Sensacion y Percepcion.
Sensacion y Percepcion.
Sensacion y Percepcion.
20220745
La naturaleza de la sensación.
Toda la información que tenemos acerca del mundo proviene de nuestros sentidos.
Cada sentido tiene sus propias características, pero existen ciertos principios
básicos comunes a todos ellos.
Umbrales Sensoriales.
La energía que alcanza un receptor debe ser suficientemente intensa para tener un
efecto perceptible. La intensidad mínima de energía física requerida para producir
una sensación se denomina umbral absoluto. El Umbral absoluto es la cantidad
mínima de energía que puede ser detectada como estimulación el 50 por ciento de
las veces.
El umbral absoluto para cada uno de nuestros sentidos es notablemente bajo. Los
umbrales absolutos en circunstancias ideales, es decir, en condiciones
extremadamente silenciosas, oscuras, “libres de sabor” o “libres de olor”, son los
siguientes:
• Gusto: 1 gramo (.0356 onzas) de sal de mesa en 500 litros (529 cuartos) de agua.
• Olfato: 1 gota de perfume esparcida en un departamento de tres habitaciones.
• Tacto: el ala de una abeja que caiga sobre la mejilla desde una altura de 1
centímetro (.39 pulgadas).
• Audición: el tic-tac de un reloj a 6 metros (20 pies) de distancia en condiciones muy
silenciosas.
• Visión: la llama de una vela vista a una distancia de 50 kilómetros (30 millas) en
una noche despejada y oscura.
En cada uno de nuestros sentidos, lo que más notamos es el cambio, esto es, el
cambio de la ausencia de estimulación a su presencia, o el cambio de menos a más
estimulación (y viceversa). ¿Cuán fuerte debe ser un sonido antes de que advierta
que ha aumentado su volumen? El cambio más pequeño en la estimulación que se
detecta el 50 por ciento de las veces se denomina umbral diferencial o diferencia
apenas perceptible (dap). Al igual que el umbral absoluto, el umbral diferencial varía
de una persona a otra y de un momento a otro para la misma persona. Y al igual
que los umbrales absolutos, los umbrales diferenciales nos dicen algo acerca de la
flexibilidad de los sistemas sensoriales.
Percepción subliminal.
Percepción Extrasensorial.
Algunas personas afirman tener un poder adicional de percepción que está más allá
de los sentidos normales. Este poder inusual, conocido como percepción
extrasensorial, o PES, se define como “una respuesta a un evento desconocido no
presentado a ninguno de los sentidos conocidos”. La PES se refiere a una variedad
de fenómenos, que incluyen la clarividencia (conciencia de un objeto o evento
desconocido), la telepatía (conocimiento de los pensamientos o sentimientos de
alguien más), y la precognición (conocimiento previo de eventos futuros). La
operación de la PES y otros fenómenos psíquicos es el foco de atención de un
campo de estudio llamado parapsicología.
Todas las sensaciones ocurren como resultado de la misma serie básica de eventos,
pero cada uno de los sistemas sensoriales del cuerpo trabaja de manera un tanto
diferente. Esos sistemas sensoriales individuales contienen células receptoras que
se especializan en convertir un tipo particular de energía en señales nerviosas. El
umbral al que ocurre esta conversión varía de un sistema a otro. Lo mismo sucede
con los mecanismos mediante los cuales los datos sensoriales se procesan, se
codifican y se envían al encéfalo.
Visión.
Para identificar objetos en el ambiente por medio del tacto o el gusto tenemos que
estar en contacto directo; para oler o escuchar cosas podemos estar alejados. Con
la visión podemos percibir el menor detalle de los objetos cercanos, captar amplios
panoramas de campos abiertos y montañas distantes o mirar las estrellas situadas a
cientos de años luz.
El Sistema Visual
Las células receptoras La retina de cada ojo contiene las células receptoras
responsables de la visión. Dichas células sólo son sensibles a una fracción del
espectro de energía electromagnética, el cual incluye a la luz junto con otras
energías. La retina contiene dos tipos de células receptoras, los bastones y los
conos, nombres que obedecen a su forma característica. La retina de cada ojo
contiene alrededor de 120 millones de bastones y 8 millones de conos. Los
bastones responden a diversos grados o intensidades de luz y oscuridad, pero no a
los colores; son los principales responsables de la visión nocturna. Los conos nos
permiten ver colores así como luz y oscuridad. Al operar sobre todo en la luz del día,
los conos son menos sensibles a la luz que los bastones.
Tanto los bastones como los conos se conectan con neuronas especializadas
llamadas células bipolares, las cuales sólo tienen un axón y una dendrita. En la
fóvea, los conos por lo general se conectan con una sola célula bipolar, una especie
de “línea privada” al nervio óptico. En otros lugares, varios bastones y/o conos por lo
regular comparten una sola célula bipolar. Las células receptoras fuera de la fóvea
comparten información, lo que incrementa la sensibilidad a la luz pero reduce los
detalles finos en la señal que va al encéfalo. Como resultado, la visión periférica es
algo borrosa.
