria, como la ha-
bilitación de establecimientos y la matriculación de médicos y demás profesionales
y técnicos de salud.
Además, luego de las políticas de descentralización, corresponde hoy a las
provincias la directa administración de la totalidad (o casi) de la capacidad instalada
de servicios públicos de salud, como los hospitales; son los distritos obligatorios de
recolección y elaboración de estadísticas vitales y sanitarias y el ámbito de incum-
bencia de las organizaciones de prestadores de salud (colegios y federaciones médi-
cas, de clínicas y sanatorios, etcétera).
Por último, bajo su jurisdicción funcionan las obras sociales provinciales, ex-
cluidas de la legislación nacional en la materia y agrupadas en la COSSPRA, que
atienden especialmente los empleados públicos de las administraciones provinciales
y municipales.xxxiv
A su vez, la Nación posee atribuciones y responsabilidades propias que no
son prorrateables entre las provincias. Las más obvias tienen que ver con la sanidad
de fronteras y la vinculación con los organismos internacionales como la OPS/OMS,
UNICEF, etc. También, por los múltiples factores en juego recaen esencialmente en
la Nación las funciones relativas al control de medicamentos y tecnología, así como
–de modo principal– la formación de recursos humanos y la de investigación sanita-
ria. También en el ámbito de la Nación tienen su lugar las políticas de equidad y de
provisión de recursos compensatorios para atender la disímil situación de disponibi-
lidad de medios que tienen las Provincias.xxxv Igualmente, apuntan en esa dirección
los criterios de federalismo fiscal.xxxvi
Finalmente corresponde a la autoridad sanitaria nacional la función de rectoría
(stewardship) respecto del conjunto del sistema de salud del país, como lo postulan
[140]
Capítulo 7
xxxvii - Organización Mundial de la Salud. Informe sobre la salud en el mundo 2000: mejorar el desem-
peño de los sistemas de salud. Ginebra: OMS; 2000. [citado 20 enero 2017]. Disponible en: http://www.
who.int/entity/whr/2000/en/whr00_es.pdf
xxxviii - En virtud del artículo 121 de la CN, las provincias conservan todo el poder no delegado al Go-
bierno Federal.
xxxix - Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Río Negro, Santa Fe, Buenos Aires, La Rioja, Salta, Santiago
del Estero, San Juan, Chaco, Formosa, Misiones, San Luis, Tucumán, Jujuy y Neuquén.
xl - Art. 75, inc. 22.
xli - Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, Art. XI; Declaración Universal de
Derechos Humanos, Art. 25; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Art.
12; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo, Arts.12 inc. 3, 18 Inc.
3, 19 Inc. 3 (b), 21 y 22 Inc. 2; Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer, Arts. 10 y 11; Convención sobre los Derechos del niño, Arts. 17, 24,25 y 32; Convención
Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad Art. 4 Ap. 5.
xlii - Art. 28 de la Convención Americana. El Estado nacional no puede oponer como argumento eximente
de su responsabilidad el diseño de derecho constitucional interno de distribución de competencias entre
provincias y Nación.
[141]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
xliii - Una interpretación más convincente es la propuesta, por ejemplo, por la Corte Suprema de Justicia
de la Nación en su jurisprudencia y buena parte de la doctrina. Esta dice: la cláusula del Art. 28 debe ser
interpretada de forma tal que el estado nacional responda asimismo en el orden interno y a los efectos de
evitar o interrumpir una violación grave a un derecho cometida por un acto u omisión provincial, por lo
menos, para que se cumpla con las obligaciones que surgen de los (IIDH) Instrumentos Internacionales de
Derechos Humanos con jerarquía constitucional y de las leyes federales complementarias. Ahora bien, una
vez remediada la violación ambos Estados siguen estando obligados. En primer lugar el Estado provincial
por la distribución de las competencias internas y además, el Estado nacional, porque el artículo 28 de la
Convención Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (CADH) le exige que genere los mecanis-
mos para que las provincias cumplan. La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se
ha ocupado de enfatizar la primera, y en virtud de ella, ha condenado en reiteradas oportunidades al Estado
nacional. La segunda obligación es solo enunciada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pero
no se detiene en una advertencia explícita a la Nación para que genere mecanismos de control eficaces.
xliv - Este concepto hace referencia a aquellas leyes que por responder a un interés general son irrenuncia-
bles, imperativas y no pueden ser dejadas sin efecto por las partes al celebrar el contrato. Tiene lugar en el
derecho privado, nada que la relacione con las provincias o el gobierno federal.
xlv - Esta fórmula de adhesión no responde a ninguno de los tipos constitucionales previstos, como son el
orden público o las leyes convenio. La razón está basada en el argumento de que la salud es materia no dele-
gada por las provincias, por lo que si ninguna provincia adhiere, no hay ámbito espacial de aplicación posible.
[142]
Capítulo 7
xlvi - Frente a la realidad de que las provincias ya han avanzado en adoptar medidas legislativas sobre
una determinada materia, se considera que no se puede tardíamente venir a imponer desde el Congreso
Nacional otra legislación.
xlvii - Programas nacionales, como el PRONADIA, son implementados directamente mediante resolucio-
nes ministeriales (Rs. 301/99 MSAS).
xlviii - Un ejemplo evidente de esta situación es el Plan Médico Obligatorio, creado por un decreto del
Poder Ejecutivo, que engloba a entidades habilitadas por Ley (Obras Sociales y Agentes Nacionales del
Seguro de Salud), y que fue modificado en su funcionamiento mediante sucesivas resoluciones ministe-
riales, suspendido por decreto del Poder Ejecutivo, y puesto en funcionamiento en forma de emergencia
mediante una resolución ministerial. A la vez, fueron incluidos dentro del plan como agentes del seguro de
salud las mutuales, y esto fue mediante una decisión de un órgano descentralizado que se encuentra dentro
de la esfera administrativa del propio Ministerio.
xlix - El nomenclador nacional se encuentra derogado, pero constituye un orientador en la administración
del sistema.
l - Son válidas las palabras de Friedrich relativas a la Suprema Corte Estadounidense: “Intérprete y guar-
dián de las palabras simbólicas sagradas” Friedrich. C. Gobierno Constitucional y Democracia, Madrid,
Instituto de Estudios Políticos, s.d. pág. 508.
[143]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
territorio,li y con ese norte ha avanzado en los casos donde no se han realizado con-
venios provinciales para afirmar un derecho.lii
Como vimos, se parte siempre de afirmar que Salud es un tema no delegado
por las provincias en el gobierno nacional sin considerar que, al tiempo de la reorga-
nización nacional a mediados del siglo xix, Salud no era una cuestión a definir por
un gobierno, como sí lo eran Educación o Justicia, por lo cual no hubo delegación
de provincias a Nación simplemente porque, según el pensamiento prevaleciente en
esa época, no había materia que delegar. Por parecidas razones, las atribuciones so-
bre energía atómica o navegación aérea no fueron cuestiones a encargar o retener
explícitamente. Tampoco la Constitución o las leyes han creado recursos con destino
predeterminado a Salud para garantizar equidad entre las distintas jurisdicciones.
[144]
Capítulo 7
[145]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[146]
Capítulo 7
Consideraciones generales
[147]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
a servicios, en especial en las zonas urbanas. Por otro, implica que los desplazamien-
tos poblacionales tienen un gran potencial para mejorar el desarrollo humano. Sin
embargo, estos mismos movimientos denotan la existencia de condiciones de vida
diferenciales entre las diferentes regiones y provincias del país.
A nivel regional, la Argentina se encuentra ubicada entre los países con índice
de desarrollo humano alto (IDH) y, conjuntamente con Chile, cuenta con uno de los
ingresos per cápita más altos de la región.
En términos generales se observa una tendencia decreciente, sostenida desde
2002, en la brecha entre los sectores con mayor y menor nivel de ingreso. De igual
manera, en materia de NBI se observa una notable diferencia entre la región Norte,
tanto Este como Oeste, y el resto del país. En contraposición, el Índice de Privación
Material de los Hogares (IPMH) muestra un mayor porcentaje de población con pri-
vaciones en la región Centro. Sin embargo, es seguido por las provincias de la región
Norte que presentan a su vez los mayores porcentajes de analfabetismo del país.
En cuanto a los indicadores de cobertura en materia de salud, se observa que
los mayores porcentajes de población no cubierta por ningún sistema (Prepaga Médi-
ca u Obra Social) se encuentran en la región Norte, principalmente en el Noreste, que
a su vez presenta la mayor tasa de mortalidad, tanto infantil como materna.
Los indicadores presentados permiten observar que la región Centro, que con-
centra cerca del 64 % de la población total del país y sus principales centros urba-
nos, es la que presenta mejores indicadores, tanto en materia socioeconómica como
sanitaria. Esto se debe a que, a pesar de la estructura federal del país, existe una
fuerte concentración de los recursos y de la población. Por lo tanto, es de esperar que
las migraciones internas tengan como destino esta área. Estos indicadores demues-
tran la existencia de mejores condiciones de infraestructura, acceso a agua potable y
cloacas, y de mejor acceso a educación, cristalizado en los porcentajes de población
analfabeta en las principales áreas urbanas.
