La peritonitis puede ser primaria, secundaria o terciaria. La primaria no está relacionada con una causa intraabdominal, mientras que la secundaria y terciaria ocurren después de la contaminación de la cavidad abdominal. Los síntomas incluyen dolor abdominal, fiebre, náuseas y vómitos. El diagnóstico se basa en la exploración física, análisis de laboratorio y estudios radiológicos. El tratamiento depende de la causa subyacente y los patógenos involucrados.
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La peritonitis puede ser primaria, secundaria o terciaria. La primaria no está relacionada con una causa intraabdominal, mientras que la secundaria y terciaria ocurren después de la contaminación de la cavidad abdominal. Los síntomas incluyen dolor abdominal, fiebre, náuseas y vómitos. El diagnóstico se basa en la exploración física, análisis de laboratorio y estudios radiológicos. El tratamiento depende de la causa subyacente y los patógenos involucrados.
La peritonitis puede ser primaria, secundaria o terciaria. La primaria no está relacionada con una causa intraabdominal, mientras que la secundaria y terciaria ocurren después de la contaminación de la cavidad abdominal. Los síntomas incluyen dolor abdominal, fiebre, náuseas y vómitos. El diagnóstico se basa en la exploración física, análisis de laboratorio y estudios radiológicos. El tratamiento depende de la causa subyacente y los patógenos involucrados.
La peritonitis puede ser primaria, secundaria o terciaria. La primaria no está relacionada con una causa intraabdominal, mientras que la secundaria y terciaria ocurren después de la contaminación de la cavidad abdominal. Los síntomas incluyen dolor abdominal, fiebre, náuseas y vómitos. El diagnóstico se basa en la exploración física, análisis de laboratorio y estudios radiológicos. El tratamiento depende de la causa subyacente y los patógenos involucrados.
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Alumnos: Amália Nunes de Oliveira Albuquerque
Jhon Arturo Torrico Saucedo
Cirugía de abdomen grupo D
PERITONITIS
La peritonitis es una inflamación de la cavidad peritoneal causada por una infección,
traumatismo o irritantes químicos (bilis, jugo pancreáticos o intestinales). Normalmente se presenta de forma aguda y puede ser localizada o difusa. Se clasifica como: Primaria: no está relacionada con ningún foco intraabdominal o perforación del tubo digestivo. Secundaria: Suele aparecer tras una complicación intraabdominal como una perforación gástrica o de víscera hueca. Terciaria: Aparece en pacientes postoperados con una peritonitis secundaria que no responde al tratamiento y que presenta falla multiorgánica o sepsis.
Peritonitis primaria o espontánea
Es poco frecuente y se observa básicamente en pacientes con ascitis. En adultos, la peritonitis bacteriana espontánea (PBE) se presenta en pacientes con cirrosis hepática y ascitis. En la población infantil esta complicación aparece en niños afectados de síndrome nefrótico. En los pacientes cirróticos el 70 % de las PBE están causadas por enterobacterias (E. coli, K.pneumoniae, S.pneumoniae y los enterococos) . Menos del 5% se deben a anaerobios. Las peritonitis de los pacientes con diálisis peritoneal ambulatoria están causadas por los microorganismos de la piel, S.epidermidis, corinebacterias, S.aureus y más raramente enterobacterias, P.aeruginosa u hongos. La ruta de la infección puede ser por vía hematógena, linfática o por migración transmural a través de la pared desde la luz intestinal. Las manifestaciones clínicas más características son: - Fiebre - Dolor abdominal difuso - Náuseas y vómitos. Abdomen distendido, doloroso a la palpación, con defensa muscular y signo de la descompresión positivo. El peristaltismo está disminuido o ausente y los pacientes con cirrosis, síndrome nefrótico o tuberculosis suelen presentar ascitis en mayor o menor grado. El diagnóstico se basa en la punción del líquido ascítico para estudio citológico, bioquímico y microbiológico. En los pacientes cirróticos con PBE, se suelen utilizar cefalosporinas de tercera generación (cefotaxima o ceftriaxona) u otros betalactámicos como la amoxicilina ácido clavulánico. También se han utilizado las quinolonas con buenos resultados. Es aconsejable repetir la paracentesis a las 48 horas para controlar si el recuento celular ha disminuido y si se han negativizado los cultivos. La peritonitis primaria neumocócica o estreptocócica se trata con cefalosporinas de 3ª generación o penicilina a dosis elevadas si la cepa es sensible. La peritonitis tuberculosa debe tratarse con las pautas convencionales (isoniacida/rifampicina/pirazinamida) durante seis o nueve meses. La peritonitis asociada a la diálisis peritoneal puede tratarse por vía general o por vía intraperitoneal. En las infecciones por Candida sp o por P. aeruginosa y siempre que la infección persista a pesar de los antibióticos debe retirarse el catéter de diálisis.
Peritonitis secundaria y terciaria
Ocurre tras la contaminación de la cavidad abdominal por materia intestinal o del tracto génito-urinario. La peritonitis terciaria cursa con poco exudado fibrinoso y no evoluciona hacia la formación de abscesos. Aparece en pacientes postoperados con una peritonitis secundaria que se ha tratado y que persisten con clínica de peritonitis o sepsis con fallo multiorgánico. En general la peritonitis secundaria suele estar causada por una flora polimicrobiana mixta aerobia y anaerobia con predominio de enterobacterias, Bacteroides fragilis y estreptococos anaerobios Las defensas locales y generales del paciente son fundamentales para controlar la infección intraperitoneal. A nivel sistémico, la presencia de bacterias y sus toxinas desencadenan una respuesta inflamatoria sistémica con la activación y liberación de citoquinas y factores humorales con efectos citotóxicos. Este síndrome puede cursar con inestabilidad hemodinámica, disfunción multiorgánica y muerte. En los pacientes con peritonitis terciaria, la mala respuesta al tratamiento y la gravedad del cuadro se atribuyen a una liberación exagerada e incontrolada de citoquinas que no responde a ninguna terapéutica.
El síntoma principal es el dolor abdominal intenso que inicialmente puede estar
localizado pero que posteriormente se generaliza, La localización de dolor depende de la patología de base. A la palpación, el abdomen está contracturado, distendido, inmóvil, difusamente doloroso a la palpación y a la descompresión (signo de Blumberg). Los signos de gravedad son: fiebre, taquicardia, taquipnea y ocasionalmente hipotensión, fallo multiorgánico y shock.
El diagnostico se basa en la historia clínica, la exploración física, los datos de laboratorio
(leucocitosis con desviación a la izquierda, signos analíticos de deshidratación y hemoconcentració)y los estudios radiológicos (dilatación de las asas intestinales y la presencia de aire libre si existe una perforación)