Los Mandamientos

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Catequesis: Confirmacion

Grupo: los grandes Hijos de Dios

Los mandamientos
Los Diez Mandamientos o Decálogo son las «diez palabras» que recogen la Ley dada por
Dios al pueblo de Israel durante la Alianza hecha por medio de Moisés. El Decálogo, al
presentar los mandamientos del amor a Dios y al prójimo, traza, para el pueblo elegido y
para cada uno en particular, el camino de una vida liberada de la esclavitud del pecado.

Primer mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las


cosas
El primer mandamiento es una declaración fundamental en la Biblia que establece la
importancia de nuestra relación personal con Dios. Según el libro de Éxodo 20:2-3, dice:
"Yo soy el Eterno tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No
tendrás dioses ajenos delante de mí.
Este mandamiento enfatiza la suprema importancia de amar a Dios con todo nuestro
corazón, alma y mente (Mateo 22:34-38; Deuteronomio 6:5). Este es el compromiso más
importante que podemos hacer en toda nuestra vida: establecer, cultivar y mantener una
relación personal con Dios.
El primer mandamiento nos advierte que no aceptemos una religión o filosofía que enseñe
que nuestra vida y bienestar se originan o dependen de algo que no sea el Dios verdadero.
No hay más que un solo Dios, y fuera de él no hay otra fuente de vida y bendiciones.
La base de nuestra relación con Dios es que Él es nuestro Creador. Todo lo que somos y
todo lo que poseemos proviene de Dios. La única fuente confiable de seguridad, ahora y en
el futuro, es la relación que tengamos con nuestro Creador así como la prohibición del
politeísmo.

Segundo mandamiento: No Tomarás el nombre de Dios


en vano.
El segundo mandamiento, según Éxodo 20:4-6, dice: "No te harás ningún ídolo, ni
semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás. Porque Yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios
celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen, y muestro misericordia a millares, a los que me aman
y guardan Mis mandamientos.”
Este mandamiento tiene como objetivo evitar la adoración falsa al Dios verdadero. Prohíbe
el culto del verdadero Dios mediante imágenes o semejanzas. El Dios invisible demanda
permanecer no visible para que no se le rinda una adoración distorsionada. Una imagen de
Dios hecha por manos humanas reduce Su gloria y conduce a una adoración que no le rinde
el honor que Él merece.
Además, este mandamiento nos enseña que Dios se dio a conocer, se hizo visible en Jesús,
quien es la imagen del Dios invisible (Col 1:15) y a Él debemos adorar (Heb 1:3, 6). Por un
lado, no debemos hacernos imágenes de Dios y, por otro lado, Dios mismo ha revelado Su
imagen en Cristo.
En resumen, el segundo mandamiento busca cultivar en nosotros el conocimiento de cómo
adorar a Dios. Entre más lo conozcamos más lo amaremos, lo que nos permitirá mantener
nuestro corazón lejos del pecado. Es un recordatorio constante de que debemos evitar
cualquier cosa que pueda interponerse entre nosotros y nuestro Creador.

Tercer mandamiento: Santificarás las Fiestas


El tercer mandamiento de la Ley de Dios es: "Santificarás las fiestas". Este mandamiento
tiene un significado profundo y abarca varios aspectos de nuestra vida espiritual y práctica.
Santificar las Fiestas: Santificar las fiestas significa dedicar tiempo especial a Dios1. Esto
se logra principalmente asistiendo a la Misa completa y evitando el trabajo innecesario. El
día más grande del año es el domingo de la Resurrección del Señor, y todos los domingos
son una conmemoración de este gran día de Pascua.
El Domingo: En el Antiguo Testamento, el día de fiesta era el sábado, pero los Apóstoles
lo trasladaron al domingo porque en este día resucitó Nuestro Señor. Los cristianos se
reúnen los domingos para celebrar la Eucaristía.
Obligación de Asistir a Misa: Todos los bautizados que han cumplido los siete años y
tienen uso de razón están obligados a asistir a Misa completa los días de precepto. Aquellos
que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave.
Presencia Física y Mental: Además de la presencia física, es necesario estar presente
también mentalmente, es decir, prestando atención. Una distracción voluntaria puede ser
pecado, si es prolongada. Las distracciones involuntarias no son pecado.
Cumplimiento del Precepto: El precepto de oír Misa puede cumplirse el sábado por la
tarde, así como en las vísperas de las demás fiestas de precepto. Cuando hay dos fiestas de
precepto seguidas, hay que oír Misa por cada día, en las horas oportunas.
En resumen, el tercer mandamiento nos llama a dedicar tiempo especial a Dios,
principalmente asistiendo a la Misa completa en los días designados y evitando el trabajo
innecesario. Nos recuerda la importancia de estar presentes tanto física como mentalmente
durante la Misa y nos advierte sobre las consecuencias de faltar deliberadamente a esta
obligación.