La región Norte del país, tanto Este como Oeste, es la región más relegada, y
presenta, en general, los peores niveles en relación con sus indicadores económicos y
sanitarios. En este sentido, se considera que debe establecerse como región prioritaria
de intervención en pos de mejorar la equidad a nivel nacional.
Finalmente, es importante resaltar la necesidad de reforzar los sistemas de in-
formación. La dificultad en el acceso a los datos relativos a algunos indicadores eco-
nómicos, como nivel de ingreso, distribución del mismo, niveles educativos, etc., hace
que los datos utilizados puedan ser cuestionados por su antigüedad. Las inequidades
regionales existentes en la Argentina quedan cristalizadas en las discrepancias entre los
indicadores socio-sanitarios a nivel regional. Las acciones sobre estos indicadores y su
efectiva repercusión en los indicadores sanitarios son solo observables a largo plazo.
[148]
Capítulo 7
Para una adecuada instrumentación del tan reclamado pero incumplido fede-
ralismo, el país necesita un Pacto de Salud que establezca las funciones, atribuciones
y responsabilidades de la Nación y de las provincias en este tema. Nuestro país reco-
[149]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[150]
Capítulo 8
Capítulo 8
Jornada de lanzamiento del Foro Argentino
sobre Funciones Esenciales de Salud Pública
(FESP) y Federalismo
Salón de la biblioteca de
la Academia Nacional de
Medicina
1. º de noviembre de 2016
[151]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[152]
Capítulo 8
de que había necesidad de poner en claro y actualizar lo que llevábamos dentro, pen-
sando en Salud Pública.
En algún momento, comentamos que nuestra experiencia de formación y de
trabajo se había orientado a partir de los 90, hacia la línea de la administración; y
luego, hacia los costos; y más tarde, hacia los costos de la alta complejidad. Vimos
que aparecía, como tema central de la Salud Pública, el alto costo de las prestaciones
y el problema de la accesibilidad, en especial, para la gente que necesita medica-
mentos oncológicos, los tratamientos más sofisticados y las prestaciones de mayor
complejidad. En ese afán por discutir cosas importantes, la Salud Pública como tema
de reflexión y acción, había quedado de lado; en un principio, por la ideología de la
década del 90; y después, por el peso de las realidades conducentes; o sea, del dinero.
Así, fueron apareciendo los costos como un elemento central. Y no digo que debamos
dejar de lado la administración y el análisis de costos, digo que tenemos que enmar-
carlos en algún conocimiento y un sentimiento que tiene que tener componentes de
valores y componentes éticos. Y para nosotros, ese marco de referencia es la Salud
Pública, la Salud Pública como la conocimos, como la pensó Sonis, como la pensó
alguna gente anterior a él, desde Cabred para acá, Carrillo, Oñativia, Neri y Ginés
mismo. O sea, tenemos una trayectoria en salud que va trascendiendo ideologías
políticas partidarias para constituirse en un conjunto de saberes y de compromisos.
Vamos a iniciar un foro, con el apoyo de la OPS, que comienza hoy y pensamos que
va a culminar en junio o julio del año que viene, luego de encuentros sucesivos y a
partir de las iniciativas de los interesados. Hoy, vamos a tratar dos de ellos: uno es
el de Federalismo y allí tenemos a Jorge Mera, que ha estado trabajando los últimos
años junto con un equipo en el tema, que creemos que es central para definir respon-
sabilidades, compromisos, un ámbito de diálogo y de encuentro importante.
El doctor Artaza nos va poner en presencia de las funciones esenciales de la
Salud Pública. Una de las virtudes que tienen esas funciones –no se enoje Artaza–
generadas por la OPS resulta que sirven para algo, son de utilidad. Y esa utilidad tiene
una presencia práctica en lo cotidiano. El primer recurso práctico es que nos sirve
para pensar en forma sistemática, el ámbito de la Salud Pública. La divide, artificial-
mente, en funciones, pero nos introduce en un camino de pensamiento sistemático.
Ya podemos decir a la OPS y al doctor Artaza que las funciones esenciales han em-
pezado a dar frutos en la Argentina. Hemos comenzado a trabajar con el Dr. Carlos
Juliá, con el apoyo del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Creemos,
entonces, que es el momento de estar de acuerdo con los tiempos. Y los tiempos de
nuestro país –los del mundo también– exigen por lo menos tres cosas: encuentro,
diálogo y compromiso. Compromiso con la realidad.
[153]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Tenemos una necesidad que se convierte en virtud: no hay una rectoría res-
ponsable del país, con presencia y con fuerza que hegemonice pensamientos y que
proponga un camino. Está vacante eso. Bueno, ojalá que podamos nosotros com-
prometernos para que esa vacancia no esté en manos de una parcialidad, sino que
pertenezca a la población, a la polis, a todos. El otro compromiso es el compromiso
del encuentro. No hacemos nada con caminar en soledad por nuestras rutas, si no
buscamos encontrar quien nos acompañe. En esa ruta, para acompañarnos hace falta
el diálogo, el diálogo entre la academia, los que trabajan en salud en la frontera, la
gente del sector privado, la del sector público, los compañeros de las obras sociales
y todos aquellos que, desde los organismos internacionales, tenemos compromiso y
presencia con la Salud Pública. Entonces para mí, es una alegría, un compromiso más
de toda la gente nuestra de la Asociación de la Salud Pública, poder iniciar este foro
con la participación del doctor Artaza y del doctor Jorge Mera. Le voy a pedir a Jorge
que dé comienzo a su exposición. Muchas gracias.
[154]
Capítulo 8
Desde el punto de vista práctico, ¿qué ventajas, qué razones hay para mante-
ner la federalización en el sector salud? Varias. La primera es que nuestra Constitu-
ción dice que las provincias se reservan todas aquellas funciones no delegadas en la
Nación. Si con una máquina del tiempo, retrocediéramos a 1853, en ese momento la
educación era un tema de política pública, la justicia era un tema de política pública,
pero la Salud no existía como tema de política pública. A nadie se le hubiera ocurrido
ceder las atribuciones en materia de salud porque no existía como tema a considerar.
Tampoco existían las telecomunicaciones, ni las líneas aéreas, ni la energía nuclear.
Sobre ninguna de esas tres cosas habla la Constitución. No dice que sean reservadas
para la provincia porque no existían. Salud como issue no existía y por eso las pro-
vincias no se lo reservaron. ¿Qué significa esto? Que tenemos que repensar en qué
medida los temas de salud tienen que ser compartidos entre la Nación y las provincias
en una unión nacional.
Esto que expliqué con respecto a la salud implica una razón para federalizar
esta parte de nuestra realidad. La segunda razón inmediata es la capacidad pública
instalada. La mayor parte de los hospitales, centros y servicios de salud en nuestro
país están en manos de las provincias; por lo tanto, es razonable que la administración
recaiga en las autoridades que estén más cercanas a ellas. De ahí, la necesidad de
sostener el federalismo. Vuelvo sobre eso en un momento.
La tercera ventaja es que, de hecho, las provincias son las que tienen atribu-
ciones jurisdiccionales de dictar leyes, de expedir la matrícula de los profesionales,
de habilitar establecimientos de salud, razón por la cual se explica que convenga
este tema del federalismo. Hay una crítica a esto: la que dice que debería ser todo
centralizado porque en nuestro país, este asunto de las provincias dificulta el funcio-
namiento del sector. Yo quisiera mencionar dos ejemplos, nada más: Alemania tiene
dieciséis länder (estados federados) que son más federales que los nuestros. Nadie
ha dicho, que yo recuerde, que la salud en Alemania sufra por la fragmentación y que
su organización sanitaria y la salud de sus habitantes deje mucho que desear por la
existencia de estas fragmentaciones. Estados Unidos tiene cincuenta Estados. Nadie
ha dicho que ese país tenga malos niveles de salud por esa fragmentación en Estados.
Sí, puede que los tenga por otras razones. Por lo tanto, esa crítica de que la fragmen-
tación del federalismo afecta las posibilidades de tener buena salud en nuestro país
no es cierta cuando uno las compara con otros países tanto o más fragmentados que
el nuestro desde el punto de vista federal. Lo mismo ocurre con organismos que son
de naturaleza nacional como el conjunto de la seguridad social o de las obras sociales.
Vuelvo al tema de centralización y descentralización. De hecho, en nuestro
país ha habido siempre movimientos importantes en pro de la centralización. Quizás
[155]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[156]
Capítulo 8
Esa centralización de los servicios de salud, que había llegado a su punto cul-
minante con Carrillo, comenzó a disminuir a partir de 1955, cuando cayó el gobierno
de Perón. La opinión prevaleciente de los organismos técnicos en ese momento era
que los servicios de salud debían estar tan cerca de los usuarios como fuera posible.
