Primer Parcial de Historia Del Arte III

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

Primer Parcial de Historia del Arte III

Prof.: Luciana García Belbey


Alumna: María Teresa Aversa DNI: 21.715.766
Año 2023
Introducción:
En el presente trabajo se analizaran dos obras pictórica pertenecientes a dos
períodos distintos de la Historia del Arte. Por un lado se mostrará el período
denominado Neoclacisismo que estará representado por Benjamin West, con
su obra: “La expulsión de Adán y Eva del Paraíso” , que dialogará con la obra
“El Paraíso Perdido” de William Blake, correspondiente al período denominado
Romanticismo.

Benjamin West, nació en Pensylvania en 1738, el uso del color lo aprendió de


los indios, se formó en Roma, donde vió la oportunidad de trabajar pinturas de
índole histórica. En 1763, viaja a Inglaterra y forma parte de la corte del Rey
Jorge III; muere en Londres en 1820; sobre la obra “La expulsión de Adán y
Eva del Paraíso” se puede contar que se ubica en exposición en la National
Gallery of Art, en Washington DC, data de 1791 y es un óleo sobre tela, mide
186.8 x 278.1 cm; siendo una pintura de grandes dimensiones.
William Blake, nació en Londres en 1757, además de pintor, fue poeta y
grabador; hay una relación entre la poesía y los grabados, para él la poesía y
las artes visuales iban de la mano. Gran admirador de Miguel Ángel, Durero y
Rafael, en sus obras se pueden encontrar ciertas similitudes con Miguel Ángel.
“El Paraíso Perdido”, es una obra que corresponde al libro homónimo de John
Milton, es una acuarela cuya fecha de ejecución es 1808.
William Blake, fallece en la ciudad de Londres en 1827.

En la obra “La Expulsión de Adán y Eva del Paraíso”, se observa: hacia la


izquierda, un ángel con alas que gesticula con los brazos levantados sobre un
hombre y una mujer que son obligados a alejarse, son expulsados, de la
placidez de esas nubes sutiles y celestes pasan a un paisaje, tenebroso y
oscuro.
El ángel, vestido de blanco, su vestimenta fluye, parece volátil y volar, hay un
rasgo distintivo para saber quién es, el mismísimo Arcángel San Miguel,
soldado de Dios ante las batallas contra el Maligno. Su brazo levantado las
manos abiertas hablan por sí solas, el gesto de enojo su figura contiene el
movimiento de la escena: los expulsa en nombre de Dios. Esta escena
descripta y pintada parecería ser el propósito mismo del arte neoclásico:
educar una sociedad y construir un nuevo proyecto más dirigido a la
modernización. El neoclasicismo retoma la indagación e investigación sobre la
Antigüedad Clásica, es una vuelta más y le otorga ser un modelo de ética y
estética.
Los artistas y escritores creían que a través de sus obras ayudaban a difundir
los valores necesarios para construir una sociedad racional, moral, culta y
progresista. Su meta principal era superar la ignorancia, a la que veían como
madre de la intolerancia y el dogmatismo.
El hombre y la mujer tienen la piel pálida, son Adán y Eva, expulsados del
Paraíso por haber sido corrompidos por la serpiente, que eternamente se
arrastrará sobre su vientre y una Mujer le pisará su cabeza. Eva y Adán están
enlazados por sus brazos, el gesto de él parece dolor y vergüenza, ella parece
arrepentida de rodillas: ambos vestidos con togas de animales pesados y
extremos; mientras San Miguel parece estar en una posición etérea y de
movimiento, la pareja parece estar a tierra, perdieron el privilegio de la luz.
Nubes doradas y de color blanco crema envuelven al ángel, un destello, como
una espada sale de las nubes desde arriba de San Miguel, hacia Adán y Eva.
Los cardos, las malas hierbas crecen en un primer plano, y hacia la derecha: la
serpiente rayada levanta la cabeza y saca la lengua, también protagonista de la
historia.
En un tercer plano, oscuro la figura de un león parece atacar a dos caballos, un
águila se abalanza sobre un ave, el cielo con nubes densas hablan de un
territorio hostil, de violencia. La línea azul marino del horizonte a lo lejos podría
indicar una masa de agua. Pequeños parches de cielo azul aparecen entre las
nubes. Se observa una obra clara, clásica, donde según Alicia Romero: “los
nuevos principios, cuyos rasgos combinan experiencia y razón, socavan la
mathesis del orden clásico, fundada en el número y la proporción y con ella los
cánones estéticos, la autoridad d ellos antiguos y los resabios miméticos…”
(Alicia Romero); hay una priorización de la estética, tal ocurría en la época
clásica. Si bien esto ocurrió en el Renacimiento, los pintores de ese período lo
tomaron como un método para conocer la naturaleza, los neoclásicos tomaron
la moral como tema para fundar un futuro moderno.
En esta vuelta a la Antigüedad Clásica tomada como modelo, renació el interés
por el equilibrio, la proporción y la simetría, valores propios del arte griego de
ese período. De esta manera, los artistas neoclásicos rechazaban el efectismo,
la espectacularidad y el exceso decorativo del arte barroco y rococó.
Equilibrio, proporción y simetría fueron entendidos como metáfora formal del
carácter moral, es decir, pretendían simbolizar, por medio de la forma, el código
de valores de la civilización moderna. Este canon se aplicó en las artes
plásticas, la música, la arquitectura y la literatura.

