Terencio Insano
Terencio Insano
Terencio Insano
Como Plauto, Terencio adaptó obras griegas de la última época de la comedia ática. Fue
más que un traductor, como han confirmado los descubrimientos modernos de antiguas
obras griegas. Sin embargo, las obras de Terencio utilizan un escenario 'griego' más
convincente en lugar de romanizar la situación: las convenciones de la época impedían
que los sucesos 'frívolos' tuvieran lugar en Roma.
HECYRA
LA HECYRA (LA SUEGRA)
-La suegra, cuyo título original es Hecyra, probablemente sea una de las comedias más
recordadas de Terencio por no haberla podido representar íntegra hasta el tercer intento.
-Se han conservado dos didascalias de esta obra, según las cuales, la obra se representó
por primera vez siendo ediles curules Sexto Julio César y Gneo Cornelio Dolabela.
Según la didascalia transmitida por Α, conocido por códice de Bembino, la obra fue
representada en los Juegos Megalenses, mientras que en la didascalia transmitida por Σ,
conocido como «recensión caliopea», se dice que la obra se representó en los Juegos
Romanos. La primera vez que se representó se hizo sin prólogo. No pudo ser
representada íntegramente la primera vez.
-La segunda vez que se representó la obra fue durante el consulado de Gneo Octavio y
Tito Manlio (año 164 a. C.). Se volvió a representar en los Juegos Fúnebres en honor de
Lucio Emilio Paulo. Repuesta por tercera vez siendo ediles curules Quinto Fulvio y
Lucio Marcio (160 a. C.). Según ambas didascalias, la música la compuso Flaco, un
esclavo de Claudio. La comedia fue interpretada con flautas iguales.
-Se cree que esta obra loca sigue el modelo griego de La Suegrita. Una obra de
Apolodoro de Caristo. El problema está en que la obra de Apolodoro se ha perdido y,
por tanto, no se puede decir hasta qué punto Terencio fue original o no.
-El lugar en el que transcurre la acción es una calle de Atenas.
Argumento (Historia)
Inicia cuando el esclavo Parmenón explica su situación a dos amigas, la cortesana
Filotis y la anciana Sira. Su joven amo, Pánfilo, muy enamorado de la cortesana
Báquide, cediendo a los ruegos de su padre Laques, ha renunciado a ser su “protector”
para casarse con Filúmena, hija de una vecina. Fiel a su primer amor, Pánfilo se abstiene
de consumar su matrimonio, con la esperanza de que Filúmena, cansada de su
desprecio, tome la iniciativa y deshaga la unión; pero, en vista de la paciencia y del
tacto de la mujer y de la brusquedad con la que lo trata Báquide, celosa, Pánfilo se
aparta de esta y se enamora de su mujer. Mientras tanto ha muerto un pariente lejano y
el joven tiene que emprender un largo viaje para cobrar la herencia. En su ausencia,
Filúmena vive sola con Sóstrata, la madre de Pánfilo, ya que Laques estaba en el campo
trabajando; suegra y nuera han vivido en armonía, hasta que un día Filúmena vuelve a
casa de sus padres. La razón es que fue violada dos meses antes de casarse y está
embarazada. Protegida por su madre, la joven decide deshacerse de la niña, pero
Pánfilo, volviendo de su viaje, para en casa de sus suegros en ese mismo momento y
huye indignado, al comprender que la recién nacida no puede ser suya. Mirrina le
suplica que no descubra la infidelidad de su esposa, incluso propone anular el
matrimonio. Esta es la resolución que toma Pánfilo, ligado a su mujer, pero a la vez
rechaza ser el segundo plato de Filúmena. Laques y Fidipo, los padres de la pareja, no
comprenden la resistencia de Pánfilo, que se excusa con el respeto debido a su madre,
pero aun así Sóstrata decide retirarse al campo para no interponerse en la reconciliación
de la pareja. Pánfilo persiste en la negativa, que, a pesar de estar entre acorralado entre
los dos ancianos, comienza a dudar y parece inclinarse interiormente hacia lo que le
pide el corazón. Pero Fidipo descubre el parto, salva a la criatura antes de que sea
abandonada y mientras él y Laques, convencidos de que es hija de Pánfilo, lo van
presionando cada vez más, este se siente firmemente convencido de que debe romper el
matrimonio, que le obligaría a adoptar la hija de un desconocido. Los dos ancianos ya
no ven otra explicación a su negativa que su viejo amor por Báquide, y Mirrina les hace
creer más en esta sospecha. Los ancianos deciden alejar a Báquide de Pánfilo.
Finalmente Báquide asegura al viejo Laques que no ha vuelto a ver a Pánfilo desde su
boda. Este la convence de que vaya a ver a Mirrina y Filúmena y las convenza de no
disolver el matrimonio. ASí lo hace y éstas reconocen en su dedo un anillo que el
violador le robó a Filúmena. Báquide recuerda se lo dio Pánfilo y así se descubre que es
el verdadero padre de la criatura, y se descarta el divorcio
Pánfilo: el joven marido indeciso, obstinado, enamorado y, a la vez, rencoroso. Celoso del
bienestar de su mujer pero incapaz de soportar la ofensa y perdonarla. Se le puede
considerar el «típico» joven de Terencio, caracterizado por el respeto a los padres.
Matronas (Sóstrata y Mírrima): las matronas terecianas se caracterizan por ser mujeres
buenas, virtuosas y comprensivas. En esta obra la matrona Sóstrata está dispuesta a
hacer cualquier cosa con el fin de no perjudicar a su hijo y a la familia, soportando las
injustificadas acusaciones.
Filúmena: que en ningún momento sale a escena, es una sacrificada esposa que soporta
los desprecios del marido, consiguiendo que se enamore de ella.
Ancianos (Laques y Fidipo): preocupados el bienestar de sus hijos y respetuosos, pero,
a la vez, ridículos o grotescos.
Báquide: cortesana. Es una mujer noble, en ningún momento es malvada. Es una mujer
que va más allá de estar resentida con Pánfilo por haberla abandonado, e incluso le ayuda
y salva su matrimonio yendo a hablar con su esposa y la madre de esta.
Parmenón: esclavo, cuya función en esta obra es la de hacer una exposición. En muchos
momentos se le manda fuera de la escena para que no se percate de nada.
Filotis: cortesana
Sira: anciana.
Sosias: esclavo.
Una frase en la comedia Hecyra de su colaborador musical Flaco es lo único que queda de
toda la música romana antigua.