¿Qué significó eso como doctrina sanitaria? Que había que delegar el funcionamiento
de los servicios públicos de salud, es decir, los hospitales a las provincias; cosa que
se fue haciendo por distintas oleadas, hasta culminar en 1992, en que la última gran
transferencia de los hospitales públicos de la Nación a las provincias se llevó a cabo
no por una ley de salud, sino por una ley del presupuesto. Ahí se puso en evidencia
que esa transferencia de los servicios de salud de la Nación a las provincias no res-
pondía tanto a una doctrina del federalismo en salud, sino simplemente, a cambiar el
destino y la responsabilidad del uso de los fondos. Al desaparecer la responsabilidad
de la Nación en eso, la ley del Presupuesto Nacional de 1992 estableció claramente la
transferencia de los hospitales y la responsabilidad de su financiamiento.
Un aspecto que tiene que ver con esto –aunque de distinta naturaleza– es que
por la misma razón, asuntos de la mayor importancia han conducido al cambio del
tipo de legislación que los sustenta. Pongo como ejemplo el PMO (Programa Médico
Obligatorio), creado por un decreto, pero que fue modificado varias veces por reso-
luciones ministeriales de distinta naturaleza jurídica. Fue vuelto a poner en marcha
por otro decreto, suprimido anteriormente por una resolución. Así, las resoluciones
ministeriales y los decretos del Poder Ejecutivo se mezclan con una disociación sobre
cuál es la autoridad a la que le corresponde ejercer jurisdicción sobre cada materia.
No es solo la relación institucional entre provincias y Nación que se mostraba con
Cabred, con Carrillo, con el COFESA, sino modos de legislar a propósito de Salud,
que hacen que la norma que se establece no guarde la relación necesaria por la impor-
tancia de lo que se está normando. Es un problema de naturaleza distinta, pero con-
fluye con este cierto desorden que uno ve en el panorama sanitario nacional, cuando
lo analiza desde el punto de vista de las instituciones que concurren en su manejo.
Y hago una última observación
porque recuerdo las palabras iniciales del
doctor Bello. La idea no es tanto que los
que estamos acá comentemos lo que hay
que hacer o se debe hacer, sino sugerir para
el público que está acá y los que vayan
reuniéndose el día de mañana en distintos
lados, propuestas para la discusión con el
propósito de corregir, abreviar, suprimir o
agregar temas de importancia. Uno de ellos
[157]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Toma la palabra el doctor Alejandro Sonis, quien adelanta al público que con
las distintas presentaciones, eventos y convocatorias que van a ir haciendo, se va a
editar una publicación en el transcurso del año próximo. Y a continuación, presenta
al doctor Osvaldo Artaza Barrios.
El doctor Artaza fue director del hospital Luis Calvo Mackenna de Chile, ex
ministro de Salud, asesor en sistemas de Salud de la OPS en México y actualmente,
es asesor en Servicios y Sistemas de Salud de la OPS en la Argentina.
Muy buenas tardes. Quiero dar las gracias a la Asociación Argentina de Salud
Pública por la oportunidad que nos da a los miembros de la OPS de contar con el
privilegio de dialogar con un grupo tan importante de personas comprometidas con
la Salud Pública.
[158]
Capítulo 8
[159]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
unas preguntas sugeridas por la Asociación para que podamos contar con las opinio-
nes de ustedes. De modo que vamos a tener el privilegio de escucharlos a ustedes; y
ojalá que esas opiniones puedan contribuir con un debate que es de todos los países
con respecto a cómo, en el contexto de cada quien, esas funciones, que hemos defini-
do como prioritarias, puedan cumplirse debidamente.
En primer lugar, es importante, para comprendernos entre todos, compartir la
definición que hacemos de Salud Pública. Uno escucha muchas veces expresiones
más reducidas de Salud Pública. Se suele utilizar como sinónimo de hospitales públi-
cos, de subsector público, de planes comunitarios o de acciones sobre las poblacio-
nes, y la verdad es que la Salud Pública es un todo mucho más amplio, y me parece
que es esencial partir desde el concepto. Entonces, Salud Pública, en la que se basa la
definición de funciones esenciales es un área de la acción colectiva, tanto del Estado,
como de toda la sociedad, orientada a contribuir a mejorar la salud de las personas,
entendiendo a la salud no como antónimo de enfermedad, sino como lo que todos
sabemos, como el bienestar en el amplio espectro de todas las dimensiones del ser
humano en lo físico, en lo psíquico y en lo social.
¿Y por qué renovar el concepto de funciones esenciales? Pensamos que es
importante remirarlas porque en los últimos veinte años han sucedido cosas, ha ha-
bido cambios respecto de las causas de la enfermedad, ha cambiado la demografía
de nuestras poblaciones, ha evolucionado la tecnología, ha habido cambios políticos,
culturales y económicos que son importantes y que tienen efectos sobre la salud de la
población. Se ha modificado el contexto. Dentro de ese cambio de contexto, los países
también han discutido cómo enfrentar los nuevos tiempos, y hace pocos meses, los Es-
tados miembros suscribieron un compromiso con respecto a acceso y cobertura univer-
sal. Y para conseguir acceso y cobertura universal definieron cuatro líneas estratégicas.
Voy a detenerme unos minutos con respecto a acceso y cobertura. En las Amé-
ricas, hubo un gran debate acerca de si el término cobertura retrataba adecuadamente
la complejidad del desafío en salud. Recuerden ustedes que desde la Organización
Mundial de la Salud (OMS), los últimos años, hemos escuchado sobre el tema de
la cobertura universal, el famoso cubo en el cual se mostraban los tres vectores con
respecto a cobertura: por un lado, el horizontal, que indicaba la cantidad de personas
afiliadas o cubiertas; el otro, hacia atrás, que mostraba la cantidad de servicios que se
prestaban; y un vector hacia arriba, que señalaba cuánto era la protección financiera,
o sea, cuánto era la porción de gasto de bolsillo. En el continente se generó un de-
bate enorme, con respecto a que el término cobertura no era un concepto suficiente.
Porque se podía tener a las personas formalmente cubiertas, se les podía entregar un
documento que acreditara que estaban bajo cierta cobertura. Pero eso no era sinóni-
[160]
Capítulo 8
[161]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
esa inversión? ¿Se podría obtener más por ese dinero? Entonces, la pregunta para la
Argentina es distinta que la que se les hace a México y Chile. En este último caso,
es evidente que ambos países tienen que duplicar sus gastos públicos en salud. No
hay otra respuesta para un mexicano o un chileno. Si no lo duplican, no van a poder
enfrentar los problemas de las enfermedades crónicas y del envejecimiento. No hay
forma. Entonces, la pregunta para el mexicano y el chileno es: ¿Cómo construye
usted evidencia para que haya voluntad de aportar más? Porque cuando hablamos
de generar espacio fiscal para mayor inversión pública en salud, estamos diciendo
que es necesario que la gente esté dispuesta a pagar más contribuciones o impuestos
para financiar más actividades de salud. Entonces, esta situación que es tan clara en
México y en Chile, es un poco diferente acá. Porque la pregunta es: ¿qué espacio hay
para poder provocar que el argentino esté dispuesto a pagar aún más impuestos en
una situación en la cual el gasto público ya está elevado? En esta situación, hay que
ver cómo se consigue más con los recursos con los que se dispone. Y ahí está el tema
ético de la eficiencia que pasa hoy en día a constituirse en un dilema moral. Ya no es
un dilema de los neoliberales o de los economistas, sino un cuestionamiento moral
de forma de que la ciudadanía tenga la certeza de que cada peso en salud se utiliza de
forma correcta. Porque solo así, las personas van a estar dispuestas a contribuir con
más dinero para la salud. Hoy, ningún ciudadano de ninguno de nuestros países está
dispuesto a cheques en blanco, sobretodo, cuando en la región, lamentablemente, ha
habido tantas pérdidas, sea por corrupción, por despilfarro o por mala calidad. Y por
lo tanto, ahí hay un espacio enorme que implica preguntarse: en mi condición, con mi
historia, en un país federal, ¿cómo enfrentamos este dilema desde el punto de vista
del financiamiento del sistema de salud?
Con respecto a la acción sobre los
determinantes sociales de la salud, el doctor
Mera ha señalado que la Argentina es diver-
sa y está constituida por varios escenarios
distintos. Y que, por lo tanto, la inequidad
es parte de la geografía, tal como sucede en
todos los otros países de América Latina. Por
eso, la acción sobre los determinantes socia-
les pasa a ser fundamental para conseguir
mejores niveles de vida de las personas.
Vamos a entrar en el tema de la rectoría y la gobernanza. Usted puede tener
muchos prestadores, diversidad de prestadores, pero, otra cosa es tener diversidad de
quiénes deciden sobre qué hacer en salud. Los países necesitan una sola voz sobre
qué hacer, qué objetivos alcanzar, pero puede haber centenares de cómos, siempre
[162]
Capítulo 8
que estén alineados con ese qué. La pregunta es quién ejerce la definición del qué.