La conexión uno a uno entre los conos y las células bipolares en la fóvea permite
una máxima agudeza visual, que se define como la capacidad de distinguir
visualmente los detalles finos.
Del ojo al encéfalo En realidad no “vemos” con nuestros ojos sino con el encéfalo.
Los
mensajes
del ojo
deben
seguir su
camino al
encéfalo
para que
ocurra la
visión.
, las
conexiones entre ojo y encéfalo son bastante intrincadas. Para empezar, los
bastones y los conos se conectan con las células bipolares en muchos números y
combinaciones diferentes. Además, las interneuronas enlazan las células receptoras
entre sí y las células bipolares entre sí. Eventualmente, esas células bipolares se
enganchan con las células ganglionares, a la salida del ojo. Los axones de las
células ganglionares se unen para formar el nervio óptico, que lleva mensajes de
cada ojo al encéfalo.
Después de que abandonan los ojos, las fibras que componen los nervios ópticos se
separan y algunas de ellas cruzan al otro lado de la cabeza en el quiasma óptico. El
quiasma óptico es el punto cercano a la base del encéfalo donde algunas fibras del
nervio óptico de cada ojo cruzan al otro lado del encéfalo. . Las fibras nerviosas del
lado derecho de cada ojo viajan al hemisferio derecho del encéfalo; las del lado
izquierdo de cada ojo viajan al hemisferio izquierdo. De esta forma, la información
visual acerca de cualquier objeto en el campo visual izquierdo, el área a la izquierda
del espectador, irá al hemisferio derecho.
Vision de color
Los seres humanos, al igual que muchos animales (pero no todos) ven el color, al
menos durante el día. La visión de color es sumamente adaptativa para un animal
que necesita saber cuándo está madura la fruta o cómo evitar plantas y bayas
venenosas (que tienden a ser de un tono brillante), al igual que hicieron nuestros
antepasados.
Propiedades del color. Los psicólogos llaman matices a esos diferentes colores, y en
mayor extensión, el matiz que vea depende de la longitud de onda de la luz que
llega a sus ojos. Los psicólogos se refieren a esta viveza o riqueza de un matiz
como su saturación. La brillantez, la cual varía en gran medida de acuerdo con la
fuerza de la luz que entra en sus ojos. El matiz, la saturación y la brillantez son tres
aspectos separados de nuestra experiencia del color. La mayoría de la gente puede
identificar alrededor de 150 matices distintos pero las graduaciones de saturación y
brillantez nos permiten ver muchas variaciones en esos matices.
La teoría tricromática explica cómo combinar los colores primarios para producir
cualquier otro matiz. También da cuenta de algunos tipos de ceguera al color. Las
personas con visión de color normal se denominan tricrómatas. Los tricrómatas
perciben todos los matices combinando los tres colores primarios. Sin embargo,
aproximadamente el 10 por ciento de los hombres y el uno por ciento de las mujeres
muestran alguna forma de ceguera al color. r. Los dicrómatas son ciegos al
rojo-verde o al azul-amarillo. Entre los seres humanos, los monocrómatas, que no
ven ningún color y sólo responden a las sombras de luz y oscuridad, son
sumamente raros. Pero la teoría tricromática no ofrece una explicación adecuada de
todas las experiencias de color.
La teoría del proceso oponente también explica las posimágenes de color, los
miembros de cada par trabajan en oposición entre sí, lo cual explica por qué nunca
vemos un azul amarillento o un verde rojizo.
La Audición.
Teorías de la audición.
De acuerdo con la teoría del lugar, el encéfalo determina la altura tonal advirtiendo
el lugar de la membrana basilar donde el mensaje es más fuerte. Esta teoría afirma
que cualquier onda sonora tiene un punto en la membrana basilar en el que las
vibraciones son más intensas. De esta forma, los sonidos de alta frecuencia
ocasionan la mayor vibración en la base rígida de la membrana basilar; los sonidos
de baja frecuencia resuenan con más fuerza en el extremo opuesto. El encéfalo
detecta la localización de la actividad más intensa de la célula nerviosa y se basa en
esto para determinar la altura tonal de un sonido.
Trastornos Auditivos.
Gusto. Para entender el gusto, debemos distinguirlo primero del sabor. El sabor de
la comida surge de una combinación compleja de gusto y olfato (como se ilustró al
inicio del capítulo). Si se tapa la nariz mientras come, desaparece la mayor parte del
sabor de la comida, aunque todavía reconoce las cualidades básicas del gusto:
dulce, ácido, salado y amargo. En otras palabras, tiene el gusto pero no el sabor.
