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PREPARANDO EL EQUIPAJE PARA LA VIDA
1.1. INTRODUCCIÓN
El objetivo de la presente unidad es describir los aspectos más significativos de esta edad para que
el proceso educativo sea eficaz.
Cuando señalamos a la niñez como a la edad dorada, nos referimos a esos años maravillosos de
experiencias, crecimiento, pilatunas, sueños, desarrollo de capacidades y destrezas. El aprendizaje
se suele dar de manera fácil y todo le interesa al niño o niña en esa etapa. Un día quiere ser piloto,
otro policía, al siguiente mamá o papá, médico, futbolista o princesa, etc. Saben descubrir de forma
directa e intuitiva, el valor de todos los trabajos, debido a su fino olfato para distinguir el bien y el
mal. Por eso, ante cada actuación preguntan si está bien o mal, y se interesan por libros y películas
que distingan claramente entre caritativos, justos, benévolos o dañinos y abusivos. En ellos ha
comenzado “el uso de la razón”, etapa crucial para el desarrollo de virtudes y criterios que les guíen.
Las destrezas y fortalezas físicas, se obtienen y consolidan en esta edad, como ellos mismos
suelen decir; todo es fácil, desde subirse a un árbol o a un muro, hasta desarrollar el equilibrio
necesario para correr en patines, bicicleta o monopatín. Nadar, correr, atrapar, trepar, etc., no
ofrecen dificultades, son simples oportunidades.
Dada la gran cantidad de energía que tienen, además de sus intereses universales, los padres
tienen la oportunidad de aprender con ellos, de jugar, de enseñarles, por lo tanto, no deben
desaprovechar ningún momento. A menudo, los padres de familia se quejan de la dificultad que
tienen para entablar amistad con sus hijos adolescentes, los suelen encontrar lejanos, misteriosos,
parece que no tuvieran asuntos comunes. Ante esta situación, cabe preguntarse si tuvieron tiempo
para estar con sus hijos en la niñez, si se interesaron por sus asuntos, si conocieron a sus amigos,
si aprendieron, rieron, lloraron, sufrieron, compartieron, en una palabra, si vivieron con ellos su
crecimiento infantil. La amistad, aún entre padres e hijos, no se logra por decreto, hay que cultivarla.
En esta etapa, poseen habilidades como una memoria fabulosa, gran capacidad de raciocinio,
facilidad para las matemáticas, y creatividad para enfrentar con alegría las áreas artísticas, entre
ellas cabe señalar el drama, poseen gran interés por todo lo novedoso, por los experimentos, el
manejo de aparatos electrónicos, etc. Nuestros pequeños héroes, en general pueden aprender
idiomas con gran destreza y rapidez, captando perfectamente su estructura y pronunciación.
Podemos percibir en ellos claramente la alegría de aprender. Saber aprovechar estas capacidades,
facilitarán enormemente el aprendizaje. Un niño motivado positivamente con alegría, y también
con orden, dará resultados inesperados, muchas veces por encima de lo previsible. Sin embargo,
estas maravillosas cualidades y posibilidades se pueden destruir por falta de atención, cuidado y
compañía, por no interesarse suficientemente por ellos, por sus necesidades e inquietudes.
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En esta edad, tanto niños como niñas suelen ser expansivos, comunicativos. Siempre quieren
hablar de sus proezas, logros y pequeñas dificultades. Si sus padres les dedican tiempo y atención,
podrán desarrollar una linda relación de amistad, están en la época más adecuada para socializar,
para aprender a seguir las reglas de juego, que aplican con rigor, sobre todo a los compañeros
de diversión o deporte. Esto constituye una oportunidad especial para enseñarles actitudes que
facilitarán su inserción social, tales como: seguir normas, obedecer, trabajar en equipo para lograr
una meta, aunque eso implique sacrificar el lucimiento particular en beneficio del bien común; a
ganar y a perder, a compartir, a prestar, a ser solidarios, etc.
Indudablemente, esta es realmente una época privilegiada de la vida, pero ese crecimiento no
se da de manera mágica, requiere de una clara intención educativa, sobre todo de los padres,
que les lleven a plantearse, desde el conocimiento de sus hijos, metas claras que los ayuden a
lograr la madurez y desarrollo, y unas acciones educativas acordes con lo que se quiere lograr.