Y en un país federal, como la Argentina, la pregunta de cómo se construye el qué es
esencial, definitivamente primordial. Cuando no hay un comando único, tipo Natio-
nal Health Service (Servicio Nacional de Salud) de Inglaterra, la rectoría, muchas
veces se ejerce de manera colegiada, y eso guarda relación directa con el concepto
de gobernanza, que, con diversos actores, es el arte de conseguir hacer viable una
política pública común. Entonces, con una Argentina federal, ¿es posible una rectoría
única? Si no es posible, ¿cuáles serían las modalidades de ejercer rectoría colegiada?
Teniendo a la vista que la rectoría colegiada es lo que cabe a la historia y a la reali-
dad, ¿cuáles son las condiciones para que esta sea eficaz desde el punto de vista del
diseño y la implementación de políticas públicas consensuadas, viables y sostenibles
en el tiempo como políticas de Estado? Todos sabemos que en salud, los resultados
de las decisiones de hoy las empezamos a ver diez años después. Y por lo tanto, en
los países que han tenido éxito desde el punto de vista sanitario, uno de los aspectos
que uno observa es su capacidad de desarrollar políticas de Estado, más allá de lo que
dijo el profesor Bello acerca de situaciones partidarias coyunturales. Aspirar al largo
plazo es la fórmula en que Salud Pública actúa. No hay otra manera de pensar que no
sea de esa forma. Además, se intenta desarrollar en América Latina, en el contexto de
un compromiso global mundial, en que los países del mundo suscriben una agenda
para el 2030, habiendo culminado los objetivos del milenio, habiéndose hecho el
proceso de evaluar lo que se cumplió y lo que no se cumplió, se vuelve a colocar un
nuevo hito, una nueva montaña que la humanidad debe comenzar a escalar. Y allí,
hay varios objetivos, cada uno con sus metas, en los cuales, la inflexión entre los
objetivos del milenio y los objetivos del desarrollo sostenible (ODS) son el cambio
de foco hacia que nadie se quede atrás y que en ello cuidemos al planeta. Aquí en los
ODS, lo central es la equidad, la equidad como llave para la sostenibilidad social.
Equidad y cuidado del medio ambiente son las dos grandes fuerzas que aparecen en
los ODS; y en ese contexto, entonces, surgen todas estas metas, una de las cuáles
tiene que ver con la universalidad. Entonces, han cambiado los compromisos de los
países de los Estados miembros. Es por eso que como organización, nos parece perti-
nente preguntarnos si este concepto de funciones esenciales sigue siendo tan vigente
hoy, o hay que renovarlos. Y en esta evaluación, ¿qué nos enseña la Argentina con su
particularidad histórica en su específico contexto? Y para ir terminando, les recuerdo
por qué nacieron las funciones especiales. Partieron en una época en el cual el Estado se
reducía bajo la lógica de que más mercado y menos estado era lo mejor. Y por lo tan-
to, en ese proceso de reducción del Estado que se vivió continentalmente, la pregunta
era cómo, en un Estado que se reducía, se defendían –por decirlo de alguna manera–,
algunas funciones que comenzaron a definirse como que no podían ser entregadas a
nadie que no fuera la autoridad sanitaria. Es una historia, una historia de una época
[163]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
en la cual la reducción del estado tuvo sus consecuencias, consecuencias que aún no
han sido revertidas, de las que se conocen algunos datos con respecto al efecto que
tuvo esa reducción del Estado en las acciones colectivas. Y por lo tanto, desde allí, se
suceden distintos hechos con el objeto de definir estas funciones en el área de preven-
ción de epidemias, de protección contra los daños ambientales, prevención del área
de la salud, promoción y fomento, respuesta a desastres, garantía de calidad y acceso.
Aclaro que esto es simplemente una reseña histórica. Desde entonces, se procedió a
hacer diferentes estudios, a convocar a expertos, y todo eso llega hasta la conocida
publicación, de Salud de las Américas, en la cual se nombran esas once funciones
esenciales. Y para recordarlas, muy rápidamente, las cito:
1. El monitoreo, evaluación y análisis del estado de salud de la población.
2. La vigilancia, la investigación, el control de riesgos y las amenazas a la Salud
Pública.
3. La promoción de la salud.
4. El aseguramiento de la participación social en salud.
5. La formulación de las políticas y de la capacidad institucional de reglamenta-
ción y control del cumplimiento de la Salud Pública.
6. El fortalecimiento de la capacidad institucional de planificación y conducción
de Salud Pública.
7. La evaluación y la promoción del acceso equitativo de los servicios de salud
necesarios.
8. La capacitación y el desarrollo de los recursos humanos de Salud Pública.
9. El aseguramiento de la calidad.
10. La investigación en Salud Pública.
11. La reducción de la repercusión de las emergencias y desastres de la Salud
Pública.
Todos los países midieron sus funciones esenciales y utilizaron la metodo-
logía para poder evaluarse. En la Argentina, esto se hizo con mucha dedicación, no
solo a nivel Nación, sino que muchas provincias hicieron grandes trabajos. Muchos
de los que están presentes en este salón fueron protagonistas en ese esfuerzo; y por lo
tanto, para nosotros, es valiosísimo escuchar desde esa experiencia, cómo ven uste-
des una renovación de estas funciones. Este es un resumen continental con respecto a
las funciones esenciales. Y ustedes podrán ver que hay tres que están bastante abajo
y tienen que ver con los recursos humanos, con la calidad y con la investigación en
Salud Pública.
[164]
Capítulo 8
0.8
0.71
0.63
0.6 0.57 0.56
0.54 0.52
0.46
0.44
0.4 0.36 0.35
0.21
0.2
0.0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
FESP
[165]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
el mercado determine nuestras condiciones para una vida saludable. Y las consecuen-
cias están a la vista. Estamos siendo víctimas nosotros y nuestras familias de eso. Y
por lo tanto, ¿aún es vigente pensar en funciones esenciales? Evidentemente, cada
país tiene respuestas distintas a esa pregunta. Con respecto a estas funciones, hoy en
día, en un contexto en el que parece vital el ejercicio de la rectoría, así como el ejer-
cicio de un financiamiento que es del Estado, están entonces, ciertas capacidades que
aparecen como relevantes. Y la pregunta es ¿cómo están esas capacidades en cada
uno de nuestros países, y si esas capacidades necesitan o no de fortalecimiento y de
un Estado preocupado por su desarrollo en el área de la capacidad de generar infor-
mación adecuada para la toma de decisiones de las políticas públicas, para el diseño
de políticas públicas y para la definición, regulación, armonización y conducción de
toda la actividad futura? Es verdad que encontramos que hay funciones que son es-
tratégicas, otras son político-técnicas y hay intenciones que facilitan u obstaculizan.
Entonces, el tema es, en esta renovación de funciones esenciales, ¿son las mismas
voces o ahora son otras?, ¿deberán regresar o hay otras que se han elegido para poder
dar respuesta a los nuevos dilemas? Y en cuanto a esto, en el contexto argentino, no
voy a extenderme porque eso ustedes lo saben mejor que yo. Y con respecto de las
particularidades, que son la segmentación, la fragmentación y el federalismo, vivido
como lo vive la Argentina, que no es lo mismo de cómo lo vive México o como lo
vive Brasil, no hay que olvidar que la explicación de la segmentación guarda relación
con procesos históricos y sociales. Todos sabemos que la salud es una construcción
social; y si un país es segmentado es porque su estructura social es segmentada.
Cuando las sociedades son más homogéneas, las diferencias sociales se acortan. Uno
observa una tendencia a sistemas más homogéneos, independientemente de que ten-
gan más o menos prestadores. Pero tienden a ser más homogéneos en el tipo de orga-
nización. Cuando uno observa, por el contrario, países donde las desigualdades socia-
les son tremendas aperturas, entonces, la segmentación es prácticamente inevitable.
Uno tiende a estar con los suyos y dejar afuera a los otros. Por lo tanto, en este desafío
de mirar y renovar desde la escucha, las preguntas que empiezan a surgir es cómo
mejorar la ejecución de esas funciones, cómo lograr que la Salud Pública atraviese y
esté con y para la estrategia de la atención primaria de salud y en el fortalecimiento
de ciertos tópicos que son esenciales como son los recursos humanos, la calidad y el
uso de tecnologías sanitarias adecuadas. Y por lo tanto, estamos en este proceso de
reformulación, por el cual ya ha habido reuniones en varios países. Hace unas sema-
nas hubo una reunión con autoridades de la Argentina, tanto de la Nación como de
algunas provincias, y ahora estamos sosteniendo, gracias al apoyo de la Asociación
Argentina de Salud Pública, el lanzamiento de este proceso de diálogo, de debate y
de construcción de opinión; y por lo tanto, esperamos tener una nueva revisión para
[166]
Capítulo 8
el primer trimestre del próximo año para ponerlo en contraste con los procesos inter-
nos de cada país, de modo de tener luego, en el segundo semestre del 2017, algo más
consolidado. Estamos en un proceso en marcha, en el cual este foro viene a reunirse
para aportar y apoyar en esto, desde su peculiaridad de ser un país federal.
