Características Generales de La Arquitectura Griega

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Características generales de la arquitectura griega

A diferencia de la arquitectura egipcia y mesopotámica, los edificios griegos están


realizados a escala humana. La arquitectura no es tan colosal como la egipcia, pero tiene en
común con ella el empleo de la sillería y de la arquitectura arquitrabada. Los griegos usaron
en sus edificaciones adobe, madera, terracota y, generalmente, piedra, sobre todo, el mármol
blanco. El templo es el monumento capital de esta arquitectura y la columna su elemento
fundamental, donde se distinguen los órdenes arquitectónicos. Se denomina orden a una
determinada forma de combinar distintos elementos arquitectónicos atendiendo a una relación
proporcional entre ellos. La unidad de referencia o módulo era el diámetro de la columna, que
establecía las dimensiones y proporciones de todas las partes del edificio. Los elementos cuyas
características variaban en función de cada orden eran la columna y el entablamento. Dicho
esto, los tres órdenes clásicos son:
El orden dórico surgió en la península, la tierra de los dorios. Orden sobrio, de
proporciones robustas y austero en su decoración. El fuste de la columna, sin basa, es estriado
con aristas. El capitel está formado por el equino al que se ponía el ábaco. El entablamento está
compuesto por el arquitrabe listo y el friso, con triglifos y metopas. El friso se remata con la
cornisa y el frontón.
El orden jónico se originó en Asia Menor (Jonia) y refleja el gusto de Oriente por lo
ornamental. Orden de proporciones esbeltas y delicadas. Las columnas son más altas y delgadas
que las de orden dórico. El fuste se apoya sobre la basa y el capitel tiene volutas a los lados. El
entablamento nos ofrece un arquitrabe dividido en tres franjas horizontales y el friso corrido liso
o decorado con relieves y cornisas. En este orden, a veces, se sustituye la columna por una
figura humana, denominada cariátide (femenina) y atlante (masculina).
El orden corintio apareció a finales del siglo V a.C. La columna corintia se asemeja a la
jónica en el hecho de tener basa y capitel de volutas, pero aquí, éste se decora con hojas de
acanto. No es propiamente un orden nuevo, sino una versión ornamentada del anterior.
Otra gran creación de los griegos fue la ciudad-estado, las polis. Los griegos se
interesaron por la planificación urbana en ciudades de nueva planta y en la reconstrucción de
aquellas que fueron destruidas. En los planes urbanísticos utilizaron el plano hipodámico y
ortogonal de trazado en damero, inventado por Hippodamo de Mileto. En este plano ajedrezado
y cuadriculado las calles se cruzan en ángulo recto. Se diferencian los elementos básicos de la
ciudad griega: el centro cívico y la zona destinada a la vivienda. Hippodamo planificó las
ciudades de El Piero y Mileto.
La ciudad estaba concebida a medida del ser humano. El centro cívico era el lugar de
concentración de los ciudadanos, donde conversaban y filosofaban. Tenía una plaza o ágora
enmarcada por grandes edificios. Podemos dividir estos edificios en dos grandes grupos: civiles
y religiosos. Dentro del primer grupo sobresale el teatro, que consta de tres partes: koilon
(gradas), orchestra (coro) y skené (escena). Uno de los mejores templos conservados es el de
Epidauro, realizado por Policleto el Joven (350 a.C.). Otros edificios significativos son: el
estadio, de forma rectangular alargada, graderías u destinado a las carreras de atletas (Olimpia);
los gimnasios y palestras; la stoa (de Átalo); las casas (de planta cuadrada, con un patio
alrededor del cual se disponían las habitaciones, etc. En todos ellos, los griegos se preocuparon
por adaptar la forma a la función de los edificios.
En cuanto a los templos, su forma deriva del megaron micénico. La planta es rectangular,
excepto en los tolos, en los que es circular. El templo griego está formado generalmente por tres
partes: la cella o naos, sala central y capilla del dios; el pronaos o vestíbulo, que rodea a la nao
por delante; el opistodomo en la parte posterior. La parte anterior y la posterior del templo, e
incluso a veces los lados, se rodeaban con hileras de columnas, formando una columnata o
peristilo. Según el número y la disposición de éstas, el templo recibe distintos nombres: in antis

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Características generales de la arquitectura griega

(dos columnas en su fachada), próstilo (pórtico de columnas en la parte delantera), anfipróstilo


(pórtico delante y detrás), períptero (rodeado de columnas), tetrástilo, hexástilo, octástilo
(cuatro, seis, ocho columnas), áptero (carece de columnas).
El templo se asienta sobre un basamento compuesto por un estilóbato, plataforma sobre la
que se colocan las columnas, y un estereóbato, las gradas para subir al templo. La columnata
arranca del suelo con o sin basa, y continúa con el fuste, en cuyo extremo superior se sitúa el
capitel. Sobre el capitel fijan el sistema horizontal o arquitrabado, denominado entablamento,
que está formado por el arquitrabe, el friso y la cornisa. La cubierta es a doble vertiente, lo que
origina en cada fachada un cuerpo triangular denominado frontón, cuyo espacio interior, el
tímpano, acogía escenas escultóricas. En cuanto a la ornamentación, se alternan superficies lisas
y decoradas. El templo griego no era monocromo. La policromía era plana y, por lo general, se
aplicaba con una capa de estuco sobre el mármol (función estética).
Dicho esto, las características y edificios, sobre todo los templos, que acabamos de
exponer se desarrollaron a lo largo de tres grandes etapas:
- Período arcaico (siglos VIII a.C. – VI a.C.): edificios realizados en piedra y, más
tarde, en piedra, caracterizados por emplear el orden dórico, dando lugar a edificios
sólidos, pesados, macizos y sobrios, aunque armoniosos y equilibrados. Templo de
Hera, Artemisa y Apolo.
- Período clásico (siglos V a.C. – IV a.C.): en esta etapa se alcanza un alto grado de
madurez. El equilibrio entre solidez y elegancia llegó con el Partenón (447-38 a.C.),
el refinamiento del jónico con Atenea Niké (432 a.C.) y el decorativismo con el
Erecteion (421-06 a.C.).
- Período helenístico (siglo IV a.C. – I a.C.): los edificios se caracterizan por la
monumentalidad, el uso del jónico y el corintio y la búsqueda de elementos
originales, tal y como vemos en el Altar de Zeus, Templo de Zeus Olímpico o Tholo
de Epidauro.
Lo más destacable de la arquitectura griega es, sin duda, su concepto racional de la
belleza, que exigía que cada parte del edificio estuviera en proporción y armonía con el
conjunto, de donde surgió el principio fundamental de orden arquitectónico o módulo. En este
sentido, la idea de que el ser humano era el principio ordenador de todo lo que existe
(Protágoras) fue clave, desarrollando una arquitectura de proporciones humanas, donde el papel
del número (Pitágoras) era determinante.

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