Cuarto mandamiento: Honraras a tu Padre y a tu Madre


El cuarto mandamiento de la Ley de Dios es: "Honra a tu padre y a tu madre". Este
mandamiento tiene un significado profundo y abarca varios aspectos de nuestra vida
espiritual y práctica.
Honrar a los Padres: Honrar a los padres significa amarlos, respetarlos, teniendo cuidado
de no causarles dolor y ser agradecidos por todo el amor que nos han dado. Este
mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres.
Relaciones de Parentesco: Se refiere también a las relaciones de parentesco con los demás
miembros del grupo familiar. Asimismo, se extiende a los deberes de los alumnos con los
maestros, de los empleados con los jefes, de los ciudadanos con su patria.
Deberes de Autoridad: Este mandamiento implica y sobreentiende también los deberes de
los padres y de todos los que ejercen una autoridad sobre otros. Los padres tienen el deber
de amar, alimentar y mantener a sus hijos, proveer a su educación religiosa y civil, darles
buen ejemplo, alejarlos de las ocasiones de pecado, corregirlos de sus defectos y ayudarlos
a abrazar el estado a que Dios los llama.
Respeto y Gratitud: Los hijos han de respetar y honrar a sus padres, procurar darles
alegrías, rezar por ellos y corresponder lealmente a su amor hacia los hijos. Según se puede
leer en el Catecismo, "el respeto a los padres está hecho de gratitud para quienes, mediante
el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al mundo y les han ayudado a
crecer en edad, en sabiduría y en gracia".
En resumen, el cuarto mandamiento nos llama a honrar a nuestros padres y a todas las
figuras de autoridad en nuestras vidas. Nos recuerda la importancia del respeto y la gratitud
hacia aquellos que nos han dado vida y nos han criado.

Quinto Mandamiento: No Matarás


El quinto mandamiento de la Ley de Dios es: "No matarás". Este mandamiento tiene un
significado profundo y abarca varios aspectos de nuestra vida espiritual y práctica.
Santidad de la Vida Humana: La vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto
de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador.
El hombre está destinado a conocer y amar eternamente a Dios, y su vida es sagrada.
Prohibición de Matar: Este mandamiento prohíbe matar, golpear, herir o hacer cualquier
daño injusto a uno mismo y al prójimo en el cuerpo, ya por sí, ya por otros. También
prohíbe agraviarle con palabras injuriosas o quererle mal. En este mandamiento se prohíbe
igualmente darse a sí mismo la muerte (suicidio).
Respeto y Amor Hacia la Persona: El mandamiento de salvaguardar la vida del hombre
tiene su aspecto más profundo en la exigencia de la veneración y amor hacia la persona y su
vida. La misericordia y el perdón son propios de Dios; y en la vida de los hijos de Dios
también debe estar presente la misericordia.
Protección de la Vida: Dios se manifiesta siempre como protector de la vida: incluso de la
de Caín, después de haber matado a su hermano Abel; sangre de su sangre, imagen de todo
homicidio. Nadie debe tomarse la justicia por su mano, y nadie puede abrogarse el derecho
de disponer de la vida del prójimo.
En resumen, el quinto mandamiento nos llama a respetar todas las vidas humanas. Nos
recuerda que cada vida humana es sagrada y nos advierte sobre las consecuencias de tomar
una vida o causar daño a uno mismo o a los demás.

Conclusión
Los primeros 5 mandamientos nos hablan del amor a Dios(primeros 4) y el amor a los
demás(el quinto), lo que nos lleva a deducir que los primeros 5 mandamientos de la ley de
Dios son para conocerlo y entablar una cálida relación con el creador a través de la ley que
él nos mandó con Moisés, por lo tanto, son el camino para adorar a Dios y amar a la
creación de Dios, tal como él nos ordena.

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