Estilo de Vida AIP
Estilo de Vida AIP
Estilo de Vida AIP
» Del mismo modo, utiliza luces tenues (incluso rojizas) en tu habitación. Debe-
ría estar oscura y sin ruido.
Los ejercicios de bajo impacto son los más recomendables. Algunos ejemplos
son caminar a ritmo ligero o hacer taichí, yoga o pilates (nos ayudan a corregir
nuestra postura, aumentar nuestra flexibilidad y relajarnos mediante la respiración
y la unión cuerpo-mente), ejercicios de peso (muy importantes para mantener la
masa muscular) o nadar de forma relajada. Existen una serie de ejercicios que tie-
nen la característica de aumentar considerablemente el cortisol, como el cardio,
crossfit, HIITs o las clases de spinning. Así que estos se han de realizar con mucha
consciencia y cuidado, ya que pueden inducir a brotes o recaídas.
Del mismo modo que mencionamos anteriormente puedes apuntar en tu diario tus
sensaciones. Ya que si algún día te sientes excesivamente cansado quizás el ejer-
cicio haya tenido algo que ver y debas modificar tu rutina. En este caso, probable-
mente te cueste dormir, te sientas exhausto o te duelan mucho los músculos y arti-
culaciones. Si algo así te sucede, descansa hasta que te recuperes. Ya que al igual
que es importante realizar ejercicio, el descanso lo es del mismo modo.
Cabe tener en cuenta que el color de piel influye mucho en la cantidad de vitamina
D que vayamos a necesitar. Del mismo modo sucede con el lugar donde vivamos, la
edad, la grasa corporal, la cantidad de piel que dejemos al aire libre, etc. Si se tiene
una piel más clara, la cantidad de vitamina D necesaria, y por lo tanto la exposición
solar, será inferior. En cambio, si se tiene una piel más oscura se necesitará una
exposición más prolongada para poder obtener los mismos beneficios, ya que el co-
lor oscuro actúa como protector solar natural de modo que ralentiza la producción
de esta vitamina (por eso, a nivel evolutivo, la gente que vive en países donde el
sol predomina gran parte del año tienen un color más oscuro de piel que aquellos
que viven en países donde apenas brilla). A rasgos generales, bastará con tomar
el sol a diario (o por lo menos unas 4 veces por semana) entre 20 y 30 minutos
sin protección y dejando al descubierto por lo menos brazos y piernas. Pero ten
cuidado y observa cómo reacciona tu piel, ya que nunca debes llegar al punto de
quemarte.
Somos seres sociales y como tales no estamos preparados para vivir en soledad. De
hecho, la soledad es una amenaza que tiene capacidad de generar estrés, que sabe-
mos es un importante factor en el desarrollo de enfermedades autoinmunes. Entre
otras cosas se ha asociado la soledad con niveles más elevados de depresión, mayor
riesgo de enfermedades neurodegenerativas, pérdida de capacidades cognitivas y
físicas e impacto en respuesta inflamatoria.
Por otro lado, las interacciones sociales nos ayudan a segregar oxitocina, la hor-
mona de la felicidad. Esta nos ayuda a reducir el estrés y la secreción de cortisol,
a la vez que nos proporciona amor, relajación y bienestar. Por ello, rehúye a las
personas tóxicas (ya que tienen la capacidad de perjudicar nuestra salud) y relació-
nate con aquellas personas que te aporten aspectos positivos, te hagan sonreír y te
aporten felicidad.