Ahora, la pregunta que les hago,
con mucho respeto y cariño, antes de co-
menzar el debate, tiene que ver con dilemas
que ustedes tienen en la fragmentación y la
segmentación más federalismo: en el qué,
en el cómo y los para qué. En el qué es si
efectivamente, todas y todos, sin excepción
de condición laboral o de dónde vivan –sea
que vivan en Misiones, o en Salta, o en bol-
sones de pobreza de zonas suburbanas–, el
conjunto de beneficios de salud son similares; y si son iguales desde el punto de vista
de la oportunidad, de la accesibilidad, de la protección financiera y de la calidad. Si
ustedes me dicen que la Argentina ha logrado que cada hijo de esta tierra tenga acceso
a lo mismo, entonces quiere decir que han conseguido materializar el derecho a la
salud, y que cada hijo de esta tierra se puede mirar como un par con otro, un par en
dignidad. Y yo bajo, les doy un abrazo y los felicito. Pero si ustedes me dicen que
hay cosas pendientes, que hay enormes desafíos, que aún hay brechas de inequidad
importantes, entonces, hay mucho que agregar y mucho por qué luchar, y por lo tanto,
del qué pendiente se va al cómo, al cómo lleno ese vacío, cómo cierro esa brecha. Y
en los cómos tiene que verse que difícilmente va a haber un conjunto de iguales be-
neficios, si hay financiamientos distintos; y así, la cuestión es cómo lo logro. No solo
es asimilar un valor per cápita similar por cada persona, sino que además, de hacerlos
más similares, consigo que ese per cápita se traduzca en acceso similar a calidad
similar. Y cómo, solidariamente, comparto los riesgos. Porque no es lo mismo com-
partir los riesgos en una obra social que compartirlos entre todas las obras sociales; y
tampoco es lo mismo si yo comparto los riesgos con toda la población. Son distintas
escalas. Y a mayor escala de solidaridad vamos a tener más certeza de que no solo
los per cápita son similares, sino que ellos se traducen en acceso y calidad similar.
Por otro lado, habría que ver, si el sistema regulatorio fija reglas y si esas reglas son
similares, son homogéneas, en el conjunto de las veinticuatro provincias. Está bien
que en la ciudad de México, por ejemplo, no se pueda llevar el salero a la mesa, pero
¿por qué si es mala la sal en la ciudad de México, es buena en Guadalajara o en otras
ciudades del interior? ¿Es que acaso son ciudadanos de distinta clase? Si la ciudad
de México genera ciertos accesos a derechos sexuales que Jalisco no da. ¿Son distin-
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
tas las mujeres de Jalisco de las de ciudad de México? ¿Son distintas en dignidad?
¿Cómo lograr reglas de juego compartidas? ¿Es posible, sin afectar la cualidad cons-
titucional que la Argentina se decidió dar, que cada una de sus provincias comparta
el modelo de atención, y donde usted puede prestar los mismos servicios de manera
adecuada a las realidades? Porque puede ser y es comprensible, que Jujuy requiera
una forma de gestar los servicios que no necesariamente debe ser similar a la de una
provincia distinta, con otro contexto. Eso es explicable. Pero no es explicable que un
sector de la población lo tenga todo concentrado en el hospital, mientras otra lo haga
sobre la base de la estrategia de la atención primaria. Porque no va a haber forma de
que usted me asegure que el acceso y la calidad van a ser similares. Más aún, el gran
dilema que tiene Chile, por ejemplo, es que a pesar de que el 80 % de los chilenos es-
tán en el seguro público que se llama FONASA (Fondo Nacional de Salud), el acceso
es distinto. Y que lo que genera más tensión es que el que está en el subsector privado
accede de manera automática y rápida al especialista. Y por lo tanto, es un sistema
basado en el acceso inmediato a ese especialista y a lo que el especialista quiera. Es
una medicina cara, llena de prestaciones innecesarias, porque allí es donde se genera
la utilidad económica. Y por eso, el resto de los chilenos piensa que eso es un servicio
de calidad. Y él que tiene que concurrir a su centro de salud familiar, donde lo van a
ver e intentarán solucionarle su problema de salud y comprobarán si efectivamente
necesita del especialista, funciona con una lógica distinta. Así, cuando les duele la
cabeza y van al clínico, y este no les pide una resonancia, dicen: Es que soy pobre.
Si yo fuera rico, me enviarían de inmediato a un neurólogo y me harían de inmediato
una resonancia. En el caso de Chile, el dilema es que hay dos subsectores que tienen
lógicas distintas. Y esas dos lógicas distintas generan un problema grave. Por lo tanto,
el compartir un modelo de atención no es menor, y va a ser diferente con respecto
a cada país. ¿Cuán compartido es un modelo de atención basado en la estrategia de
atención primaria y estructurado en redes tiene la Argentina? ¿Cuántos desean que
eso así suceda? Esas son preguntas que uno les hace a ustedes.
Otro tema es el de los recursos humanos, la cantidad, la distribución y el perfil.
Uno se pregunta por qué los jóvenes que salen de las escuelas de salud no quieren ir a
trabajar a la atención comunitaria. Pero uno se pregunta: ¿Dónde se forman esos chi-
cos? Si los formáramos en el nivel comunitario; pero no los formamos en ese nivel, se
forman en los hospitales. Entonces en el cómo hay preguntas que son cruciales para
el para qué, que tiene que ver con que efectivamente seamos iguales en derechos de
salud, logremos la equidad y el sistema de salud sea valorado por los ciudadanos. Y
ahora voy a dejarles unas preguntas, que van a quedar puestas en la pizarra, antes de
invitar a la Asociación a que lidere el debate. Y me despido, con mucho cariño. Me
gustaría escuchar a cada uno de ustedes y registrar cada una de sus opiniones. Tengo
[168]
Capítulo 8
la convicción de que cada uno de ustedes trae una experiencia valiosísima. Y les pido,
por favor, que sean generosos en regalarnos esa experiencia pensando no solo en este
país maravilloso, sino en toda la región. Les leo las preguntas:
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
y también, está el argentino, que no se replica en ningún otro lugar del mundo.
Como dijo Osvaldo, ahora queremos escucharlos a ustedes. La verdad es que
es un auditorio con gente muy destacada, grandes sanitaristas, autoridades, académi-
cos y referentes de la Salud Pública. Lo que les pido es que lo que digan sea un aporte
que permita el debate y el diálogo.
[170]
Capítulo 8
Quiero comentar algo como para seguir la cadena del último orador. Se habló
de lógicas distintas. Se presentó un modelo donde la gente que tiene dinero tiene
acceso directo a lo que quiera, y la que no puede pagar tiene que seguir el camino
–teóricamente mejor– del médico personal a partir de cada sistema. Nadie duda hoy
en el mundo que la Medicina tiene más calidad cuando contamos con un médico per-
sonal responsable y capaz que nos controle, y que utilice las especialidades médicas
como una necesidad de él para solucionar ciertos problemas que, por su complejidad
lo ameriten; y no es una opción del paciente que va saltando de uno a otro hasta
encontrar que alguien se convierta en un aliado de lo que él quiere hacer para que
si algo sale mal, echarle la culpa a él. Esta situación que se observa en la Argentina
también se ve en otros lados, pero con enfoques distintos. Esta lógica peculiar se
llama atención pediátrica en la atención del adulto. En líneas generales, los chicos
acá son seguidos por un pediatra y las distintas especialidades médicas se integran
a él en la atención. Si observamos la cantidad de pediatras y la de especialistas, la
relación es de cuatro pediatras por un especialista. En lo que respecta a la medicina
de adultos, por cada diez especialistas, hay un clínico, si es que lo encuentran. Y esto
produce muchas dificultades en la organización, además de tener una Medicina de
mala calidad y muy cara. Este es uno de los problemas que habría que solucionar,
pero que nadie quiere solucionar en este momento. Al respecto, los chilenos lo se-
pararon en dos: lo que pasa en la gente pobre y lo que pasa en la que tiene plata. La
que tiene plata puede hacer lo que quiera. Pero, en el fondo, le ocurre lo que nos pasa
en el hospital público, adonde el paciente concurre, adonde él cree que debe buscar
la solución, pero no tiene nadie que lo guíe dentro de los centenares de puertitas que
tiene la atención médica. Esta situación, donde el que decide qué es lo tiene que hacer
es el paciente –como si la Medicina fuera tan simple que la gente puede opinar acerca
de lo que necesita–,es un tema muy grave que lleva a la desorganización del sistema
asistencial. Además, se genera una especie de acostumbramiento en el que la oferta
termina modulando a la demanda y la demanda se adapta a la oferta. Y esto es un
punto crucial para la atención que no tiene que ver con el federalismo, porque esto
involucra a todos. Si hay algo que el federalismo no tiene que modificar ni meterse es
en la calidad y la competencia de los dis-
tintos profesionales, que deben ser iguales,
de acuerdo con las necesidades regiona-
les, en todo el país. No hay provincias de
primera ni de segunda. Esto hay que cen-
tralizarlo y tiene que haber un control de
calidad en todo el sistema de salud.