Esto requiere tiempo, estudio, cariño. Saber aprovechar todos los momentos que la vida cotidiana
ofrece: reír, convivir, realizar quehaceres domésticos juntos. A estas edades, les encanta ayudar y
lo hacen si se les brinda oportunidad, ver la televisión juntos, acompañar y animar los procesos de
aprendizaje, de socialización, en fin ¡la vida misma!
Todo esto requiere el desarrollo de unas actitudes, valores y virtudes que les preparen el equipaje
para enfrentar la vida. Es fundamental educar a los hijos en el esfuerzo, exigirles poner las últimas
piedras en lo empezado, no cambiar de parecer caprichosamente, asistir a sus clases, hacer las
tareas, ayudar en casa, elevando poco a poco su nivel de exigencia en la calidad de los trabajos,
el cumplimiento de horarios y la capacidad de servicio. “Las batallas, las ganan los soldados
cansados”.
1.2. EDAD ESCOLAR
Se denomina edad escolar al período comprendido entre los 7 y los 10 años.
Algunas características del desarrollo a tener en cuenta son:
a. A nivel físico-motor: el crecimiento es uniforme. Las niñas y los niños entre los 7 y los 10
años, ganan aproximadamente siete (7) libras en peso y de seis (6) a siete (7) centímetros
en estatura al año, sucede la dentición, los huesos se hacen más largos, los músculos se
engrosan y los niños y niñas se vuelven más rápidos, ágiles y fuertes. El crecimiento hasta los
9 años es similar en niños y niñas. A partir de los 8 años y medio y 11 años y medio; las niñas
tienden a acelerar el ritmo de crecimiento, diferencia que suele mantenerse hasta los 13 años.
b. El desarrollo cognoscitivo: según Piaget, en esta fase el niño entra al estadio de las
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operaciones concretas, son capaces de pensar lógicamente sobre el aquí y el ahora. Se da
un entendimiento de nociones complejas; el desarrollo lógico lo lleva a realizar juicios y puede
comprender mejor los procesos implicados en la comunicación y el pensamiento. Todos estos
logros en el aspecto cognoscitivo repercutirán en las interacciones sociales.
c. A nivel moral: el proceso intelectual, coincide con el desarrollo de los valores morales. La
moral se forma a partir del pensamiento. La capacidad de racionalizar un concepto permite
darle el valor de bueno o malo. Durante los primeros años de la infancia media, se llega a un
realismo moral, que se caracteriza porque creen que las reglas son omnipotentes y no pueden
ser cambiadas.
d. A nivel afectivo: entre los siete y los diez años hay relativa calma emocional. En esta etapa,
los niños descubren su capacidad productiva y que a través de ella pueden llegar a tener
aceptación social; y experimentar sentimientos de autoestima. Según Erick Erickson, los niños
se encuentran en la etapa de industria versus la inferioridad. “En virtud de esta característica,
el niño está orientado a la productividad, a la creatividad, a la colaboración” La productividad
puede ser material, como ayudar en un oficio doméstico o intelectual, como esmerarse por un
buen rendimiento en la escuela, o comportamental, actuando serena y tranquilamente en la
casa. Y de acuerdo con Piaget1, en la edad escolar, el niño o niña es menos egocéntrico(a), se
ve desde la perspectiva de los demás y posee mayor sensibilidad a lo que el otro piense de él
(ella).
e. A nivel social: en esta edad, los niños tienden a la formación de grupos sociales. La
identificación con sus grupos de amigos es un elemento estabilizador.
Estructura grupal: entre los siete y los diez años, los grupos son informales y la interacción
de los miembros se basa más en factores fortuitos y de disponibilidad, que en los intereses
comunes. En esta edad, la formación de grupos es restringida a niños de la misma edad y
sexo.
La uniformidad en todas sus áreas de desarrollo, permite prever características futuras del joven.
En esta etapa la familia sigue siendo importante, pero la escuela aparece con gran significado para
el desarrollo. Esta no sólo propiciará opciones académicas, sino que será de gran influencia para el
proceso de socialización y formación de valores.