La obra de Blake, es bien distinta a la de West, aunque comparten el mismo


género, religioso, en Blake se acentúa la idea de Romanticismo, se trata de la
duodécima ilustración de Blake para El paraíso perdido de Milton muestra la
salida de Adán y Eva del Edén escoltados por el ángel Miguel. No había vuelta
atrás porque la puerta estaba cerrada detrás y custodiada por las espadas de
fuego de los ángeles.
Según algunos biógrafos del artista, y como se había mencionado, William
Blake, era un gran admirador de Miguel Ángel, su Adán es muy parecido al de
la Capilla Sixtina, los colores son planos, San Miguel Arcángel, muestra un
penacho en su cabeza y grandes alas, los toma de la mano acompañándolos
fuera del Paraíso, la serpiente a los pies de San Miguel, sigue el peregrinaje,
en el suelo se observa la presencia de hierba mala, los cuerpos desnudos
unas hojas cubren a Adán y Eva, que con vergüenza caminan a los lados del
Arcángel.

La Expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Miguel Ángel


Con el neoclasicismo, comenzaron los "ismos" como tal, es decir, los
movimientos con programa y conciencia deliberada de estilo, pero estos
cambios despertaron desconfianza en los románticos que vieron en los
“sueños” un lugar de creación.
Se observa en Blake y West el contrapunto de ambos estilos, de ambas
épocas:
la subjetividad, los sentimientos y los estados de ánimo, los sentimientos
místicos del romántico en contraposición de la objetividad y el racionalismo del
arte neoclásico.
La imaginación, en el romanticismo era equiparable al pensamiento filosófico;
la importancia de la imaginación en el arte en cualquier de las disciplinas
artísticas.
Lo sublime, aquello que turba y conmueve, no es racional, esto frente a la
belleza clásica y racional. El romanticismo rompe con las reglas de la
academia, se opone al arte académico, la rigidez de la pincelada. En Argán
(1983: 5), se encuentra una definición excelente sobre “las poéticas de lo
sublime” que incluye a Blake: “… son definidas como protorromanticas, asumen
como modelos de formas clásicas (como en el caso de Blake y de Fussli) y
constituyen, por tanto uno de los componentes que conducen al Neoclasicismo;
sin embargo, en la medida en que el arte clásico se plantea como arquetipo del
arte, los artistas no lo repiten de una forma escolástica, sino del propio arte,
(…) es una forma de pensar a través de imágenes…”
William Blake, trae a la luz el interés por los asuntos oníricos y visionarios, los
sueños, pesadillas, fantasías y fantasmagorías, son parte de la producción,
donde la imaginación se libera de la racionalidad. Como un genio del
romanticismo este autor fue también poeta, y admirador de Dante, Milton, la
Biblia: “… los veía como portadores de mensajes divinos…” (Argán, 1983: 11).

Conclusión:

Tal vez se puede plantear al arte en general como pequeñas dialécticas, que
entran en tensión unas con otras; son producto de circunstancias históricas y
también son germen unas de otras.
BIBLIOGRAFIA

Argán, Giulio Carlo, El arte moderno. Del iluminismo a los movimientos


contemporáneos, Valencia,Fernando Torres Editor, 1983

Gombrich, Ernst. H., La Historia del Arte, Londres, Phaidon, 2008, 16º Edición.

Lhote, André; Los Grandes Pintores hablan de su arte, Buenos Aires, Hacehtte,
1958

Romero, Alicia; Emergencia de la estética como Disciplina Autónoma, Buenos


Aires, en www.deartesypasiones.com.ar; 2005

También podría gustarte