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
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Capítulo 8
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
la mejor medida posible. Ojalá eso se pueda aprovechar de una manera diferenciada
en los países, en las provincias, en los municipios, en las escuelas de las facultades,
donde se brinde formación en Salud Pública a los médicos y al personal que trabaja
en Salud Pública.
En resumen, creo que las funciones esenciales de Salud Pública, tal como
fueron reseñadas por Artaza, y que están en ese libro de texto importante, que es
producto de un largo trabajo de todos los países y que llevó muchos meses en ser
concebido son muy valiosas. Muchas veces se habla de las funciones esenciales de
la OPS. ¿Cómo de la OPS? Fueron escritas por gente de mucho prestigio de nues-
tros países, quienes fueron invitados para encarar ese trabajo. Está elaborado con el
conocimiento y la amplia experiencia de todos los que en su momento tuvieron el
privilegio de hacer sus aportes. Pero esto existe, es válido y vale la pena aprovecharlo
más. Y ojalá pueda hacerse un poco de marketing para reforzar su divulgación, y se
descubra la importancia que tiene para la formación y la práctica de la Salud Pública
de hoy en día.
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Capítulo 8
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
América Latina que tiene una de las más bajas tasas de homicidios. Sin embargo, la
percepción de la inseguridad es muchísimo más elevada que en países donde las tasas
de homicidio cada cien mil habitantes son más altas. Lo cierto es que hay casos de
violencia que por suerte, por ahora, no terminan en homicidios, que afectan a gran
parte de la sociedad; la difusión y la reproducción permanente en los medios de co-
municación hace que se construya una percepción tal que en la opinión de la gente, la
tasa de homicidios debería ser cuatro o cinco veces mayor de la que efectivamente es.
Otro tema en el cual hemos fallado mucho es el de la obesidad. En la Argen-
tina, pese a los resultados de los estudios y de la encuesta nacional de nutrición, lo
que está instalado es que el principal problema alimentario que existe en el país es la
desnutrición. Y esto está totalmente asociado con la pobreza. Cada vez que hay un in-
dicador de pobreza, la medida política que se reclama, con honestidad, desde muchos
sectores sociales y también, por parte de algunos comunicadores sociales –creo que
por ignorancia y otras veces, por interés– es: demos alimentos. Esos alimentos signi-
fican más calorías y más grasas. Y esa asociación de gente, obesidad y pobreza, que
está totalmente probada en todos nuestros estudios no está instalada en la comunidad.
Y entonces seguimos gastando un montón de plata, muchos millones de dólares por
año en programas alimentarios dirigidos a incrementar la malnutrición.
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Capítulo 8
objetivos del milenio. Esos objetivos, que habían sido firmados en el año 2000; por el
doctor De la Rúa –muy pocos se acuerdan cómo se aceptaron– permanecieron guar-
dados durante muchísimos años hasta que llegábamos al momento en que había que
cumplirlos porque había que rendir cuentas a un tercero que era Naciones Unidas,
no a los argentinos. Aclaro que nunca sentí que tuviéramos presión de la comunidad
porque no es una comunidad que exija rendición de cuentas respecto de resultados
a sus políticos o a sus gestores de salud. En parte tenemos mucha culpa nosotros y
también los comunicadores, como recién se mencionó. Es que nuestra población no
está en situación de sentirse exigente en cuanto a las políticas de salud, gastos de sa-
lud, servicios de salud ni resultados de salud. Y no hemos hecho mucho para inducir
a los pacientes a que lo hagan, porque parecería que es como escupir para arriba. Hoy
estoy absolutamente convencido de que la única manera en que vamos a cambiar
nuestro sistema es si cada vez comunicamos más y empoderamos a los pacientes. En
ese sentido, el doctor Ginés González García, sin ninguna autoridad real sobre las
provincias, sus gobernadores y sus ministros de Salud – porque nuestro sistema es
federal– trabajaba con su autoridad moral, su bagaje de conocimientos, su jerarquía
como sanitarista, para tratar de conseguir que algunas provincias se encarrilaran por
los caminos en los cuales, desde la Nación, uno veía como los ideales para procurar
mejor salud para la gente. Muchas veces, eso se hacía en un contexto en el cual la
propia provincia parecía no tener eso como prioridad. Lo que yo vi y aprendí es cómo
tratar de conseguir priorizar salud en provincias en las cuáles no era un tema priori-
tario. Para eso, la herramienta más potente, inicialmente, no era trabajar ni siquiera
con el Ministerio de Salud, sino con el propio Gobernador. Si el gobernador de la
provincia no estaba convencido de que podía mejorar los resultados de salud de su
población, por más que tuviera un ministro mago, habitualmente no lo conseguía.
Y les digo, hasta con un poco de vergüenza, que el conocimiento que tenían y la
jerarquía que le daban, la mayoría de las provincias argentinas –sobre todo aquellas
que tenían los peores indicadores de salud–, a sus problemas de salud dejaban mucho
para hablar.
Uno podría dedicar horas de trabajo para hablar de mortalidad infantil o ma-
terna y cuáles eran, específicamente en esa provincia, los condicionantes de la salud
que la estaban generando, como por ejemplo, la falta de servicios para prematuros
de alto riesgo, mientras el Gobernador asentía con su cabeza. Así parecía que había
entendido perfectamente bien lo que uno le había explicado. Y a los cinco minutos,
frente al público, anunciaba que iba a abrir doce maternidades más en los siguien-
tes cuatro o cinco años. Entonces, la lectura que hacíamos era: a este hombre no le
preocupa la gente, no entendió nada o tiene otras prioridades. Y la prioridad son los
votos, y los votos los proveemos los ciudadanos; y si los ciudadanos –entre ellos los
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Capítulo 8
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
importante discutir las cuestiones vinculadas con la ciencia que el doctor Sonis en su
momento describió en su manual, pero convengamos algo: Los argentinos desde que
se escribió ese libro hicimos muy poco en materia de reforma de la Salud Pública. Y
en el tema rectoría, ahora, que estamos en el siglo xxi, sería conveniente empezar a
ver lo que hicieron o están haciendo otros países en los últimos años. Porque ellos,
aun con dificultades, lo intentaron. Nosotros, todavía, no.
[180]
Capítulo 8
aplicar esto para todo el país sería una utopía. Es que las diversas conformaciones
que existen en las veinticuatro jurisdicciones que lo integran torna más engorrosa
su programación, con el fin de dar respuesta a algunas de las cosas que se han dicho
acá sobre la cultura del sistema de salud de los argentinos. Es una cultura que está en
el sector prestador y en los profesionales; y también ha sido transmitida a la gente.
Recuerdo lo que dijo recién el doctor Artaza, respecto de que una persona rica tiene
una cartilla de su prepaga y si le duele la cabeza, pide hora con un neurólogo, cuando
el noventa por ciento de los dolores de cabeza no pasan por la cabeza. En ese sentido,
tienen más suerte los pobres, porque van a un médico general que posiblemente le
va a solucionar mejor el problema que el neurólogo, al rico. Esta cultura ha conta-
minado, incluso, la formación de los profesionales de la salud. Estamos formando a
los profesionales al lado de una cama donde va a parar solo el 10 % de los problemas
de salud de una comunidad y se especializan en ese 10 %. Es así como de los 10 o
12 millones de hipertensos que hay en la República Argentina, la mitad no sabe que
lo son, y han pasado cinco veces por año por un servicio de atención médica y no le
tomaron la presión arterial en ningún momento. Creo que esto también forma parte de
esta problemática. Pienso que las universidades tenemos que cambiar, tenemos que
tratar de formar, pero me pregunto cómo vamos a formar, si el concepto del sistema
de salud está totalmente tergiversado. El joven que sale de la universidad y tiene que
ir a trabajar va a tener que hacerlo en el contexto de ese sistema de salud instalado en
esa cultura. Hace pocos días hubo una experiencia muy interesante: La provincia de
Buenos Aires convocó a algunos municipios de su interior donde hay una demanda
de médicos generalistas y pediatras. Y con muy buen criterio, empezaron a ofrecer
buenas condiciones laborales para que puedan formarse y radicarse en las distintas
localidades. Le pregunté cómo le había ido a una secretaria de Salud, muy amiga.
Y me respondió: “Bien y regular. Bien porque hubo gente que se interesó; y regular
porque un alto porcentaje de los candidatos querían residencias en cirugía, cardio-
logía, cirugía cardiovascular y otras especialidades”. Creo que es evidente que las
preferencias les fueron inculcadas dentro del ámbito de la universidad que los formó.