1 Jean Piaget, Seis estudios de psicología, Graficas Diamante, Barcelona, 1997,p.63.
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1.3. La educación de la libertad 2
La educación de la libertad en el escolar se da paralelamente con la formación de hábitos. Ello
requiere el desarrollo de la inteligencia, sobre todo, de una libertad responsable. Una gran capacidad
de compromiso suple muchas veces la brillantez intelectual. Las grandes realizaciones, son el
resultado del esfuerzo de una voluntad bien formada. La tarea educativa no puede esperar, debe
aprovechar toda ocasión para ayudar a crecer en libertad.
Se educa en función de la verdad y del bien; es el perfeccionamiento intencional del entendimiento,
-que por naturaleza tiende a la verdad - y de la voluntad, que por naturaleza tiende al bien.
En esta tarea de “crecer en libertad”, conviene tener muy claro dos aspectos:
a. El hombre, por su misma libertad es el protagonista de su propio proceso educativo.
Sin embargo, nace con muchas limitaciones y necesita recibir ayuda.
b. La ayuda puede venir de sus padres, en primer lugar, y también de sus profesores y
amigos.
Conscientes de lo anterior, quienes reciben ayuda y quienes la ofrecen, deben llegar a ser expertos
en descubrir fuentes valiosas de información, con criterios rectos. Y a la vez, al buscar ayuda,
procurar que ésta sea de la mayor calidad.
Por ser el primer ámbito educativo, la familia ofrece al ser humano las mejores posibilidades para
el desarrollo de su libertad responsable. El hijo obtiene en el hogar la ayuda y asesoría necesarias,
para que, en las diversas etapas de su proceso vital, pueda transitar y dirigirse con acierto a su
destino final como persona.
¿Cuándo empieza la educación de la libertad en la edad escolar?
En la edad escolar, o edad de la razón, el niño o la niña asocia ideas, aparecen rudimentos de
espíritu crítico. Se organiza el estudio, se desarrolla la actitud de trabajo (se termina una tarea y se
busca un resultado). Ésta es una etapa óptima para crecer en autodominio. Así debe fomentarse
al aprender en múltiples facetas, por ejemplo, los idiomas y desarrollar aptitudes (música, dibujos y
mecánica). También crecer en capacidad de servir, que libera al niño o niña de su egocentrismo y
acostumbra a pensar en los demás.
La precisión es otra de las características. El ejercicio del pensamiento hace que no suceda lo que
vemos en tantos adultos: un hacer sin pensar.
2 Apartes tomados de la colección La Aventura de educar. Edad escolar. María Eugenia Carreño. Capítulo 2. pag.36-42.
Universidad de La Sabana. Chía. 2000.
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La vida social intensa es también propia de esta etapa. Abundan los juegos en equipo y el niño o
niña puede iniciarse en el trabajo en grupo. Aunque pareciera que esta etapa fuese más escolar
que familiar, no puede perderse de vista que el centro educativo es un complemento a la educación
desde la familia.
A los padres les corresponde lograr una armonía educativa entre el hogar, la escuela y la calle,
¿Qué implica? Una actitud vigilante, para saber y poder detectar a tiempo situaciones que pueden
requerir un cambio de conducta, actitud, etc. (observación, estudio y conocimiento del hijo y de la
etapa por la que atraviesa).
Ésta es la etapa ideal para incrementar la formación de hábitos, educación de virtudes humanas;
como la fortaleza, perseverancia y generosidad. Los encargos en casa y el colegio permiten
concretar objetivos relacionados con el trabajo y la educación para la convivencia.
La norma o la regla son tarea dominante de esta edad; de ahí el ajustarse a las normas, el respeto
por las reglas de juego, la lealtad, la justicia, etc.
La edad escolar es una gran oportunidad para:
• Enseñar a pensar.
• Enseñar a informarse.
• Enseñar a decidir y realizar lo decidido.
En este período, pueden desarrollarse la soltura, la iniciativa, el autodominio, la disposición de
servir, la autonomía, la capacidad de elegir o de aceptar.
Se puede fomentar el esfuerzo necesario para superar limitaciones personales; como el egoísmo,
la ignorancia, la cobardía, la pereza, la pasividad, la torpeza, la rigidez, la indecisión, el rechazo
indiscriminado.
La obediencia y su educación forman parte de la educación de la libertad. La obediencia es una
manifestación de amor de quienes son capaces de vivir la libertad como aceptación.