Recientemente, los investigadores encontraron evidencia de al menos un gusto
adicional, umami, que explica nuestra sensibilidad al glutamato monosódico (GMS)
y las proteínas relacionadas.Las células receptoras para el sentido del gusto se
localizan en las papilas gustativas, la mayoría de las cuales se encuentran en la
punta, los lados y la parte posterior de la lengua. Un adulto tiene alrededor de
10,000 papilas gustativas. Las papilas gustativas están alojadas en las papilas de la
lengua, protuberancias que puede ver si mira su lengua en el espejo. Cada papila
gustativa contiene un grupo de receptores o células gustativas.
Los sentidos vestibulares nos dan señales acerca de nuestra orientación o posición
en el espacio, lo que nos permite saber cuál es la dirección hacia arriba y cuál hacia
abajo. Los impulsos nerviosos de ambos órganos vestibulares viajan al encéfalo a lo
largo del nervio auditivo, pero su destino último en el encéfalo sigue siendo un
misterio. Ciertos mensajes del sistema vestibular van al cerebelo, el cual controla
muchos de los reflejos implicados en el movimiento coordinado. Otros alcanzan las
áreas que regulan los órganos corporales internos, y otros encuentran su camino
hacia el lóbulo parietal de la corteza cerebral para análisis y respuesta.
Sensaciones de movimiento
Quizá cobramos mayor conciencia de nuestros sentidos vestibulares cuando
experimentamos mareos. Ciertos tipos de movimiento, como viajar en barcos,
automóviles, aviones e incluso en camellos y elefantes, desencadenan fuertes
reacciones en algunas personas. Nuestros ojos le dicen al encéfalo que nos
estamos moviendo, pero los órganos del oído interno insisten en que seguimos
sentados. Las siguientes son algunas técnicas para evitar el mareo:
De todos nuestros sentidos, el tacto puede ser el más reconfortante. Al tocar y ser
tocados por otros, superamos, al menos momentáneamente, nuestro aislamiento y
damos y recibimos ternura y atención. El tacto juega un papel crucial en el
desarrollo humano. Hace algunos años, los bebés prematuros eran colocados en
“aislamiento”, alimentados por vía intravenosa y se les tocaba tan poco como fuera
posible por considerar que eran demasiado frágiles para el contacto.
Nuestra piel es en realidad nuestro órgano sensorial más grande. Una persona que
mide 1.80 metros de altura tiene alrededor de 2 metros cuadrados de piel. Además
de protegernos del ambiente, contener los líquidos corporales y regular nuestra
temperatura interna, la piel es un órgano sensorial con numerosos receptores
nerviosos distribuidos en diversas concentraciones a lo largo de su superficie. Las
fibras nerviosas de todos esos receptores viajan al encéfalo a través de dos rutas.
Parte de la información pasa por la médula y el tálamo y de ahí a la corteza
sensorial en el lóbulo parietal del cerebro, que es donde se presume que surgen
nuestras experiencias del tacto. Otra información pasa por el tálamo y luego a la
formación reticular, la cual, como vimos en el capítulo anterior, es responsable de
activar el sistema nervioso o tranquilizarlo.
Dolor
El dolor funge como señal de advertencia, diciéndonos que hemos sido lastimados o
que algo está mal. Demanda nuestra atención y nos impulsa a actuar (Eccleston y
Crombez, 1999). El dolor también nos dice que nuestro cuerpo está luchando e
informa a nuestras defensas cuándo han reaccionado demasiado y les indica
detenerse. La sensación de dolor, tan inoportuna como familiar, es
extraordinariamente compleja. Uno podría suponer una relación directa entre el
daño al cuerpo y el dolor. Pero en algunos casos la herida física no es acompañada
de dolor. En otros casos, la gente siente dolor aun cuando no haya sido herida o
mucho después de que la lesión haya sanado.
Percepción
La constancia de tamaño
depende en parte de la
experiencia (información
acerca del tamaño de los
objetos almacenada en la
memoria) y en parte de las
señales de distancia.
Los objetos familiares
también tienden a ser vistos
con una forma constante,
aunque las imágenes
retinianas que arrojan
cambien al verlos desde
diferentes ángulos (esto se
denomina constancia de
forma). Un plato es percibido
como un círculo incluso cuando está inclinado y la imagen retiniana es oval. Una
puerta rectangular proyectará una imagen rectangular sobre la retina sólo cuando se
vea directamente de frente.
Percepción de distancia y profundidad.
Ilusiones Visuales.
Las ilusiones visuales muestran gráficamente las maneras en que usamos una
variedad de señales sensoriales para crear experiencias perceptuales que pueden
corresponder (o no) con lo que sucede en el mundo real. Al entender cómo somos
engañados al “ver” algo que no está ahí, los psicólogos pueden comprender las
maneras en que los procesos perceptuales operan en el mundo cotidiano y en
circunstancias normales.
Personalidad. Varios
investigadores han demostrado
que nuestra personalidad
individual influye en nuestras
percepciones.