Para resumir, pienso que la metodología de la aplicación de la investigación sobre las
funciones esenciales es válida; en especial, cuando se arranca de unidades más pe-
queñas. Y la otra conclusión es que en la medida en que no cambiemos globalmente
el sistema de salud, va a ser muy difícil que cambiemos la formación de los profesio-
nales de la salud en nuestras universidades.
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Capítulo 8
Vuelvo a las palabras iniciales referentes a las ventajas que ofrece el fede-
ralismo. Diría que en cuanto a las funciones, tendríamos que ver de qué manera se
van a aplicar respecto de las jurisdicciones. Y me pregunto si en nuestro país existe
realmente un federalismo. Cuando pensamos que el Congreso ha cedido sus atribu-
ciones y le ha otorgado facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo para que haga
lo que quiera con el presupuesto que fue aprobado, con la participación de los repre-
sentantes de las distintas provincias, tengo dudas de que exista. Pero, estoy con el
federalismo. Y pienso que habría que considerar esas tres preguntas que planteaba el
doctor Artaza: el qué y el para qué. Y yo les dejaría a las provincias el cómo. Ahora,
¿de qué manera podríamos llegar a eso? Un modo sería mediante una reforma consti-
tucional en la cual las provincias cedan
esas facultades al gobierno central, algo un
poco difícil. Entonces, otro camino que nos
queda, que ya ha sido planteado por otras
personas, es establecer acuerdos, lo que
prevé otra forma de relación entre los dis-
tintos participantes. Es que seguimos pen-
sando en términos de jerarquías, cuando
tenemos que pensar en términos de redes.
Somos todos iguales y tenemos que ver de qué manera nos complementamos. Ese es
el gran problema. Por otra parte, hablamos de federalismo, pero he visto situaciones
en algunas provincias, donde el presupuesto de salud tenía asignaciones para cada
una de las direcciones, pero los directores desconocían esa situación. Y reconocían
que era el propio Ministro quien decidía de qué manera se hacían los gastos. En otros
casos, en algunas provincias, con proyectos nacionales de construcción o mejoras
en los hospitales asignados, cuando uno llegaba al lugar, se encontraba con que ya
habían empezado las obras. Entonces uno comprobaba que había un divorcio. Por lo
tanto, es necesario un cambio de cultura, de comprensión, de comportamientos. Es
evidente que el político no piensa en el largo plazo. Quiere todo ya, ahora, porque
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
piensa en los votos, como ya se ha dicho. Entonces, hay que enfatizar el fomento
en las reuniones, lo que en una época hacía el COFESA; y estoy pensando en los
tiempos de un régimen militar, en la década del 60, cuando la Salud Pública creció
bastante. Varios proyectos provinciales fueron desarrollados, ampliados y apoyados
por el gobierno central. Esto me lleva a otro tema: cómo se financian las provincias,
la inequidad en la distribución de la coparticipación federal. Habría que ver con qué
criterio se efectúa eso. ¿Podría ser con un criterio de proporcionalidad inversa a los
indicadores que ofrece cada pregunta? Esas son cosas que hay que discutir porque
está afectando a intereses creados, a hábitos y culturas que distan mucho de lo que es
un régimen federal en el país.
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Capítulo 8
implícitos en una ley de empleo provincial que reza que cuando se les aumenta a
unos, hay que aumentarles a todos. Y esto hay que analizarlo en todas las provincias.
El COFESA es una buena herramienta, en tanto y en cuanto sea vinculante, porque
muchas veces se ha escuchado que uno va a solicitar por ejemplo, una ambulancia, y
encuentra las mismas problemáticas que encuentran las otras provincias.
Respecto de la llegada a los políticos, yo reflexionaría si no les importa la
salud, o es que nosotros no hemos tenido la capacidad de organización, de seduc-
ción y de convencimiento al tratar de que pongan el tema en la agenda de gobierno.
También creo que estas cuestiones de planificación, de pensar el futuro implican a
todos en conjunto. Y el sector de Salud no es extraño a esto. No he visto más que una
sola propuesta de un planteo y una política que llega hasta el 2017. Es la de Federico
Tobar del grupo País. Pero no se piensa qué vamos a hacer en el futuro, a diez, quince
o veinte años. No he visto que se les haya pedido en forma clara a los ministros de
Salud, la definición de una política explícita que diga cuál es el modelo de atención
que van a seguir. Y esa es una decisión política que antecede a la adecuación del
presupuesto. Esas son cosas básicas de sentido común. Hay otras cuestiones que son
más complicadas, como es la gestión, la calidad y la seguridad del paciente. Me pa-
rece que tenemos que empezar a reflexionar sobre estas cuestiones de largo alcance,
que demandan la cohesión en la discusión de los distintos grupos. Veo acá algunos
conocidos, que están en distintos grupos, como por ejemplo a Mario Glanc, quien ha
colaborado en una oportunidad, en un diagnóstico de recursos humanos para Jujuy.
Me parece que hace falta un tiempo de reflexión de estos grupos para poder cohesio-
nar y sacar tres o cuatro medidas que podamos recomendar hacer y garantizarlas de
acá a veinte años.
A partir de Foucault, la filosofía ha incluido el concepto de lo biopolítico. Y
Agamben, cuando se refiere a qué es ser contemporáneo, sostiene que es tener un
objeto y una luz que ilumina lo hegemónico. Pero agrega que en las sombras, están
los márgenes del paradigma donde uno deberá construir. Me parece que nosotros
tenemos que introducirnos en las sombras y ver cuáles son los recursos para luchar
con ese paradigma que hasta ahora no hemos podido cambiar.
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Como ciudadana a pie, hay mucho para decir. Hay pocos lugares para que el
propio paciente, o quienes los representamos, podamos hablar. Así que mi propuesta
es que cada uno pueda abrirse y entender que le falta siempre un actor: el protagonis-
ta. Se entiende que están trabajando, que están pensando, que están ideando, que se
están esforzando, que están dejando de hacer muchas cosas para poder tener una Sa-
lud pública. Y si bien nosotros estamos en el lado protagónico, ustedes pueden estarlo
en el día de mañana. Ojalá que no sea así. Pero habría que ver de qué modo podemos
articular la Salud Pública para el que requiera de esa articulación y esa respuesta del
Estado, siempre de calidad, cuente con ella y sepa adónde ir a buscarla. Estimo que
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Capítulo 8
a todos les falta siempre ese integrante de la mesa de trabajo que es el paciente. Se
sorprenderían al darse cuenta de cuánto nosotros podemos traducirles si el test es o no
es efectivo, si es o no, una herramienta medible, o si en realidad también puede haber
otra alternativa para darse cuenta de cuál es la necesidad. Quiero también contarles
que muchas veces, nosotros somos el nexo, quienes persistimos a lo largo del tiempo.
Creo y espero que compartan, que hoy, la política está muy metida en estas decisio-
nes. Pienso que es el mayor factor por el cual no se continúan con las buenas políticas
públicas. Entonces, ocurre que un programa que se supone que está trabajado y que
viene a dar una respuesta exacta a lo que la ciudadanía demandó, cuando llega otro
partido político, empieza de cero o desde donde piensa que debe empezar; y no se
toma el tiempo de entender qué es lo que pasa en ese lugar, donde se supone que debe
desarrollar una política que dé respuesta a la ciudadanía.
Mucho de lo que nosotros observamos como ciudadanos se puede aplicar en
muchos ámbitos de la salud. De modo que
insisto en que cada uno, desde su rol pro-
fesional, sepa que siempre le está faltando
al paciente, quien tiene mucho para decir
y que se está profesionalizando para poder
estar a la altura de las circunstancias. Y los
invito a que cada vez se pongan en su lu-
gar de ciudadanos a pie y desde allí, puedan
entender la importancia de lo que cada uno
puede llegar a ser para el cambio real en la
Salud Pública.
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
16 – Comentario de participante
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Capítulo 8
que está trabajando la OPS a nivel continental. Es decir que aunque seamos albañiles
y tengamos un solo granito de arena o un ladrillo, ese componente vale porque está
pensado para el conjunto de las Américas. Insisto en esos dos modos de verlo: Prime-
ro, como sistema, como funciones de un organismo vivo. En este caso, el organismo
vivo es la institución (provincia o municipalidad) y analizarlo a ver si le funcionan
los riñones, la vista o el sistema sudoríparo. Y segundo, en el mismo instrumento, ver
si está todo lo que tiene que estar. Y tercero, ver si no hay alguna función que no esté
entre las once, que vale la pena que se convierta en la duodécima. A mí no se me ocu-
rre ninguna, pero estoy seguro de que entre todos nosotros, alguna se nos va a ocurrir.
Reconozco esa capacidad metafórica que tiene siempre el profesor Mera para
colocar una idea que ayude a esquematizar los temas tan complejos que uno analiza.