El aprendizaje de los hábitos se inicia en las primeras etapas, pero ahora es cuando se puede
apoyar en la reflexión y en el esfuerzo voluntario.
Se sugiere a esta edad, mostrar alternativas, pedir a los hijos su opinión sobre algo, fomentar la
narración, comedias, juegos de concurso, mímica, etc.
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El punto de referencia para esta etapa, lo constituye la responsabilidad; que se va dando
gradualmente. La libertad será, pues, progresiva y susceptible de crecimiento, la cual se fomenta
desde la acción educativa de padres y profesores.
1.4. Desarrollo de la creatividad 3
La creatividad está directamente relacionada con la posibilidad de plantearse una respuesta
individual, ante la realidad que nos circunda.
El término creatividad, del verbo crear, dar existencia a algo, o producirlo de la nada, se puede referir
a la persona que presenta ciertas características que lo llevan a crear, al conjunto de operaciones
que ejecuta al producir algo, al resultado mismo de la conducta creadora.
Autores señalan como característico de la conducta creadora:
• Fluidez mental (capacidad de producir ideas).
• Flexibilidad (realizar varios enfoques).
• Curiosidad.
• Originalidad.
• Espontaneidad.
• Autoconfianza.
• Persistencia y dedicación.
• Capacidad de adaptación.
La educación creativa debe favorecer el desarrollo del potencial creativo en todas las disciplinas y
asuntos, teniendo en cuenta la persona en su totalidad.
Si se parte del principio, que el proceso educativo tiene el objetivo de desarrollar las potencialidades
del individuo, se deben usar recursos que faciliten no sólo la adquisición de conocimientos, sino,
sobre todo, la expansión y afirmación de la personalidad del educando.
3 Apartes tomados de la Aventura de Educar. Edad Escolar. Universidad de la Sabana. Chía. 2000. P. Capitulo 3. Desarrollo de
la Creatividad y manejo del tiempo libre en familia. Viviana de la Rotta de Franky.
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Así, la capacidad creadora puede ser canalizada hacia diferentes actividades que contribuyan a la
realización personal.
La convivencia familiar requiere creatividad para afrontar y resolver las situaciones que se presenten
de manera positiva. Se podría afirmar que la familia es caudal natural de creatividad.
En el ámbito natural del amor, que es la familia, ofrece al ser humano tres elementos fundamentales
para el desarrollo de la creatividad:
• Amor incondicional.
• Desarrollo de la autoestima.
• Educación.
Porque sin estas directrices, empezaría a plantearse el para qué de la creatividad. Sin unos criterios
de bien y verdad, es decir, sin una correcta educación de libertad, la creatividad como acto original
de mejora pierde su sentido, pues no tiene valor pensar en creatividad destructora, que en vez de
mejorar al hombre, lo esclavice o lo destruya.
Educar la libertad y la voluntad es la única forma de afirmar la individualidad, la originalidad de
la persona, y el positivo desarrollo de su potencial creativo. Educar al hombre como individuo es
fomentar su creatividad para que sea más persona.
De este modo, estimular la creatividad es aumentar la autonomía; es afirmar la personalidad del
individuo
1.4.1. Principios para desarrollar la creatividad en la familia
a. Una casa para vivirla: propiciar espacios donde el niño o niña pueda jugar sin sentir prohibición.
Así mismo, valorar las preguntas, quiere decir que ninguna debe ser catalogada como “inadecuada
o inútil”. La pregunta es el medio más eficaz de aprendizaje. Los padres no deben agobiarse por los
constantes porqués de un pequeño.
b. Enseñar a aprender de los errores: si el ambiente general de la familia es constructivo, se evitarán
las críticas o burlas ante las equivocaciones. El error enseña lo que hace falta aprender.
1.4.2 Creatividad y tiempo libre
Es durante el tiempo libre, cuando se encuentran más posibilidades para estimular la creatividad. En el
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entorno familiar, se dan miles de posibilidades de fomentarla con actividades sencillas y divertidas, que
además unen los miembros de la familia.
• Estimular la lectura y los cuentos.
• Juegos y pasatiempos.
• Los paseos.
• Cultivar las artes: música, danza, teatro.
• Estimular la práctica de deportes.
• Uso moderado de televisión, computador y videojuegos.