Unidad 1
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Unidad 1
Denise Najmanovich
El espacio conceptual de la modernidad se correspondía con la geometría euclidiana, era única y soberana.
La ciencia presentaba un universo mecánico, manipulable y predecible.
El siglo XX despertó con el desarrollo de las geometrías no euclidianas, el siglo XXI requiere
imperiosamente de otros escenarios donde sea posible desplegar la actividad subjetiva y la transformación
del mundo en un espacio multidimensional. La lógica de la simplicidad ha dejado de ser funcional y
precisamos herramientas que nos permitan pensar de una manera no lineal, dar cuenta de las paradojas
constitutivas de nuestro modo de experimentar (nos), acceder a un espacio cognitivo caracterizado por las
formaciones de bucles donde el sujeto construye al objeto en su interacción con él, y por otro el propio
sujeto es constituido en la interacción con el medioambiente natural y social. No nacemos “sujetos” sino
que devenimos tales y a través del juego social.
Desde las perspectivas de la modernidad el sujeto se presentaba como una sustancia pura, independiente,
incorpórea pero interior, al modo de un carozo que anida en el cuerpo pero es radicalmente ajeno a él. En
la contemporaneidad estamos asistiendo a una “revolución epistemológica” desde una mirada que parte
de la vincularidad y la interacción como formas básicas de la experiencia humana, la subjetividad no puede
ser una estructura fija, un núcleo estable e independiente, ingresamos a la experiencia contemporánea
que exige considerar la productividad, actividad, circulación y creatividad.
La filosofía de la escisión se basa en una lógica de la pureza, la definición absoluta y la exclusión. Desde esa
mirada, la diversidad, la vaguedad, la heterogeneidad son inconcebibles. Esta visión monista del mundo
admite un dualismo (materia/razón; cuerpo/mente; sujeto/objeto) a condición de mantener los
comportamientos estancos, estamos frente a un dualismo excluyente.
Las teorías psicológicas de la modernidad también se han visto afectadas y las concepciones positivistas del
conocimiento, incapaces de hacer lugar a una mirada interactiva de la experiencia humana del mundo.
Las concepciones interactivas son dualistas, se caracterizan por ser dinámicas, multidimensionales y
complejas.
Desde una perspectiva centrada en la dinámica vincular, el cambio como devenir, se ubica en el centro del
espacio cognitivo. Estamos viviendo la disolución de un mundo; el de la física clásica y el del sujeto
moderno. El quiebre de la certidumbre de las ciencias duras fue recibido con alborozo en el mundo de las
humanidades, llegó el turno de ajustar las cuentas con el sujeto.
Los hombres modernos trabajaran con empeño para constituir un mundo tal que sus productos mecánicos
resultasen funcionales en el laboratorio, en la fábrica, en las instituciones, disciplinamos los cuerpos y
estandarizamos la conducta. Los hombres modernos constituyeron un mundo, donde estaban incluidos
ellos mismos, a imagen y semejanza del modelo “ideal” que usaban para explicarlo.
La familia, la escuela, la fábrica, el ejercito son las instituciones encargadas de llevar adelante este proceso
de estandarización y domesticación del sujeto.
Los modelos teóricos de la modernidad se han caracterizado por una restricción profunda a explorar lo
diverso, a dar cuenta de lo diferente, lo creativo, lo no domesticable y no puede fosilizarse en un modelo, o
en una estructura fija.
Nuevas perspectivas están en plena expansión gestando modelos no lineales, complejos y extraños. La
transformación conceptual que viene de la mano de una nueva metáfora como la del universo como red o
entramado de relaciones y los individuos como nodos de esa red.
Hoy excede largamente a la transformación de la imagen del mundo propuesta por la física, donde las
interacciones resultaban invisibles. Aun hoy, la mayoría de las personas siguen pensándose como
individuos aislados y no como parte de múltiples redes de interacciones familiares, de amistad, laborales,
recreativas, políticas (integrar una ONS) culturales (pertenecer a una institución cultural o educativa)
informáticas, sin olvidar las redes lingüísticas y de comunicación que son el tejido conectivo de nuestro
mundo de interacciones.
Ha comenzado a gestarse una cultura de la complejidad, los investigadores en ciencia “humanistas” tiene
dificultades para legitimar los nuevos puntos de vista ligadas a la complejidad y las concepciones
interactivas puesto que no se ha sacudido el dominio metodológico impuesto por la epistemología
empirista-positivista.
Que nuestras ideas del mundo sean construcciones hace referencia que al conocer no podemos
desconectar nuestras propias categorías de conocimiento, nuestra corporalidad, nuestra historia, nuestras
experiencias y nuestras sensaciones.
Esta transformación conceptual ha sido producto del desplazamiento conceptual desde los sistemas
cerrados y cerca del equilibrio hacia los sistemas abiertos, evolutivos en dialogo multiforme con su
ambiente. Desde esta perspectiva el sujeto adviene y deviene en el intercambio en un medio social
humano en un mundo complejo. No debemos confundir el sujeto con la subjetividad. Esta es la forma
peculiar que adopta el vínculo humano mundo en cada uno de nosotros, es el espacio de libertad y
creatividad, es el espacio de la ética. El sujeto no se caracteriza solamente por su subjetividad, so no por
ser al mismo tiempo capaz de objetivar, convenir, de acordar en el seno de la comunidad, de producir un
imaginario común y de construir su realidad.
a) Las partes de un sistema complejo, son solo “partes” por relación a la organización global, que
emerge de la interacción.
b) La unidad global no puede explicarse por sus componentes, el sistema presenta interacciones
facilitadoras, inhibidoras y transformaciones internas que lo hacen no totalizable.
c) El sistema complejo surge de la dinámica de interacciones y la organización se conserva a través de
múltiples ligaduras con el medio, del que se nutre y al que modifica
d) El contexto no es un ámbito separado e inerte, si no el lugar de los intercambios y a partir de allí el
universo entero puede ser considerado una inmensa “red de relaciones” donde nada puede
definirse de manera independiente.
La sociedad que creyó en las certezas definitivas, en el conocimiento absoluto, está derrumbándose y se
están abriendo paso a nuevos modos de pensar, sentir, actuar y vivir en el mundo. El sujeto complejo ha
producido un giro irreversible. La transformación implica pasar de la búsqueda de certezas a la aceptación
de la incertidumbre, del destino fijado a la responsabilidad de la elección. Ese re-encuentro del sujeto con
su mirada ha dejado al descubierto nuestras limitaciones y posibilidades.