Y aunque nunca la había escuchado antes, la propuesta que hace me parece muy sen-
sata. Así como un médico tiene que conocer el funcionamiento de esos sistemas desde
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
el punto de vista biológico, tiene que conocer también cómo funcionan los sistemas
de Salud Pública. Es obvio que una persona que tiene una responsabilidad en cual-
quier territorio o jurisdicción, desde el punto de vista de la Salud Pública, tiene que
saber que tiene que abordar y gestionar la vigilancia sanitaria, rectoría, participación
social, calidad de atención, prevención y promoción de la salud, organización de los
sistemas de servicio. Es a eso a lo que nosotros nos referíamos cuando hablábamos
al inicio respecto de las funciones esenciales de la Salud Pública. Es una pena que en
el proceso mismo de instrumentación de estas funciones, se haya distorsionado un
poco el tema por el hecho de que venía convoyado con un instrumento de medición.
Me refiero a algo que desde el punto de vista teórico, tiene un contenido fundamental
excelente para poder ayudar a orientarnos en el saber y en el quehacer en el campo de
la Salud Pública. Y otra cosa es la medición. Lamentablemente, ese punto ha llevado
a que algunas personas se hayan sentido desconsideradas respecto de la propuesta. El
instrumento de medición podría representar algún tipo de aburrimiento para algunas
personas. Y ahí creo que tiene que dejarse muy abierto a la capacidad de que se inno-
ve, de acuerdo con la realidad de cada uno de los ámbitos en los cuáles se aplica esto.
Personalmente, tuve una experiencia muy interesante cuando llegué a trabajar
acá. Como estamos haciendo la medición de las funciones esenciales de la Salud
Pública, llegamos a dos o tres lugares, donde la participación, el desprendimiento, el
sinceramiento de los que tomaron parte fueron extraordinarias. Hacía tres semanas
que había asumido la nueva gestión de gobierno y lógicamente hablaban con un
grado de apertura tan amplio como para que nada de lo que negativamente se estaba
colocando impactara o afectara demasiado. Al contrario, si así fuese, dentro de cinco,
seis u ocho meses iban a tener la seguridad de que habían hablado tan mal, que cual-
quier cosa que hiciesen a posteriori, iba a
ser mejor de lo que evaluaron. Y ahí estaba
el elemento de distorsión, el enfoque polí-
tico con que se aplicaba este instrumento.
Pero sin embargo, cuando se hacía con la
participación amplia, de todos los sectores,
de las ONGs, de las universidades, donde
nadie podía ocultar determinadas realida-
des, el éxito es un poco mejor que esa expe-
riencia que conté antes.
[192]
Capítulo 8
Palabras finales
El doctor Artaza cierra el diálogo con los asistentes
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Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
Personalmente, pienso que hay una pedagogía ahí, porque uno puede engañar
en muchas áreas, pero en salud, voy a usar una expresión que a lo mejor no es correc-
ta, creo que no tiene perdón de Dios.
Quiero invitarlos para el 18 de noviembre, día en que la Universidad Isalud va
a poner su casa para que el sistema de las Naciones Unidas cumpla con una obliga-
ción. Cada cuatro años y medio, todos los países son examinados con respecto a sus
compromisos en cuanto a los derechos humanos. Y la Argentina no es una excepción.
Y le corresponde ser evaluada en 2017. Entonces, las Naciones Unidas tienen que
iniciar un proceso que se llama Evaluación Periódica Universal (EPU) en la cual,
hay una opinión desde las Naciones Unidas, otra desde la ciudadanía y una tercera
desde el gobierno del momento. Y luego existe un diálogo a nivel global en el cual
los países conversan y se comprometen. La Argentina, así como otros países, se ha
comprometido a algunas cosas respecto de los derechos humanos. Y en salud, se ha
comprometido en cosas bien específicas. Y por lo tanto, le corresponde ser revisada
por esos compromisos, que tienen que ver
con distintas áreas. Y nos vamos a juntar el
18 de noviembre en la Universidad Isalud,
convocados por el sistema de Naciones Uni-
das, a reflexionar con respecto a cómo va-
mos en derecho a la salud. Creo que es un
diálogo importante que tiene mucha relación
con lo que hemos estado hablando hoy día,
así que quedan cariñosamente invitados.
Vamos a terminar, entonces, esta jornada, que es una ocasión para estar todos
muy contentos. Creo que hemos colaborado con lo que dice acá: “Fortalecer la prácti-
ca de salud de la República Argentina”. Lo hicimos con esto del encuentro, del diálogo
y del compromiso. La Asociación Argentina de Salud Pública dispuso de un espacio
para encontrarnos. Y le agradezco a la Academia Nacional de Medicina. Y les pedimos
generar espacios similares, no solo dentro de las comisiones que tenemos nosotros
acá, en Buenos Aires, sino que así como estuvimos en Rosario, estamos pensando en
La Plata, en el interior y en otras instituciones. Le agradezco especialmente a la OPS
y a Osvaldo Artaza, la posibilidad de haber hecho esto. Quizá dentro de los tiempos
venideros, esto de que nos ocupemos de cosas concretas, que transforman la realidad y
que tengan como eje a las personas, sea nuestro desafío para el futuro. Gracias.
[194]
Capítulo 8
Listado de participantes
[195]
Funciones Esenciales de Salud Pública: su implementación en Argentina y desafíos hacia salud universal
[196]
AASAP
Asociación Argentina de Salud Pública
Cátedra de Introducción a la Salud Pública
Niveles de prevención
Hace más de 50 años, los biólogos Leavell y Clark propusieron el paradigma “La historia
natural de la enfermedad”, el cual ofreció un punto de vista y un método de enfocar la
promoción de la salud y la prevención de la enfermedad en un sentido más amplio.
Los niveles de prevención, son conceptos y propuestas de acción que Leavell y Clark han
desarrollado en el marco del paradigma de La historia natural de la enfermedad, con la
intención de fortalecer la medicina preventiva, la cual hasta nuestros días - tanto su estudio
como su aplicación - aparece reiteradamente divorciada de la práctica del equipo de salud.
La clasificación en niveles de prevención que proponen los autores es solamente un intento
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de encuadrar la realidad en un esquema que ayude su comprensión y la posibilidad de
operar sobre ella.
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Los dos períodos los podemos entender de la siguiente manera:
1) Primer nivel de prevención o Prevención primaria: son acciones que se llevan a cabo
en el periodo prepatogenico, para evitar o limitar la aparición o producción de daños.
Hay que dejar aclarado que la ubicación del tercer nivel, corresponde a la necesidad
exclusiva que propone este esquema, ya que los nuevos conocimientos y la experiencia
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acumulada han llevado a iniciar la rehabilitación inmediatamente comenzado el tratamiento,
entendiendo que el mismo cumple también funciones de rehabilitación.
1. Prevención primaria:
1.1. Promoción: todas las actividades que tengan como objeto mantener o mejorar
la salud de la población. Incluye toda la información necesaria para poner en
práctica acciones tendientes a incorporar hábitos saludables o identificar elementos
que puedan ser nocivos para la salud individual y colectiva.
Otros ejemplos: enseñar la técnica para la realización del autoexamen de mama,
informar sobre los peligros de determinadas dietas disarmónicas, capacitar sobre las
enfermedades de transmisión por alimentos (ETA), etcétera.
1.2. Protección: todas las actividades que orientan a crear una barrera entre la noxa
y el individuo. La más común son las inmunizaciones, la prohibición en las
maternidades de amamantar a bebés ajenos, la provisión de guantes al personal de
bomberos, etcétera.
2. Prevención secundaria:
2.1. Diagnóstico acertado y precoz: en el área de Nutrición, es posible observar que
existen algunos estudios que pretenden evaluar la situación nutricional de grupos
poblacionales, pero sus resultados resultan limitados, de dudosa rigurosidad
científica. No es posible por ejemplo obtener datos antropométricos en los que se
hayan utilizado distintos instrumentos en la recolección de los datos (balanzas con
distintos sistemas y dudosa calibración) o bien sin la estandarización de las
personas que realizan el estudio.
Otro elemento fundamental del diagnóstico es tu oportunidad y siguiendo con el
ejemplo de la antropometría, es muy importante predecir situaciones que puedan
derivar en una malnutrición que medir el daño (puntos de corte).
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La oportunidad del tratamiento tiene que ver con el seguimiento ya que muchas
veces no se indaga sobre ello y el año aparece de la misma manera o peor que si no
se hubiera instaurado dicho tratamiento.
Referencias bibliográficas:
1. García JC. Paradigmas para la enseñanza de las ciencias sociales en las escuelas
de medicina. Revista Cubana de Salud Pública; 2010 36(4)371-380. Disponible en:
https://www.scielosp.org/pdf/rcsp/2010.v36n4/371-380/es
2. Leavell HR, Clark EG. Preventive Medicine for the Doctor in His Community. New
York: McGraw-Hill Book Company; 1965.
3. Vignolo J. Niveles de atención, de prevención y atención primaria de la salud. Arch
Med Interna 2011; Montevideo, Uruguay XXXIII (1):11-14 Disponible en:
http://www.scielo.edu.uy/pdf/ami/v33n1/v33n1a03.pdf